Relena despertó en su apartamento lista para comenzar su día. Aquella mañana debía presentarse en la oficina temprano para luego ir al aeropuerto donde tomaría su vuelo privado a Lisboa,un día previo al evento de aniversario de la paz. Somnolienta dio vueltas en su cama dándose ánimos hasta que de un momento a otro, una extraña sensación la invadió.
Al intentar levantarse de su cama, experimentó una repulsión terrible que la empujó corriendo al baño. Luego de un gran asco terminó haciendo arcadas espontáneas frente al retrete esperando calmarse. Espero unos minutos mirándose al espejo, su palidez era notoria y no se sentía bien.
A lo lejos sintió su teléfono sonar y fue hasta su mesita de noche para contestar. Rose llamaba como cada mañana para alertar que su transporte habitual estaba por llegar. No estaba vestida aún ni preparada físicamente para comenzar la rutina.
- Señorita Relena, ¿sucesió algo malo? el chofer está esperando abajo.
Relena miró la hora. Incluso calculó mal los tiempos, por primera vez en toda su carrera estaba muy atrasada en los horarios, Justamente en un día en que se le exigía precisión.
- Rose, no iré a la oficina hoy - sentenció - no estoy bien ¿Es posible poder llegar al aeropuerto directamente al medio día?
-¿Está usted bien?
- Si, si . Solo algo...
Relena soltó el teléfono corriendo hasta el baño nuevamente. Rose quedó al pendiente esperando que su jefa volviese atender el teléfono, lo cual no pasó hasta la media hora después.
Sally ordenaba los últimos detalles con su equipo. El plan de seguridad estaba implementado desde la madrugada anterior y nada podría salir mal con tanta antelación. La comitiva de resguardo de la vicepresidenta estaba activo, el grupo de avanzada ya estaba en Portugal y su gente de primera línea llegaría en cualquier minuto para dirigirse al aeropuerto.
De pronto el preventivo Chang entró a la oficina de investigación muy áspero, abriendo de un portazo la puerta.
- Wufei...¿que pasa?
-Prende la televisión.
Wufei no esperó a que Sally tomara el control de la televisión, él lo hizo sintonizando el canal de noticias. La imagen mostraba a una reportera en terreno con una imagen detrás que denotaba una explosión, bomberos intentaban extinguir el fuego en lo que parecía ser el puerto espacial de una colonia.
"Cuando nuestro representante Hopkins comenzaba su viaje hacia la tierra
se reportó una extraña explosión en la zona de salida de su transbordador.
Testigos aseguran que repentinamente la comitiva de nuestro representante, que se dirigía
a la tierra, alertó tardíamente de la presencia de un explosivo el cual detonó minutos
después aviso. Afortunadamente el representante se encuentra sano y salvo gracias
a la gestión del personal del aeropuerto y la seguridad personal proporcionada por
el área de inteligencia preventiva que fue facilitado por ESUN. ¿Quiénes son los que están detrás
de estos furtivos ataques que empañan nuestra paz? ¿Qué es lo que pasa que...?"
El teléfono de Sally sonó. Lady Une llamaba para una reunión de emergencia en su oficina. Los preventivos de primera línea se reunieron en el lugar. Heero, Duo y Wufei llegaron con su supervisora para esclarecer si era necesario cancelar el viaje.
- Sabíamos que esto no sería fácil - comentó Une mirando la ciudad por su ventana - aunque jamás creímos que ellos fuesen tan desenfrenados dejándose ver de forma evidente. Llamé al alto mando de ESUN, no desean entrar en pánico por lo que planean realizar la conmemoración igualmente. !¿Por qué los diplomáticos tienen que ser tan llevados de sus ideas!?
-Ni lo digas - ironizó Heero - Aunque estás sacando conclusiones apresuradas puede que sean los que buscamos o otro grupo aislado que aprovechó de crear caos.
- Heero tiene razón - prosiguió Wufei - no debemos desesperarnos.
- Felicito que nuestros enviados hayan actuado a tiempo para salvar la vida de Hopkins - dijo Une - ¿Quién estaba a cargo del grupo que fue a esa colonia?
- Yo - respondió Dúo - es mi gente, sé lo que hacen.
- Felicitaciones Maxwell ¿por cierto que te pasó en la cara?
Los cuatro se vieron aguantando sonreír ante el comentario. Miradas furtivas pasaron por ellos, ya que no era la primera persona que preguntaba por el rostro moreteado de Dúo aquel día.
- Tuve un pequeño accidente - sumó Dúo.
El intercomunicador de Une sonó alertando que su secretaria deseaba comunicarse.
-¿Qué pasó Betty? dije que estaba en una reunión de emergencia...
- Lo sé, pero la asistente de la vice presidenta está aquí e insiste en hablar con la supervisora Sally.
- ¡Está bien, que pase!
Rose asomó su cabeza por la puerta algo atemorizada por presentarse ante todo el grupo. Distinguió al amigo de la señorita Relena y a Sally Po, quién era a quién buscaba en un inicio. Cuando se enteró que ellos estaban en una reunión con la suma cabeza de seguridad, prefirió alertar inmediatamente de la eventualidad del momento.
- Hola, buenos días - dijo con su dulce voz. Se sonrojó levemente al ver que el chico de larga trenza que veía diariamente en la cafetería estaba ahí también.
-Rose, adelante - saludó Sally - ¿que necesitas de mi?
Rose dudó si hablar delante de todos ellos, dio unos pasos alejándose de la entrada. Creyó que no habían protocolos para un día que estaba planificado en pos de la seguridad de la Señorita Relena y debía informar formalmente el cambio en su agenda en un día importante.
- Yo...yo... vengo a informar de un cambio no menor en la rutina de hoy - dijo aún tímida.
Heero se asustó, supuestamente todo estaba bajo control con el equipo de seguridad de Relena. "Algo no anda bien" olió su intuición.
- La señorita Relena no se presentará esta mañana en la oficina - explicó Rose -Ha pedido llegar directamente al aeropuerto. Quizás haya que cambiar el paso a paso de la comitiva y algunos horarios de salida.
Todo el equipo se miró extrañado. Era un plan estricto, cualquier cambio conllevaba a reordenar el programa de aquella mañana.
- ¿Te ha dicho por qué? - preguntó Heero.
- Se siente enferma - respondió apartando la mirada de los ojos azules preocupados que se posaron sobre ella - Y siendo franca se escuchaba bastante mal...
- Otra eventualidad - suspiró Sally - bien, no sé por qué no me sorprende. Wufei, Heero pueden encargarse de esta situación. No creo que conlleve gran alteración de la organización. Rose gracias por avisarnos a tiempo, es de gran ayuda.
Rose se sintió orgullosa de su decisión. Más tranquila se retiró de la oficina.
- Heero ¿sabes algo de ella? - preguntó Sally.
- No.
El ex piloto gundam percibió culpabilidad de no haberla llamado luego del incidente del fin de semana "¿Acaso es verguenza? "¿temor?". No tuvo mucho tiempo para pensarlo porque a los minutos todos se encontraban camino a sus tareas.
Al medio día Relena tomaba su limusina mucho más recompuesta. Al salir de su edificio miró a sus agentes de seguridad buscando al hombre que deseaba ver desde hace días. La última vez estuvo recostada entre sus brazos en una noche ardiente y ahora no había rastro de él. Detestaba cuando pasaba eso.
Ya en el aeropuerto, advirtió de varios medios que deseaban hablar con ella. Para su suerte, Rosé se había unido a su comitiva en el lugar, apartando a los periodistas y ordenando las preguntas. También antes de que enfrentara a las consultas, se informó sobre el fallido atentado al representante Hopkins en privado. Relena hizo tripas corazón para poder dar cara de la forma más solemne posible, a pesar que aún no estaba recompuesta de su malestar.
Heero se unió a todo el protocolo en la entrada de la loza del aeropuerto y de pronto percibió una sacudida en su corazón al verla entre la gente, cruzó una breve mirada con ella, pero la joven apartó la suya al instante, ignorándolo. Distinguida, usaba su blazer rosa con una falta blanca. Su cabello suelto estaba peinado brillando como el oro, adornado con una horquilla que recogía un lado. Ella estaba dejando atrás a los flashes de los periodistas mientras tomaba la escalera mecánica que bajaba hacia donde se encontraban su equipo. Se veía más seria de lo habitual junto a su asistente y su rostro más lívido de lo normal. El piloto advirtió esto último con preocupación y resistió su impulso de acercarse para caminar a su lado. Solo la observó a distancia.
Relena distinguió a Heero entre la comitiva. Sus ojos se cruzaron con los de él por un par de segundos y luego se forzó a apartarlos. Sintió una punzada de nerviosismo que disimulo con una faz más mesurada. Sabía que tenía que hablar con Heero el asunto en cuestión, no podía esperar, pero debía encontrar el momento preciso donde estuvieran solos.
La vicepresidenta abordó el Jet privado que habían facilitado para mayor seguridad. Silente se acomodó su equipaje personal en la parte superior de los asientos. Tuvo ligeros nervios al pensar que la ubicación de la esquina próxima sería el lugar que ocuparía Heero y justo daba en dirección directa hacia el suyo. Por suerte Rosé estaría frente a ella, al menos podría mantener su cabeza ocupada en temas de trabajo charlando juntas durante el viaje.
Captó que su asistente había desaparecido de su lado, creía que venía detrás de ella al momento de subir. Miró alrededor buscándola mientras se sentaba en su cómodo asiento de cuerina café. Notó de reojo que Heero se acercaba por el pasillo del avión.
Sorpresivamente él se sentó en el correspondiente a Rose, imponiendo su presencia.
No pudieron evitarse, sus ojos chocaron haciendo electricidad incómoda por eternos segundos. Relena vio que Rose llegaba al asiento de la esquina poniéndose sus audífonos para leer una revista. Su asistente la saludo guiñandole el ojo de forma traviesa y escondiendo su cara detrás de una portada que hablaba de chismes de la música.
La vicepresidenta se sintió ansiosa ante la vigilancia sigilosa de Heero, sin saber cómo romper aquella distancia entre los dos, tomó una revista de viajes que estaba disponible que en la orilla de su ventana hundiéndose en un artículo de destinos escondidos de Europa que parecía interesante a simple vista.
Por minutos ninguno habló mientras despegaban.
"¿Acaso cambió su asiento a propósito?" - pensó hojeando la página y deteniéndose en la foto de una playa francesa. Levantó la vista y por el rabillo notó que Heero tenía un evidente corte cerca de la sien. Él había desistido en buscarla con los ojos, ahora miraba por la ventana como si estuviese enfrascado en una disputa mental.
El vuelo partió sin inconvenientes. Posterior al despegue, la asistente de vuelo se acercó a ofrecer el servicio.
- Señorita, ¿desea una copa de espumante?
- Solo quiero agua, por favor.
- ¿Señor usted desea...?
- Lo mismo. Gracias.
"Si, ahora quieres agua" - ironizó Relena en su mente recordando el estado etílico del fin de semana. Se le escapó una curva en los labios con una leve risita mientras cambiaba de página.
- ¿Qué pasa? - preguntó al escucharla.
- Mm nada.
Pero ese nada no sonó convincente.
- Hmn - agregó él poco convencido de su respuesta.
- Tienes una herida en la frente - comentó leyendo la página siguiente y sin verlo - me pregunto cómo pasó...
Había ironía en su voz. Heero la notó de mejor semblante que en su llegada al aeropuerto. Su rostro había vuelto al color y se veía entretenida en su revista. Deseaba hablar con ella sobre la llamada o su calendario, pero no estaban solos en esa parte del avión. Rose se encontraba a un par de metros con sus audífonos a todo volumen y más allá otros miembros de seguridad. Prefirió guardar silencio por unos minutos hasta que se atrevió a hablar.
- Relena... - murmuró Heero para asegurarse que nadie escuchara.
-¿Si? - respondió en tono despreocupado ojeando la revista.
- Gracias.
Se observaron por una fracción. Ese agradecimiento bajaron las defensas de la vicepresidenta, más bien se derritieron ante esos ojos azules prusianos.
- ¿Gracias por qué? - contra preguntó hablando bajo.
- Por lo del fin se semana.
Relena supuso que se refería a la repuesta que dio a Sally cuando la llamó pregunto si había recibido la llamada. Había dicho que no recibió ninguna.
- No se preocupe preventivo Yuy, siempre que pueda colaboraré - susurró- y admito que tengo curiosidad sobre sus declaraciones de esa noche.
Lo miró a los ojos con una mirada cándida. Sabía que no le gustaba que le dijera así, pero amaba provocarlo.Él se inquietó ante el sugerente comentario. No comentó nada hasta que los acompañantes de seguridad se levantaron de sus asientos en dirección a la sala subsiguiente del Jet. Heero aprovechó la situación, dando cuenta que Rosé estaba dormida a metros de ellos con sus audífonos a todo volumen.
- ¿Que desea aclarar señorita vice presidenta? - preguntó aun hablando en voz baja.
- Todo. En especial sus dichos o acaso...¿no la recuerda preventivo Yuy?
Ella acomodó el mechón de cabello que caía en su cara detrás de la oreja, cruzó las piernas mientras volvía a cambiar de página esbozando una sonrisa. Realmente no estaba atenta a su lectura, por el rabillo del ojo advertía que la mirada de Heero estaba posada sobre ella. Era perfecto hasta cuando se veía un poco incómodo y le agradaba tener el poder de la información en esos momentos, aunque recordó que su objetivo no era aclarar los asuntos de su borrachera, más bien informarle de sus sospechas de posible maternidad. Finalmente Relena optó por dejar la revista de viajes a un lado para darle toda su atención.
- No me gusta que me llames así - murmuró Heero.
- Y a mi no me agrada que interrumpan mi sueño a las dos de la mañana - Relena suspiró resignada - está bien Heero, es estupendo que te la pases bien con tus amigos, de verdad me alegro que te diviertas, solo que tus frases en aquella llamada parecían tan... tan...
No encontró palabras para describirlo.
-¿Tan qué?
- Como si estuvieses viviendo una tortura, me reprochabas por algo que aún no comprendo.
"No era tortura, era confusión" pensó Heero. Aún no tenía gran idea de su conversación de aquella noche. Aunque si recordaba como se sentía: Acorralado por su belleza, por su presencia en la vida, lleno de un amor desbordante absoluto hacia ella, todo provocado por la posible noticia de...
- Relena, tengo que decirte algo importante.
Su entonación fue demasiado seria y formal. Se inclinó para acercarse más. Miró a su alrededor para verificar que todo seguía en orden, cuidando que nadie estuviese atento a ellos. Sintió una sacudida, pero no eran sus nervios, fue el avión.
- Heero, yo también tengo que hablar algo sumamente importante contigo.
Ella también se acercó. La distancia de los asientos se acortó. Ambos buscaron las palabras correctas para empezar.
- Relena...-
Heero levantó su mano, la puso en su mejilla sosteniendo el rostro de la vicepresidenta admirado por sus ojos turquesas que brillaban más que nunca.
- Heero, parece que yo estoy...
Se sintió otra turbulencia en el avión que sacudió todo. Rose despertó de sopetón asustada. Al mismo tiempo abrieron la cortina que dividía la sala acomodada del resto de los lugares. Un preventivo corrió hacia el asiento de Heero.
- ¡Señor, tenemos problemas en cabina de vuelo!
Heero percibió que estaban perdiendo altura rápidamente, algo no andaba bien. Siguió al preventivo y antes de perder de vista a sus acompañantes dijo:
-¡Quédense juntas y sigan instrucciones!
Rose se había echó a los brazos de su jefa muy asustada. Él dio un último vistazo a Relena quién asintió firmemente a su mandato. No pudo dejar de pensar que ella era la mujer más valiente del mundo mientras se acercaba a la cabina de pilotaje.
Al entrar vio a el piloto desmayado en su asiento. Botaba una especie de líquido espumoso por la boca y el copiloto trataba de sobrellevar la situación.
Heero tomó el cuerpo del hombre dejándolo en el suelo, luego se sentó en su lugar tratando de tomar control del avión estabilizando la dirección.
- ¡¿Que ocurrió?! - preguntó.
- El capitán tomó de su botella de agua y de inmediato convulsionó.
Heero recordó que él y Relena pidieron agua para beber antes. Ordenó rápidamente a sus subordinados que prohibieran el consumo de cualquier insumo del Jet. Además tomó el radio para pedir refuerzos al momento de llegar al aeropuerto de Portugal y pedir la espera una ambulancia al aterrizar.
Repentinamente el radio digital alertó de dos puntos que se acercaban al vuelo. Heero miró sorprendido por la velocidad a la que se aproximaban. "¿Acaso puede ser...?" Dedujo que ningún otro avión u objeto aéreo podía llegar de forma tan sigilosa y rápida. Esperó que no fueran lo que él creía.
Movió el avión para tratar de perderlos entre las nubes. En ese movimiento observó dos proyectiles que pasaban cerca del Ala izquierda, Heero hizo un movimiento rápido con el control y los esquivó.
- ¡¿Que está pasando?!- preguntó el copiloto evidentemente asustado.
- Nos persiguen - contestó Heero amenazante -Muy bien, copiloto Smith ¿no? Necesito de tu buena asistencia. Debemos esquivar a esos puntos de calor por al menos diez minutos, manteniendo nuestra altitud de crucero ¿me sigues?
El copiloto asintió asustado.
- ¿Por qué diez minutos? - preguntó Smith.
- Es lo que tardará en llegar la ayuda aérea.
Heero apuró los motores. Sabia que el Jet no era un gundam, no podía exigir la misma maniobrabilidad y potencia, pero al menos era liviano pudiendo direccionar para tratar de perder a los puntos que los perseguían. No tenía dudas, todo parecía ser que los seguían un par de Mobile suits. Pudo corroborarlo cuando uno se adelantó hacia ellos por el frente para disparar directamente.
- Es un tipo Leo - dijo Heero molesto.
No tuvo tiempo para pensarlo. Inclinó el avión rápidamente metiéndolo en una espesa nube cúmulus para desaparecer de su radio. Sabía que no podría llegar lejos por mucho tiempo haciendo ese tipo de maniobras.
- ¡señorita Relena que está pasando! - gritó Rose asustada.
Los movimientos del Jet botaron las cosas al suelo. Vidrios, copas y otros árticulos se desparramaron provocando un desorden en el suelo. Mientras Relena abrochaba el cinturón de Rose tratando de calmarla entre todo el caos.
Heero rogó internamente que se cumplieran los diez minutos. Vio el fin de la nube a pocos metros, al salir de ahí serían un blanco seguro. Pensó en Relena, no podía fallar, no ahora que deseaba aclarar las cosas y decirle que quería seguir adelante con ella.
El mobile suit iba a disparar su arma y fue sorprendido por dos proyectiles que no lo destruyeron, pero si lo dejaron dañado cayendo por los aires.
- ¡Heero, somos nosotros! - dijo Duo.
Estaba piloteando un F-15 de refuerzo junto a Wufei, el cual aparecía por su lado derecho en otro avión de caza. Ambos siguieron el Jet a una distancia considerable durante todo el viaje en caso de alguna eventualidad. La posibilidad que algo ocurriera en las alturas era de menos de un cinco por ciento y ocurrió. Heero agradeció de corazón que Sally estuviese de acuerdo con su plan exagerado, si no lamentarían algo peor.
- Iré por el que está más atrás - comentó Wufei por radio.
- ¡Ve! yo me quedaré acompañado el vuelo - avisó Duo - ¡uff eso estuvo cerca! ¿No Heero?
El piloto estabilizó el eje. Tragó pensando: "¿es miedo?" "¿acaso eso fue miedo?" Si era eso, no recordaba la última vez que lo sintió. Estuvieron a punto de ser derribados por un Mobile suit y tomaba el peso de aquel riesgo.
- Si, te debo una Duo - admitió Heero.
- ¿Escuché bien?
- Si, escuchaste bien.
Heero tomó el control del vuelo por el resto del viaje. Quedaba al menos de media hora de viaje en el que tuvo que pilotear junto a la ayuda de Smith. Por otro lado, Relena fue informada de la amenaza que vivieron por los asistentes de cabina. Al escuchar los antecedentes, Rose lanzó un lloriqueo espantoso.
- ¡Detesto los vuelos! - sollozo secando sus lágrimas - ¡tengo sed y no puedo beber agua! ¡ya quiero bajarmeee de este jet!
Presa del pánico no dejaba de llorar. Relena le entregó un pañuelo desabrochando su propio cinturón preocupándose por ella. Se acercó para tratar de calmarla.
- ¿Sabe del estado del piloto? ¿Fue envenenado? - preguntó Relena al asistente. Su voz guardaba calma absoluta.
- No podemos afirmarlo señorita Vicepresidenta. Por ahora los agentes lo han estabilizado y respira con dificultad.
- Entiendo. Gracias por todo.
- ¡Cuanto falta para aterrizar! - chilló Rose - ¡Mi terapeuta decía que cantara mi canción favorita, pero ni eso recuerdo! - volvió a dar un gran sollozo y a esconder la cabeza en el pañuelo.
Luego de un largo viaje, confiando en Smith y uno de los preventivos que vigilaba el manejo, Heero dejó la zona de pilotaje para ir en busca de Relena a la parte de pasajeros. Deseaba abrazarla y parar con la contención estúpida de sus sentimientos. Simplemente estar al borde de poder caer poniéndola en riesgo sin salida fue una punzada de terror que no deseaba volver a repetir. De un segundo a otro podía haberlo perdido todo. "¡¿Pero que es todo?!" pensó "¿acaso tengo algo a que aferrarme?".
Al llegar dio cuenta que el lugar era un desastre, no era para menos luego de sus bruscas maniobras. Vio como bandejas, platos y accesorios estaban repartidos por todo el suelo de su trayecto. Al llegar a la cabina exclusiva, vio como Relena se inclinaba frente al asiento de Rose hablándole con paciencia infinita. Prefirió no interrumpirlas, quedándose parado en la entrada, fuera de la vista de ellas para no incomodar el estado de crisis de la asistente.
- Rose, respira, tu puedes recordarla. Se que puedes. Guarda la calma, ya estamos a salvo.
La asistente bajó los nervios, reprimiendo algunos sollozos.
- No puedo dejar de pensar en ello...- respondió dando bocanadas de aire - ¡necesito distraer mi mente de esto! No recuerdo la canción ni mi frase de auto ayuda ni...¡AAAA! no puedo respirar.
- Es una crisis por el susto Rose, en minutos tocaremos tierra y todo esto habrá terminado.
Relena vio como ella volvía a caer en pánico, pensó en darle una cachetada para que reaccionara, pero podía agravar su estado. Ella volvió a llorar desconsolada.
- Esta bien, está bien - buscó un tema que la distrajera - ¿tienes un gato? Tú gato espera por ti. Él te ama...
Rose sacó la cabeza del pañuelo respirando más lento.
- No es lo suficientemente fuerte, oh siento que viene ¡otra vez! Esta sensación...- Rose aspiró bocanadas de aire para reprimir su pena que se acrecentaba - ¡Amo a mi gato, pero me da miedo dejarlo huérfano! ¡hoy pudo pasar!
Su asistente volvió a hundir su cara en el pañuelo entre lágrimas de miedo. Relena buscó otro tema en su mente. Las palabras resbalaron por su lengua sin pensarlo creyendo que su declaración podría ayudar. La tomó por sus hombros y la miró a los ojos de forma sincera.
- ¡Parece que estoy embarazada! - lanzó Relena - y no sabes el miedo que tuve al saber que podía ocurrirle algo a mi bebé con todo lo que acabamos de vivir.
Rose se calló al instante. Abrió los ojos como platos ante la noticia. Eso sí la dejó estupefacta, no esperaba tal revelación. Sus sollozos bajaron la intensidad de sopetón. Se sintió estúpidamente descontrolada ante su jefa que guardaba la calma y además estaba posiblemente encinta.
De pronto, Rose fijó la vista en la entrada de la cabina y Relena lo entendió. Había alguien más que había escuchado su declaración. Al darse vuelta vio a Heero, con sus ojos penetrantes sobre ella. Ambos estaban paralizados, fijos ante la presencia del otro, buscando alguna señal de reacción ante sus declaraciones.
Heero sintió que su corazón se inundaba de algo inexplicable y se le hizo difícil respirar por un segundo. Guardó la compostura rígida ante ellas.
-Heero...
Relena percibió que deseaba liberar lágrimas por sus ojos. Pareciera que con esa declaración había desatado toda la tensión y angustia de lo recién vivido.
Rose solo los observó. Secó sus lágrimas consciente del clima confuso entre su jefa y su amigo.
- Me siento mejor, creo que iré al sanitario señorita Relena - ella desató el broche de su cinturón mientras la pareja no dejaba de examinarse de arriba abajo en busca de respuestas.
La asistente salió del lugar y ellos aún seguían silentes sorprendidos por la revelación.
- Relena.
- Heero, no es algo seguro - contestó avergonzada acercándose a él- yo lo creo porque he tenido retrasos en mi periodo e...iba a decírtelo hace unos momentos.
Otro silencio eterno pasó entre ellos. Uno frente al otro, no sabían cómo pronto, Heero la tomó de su brazo para acercarla mucho más a su corporalidad. La abrazó intenso. Relena sintió sus brazos contra su espalda, la rodeaba de forma firme, seguro y veía de reojo como él hundía su cabeza en su cuello.
- Heero - susurró Relena sorprendida.
- Te amo.
Relena amplió sus ojos ante tal frase, atónita ante la declaración. Al separarse unos centímetros buscó sus labios y la besó. La besó apasionadamente. Ella respondió ante su acto soltando una lágrima por su mejilla, que él atajo con sus dedos al volver a separarse.
- Y yo a ti...- respondió la joven.
La cabina se vio invadida por personal de preventivos y de vuelo. Por alto parlante Smith anunciaba el descenso del avión. Heero y Relena no tuvieron más remedio que tomar la distancia correcta, despertando de ese breve momento, aún embelesados por lo ocurrido.
- ¡El copiloto Smith requiere su presencia en cabina, señor! - informó el preventivo.
- Voy de inmediato- dijo Heero saliendo del lugar y dando un último vistazo a Relena quien le regaló una cálida sonrisa de tranquilidad que lo dejó lleno de esperanza.
La vicepresidenta se acomodó en su lugar abrochado el cinturón. No podía disimular su rostro de ilusión y la curva en sus labios. No dejaba de repetir la declaración en su mente "¿Me ama?" pensó "De verdad me ama".
Rosé volvía del sanitario, pálida, mareada, pero con un mejor ritmo de respiración. Se lanzó a su asiento abatida.
- Señorita Relena...
- ¿si?
- Compraré un test de embarazo a penas toque tierra - susurró cerrando sus ojos, todavía inquieta por los hechos.
- Eso sería ideal Rose, muchas gracias - contestó formal Relena.
Al descender Sally Po subió al jet para pedir total discreción de lo ocurrido en el aire antes de salir. En la breve instancia tomó la presión de Rose y le entregó unos calmantes para que superara su crisis. Parámedicos subieron a la parte de la cabina del piloto para atender al capitán. Confirmaron que era muy probable la teoría del envenenamiento, pero que llevarían a estudio el agua que consumió.
Sally se acercó a Relena para chequearla mientras Heero estaba parado con los brazos cruzados cerca de ellas. A Sally le sorprendió lo calmada que estaba la vice presidenta a pesar de todo lo vivido. Ella le prestó su brazo para que comenzara a revisar su presión sin chistar.
- ¿Estás bien? - preguntó ella.
- Perfectamente.
- Aún así te ves pálida - dijo sacándose el estetoscopio.
- Amanecí así hoy - recordó la conversación de días atrás bajando la voz - Sally, me dijiste que podía confiar en ti ¿recuerdas?
- Así es, eso es lo que dije ¿sucede algo, Relena?
- Puede que esté esperando un bebé, si lo confirmo, ¿puedes ayudarme a conseguir un médico de confianza para monitorearlo?
Sally quedó sorprendida ante la franqueza de la vicepresidenta. Con la boca abierta se quedó mirando a Heero quién asintió dando a entender que la pareja había conversado sobre el asunto.
- Será un placer - respondió la médico.
Para Heero, escucharla nuevamente hablando de un bebé fue como otro disparo al corazón. Aún no habían estado completamente solos para hablar con confianza sobre como verificarían si realmente venía un posible hijo en camino. Aún así la posibilidad generaba una impasible inquietud revuelta con incertidumbre, cariño, amor y luego miedo. Volvía a sentir sus entrañas revueltas para pensar en que la felicidad se transformaba en terror mutando a cada segundo a algo inexplicable.
Relena se levantó de su asiento ordenando su cabello y su traje. Ella estaba por descender del avión para aparecer ante la recepción de los medios de Portugal, quienes ansiosos esperaban la llegada de la ex reina del mundo en el aeropuerto. Antes de ir hacia la escalinata que la llevaba a la loza, dejó que los demás se adelantaran, quedándose más atras con Heero.
- Heero - bajó la voz - esta noche, ve a mi cuarto del hotel y lo sabremos.
Relena se acercó besándolo en la mejilla suavemente antes de seguir a la comitiva.
