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AUTENTICOS MOTIVOS

Las dos especies de golems quedaron fijas, mirandose con unas expresiones de rencor que indicaban que tenían un conflicto que llevaba tiempo sucediendose. Y ahora que se encontraban de vuelta, era evidente que su confrontación llego a su limite.

-Llevaba tiempo sin verte Rocamauro -le dijo vacilante Magmus.

-Yo no -contesto Rocamauro, tergiversando su discurso.

Asintio como complacido por ver que le seguia odiando.

-Veo que te haz hecho unos nuevos amigos -indico, fijando la mirada en los dos dragones que habían al lado suyo.

-Lo son, y han venido aqui a detener a tu ejercito, y para devolverte adonde perteneces -le aviso reprochadamente.

-¡Si! -vociferaron todos los golems mutuamente.

Magmus frunció indignado el ceño.

-Veo que aún sigues creyendote que este lugar te pertenece, pero ambos sabemos que solamente hay una forma de dejar clara la posicion del otro, ¿no te parece?

-Basta de juegos Magmus, este lugar nunca fue vuestro, siempre fue de nosotros los golems, vosotros nos lo quitasteis porque creaís que habiaís nacido del volcan, pero no es así. Vosotros nacisteis de la magia oscura, la misma magia oscura por la cual tuvimos que huir del exterior -le explicó justificando su existencia y los motivos tan inequivocos por los cuales se habían creado ese argumento.

-Puede que hayamos nacido de la magia oscura, pero eso no implica que tengamos que ser ignorados como monstruos. Pudimos haber trabajado juntos en una forma de proteger a nuestras familias, pero en vez nos mirasteis con recelo porque no podiais soportar que estuviesemos hechos de lava y eso os mataba. Por eso mismo nos echasteís al otro lado del volcan donde apenas podemos vivir tranquilamente -le recrimino echandole en cara que él también un poco de culpa por haberles expulsado.

Ahí en ese momento Spyro empezo a tener una cierta idea de lo que ocurría.

-Eso es cierto, quería encontrar una manera de vivir pacificamente, pero vuestras intenciones eran hostiles, queríais quedaros con gran parte del volcan y dejarnos vivir en la oscuridad. De ningúna modo iba yo a aceptar eso.

-Y yo tampoco iba a aceptar que os aprovechaseis de la lava del volcan -indico cambiando su tono a uno amenazante.

Los dos se miraron en señal de desacuerdo.

-¿Que quieres hacer Rocamauro? Vamos a seguir peleando, o te rendiras y admitiras que eres el culpable de haber expulsado tontamente a toda una especie.

-Yo no pienso admitir nada -acoto estrictamente.

-Entonces no me dejas otra, destruire este lugar, y luego me ocupare de desarmar el tuyo hasta que solamente sea un vasto de cenizas -decreto alzando el puño en señal de jurarle la guerra. Se dio la vuelta y se marcho desapareciendo en las sombras.

Rocamauro se enfureció apretando fuertemente sus dientes de roca.

-¿Adonde se ha ido? -se cuestiono Spyro.

-A reunir a sus tropas, va a enviar a toda su gente aqui -declaro, esbozo una mirada que señalaba que sabía que ahora venía lo peor.

Se dio la vuelta hacía sus compañeros golems y les dijo:

-Soldados, reagrupaos, aún tenemos trabajo por hacer -les ordeno autoritariamente.

Juntaron los puños contra sus pechos en señal de estar acuerdo.

Todos los grupos de golems se pusieron a ayudars a los que estaban desvalidos mientras se ocupaban de recoger cada trozo de roca que habían usado para golpear a los magmagolems, se notaban que estaban todos decididos a continuar la batalla.

Spyro se le acerco queriendo hablar con él.

-Rocamauro, ¿es cierto lo que ha dicho? -le pregunto.

-Claro que no, Magmus es un loco obsesionado con el poder, por eso mismo nos echo a todos nosotros la primera vez -le aclaro reprochadamente.

-Pues a mi me parece que en algo si tiene razón -menciono Cynder.

-¿A que te refieres? -cuestiono su comentario.

-Él dice que antes solisteis trabajar juntos, pero despreciabais a su gente porque no podaís soportar que estuviesen hechos de lava y les tratasteís mal por eso -le argumento justificando que al final los dos eran los verdaderos culpables de este conflicto.

Rocamauro bajo la cabeza disgustado, asintio resoplando forzosamente.

-¿Que ocurrió exactamente Rocamauro? -le pregunto Spyro con tono soez, quería resolver esto antes de que empeorasen las cosas.

-Cuando conoci a Magmus, ambos teníamos buenas ideas para reconstruir este volcan y hacer de este lugar un hogar, pero no nos poníamos de acuerdo sobre quien se quedaría a vivir en el volcan, no había sitio para todos, y al final tras varias discusiones decidimos que lo mejor era enfrentarnos para decidir quien viviria.

-Y vosotros perdisteís, ¿nó? -recalcó Cynder.

-Perdimos y nos echaron por la fuerza, pero pudimos recuperar el volcan, y gracias a eso ahora hemos construido todo esto -añadio señalando que después de que hubiesen ganado la batalla, ya no le importo nada quien tuvo la razón o no.

-¿Los molekins lo saben? -recató Spyro.

-Les dijimos que eran unos seres conflictivos con los que algúna vez intentamos de razonar con ellos, pero nunca llegamos a un acuerdo y por eso mismo se inicio este conflicto. Y como echamos a los magmagolems al lugar más alejado jamas pudieron descubrir la verdad de sus bocas. Y jamas lo haran -acotó dispuesto a seguir imponiendo esa mentira como si no le importase en absoluto solucionar el asunto.

-Pues ahora tendran que hacerlo -repercutó Cynder-. Esta mentira ha durado demasiado tiempo, debes contarle la Madre Superiora de lo que sucedió antes de que perdaís vuestra relación con ellos. Y tu mismo dijiste que eso supondría un problema.

Volvió a resoplar angustiado.

-He cometido demasiados errores, pero este es uno que pienso seguir cometiendo ya que eso ha salvado la vida de toda mi especie -declaro, con eso demostraba que le gustaba seguir ocultando esta verdad tan conflictiva.

Ambos dragones se miraron angustiados al ver que si Rocamauro no contaba la verdad, se produciria un desastre mucho mayor que él habían visto.

-Señor, los molekins estan viniendo -le aviso un lugarteniente golem.

-Bien -dijo aliviado.

-¿Los molekins? ¿Se refiere a los guardias? -pregunto desconcertado Spyro.

-Así es, les hemos pedido a los molekins que traigan nuestro equipo de agua.

-¿Equipo de agua? -recató Cynder estando igual de desconcertada.

-Desde que los molekins nos ayudaron atacandoles con agua, nos hemos pasado los ultimos mil años preparando un equipamiento de armas rellenas de agua que nos sirven para derretir a esos magmagolems. Hoy vamos a poder usarlos -les explicó poniendo un tono orgulloso que indicaba que le entusiasmaba la idea.

Al cabo de un minuto apareció un equipo de obreros molekins que traía consigo unos carros que contenían lo que parecían ser unas capsulas con agua. Se los fueron pasando a todos los golems, les ataron un chaleco a la espalda que se enganchaba por medio de un cinturon de plomo y luego les enganchaban por detras las capsulas que estaban conectadas a unos fusiles con la punta redondeada como si fuese una manguera.

Spyro y Cynder miraron aturdidos como los obreros a pesar de no ser soldados les estaban ayudando a los golems en plena guerra, jamas hubiesen imaginado que unos seres tan pequeños y vulnerables como los molekins en comparación con los mabus pudiesen dar mas ayuda de la que creían.

De pronto el joven dragon purpura se fijo en que uno de los molekins era conocido.

-Diggs -le llamo.

El joven molekin le reconoció.

-Spyro -vocifero alegrado al verle.

Ambos se acercaron dandose un abrazo de cortesia.

-¿Como te encuentras? -le pregunto amistosamente.

-Bastante bien. Bueno... un poco asustado debido a que los magmagolems han entrado y ahora estan atacando a todo el mundo -comento nerviosamente, se notaba que estaba intentando de fingir su miedo y su preocupación ante esta alarmante situación.

-Lo se, pero no te preocupes, Cynder y yo les enfrentaremos -le confirmo dandole una palmada en el hombro-. Hace un momento acabamos de derrigar a magmacoloso.

-¿Un magmacoloso?

-Una bestia gigante de lava -le comento Cynder.

Diggs se quedo sin palabras al oír eso.

-¿Eso existe?

-Existe, es bastante grande -espeto vacilante.

-También hemos visto a su rey -añadio Spyro.

-¿En serio? ¿Habeís visto a Magmus? ¿Como es?

-Bastante malevolo -dijo Cynder, con ironia.

Diggs se paso la mano por la cabeza absorto al oír eso.

-Siempre me hice de que algún dia vendría y nos destruiria a todos, y miralo ahora -señalo nerviosamente a todos los desperfectos que había a su alrededor.

-Diggs, calmate -le consolo Spyro queriendo que se calmara, estaba atolondrado.

El joven molekin respiro profundamente.

-Nunca antes le había sucedido esto al volcan.

-Lo se, por eso mismo vamos a frenar esto antes de que empeore.

Meneo entusiasmado con la cabeza.

-Por cierto, ¿donde esta tu amigo Hatterson? -le pregunto, cerciorandose de que no estaba el cinico de su amigo con el que disputía por todo.

-Esta atendiendo a unos cuantos heridos, ¿y tu hermano y tu equipo?

-Lo mismo, en un lugar seguro alejado de todo esto.

-Menos mal, con lo pequeño que es tu hermano, no sería que le harían esos magmagolems -opino soltandolo como si fuese una incredula anecdota.

Spyro volvió a temerse lo peor al oír eso.

-Lo decía en broma -se disculpo avergonzado por ese comentario.

-Lo se, es solo que... -no encontraba la manera adecuada de decir todo lo que se le pasaba por la cabeza-. Estan sucediendome demasiadas cosas.

Cynder pudo comprobar que algo le carcomía la cabeza, y tenía que ver con Sparx.

De pronto se formo un enorme jaleo que provenía de los golems, todos estaban quejandose como si estuviese ocurriendo algo tan malo que les mosqueaba.

-¿Y ahora que pasa? -se cuestiono Spyro.

-Rocamauro -le llamo Cynder. El golem armado con el equipo de agua se acerco-. ¿Que es lo que sucede ahora?

-Nos han informado de que los magmagolems se dirigen a los pisos superiores, al Salon Real -declaro euforicamente.

-Ahí es donde se encuentra la Madre Superiora -aclaro Diggs, aterrado.

-Si llegan a esa sala encontraran las escrituras secretas -objetó Spyro, reconocía perfectamente que esa era ahora su nueva prioridad.

Miro a Cynder asumiendo que ella pensaba igual de él, esbozo una vaga mirada que indicaba que no tenía ganas de salvar a esa mujer, pero después de haber entablado una cierta amistad con aquellos niños, no podía romperles el corazon sabiendo que dejo morir a la mujer que gobernaba en su hogar.

Esbozo una expresión que indicaba que tenía ganas de pelear.

-Iremos contigo Rocamauro -le aviso Spyro.

Se marcharon con el golem, pero este de pronto les detuvo.

-Ella no -gruño.

-¿Por que no? -protesto Cynder.

-No confio en ella después de lo que ha hecho.

-¿Que he hecho?

-¿Que ha hecho? -terció Diggs, confundido ante el asunto.

-¿No te has enterado de nada? -le reprocho al joven molekin-. Hace cosa de una hora se volvió loca y por poco destruye toda la ciudad. Por su culpa ha creado una grieta en la pared que es lo que ha permitido que se metan los magmagolems aqui.

Cynder quedo atonita con la boca abierta al oír eso.

Spyro se llevo la mano a la cabeza, esperaba que no se lo hubiese dicho.

-¿Es eso cierto? -le pregunto Diggs.

Cynder no sabía que contestar, estaba sin palabras.

-No recuerdo nada de eso -dijo, asombrada, dirigió la mirada hacía el joven dragon purpura esperando que él confirmase esa revelación.

Él también se quedo sin saber que responderle. Pero su mirada de tristeza y vergüenza fue lo suficientemente creible para reconocer que tenía razón.

-Lo sabías -le dijo, enfurruñada.

-Lo siento, no quería decirtelo, pero...

Le dio una bofetada en la cara que no se la espero.

-Ala -exclamo Diggs sorprendido.

Spyro bajo la cabeza apenado, pero luego asomo la cabeza observando la mirada de disgusto y decepción de Cynder por haberle mentido.

-¿Que es lo que me ha ocurrido? ¿Porque no recuerdo nada? -le reprocho exigiendole que le confesase lo que había pasado exactamente.

No se sentía muy por la labor de decirselo, tenía más ganas de marcharse corriendo a ayudar a la Madre Superiora que intentar de explicarle que fue poseida por su padre.

-Ahora no puedo -le contesto.

Cerro los ojos y movio la cabeza en señal de malestar.

-Bien, ahí te quedas -rechisto, se dio la vuelta para marcharse.

-¿Adonde te vas? -le pregunto, confundido al ver que se iba.

-A irme lejos de aqui.

-¿Vas a irte sin ayudar a la Madre Superiora?

-¿Y para que? No lo entiendes Spyro, yo soy un monstruo, un sér que ha nacido solamente para matar, soy incapaz de ayudar a la gente -le critico echandole en cara que ya había perdido la total confianza con él.

-Eso no es cierto, has ayudado a mucha gente.

-¿A cambio de qué? Yo no he pedido nada de eso. Yo lo única que quería era secuestrarte y llevarte ante Kaos, pero ya he perdido demasiado tiempo con eso, así que por eso mismo no me deja otra que dejar que te las apañes tu solo -dijo con sarcasmo-. Si consigues salvar a la Madre Superiora, te capturare, y si la cosa acaba mal y no consi-gues salvar a nadie, te capturare también.

No sabía si lo decía en broma o no, pero si tenía bien en cuenta que aquello que decía sobre abandonarle era cierto, se iba a largar para no ayudar a nadie.

-Te espero Spyro -le aviso descaradamente y se marcho volando.

Asintio desesperanzado al sentir que había cometido un error, se avergonzaba de lo que hizo pero no sabía que otra cosa podía hacer. No era capaz de contarle a Cynder lo que ocurrio, y por su culpa ahora tenía otros problemas que no sabía como solucionar.

Pero por lo menos había uno del que si podía ocuparse.

Se dio la vuelta y se acerco hacía Rocamauro, le miraba con una expresión rigida de la cual no sabía distinguir si era por enfado o por sorpresa.

-¿Puedo salvar a la Madre Superiora? -le pregunto, asumiendo que le dejaría hacer lo que se había propuesto cometer antes.

Rocamauro asintio murmuradamente, dirigio la mirada hacía Diggs esperando que él dijese algo que indicase que no le gustaba y que le parecía una mala idea, pero él se mostraba desesperado por querer que les ayudase.

Suspiro seriamente y acto seguido dijo:

-Hazlo, pero si esa dragona vuelve a montar problemas, no esperes que te ayude a ti -accedió disponiendole de un uníco aviso que debía tener en cuenta.

-No te preocupes, no lo necesito -contesto convencido, sabía encargarse de ella.

Tras eso se marcho volando dejando a los golems para que se marchasen a su ritmo.

Spyro estaba decidido a resolver las cosas con Cynder, pero no ahora.

..

La Madre Superiora se encontraba en sus aposentos, sentada en su trono pensativa mientras sus dos guerreras sirvientas se disponían a protegerla.

Se podían oír los temblores de los magmagolems destruyendolo todo a su paso, aquello inquieto a la Madre Superiora ya que sabía que en cuanto aquellos monstruos de lava viniesen, la matarían y lo destruirian todo a su paso. No podía permitir eso, pero tampoco podía permitir que destruyesen aquello que siempre protegió.

Se levanto con dureza, cada vez que se enderezaba le crujían los huesos.

-Mi señora, debería de quedarse sentada donde está -le imploro con tono precavido la sirvienta de la derecha.

-Nosotros la cuidaremos -recalcó la sirviente de la izquierda.

Solto una pequeña risilla.

-Me halaga mucho vuestro afecto, pero no es a mi a quien debeís proteger.

Las dos guerreras quedaron confundidas.

-Aqui hay cosas mucho mas importantes que merecen la pena ser protegidas -repusó dirigiendo la mirada hacía la habitación secreta.

-Mi señora, ambas la protegeremos, y a la habitación también -agrego con impunidad la sirvienta de la derecha.

-Se que lo hareís, pero miradlo bien -alzo los brazos señalando las motas de polvo que caían del techo con cada derrumbe-. Esos magmagolems son muy fuertes, es remotamente imposible que consigaís pararlos a todos vosotras solas.

Las dos sirvientas lo reconsideraron, a pesar de que no querían hacerlo.

-Por eso mismo prefiero mejor estar protegiendo aquello que ha permanecido aqui durante mucho mas tiempo que mi propia vida -recapacitó mientras se enderezaba para poder ponerse del todo de pie.

Las dos la ayudaron a mantenerse equilibrada.

-¿Seguro que quiere bajar ahí?

-Tengo que hacerlo, si esos magmagolems destruyen lo que oculto, prefiero hacerlo yo personalmente -dijo impunemente.

Se escucho otro derrumbe, y este era más fuerte que el anterior.

-Debo irme -saco las llaves y se dirigió hacía la portezuela del otro lado.

-¿Esta segura de lo que quiere hacer? -le pregunto una de las sirvientas.

-No he estado mas segura en mi vida de esto -respondió esbozando una sonrisa de entusiasmo que indicaba que no le importaba lo que fuese a pasar.

Abrió la puerta de madera desvelando la escalera que daba a la oscuridad.

-Quedaos aqui, y esperad a que vengan refuerzos -les pidio estrictamente-. Y no dejeís que nadie más aparte de mi entre, ¿entendido?

-Si, Madre Superiora -confirmaron mutuamente.

Paso al otro lado y cerro la puerta con llave.

Ambas se miraron concienzudas de que la Madre Superiora sabía lo que hacía. Se colocaron en el mismo lugar en el que estaban antes y esperaron a que viniera el enemigo para enfrentarlo con dureza.

Los temblores cada vez aumentaban más, no dejaba de caer polvo del techo, al ver eso ambos supieron que el enemigo vendría por arriba, lo que significaba que su trabajo iba a costarles mas de lo que creeían. Se echaron una ultima mirada de confianza y se colocaron en posicion de atacar.

Pero de pronto escucharon algo distinto, un sonido que no parecía ser el de unos seres enormes destruyento todas las estructuras, sonaba como a explosiones, seguido de gritos de angustia. Ambas se miraron asumiendo que quizas había alguien de más arriba enfrentandose a los magmagolems.

El techo empezo a desquebrajarse.

Agarraron fuertemente sus lanzas, preparandose para lo peor.

Se escucho una fuerte sacudida y entonces parte del techo estallo.

Un trozo de tierra cayo contra el suelo provocando que varias diminutas de polvo saliesen disparadas por doquier, ambas sirvientas se cubrieron impidiendo que el polvo se metiese en sus ojos y no pudiesen ver nada. Luego asomaron la vista observando que aquel trozo de techo de tierra cayo con alguien.

Y no se trataba de alguien cualquiera, era Spyro el dragon, acompañado de lo que parecían ser restos de un magmagolem derretido en lava liquida.

Spyro se enderezo quitandose de encima la tierra que tenía por todo el cuerpo, luego giro la mirada observando a quienes tenía delante.

-Eh -vocifero.

-Dragon Spyro, ¿que esta haciendo? -le pregunto la sirvienta izquierda.

-Vengo a ayudar -dijo, solto una pequeña risa sarcastica.

Miro para ambos lados, asegurandose de donde se encontraba, había llegado al lugar indicado, pero no veía para nada a quien esperaba hallar.

-¿Y la Madre Superiora? -les pregunto.

-Ha entrado en la habitación secreta -declaro.

-¿La habitación secreta? ¿Para qué?

-Quiere destruir lo que hay ahí.

-¿Que? ¿Como le habeís permitido hacer eso?

-Es nuestra reina, ella dijo que lo hacía por su bien.

Spyro no podía soportar que la Madre Superiora destruyese todas esas profecias importantes, ahí tenía todo lo que necesitaba para terminar con la guerra.

-Necesito entrar ahí y detenerla -les dijo nerviosamente.

Ambas se miraron sabiendo que no debían hacerlo.

-No iras, la Madre Superiora nos dijo que no permitiesemos a nadie pasar -le aviso autoritariamente la sirvienta derecha, le amenazo con su lanza.

Al oír eso, Spyro supo que debía hacerles frente.

-Lo hare de todas formas -acoto decididamente.

Ambos se quedaron mirandose furtivamente.

-¡Ah! -se escucho un grito salvaje.

Alzaron la cabeza hacía arriba observando que varios magmagolems estaban tirandose sobre el hoyo que se formo arriba en el techo. Uno por uno fueron saltando hasta acabar aterrizando de pie contra el suelo.

Ambos tres quedaron sorprendidos al verlos ahí.

Una de las sirvientas no se la espero y lanzo su lanza contra uno de los magmagolems, quedo clavada sobre su ojo izquierdo.

-¡Ah! -grito dolorido el magmagolem.

Spyro encendió sus cuernos y marcho aceleradamente contra otro, lo embistió con la cabeza lanzadolo volando contra la pared, choco partiendo parte del muro.

La sirvienta agarro su lanza y se puso a cortar al magmagolem en pedazos, le corto la pierna seguido de un brazo y de ahí la mitad del cuerpo en diagonal. Se dispuso a atacar a otro magmagolem, pero este fue mas listo y la golpeo con su puño de lava.

Cayo noqueada contra el suelo.

El magmagolem se dispuso a atacarla de nuevo, alzo el puño dispuesto a lanzarle lava liquida por encima pero entonces apareció la otra sirvienta clavandole su lanza en su abdomen, el magmagolem empezo a perder la lava que conformaba su cuerpo.

Le saco la lanza y luego se la volvió a clavar por encima de su cabeza, la lanza le salió a traves de su boca, luego se deshizo en un rio de lava.

El tercer magmagolem que quedaba volvió a enderezarse dispuesto a atacar, pero Spyro lo embistió de nuevo contra la pared provocando que todo su cuerpo se deshiciese como si fuese una toalla cayendo por unas escaleras.

Spyro suspiro aliviado de ver que se los cargo a todos.

Pero no le era suficiente teniendo en cuenta que había otro problema en cuestión.

Se junta con las sirvientas y les dijo:

-Necesito bajar para detenerla -les pidio explicitamente.

-No podemos, esta prohibido -rechazo una de las sirvientas.

Volvió a producirse otro derrumbe.

-Estamos bajo ataque enemigo, dudo mucho que vuestras normas importen ahora -les reprocho asqueada por tener que seguir escuchando mas rechazos pesimistas.

Ambas sirvientas se miraron dubitativas ante esa cuestión.

-¿Sabeís acaso lo que hay ahí abajo?

-No, no podemos saberlo.

-Pues yo si, he estado ahí abajo, y por lo que he podido ver, hay cosas importantes que me sirven para impedir la otra guerra que se esta produciendo en el exterior. Si no me dejaís hacer esto vuestra Madre Superiora cometera un gran error.

Se escucho otro derrumbe seguido del sonido de una tundra de pisadas que parecían provenir de arriba, se podía oír saliendo por el hoyo que había en el techo.

Una de las sirvientas le miro a Spyro con una expresión dubitativa.

-Si algo pasa, ¿prometes proteger a la Madre Superiora? -le pidio compasivamente.

Por su tono pudo entender que ambas asumían que no sobrevivirian a este ataque.

-Si -confirmo confiadamente.

-¡Ve! -le ordeno la otra-. Nosotras seguiremos luchando.

-Gracias.

Se marcho corriendo a la puerta del rincon, intento de abrirla a golpes pero no podía, estaba bien cerrada desde dentro. No tuvo más opción que romperla de un cabezaso con los cuernos en llamas, rompió la puerta en varias partes.

Bajo volando por la escalera que llevaba a la oscuridad.

Las sirvientas vieron como se iba, luego se miraron echandose una mirada compasiva que indicaba que ambas sabían reconocer que este posiblemente iba a ser su fin, pero tenían claro que si no seguirian vivas, por lo menos lucharían echando el ultimo aliento que les quedaba para protegerse que era importante.

Agarraron sus lanzas de vuelta y asomaron la vista hacía el hoyo del techo, esperando a que viniesen los magmagolems para atacarlos con todo lo que tenían. Los ruidos se estaban volviendo mas fuertes, no les quedaba nada para que viniesen.

..

Spyro bajo hasta lo mas hondo de aquel abismo hasta que dio con algo que emanaba un poco de luz, eso le alivio ya que no quería pensar que la oscuridad en la que se encontraba hubiese devorado a la Madre Superiora.

Piso tierra firme y empezo a seguir a aquella luz lejana, fue recorriendo el Altar de las Leyendas donde podía ver todos los cajones en perfecto estado, la Madre Superiora no les toco, pero sabía bien que ella haría algo con todo eso apropositamente. Siguio avanzando hasta que vislumbro la luz de una antorcha a lo lejos, era la Madre Superiora, se encontraba en un rincón tirando libros de uno de los cajones.

Aquello lo dejo indeciso al no entender lo que hacía.

-Madre Superiora -le ladró.

La mujer molekin se asusto tanto que le ataco con la antorcha. Se hizo a un lado asustado por como sostenía la antorcha. La mujer se percato de su presencia.

-¿Dragon Spyro? ¿Que esta haciendo aqui? -le pregunto desconcertada.

-He venido a ayudarla.

-No deberías haber venido a ayudarme, tendrías que haberte quedado con tu amiga, la que por mi culpa he permitido que arrase parte de mi ciudad -protesto resentida, siguio tirando libros del cajon como si no le importase que lo tuviese a él ahí delante.

Bajo tendido la cabeza.

-Cynder se ha largado, y es por mi culpa también -admitió.

Dirigio la mirada hacía él.

-¿Se ha ido del volcan?

-No, creo que simplemente se ha pirado para no hacer nada -aclaro brevemente.

Asintio con tono quejumbroso.

-Esto no debería de pasar, no había ningúna profecia que hubiese predicho esto.

-Pues yo dudo mucho que algúna de estas profecias lo prediga.

Consiguio tirar todos los libros del cajon, los dejo apilados en el suelo.

-Ahí esta -exclamó aliviada, se quito el sudor de la cabeza.

-¿Que se supone que esta haciendo? -protesto intringadamente.

-Voy a destruir todas las profecias que hay aqui guardadas -declaro.

-Pero Madre Superiora, usted no puede hacer eso, hay aqui años de historia bien almacenados, no puede destruirlos así sin mas.

-Lo se, pero los magmagolems estan viniendo hacía aqui, es vital que lo destruya todo antes de que el rey Magmus se aproveche de lo que haya.

-Pero si los detenemos entonces no valdra que los destruya, yo puedo encargarme de ellos y así usted puede seguir manteniendolos aqui metidos sin ningún problema -ideo convencido de que eso solucionaba el asunto.

Le dirigio una mirada lasciva de desconfianza.

-¿En serio quieres que confie en ti? El dragon al que confie dejar que se hospedase un sér de la oscuridad como Cynder pensando que como sería responsable no sucedería nada -argumento demostrando que había fallado su promesa.

Bajo la cabeza sorprendido al cerciorarse de eso, no lo tuvo en cuenta.

-Se que quieres ayudar Spyro, te lo entiendo. Es tu deber. Pero también tienes que entender que hay ocasiones en que si las cosas acaban mal, es mejor tomar las decisiones que menos nos complacen con tal de salvar a otros -le expresó compasivamente para que entendiera que no tenía mejor opción que esta.

Cogió la antorcha que había pegada en un recoveco, se enderezo y se dispuso a quemar los libros que tenía colocados debajo suyo. Pero de pronto fueron interrumpidos por una enorme explosión que provoco que se sacudiese el tunel.

Tierra caía del techo de tierra.

La Madre Superiora quedo alterada al oír eso.

Spyro por ese temblor que más magmagolems habían llegado al salón, asumió que seguramente las dos sirvientas estarían protegiendoles mientras tanto. Pero ellas le habían asegurado de que quizas no sobrevivirian para seguir defiendoles con más tiempo.

Este no era un lugar seguro.

-Madre Superiora, aqui no esta a salvo, venga conmigo -le imploro.

-No puedo, tengo que terminar con esto.

-Olvidese de los libros, debemos salir de aqui antes de que ellos vengan.

-Si dejo los libros aqui ellos se aprovecharan de lo que haya.

-¿Por que? ¿Acaso hay algo importante?

-Si, algo que los magmagolems no deben saber.

-¿El qué? -protesto queriendo comprender cual era el problema.

-¿Sabes acaso como se crearon los magmagolems?

Intento de recordar ese hecho.

-Diggs me dijo que de la oscuridad, que fueron un efecto secundario en la naturaleza provocado por los ataques de Malefor a Skylands -comento, pensativo.

-Así es, pero hay un motivo mayor por el que fueron creados.

-¿Que quiere decir?

Se agacho y cogió uno de los libros que pretendía incinerar, se lo dio a Spyro.

-Ve por la pagina 60 -le encomendo.

Abrió el libro por la pagina que pedia que mirase, ahí se encontro con una imagen en la que se veían a los magmagolems surgiendo de un rio de lava.

-Son los magmagolems, ¿esto explica toda su historia?

-Y mucho mas -agrego.

Releyo el primer texto que ponía:

Yo Malefor, heredero de la oscuridad, me proclamo nuevo soberano de Skylands. Con mi poder y mi dominio sobre todas las especies, las dotare de un poder inconmensurable que ha-rá que se conviertan en serés fuertes y obstinados, dispuestos a erradicar hasta el ultimo vestigio de debilidad que se haya formado en este mundo tan imperfecto. Pero para lograr eso, necesito que los ocho elementos principales se unan. Magia, Agua, Vida, Tecnologia, Tierra, Aire, Fuego y Muertos. Todos estos elementos serán reutilizados para crear una nueva raza de especificos serés que podran seguirme y adorarme como su ancestro defintivo. Pero en caso de que algúna vez la luz haya vencido a la oscuridad, todas estas razas se reuniran, y com-pletaran el Circulo de Poder que lograra traer desde lo más hondo de las tinieblas, la oscuridad que pudo reinar, y así su Amo, regresara para terminar el trabajo.

Paso la siguiente pagina mostrando una imagen de diferentes razas divididas entre si formando un circulo alrededor de lo que parecía ser el Portal de Poder, liberando una nube negra que cubría el cielo. En medio de la imagen se encontraba Malefor apoyado sobre un volcan y lanzando unos rayos purpura por la boca.

Spyro quedo atonito y apesadumbrado al oír eso.

-¿Que es esto? -le pregunto.

-Esto, es la razón por la que existen los Magmagolems -declaro.

-¿Los Magmagolems son una de las ocho razas? ¿Las del elemento fuego?

-Así es, Malefor sabía que los Maestros del Portal le derrotarían, su poder de magia luminica les daba ventaja, por eso mismo se aseguro de que si perdiese, en un futuro proximo podría tener a un grupo de subordinados que se asegurasen de traerle la oscuridad que él quería que Skylands.

-¿Como? ¿De donde iba a traer tanta oscuridad?

-¿Hablo del Circulo de Poder, nó?

-Así es, ¿de que se trata?

-Es una ceremonia, las ocho razas se reunen en un circulo alrededor del Portal de Poder, utilizan la magia de sus elementos para abrir el Portal y del otro lado sacar la oscuridad de diferentes mundos. Tanta oscuridad podría consumir a Skylands para siempre -aclaro esbozando una expresión que le atemorizaba esa ceremonia.

Spyro llego a una conclusión con ese hecho.

-Tanta oscuridad podría traer de vuelta a Malefor a la vida -argumentó.

Afirmo meneando la cabeza, indico que estaba en lo cierto.

-¿Y los magmagolems de ahí lo saben?

-Lo dudo, pero si descubren lo que contiene este libro. Puede que sean capaces de cometer la ceremonia si las demás razas creadas por la oscuridad se reunen también.

-¿Cuales son las otras razas?

-Es facil, también lo dice el libro.

Abrió el libro por el mismo lugar.

De pronto se produjo otro derrumbe que les alarmo.

Ambos se miraron reconociendo que estaban en un aprieto.

-Dame el libro, hay que quemarlo -le pidio estrictamente.

-Todavía quiero ver cuales son las otras razas creados por Malefor.

-Es demasiado tarde, hay que destruirlo -imploro autoritariamente.

Los temblores se intensificaron, cada vez se notaban mas peligrosos.

-¡Hazlo! -le imploro a gritos que lo hiciese.

Se miro el libro, no podía evitar reconocer que contenía una gran información importante sobre la guerra que se avecinaba. Deseaba salvarlo para no perder todo lo que explicaba, pero viendo las circunstancias en las que se encontraban, no le quedaba otra que destruirlo y descubrir las razas de una forma dificil.

Tiro el libro al suelo y lo prendió fuego por su boca.

En segundos quedo tan incinerado que era imposible que hubiese sobrevivido enteramente una pagina, había quedado hecho cenizas.

Miro a la Madre Superiora, meneo la cabeza en señal de que hizo lo correcto.

Los temblores se intensificaron tanto que ambos empezaban a perder el equilibrio, caía mas tierra del techo. Spyro la agarro para protegerla cubriendose encima de ella mientras dejaba que los escombros que empezaban a caer cayesen encima de él.

Luego de pronto los temblores cesaron de repente.

No se escuchaba nada.

El joven dragon asomo la cabeza observando que ya no caía tierra del suelo, solto a la Madre Superiora y se dirigio hacía el frente para averiguar lo que pasaba. Se acerco lo suficiente como para oír algo del exterior, agudizo sus sentidos. No oía nada.

-¿Pero que raro? -se cuestiono, confundido.

-¿Que ocurre? -le pregunto.

-No lo se, quedese ahí -le pidio explicitamente.

Cruzo todo el tunel hasta dar con la salida, subió por las escaleras y salió a la superficie donde pudo ver de nuevo la luz naranja del salón. Al instante en que cruzo la entrada, olió un extraño aroma a calor puro, pero no comprendía de que era.

Asomo la cabeza y vio de que se trataba exactamente.

Era Cynder.

La dragona oscura estaba ahí mismo, rodeada de lo que parecía ser lava ardiendo, restos de magmagolems derretidos. Con eso asumió que ella vino y mato a todos los magmagolems en cuanto entraron. Pero de pronto se fijo en algo más.

En medio de todo ese desorden, habían dos cuerpos calcinados, no eran de magmagolems, eran de molekins, y sabía de quienes eran.

Las dos sirvientas.

Las mismas que se quedaron para protegerle a él y a la Madre Superiora mientras se encontraban abajo. Le daba tristeza ver que fallecieron, pero ahora tenía una duda.

¿Las habían matado los magmagolems? ¿O ella?

Se acerco sigilosamente y le dijo:

-Hola Cynder -la saludo con tono cordial.

Volteo instintivamente su mirada hacía él.

Quedo atonito al ver como se giro, no se lo esperaba para nada.

-¿Sigues de una pieza Spyro? -le pregunto sarcasticamente.

No supo como contestarle a eso sin saber adonde iba a llegar la conversación.

-Si, de una pieza -confirmo con tono taciturno.

-Bien -exclamó incredula, luego pateo un trozo de magmagolem por gusto.

La veía tan aliviada que no sabía si había regresado su instinto asesino de vuelta o no. Si no era así, entonces acabaría sucediendo lo mismo que al principio.

-Dime una cosa Cynder -se acerco aún más.

-Emh.

-¿Que les paso a las dos chicas de ahí?

Miro los cadaveres de las dos mujeres molekin calcinadas.

-Lo hicieron los magmagolems -confeso.

-¿Los magmagolems?

-Para cuando llegue ya estaban muertas y sufriendo.

Se alivio mentalmente al ver que ella no les hizo nada, pero por su tono tan poco compasivo, sentía que le estaba mintiendo en algo.

-¿Y la Madre Superiora? -pregunto ella, nuevamente.

-Se encuentra bien, esta abajo -le confirmo.

-Ah -exclamo intrigada, se acerco para verla pero Spyro le interrumpió el paso.

Le dirigio una mirada seria que indicaba que no la iba a dejar pasar.

-¿Que te ocurre ahora? -le pregunto con tono descortes.

-Dimelo tu -inquirio mirandola ferozmente.

Le miro con una cara tensa.

-¿Que quieres que te diga?

-¿Donde estabas?

-Afuera, en la ciudad, pense en ver el desastre que se estaba produciendo, pero entonces me acorde de que la Madre Superiora fue benevolente conmigo. Así que pense en venir aqui y salvarla, asumiendo que tu habrías venido aqui primero. Y por lo que veo lo hiciste -explicó sincerandose con él de forma amarga.

Se alivio de ver que por lo menos hizo algo útil y no abandono a nadie, pero por su tono desganado sentía que le estaba ocultando algo importante.

-¿Porque has venido aqui?

-Vine a protegerla, en cuanto llegue estaba todo lleno de magmagolems.

-¿Y las sirvientas?

Ahí Cynder comprendió que su enfado provenía por la muerte de las dos mujeres.

-¿Que les paso en realidad?

-Cuando llegue seguian con vida, estaban matando a los magmagolems, les atacaron con todas las ganas del mundo. Pero los magmagolems se aglutinaron sobre ellas echandoles la lava que le salían de sus heridas. Yo intente de salvarlas pero tenían todo el cuerpo quemado, no había forma de curarlas mientras tenía los magmagolems atacandome uno por uno. Así que para salvarlas les quite el sufrimiento.

Abrió los ojos absortos al descubrir lo que hizo.

-¿Las mataste?

-Les di la opción de no seguir sufriendo más -terció soberanamente.

Spyro se llevo las manos a la cabeza, estaba que no se lo podía creer.

-No me eches la culpa, yo en tu lugar habría hecho lo mismo -le recrimino echandole en cara que creía haber hecho lo correcto.

-No, jamas se me hubiese ocurrido cometer una acción como esa. Habría buscado otra opción antes que incinerar a dos personas inocentes.

-¿Y ahora no me diras que no lo haz hecho con alguien que no lo era? -objetó tergivesando su acusación.

Cayo en la cuenta de que tenía razón. No hacía mucho había quemado a un troll solamente por el hecho de haber atacado el refugio. Actuo como un ser salvaje, y su hermano lo presencio, se arrepentía por matado. Pero desde ese mismo dia se juro a si mismo que nunca más mataría a alguien de esa manera.

-Lo siento Cynder, antes pensaba que tendrías algo de compasión, pero ahora veo que eres una chica pesimista obsesionada con resolver las cosas de la forma menos racional -opino dictaminando que era una dragona salvaje e inconsciente de sus actos.

-¿Como te atreves a hablarme así? Puede que yo no sea como tu pero eso no implica que no crea que lo haga no sea correcto. Yo confiaba en ti porque creía que hacía lo correcto, pero me has mentido, me mentiste para utilizarme -le recrimino echandole en cara que él tenía la culpa de todo.

-Te necesitaba, y no podía hacerlo si te sentías culpable por lo que ha pasado.

Soltó una risotada incredula.

-Pues eso suena a excusa barata para no decir que me utilizabas para tu propio fin -se jacto descaradamente.

Spyro asintio resignado, no sabía como expresar sus opiniones.

-Lo siento mucho Cynder, no quería hacerlo, sabía que estaba mal, pero no podía hacer esto solo, necesito salvar a toda esta gente, y fijate lo que ha pasado por no haber trabajado en equipo -le señalo de vuelta las dos sirvientas-. Si ambos hubiesemos llegado aqui a tiempo ellas se hubiesen salvado.

Eso fue algo que si pudo reconocer, si las cosas hubiesen sucedido de otra manera, el daño habría sido menor, pero en cambio todo acabo creando mas violencia y mas muertes que se pudiesen haber evitado facilmente de algúna manera.

-Hay una cosa que sigo sin entender Cynder -dijo.

-¿El qué?

-¿Porque te fuiste del palacio? -le pregunto con total honestidad.

Se sentía tan mal por haberle mentido que ignoro por completo el verdadero motivo por el cual se produjo todo este conflicto.

-¿Que ocurrió? ¿Fue algo que yo dije?

-No fue por ti, es por mi -declaró.

-¿Que? -se intrigo.

-Hay algo dentro de mi que esta cambiando, no sabía lo que era hasta que me junte con esos niños. Les conte una historia de mi pasado, una en la que tome la opción de cazar a una peligrosa criatura. Había recibido ordenes de cazarla y matarla, pero trás haber estado con esos niños, siento que quizas podría haber hecho las cosas de otra manera, que quizas no hubiese recurrido a la violencia para acabar con esa propia bestia ya que sino...

-¿Sino qué?

-Hubiese acabado convertida en alguien como Malefor -declaro.

Spyro quedo indeciso ante esa respuesta.

De pronto Cynder recordo algo sustancialmente importante.

-Spyro, ¿fui poseída por Malefor, verdad?

No tuvo el valor para decirselo, pero después de lo que paso, ya no le mentiria más.

-Si -confirmo serenamente.

Quedo tan angustiada que cayo de espaldas contra el suelo, Spyro la agarro impidiendo que se hiciera daño.

-Pero no lo entiendo, ¿porque lo hizo? ¿Como ha podido hacer eso? -se echo demasíadas preguntas que quería resolver.

-Kaos le ayudo a sacar parte de su espiritu hasta ti, por eso no le ha afectado la magia de este lugar. Y vino hasta ti porque estaba desesperado para que tu me llevaras ante Kaos -concluyó dandole todas las respuestas en un mismo argumento.

Se puso a asimilar todo ese asunto.

-No podría haberlo hecho.

-Pues si lo hizo -terció.

-No, lo que quiero decir es que... -se puso a buscar la manera de explicarse-. Kaos no hubiese recorrido a una opción como esta a menos que hubiese sido necesario ya que no soporta que todo le salga mal, y él debe de haberlo hecho... Por desesperación ante la idea de creer que yo fallaría en mi mision -bajo la mirada angustiada al reconocer la autentica verdad detrás de la persona que era Kaos en realidad.

Spyro supo ver que reconocer esto le provoco un enorme dolor emocional.

-No puede estar pasando esto -bramó y se enderezo alejandose de él.

Se puso de espaldas intentando de entender lo que ocurría. No soportaba la idea de que Kaos la hubiese infravalorado.

-Cynder, ¿estas bien? -le pregunto, intuyendo que necesitaba ayuda.

Se enfado tanto que se dirigió hacía él con una mirada de resentimiento.

-¿Te parece que estoy bien? -protesto-. ¿Sabes lo que es estar años preparandote para demostrar que puedes ser la mejor y luego descubrir que por mucho que hayas sacrificado, nunca es suficiente para confiar en que puedes hacerlo todo bien?

Se pego ante él echandole una fria mirada de culpabilidad.

Con eso Spyro supo reconocer que ella estaba pasando por lo mismo que él, los dos eran iguales, aunque ella no lo sabía.

-Si, se lo que es eso -dijo.

Quedo extrañada ante esa mención.

-Se lo que es sentir que estas decidida a hacer algo. Algo que parece importante y del que seguramente te cambiara la vida para siempre, pero te da miedo aceptarlo porque crees que los demás no lo veran también, que se enfadaran, que te odiaran por no entenderlo. Así que por eso mismo te escondes, te dejar engullir por una enorme oscuridad junto con un enorme peso que crees que debes cargar, pero no es así. Esa oscuridad solamente sacara lo peor de ti, y cuando lo haga, dejaras de ser tu misma para siempre. Pero eso puede dejar de pasar si te enderezas y te pones a pensar por ti mismo que es lo que quieres hacer con tu vida y dejar que te ayuden a levantar con ese peso ya que es la única manera de no ser engullido nunca por la oscuridad -sermoneó Spyro motivandola para que se diera cuenta de que había una manera de evitar toda esa pena y angustia, y que no debía hacerla sola porque no podía funcionar así.

Cynder quedo embelleceda por ese discurso, era lo mas motivador que oyo nunca.

-Por los ancestros, ¿como se te ha ocurrido eso? -musitó con honestidad.

Esbozo una sonrisa.

-Digamos que me he pasado el tiempo suficiente encerrado en la oscuridad, para darme cuenta de que se pueden hacer las cosas bien, si pensamos de la forma correcta -indico cordialmente, le echo una mueca sarcastica.

Cynder se rio de sus sarcasmos, pero no podía quitarse de encima la idea de que tenía razón. Ella quería que Kaos le viera como alguien que podía hacer lo correcto, pero no sabía que era lo correcto porque no pensaba por ella misma. Nunca lo hizo, siempre lo lograba todo porque eran ordenes de alguien superior, y ahora que se encontraba en este estado, podía tomar las decisiones por su propia cuenta.

-Así que ahora al final lo entiendes -se escucho una voz conocida.

Voltearon sus miradas hacía la derecha descubriendo que ahí se encontraba la Madre Superiora, salió del escondite, parecía haber escuchado toda la conversación.

-Madre Superiora, debería de permanecer abajo -protesto Spyro.

-¿Y para qué? El peligro ha pasado -indico incredulamente.

Se rio avergonzado, reconoció que tenía razón.

-Niña, acercate -le pidio con tono caríñoso.

Cynder dudo de lo que pretendía, pero viendo que no parecía culparla de nada, intuyo que quería decirle algo positivo para que estuviese bien.

Le agarro de las patas y se la quedo mirando con una mirada halagadora.

-¿Recuerdas cuando dije que la luz y la oscuridad debían trabajar juntas?

-Pues si -confirmo acordandose de esa mención.

-Eso no lo decía solamente porque ambos debiaís sentiros obligados a luchar juntos porque una profecia lo dijese -comento honestamente.

-¿Ah no? -se extraño Spyro, quedo confundido ante esa revelación.

-No, esa profecía lo que cuenta no es de que algún dia un ser de la luz y la oscuridad se uniran para luchar contra una fuerza malevola. Lo que cuenta es de como dos seres, muy distintos del uno y del otro, resolveran sus propios problemas personales y se daran cuenta de que tanto si uno tiene algo de bondad, como el otro algo de maldad en su interior, acabaran dando con la respuesta que nunca ha podido ser respondida por una de las cuestiónes mas dificiles más replanteadas de todos los tiempos.

-¿Cual es?

-Es bueno que conviva la luz y la oscuridad en el mundo -declaro.

Ambos se miraron interesadas en esa cuestión.

-La gente siempre cree que es mejor vivir con la luz porque representa la bondad, pero algúnos opinan que no se puede vivir sin la oscuridad, ya que sino no habría equilibrio. Pero muy pocos saben que en realidad ese equilibrio puede estar tan balanceado como poco equilibrado.

-¿Como sucede eso?

-Facil, ambos debeís aceptar que cada uno tiene una parte de bondad y una parte de maldad en su interior, si usaís un poco de cada, entonces encontrareís la manera de poner a Skylands en un equilibrio tanto a unos como a otros.

-Pero si hacemos eso entonces seguiran habiendo seres malevolos viviendo en Skylands y aterrorizando a la población -indico Spyro.

-Así es, pero de cada acto de maldad, también hay un acto de bondad, y no la representan solamente aquellos que creen que son una cosa. Los seres tan malvados como los que conocemos también tienen su vida, sus derechos, pero debido al miedo que se tienen ambas especies, siempre chocan entre si hasta no llegar a un punto medio.

-¿Entonces lo que esta sugiriendo es que...

-Debeís animar a todos los seres, tanto honrados como injustos ha encontrar un lugar en este mundo para que la oscuridad no lo desequilibre todo. Si haceís eso, no solamente parareís para siempre esta guerra, sino que la inducireís un nuevo cambio que cambiara para siempre el orden de las cosas.

Ambos se miraron convencidos de ese argumento.

Debían insistir a todas las especies, tanto de arriba como de abajo, que debían trabajar juntas para que dejasen de lado sus diferencias y sus prejuicios y empezasen a convivir con la naturaleza de cada uno sin importar que malo pueda parecer.

-Esta es la misión que el destino se os ha encomendado cometer.

-¿Y como logramos cometerla? -cuestiono Cynder.

-Spyro, ¿tu decías que tenías un equipo, nó? Buscales, ellos os ayudaran a liderar todas las fuerzas contra Malefor -aconsejo dictaminadamente la Madre Superiora.

Volvieron a mirarse estando más de acuerdo que nunca con esa idea, aunque sabían bien que ahora iban a tener un largo viaje por encontrar de vuelta a los Skylanders, sea donde sea que estuviesen.

De pronto escucharon un murmullo que venía de algúna parte, se giraron observando que un grupo de golems estaban entrando en el salón, iban armados con el equipo de agua apuntando contra todo aquello que hubiese por delante de ellos.

El que iba al frente se detuvo mirando a la Madre y a los dragones.

-Madre Superiora, ¿se encuentra bien? -le pregunto seriamente.

-Estoy bien, estos jovenes me han salvado la vida -excusó la Madre.

Afirmo el golem meneando la cabeza.

De pronto Spyro se percato de que faltaba alguien entre ellos.

-¿Donde esta Rocamauro? -siseó intrigado.

Se les acerco y les dijo:

-Rocamauro pretendía venir aqui para ayudarla, pero nos dio ordenes de que siguieramos nosotros mientras él se separada por un asunto importante.

-¿Que asunto importante? -critico confundida Cynder.

En ese momento Spyro se acordo de un hecho factible.

-Va a ir a por Magmus para vengarse -declaro euforicamente.

-¿No esta aqui el Rey Magmus? -pregunto el golem señalando los restos de lava seca que se encontraban esparcidos por todo el salón.

Dirigio la mirada a Cynder, ella combatió contra ellos.

-Todos los que había aqui eran magmagolems normales, ningúno era Magmus -confirmo plenamente Cynder.

-Pues si no venía a matarme, ¿adonde ha ido? -se cuestiono la Madre Superiora.

-Debe de tener otro plan -intuyo Spyro.

Se puso a pensar en cualquier cosa que indicase algo peligroso y que Magmus pudiese usar a su favor. Pero ahora solamente se le vino un hecho a la cabeza, y era que Sparx se encontraba aún en la ciudad ayudando a los demás.

-Sparx -vocifero-. Tengo que buscar a mi hermano.

-Yo te ayudare -dispuso Cynder.

Ambos se marcharon corriendo pero la Madre Superiora les detuvo.

-Esperad -interrumpió, deteniendoles-. Creo que se adonde ha ido Magmus.

-¿Adonde? -pregunto Spyro.

-A los niveles superiores, donde se encuentra nuestra perforadora.

-¿Perforadora? -critico Cynder.

-Hacía años intentamos de excavar en uno de los costados mas elevados del volcán, pero la excavación provoco una grieta por la cual salieron litros de lava liquida, los golems lo taponaron con una enorme roca. Pero si Magmus la rompe, todo se llenara de lava y matara a todo sér viviente del volcan. Ese debe de ser su plan.

-Y Rocamauro ira a por él primero -concluyo seriamente Spyro.

Ambos se miraron sabiendo bien que ahora tenían un importante problema.