Me adjudico todos los errores ortográficos y/o gramaticales que puedan encontrar en el capítulo.
¡Hola! Hoy traigo para ustedes capitulo extra en agradecimiento por su inmenso apoyo. Recuerden que esta historia es para pasar el rato, así que sean felices.
Disclaimer: la mayoría de los personajes mencionados son propiedad de Stephenie Meyer.
PAPÁ QUIERE HUIR
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― Es que todo es tan irreal ―dijo mi Bella entre sollozos― no puedo creerlo, de verdad, creo que es un sueño. Y no quiero despertar.
Inclinó su rostro empezando a llorar.
Sostuve su cara entre mis manos limpiando algunas lágrimas con mis pulgares, simuló una sonrisa y sorbió su nariz enrojecida.
― No llores más, mi amor ―pedí al mismo tiempo que repartía cortos besos en cada uno de sus párpados, me seguí por sus mejillas y todo su rostro, ella rio―. Sin saber, siempre nos hemos pertenecido, nena. El destino tejió sus hilos y nos unió sin darnos cuenta.
Sus ojos color chocolate me miraron fijamente, seguían llenos de lágrimas.
― Eso quiere decir… ―dudó, mordiendo su labio― mis bebés son tuyos, Edward. Son realmente tuyos ―negó, mientras arrugaba entre sus manos la prueba de paternidad.
Esto me sorprendió provocando que mi ansiedad se elevara. Mi corazón comenzó a martillar a toda velocidad y mis manos empezaron a sudar frío. ¿Acaso no quería que lo fuera?
― ¿Te molesta? ―pregunté entre asustado y ansioso.
Mi Bella negó echándose a mis brazos.
― No, no me molesta ―susurró― estoy feliz por mis niños. Ellos nunca habían pedido un papá hasta que te conocieron ―enterró su cabeza en mi pecho, provocando tanta ternura en mi ser. La abracé con mayor fuerza―. Y saber que eres su padre me llena de felicidad, ―levantó su vista― no pudieron tener mejor papá que tú. Eres el mejor, amor. En verdad lo eres.
Inspiré, sintiendo que mi pecho se inflaba de felicidad. De pronto se alejó y limpió sus lágrimas.
― ¿Cuándo se los diremos, cómo? ―preguntó ansiosa y con una amplia sonrisa.
Me incliné y besé brevemente sus labios, tratando de tranquilizar su efusivo humor.
― Quiero hablar con ellos lo más pronto posible ―articulé con la misma intensidad de felicidad con la que ella me miraba―. ¿Qué piensas tú? ―quise saber.
Asintió rápidamente.
― Por mí quiero hacerlo ya ―sugirió sin ocultar la emoción en su voz.
Acaricié con mis dedos su mejilla; era tan suave, hermosa y mía.
Asentí.
Con mi brazo envolví su cintura y la atraje a mi cuerpo; su molesto y largo vestido ampon no fue impedimento para pegar su tentadora silueta a la mía. La besé profundamente y con necesidad la fui arrinconando entre una de las paredes del pasillo. Mi Bella de inmediato llevó sus manos a mi espalda tentando bajo la capa y haciendo puños la camisa que traía para acercarme a ella.
Quería frotarme en ella, que sin darme cuenta comencé a envestir por sobre nuestras ropas. Me estaba portando como un adolescente calenturiento que necesita de un faje para poder subsistir. Lo cual era válido porque últimamente no pasábamos de unos simples besos.
Tal vez podía llevarla a alguna habitación y bueno… besarnos mucho ya que no podíamos hacer nada más. Aunque, por supuesto que podíamos avanzar a tercera base sin anotar home run. Seguimos besándonos con tanta pasión cuando en mis oídos se coló una voz que conocía muy bien.
― Hola, hola, probando; uno, dos, tres, cuatro, cinco.
Me alejé de Bella al reconocer la voz de Jasper retumbando en las cocinas del barco. Mi mujer y yo miramos hacia todos lados, ella también había reconocido la voz. Lo supe cuando frunció las cejas.
― ¡Amigos! ―Exclamó Jasper arrastrando las palabras, se escuchaba borracho, bastante― estamos aquí reunidos para celebrar… ―empezó a reír― ah, no, no soy un pastor ―hipó― estamos aquí para que mi mejor y más grande amigo se confiese ante la chica gritona como él la llama cariñosamente.
La sangre cayó de golpe a mis pies, casi podía sentirlo. Bella me miró interrogante y yo solo pude mostrar mis dientes, con una sonrisa nerviosa.
― Mi virginal amigo ―empezó a decir Jasper― ése, que a los 19 años le pagó a una prostituta y se quedó dormido…
― ¿Te quedaste dormido?―indagó curiosa Bella ocultando una risa divertida para luego fruncir su ceño en una mueca de completo enfado―. ¡¿Le pagaste a una prostituta?!
Negué. Jasper era un imbécil. Es decir, sí le había pagado pero mis nervios se apoderaron de mí. Solo que esto Bella no tenía porqué saberlo.
― Quién iba a decir que en ese viaje de universitarios en Royal Caribbean marcaría su destino ―me concentré de nuevo en Jasper y mi corazón se detuvo por varios segundos― nuestro chico virginal se encontraría a la chica gritona por primera vez ―se escuchó que palmeaba el micrófono. Bella y yo nos miramos―. Ahí se encontraron amigos, ese fue su primer encuentro. Nuestro Edward, no perdón ―soltó una carcajada― bueno, el Edward de Bella la encontró bajando la escalera donde se celebraba la fiesta de disfraces ―hipó― ese día yo bailé con una chica muy hermosa vestida de sirena, era más hermosa que una emo que anda por ahí ―volvió a palmear el micrófono logrando que se hiciera un ruido molesto para los oídos― ¿estás escuchando Alice? Alice es la chica emo, amigos.
― ¿Qué demonios le pasa a Jasper? ―inquirió Bella.
Eso mismo quería saber yo.
― Pero dejemos de hablar de mí ―Jasper seguía hablando como si fuese locutor radial, incluso imitaba la voz―. Así pasaron los años, amigos y fue que Roy ¿amigo dónde estás? ―preguntó volviendo a golpear el micrófono― ¿Te acuerdas Roy de las veces que me pedías mi habitación para llevarte a Rose contigo sin que Edward supiera?
Froté mi rostro.
Tiré la mano de Bella y empezamos a caminar de regreso al pequeño salón. Al entrar fue evidente las caras de sorpresa de todos, aunque eran nada a comparación de los rostros de mi padre y mi suegro que rayaban en la ira demencial.
― Ése Royce debe acordarse muy bien ¿te acuerdas amigo? ―continuó Jasper volviendo a golpear el micrófono― ¿recuerdas cuándo Edward se llevó a la chica gritona al rincón del bar?, dejen buscar el vídeo, amigos.
Volteé a la mesa que ocupaban mi hermana y Roy. Éste tenía su rostro cubierto con sus manos mientras Rosalie tenía su vista en su bebé.
― Te voy a matar, Jasper ―susurré, apretando mis puños.
― Creo que lo borré, amigos ―seguía hablando―, pero se lo envié a Edward. Él debe tenerlo, ¿Edward, amigo, estás ahí? ―aporreó el micrófono, se escuchaba que hipaba y un montón de ruidos más―. Ven, amigo, cuéntanos la historia de cómo engendraron a Jay. Es que ustedes no lo creerán de mi boca, amigos —hipó— pero eso fue jodidamente divertido. Cuando los atrapó la policía en plena carretera… ―empezó a reír con fuerza seguido de una tos que le impidió seguir hablando.
― ¿Le dijiste? ―cuestionó mi mujer, su mirada era de furia controlada. Sus ojos se habían estrechado tanto que ahora se veían dos rendijas.
― Pensé que nunca te volvería a ver ―me encogí de hombros. Definitivamente, iba a matar a mi mejor amigo.
Miré hacia todos lados del salón, los techos, esquinas, ¿dónde mierda estaba Jasper? Solo pude localizar las bocinas en la parte alta del techo mientras la voz de Jasper volvía a escucharse.
— Bella… ―se dirigió a mi mujer, su voz era de un completo borracho impertinente―. Bella, ¿estás ahí?, ¿me escuchas? ―la interferencia comenzó a sonar en un ruido desagradable, se escucharon otros golpes al micrófono en ese instante― bueno, bueno, ¿me oyes? ¿Isabella Marie estás ahí?
Mi Bella se mordió los labios.
― Haz algo ―musitó, visiblemente mortificada.
― Nunca le diré a nadie que Zafrina muchas de las veces prepara la cena ―reveló. Miré a mi mujer y ella solo negó con inocencia―. Tampoco diré qué... ―hipó― quedaste embarazada porque mi virginal amigo dejó el condón dentro tuyo y que por ello tuvieron que ir al hospital donde tu primo el sonriente los llevó.
Mierda. Jodido Jasper me las pagaría.
― Papá ―susurró Bella.
Direccioné mi vista hacia donde ella miraba.
Charlie venía directamente hacia mí con su semblante hecho un ogro. Literal, él estaba vestido de ogro, en cambio eso no era importante en estos momentos, sino que Carlisle lo seguía al igual que mamá, parecía que ambos le hablaban a mi suegro pero éste no escuchaba, sólo tenía sus ojos clavados en mi persona. Mi chica sin pensar se interpuso en el camino de su padre, por delante de mí; sujeté sus caderas para que no se moviera. Fue entonces que Bella se desmayó, así sin esperarlo cayó en mis brazos.
― ¿Bella? ―la sostuve entre mis brazos, su cuerpo se había vuelto laso y lánguido.
Alarmado, caminé con ella llevándola hasta un pequeño sofá. La recosté y empecé a frotar su rostro para que volviera en sí. Al instante nos vi rodeados de familia y amigos que preocupados esperaban que Bella reaccionara.
La abuela fue más lista y me ordenó que llevara a su nieta hasta un camarote. Sin importar los gruñidos de Charlie, las protestas de mamá, los susurros de papá subí con mi Bella las escaleras para recorrer un ancho pasillo, doblar la primera esquina y entrar en la primer habitación.
No me sorprendió que fuese la abuela Marie quien me abriera la puerta. Esa mujer era veloz para todo y no solo para conducir un vehículo. Por ello no me extrañó que usara un disfraz de la mujer maravilla.
― Mi amor ―seguí rogando porque Bella abriera los ojos.
― Es una Swan ―dijo Marie al tiempo que llevaba una mano sobre la frente de mi Bella― el drama lo trae en las venas, no te preocupes mucho ―me dio un guiño cuando vio entrar personal médico del que disponía el barco.
La auscultaron rápidamente y la hicieron volver en sí. Fue una baja de tensión según lo dicho, tan solo le pidieron descansar un momento. Mi Bella me sonrió y yo le di un corto beso a sus labios.
Fue cuando Charlie, Renee, tía Sue, entraron. Mi Bella apretó mi mano, su rostro se había vuelto lleno de preocupación.
― Cariño, ¿estás bien? ―preguntó Charlie acercándose a su hija. Miré cómo se deshizo de nuestro agarre para sentarme al lado de Bella y sostener él su mano.
― Estoy bien, papá ―respondió en voz queda.
Me acerqué otro paso y me incliné para besar a mi novia y susurrarle que saldría un momento.
Ella aceptó.
Mamá rodó los ojos al verme salir del camarote donde mi Bella descansaba después del desvanecimiento que sufrió.
― No está embarazada, ¿verdad? ―inquirió con preocupación caminando tras de mí―. Edward, dime que no la has vuelto a embarazar.
Mesando mi pelo con desesperación, me volví a ella. Esme retrocedió unos pasos; su disfraz de tarántula tenía unas patas peludas y gigantescas que sobresalían de su espalda. ¿Por qué mamá elegiría un disfraz así? Ignoré mi duda y me concentré en no revelar mucho. Si ella supiera que Jay era el mejor anticonceptivo que pudiera existir. Quizá si Esme supiera no estaría haciendo este tipo de preguntas que suenan más a sarcasmo. Además, tampoco habíamos cruzado la línea. Bella tenía solo tres semanas de haber tenido a nuestro hijo, no podíamos tener sexo hasta cumplidas seis semanas, llevaba muy bien la cuenta y ya quedaba menos para volver a tenerla.
― No mamá. Bella no está embarazada ―aseguré. Apreté el puente de mi nariz y exhalé suavemente cuando noté que su semblante se relajaba―. Su tensión bajó, eso es todo. El paramédico nos explicó que se debió al estrés del momento ―dije.
― ¡Patrañas! ―Exclamó mi madre―. Hijo, ¿por qué no pudiste encontrar una mujer menos dramática?
― ¡Mamá! ―reprendí molesto al minimizar el desmayo de Bella―. Hemos tenido unas semanas complicadas, mi mujer está agotada tanto física, como mentalmente. Y luego… ―recordé a Jasper y su extraordinaria lengua larga.
Caminé rápidamente por suerte solo tropecé una vez antes de seguir caminando con mamá pisando mis talones. Me encontré a mi padre vestido de vampiro, me mostró sus colmillos arqueando mis cejas al verlo. Igual lo ignoré y él me siguió también.
― ¿Hijo, cómo está Bella? ―preguntó, andando a la par de mí, casi a zancadas―. No sabía que la llegada de Jay había sido por un… ―me detuve abruptamente y lo encaré. Papá levantó sus manos en modo de disculpa.
― Mataré a Jasper ―susurré, apretando el puente de mi nariz―. ¿Cómo se atrevió a hablar de nosotros? De Bella.
Dejé a papá con la palabra en la boca y seguí mi camino.
No fue difícil dar con mi amigo. El gran disturbio frente a la proa me decía que se debía a su presencia. Apenas llegué y me colé entre todos los que estaban ahí, no me puse a ver quienes eran, solo miré que un alcoholizado Jasper manoteaba a diestra y siniestra en medio de todos.
Enfadado me acerqué.
Estaba por sujetar su camisa y zarandear su cuerpo cuando Jasper se tambaleó dando pasos hacia atrás. Me sobresalté quedando paralizado al ver caer su cuerpo fuera de la baranda.
De inmediato los gritos empezaron a escucharse con fuerza. Por la periferia de mi ojo derecho podía distinguir a Zafrina corriendo de un lado a otro junto a mi hermana y tía Sue.
― ¡Jasper! ―chilló mi Bella al llegar junto a mí, ¿De dónde había salido? Asomó medio cuerpo fuera de la baranda y comenzó a llorar―. Edward tienes que salvarlo ―pidió entre gimoteos― se puede morir, ¡ayudalo!
― No sé nadar ―respondí nervioso. También me asomé y no vi nada más que oscuridad ahí abajo.
Todos se fueron corriendo a la salida ante mi respuesta. Fui tras ellos.
En verdad, no quería que le pasara nada.
Dios, era mi amigo y aunque sea un gran idiota no merecía morir de esa forma.
Tal vez era lento para correr, no lo sabía, kate y su gran barriga iba adelante de mí con Jay entre sus brazos y mis nutrias junto a ella. Cuando llegamos al muelle Jasper estaba con todos. Me sentí mejor, la sensación de pesar desapareció de mi cuerpo.
Jasper empezó a temblar completamente remojado.
― ¿Estás bien? ―le preguntó mi Bella, sonaba preocupada y algo ansiosa.
Él solo asintió mostrando una sonrisa nerviosa.
Fue entonces que mi Bella se abalanzó sobre él golpeando el torso con sus puños mientras le reclamaba. No interviene, tampoco lo hice cuando Rose empezó a insultarle.
Me estaba divirtiendo de lo lindo al verlo completamente aterrorizado.
― ¿No vas a ayudar al cotilla de tu amigo? ―preguntó la emo al acercarse a mí. Ella era la única que no traía disfraz ya que su sola mala cara y ropa oscura era suficiente para entenderse por atuendo.
Me crucé de brazos y me regocijé mirando cómo linchaban a Jasper.
Él había arruinado nuestro fin de semana, así que se merecía eso y más.
¡Gracias totales por leer!
