Yamato llegó a casa de nuevo, aparcando el coche sin tener mucho cuidado de cómo lo dejaba a sabiendas de que se iban a ir en nada. Dejó cerrada la puerta antes de echar a andar hacia la puerta de entrada, metiendo las llaves en la cerradura, dejándolas en el mueble de la entrada para ir a buscar a Sora.

- Soy yo – alzó el tono para no asustarla con el ruido, caminando hacia la habitación.

Avanzó por el pasillo, agachándose por el camino para recoger uno de los juguetes de Aiko que habían quedado en el suelo, riéndose al hacerlo y llegando a la habitación de ambos, viendo que estaba la puerta del baño abierta.

- ¿Sora?

- ¿Ya has vuelto? – le dijo la pelirroja saliendo finalmente del baño donde había estado terminando de peinarse-. Qué pronto te han soltado…

Se giró para poder observarla, dándose cuenta de que ya estaba vestida también. Entendió por fin lo que ella le había dicho un rato antes sobre que iban a decir que iban a juego al ver el vestido azul de ella. Sonrió inmediatamente.

- Hazme un favor, anda – le dijo caminando hasta él, girándose-. Súbeme la cremallera, ¿quieres?

Asintió automáticamente para poder hacer lo que le pedía, no dejándola escaparse al posar sus manos en su cintura, llevándolas hacia delante para dejarlas en torno a ella. Le gustaba cuando ella se vestía de ese color de azul. Al contrario de lo que le pasaba cuando se vestía de verde, color con el que consideraba que estaba especialmente favorecida, con ese tono de azul eran otro tipo de pensamientos lo que le despertaba. No podía evitar que se le viniera a la cabeza cuando ella había ido a buscarlo aquella Navidad años atrás.

- Estás preciosa – le murmuró al oído antes de dejar un beso en su cuello-. Realmente preciosa.

Pudo ver como ella sonreía, mientras que posaba sus manos encima de las de él apoyando así todo su peso en él, aprovechando el momento para tener algo de atención por su parte. Había hecho el vestido con toda la intención de que a él le gustara, eso no lo iba a negar, por eso le gustaba también escucharlo.

- Este es diseño exclusivo mío…

- Tampoco se lo quiero ver a otra puesto – le dijo sin levantar demasiado el tono dada la situación.

- Anda… No me distraigas que no podemos llegar tarde – le dijo antes de intentar girarse hacia él consiguiéndola cuando aflojó su agarre-. Solo tengo que coger el bolso y podemos irnos.

- ¿Yo te distraigo? – le dijo son una de sus sonrisas ladeadas-. ¿Todavía me acusas a mí de distraerte?

- Sí – se rió ligeramente-. Anda, suéltame que tengo hambre ya…

- ¿Te traigo un zumo? – ofreció cuando por fin la soltaba no sin antes dejar un beso en su frente.

- Pues… Sí, así entre que llegamos y empezamos a comer aguanto mejor – asintió-. Muchas gracias…

- Muchas gracias dice…

Negando con la cabeza hizo lo que le había ofrecido yéndose hacia la cocina para poder dejarla que terminara de arreglarles. No tardó en verla seguir sus pasos, dejándole entonces el vaso encima de la encimera para que pudiera beber tranquilamente.

- ¿De qué es?

- Pues… del que tienes abierto – contestó mientras que volvía a dejarlo en su sitio-. De verdad te digo que esto es para apuntarlo en los libros de historia. Creo que nunca te he visto comer más frutas y verduras que en estos meses.

- Oye que yo siempre he comido de todo…

- Ya pero en sus cantidades justas. Que si te tengo que dar a elegir… Ahora lo mismo eres tú la que me pide las espinacas.

Pudo ver como la pelirroja se reía antes de llevarse el vaso a los labios, terminándose de un par de tragos antes de dejarlo en su sitio para más tarde y así poder salir de una vez de casa. Llevaba con ella un abrigo fino para que no le diera demasiado calor, yendo a por sus zapatos, los cuales había dejado a la puerta para no dar vueltas.

- ¿Has visto? – levantó la muñeca para que viera la pulsera que él le había regalado tiempo atrás cuando la había acompañado a un evento de moda por primera vez.

- Hacía tiempo que no te lo veía – le dijo dándose cuenta perfectamente.

Porque para que no se vea no me merece la pena ponérmelo, pero hoy me pareció un buen momento – habló mientras que se terminaba de calzar tambien, esperando ya entonces a que fuera junto a ella para poder salir de una vez de casa.

- ¿También tengo que llevarte a sitios bonitos para que te pongas lo que te regalo? – le dijo riéndose al llegar junto a ella.

- Bueno, yo no te lo voy a quitar… Pero el drama ahora viene porque llevo todo el invierno escondida dentro del jersey – le dijo divertida antes de esperar para poder salir.


Mai se quedó mirando hacia la entrada del hotel en el que estaba el restaurante. Había llegado hacía unos minutos con Arata y ahora estaba completamente distraída. No podía creer lo que estaba viendo. En la parte de fuera estaba Takao y no estaba solo.

- Vamos a ver, Mai – le dijo Arata, divertido- digo yo que el pobre tendrá derecho a venir con alguien.

- Pero… Es Takao. No lo he visto con nadie que no sea Katsu nunca.

- Pues ya le iría tocando – le dijo riéndose.

- Pero… ¿cómo la ha engañado?

- Yo más bien me preocuparía porque el pobre se haya atrevido a traerla a la comida y se la vayáis a asustar.

- ¿Yo? ¿A quién voy a asustar yo?

- A mucha gente – riéndose alargó el brazo hacia ella acercándosela-. Mira, ahí vienen Yamato y Sora – se los señaló con la cabeza para que se girase y poder verlos llegar desde el ascensor que comunicaba con el garaje.

- ¡Eh! – reclamó la atención del rubio-. ¿Tú has visto eso? – fue su saludo.

Yamato arqueó las cejas, sin entender de lo que podía estar hablando, cruzando una mirada con Arata, el cual sin más se rio por lo bajo sin decir más por el momento. No necesitó mucho tiempo antes de darse cuenta de que la piloto estaba mirando hacia el exterior viendo a Takao acompañado.

- No fastidies… - dijo sorprendido.

- ¿Qué? – preguntó Sora confusa, mirando hacia los lados.

- Si es que lo escuché hablando por teléfono el otro día…

- ¿Cuándo?

- Pues… - se quedó pensativo, aun pendiente de lo que estaba viendo.

- ¿Ese no es Takao? – volvió a hablar la pelirroja-. ¿Y está con alguien?

- ¿¡Ves!? – dijo Mai dándole un leve codazo a su marido-. Que ella es la última en conocerlo y mira cómo también está poniendo cara rara… ¿Y tú cómo es que no me dijiste que lo habías escuchado hablando por teléfono?

- Porque fue el día que te ascendieron y echaste a correr por el pasillo como una loca – contestó por fin-. Pero mira, ahí vienen…

- Oye, de verdad, que seguro que la pobre ya tiene bastante con haberse dejando engañar para venir, ¿queréis dejar de mirarla tan descaradamente? - Arata intentó no reírse, dándose cuenta de que Sora también los estaba mirando con cara de susto-. Oye, ¿la última vez que te vimos no se te notaba tanto, no?

Sus palabras surtieron efecto, atrayendo hacia él la atención de la pareja. Sora no pudo más que sonreír, posando la mano sobre la falda del vestido para poder ajustarla algo más a ella y que se le notara más.

- Sí, el pequeño está creciendo a un buen ritmo. Ahora estoy con el drama de que mucha comida me da asco de repente, pero… Tengo a alguien a mano que no tiene mucho problema en conseguirme otra cosa – sonrió-. También creo que es el vestido que hace que se note algo más.

- Y eso sin duda no es nada malo – la voz de Shiori sonó al lado de ellos sin que se hubieran dado cuenta de que tanto ella como Hideki acababan de llegar.

- Por supuesto que no – la pelirroja amplió más su sonrisa antes de dar un par de pasos hacia atrás para poder dejar que el resto de recién llegados se incorporasen al grupo, fijándose en que Katsu también se acercaba.

- ¿Takao has venido acompañado? – sin darse cuenta de que lo estaba diciendo en voz alta, Hideki se quedó mirando para él sorprendido, consiguiente que Mai se echara a reír.


Yamato se quedó distraído observando a Sora mientras que ella se sentaba, habiéndose quedado así detrás de su silla tras empeñarse en ayudarla a sentarse. En parte distraído por la conversación que estaban teniendo de fondo y en parte también observándola sin más. Sonrió ligeramente cuando volvió a la realidad, tomando asiento a su lado.

- ¿Tienes hambre ya o con el zumo te has arreglado?

- Estoy bien – le dijo girando la cabeza hacia él para sonreír ligeramente-. Aunque no te digo yo que no vayan a desaparecer los panecillos de la mesa…

- No creo que nadie se vaya a sorprender – contestó divertido tras haberse acercado algo a ella para tener algo más de confidencialidad en su conversación-. Te dejo coger el mío, pero ya vas pensando cómo me vas a compensar más tarde…

- Algo se me ocurrirá – le sonrió-. Ah, por cierto, tenemos que acordarnos de cogerle a la chiquitina algo, aunque sea un postre para llevar. ¿Aquí tendrán para llevar?

- Sí, yo creo que sí. Cogemos para ella y los digimon, no te preocupes – asintió-. Y para mis padres.

- ¿Tus padres? ¿Estaba ya Hiroaki?

- Hombre, pues claro… - se empezó a reír por lo bajo antes de tener que girarse hacia los demás al escuchar a Mai.

La piloto había tomado asiento al lado de Arata, todavía mirando hacia Takao y Kyo, tras haber conseguido que se la presentara.

- Perdona porque no deje de vigilarte – le dijo a ella directamente -. Pero es que es la primera vez que viene con alguien y de verdad que yo cuando nos pasó esto con Yamato yo ya pensaba haberlo visto todo en esta vida.

- Mai, se supone que has viajado a Marte dos veces y lo que más te llama la atención es que yo haya venido acompañado hoy. ¿Y de verdad te extraña que no os hubiera contado nada?

- Pues con el acoso y derribo que nos estabais haciendo a nosotros dos cuando estábamos en Tanegashima que hasta Hideki se ponía creativo para venir a vigilarnos… - le dijo Yamato.

- Hideki es el peor de todos. Se hace el serio y luego nos la lía a todos, vamos a ver, que parece mentira que no te hayas dado cuenta todavía – le contestó Katsu viendo como el aludido se estaba riendo por lo bajo.

- Di lo que quieras, pero aquí el traidor ahora mismo seguro que eres tú, porque seguramente que sabías algo…

- Pues… Si contesto a eso de una manera Mai me va a tirar algo a la cabeza y si lo contesto de otra el que me lo tira es Takao así que yo creo que mejor me pongo a mirar la carta y me quedo en territorio neutral.

- No te asustes Kyo, es solo que nos extraña demasiado verlo con alguien. Pero tampoco es tan terrible de aguantar – acabó por intervenir el general-. Así que venga, dejad a la pobre chica en paz de una vez.

- Y yo pensando que después de que Yamato engañara a Sora para hacerle caso ya lo había visto todo… - dijo Mai de nuevo antes de dejar que el camarero le dejara la carta delante de ella consiguiendo que los demás se rieran.

- A lo mejor voy a tener que buscarme otra madrina para el bebé… - intentando fingir seriedad, contestó el rubio así a las palabras de ella.