NADA HA CAMBIADO EN MÍ
"Nada ha cambiado en mí" sólo eso le había escrito. Pero a que se refería exactamente, Candy tenía esa incógnita, había tantas posibles respuestas. Acaso es por la decisión de quedarse con Susana? O es por qué la seguía considerando su amiga? Podría ser, tal vez, que aún la amaba? No, eso era imposible nunca le dijo que la amaba, pero la había llamado su novia.
-Ahh! Por qué no eres más claro Terry!? No quiero ilusionarme de nuevo, y si te enamoraste de ella y sólo quieres rectificar que hicimos lo correcto al separarnos… es lo más seguro, ella es hermosa, culta y sabe comportarse como dicta la sociedad; Es tan diferente a mí, tú te mereces a una mujer como ella.
Candy tenía entre sus manos la carta que le había enviado el castaño hacía ya tres días y desde entonces se iba a la colina y al gran árbol, ese lugar siempre despejaba su mente y la ayudaba a ver todo con claridad, pero hora era tan difícil, no podía descifrar el significado de esas palabras.
-Qué debo hacer? Sí, debes ser feliz eso debes querer decirme, cierto? – entonces recordó lo que su amiga le había dicho hace un año.
Flashback
-Candy, él aún no me ama. –Annie lloraba en el regazo de su amiga.
-No digas eso, Archie te ama. Sólo dale tiempo y te lo dirá.
-Ya pasaron cuatro años que somos novios y nunca trató siquiera de tomar mi mano. Si está conmigo es sólo por compromiso.
-No lo creo, si está contigo es porque te quiere. Se paciente Annie, ya verás que pronto te lo demostrará. Si quieres hablo con él para…
-NO! – la interrumpió – ese fue el primer problema, no lo entiendes Candy? Si Archie está conmigo es porque tú se lo pediste, tiene ese compromiso contigo y no quiere defraudarte.
-Annie… yo…
-Nunca debí interrumpirlos ese día en el colegio, debí dejar que se te declarara, tal vez ahora sería todo distinto.
-Annie, lo siento mucho. Nunca quise lastimarte.
-Tú lo hiciste porque me querías, eso lo entiendo y… Archie lo hizo porque… te quería a ti y no quería que lo odies.
Cuando Annie terminó su relación con su primo éste no se mostró triste ni decaído como lo esperaban, estaba más tranquilo e incluso podría decir que hasta feliz.
Fin de flashback
-Ese será tu caso Terry? Tal vez por mi culpa no eres feliz y estás con alguien a quien no amas. Terry no quiero que seas infeliz por mi culpa, aunque no sea conmigo tú debes ser feliz. – Candy se paró decidida, ya sabía lo que tenía que hacer. Corrió presurosa a la casa, debía apurarse y no perder más tiempo.
Nueva York
-Tranquilízate hijo, sólo pasó una semana.
-Una semana sin noticias madre, cómo quieres que esté!?
-Dale tiempo, debe estar confusa con todo esto.
-Tengo miedo que ese no sea el motivo, y si tiene a alguien en su vida? Y si…
-Y si esas son también sus dudas? Qué le dijiste en la carta?
Entonces se reprochó a sí mismo, cómo pudo ser tan tonto!? No lo escribió algo claro y si ella creía que era una broma?
-Diablos!
-Terry! Qué sucede?
-Sucede que tienes un tonto como hijo! Creo que le enviare otra… - entonces escuchó que alguien tocaba la puerta de su departamento, temió que fuera Susana exigiendo que regresará con él.
-Esperas a alguien?
-No.
-Quieres que vaya abrir la puerta?
-No, lo haré yo y si es Susana la echaré de inmediato. – se dirigía hacia la puerta y echar a esa insolente.
El corazón de Candy estaba tan acelerado como lo estaba el tren en el que iba rumbo a esa ciudad que una vez la despidió de la manera más fría. No sabía lo que encontraría al llegar, pero se arriesgaría una vez más y si él la había olvidado y era feliz con alguien más se despediría de él y cerraría ese etapa de su vida.
-Al fin llegue, dónde debería ir primero? Por la hora puede estar en su trabajo. Sí, es mejor que vaya al teatro. – entonces tomó un auto de alquiler y se dirigió a la calle Broadway.
El castaño abrió la puerta y se quedó mudo al ver a la persona frente a él.
-Nada ha cambiado en mí. – Tenía un gran discurso para cuando lo vea, pero sólo pudo repetir las mismas palabras que él le había escrito.
-Candy… - la acercó a él y la besó como tanto había deseado hacerlo hace años. Esta vez la rubia le estaba correspondiendo, sintió cuando rodeo su cuello con sus delicados brazos. Era maravilloso, pero un ruido de alguien aclarándose la garganta los trajo de vuelta a la tierra.
-Candy, me alegra que estés aquí! – se acercó Eleonor para darle un abrazo.
-Señora Baker… - Candy parecía un tomate y Terry no se quedaba atrás, como se había olvidado que su madre estaba con él.
-No te preocupes Candy, creo que ustedes tienen que hablar así que los dejaré solos para que lo hagan con tranquilidad.
-No es necesario que se vaya, fui yo quien los interrumpió. Yo volveré mañana…
-Nada de eso, en realidad era por ti que estábamos juntos, pero ya que llegaste es mejor que hablen de una vez por todas. – se acercó para darle un abrazo de despedida- ya no lo hagas sufrir más, sean felices. – le susurró al oído. Adiós querida, espero verte mañana.
Después de despedirse de su hijo la afamada actriz dejó la residencia del castaño.
-Terry… yo… - el castaño no le dejó terminar, pues la volvió a abrazar. Candy sintió que el cuerpo del actor convulsionaba, acaso él estaba llorando? – Terry…
-Viniste Candy… estás aquí. – Terry se alejó un poco y poder verla de frente, entonces la rubia corroboró lo que presentía, su castaño estaba llorando y ella también lo hacía.
-Estoy aquí por ti. – le tomó el rostro entre sus manos y con sus pulgares limpió sus lágrimas. – si es que entendí bien tu carta…
-La entendiste, claro que lo hiciste. Mi amor por ti no cambió en lo más mínimo.- la besó- siempre fuiste tú y lo serás Pecosa.
-Terry! – dijo mientras lo abrazaba llorando por lo escuchado. – nunca te olvide ni quise hacerlo, siempre serás tú.
No se dijeron más simplemente celebraron su reencuentro, ya tendrían toda la vida para ponerse al día en sus vidas. Esa noche sólo importaban ellos, si el mundo terminaba, estarían juntos mientras eso sucedía.
Terry la abrazaba y besaba a cada instante, le susurraba al oído las palabras que tanto había querido decirle.
Candy por su parte le correspondía con la misma emoción, lo amaba y decidió que ya no los separarían; ya no importaban los otros, sólo se concentraría en Terry y hacerlo feliz.
Estaban sentados en el sofá, Candy le había contado lo difícil que fue para ella entender el mensaje de su carta.
-Pecosa, cómo pudiste dudar del mensaje que te enviaba?
-Es tu culpa Terry, nunca me dijiste lo que sentías por mí, bueno, al menos nunca fuiste claro.
-Y me arrepentí tanto por eso, pero a partir de ahora, no habrá día que te diga o demuestre cuanto te amo.
Terry comenzó a besarla con una intensidad que la hizo olvidarse de todos sus principios y creencias. Candy correspondía con la misma intensidad, ya no tenía caso engañarse, ella también lo deseaba, así como él se lo estaba demostrando. La rubia comenzó a acariciar el pecho del castaño, despertando en él sensaciones que luchaba por controlar. Él bajó sus manos por el contorno del cuerpo de la rubia, con esa acción Candy dejo escapar un ruidito nunca antes reproducido por su boca, cosa que la avergonzó, pero no se detuvo. Terry al escucharla y ver que ella seguía con la misma pasión y entrega intensificó el beso mientras acariciaba las piernas de la pecosa, ésta subió sus manos al cuello del joven y lo atrajo más hacia ella, aumentando así el deseo entre ellos, pero un momento de lucidez llegó de repente al castaño, quien algo renuente la se separó de la joven rubia.
-Pecosa… debemos parar… después no podré detenerme…- decía entre besos.
-Terry… yo… quiero seguir.
-Amor… tendremos mucho tiempo para eso, no quiero que después te arrepientas o te culpes.
-No lo haré.
-Te amo Candy, y contigo quiero hacer las cosas bien.
-De acuerdo. – acepto con una sonrisa tierna y amorosa para el castaño.
-Soy un tonto verdad? – dijo con una sonrisa tierna.
-Sí, lo eres, pero no por esto. – Vio desconcierto en los ojos del actor – sino, porque tardeaste en enviarme un mensaje y tarde en volver a ti. – completo.
-Te quedarás conmigo, verdad? –vio que ella asentía – desde ahora no te dejaré ir Candy. Cásate conmigo, mañana mismo.
-Qué!? – dijo riendo de la loca idea del castaño – es enserio? – cuestionó al ver la seriedad del actor.
-Nunca en mi vida hablé más enserio que ahora.
-Bueno… yo… - lo estaba poniendo nervioso y ella lo sabía – Terry… sabes… que yo…- jugaba con él – SÍ! – saltó a sus brazos y lo beso para disculparse de su juego.
-Pecosa bromista, casi muero de angustia.
-Hubieras visto tu cara, cómo pudiste dudar de la respuesta que te daría? Te amo Terry, nunca lo olvides.
-No más de lo que yo te amo.
Esa noche Candy se quedó en el departamento de Terry al fin y al cabo en unas horas serian marido y mujer. Así que no veía nada de malo, además él la respetaría, ya se lo había demostrado.
En la habitación del castaño antes de dormir, Candy le preguntó qué había sucedido con la ex actriz; Terry le contó que Susana estaba más interesada en su dinero y apariencia que en él mismo.
-La señora Marlow se empeñaba en que les comprara una casa. Cuando acepte hacerlo y busque una casa modesta pero linda ella se exaltó asegurando que su hija merecía algo mejor, me dijo que cuando nos casemos, tendríamos que vivir en una mansión con mayordomo y mucamas.
-Cuanto lo siento, todo lo que tuviste que aguantar… por mi culpa. –dijo con tristeza.
-No fue culpa tuya, amor. – dijo acariciando su rostro. – la señora casi muere cuando le dije que no viviría con nosotros y que yo había ya comprado esa casa. Las dos me recriminaron por no escuchar su opinión.
-No lo puedo creer. – dijo molesta.
- Escuche a Susana claramente decir: que mi atractivo y dinero eran lo mejor que le había pasado. Entonces di la última estocada.
-Qué hiciste?
-Renuncie al teatro, y le dije que no tendríamos lujos, que el dinero era sólo para las terapias y vivir una vida cómoda. Cuando me exigió que regresara al teatro, le recordé que era ella quien quería que esté a su lado siempre. Vivimos así durante unos meses, yo la visitaba diario ni siquiera hablábamos; pues no me interesaba contarle nada de mi vida, no quería que me conozca; incluso puedo decir que fue culpa mía que ella se aburriera de estar a mi lado, hasta que un día me devolvió mi libertad.
-oh Terry, esto es para no creer, pensé que ella te amaba y te haría feliz.
-Sólo tú me harías feliz pecosa. – le dio un beso en la frente.
-Entonces ya no actúas?
-No, ahora ayudo a Robert a producir.
-Terry…
-No te sientas mal, ya no era feliz en el escenario. La actuación, me recordaba la pérdida que sufrí. – vio que ella empezaba a sentir culpa otra vez. – Además ahora que nos casaremos, no me alejaré de ti durante mucho tiempo, en este momento hubiera estado de gira y no me habrías encontrado. – añadió mientras acariciaba la mejilla femenina.
-Entonces me alegro que seas productor y no actor.- se acercó a él para darle un beso. – Terry… y como está Susana.
-Ella está bien, pero al ver que tenía tiempo y trabajo, me pidió que regresará con ella. – vio miedo en los ojos verdes. - No volvería con Susana aunque me amenace Candy, es asfixiante estar con ella.
-Entonces Casémonos mañana temprano, así no podrá hacer nada para separarnos.
-Sólo de ti acepto que me presiones para que nos casemos pecosa. – bromeó con la rubia.
-Y yo acepto una vida modesta, si estás conmigo.
-Lamento decepcionarte, pero una vida modesta es lo último que tendrás.
-Por qué?
-Porque mi padre me heredó en vida, tengo el título de duque y su fortuna. Sólo que me dio tiempo para recuperarte y ya después podré tomar posesión del cargo de duque. Te molesta ser duquesa?
-No, pero primero quiero el título de esposa.
-Y lo tendrás mañana, así que vamos a dormir para despertar temprano y amarrarte a mi vida para siempre.
Después de unos cuantos besos de buenas noches la pareja se quedó dormida esperando que al día siguiente inicie una nueva etapa en sus vidas, esta vez sus caminos se volvían a unir con la promesa de nunca más separarse. Al fin la vida y el destino los recompensaba; formarían su familia; serian lo primero y lo último en ver cada mañana y cada noche por el resto de sus vidas.
FIN.
