Estaba cansada, su día no había Sido un día radiante y perfecto, todo era oscuro y frío en su mundo como aquella noche, necesitaba encontrar trabajo, pero todo había Sido un fracaso, sus lágrimas comenzaron a caer sin que ella se diera cuenta, pero poco le importaba parecer una loca por llorar en medio de la oscura y fría noche en aquella banca, ella levantó su mirada cuál estaba cristalizada aún con ganas de llorar, su mirada estaba en el reloj mismo que marcaba 9 con 50, suspiro antes de ponerse de pie limpiando sus lágrimas que aún estaban sobre sus mejias.

-¿Estas bien?- fue la pregunta que escucho misma que hizo que se detuviera, había Sido mucho tiempo sin escuchar esa palabra, sabía que a nadie le importaba cómo estaba su vida, todos sabían que era un desastre, se giró levemente encontrando a un castaño de ojos azules y abrigo oscuro que estaba de pie como esperando por su respuesta.

- si, yo estoy bien - mintió con extrañeza de escuchar aquella pregunta de un completo extraño que apareció de la nada.

- hace un segundo parecía que no - comento acercándose hacia la rubia haciendo que su olor a chocolate amargo hiciera que la rubia comenzará a retroceder - tranquila, no te haré daño - aseguro estando cerca, logrando que Candy lo mirara mejor, sus ojos verdes estaban sobre aquel hombre castaño de ojos azules que parecía un dios griego en frente.

- si no quiere hacerme daño, ¿Entonces que quiere de mi? - pregunto la rubia aún algo asustada

- nada malo - respondió con tono divertido - ¿Tienes trabajo? - pregunto para su sorpresa, ella negó con la cabeza arrepintiendose al instante, ni siquiera sabía de qué se trataba - ¿Quieres uno? - fue la siguiente pregunta que la hizo que se sobresaltara, el reloj de la cuidad marcando 10 en punto hizo que comenzará a sentir mucho más frío sin ella tener algún abrigó.

Las calles estaban solas y silenciosas, y ella estaba afuera sin un abrigo pero si con un extraño que sabe Dios que quería de ella, su miedo comenzo apoderarse haciendo que el soltará un suspiro para hizo que comenzará a temer, más aún cuando el había caminado acercándose a ella únicamente para quitarse su abrigo para ahora ponerlo sobre su cuerpo impidiendo así que sintiera frío, ella lo miro, estaba más cerca y aunque estuviera distraído ella podía ver sus hermosos y muy brillantes ojos azules

-¿De que se trata el trabajo? - pregunto con temor logrando que el la mirará.

- serás mi asistente, tomarás llamadas y propuestas interesantes para mí empresa.

Su respuesta hizo que su boca se formará en una O que a duras penas pudo disimular, mientras su cerebro trataba de analizar cada palabra, ella desvió su mirada viendo hacía el reloj de la cuidad antes de volver a mírarlo para encontrarlo esperando alguna respuesta.

-¿Y eso será todo? - pregunto a lo que el asintió - si aceptó, ¿Cuando comenzaría?.

- mañana mismo, si aceptas tu día comenzaría a las siete de la mañana para terminar a las siete de la noche, contrataré a un chófer para tu regreso a casa, tu suelo será de 70.000 dólares al mes.

La sorpresa no cabía en su rostro, sin duda era una buena oferta de trabajo que nunca de los nunca se volvería a repetir en su trizte vida, era en resumidas el trabajo perfecto que cualquiera mataría por tener pero, que tal si era una trampa, lo lamentaria seguramente si lo aceptaba, pero si no, estaba segura que también no solo lo lamentaria si no se odiaria por creer que aquella perfecta propuesta de trabajo era una trampa.

Ella miro al suelo sin saber que decir - está bien - dijo salir mirando nuevamente hacia el castaño de ojos azules que también la miraba - si quiero ese trabajo - dijo al tiempo que el asentía suspirando.

- te espero en la empresa Gran entonces - fue todo lo que dijo como una despedida antes de seguir su camino como si nada siendo la rubia la que se quedará atrás viendo como el desaparecía a lo lejos, fue cuando desapareció que comenzó a preguntarse si lo que había vivido había Sido una verdad o una simple burla de su mente, sin saberlo comenzó a caminar dudando aún sobre lo que había pasado hace solo unos segundos, llegó a su casa quitándose el abrigó para dejarse caer sobre la cama mirando al techo siendo incapaz de aceptar que un castaño de mirada azulina había Sido su solución a todo.

- necesito saber si me volví loca - dijo soltando un suspiro, fue después de hacerlo que sus ojos verdes comenzaron a cerrarse, el día había Sido cansado después de tanto haber caminado buscando un trabajo con su mente imaginando y deseando que la noche llegará para dormir y despegarse un momento de aquel mundo tan oscuro y frío que la rodeaba.

La puerta siendo tocada fue lo que ayudo a despertarla, ella abrió sus ojos dándose cuenta que el sol había entrado por la ventana, la puerta siendo tocada con desesperación hizo que detuviera su investigación para ponerse de pie iyendo hacia la puerta dispuesta a mandar al diablo a quien fuera que tocará de aquella manera la puerta y más aún por interrumpir su anhelado sueño.

-¿Que cara...- se detuvo, sus ojos se abrieron sin poder creer lo que estaba viendo, bajo su mirada sintiéndo la vergüenza en su cuerpo tras descubrir que lo vívido anoche no había Sido una burla de su mente - buenos días - saludo con sus mejias rojas como un tomate.

-¿Estas lista? - pregunto mirándola, ella negó con la cabeza - ¿Y que esperas para hacerlo?, ¿Ya te diste cuenta de la hora que es? - pregunto molesto.

- lo siento, olvide poner alarma, no volverá a pasar.

El suspiro - como sea, báñate, vístete y desayuna, estaré abajo esperándote - dijo antes de irse, haciendo que ella cerrará la puerta sintiendo aún aquella vergüenza en su cuerpo y en todo su ser, sabiendo que no tenía tiempo para ponerle atención a su vergüenza, comenzó a bañarse rápidamente para después vestirse con lo primero que encontrará, no se miraba al espejo por qué sabía que su ropa no era la mejor de todas y además tenía tiempo para todo menos para verse al espejo, comenzó a comer en un tiempo récord para después salir aún creyendo que aquello era una fantasía, sin embargo el estando afuera esperando como lo había prometido hizo que sus dudas desaparecieran.

-¿Estas lista? - pregunto tras tenerlo cerca, ella asintió logrando que el la mirará, por dios aquella ropa no parecía de trabajo - ¿No tienes más ropa? - pregunto arrepintiendose al instante, ella negó con la cabeza - bien, no tenemos tiempo para esto - dijo abriendo la puerta de su auto oscuro, mismo que la rubia miro sin querer entrar - vamos sube - dijo tras ella quedarse como una estatua, misma que volvió a si entrando al muy cómodo auto para prender camino hacia la empresa Gran.

No sabía mucho sobre ella, la empresa era la más famosa de toda la cuidad si no es que de todo el mundo, la razón era por el dueño y presidente, mismo que estaba sentado a su lado pareciendo bastante distraído como para darse cuenta que ella lo estaba mirando sin poder creer que aquello fuera verdad, desvió la mirada hacia el frente sintiendo que hasta el día era uno más cálido que todos los anteriores.

- señor Granchester - lo llamó el señor que conducía, llamando la atención de la pecosa por todos los cielos, el chófer parecía un hombre de dinero y elegante vestido de aquella manera - hemos llegado - aviso a tiempo que el nombrado salía hacia el enorme edificio que estaba al frente mismo que Candy miro sintiéndose como una pequeña hormiga.

- no hay tiempo para ver esto - dijo la voz del de ojos azules logrando que comenzará a caminar hacia la entrada a aquella empresa con pisos brillantes y hecho blanco pareciendo todo muy limpio, lujoso y iluminado, había mucha gente adentro saludo a cada segundo al castaño quien no respondía.

- buenos días señor Granchester - saludo un hombre de saco oscuro con una leve reverencia - deje que le ayude por favor - dijo el hombre acercándose para quitar el abrigó color café del castaño, logrando que la de ojos verdes mirara al castaño recordando que en su sofá estaba otro abrigó oscuro que el le había dado seguramente tras darse cuenta que se estaba congelando por el frío.

-¿Está todo listo? - pregunto el de saco oscuro mirando al hombre de mirada gris.

- si señor todo está como usted lo ordeno, ¿Desea alguna otra cosa? - pregunto amablemente.

- no gracias, puedes retirarte - dijo para seguir su camino ignorando la reverencia que aquel hombre de mirada gris había hecho como una despedida, antes de el entrar a la que suponía era su muy limpia y iluminada oficina, pero por muy limpia y iluminada que estuviera sus dudas había comenzando, sin saber cómo un hombre como aquel que ella tenía en frente le había propuesto ser su secretaria cuando tenía hasta un hombre que recogiera su abrigo.

- señor yo...quisiera saber con qué comenzaré - dijo con timidez al el estar sentado luciendo relajado

- comenzarás por traerme un te de mora - dijo para su sorpresa.

-¿Al señor le gusta el te de mora? - dijo con confusión en su tono.

- no no me gusta, hay muchas cosas que no me gustan pero la que más detesto es que me llamen señor, estoy joven y no quiero que llames señor - dijo poniéndose de pie - quiero que me llames por mi nombre.

-¿Usted quiere que lo llame por su nombre aún siendo un alfa y mi jefe?

El asintió - ¿Cuál es tu nombre?.

- Candice white Andrew.

- bien entonces te llamaré Candy - dijo sin mirarla pues su atención estaba sobre unos papeles en su escritorio

- usted ya sabe mi nombre, ahora yo necesito saber el suyo.

El la miro - ¿No lo sabes?.

- no.

-¿No lees el periódico?.

Candy guardo silencio tratando de recordar cuando fue la última vez que había leído algún periódico - no, hace mucho que no lo hago.

El suspiro - mi nombre es Terruce Granchester, hijo del ex presidente Richard Granchester.

-¿Ex presidente?.

- si, murió hace dos años.

- lo siento.

- no importa, haz lo que te pedí - dijo volviendo a su cómodo asiento antes que Candy se fuera en busca de un te de mora Sin saber la razón por la que el tomaba te de mora, la rubia pecosa de ojos verdes no hizo nada más que seguir con su trabajo y con su día de la forma más normal posible, eso hasta que el castaño se acercó a ella - ¿Comiste? - pregunto a lo que ella dudo en responder, había estado tan distraída que no siquiera se dió cuenta de cuan rápido pasaban las horas hasta ese preciso instante en el que su cerebro le ayudo a recordar que había hecho todo menos alimentarse, bajo su mirada negando con la cabeza, logrando que el suspirara - vamos - dijo como una orden para comenzar a caminar con Candy detrás, deteniéndose justo en la cafetería - pide lo que quieras - dijo tomando asiento.

-¿Y usted ya comió? - pregunto Candy con cierta incomodidad.

- a decir verdad no, no tenía apetito - dijo antes de que un mesero se acercará a pedir la orden

- pastel de carne está bien - dijo Candy haciendo que el mesero se fuera para hacer que otro apareciera con un plato en sus manos, no era un pastel carne, si no más bien una sopa llena de verduras y demás cosas que Candy no había logrado identificar .

- que lo disfrute - dijo el hombre antes de irse dejando a Candy con dudas muy serias, sin entender nada comenzó a comer.

-¿Te gusta tu trabajo? - pregunto para sorpresa de la rubia quien asintió - ¿Te parece bueno?.

- ha Sido el mejor trabajo que he tenido hasta ahora - contesto cabizbaja - no siempre tengo suerte con los trabajos.

-¿Eres inconforme?

- me conformo con lo que sea, es solo que no sé aún que es lo que el mundo tiene en mi contra - dijo encogiéndose de hombros.

-¿tu dices, que el mundo está en tu contra por el hecho de no tener trabajo? - pregunto mirando a la rubia, quien se puso nerviosa tras darse cuenta que el había dejado de comer para verla.

- ahhh no, no exactamente...es solo que, pienso más bien yo pensaba que...ahhh -se detuvo sintiendo los nervios sobre su cuerpo, el desvió su mirada mientras volvía a comer desviando totalmente su atención hacia su comida, el suspiro antes de poner una tarjeta sobre la mesa, Candy lo miro sin entender.

- quiero que te vayas temprano - dijo logrando que Candy se asustará un poco.

-¿Que?.

- mañana tendremos trabajo en el extranjero, necesitas ropa decente.

-¿Y quiere que me vaya ahora?.

- partiremos mañana por la mañana, vendrás conmigo es obvio que tienes que irte ahora.

- si, claro lo siento - se disculpo antes de ponerse de pie.

- Candy - la llamo un tanto divertido - primero debes terminar de comer - dijo viendo hacía el pastel de carne sin terminarse.

- ahhh, si yo...lo siento - se disculpo sintiéndose como una idiota tras tomar asiento nuevamente para terminar de comer, tal vez era por la hora o tal vez por el sol no lo sabía lo cierto era que en su ser no sentía otra cosa más que un calor insoportable que estaba segura no había sentido antes.

La historia no es de mi autoría la autora original es Hanna_Ferrari

estaré actualizando cada 29 de cada mes, espero su paciencia y compresión por como todos tengo una vida fuera de esta plataforma, mi año escolar apenas comienza así que agradecería su apoyo.

Gracias por leer

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