Apartamento de Terry, Nueva York
Narrado por Terry
- Candy, adelante pasa - ella me mira con la misma alegría de siempre y entra admirando el interior del apartamento.
- ¡Oh que sorpresa! Pensé que estaría muy desordenado-
- Es que la señora viene a limpiar dos veces a la semana-
- En casa Albert hace la limpieza - me dice relajadamente.
- ¡Candy! ¿Cómo permites eso? - La regaño sin razón, me recuerda que vive con Albert, aunque confío en ambos, no deja de incomodarme que no sea yo el que viva con ella... sí estoy celoso. Muy celoso.
- Oh es que... es que yo trato de hacerlo, pero Albert me gana, es muy rápido para todo, de verdad - ahora sí necesito que deje de hablar de Albert o diré algo impulsivo.
La admiro mientras ella distraída recorre mi apartamento, es tan hermosa, ha crecido, ya es toda una mujer, está más voluptuosa, su cascada de rizos están más dorados que nunca, hasta la manera en que camina es diferente. De repente me mira con sus preciosos ojos y sonríe apenada, me ha sorprendido mirándola.
Mi amiguito comienza a despertar, tengo que distraerme con otra cosa ¡Urgente! Estamos solos, el ambiente es de mucha intimidad, así que si sigo fantaseando, olvidaré que soy un caballero.
- Prepararé el té - sí eso ayudará.
- Terry esta foto no se te parece... -
- No es una foto, es un afiche -
- Mmmm pero...-
- ¿Qué pasa?-
- Pensé que Susana Marlow iba a ser Julieta, pero aquí dice Karen Kleiss, debe estar contenta, la conocí en Florida, en fin, me siento aliviada, si hubiera sido Susana me hubiera muerto de celos - No, no puedo contarle lo que pasó con Susana, sé que es el momento pero no puedo, tengo miedo de perderla...
- Candy el té está listo -
- Creo que cambiaré el nombre de Karen Kleiss por el de Candice White -
- ¿Cómo?-
- Puedo ser Julieta aunque sea en el afiche ¿o no? - sonrío y recuerdo el Festival de Mayo, cuando estaba descansando plácidamente sobre la rama de un árbol, pensando en dónde se había metido mi Pecosa, ya había ido al cuarto de meditación y al salón de baile y en ninguno de los lugares estaba; cuando de repente apareció atolondrada como siempre y comenzó a cambiarse el disfraz de Julieta en medio del bosque, fue una visión excitante y más para mi alma adolescente, desde ese día la he deseado como hombre... y aquí sigo fantaseando... sé que debo contenerme o terminaré abofeteado como en Escocia.
- ¡Que graciosa eres Candy!- me río fuerte.
- ¡Terry! ¿Cómo te atreves a reírte?- me reta molesta, corre hacia mí y me tumba al suelo, su cuerpo cae sobre el mío. Comienzo a respirar profundo para controlar mis impulsos, mientras recuerdo su rechazo en nuestro primer beso, ese beso que tanto anhelé pero que terminé robándoselo por mi cobardía, me quedé congelado pensando en qué decirle, pero mis ansías me superaron y la tomé por impulso, lo que pasó después fue un total desastre... sinceramente aún no sé cómo demostrarle que la amo, es algo nuevo para mí.
De repente ella me mira fijamente con sus ojos ansiosos y puedo sentir que también está afectada por nuestra cercanía. Nuestras manos se rozan, la electricidad que el contacto produce en mi cuerpo pone todos mis sentidos en alerta, mientras una punzada hace crecer mi entrepierna, no puedo más, la deseo demasiado.
- ¿Terry porqué no me dices qué pasa?- Una extraña fuerza interior me sacude, no puedo perderla, ella es todo lo que amo. Le tomo la otra mano y la acerco más a mí, ella se deja llevar y se acerca sin inhibiciones, ya no es la niña a la que le robé el beso, lo veo en sus ojos, también me desea.
- Candy... te amo - le susurro muy cerca de sus labios, su respiración se agita igual que la mía, tiene los ojos llorosos y una sonrisa desconocida para mí, es una mezcla de felicidad, amor, deseo y ansiedad.
- Terry... yo también te amo- mi mundo se detiene, ella me ama y me lo ha dicho, siento una fuerza traspasándome el alma, la tomo por la cintura atrayéndola hacia mí, estoy en el suelo y ella ha quedado sentada encima de mis piernas, nuestra posición es muy sexual, pero ya es tarde, no me moveré si ella no me lo pide y por su mirada parece que no lo hará. Me mira con ojos anhelantes y mi entrepierna sigue creciendo... contenerme será todo un reto.
Rozo sus labios delicadamente, quiero hacerlo despacio, ella cierra los ojos, así que lentamente comienzo a profundizar en el beso hasta que se hace muy demandante, ella abre la boca y la saboreo por completo, mis instintos me traicionan y no puedo seguir controlando mi falo que cada vez se pone más grande y duro, ella no ayuda cuando comienza a restregarse sin saber, contra mi miembro. Tengo que detenerme, mi autocontrol me está abandonando.
- Pecas, tengo que parar, no quiero faltarte el respeto - le susurro con voz ronca por la excitación.
- Terry quiero que sigas - cierro los ojos, mi Pecosa rebelde me estás metiendo en una prueba, que por su inocencia no estoy seguro de que comprenda.
- Pecas solo prométeme que pararás si te lo pido - ella asiente, estoy jugando con fuego y lo sé, pero esto es demasiado glorioso para detenerme y más si ella insiste en que siga. Siento como la falda de su vestido se interpone en nuestro contacto, así que de un jalón la extiendo a los lados, ella da un pequeño brinco y abre los ojos sorprendida - Te prometo que no me excederé y al terminar esto seguirás siendo virgen - ella se sonroja furiosamente.
Inicio con un beso lento, ella simula mis movimientos y lo hace perfectamente, me adentro en su boca y la aprieto más a mi cuerpo, ella deja escapar un gemido y mis sentidos maximizan mi excitación, espero cumplir mi palabra, quiero que disfrute, pero no quiero tomar su virginidad, aún no.
Candy comienza a moverse instintivamente y como ya no tenemos tantas capas de tela entre nosotros, siente mi erección, me mira expectante, así que la tomo por la cintura y la presiono más fuerte hacia mí, comenzando un ritmo constante, escucho como sus gemidos son cada vez más intensos, sé que pronto alcanzará el orgasmo.
- Pecas, te amo y quiero que disfrutes, no te detengas - ella asiente, su cara me está llevando a otro tipo de placer, verla disfrutar por mi causa es mucho más erótico de lo que imaginé. Mi boca besa su cuello, ella se arquea hacia atrás dándome más acceso, mientras introduce sus manos en mi cabello, el contacto produce una reacción magnética en mi cuerpo. Bajo con besos por su barbilla y desamarro el lazo rojo de su vestido, ella no se opone, así que sigo desabrochando sus botones hasta que sus senos quedan desnudos, son preciosos, un par de montes blancos con pezones rosados, ya endurecidos, que reclaman que los acaricie, lamo uno con mi boca mientras acaricio el otro con los dedos, ella comienza a jadear extasiada, ahora sí estoy usando todo mi autocontrol. Sé que está a punto de llegar al clímax, sus movimientos son más rápidos y continuos, así que la presiono contra mi miembro para que sienta con más intensidad.
- Terryyyy - siento como se estremece en mis brazos y se deja caer sobre mi cuerpo, la sigo besando ahora más lentamente, debo bajar mis pulsaciones para poder controlarme.
- Candy te extrañe... mucho - le susurro al oído.
- Yo también te extrañé... - me quita un mechón que ha caído sobre mi cara y seguimos besándonos, nuestro beso otra vez se está volviendodemandante - Terry... eso que sentí ¿también lo sentiste ?- me pregunta curiosa entre besos.
- ¿El orgasmo? - ella asiente.
- No, yo no he tenido el mío -
-Quiero que lo tengas aquí conmigo - abro los ojos como platos.
- No quiero asustarte- no sabe lo que me pide y está acabando con la poca voluntad de mantenerla virgen que me queda.
- No soy una niña y confío en que mantengas mi virginidad - me susurra en el oído, estoy en un dilema muy difícil, confiar o no en mi autocontrol. Me arriesgaré. Tomo su mano y la coloco sobre mi durísimo miembro.
- Siénteme Candy, te deseo más que a nada en el mundo - aún tengo la ropa puesta, pero ella lo rodea fuerte por encima del pantalón, así que comienzo a dirigir sus movimientos. Estoy conteniendo mi orgasmo para disfrutarlo al máximo, pero ella está muy excitada y me besa frenéticamente, así que no aguanto más - Para por favor - le suplico.
- Terry quiero ver tu orgasmo -
- Candy por favor -
- No me asustas - veo fuego en sus ojos, ella habla en serio, así que me doy por vencido y saco mi miembro, ella lo mira y se sonroja mordiéndose el labio inferior - Terry es... muy grande - mi orgullo masculino llega a niveles cósmicos. Ella acerca sus dedos para tomarlo con las manos y comienza a frotarlo, el contacto me produce una increíble sensación imposible de contener.
- ¡Para!- me levanto como puedo y voy al baño, aún no podría brotar mi semilla sobre ella. Libero mi orgasmo con fuerza, mientras un gemido ronco sale de mi boca, respiro y trato de calmarme un poco. Regreso a la habitación, me acerco para besarla y le susurro - Te amo y te quiero solo para mí - ella me mira e inesperadamente siento su mano acariciando mi miembro.
- Yo también te amo - siempre sospeche que era una criatura sexual, es una mezcla perfecta entre inocencia y sensualidad, estoy seguro que será una amante increíble. La dirijo a la cama y nos sentamos, nuestro primer encuentro ha sido tierno, intenso, apasionante y lleno de amor, demasiado perfecto. La acerco y le susurro en el oído:
- Quiero tenerte conmigo cada día y cada noche de mi vida - abro el cajón de mi mesa de noche y saco una pequeña cajita, ella me mira con los ojos muy abiertos.
- Terry...- me susurra con un hilito de voz, así que me arrodillo en una pierna.
- Te lo iba a pedir mañana después del estreno, pero ya no puedo esperar- suspiro - Candy, mi Pecosa, has sido mi amiga, mi novia, mi musa y hoy mi mujer, lo quiero todo contigo, mis metas, mis sueños, hijos, todo, me siento completo solo cuando estás conmigo y no quiero que nos separemos nunca más. ¿Candice White Ardley, quisieras ser mi esposa? - ella tiene los ojos llenos de lágrimas.
- Sí Terry, sí quiero - me dice con voz entrecortada a punto de llorar, me levanto para colocarle el anillo y la beso suavemente en los labios como un sello eterno de amor.
Continuará...
