CAPÍTULO 24
El hogar de los Snape se vio envuelto en la alegría de nuevo, no era propio que Severus volviera a ser el mismo, porque su hijo ya se acercaba a los veinte años, sin embargo Harry había decidido tener a Teddy con él, y la casa volvió a ser la misma, su hijo no tenía un gramo de experiencia con los niños, había perdido la cuenta de las veces que se había hecho cargo del pequeño, porque Harry entraba en una crisis, donde decía que no servía para eso.
En esa ocasión Severus bajó algo tarde a la cocina, llevaba pensando ya toda la semana, era necesario que su hijo supiera, que la mujer con la que había contraído matrimonio había sido Hermione, ella debía irse a vivir ahí, o bien dejarlo a él vivir solo, ya no era un crío, podía perfectamente arreglárselas solo.
Cuando bajó vio un portabebe sobre la mesa del comedor, el pequeño Teddy agitaba con fuerza una cuchara que le había dado Harry, Severus lo miró con desagrado cuando lo notó cubierto de una pasta que no logró identificar.
—¿Recuerdas lo estricto que soy con la limpieza? —le preguntó a su hijo, tal parecía que había olvidado esa parte en los años que habían estado separados.
—Conmigo no lo eras, me dejabas crecer aunque eso implicara tener la casa sucia —respondió Harry con gracia, mientras sacaba una manzana cocida de un recipiente.
—No tenía opción, ¿qué demonios haces?
—Espera —le pidió con concentración mientras movía arduamente las manos.
—Hay algo de lo cual quiero hablarte —Harry volteó a verlo serio, su padre sonrió, entonces él lo hizo y asintió escuchándolo—, de mi esposa, quizás te parezca un poco extraño que ella no se encuentre en este momento, quisiera primero decirte que no llevo mucho tiempo de casado, apenas un año y medio.
—Wow, me imaginé que sería mucho más.
—No, me enamoré de ella cuando tú ibas en quinto año, tenías razón cuando viste el anillo aquella noche.
—Me resulta raro escucharte hablar de esa manera, ¿dónde entra en la ecuación Hermione aquí? —le preguntó en forma incriminatoria.
—¿Quieres dejarme terminar?
—Sólo si me dices que ya no amas a tu esposa, que creíste estar enamorado y no has jugado con Hermione —le pidió enfadado y a la vez en súplica.
—Harry sigo siendo el mismo hombre que te educó, no jugaría con una joven que apenas comienza a vivir, no después de todo lo que hizo por mí, mientras yo era mortífago siempre obtuve la comprensión y solidaridad de la señorita Granger.
—Entonces explícame ¿a qué viene el tema de tu esposa?
—Me has pedido conocerla, es el pan de cada día en esta casa —siseó impaciente—, y vendrá, pero quiero que estés preparado para algunas cosas.
—¿Tienes hijos? —preguntó nervioso.
—¿Qué demonios... te incomodaría?
—... si vas a irte a vivir con ellos, sí —respondió sin escucharse, se estaba escuchando como un niño idiota.
—Lo que quiero decirte es que mi esposa es... joven —dijo, de pronto se arrepintió de todo lo que había estado ensayando para decirle, todo se fue por el retrete, algo le decía que no le haría nada de gracia la verdad.
—¿Y cuál es el problema? —preguntó, Severus se alegró por primera vez que no uniera las piezas.
—Ninguno... ella vendrá pronto.
—Un momento —lo detuvo su hijo cuando le vio las intenciones de irse—, ¿has venido a decirme que te importa Hermione, pero viene tu esposa? Creo que hay una parte de la historia que me estoy perdiendo.
—La sabrás mañana.
—¿Mañana viene tu esposa? —preguntó asustado.
—No requerimos nada, ni una cena, ni copa, el momento será bastante tenso, así que si puedes decirle a los padres de Tonks que cuiden a Teddy, sería una fantástica idea.
—Prefiero llevárselo a Ginny.
—Bien... a esa papilla le hace falta que la muelas un poco más, no podrá comerla —le avisó al verle el tazón en la mano.
Harry bajó la vista hacia su penoso intento de papilla, se preguntaba porque a Ginny todo le quedaba perfecto, cuando le preparaba la leche al pequeño Teddy le quedaba genial, él siempre la dejaba caliente, y en lo que la enfriaba Teddy caía en una crisis de enfado y le arrojaba el biberón con fuerza, había días verdaderamente difíciles, donde pensaba en que podría llevarla a vivir ahí, la amaba y no habría inconveniente ¿o sí?
...
Harry esperó pacientemente que la misteriosa esposa de su padre apareciera en cualquier momento, pero no fue así, se mostró un poco desilusionado cuando Severus le avisó que irían a comer al día siguiente a un restaurante cerca de ahí, Hermione creía que si se mostraban en un lugar público éste no armaría un revuelo, se mostraría quizás sorprendido pero bastante tranquilo.
El joven estaba nervioso, no sabía cómo debía actuar con ella, ¿qué le diría? No tenía idea si podría ser cortés con ella, lo único que quería que saliera de sus labios era un, dale el divorcio a mi papá, luchaba fuertemente para que Hermione no saliera herida, y cómo estaba tan aferrada a su padre, ya sabía el destino que tendría. Tenía miedo que esa mujer le cayera bien, porque algo que no podían negar es que esa mujer ocuparía el lugar de su madre, ¿Y si era tan maravillosa y le tomaba cariño?
Ginny tomó a Teddy agotada, y vio a Harry con suplica.
—No se calma, deberíamos darle una vuelta en el carrito —propuso su novia, Harry asintió sin mucho que decir.
Acomodó el carrito y colocó a Teddy que estaba llorando incontrolable, se le hizo extraño que su padre no hubiese bajado ya, cuando él no lograba hacerse cargo de Teddy siempre estaban los brazos de su papá y así intentaba ayudar, misteriosamente el niño se callaba de inmediato, caminaron hacia la puerta y se giró hacia las escaleras con duda.
—Papá iré con Ginny a pasear a Teddy —le gritó desde abajo, pero él no respondió.
La duda lo sumergió en la inseguridad, pero no subió, su padre ya estaba en perfectas condiciones, no pudo haber recaído, la herida ya había cerrado y se mostraba en un momento ideal de salud.
—Regreso en media hora —volvió a gritarle.
—Sí —oyó que dijo, a eso él le bastaba.
Salió caminando con Ginny mientras notaban que el llanto no disminuía, sólo era que por ciertos momentos Teddy dejaba de llorar, para al final enojarse en verdad y llorar con más ímpetu, la pelirroja se puso nerviosa cuando notó que en ese enfado el pequeño había provocado que ese pelo casi rubio de Lupin cambiara drásticamente, ahora era un morado, cuando intentó llamar a su novio notó cómo aquella joven que en ocasiones lo saludaba, se acercó a él sonriendo.
—¡Harry!
—Marianne —saludó con entusiasmo.
En otro momento le hubiese reprendido aunque sea con la mirada, estaba comenzando a hartarse de la presencia de esa muggle, y la forma idiota en que él solía sonreírle.
—Oh traes al bebe ¿puedo verlo?
—Está dormido —interrumpió la pelirroja sosteniendo con fuerza la sábana que cubría el carrito.
La joven sonrió nerviosa y vio a su amigo de infancia, Harry vio con rigor a su novia, no entendía porque últimamente sus celos habían crecido a ese extremo, tal parece que tendría que recordarle que era su hijo, y si él decidía que una amiga pudiera cargarlo ella tendría que aceptarlo.
—Pero está llorando —replicó la joven.
—Ginny sólo quiere cargarlo un poco, por favor —intento intervenir, pero la mirada de su novia fue aún más tenebrosa de lo que él esperaba, ella se acercó en forma amenazante.
—Si quieres que esta muggle vea al niño con el cabello multicolor adelante, o haces algo inteligente y te libras de ella. —Le susurró molesta.
—Oh... yo...
—Está bien, seguro que ahorita no le gustaría que lo cargara, se ve que está enfadado ¿no tiene hambre?
—Pues... no sé, tal vez. —"Tal vez" repitió la pelirroja enfadada, claro que no tenía hambre, ella lo sabría a la perfección, ya que conocía a ese pequeño mejor que nadie.
—¿Sabes? A mi mamá le encantaría que vinieran a cenar un día de éstos.
—Seguro, se lo diré a mi papá.
—Por favor, la otra ocasión fue a invitarlo pero él ya se había ido de nuevo.
—¿Qué otra vez?
—Hace varios meses, quizá hace un año.
—¿Vino solo?
—No, ella me comentó que vino con su esposa —respondió ella incómoda, porque lo vio un poco molesto.
—¿La viste? ¿Cómo era?
—No Harry, yo no la vi. Sólo sé que era joven y que tu padre se veía muy feliz, ambos se veían así.
—¿Les dijo su nombre?
—Tu papá las presentó, se llama Hermione creo... ¿no sabías que estaba casado?
—¿Hermione? —le preguntó cuándo el corazón le permitió hablar.
Harry estaba estupefacto con la noticia, no podía creer lo que esa chica le estaba diciendo, había una parte que seguía sin saber, lo único certero era que Hermione había visitado ese lugar, ambos le habían estado mintiendo.
—¿Harry? —preguntó Ginny asustada cuando lo vio caminar de regreso.
—Quédate con Teddy, debo hablar con él.
—Harry, Hermione quiere a tu papá —le recordó.
—Bien, excelente, creo que es buen momento de dar explicaciones, esposa o amante me da deben.
...
Intentó abrir la puerta, pero las manos le temblaban, olvidó que vivía en un suburbio muggle, sacó la varita y la abrió para subir las escaleras con rapidez, se giró hacia la habitación de su padre y se quedó frente a ella, ahora la molestia había bajado, ¿qué se supone que le diría? No tenía idea de lo que estaba haciendo, no podía reclamarle tal cosa, el casarse con su amiga, además cabía la posibilidad que eso no fuera cierto, y sólo él haya dicho eso para proteger la reputación de Hermione, o podía ser que su padre hubiese pasado todos los límites y se casara con su amiga, pero después de pensarlo se dio cuenta que la idea por si sola era descabellada.
Abrió la puerta con toda esa valentía que tenía, y ese toque de cinismo que había adquirido de su padre, él le debía esa explicación, aunque fuera su padre, eran familia, no podía ocultarle la esposa por más de un mes.
—Es momento que tú y yo hablemos —le dijo con esa voz molesta y determinante.
Pero cuando Harry alzó la vista, se quedó estático, su mano se deslizo del pomo de la puerta y bajó la vista de inmediato, su mente trabajaba a gran velocidad, la espalda desnuda de Hermione permanecía dentro de sus últimos pensamientos.
...
Había dicho que regresaba en media hora, ese tiempo era suficiente para estar con su esposa, después de convencerla que nada sucedería, accedió a todo lo que le pidió. Se encontraba tan cerca de hacerla gemir, y se olvidó de todo lo que sucedía a su alrededor. El cuerpo de ella rodeaba el suyo, la mano de la joven descansaba sobre su pecho, para así impulsarse y bajar con suavidad, tomó sus caderas y las apretó, provocando un gemido. Se incorporó para estrecharla con fuerza, y calló sus gemidos con un beso, mientras la abrazaba en ese suave vaivén.
Ni siquiera se percató de lo que sucedía, la puerta se abrió estrepitosamente y su hijo entró molesto, no lo escuchó con atención, pero tal parecía querer decirle algo, la mano del pocionista detuvo las caderas de la joven. Hermione se giró e inmediatamente maldijo, su rostro adquirió un color rojo y las lágrimas parecían querer salir en cualquier momento, se quitó de ahí mientras intentaba cubrirse con la camisa de su esposo.
Severus vio que su hijo había bajado la vista por respeto, y se había salido cerrando la puerta con fuerza, el pocionista se subió los pantalones y salió de la recamara con rapidez, había algo en la mirada de su hijo que no le había gustado. Harry estaba recargado en el barandal y lo apretaba con fuerza.
—Se toca la puerta, creí que lo sabías —le dijo a modo de saludo.
—Creí que estabas solo, no... vi a Hermione llegar —respondió apretando los dientes.
—No quiero escuchar ese estúpido discurso que no le doy a la señorita Granger el lugar que se merece, o que mi esposa llegará y...
—No, ni siquiera es necesario que siga siendo un imbécil —lo interrumpió en forma grosera, Severus cerró los ojos con impaciencia, se preguntaba cómo habría lidiado con un Harry adolescente y parecía que ahí estaba la respuesta.
—Quita la molestia de tu cara, lo que sucedió en esa recamara no es asunto tuyo.
—Ahí si discrepo un poco, padre —respondió escupiendo la última palabra con molestia.
—Harry —salió Hermione vestida torpemente—, mira no es necesario que te molestes con tu papá, yo te explicaré todo en este momento.
—Si me disculpas quisiera hablar con él, sólo con él.
—Pero no tienes por qué estar molesto. —Dijo ella, a pesar que lo estaba viendo casi explotar como un jarrón chino.
—Hermione déjame hablar con mi hijo, por favor. Entra a la recámara.
—Pero... —replicó ella, Harry bajó la vista molesto—, no, porque esto es un problema de los tres.
—¿Sabes Hermione? No me queda la menor duda de eso, de hecho ahora lo vengo entendiendo todo.
—No le hables en ese tono, Harry.
—¿Por qué papá?
—¡Basta los dos! —Alzó la voz, por fin tomaba el control de la situación—, acaban de encontrarse, e insisten en estar peleando por tonterías, pareciera como si se disputaran tener el control de esto, Harry él es tu papá y tú no arruines lo que tienes. —Le gritó a su esposo golpeando su brazo.
—Insisto, déjame hablar con mi papá.
—Si tanto urge sólo habla —alzó la voz.
—Bien... cómo quieras. Durante estas semanas he sido... paciente con el tema de tu esposa.
—Otra vez con eso —se quejó el pocionista, mientras veía entrar a la novia de su hijo con la cara de asustada, pero nadie le prestaba atención a la pelirroja.
—Siempre pensé que eras un hombre que tomó la decisión equivocada al casarse con una mujer... a la cual ya no amaba, soñé con ver tu acta de divorcio, para que fueras... feliz con Hermione, porque creo que... ella lo es, ve en ti todo y no creo que te hayas aprovechado de ella.
—Es lo que he intentado decirte este tiempo.
—No, no, no —siseó Harry acercándose, entonces su padre bajó las manos, en verdad su hijo estaba furioso.
—Harry creo que debes tranquilizarte —susurró su novia subiendo las escaleras.
—¡Dilo! —Le exigió su hijo.
—Creo que estas olvidando quien soy aquí, y que me debes un respeto.
—No, el que olvido quien era yo, fuiste tú —respondió, entonces su padre lo vio, no era molestia, estaba herido.
—Harry cálmate, por favor. Luchaste por tener a tu papá, no creo que una... tontería valga la pena, sólo era...
—Si hay algo que quieran decirme, este es el momento.
—Harry, Teddý te necesita.
—Atiéndelo Ginny, estoy esperando —les dijo a ambos, mientras ignoraba a su novia— porque toda esta situación es insultante, parece que piensan que tengo once años y voy a desmoronarme con la situación que les rodea.
—No es eso, pero no creo que sea prudente que hablemos estando cómo estás, quizá por la noche cuando logres calmarte.
—Ya quiero ver que tú pudieras calmarte —le respondió a su amiga con cierto rencor—, después de tantas mentiras, y no confiando en que puedas procesar información de un adulto, porque el maldito problema es ese, no se percatan que soy un adulto.
—Lo que ocurre es que todo fue reciente Harry, la recuperación de Severus y...
—Creo que tuvieron tiempo de sobra para ser sinceros ¿no?
—Acompáñame al despacho, Hermione es mejor que vayas a tu casa. —Pidió el pocionista.
—Está en su casa ¿no?
Severus se volteó cuando oyó esa pregunta, vio a los ojos a su hijo, era imposible que él supiera la verdad, Sirius no pudo haberlo dicho, no entendió a lo que se refería. Su hijo bajó la vista avergonzado y los alzó hacia su amiga, la vio más tranquilo, casi sereno.
—Tu hijo —dijo en un susurró—, yo lo maté.
—¿A qué viene eso ahora Harry? —le preguntó el pocionista.
—Harry acompáñame —le pidió Ginny tomando con delicadeza su mano, pero el joven no se movió.
—El hijo que yo maté en una imprudencia, ¿era tuyo papá?
De todas las preguntas que su hijo estaba haciéndole no se imaginó esa, se quedó mudo por un momento, olvidó a las dos jóvenes que se encontraban con él, sólo volvió a ver el dolor en sus ojos.
—Lo era... porque para ese entonces Hermione ya era tu esposa —susurró con dolor bajando las escaleras.
Lo vio tomar al niño que había comenzado a llorar, y dirigirse hacia las cocinas intentando no verse débil. Severus bajó la vista avergonzado, la impotencia que sentía en ese momento lo estaba dejando sin opciones.
Hermione se limpió una lágrima y Ginny bajó la vista, se sentía abochornada con la situación, y por fin había entendido tanto de la vida de su mejor amiga, y del recelo para ocultar al padre de su hijo, y la devoción que había tenido éste para cuidar de ella.
—La vecina le dijo.
—Gracias señorita Weasley.
—Creo que deberíamos hablar con él, Severus. —Le propuso, Hermione estaba muy preocupada por su amigo, sólo quería que no se atormentara con cosas del pasado.
—No, ahorita no le hará bien.
—Pero está sufriendo.
—Yo lo conozco Hermione, ahorita le hará bien estar solo, hablaré con él mañana. —Le dijo viendo la espalda de su hijo, le daba de comer al pequeño Teddy, pero sabía bien que estaba llorando, culpándose de nuevo.
...
Vio a Harry sentado en la sala por la mañana, le extendió una taza de café y se sentó a su lado en profundo silencio, había decidido no hablar con él hasta ese momento, creyendo que quizá sus emociones estuvieran mucho más calmadas que la noche anterior, y justamente eso había ocurrido, ahora sólo le quedaba la tristeza.
—Fue inesperada la llegada de la señorita Granger... de Hermione, a mi vida —corrigió Snape de inmediato, ya no había nada que fuese necesario ocultar—, fue un episodio cálido, en un momento de pruebas y bastante culpa. La alejé tanto como pude, ni siquiera sé en qué momento la acepté como mi compañera.
—No debí hablarte así. Sólo que me enfureció el hecho de que me lo hayan ocultado, por tantos meses pensé que no le responderías, y que el amor que ella te tenía la dañaría, realmente a ambos los hizo felices, ¿era tan difícil decirme la verdad?
—No quería que te culparas por aquella noche.
—Asesiné a mi hermano.
—Harry sé lo que es la culpa, pero sabes que lo que sucedió no pudo evitarse, fue un accidente.
—Impedí que tuvieras un hijo biológico —le dijo con pesar—, sé que soy tu hijo, pero...
—Sólo le puse una condición a la señorita Granger, y fue nunca tener hijos, Elizabeth fue un descuido por parte de ambos, la amamos desde el primer momento, pero Hermione no me fue sincera de su condición, cuando me lo dijo ya había ocurrido lo de mis aposentos, si me hubiese sido sincera desde el inicio, la habría arrojado fuera del ochrana, pero todo fue un accidente donde los tres fuimos responsables, mas no culpables.
—Era... una niña. —Repitió con melancolía Harry.
—Lo que ocurrió nos dolió a los tres, pero salimos de esa, no es necesario retroceder.
—Lo lamento.
—Eso lo sé, por eso retrase este momento tanto como pude —Harry asintió sin darle la cara—, ahora que lo sabes espero te quede más claro que mis intenciones que ella siempre fueron honrosas, siempre le di el lugar que le correspondía, debí alejarla por seguridad, pero la protegí de otra forma, y fue casándome con ella, procurando hacerla feliz.
—Entonces hazlo, y tráela a casa.
—¿Cómo te sentirás con eso?
—Avergonzado, —respondió de inmediato—, necesito pedirle una disculpa a ella, tantas veces que le eche en cara que se diera su lugar, pero estaré tranquilo porque sé que será feliz, ¿tú te encargaras de eso no?
—Por supuesto.
—Entonces trae a la señora Snape.
—Con una sola condición —le habló serio su padre, lo miró fijamente, y puso la regla principal en esa casa, ya que vivirían juntos como familia—, toca la puerta antes de entrar.
—Te juro que lo haré.
...
Harry observó la casa donde había pasado aquella Navidad, sonrió de forma irónica, era el único recuerdo bueno de su padre, aquél donde eran ajenos, pero habían podido compartir algo más entre alumno y maestro, tanto que había logrado conseguir cien puntos para su casa, aunque el sombrero seleccionador lo hubiese arrojado en la incorrecta, ahora entendía las razones del sombrero, con enviarlo a Slytherin.
Era la primera vez que veía a Hermione desde que habían tenido aquel inconveniente en la casa de su padre, ella estaba desnuda cuando había abierto aquella puerta, quería olvidar esa imagen de su mente, y lo que escuchó al entrar ahí, después de eso se avergonzó de la forma en que le habló, a pesar de que ella le había ocultado información precisa y necesaria, creía que había pasado del límite, ahora se encontraba ahí en esa casa con el único propósito de decirle que no le interesaba lo que había ocurrido, y que su lugar era en aquella casa, a un lado de su padre.
Tocó la puerta con nerviosismo, y ella abrió a los pocos segundos, su rostro adquirió el rojo escarlata, y en silencio ella se hizo a un lado para dejarlo pasar.
—¿No se encuentra tu mamá en casa?
—No, ella decidió regresar a su casa, tiene el consultorio y una vida, ahora que no corre riesgo.
—Antes de cualquier otra cosa, quisiera pedirte una disculpa, el saber que el papá de tu hijo es mi padre fue devastador.
—Harry ya hemos hablado eso, fue un accidente. —Harry sonrió al escuchar de nuevo esa palabra, tal parecía que ambos pensaban eso, excepto él—, recuerdo que intentábamos salvar a Severus, me dolió perder a mi hija pero no sé qué hubiese hecho si los hubiera perdido a ambos, al menos él está bien.
—Te dejé estéril Hermione, no podrás ser madre.
—En la guerra aprendí a apreciar cosas, quizá no tendré la dicha de ser madre, pero tengo una familia, a ti, a Teddy y a Severus, eso es valioso Harry.
—Entonces tu lugar está a un lado de mi papá. —Se atrevió a decir.
—Creí que yo no era el tipo de esposa que pensabas para tu padre, —respondió ella con naturalidad, mientras se sentaba en la sala a un lado de él—. Y ustedes acaban de reunirse, eso ya lo he hablado con él, y quisiera que disfrutaran de su momento juntos, acaban de recuperar el tiempo, y no creo que sea bueno que yo viva ahí.
—¿Es mejor que se visiten mutuamente?
—Por ahora creo que es lo mejor —respondió Hermione sin un rastro de tristeza en su voz.
—No creo que eso sea lo más inteligente, de esa manera las personas piensan otra cosa, las visitas esporádicas y el hecho de que se oculten...
—Hacen pensar que yo soy su amante, —lo interrumpió con una sonrisa—, no debes preocuparte por eso Harry, nuestra relación de eso se basó, era una alumna y él no podía poner los ojos en mí.
—Ni las manos —siseó, se dio cuenta que tenía toda la sangre Snape recorriendo sus venas, no se encontraba enfadado pero si burlado, por ellos.
—Sí... y no quería que tuviera problemas, así que vernos poco tiempo no es tan malo para mí, es un avance de hecho.
—¿Y qué harán cuando volvamos a Hogwarts?
—Lo mismo.
—No estoy de acuerdo en eso.
—Harry no importa que no estés de acuerdo con eso, es lo que decidimos, no quiero las miradas sobre mí en mi último año, y mucho menos deseo que alguien se le ocurra decirme "señora Snape" a medio pasillo o en el Comedor.
—De acuerdo, pero debes venir a casa.
—No.
—Entonces me iré con Sirius, si te molesta o te sientes incomoda que yo me encuentre ahí lo arreglaré para que tú te sientas mejor, y te vayas a vivir con mi papá.
—¿Tú quieres que tu papá muera de un infarto? o quizás que Severus mate a Sirius, porque si haces eso, sucederá una de las dos cosas.
—La decisión está en ti Hermione ¿prefieres que mate a mi padrino o que muera mi padre?
—¿Me estas chantajeando? —le preguntó ofendida levantándose, él se levantó también y se acomodó la chaqueta.
—No, sólo te enseño algo que nunca aprendiste, a ordenar tus prioridades.
—Pero...
—Hermione ¿te imaginas lo que ocurriría si mi papá piensa en que ahora que él tiene más obligaciones y responsabilidades ya no deseas nada con él? sería horrible que él pensara tal cosa, se sentiría abandonado, y que ahora no lo "amas" francamente. —Expuso con malicia el joven.
—Fuera de mi casa. —Le ordenó su amiga enfadada—, conozco perfectamente a mi esposo, y sé que nunca llegaría a esa conclusión.
—No con esas palabras, pero claro que se imagina que le has perdido la emoción a su relación, te aferras a ocultarlo, quizás por eso o porque hay un tercero con el que no contabas en la ecuación, y ese soy yo.
—¿Me estás hablando en serio Harry? ¿Él piensa eso?
—Está bien que te casaste con Severus Snape, pero también es un hombre común y corriente, que tiene sus debilidades, más cuando observa en ti tanta indiferencia.
—No es indiferencia —respondió Hermione defendiéndose de inmediato—, creí que necesitaban tiempo como familia.
—Tienes que aceptar que yo soy parte de esa familia, soy su hijo —Hermione iba a replicar, ella no consideraba a Harry un estorbo, y se lo quiso decir pero éste la calló de inmediato—, y yo aceptar que formas parte de su vida, eres su esposa y por lo tanto formamos una familia.
—Iré hablar con Severus.
—Apresúrate, la vecina siempre intento conquistarlo, y las galletas de esta mañana lo comprueban.
—¿Qué? no digas idioteces, esa mujer ya me ha visto, y me presentó como su esposa —alzó la voz con dignidad.
—Una esposa que no se ha aparecido, la vecina no te ha vuelto a ver.
—¿Y Severus se comió las galletas?
—Primero le invitó un café —susurró Harry con inocencia.
—Sal de aquí Snape.
—Te está gustando mi apellido.
—¡Largo! —le gritó a su amigo, provocando que éste se levantara rápido y saliera.
Una vez en la seguridad de la calle Harry respiró complacido, se acercó a su amigo que lo esperaba recargado en un auto y ambos sonrieron con complicidad. Draco dejó de observar a la vecina de Granger y atendió a su amigo.
—¿Qué tienes ahora con las muggle?
—Nada, la excitación de lo prohibido —respondió mientras veía a la joven rubia acomodarse el vestido—, pero le soy fiel a tu vecina, lo juro.
—Aún no has salido con ella.
—Le soy fiel con anticipación, dime ¿funcionó lo de Granger?
—Claro que sí, ¿con quién crees que hablas? —respondió con soberbia.
—Habría pagado lo que fuera por ver eso.
—Cierra la boca, aún no te perdono que no me dijeras nada.
—Bueno, alguien debía controlar tu furia ¿no? Y esa persona solo suelo ser yo —dijo con orgullo mientras Harry alzaba la vista ofendido, y más porque sabía que Draco tenía razón.
—Cierra la boca hurón —interrumpió Ginny haciéndose presente—, deberías ver cómo calmo yo una ira de Harry.
—No me interesaría utilizar las mismas tácticas que tú Ginny —respondió él con desagrado imaginando tal cosa.
—Por supuesto, las opiniones que se tienen de ti son bastante decepcionantes.
—¿Decepcionantes dices? —preguntó insultado, Harry desvió los ojos fastidiado, y susurró un "ahí vamos"—, no sé con qué clase de mujeres te habrán dicho eso de mí.
—¿Celine?
—Por Merlín cállate Weasley —alzó la voz avergonzado, se adelantó dejando atrás a la pareja y Harry pudo ver que su amigo se había sonrojado.
—¿Quién es Celine? —preguntó en voz baja.
—No-te-atrevas-Ginevra —le ordenó Malfoy, a lo cual Ginny rompió en una carcajada.
...
Severus continuaba viendo a su esposa con incredulidad, se encontraba acomodando alguna ropa que había llevado, ahora el closet se había ampliado y unos jeans doblados sobresalían a la vista, la maleta poco a poco se había ido vaciando, lo que más le extrañaba en esos momentos era el silencio que había entre ellos, algo le indicaba que Hermione no estaba de un humor excelente, pero no tenía que ver con eso, estaba seguro de ello.
—¿Qué? sé que has estado vigilándome desde que llegué. —Le dijo de una forma agresiva a su esposo.
—Creí que... no querías apresurarte.
—¿Hay algún problema con eso? ¿Comenzabas a sentirte algo cómodo con mi ausencia?
—¿Cómodo? —preguntó confundido.
—Tal parece que debo estar presente para que a ti no se te olvide que estamos casados.
—¿Cómo se me va a olvidar tal cosa?
—No quiero que vuelvas a meter a la vecina a mi casa —le amenazó en forma posesiva.
—¿Cómo sabes eso?
Hermione cerró los ojos, esperando controlarse y contener toda la paciencia para no maldecirlo en ese momento, pero hizo algo bastante extraño y sospechoso, estaba tan molesta que lo ideal sería echarlo de la habitación, pero ella se fue desnudando hasta quedar frente a la cama de su esposo, Severus bajó la vista lentamente y se aclaró la garganta nervioso.
—¿Es una invitación o advertencia?
—Soy tu esposa.
—Sí, eso ya lo aclaraste, pero no hay...
Su frase fue interrumpida cuando su mujer su subió a horcadas y empezó a besarlo mientras se movía incitándolo, notó que la ventana estaba entreabierta, y dudaba un poco, quizá Hermione la había dejado así intencionalmente, o quizá tener sexo estando furiosa tenía un propósito que no tenía que ver con el placer.
—¿Te sientes cómoda con... Harry y Teddy aquí?
—No oirán nada —susurró con malicia.
—Hermione este juego de hacerte la mala está funcionando.
Su esposa no respondió nada, sólo sacó su miembro y lo acaricio con cierta perversidad, él empezó a temer cuando la vio a los ojos antes de pasar el dedo suavemente, rodeando su glande.
—¿Hermione?
Su mente quedó en blanco cuando la vio agacharse y meterse su miembro a la boca, gimió ante la sorpresa y recorrió la cortina con la varita, a los pocos minutos le dejó de importar a Hermione todos esos motivos que la llevaron a estar enfadada, ahora se movía frenéticamente sobre su cuerpo y él moría encantado al ver esa nueva faceta en su esposa.
…
Hermione vio con inseguridad a Teddy, una cosa era cargarlo un momento mientras Harry se duchaba y otra era atenderlo de tiempo completo. Un sonido la hizo saltar asustada, su amigo acaba de dejar su baúl en la puerta, ese acto le hizo sentir la realidad ahí a su lado.
—¿Estás segura?
—Claro que sí, el trabajo en Hogwarts será pesado las primeras semanas, después podrás ir y venir diario.
—Así es, sólo me quedaré dos o tres semanas en el castillo.
—¿Draco irá?
—Sí, y se quedará con nosotros unas semanas.
—Suena bien —respondió distraída— ¿Crees que pueda hacerlo?
—Teddy te ama, como a Ginny, sé que lo harás estupendo —le dijo él, intentando que confiara en si misma—, ven acá —dijo alzando al pequeño entre sus brazos, el bebe sonrió y agitó sus manos con fuerza, no cabía duda que en esos meses él había aprendido mucho de Severus, poco a poco se fue convirtiendo en el padre que él vio día a día cuando era un niño—, debes portarte bien con Hermione, con tu abuelo, te cuidarán mientras yo ordeno el desastre que hice, te extrañaré Teddy, prometo venir el fin de semana.
—Draco ya llegó —le avisó su padre.
Harry le entregó con cierta dificultad a Teddy, Hermione lo tomó entre sus brazos y bajó a despedirlos, fue extraño verlo partir y que dejara a esa carita tierna con ella, una vez que desaparecieron suspiró triste.
—En unos meses nos reuniremos con ellos, supongo que quieres concluir tus estudios.
—Sí, me gustaría.
—Fui a Hogwarts la semana pasada a hablar con Minerva.
—¿Alguna mala noticia?
—No, claro que no. Quería avisarme que sigo teniendo la materia de Defensa contra las artes oscuras, a menos que quiera pociones, además me ofreció el puesto de subdirector y lo acepté, todo volverá a la normalidad, sin misiones ni preocupaciones para ti.
—Gracias.
—Y le dije que nos casamos.
—¿Qué? —preguntó asustada.
—Y mandó un obsequio —concluyó, pero Hermione había quedado en shock con la noticia.
...
—¿Por qué te noto tan triste? —le preguntó al día siguiente mientras le daba de desayunar al pequeño.
—Tendré a Teddy por tres semanas, no sé si lo haré bien... es como si tuviera a Elizabeth.
—Oh Hermione, lo siento, lo enviaré con sus abuelos.
—No —respondió defendiendo al pequeño cuando quiso quitárselo de los brazos—, por extraño que parezca me aferro a él con todas mis fuerzas, es lo más cercano que tendremos a un hijo.
—Lo sé.
—Déjame ayudarte con Teddy.
—Sí, quiero bañarme, mira como me ha dejado —respondió mostrándole la papilla en toda la blusa.
Hermione se salió de bañar y escuchó unas voces que se oían en la sala, se asomó por el barandal hasta reconocer la voz femenina de su vecina, rápidamente se puso un vestido corto y bajó sonriente. Llegó hasta la sala para ver como esa mujer se había tomado el atrevimiento de tomar a Teddy en sus brazos, mientras Hermione vio una canasta de frutas que ella amablemente le había ido a llevar.
—Hola Hermione, no se me había presentado la oportunidad de saludarte de nuevo.
—Me imagino, no tiene mucho que regrese de viaje. —Sonrió sin intentar disimular su molestia.
—Les traje un canasto de frutas.
—Se ven deliciosas, gracias.
—¿Quieres una manzana pequeño Ted?
—Teddy —corrigió Hermione.
—Teddy —repitió con una voz que asustó al pequeño, al principio hizo un gesto que lo hizo llorar— oh por Dios, no llores, lo he asustado.
—No te preocupes —respondió Severus de inmediato.
—Ven amor —lo tomó Hermione cuando notó que Teddy la llamaba con los brazos—, lo siento, no está acostumbrada a los extraños, subiré a la recámara a dormirlo.
—¿Necesitas algo? —preguntó Severus inmediatamente.
—Sube un biberón ¿sí?
—Creo que mejor me retiro, me dio gusto verte Severus...a ambos —corrigió de inmediato, sintiéndose apenada.
—A mí también me dio gusto verte, las galletas estaban deliciosas, no te había agradecido.
—Oh... que bueno que te gustaron, con permiso.
Una vez que la vecina se retiró, Severus preparó la leche mientras veía a su esposa, la alcanzó en las escaleras y subieron hasta la recámara donde se recostó con el pequeño, ambos le dieron de comer y una vez que lo vio a punto de dormir, se centró en su esposa.
—¿Por qué me da la impresión que te deshiciste de la vecina?
—Porque así fue.
—¿Y cuál es la razón?
—Tenía las manos en lo que es mío.
—Quería abrazar a Teddy, no creí que te molestara.
—No sé qué me molestó más, sí que lo tuviera entre sus brazos o que acariciara el borde de tu mano —respondió sonriente.
—Guardemos silencio, porque se acaba de dormir y si lo despertamos, tu y yo sufriremos las consecuencias —dijo el pocionista, pero Hermione sabía bien que era para evitar el gran problema que se le venía encima, intentó ignorarlo una vez que lo vio recostado en esa cama, en un ambiente completamente familiar, donde sólo ella era privilegiada de estar ahí.
