Nada estaba saliendo bien, todo estaba fuera de control. Marinette desde que se había convertido en Ladybug estaba acostumbrada a tener las riendas de las situaciones, a resolver problemas con gran eficacia y una rapidez no muy propia de ella. Siempre estaba lista, siempre estaba atenta a todo.

Pero hoy era la excepción.

Había tenido un problema con Tikki, algo no relevante en este momento. Lo importante era que se había confiado, pensó que quizás Hawk Moth descansaría por un día y simplemente no la necesitaría. Pero se equivocó.

—El mal no descansa nunca —pensó para sí misma. Apretó sus manos con fuerza.

Una vez Tikki le había dicho que ella era Ladybug con o sin disfraz. Nunca había estado segura de eso, le costaba un poco admitirlo, pero siendo Ladybug se sentía mucho más confiada, era como si su torpeza desapareciera de modo inmediato. Nadie nunca confiaría en la torpe de Marinette.

No tuvo tiempo de seguir pensando. En el patio del colegio, el akumatizado había rodeado a Chat Noir en la escalera, estaba listo para atraparlo. ¡Por Dios, no! Nadie dañaría a su gatito.

Dejó de lado sus inseguridades y agarró entre sus manos el bastón de Chat Noir que estaba tirado cerca de ahí. Por suerte conocía el mecanismo, en una ocasión Nino lo había utilizado para intentar proteger a Alya, ella también veía a Chat Noir a diario.

Chat Noir no la vio, el akumatizado tampoco lo hizo. Eso estaba bien, nadie notó su presencia. Ella simplemente corrió veloz, incluso perdió sus zapatos en el proceso. Pero estiró el bastón, lo abrió y golpeó con todas sus fuerzas al akumatizado en la espalda.

El akumatizado cayó al suelo, Marinette aprovechó de volver a golpearlo, nuevamente en la espalda. Utilizaba la fuerza suficiente como para no noquearlo, pero para que no pudiera defenderse.

Chat Noir observó impresionado. Aunque se levantó rápidamente. El akumatizado estaba fuera de combate, como cuando dicen: "¡Pikachu no puede continuar, Marinette es la..."

—¡Chat Noir, rápido! —gritó Marinette.

No había tiempo para pensar en Pokémon ahora. Lo importante era vencer a ese akuma. Simplemente recogió el lápiz que había caído al suelo, ahí estaba el akuma. Pero... ¿ahora qué? ¿dónde se supone que está Ladybug?

—¡Solo rómpelo! —Marinette ya se estaba cansando de golpear al akuma y tenía algo de miedo. ¿Y si el muchacho la atacaba repentinamente?

—¡Lo sé! Recuerda quien es el héroe —dijo para no sentirse herido, su ego existía. Marinette rodó los ojos.

Rompió el lápiz y el akuma se fue volando. ¿Cómo lo iba a purificar? ¿y si el akuma regresaba?

—¡Utiliza el cataclismo rápido! —Marinette ayudó al niño a levantarse, era extraño que se tratará de un adolescente, se veía afligido.

Chat Noir hizo lo que Marinette dijo, la mariposa dejó de ser negra, extrañamente fue purificada. ¿Él también podía purificar akumas? ¿desde cuándo? Ahora estaba confundido.

Marinette le dijo al chico que no se dejará guiar por sus emociones negativas, que todo estaría bien, que no tenía que tener miedo.

—Mis escritos no son buenos, eso me superó... —admitió el joven.

—Yo creo que siempre se puede mejorar. Si crees que ahora no eres bueno, eso no importa. Podrás mejorar con paciencia.

—Gracias —respondió sinceramente, sus palabras habían sido muy bonitas y muy verdaderas —. La práctica hace al maestro —pensó él sonriente.

—¡Exacto! —y él chico se fue.

Agarraron a Marinette por el hombro.

—¡No puedes hacer cosas tan arriesgadas! ¡tú no tienes poderes! —la retó Chat Noir. Adrien apreciaba a Marinette, sabía que era valiente y arriesgada, pero eso había sido demasiado.

Ella se separó de ese agarre con tranquilidad.

—Deberías decir gracias.

—Tengo una mejor idea.

Chat Noir tomó a Marinette entre sus brazos y subieron al techo, saltaron de techo en techo. Marinette se sujetó con todas sus fuerzas, estaba aferrada a su cuello.

—¡Esto no es un agradecimiento! —se quejó. Le costó hablar, el viento le complicaba la situación.

—Te estoy llevando a casa, Princesa. Cualquier chica moriría por estar en tú situación —dijo guiñando su ojo.

Llegaron a casa. Chat Noir la dejó en su terraza, en el balcón. Ella bajó y respiró, estaba tomando aire y recuperando la respiración. Se sentía extraño ser cargada de ese modo.

El anillo de Chat Noir comenzó a sonar, apenas le quedaban dos huellas.

—Debo irme, Princesa —hizo una leve reverencia —. Pero espérame mañana en la mañana, te prometo que te pagaré —y sin darle tiempo a Marinette de decir algo, él simplemente se fue saltando del mismo modo.

—Gatito bobo...

Marinette sentía que Tikki tenía razón, ella podía ser una heroína con o sin disfraz, hoy lo había demostrado. ¿Había sido valiente o solo una tonta? Quién sabe.

Rayos, extrañaba a Tikki. Esperaba que se encontrará bien, después de todo, confiaba en que el Maestro Fu podría curarla del resfriado otra vez.