Disclaimer: "She-Ra y las princesas del poder" no me pertenece, es propiedad de Noelle Stevenson y producida por DreamWorks Animation para Netflix, siendo a su vez un reboot de "She-Ra: The Princess of the Power" de Filmation. Ninguno de los personajes narrados en la historia son míos, solo escribo por cariño a esta gran serie (y pareja) que cautivó mi corazón.


—Entonces... ¿Si me tomo esta cosa no le haré nunca daño a Adora?

—Exacto, si una vez a la semana te tomas una de estas pastillas no lastimarás a Adora.

La pequeña niña estaba dudosa, nunca en su vida había tomado una... ¿Como era? ¿Astilla? ¿Castilla? No, ¡Pastilla! Así había indicado Shadow Weaver que se llamaba aquella minucia junto a una muy intrincada explicación para alguien de su corta edad y de la cual solo había podido entender una sola cosa: Si se tomaba eso no lastimaría a su mejor amiga Adora.

Y ella no quería lastimarla, nunca, ¡Por Lord Hordak que no quería hacerlo!, ¡Daría todas sus barras grises, sus favoritas para no hacerlo!

Aunque aún no entendía cómo podría lastimarla si no tenía ese propósito... Pero no preguntó más tanto porque sabía que no iba a entender como porque sabía también que la hechicera, que con anormal paciencia (aunque sin dejar su tono aspero) le había explicado la situación, no tardaría mucho en perder los estribos con ella y tratarla mal como siempre.

La pequeña de no más de 6 años estiró sus manos asintiendo con la cabeza con rostro determinado, acto seguido recibió en una un vaso de agua y en otra píldora que agarró entre sus aún diminutas garras y observó unos segundos antes de metérsela a la boca y pasarla con agua, tal cual lo hacía con las barras verdes que a veces les daban en la cafetería y que tan mal sabían, pero que les tocaba comer pues era lo único que había. Esto al menos no sabía mal, de hecho, no sabía a nada.

—Una cada siete días - indicó la oscura hechicera entregándole un frasco- antes de que se te acaben debes decirme para darte más ya que no puedes interrumpir el tratamiento, de lo contrario habrá consecuencias. -dio media vuelta dispuesta a marcharse, pero en el umbral de la puerta se detuvo y miró sobre su hombro- Ah y Catra... Será mejor que no le digas nada de esto a Adora... No querrás que se asuste y se aleje de ti porque eres una bestia instintiva peligrosa... ¿Verdad? - gustosa de ver el rostro compungido de la infante finalmente se marchó dejando a una niña asustada de su propio ser.

Lloró por una hora oculta entre unas cajas de metal, mirando sin cansancio ese frasco, sin entender porque podría ser peligrosa para su querida amiga...sí, a veces la rasguñaba, pero era a modo de juego... ¡Ella la quería mucho como para dañarla de verdad! Y no quería que su amiga se aleje, el solo considerarlo aumentaba su pesar.

Después de unos minutos más y con mucho esfuerzo se secó las lágrimas con el antebrazo, sorbió su nariz y frunció el ceño.

—No permitiré nunca que eso pase-dijo para sí misma con su infantil voz- siempre cuidaré de ti Adora, así sea de mí misma...


Abrió de golpe los ojos y con respiración agitada vio a su alrededor asustada, aún le costaba acostumbrarse a los tonos pasteles y cristales que imperaban en todo lugar del castillo de Luna brillante, incluso en la habitación que compartía con Adora. No era que le desagradara totalmente el lugar, simplemente era diferente y el cambio es algo que cuesta, aún más a alguien como ella.

Despacio se sentó para no despertar a la rubia que dormía plácidamente a su lado, recostó su espalda en la cabecera de la cama y se quedó observando a la bella durmiente que desde ya hace varias noches la acompañaba a descansar cayendo ambas en los brazos de morfeo después de hablar por largo rato, de todo y de nada a la vez.

—Como en los viejos tiempos - susurró colocándole uno de los cabellos dorados detrás de su oreja, pero al pensar en los dulces besos y abrazos que ahora se daban, se corrigió a si misma- No, esto es aún mejor...

Con una mano acariciando la cabeza de su novia comenzó a rememorar el recuerdo de la infancia que había reaparecido en sus sueños.

Desde aquel día de su niñez, de forma religiosa había tomado sus pastillas, sin parar; ni la partida de Adora, ni las constantes misiones de ataque hacia las princesas, ni siquiera aquellos días en que no paraba de trabajar sin tregua provocándole ojeras o el casi fin del mundo por aquel fallido portal, habían evitado tomar su medicación... Quizás por costumbre, pensó en aquellos tiempos confusos donde la oscuridad dominaba su corazón, mas sin embargo ahora sabía (aunque nunca lo admitiría) que era porque en el fondo aún temía hacerle daño de verdad a Adora como Shadow Weaver tanto la había asustado en aquel confuso momento y que años después otros capitanes se encargaron de explicar correctamente a ciertos cadetes, a los que en su apariencia guardaban vestigios de su herencia salvaje, de su lado animal.

Se levantó sigilosa, cogió su mochila y acercándose a la ventana sacó un frasco sin etiqueta poniéndolo a contraluz de la luna.

—Ya solo queda una...

Abrió el frasco y se echó la pastilla a la boca tragándola a secas, años de práctica ya la habían acostumbrado.

Melog, que hasta ahora había estado echo un ovillo debajo de la cama, salió de su escondite y se dirigió donde su ama, sintiendo como en la mente de la misma, una tormenta de angustias comenzaba a bullir.

—¿Y ahora que haré Melog? -le susurró bajando decaida sus orejas y cola- Ella ya no está para dármelas... ¿Cómo las consigo? Sé lo que me explicaron en la adolescencia, pero… ¿Y si la lastimo? ¿Y si se asusta y me repudia? -El mágico felino se le refregó ronroneando, logrando calmarla- Tienes razón, no saco nada poniéndome así… no debo frustrarme, no debo caer de nuevo en lo negativo… -respiró hondo- encontraré una solución.

—Hmmm… ¿Catra? -Adora todavía somnolienta se sentó en la cama tratando de enfocar donde estaba su novia, el no sentir su calor la había despertado, después de todo en el tiempo separadas no se había podido acostumbrar a dormir sin ella, solo desde que llegó pudo tener un sueño absolutamente reparador.

La felina guardó el frasco vacío en su bolso y se dirigió donde la rubia recostándose a su lado y volviéndola a acostar a la ojiazul en el proceso.

—Hey Adora -mencionó con cariño dándole un beso en la frente- ¿Me extrañabas?

—¿Qué hacías? -Hizo un leve puchero desviando la mirada

—Solo miraba la luna, pero tranquila, ya estoy aquí… yo te protegeré

La abrazándose dulcemente volvieron a caer dormidas, gustosas de la compañía de la otra, siendo esa última noche de medicación la antesala de una serie de cambios que afectarían a las dos.

"Siempre cuidaré de ti Adora, así sea de mí misma"


¡Hola!

Esta es mi primera historia sobre esta linda pareja, no sé cuantos capítulos tendrá, ni en que Rankin la dejaré pero lo que sí sé es que tengo que plasmar mis ideas porque esta parejita se lo merece.

Aspiro a que les haya gustado este primer capítulo, espero sus reviews de ser así.

Saludos.

Le chat et'l abeille.