CAPÍTULO 25
Harry volteó la hoja del libro y se adentró en la lectura de nuevo, cinco lecciones más y terminaría por fin con esa materia, nunca había sido un alumno ejemplar y dedicado, pero ahora que había recobrado sus recuerdos y su magia, se daba cuenta que la ambición por ser un buen alumno había regresado, no podía decepcionar a su padre y creyera que seguía siendo un holgazán.
Cuando observaba los dibujos del movimiento de varita, un muñeco de felpa cayó sobre el libro y un grito lo descolocó, se sorprendió que la tranquilidad de Teddy había durado al menos unos cinco minutos, observó la estancia y se dio cuenta que ya le había dado todo lo que había podido para distraerse, desde los juguetes que tenía, hasta la caja de artilugios mágicos que no servían.
Lo subió al carrito y éste comenzó a moverse por medio de magia, pero el llanto apareció. Volteó a ver el reloj y se dio cuenta que ya pasaba de la medianoche, si no conseguía dormir a Teddy terminaría reprobando la materia.
No podía darse el lujo de pedirle a su padre que cuidara de él, quería sentirse y verse responsable, y ya había abusado de la consideración de Ginny, se le quedó viendo al pequeño con cierta tristeza, tomó una bolsa con todo lo que se necesitaba, pañales, leche, comida, juguetes y un cambio de ropa.
—Realmente debo estudiar Teddy, si tú eres bueno esta noche, el fin de semana iremos al Lago Negro y me colaré para salir del castillo al Mundo de Juguete muggle, pero debes ser comprensivo ¿de acuerdo? —le dijo Harry intentando razonar con el pequeño, pero en vez de eso, el niño gritó con fuerza y aquel cabello azulado se había transformado en morado de nuevo— debes dejar de hacer eso, en verdad.
Salió con el pequeño Teddy en brazos, y bajó hacia las mazmorras, se colocó frente a la sala común de Slytherin y esperó, ya le había mandado un mensaje a Draco y esperaba que saliera en cualquier momento, éste salió con la túnica en la mano y en cuanto vio a Harry con Teddy, intentó darse la vuelta fingiendo que no lo había visto.
—Por favor Draco —le pidió deteniéndolo, aunque todo sonaba más a súplica.
—No, ni siquiera lo pienses Henry.
—Tengo que aprobar ese examen, ayúdame por favor.
—Siempre espere el momento en que me buscaras una madrugada ¿sabes?, en mi cabeza sólo me imaginaba escabullirnos del castillo, ir a un bar muggle, beber y conocer mujeres, muchas lindas y atractivas mujeres, en mi cabeza te olvidas de Ginevra y disfrutamos de la noche, pero cuidar a tu hijo no se acerca en nada, a lo que había imaginado—, se quejó con un cambio en el tono de su voz.
—Muy bien, fin de semana en el bar de la Avenida cerca de la casa, yo invito los tragos... a cambio de que lo cuides esta noche hasta mañana a medio día.
—¿Sabes que tengo clases con McGonagall verdad? —le preguntó con miedo.
—Verá a Teddy y apuesto a que le da 20 puntos a Slytherin.
—En nuestra salida no va incluida Ginevra, mucho menos la cabeza de zanahoria, —le gritó a su amigo cuando lo vio alejarse— ¿me has oído?
—Intenta que duerma Draco.
—Henry más te vale que venga limpio, porque no lo cambiaré ¿me has escuchado?
Pero el intento porque Harry lo escuchara fue en vano, vio a Teddy a los ojos y notó que había dejado de llorar, tomó aquella bolsa que le había dado Harry y entró a la sala común.
—Tal parece que comparto la paternidad con Henry ¿no te parece?
—Eso resulta tan conmovedor, la manera en que le hablas a ese niño, dime ¿lo de tu y Potter es simple amistad y comparten el armario de escobas también? —le preguntó Pansy quién estaba sentada en el sillón de la sala común.
—No es Potter, es Snape. Y no digas más tonterías.
—Lo digo porque en vez de estar aquí —le dijo señalando su media desnudez—, saliste corriendo a vestirte porque saldrías con él, y mira... sólo te quería de niñera.
—Vamos Pansy, no digas estupideces.
—Creo que esta decepción será dura de superar.
—Pansy no me estés provocando. —Le dijo al sentirse tentado a cerrarle la boca en la alfombra.
—En otros momentos estarías haciéndome callar —le siseó con lujuria, Draco contuvo un gemido, el cual fue interrumpido cuando Teddy jaló uno de sus cabellos haciéndolo reaccionar, Pansy arqueó la ceja para estallar en carcajadas—, no tengo que esperar a verte mayor con la responsabilidad de un hijo, ya tienes uno. —Le dijo sin parar de reír, se levantó cubriendo su cuerpo dispuesta para irse a dormir.
—¿Pansy me ayudas a cuidarlo?
—¿Tú estás loco? No tocaré a ese bebe, a menos que ya haya comido, vomitado, este limpio y no llore, de preferencia cuando este dormido.
—Pero Pansy... —se quejó, pero la joven no lo escuchó y se retiró ignorándole, Teddy gritó emocionado agitando sus manos—, si azulito, esta será una noche larga...
...
La vida en el castillo era muy diferente a lo que habían estado acostumbrados. Mientras Harry tomaba sus clases no faltaba quién se ofreciera a quedarse con el pequeño de Teddy, pero la persona favorita para el bebé, era sin dudas Ginny, ella se encargaba de casi todas sus cosas, desde mandar preparar su comida hasta hacerlo dormir cuando Harry había agotado todas sus opciones, reía con ella y todos notaban que el pequeño se acomodaba en su pecho y dormía ahí cerca de las nueve de la noche.
Hermione dormía en las mazmorras como lo había estado haciendo el último año, con excepción en los tiempos de exámenes, donde necesitaba del silencio y la soledad de sus aposentos privados. Al principio se avergonzaba demasiado cuando tenía a la profesora McGonagall, pero esa mujer entendía el predicamento a los que se vieron envueltos tanto ella como Severus, y los apoyó en silencio.
Dentro de algunas ciertas diferencias, el castillo seguía al igual que siempre. Las peleas de Hermione y Ron seguían siendo las mismas, más cuando misteriosamente el pelirrojo mostraba cierto interés en ella, entonces en la pelea se sumaba Harry exigiendo absoluto respeto, lamentablemente aún no le decían la verdad a él, y le estaban haciendo un favor enorme, el pelirrojo enfermaría cuando supiera que Hermione había decidido casarse con su profesor de pociones.
Harry usaba los fines de semana para pasarlos con su familia, uno de ellos se iban a la casa donde disfrutaba ver a Hermione y Severus cocinar en pareja, y hacer esas actividades familiares que habían quedado años atrás, con la diferencia del llanto de Teddy, los juguetes tirados por todos lados, en la alacena había jugos y galletas y siempre había ruido en toda la casa, pero había aprendido una gran lección: tocar la puerta antes de entrar, y usaba otros fines de semana para pasarlos con su padrino.
Las peleas entre Severus y Sirius habían disminuido bastante, ahora Sirius no quería pelear un papel que sabía bien no le correspondía, agradecía que su ahijado lo tuviera presente aún en su vida, tal como lo hubiese querido James.
La situación con Hermione fue más difícil de lo que ella confesaba en realidad, intentaba pasar todo el tiempo que podía con Teddy, no volvió a repetir que era lo más cercano a convertirse en madre, pero así era, y disfrutaba cada rabieta que hacía en las mazmorras, al inicio Severus doblaba la boca y se quejaba que consentía demasiado al niño, pero ella podía darse cuenta que él cedía demasiado también, y ahí dolía aún más, saber que hubiera sido un excelente padre con Elizabeth.
Hermione despertó de su fantasía y terminó de doblar el pergamino que entregaría al día siguiente, Severus continuaba discutiendo con los prefectos de su casa, sabía bien que tendría su lealtad y permitía que Draco y Pansy entraran a sus aposentos y vieran ahí a Hermione, al menos eso había logrado que el acoso hacía ella disminuyeran un poco.
—Tomé las medidas correspondientes padrino.
—¿Padrino? ¿Por qué crees que esto es una reunión familiar Draco?
—Tu esposa está detrás de ti, y tú... ¿nieto?
—20 puntos menos para Slytherin. —Dijo enérgico el pocionista, Pansy dobló los ojos en queja.
—¿Qué te parece si me dejas a mí dar el maldito reporte, Draco?
—Bien.
—Los alumnos de cuarto cumplieron las tareas asignadas, y se les dieron las órdenes de recuperar los 50 puntos más 30, y deben de hacerlo en los próximos tres días, para que el aumento de los puntos no se vea afectado a finales del mes, contando con que Gryffindor nos viene pisando los talones por... su hijo, profesor Snape.
—Un hijo que pudo haber estado en Slytherin, Pansy.
—Pero está en Gryffindor Draco, puntos que no recibe Slytherin —aclaró con cierto desprecio que Severus no ignoró.
En ese momento Teddy jaló la orilla de su levita con fuerza, y proliferó un grito que le hizo bajar la mirada, siempre odió que lo vieran en esos ambientes familiares, e hizo lo mismo que con Harry, lo ignoró para continuar con la lista.
—El siguiente punto y no menos importante, la graduación, espero que la junta este hecha para finales de la próxima semana. —Ordenó Severus intentando omitir el movimiento de su levita cada vez que Teddy la subía y bajaba.
—No es necesario señor, los Slytherin no escatimaremos en gastos, queremos lo mejor.
—Muy bien, entonces comience con las organizaciones para que las casas restantes nos sigan con los planes y no al contrario, y seguir las de ellas.
—Las cuales tienen pésimo gusto, —dijo Pansy en forma seria y formal—, con todo respeto a la... señorit... señora Snape.
—Prefería cuando me llamaban despectivamente Granger... hasta sangre sucia sonaba mejor, a este... respeto obligado que me tienen, por temor a que pierdan puntos.
—Mi respeto es sincero —se asomó Draco para verla—, eres mi tía favorita, —Hermione terminó sonrojada y queriendo matar a Draco ahí mismo.
—Por último y no menos importante —expuso Severus queriendo relajar la tensión en la que veía a su esposa, el grito de Teddy casi lo dejó sordo, así que lo tomó de la cintura y lo subió al librero como tanto quería el niño, éste tomó entre sus manos aquella figura de porcelana, adquirida en un viaje mucho antes de separarse de Harry—, si rompes eso tu padre se enfadará ¿de acuerdo? —Pansy se sonrojó cuando escuchó hablarle al pequeño—, ese sonrojo debió tener hace dos días señorita Parkinson, antes que la encontraran con la falda arriba y a... el señor Malfoy entre sus piernas, ese es el otro tema pendiente en la lista.
—No estábamos haciendo nada —respondió de inmediato en defensa.
—La intención es lo que cuenta señorita, y agradezca que el señor Malfoy aún estaba vestido, cuando necesiten hacer eso háganlo en sus aposentos como prefectos, hagan buen uso de ello, antes de perder 80 puntos, los cuales quiero en tres días, más los 40 pertinentes.
—¿Les estás dando permiso para tener sexo? Pero en el reglamento...
—En el reglamento prohíbe las relaciones sexuales entre alumnos o profesores —susurró Draco con burla interrumpiendo a Hermione, ella bajó la vista y continuó leyendo.
Teddy agitó con fuerza aquel objeto de porcelana, y perdió el equilibrio hacia adelante yéndose de cabeza al suelo, Hermione y Pansy gritaron al mismo tiempo, pero Severus lo había tomado de la espalda, lo alzó hacia adelante y vio que no había soltado aquella serpiente de sus manos.
—Eso es, tu padre se hubiera puesto como loco si eso terminaba hecho añicos.
Hermione bufó ofendida, "te habría matado si hubieses roto a su hijo" susurró con molestia, pero su esposo fingió no escucharla.
—¿Qué esperan? ¡Largo!
Ambos alumnos dieron la vuelta y se retiraron de inmediato, una vez que éstos hubieran cerrado la puerta, el pocionista abrazó de forma correcta al pequeño, lo revisó y respiró con más tranquilidad.
—¿Por qué ocultas tus sentimientos de... padre?
—Debo hacer que me respeten, cuando tenía aquí a Harry los alumnos creyeron que me había ablandado.
—¿Se notaba que amabas a Harry más que a cualquier cosa? —Preguntó en forma maliciosa—, las malas lenguas dicen que sí.
—¿Por malas lenguas te refieres a lo que dice Harry?
—Sí... y lo que cuentan ahora con más libertad algunas personas.
—Oh Salazar... —se quejó alejándose.
—¿Es cierto que un día un alumno tuyo lo subió a la escoba para que viera mejor un entrenamiento? —Severus la vio de una forma que casi daba miedo, así que tradujo eso como un "si"— y que cuando te diste cuenta le bajaste a tu propia casa 100 puntos a Slytherin, pero la mejor parte viene a continuación... ¿llamaste a un medimago particular?, cuando en teoría no le había sucedido nada a Harry —en ese momento su esposa estalló a carcajadas— y para cerrar con broche de oro...
—Sí, sí, sí... al final Harry dijo que Slytherin perdería porque el buscador era un inepto, y así fue...
Severus se hubiera quedado ahí y contarle anécdotas para hacerla feliz, pero ella lloraba de la risa, y consideró que era lo único que le faltaba, que ni siquiera su esposa le guardara el mínimo respeto, y todavía se preguntaba por qué no permitía que los alumnos lo vieran cuidando a Teddy, era por esa sencilla razón, evitarse la burla.
...
Harry se mostraba nervioso mientras esperaba a Draco al final de las escalinatas, al mínimo ruido terminaba con los nervios de punta, él odiaba mentir y lo estaba haciendo a lo lindo, en primer lugar a Hermione quién le cuidaba a Teddy, le había dicho que estaba agotado y necesitaba dormir una noche de corrido, la misma mentira usó para Ginny para que no fuera a buscarlo, y a su padre le mintió por omisión, ya que no tenía aun la fuerza para sostener la mentira, ahí no importaba ese arduo entrenamiento en oclumancia, era su padre y la mentira le duraría en pie treinta segundos antes de que él ya estuviese confesando la verdad.
—¿Traes contigo la capa? —le preguntó el rubio en cuanto llegó.
—No habría otra forma de salir —le dijo Harry extendiéndola.
Los dos salieron del castillo debajo de la capa, formando esa amistad tal y como debió ser desde el inicio, la complicidad, las violaciones a las normas, la aventura, y lo que debieron vivir como un par de adolescentes locos por comerse el mundo.
Severus sonrió de lado cuando a lo lejos los vio quitarse la capa de invisibilidad, y se desaparecían de ahí.
...
—¿Me puedes decir por qué venimos a un bar muggle? —le cuestionó Draco sentándose en la silla observando a la mesera que se acercaba con una amplia sonrisa.
—Porque de otra forma mi padre se enteraría que salimos del castillo, escuché que el lugar es... bueno.
—¿Escuchaste de quién?
—Marianne —susurró, esperando que no se escuchara lo que acaba de decir.
—Tú terminarás dejando a Weasley por esa muggle, —se burló su amigo, a lo cual no le hizo nada de gracia a Harry.
—¿Les ofrezco algo de beber? —les dijo la señorita con una sonrisa que los dejó pensando al principio.
—¿Y si lo dejo a tu consideración? —le preguntó Draco con cierta coquetería.
—Entonces yo me encargo —dijo ella acercándose al rubio.
Harry estuvo esperando el momento hasta que vio llegar a Marianne, fingió demencia y siguió bebiendo del vaso que le había servido la joven, mientras Draco hablaba íntimamente con una rubia que había llegado minutos antes, y que ahora era una compañera más en la mesa.
Marianne alzó la vista y entonces lo vio, al principio le sorprendió, no creía que fuera a ir, Harry tenía una obsesión por hacer lo correcto y ser leal, ella pensaba que salir y encontrarse con ella sin su novia, podría ser considerado como falta de sinceridad. Pero en ese momento dejó de importarle eso, y avanzó hacia él, pidiéndoles a sus amigas que la esperarán. En cuanto estuvo cerca, Harry recorrió la silla para dejar que se sentara con él.
—Creí que no vendrías —le dijo con una sonrisa que no podía ocultar.
—Si me permites decirte, no estaba seguro de hacerlo —intervino Draco deteniendo el beso con la joven— pero aprovecha, Draco Malfoy. —dijo presentándose.
—Sí, Marianne.
—¿Quieres algo de beber? —le preguntó, ella asintió y llenó su vaso.
Los siguientes minutos empezaron a ponerse al corriente de sus vidas, con Ginny presente era algo que no habían podido hacer, por temor a que ella estallara en ese preciso momento. Ahora es que se enteraba que ella había cumplidos sus sueños, había ingresado a una Universidad prestigiosa, y sería una doctora excelente, tal como se lo había dicho al ser niños, sabía que practicaba atletismo los fines de semana, y que los días que podía como esos, iba al bar a desestresarse con sus amigas, el novio brillaba por su ausencia y a Harry le pareció bastante bien eso.
—¿Bailas? —Le preguntó ella de pronto al escuchar la música—, oh por dios, debemos bailar esto.
—¿Qué? No Marianne, creo que yo no... Bailo.
Pero la joven no lo escuchó y lo llevó hasta la pista de baila donde después de un par de copas más se sumió en aquel baile, Voldemort le había robado el disfrutar de la vida, y en ese momento ansiaba hacer todo eso que no había podido hacer por vivir en medio de una guerra.
Draco estaba en la misma situación, la joven bailaba frente a él, sus cuerpos estaban pegados uno al otro, ella lo besaba lentamente y Draco luchaba porque sus manos se mantuvieran en su cintura, pero con aquel vestido todo se complicaba para él, volteó a ver a Henry y vio la forma en que Marianne lo veía, devota y ansiosa, él seguía siendo un miope y no se daba cuenta que esa chica moría por estar con él, se debatió si dejar que se hiciera tonto, o decirle, pero no sabía cómo reaccionaría Henry, podía ser que aceptara estar con ella y dejara a la pelirroja, o todo lo contrario que hiciera algo y se sumiera en el remordimiento, si sucedía lo último sabía bien que no lo soportaría con todos esos argumentos de culpa, así que optó por no decirle nada, no era asunto suyo.
Marianne tomó una de las manos de Harry y la colocó en su cintura, al ver que no había queja alguna por parte de Harry empezaron a bailar, ella en una forma sensual, casi abrazándolo, Harry podía oler el perfume de su cabello, y la sonrisa que intentaba ocultar.
La mesera les llevó otra ronda la cual bebieron de golpe pidiendo otra más, la música cambio de pronto, Harry y Draco se quedaron quietos por un momento, la música había pasado de la tranquilidad a algo demasiado sensual.
—Oye esta chica está poniéndome en duros problemas —se quejó Draco a lo bajo con Harry.
—Sólo unos minutos y —la frase se cortó cuando Marianne gritó eufórica, se quitó la chaqueta que llevaba y Harry vio aquella blusa descubierta de la espalda, y cuando alzaba los brazos bailando veía un piercing que ella tenía en el ombligo, respiró despacio e intentó concentrarse.
—Supongo que no nos vamos. —Se quejó Draco.
—Definitivamente tenemos que irnos —respondió ante la sorpresa de su amigo.
La mesera llevó la siguiente ronda, pero en vez de beberla Marianne tomó a Harry del cuello y lo jaló hasta la pista de baile, Harry observó aquellos labios rosados que hablaban y hablaban, mientras él buscaba concentrarse en su vida y se aferraba a ello con todas sus fuerzas.
...
Severus azotó la mano sobre el escritorio y Draco terminó cayéndose de la silla asustado, se incorporó de inmediato y se sentó de nuevo, Harry tenía la cabeza hacia abajo aunque luchaba también por mantenerse despierto.
—Señor Malfoy, es la segunda vez que se queda dormido.
—Lo siento, profesor —dijo Draco acomodándose la corbata.
—Irá de nuevo a las mazmorras, se acomodará ese uniforme, se peinara y asistirá a todas las clases que le corresponden, a su vez cumplirá con la ronda de esta noche.
—Pero padrino...
—Yo no veo aquí a ningún padrino, señor Malfoy.
—Papá yo le pedí que me acompañara.
—Tú y yo hablaremos en privado, los puntos no se moverán, perdieron un total de 70 y agradezcan que la directora no se enterara de esto, pero tú y yo tendremos que hablar una vez que Teddy este limpio y bien alimentado, ve por una poción porque la cara de resaca se te nota a un kilómetro Harry.
—Si papá.
Una vez que subió por su hijo tomó una segunda ducha mientras éste era vigilado por un elfo, cuando salió el pequeño Teddy ya había comido, le cambio de ropa a algo mucho más presentable, una vez que lo tenía con un conjunto color azul lo tomó en brazos y bajó con él hacia las mazmorras, tocó la puerta y se le congeló la sangre cuando escuchó un frío "adelante", tal parecía que el tiempo no había avanzado en lo absoluto y tenía una cita pendiente con algún castigo con el profesor Snape.
Sentó a Teddy en el suelo y le dio un juguete con el cual se distraería para que él y su padre hablaran, una vez que él tomó el asiento que estaba enfrente del pocionista, éste dejó de calificar los pergaminos y alzó la vista.
—Lamento todo esto, sé que no es suficiente una disculpa porque rompí una regla del castillo y...
—Tu castigo ya fue impuesto, no me interesa que hayas roto una norma, he vivido con eso seis años Harry —el joven asintió, entonces todo era más serio de lo que de por si aparentaba—, considero que es normal lo que ocurrió, más por el hecho de tener tu vida a tu disposición, esto no es un regaño, sólo es una charla, tu terminarás considerando lo que te es útil, porque es tu vida, y tú vivirás las consecuencias de ésta.
—... de acuerdo —respondió él bastante confundido.
—No puedes llegar a la casa ni al castillo en la forma que llegaste anoche, Teddy no debe verte ebrio, eso no está en discusión, yo bebía demasiado antes de llevarte conmigo, duré meses sumido en el alcohol con la muerte de tu madre, son dos temas completamente diferentes, yo ya era un alcohólico, lo tuyo fue cosa de una sola noche, pero tu hijo jamás debe presenciar eso.
—Estoy completamente de acuerdo.
—Considera y valora lo que tienes, mentirle a la señorita Weasley no es en sí tan grave, siempre y cuando su relación no sea formal ni seria ¿lo es?
—No lo sé —respondió titubeante.
—No lo sabes, protegí a esa joven en la guerra porque creí haber percibido... algo más que un amor juvenil, supongo que me equivoque...
—Es Marianne —respondió Harry derrotado, su padre al final se enteraría de la verdad, era más fácil cooperar desde un inicio.
—¿Mariane es la relación seria?
—¡No! Quiero decir que...
—Sí, entiendo a lo que te refieres, entonces el hecho de mentirle a la señorita Weasley no es grave, no estas siendo deshonesto.
—Lo fui, pero no volverá a ocurrir.
—Te repito, esto no es un regaño, y no te estoy pidiendo nada —le volvió a decir su padre bastante serio—, sólo quería saber ciertas cosas, y que tú te dieras cuenta de otras.
—Hice mal...
—Sólo fue una noche en la que saliste a divertirte, tomaste más de la cuenta y olvidaste que en el castillo tienes una responsabilidad como mi hijo, y muchas como padre, lo de Marianne y la señorita Weasley es punto y aparte, pero si quisiera que no olvidaras como fue que te críe, porque tu actitud es más... rudimentaria, que la educación que yo te di.
—Lo sé papá.
—Deja a Teddy aquí y retírate a cumplir con tus obligaciones. —Harry se levantó y se fue a cumplir con sus responsabilidades.
Y ahí estaba, su padre había logrado hacerlo sentir mal, cómo si no bastara con su propio remordimiento, lo que había hecho no catalogaba como infidelidad, pero estuvo a escasos centímetros de que así fuera. Marianne lo descolocaba, pero al recordar a Ginny sólo se le venía a la mente lo mucho que ella lo hacía sentir, el dolor de haberla creído muerta y el amor que le tenía a su hijo.
Le dio asco la forma en que se estuvo comportando, ella no merecía cada una de sus mentiras, lo peor era que al final Harry terminaría diciéndole la verdad, y no quería llegar a perderla por una estupidez.
...
Severus y Hermione se quedaron quietos, tal parecía que estaban jugando aquel juego absurdo de "encantados", entre ellos se echaban unas miradas, ella agitaba las manos emocionada, y Severus mantenía la mirada fija en Teddy, el niño agitó el pergamino despedazado y dio un segundo paso más.
—Está caminando, por Merlín ¿cuánto tardará Harry?
—Viene bajando las escaleras —respondió su esposo sin romper el contacto con el pequeño.
Hermione iba a preguntar cómo era que sabía eso, pero se ahorró la pregunta, su esposo no dejaría de ser espía nunca, tenía sus sentidos demasiado desarrollados. La puerta se abrió lentamente y se vio a Harry de rodillas con una sonrisa radiante en su rostro, había estado en entrenamiento de Quidditch, ya que aún tenía el uniforme puesto.
—Dada —gritó Teddy al verlo.
—Eso es campeón —lo alentó Harry cuando lo vio caminar hacia él.
El pequeño agitó el pergamino mientras caminaba torpemente, los ojos de Hermione brillaban emocionados con cada paso que daba, y Severus no daba crédito a eso, cuando llegó hasta la puerta Harry lo abrazó emocionado y lo lanzó al aire, cosa que odiaba Hermione y que Teddy amaba con el alma.
—Tus primeros pasos, debemos ir a contarle a tu papá —le dijo abrazándole—, gracias — les dijo a ambos antes de alejarse.
Porque ante todo, y aunque todos se referían a Harry como el padre de Teddy, él había sido honesto con el pequeño, y diario lo llevaba con Remus para hablarle de su hijo, y esperaba que la voz de Teddy le dieran fuerzas para salir adelante.
Hermione sonrió cuando lo vio salir, Severus bajó la vista cuando la emoción fue disminuyendo, aunque su esposa se esforzara, sabía bien que guardaba cierta tristeza que él no podía controlar.
—Es viernes, ¿te parece que nos vayamos ya a la casa?
—Suena bastante bien, Harry y Teddy se irán con Sirius.
—Así es —gruñó en su oído cuando la abrazó en forma posesiva—, eso significa que no habrá muffliato, ni puertas cerradas, sólo tú empinada en la cocina...
—De acuerdo, ganas... vámonos ya —respondió ella excitada, él sonrió con cierta burla tomando polvos flu introduciéndose a la chimenea.
...
Hermione batía los huevos, asegurándose que el pan que tenía calentando en el horno no se quemara, si Severus aseguraba que él estaba concentrado haciendo zumo mentiría, su mirada se perdía en las curvas de Hermione, no sabía si ella lo estaba provocando, y se había puesto ese vestido ligero para incitarlo aún más, bajó la vista intentando dejarla tranquila.
Notó que ella se estiraba para sacar la sal de la alacena, sus piernas se notaron aún más, y pudo verse el encaje de la ropa interior. Entonces se olvidó de que tenía que terminar de hacer el zumo y se acercó a ella.
Besó su cuello ante la queja de Hermione, quién clavó su mirada en el horno, intentó alejarlo pero le fue imposible, la boca de su esposo era demandante y sus manos habían subido por sus piernas hasta colarse por la orilla de su ropa interior, lo cual hizo un efecto inmediato en ella, separó las piernas y en cuánto él bajó las bragas, ella sintió mojarse aún más.
El sonido del cinturón y del pantalón la hizo tambalearse, sentía su humedad bajar por sus labios, estaba quieta, tan sólo apoyándose en la barra.
Sintió su erección pegarse con rudeza, y gimió alejándose, un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, su clítoris reaccionó sin siquiera ser tocado, y se mordió el labio ansiosa por ser penetrada.
El momento llegó y Severus alzó el vestido, ella arqueó su espalda, e inmediatamente se sintió llena por dentro cuando él la penetró con mucha facilidad, él sonrió al sentir lo caliente de su lubricación, mientras ella intentaba sostenerse con fuerza, el vaivén aumentaba y la presión en su clítoris la estaba haciendo perder el equilibrio, olvidó el decoro y que era muy temprano, empezó a gemir cada vez que salía de ella y rozaba su intimidad con el glande cada vez que entraba con fuerza.
—Más —pidió incoherente.
Severus tomó su vientre entre sus manos y haló su cuerpo hacia el de él, sintió el orgasmo de Hermione rodearlo, su cuerpo se había rendido y sólo gemía mientras su humedad los llenaba por completo, sin embargo perdió la noción de su excitación y auto control cuando la escuchó gemir "por favor más", mordió su cuello para terminar dentro de ella. Una vez agotado él terminó en el suelo aún dentro de ella que estaba de rodillas, rodeando a su miembro, sintiendo los espasmos de su orgasmo.
—Creo que te invitaré a desayunar fuera de casa.
—¡El pan! —se quejó ella...
...
Ginny había llegado temprano en esa ocasión para visitar al pequeño Teddy, se lo sentó en las piernas balanceándolo, lo cual lo hacía sumamente feliz, quería esforzarse por ocultar su tristeza y extrañeza por no encontrar a Harry, eran las ocho de la mañana y él nunca solía levantarse temprano.
—Harry no debe tardar —volvió a decirle Hermione con una sonrisa, como si se sintiera culpable de la situación.
—Él nunca suele despertarse temprano —le dijo su amiga—, un comportamiento más que me indica que algo ocurre.
—¿Qué va a ocurrir Ginny? —le preguntó su amiga riéndose, aunque estaba muy nerviosa.
—No lo sé —respondió distraída.
Durante más de una hora Ginny continuó jugando con Teddy, le dio de desayunar, lo cambio y se dispuso a dormirlo cuando vio que empezaba a tallarse sus ojos con irritación, sonrió al verlo dormido en su pecho como siempre. La puerta se abrió y se escuchó la risa de Harry y una joven a quién ella conocía perfectamente.
Harry se puso pálido y la risa se le borró cuando vio ahí a su novia, sentada en la sala con su hijo en brazos, inmediatamente vio el dolor en sus ojos, pero lo supo ocultar muy bien, bajó la vista indiferente a lo que veía.
—Ginny, ¿a qué hora llegaste cariño?
—Poco después que saliste.
—Fui a correr con Marianne —le respondió sentándose a un lado de ella—, y... pues la invité a desayunar.
—Hola Ginny.
—Hola Marianne.
—Tiene una competencia en un par de semanas y... la ayudaba un poco.
—Iré a acostar a Teddy —dijo su novia levantándose, la vio subir las escaleras, entonces se dio cuenta que todo iría de mal en peor.
Bajó la vista pensando en la explicación que le daría a Ginny, pero el ver ahí a Marianne complicaba más las cosas, cuando se incorporó su padre lo veía fijamente, alzó la ceja y sabía que en esa mirada venía un impreso "te lo advertí", y ahí estaba precisamente todo lo que había querido evitar, convertirse en lo opuesto, su padre no lo había educado así y lo había hecho, era un digno hijo de James Potter seguramente, porque su padre no había tenido un comportamiento tal.
—Mejor me voy —le dijo la joven cuando lo notó serio.
—No, claro que no. Vamos a sentarnos.
Ginny tuvo que ver cuando su novio le recorría la silla para que se sentara, y las atenciones que tenía con esa joven. Se metió a la cocina y empezó a ayudar a Hermione, al menos le quedaría en claro a esa niña que ella era mucho más en esa familia.
Aquel desayuno fue lo más incómodo que recordaba, Hermione luchaba firmemente por relajar el ambiente, Harry buscaba un acercamiento con Ginny y no quitarle la atención a su invitada, y el único que parecía disfrutar el acontecimiento era su padre, que no se perdía de ningún detalle.
Harry comenzó a respirar cuando Marianne decidió irse, agradeciendo la hospitalidad de Severus y su esposa. A la hora de despedirse de Ginny lo hizo avergonzada, sentía que tenía algo con Harry y estaba frente a su novia, se lo estaba arrebatando, y no quería verse mal, quería que todo eso terminara lo mejor posible. Pero Ginny sonrió y se despidió con mucha educación.
Una vez que la joven se retiró, Ginny rompió esa sonrisa obligada, Hermione pidió ayuda a Severus en la cocina y esa mirada de muerte era dirigida sin contemplación a Harry.
—Ginny...
—Me voy Harry.
—No, —la detuvo de inmediato—, no es lo que estás pensando.
—Me dijiste que ibas a estar durmiendo hasta tarde, pero no querías que viniera porque ibas a salir con ella ¿me equivoco?
—... no —respondió después de un largo silencio, había pensado en que podría mentir pero Ginny terminaría sabiéndolo todo.
—¿Estás saliendo con ella?
—Ginny, tú eres mi novia.
—¿Cuántas veces has salido con esa muggle?—le preguntó con tranquilidad, Harry puso una cara de fingida indignación.
—Ginny...
—¿Cuántas?—repitió seria.
—Tres, la acompañe al centro comercial la semana pasada, y... Draco y yo fuimos a un bar y... ella estaba ahí. —El joven bien sabía que se había excedido con su sinceridad, y se arrepintió en el momento en que terminó de confesarse.
—Bueno Harry tú eres libre de salir con ella, ya no es necesario que me lo estés ocultando, no te voy a impedir nada, así que te doy tu libertad.
—¿Qué? No Ginny, mira ella es... no importa lo que sea ella, sino lo que eres tú, Ginny eres todo para mí.
—No, no lo creo y sinceramente ya no me importa, Harry. —Le dijo colocándose una chaqueta, tomó polvos flu y le sonrió con ternura.
—Ginny vamos a calmarnos y hablar.
—Nos vemos en el castillo Harry.
—Ginny no voy a dejarte ir.
—Yo te deje con tu libertad, espero me dejes seguir con mi vida —se despidió besándolo por última vez.
Usó la chimenea dejando al joven confundido y asustado, nunca creyó que la joven tomara la determinación de abandonarlo. Cuando se dio la vuelta vio a Hermione a punto de llorar, su padre estaba recargado en la pared viéndolo con seriedad.
—Me dejó.
—Es lo mínimo que te mereces —le dijo su padre con molestia.
...
Harry seguía sin poder asimilar que Ginny lo hubiera dejado, reconocía que se había arriesgado mucho a que ocurriera eso, y ahora no cabía dentro de tanto remordimiento, por salir con aquella amiga de la infancia había perdido a la persona a la que tanto quería. Su mente estaba llena de recuerdos, haberla creído muerta en la guerra, la culpa y soledad que había sentido, y la tranquilidad que tuvo cuando la vio llegar.
Era un malagradecido, ella se había dedicado a él y Teddy, mientras que él buscaba a hurtadillas a Marianne, todo por un capricho infantil, desencadenado por las hormonas, y ni siquiera había tenido la valentía de haberle sido infiel con todas las palabras.
Se había propuesto recuperar a Ginny pasara lo que pasara, pero lo veía cada vez más difícil, ella se la pasaba huyendo de él, lo ignoraba y rara vez le dirigía la palabra, eso sin contar con que Ron lo odiaba por haberle hecho daño a su hermana.
Suspiró de pronto, llamando la atención de sus dos acompañantes, Hermione negó con la cabeza mientras terminaba de vestir a Teddy, y Draco se rió de él mientras terminaba de copiar la tarea de su amigo. Ese escenario parecía una parodia, jamás se imaginó que el trío cambiara drásticamente por un Slytherin.
—Hermione, ayúdame por favor. Dile que me escuche.
—Claro que no haré tal cosa. —Respondió dejando a Teddy jugando—, tú decidiste esto y debes aceptar su decisión, ahora puedes seguir saliendo y haciendo de tu vida lo que se te venga en gana.
—De mi papá lo entiendo, pero ¿por qué debes ser tan cruel tú también?
—Porque Ginevra es su amiga —intervino Draco finalizando los deberes, pudo ver como Teddy se acercó a él y se sentó sobre sus piernas y gritó emocionado mientras le entregaba su león de felpa—, tú en verdad no tienes buen gusto azulito.
—Comer.
—Ni lo pienses —le dijo al pequeño cuando empezó a ver sus panecillos.
Harry pudo ver a lo lejos que su pequeño veía la comida que había llevado Draco, aquella mirada cristalina y triste apareció de pronto, él se levantó y terminó dándole todo ante el gesto de su amigo.
—Tú debes ayudarme Draco, tardé mucho para que Ginny quisiera salir conmigo.
—¿Realmente la quieres? —le preguntó con miedo, esperando que la respuesta fuera negativa, pero se equivocó y asintió de inmediato—, Henry... cabeza de zanahoria no te dejará acercarte, la vio llorar y no creo que Weasley te perdone.
—Lo sé, pero... no quiero aceptarlo.
—Lo siento Harry —susurró Hermione al verlo tan abatido, no podía creer que él sintiera más consideración por él, que Severus, quién sólo repetía "se lo merece por ser un imbécil", "no lo eduqué para que fuera una bestia más", y la que más repetía "déjalo que sufra".
—Mi papá tenía razón y no lo escuché, pero... la buscaré una vez más.
—Harry entiende que Ron está muy molesto, podría atacarte de nuevo.
—Espero que te defiendas Henry, ¿olvidaste cómo hacerlo? —le provocó el Slytherin al verle la herida en la mejilla.
—Lo que menos necesito es que Ginny me vea atacar a su hermano, la iré a buscar ahora que está en Aritmancia. —Dijo emocionado levantándose de ahí.
—Apuesto que la siguiente herida se la provocará Weasley —dijo Draco en resignación.
—Estoy de acuerdo, iré con Severus, cuida a Teddy.
—Está bien —respondió de forma natural Draco, y Hermione sonrió cuando lo notó, Draco tomó a Teddy en sus brazos y lo subió a sus hombros—, iremos a las mazmorras Ted, sostén esto —le pidió entregándole la bolsa de panecillos, el niño gritó y Draco bajó la vista confundido—, olvida eso, el león no entra a la sala común... no, no, no llores, está bien toma al león.
—Malfoy... en verdad derrochas ternura —se burló Hermione, a lo cual el joven no pudo responder, su sonrojo lo hizo por él.
...
Harry sentó a Teddy por cuarta vez en el Gran Comedor, su desayuno estaba intacto y veía en esa mirada el proceso de una rabieta, pero toda su atención se concentraba en los últimos preparativos de la graduación, era uno de los encargados y debía prestar atención a las actividades que le correspondían esa tarde.
Tomó el pergamino que le estaba extendiendo Hermione, cuando Teddy volvió a bajarse, esta vez con un vaso de leche entre sus manos.
—Teddy no estoy jugando, y te estoy hablando muy en serio, regresa a sentarte —le habló en forma enérgica, pero el niño lo ignoró y hundió un juguete en el vaso de leche, la paciencia estaba en sus niveles más bajos, Ginny llevaba dos semanas ignorándolo y Ron lo observaba con odio, aún sin conocer la historia completa—, eso no funcionará ¿de acuerdo? vas a venir, tomarás tu plato de cereal y después nada de irte con Luna.
—Luna —repitió el niño.
—Dije que nada de irte con ella, así que vuelve en este momento.
Severus podía observar a lo lejos, el intento de regaño que su hijo buscaba hacerle a Teddy, hubiese querido sonreír en burla, pero eso le habría quitado la seriedad al asunto, así que simplemente continuó bebiendo un poco más del café.
—Dije que te sentarás Teddy —lo reprendió intentando alcanzarlo.
Los ojos del niño se humedecieron cuando el vaso cayó al piso, fue ahí cuando Harry tuvo toda la atención del alumnado y el profesorado, quería tomar a ese niño y colgarlo del tobillo, cuando se acercó rompió en un llanto, si es que a eso se le podía llamar llanto, técnicamente era un llanto mezclado con gritos, se sentó al piso y empezó a llorar con sus ojos cerrados, el cabello violeta le daba a entender lo enojado que estaba su pequeño.
—Nani —llamó, y Ginny se enterneció y se levantó de inmediato.
—Quédate sentada —le ordenó Harry—, es una rabieta y no debemos de darle lo que pide.
—Pero Harry...
—Dije que no Ginny, ya no tienes... obligación alguna.
—Amo a ese niño por encima de ti, idiota. Además jamás lo hice por ti, se ganó mi cariño y no puedes negar que él me quiere —le dijo quejándose con coraje.
—¿Piensas quitarle a Ginny el cariño de Teddy? Lo ha cuidado por todo el año, y sólo porque la dejaste ¿vas a castigarlos a ambos? —le preguntó enojado Ron.
—Yo-no-la-deje, simplemente le dejo en claro que ya no tiene compromiso alguno, —siseó molesto—. Listo Teddy, ya basta —cuando el niño volvió a gritar una de las lámparas estalló y él se asustó, la mirada se recorrió hasta la mesa de profesores, donde su padre lo observaba fijamente.
—Señor Snape —le dijo su papá, casi podía asegurar que estaba disfrutando del acto como si no hubiese visto algo más divertido— , le pido de la manera que arregle este... berrinche y deje a sus compañeros tomar sus alimentos, y no olvide sus obligaciones en torno a la graduación.
—Si profesor —respondió avergonzado.
Cuando se disponía a levantar a Teddy el niño corrió por todo el comedor hasta llegar a la mesa de profesores, se metió debajo de ésta al ver que Harry salía corriendo detrás de él, Severus tragó en seco cuando el niño buscaba entre su levita y su túnica poder subir en sus piernas, con algo de ayuda lo logró y se refugió debajo de la túnica. En ese momento nadie sabía que era lo peor, que Harry no hubiera podido controlar a Teddy, o que el niño hubiera acudido con Severus, realmente ninguna de las dos cosas fue mala, sino la final cuando el niño se acomodó entre las piernas y tomó trozos de manzana entre sus manos y se la extendió al pocionista, quien tuvo que abrir la boca y evitar una rabieta, pero la mirada de éste hacia su hijo era bastante clara, Gryffindor volvería a sufrir una baja de puntos.
...
Cuando Sirius vio la invitación que le extendía Harry no podía estar más feliz con la noticia, se había graduado, obligado por Snape para que regresara a terminar el colegio, cosa que le hizo bien a su ahijado, pero por fin se graduaba, y para sorpresa de muchos había obtenido las notas más altas, ni siquiera Hermione había podido ganarle. Odiaba admitir que había tenido razón el murciélago, había sabido educarlo bien desde pequeño, por eso el intelecto de Harry era superior, y tenía buenos recuerdos, porque ese miserable había sido un buen ejemplo y un buen padre para el hijo de James, nada más bastaba con ver el hombre en quién se había convertido, para admitir que había sido educado con la persona correcta.
—Espero olvides los problemas con mi papá, y vengas a la graduación.
—Ahí estaré, sin provocar ni un sólo problema.
—Gracias por intentar llevarte bien con él.
—Te crio la persona correcta Harry, estoy muy orgulloso de ti —el joven sonrió y recibió el abrazo tranquilo—, no le digas que he dicho eso.
—Te lo prometo.
Sirius lo vio sonriendo, entonces pudo darse cuenta que no se parecía ya mucho a James, su físico era el mismo, pero era más pulcro en su forma de vestir, más educado, y formal a la hora de hablar, pero se mantenía el corazón de Lily latiendo dentro de él, y aunque le pesara Harry se había convertido en aquel hombre íntegro, gracias a Snape.
