EPÍLOGO

Draco se encontraba triste y cabizbajo, ¿por qué Harry hablaba con él en ese sitio? según su amigo porque cuidaba a Teddy, y un parque de juegos lo mantenía tranquilo a él y los dejaba hablar a ellos, cosa que comenzaba a dudar un poco, creía que tenía una intención de por medio, y sin duda ese lugar lo ponía más nervioso, y de mal humor, no estaba ayudando mucho aunque Harry creyera que sí Draco comenzaba a ponerse paranoico.

Harry esperó con paciencia a que Draco volviera a reunir el coraje y continuara hablando, pero ver llorar a una niña una vez que se cayó, rompió su argumento.

¡Draco! —Le gritó una vez más, su amigo se giró asustado— me estabas dando tus argumentos, del porque Daina no es una buena mujer para ti.

Sí, sí... y tu pareces no tomar en serio ninguno de mis comentarios... un momento, yo nunca dije que ella no fuera una buena mujer... —dijo de inmediato, queriendo corregir lo evidente—, es todo lo contrario, es... yo no soy bueno para ella.

Que sacrificado entonces —le dijo su amigo con cierta ironía—, creo que estás huyendo por supuesto.

Claro que estoy huyendo, no afronto la vida familiar con optimismo al igual que tú.

Draco no estamos hablando de eso, sino de que alguien necesita de ti y no puedes abandonarlo, y por supuesto que no me refiero a Daina.

El joven se quedó en silencio, él sabía eso, pero había acudido a su amigo, tal vez necesitaba que él lo golpeara con fuerza por su cobardía, Harry no permitiría que cometiera un error y por eso estaba ahí, para que lo hiciera reaccionar en la decisión que estaba tomando.

No sé cómo ser un padre, Harry.

¿Crees que yo lo sabía? estuve perdido durante meses Draco, él llorará y tú llorarás con él, pero aprenderán, al menos tienes a Daina a tu lado, para tu fortuna ella te ama demasiado, ahora imagínate cómo sería la vida de ella si decides no estar a su lado. —Le dijo empezando a calcular el terreno para lo que podía ser peor.

Lo sé —respondió de inmediato— es sólo que el terror me invade, no sé cómo cumplir las expectativas de Daina sin arruinar las mías, Harry llevo saliendo con ella tan sólo seis meses.

¿Qué harás entonces?

Draco se quedó pensando por un momento, cómo era posible que él se convirtiera en padre antes que Harry, ahora Teddy se encontraba con Remus recuperando el tiempo perdido, su mejor amigo estaba pronto a casarse, y él que se encontraba apenas conociendo a esa joven, salían y se divertían por las noches, se perdía en su cuerpo casi siempre hundidos bajo los efectos del alcohol, pero Daina había cambiado de pronto, había dejado de ir a bailar con él, ya no se quería subir a la escoba, y notaba que su dieta había cambiado, y después de semanas de acoso ella se lo había confesado, estaba embarazada.

El rostro de él cambió de pronto, Daina lo llamó tres veces y él sólo asintió lentamente, la mirada de él bajó hacia su vientre aún plano, pero de pronto la imaginó meses más adelante y se mareó tanto que tuvo que sentarse, la había cagado, la había cagado monumentalmente.

Hablar con ella, mira Harry yo...

Draco yo sé que tienes miedo, sé que no te resulta agradable pensar en perder tu libertad, pero sé que quieres a Daina, pregúntate sino te da miedo el pensar qué hará ella con tu hijo si tú te niegas a estar con ella.

Él se quedó pensativo, no dudaba de la moralidad de ella, era una Hufflepuff y era una mujer con un hermoso corazón, por eso se había enamorado de ella, sabía que no cometería una mala decisión, sabría ser una buena madre, pero él sabía reconocer que estaba demasiado enganchado, pero el miedo de un hijo lo hacía dudar.

Estoy aquí porque tengo miedo.

Tranquilo, no dejaré que cometas una mala decisión —Draco observó a su amigo confundido—, ya... vamos, Teddy es hora de llevarte con papá.

Papá prometió que me llevaría mañana a los juegos.

Estoy seguro que cumplirá.

¿Pero porque debo venir a dormir contigo a veces? Papi dice que se enferma, ¿por qué se enferma tanto padrino? —Harry sonrió cuando lo llamó de esa manera, aunque en ocasiones todavía se le escapaba un papá.

Bueno, eso es algo que debes hablar con él ¿está bien? —el niño asintió confiado y le tomó la mano a Draco.

Mira tío vayamos por un cono.

Muy bien, vayamos por un cono —le respondió Draco subiéndolo a su hombro, pensándolo bien no se veía tan difícil.

La casa de los Snape había cambiado drásticamente, para el pocionista cada día esa casa se volvía más pequeña, y eso que su hijo se la pasaba la mayoría del tiempo en la Academia de Aurores, había planteado que se mudaran a una casa más grande, pero para él y Harry esa casa tenía gratos recuerdos, y costaba trabajo desprenderse de ese lugar.

Subió a la recámara después de haber visto todos los pendientes, en la recámara vio a Hermione completamente dormida sobre la orilla de la cama, sirviendo de escudo por si alguno de los niños se acercaba demasiado a la orilla, su pequeña hija dormía pegada a su madre aún con una de sus manos sobre su seno, volteó a ver a su hijo que se encontraba acostado y agitaba las manos con frenesí, en cuanto lo vio éste se movió aún más inquieto, emocionado que alguien pudiera cargarlo, Severus sonrió de lado y sin despertar a su esposa lo cargó hasta poder sentarse cerca de la ventana con él.

Esas pequeñas cosas eran nuevas para él, no había tenido a Harry tan pequeño y no quería perderse ni un solo instante de sus hijos, le era más factible hacerse de un trabajo donde él fuera el jefe, dejar instrucciones y sólo acudir en emergencias.

El pequeño agarró con fuerza uno de los dedos del pocionista y lo agitaba con concentración, aún lo veía tan pequeño y le daba tanta dicha, que no entendía cómo se le había ocurrido esa locura de decirle a su esposa que no quería tener hijos, entendía por qué había ocurrido cada una de las cosas, perder a Elizabeth, para que después llegaran ellos en medio de la comodidad y de la confianza.

Notó cómo Hermione abría los ojos cansada, y de pronto se levantó sobresaltada.

Henry —susurró asustada, hasta que vio a su esposo con él.

Te noto cada día más cansada.

Bueno son demasiados desvelos. —Dijo ella dejándose caer sobre la almohada—, sé que me ayudas demasiado, pero el hecho de que sean dos lo hace demasiado agotador.

Deberías pensar en lo que te ofrecí la última vez, necesitamos ayuda.

Nadie cuidará a mis hijos y lo sabes —respondió ella de la misma manera levantándose.

Hermione se vio frente al espejo, y no distinguió a la mujer que encontró en el reflejo, se encontraba despeinada, desaliñada, descuidada en su aspecto, su esposo se quedó callado observándola, tal parecía que podía leerle el pensamiento.

Eres hermosa —dijo él dejando a su hijo en el moisés.

Y tú un mentiroso —respondió ella tomando la bata de baño y metiéndose a dar una ducha.

Severus observó su silueta bañándose, con calma se acercó y abrió la puerta transparente de la ducha, ella se sobresaltó y cubrió sus senos de forma inconsciente, observó los ojos de su esposo y percibió el deseo en su mirada, desde que había tenido a sus hijos no había ocurrido nada entre ellos, y ella huía cada vez que él se acercaba, y ver a ambos niños calmados le quitaban todas las excusas.

Su dedo recorrió la cintura de ella con delicadeza, y apretó con fuerza uno de sus muslos haciéndola sobresaltar, la besó con fuerza hasta que la sintió chocar con la pared fría del azulejo, ahora había soltado sus senos y lo abrazó con fuerza, él tomó sus muslos y la alzó para tener el control de su cuerpo.

No les importó que aún él estaba vestido, una vez que ella susurro el hechizo él sonrió con triunfo, ya no había esa negativa, escuchó ese gemido y cerró la puerta con fuerza.

No supo en qué momento se desprendió la ropa, sólo sentía el contacto de su piel con la suya, el agua fría recorrerlos y las caricias que se hacían cada vez más demandantes, ella había huido de él, y lo comprendía pero el deseo lo estaba matando por dentro. Poco a poco su miembro comenzó a rozarla de forma incitadora, guardó sus gemidos mientras besaba su cuello y apretaba sus muslos con fuerza.

Conocía a su esposa a la perfección, sabía en qué momento podía descolocarla, cómo lograr que cediera a todo, volverla complaciente y olvidar todo rastro de recato, sabía convertirla en una mujer entregada, y todo eso lo debía hacer con paciencia, por lo tanto se dedicó a morder despacio cada centímetro de su piel, y cuando ella empezó a moverse buscando una fricción lo supo, estaba lista y ansiosa por recibirlo.

Te deseo como el primer día —susurró estremeciéndola, y entrando en ella despacio.

La sintió caliente, receptiva y ansiosa, se dedicó a observar sus reacciones, sus ojos brillando de placer, como hace tiempo no había podido verlos, en ese momento le excitó aún más saber que era suya, que sólo él había disfrutado de cada gesto y gemido, lo apretó con sus piernas provocando más sensación, lo podía ver en su mirada cuando apretaba y aflojaba el agarre de sus muslos, con una mano se sostuvo del azulejo y la penetró con un sólo ritmo, ella se sostuvo de su cuello mientras lo mordía suavemente al culminar el acto.

No vuelvas a privarme de esto —le dijo aún agitado.

Los niños —dijo ella queriendo salir de ahí.

Están dormidos —le respondió reteniéndola del brazo.

¿Cómo sabes?

Lo sé Hermione —entonces ella entendió que decía la verdad—, quédate conmigo —le pidió besándola con pasión, ella quiso negarse pero no pudo, volvió a entregar el control de su cuerpo.

...

La madre de Hermione era la más indicada para ayudarle a cuidar a sus hijos, iba por las mañanas un rato y para la joven esa era ayuda suficiente, su madre estaba encantada con aquella noticia, consideraba a su hija bastante joven para que se hubiera convertido en madre, pero también sabía que su embarazo había sido un milagro para ellos.

Hermione había suspendido temporalmente sus estudios, y descartó la Academia de Aurores de inmediato, ya tendría meses para replantearse a qué quería dedicarse, por el momento sabía que sus hijos ocuparían la mayor parte de sus pensamientos y de su tiempo. Severus se mantenía callado en torno a la carrera de su esposa, siempre cumpliendo la promesa de respetar su decisión respecto a su futuro.

No pudieron mudarse como tanto lo requerían, Hermione podía ver el dolor en la mirada de Severus cada vez que se lo proponía, aquel suburbio muggle significaba para su esposo más de lo que él pudiera admitir, habían hecho varios ajustes a esa casa haciéndola más cómoda, grande y adecuada para tener a dos niños pequeños ahí.

Nunca habría creído la paciencia que tendría su esposo como padre, cada día parecía sorprenderse más. Estaba en la cocina comiendo trozos de zanahoria mientras Henry lloraba inquieto y Clarissa jalaba su mano jugando, Severus dejó de redactar el pergamino y tomó a Henry con paciencia y hablaba con él. Harry sonrió mientras veía a su amiga observando con interés esa escena.

Simplemente en Hogwarts no van a creerme esto —le dijo a su amigo rompiendo el contacto visual.

Claro que te creerán —le respondió él conteniendo aquella risa, le pasó la fruta y ella empezó a picarla en trozos pequeños—, me crie ahí ¿recuerdas? No tan pequeño como ellos, pero aún en la edad donde podía llorar como cualquier otro niño.

¿Y él hacia eso?

Sí, algo parecido. Después de lo que mi papá pasó con su padre, jamás gritará Hermione —se lo aseguró—, los gritos vinieron cuando yo era un adolescente y el trauma podía ser menor, pero ante todo será un padre dedicado, responsable y cariñoso, él decía que más allá de las carencias, un niño necesitaba el amor de sus padres, que mi mamá no estaba conmigo, pero él me amaba por los tres, incluía a mi padre a pesar de todo —argumentó su amigo perdiéndose en los recuerdos.

Eso es —escuchó que decía su esposo, ahora tenía a Henry dormido en su brazo con aquella respiración característica después del llanto.

Lo subiré a dormir —le dijo su esposa con calma mientras se dirigía hacia las escaleras.

Hermione no puede creer la paciencia que tienes.

Después de ti sería absurdo que no le tenga paciencia a dos niños que tienen mejor comportamiento que el tuyo.

Eso fue ofensivo —le dijo su hijo asintiendo, veía a Clarissa que ahora estaba sentada en la alfombra y amenazaba con jugar con el pergamino que había estado redactando—, ¿Hermione sabe de Tobías?

Algunas cosas.

Tal vez así entendería por qué intentas darles la mejor vida a tus hijos.

¿Por qué insistes en poner esa énfasis? Tus hijos, tus hijos, no tienes idea de la disputa por la que pasé para adoptarte, para que ahora simplemente te hagas a un lado —repitió con desagrado viendo a su hijo— ¿Necesitas una conversación padre e hijo, Harry?

El joven se sonrojó cuando escuchó ese tono en su padre, parecía que le estuviera hablando a un niño de diez años, al cual se le debía tener atención de no lastimar sus sentimientos, él negó con la cabeza y bajó la mirada.

No papá.

Que no se repita hijo —el joven asintió de inmediato abochornado.

...

Harry lo hace inconsciente —volvió a decirle su esposa—, y no es un niño Severus, así que no creo que sus sentimientos estén en peligro, es cómo si dijeras que esta celoso de los niños.

Pues esa apariencia me da con sus comentarios.

Y yo creo que estás exagerando. —Le dijo ella metiéndose a la cama.

Pero el pocionista no pudo pegar ni un ojo, se sentía inquieto y no podía evitarlo, Harry tenía ya veinte años, pero su padre tenía el temor que comenzara a sentirse relegado de la familia con la llegada de sus hijos, Hermione reía cada vez que su esposo con voz preocupada le comentaba algo nuevo, pero intentaba no reírse de él, cada vez que veía a su esposo entregado a su familia, se volvía a enamorar.

Cuando amaneció procuró estar levantada para cuando Harry se fuera a la academia, bajó hasta la cocina y puso agua para prepararle un café, cuando su amigo bajó las escaleras bostezando, pero ya bañado y cambiado se sorprendió de ver ahí a su amiga, le extendió panes tostados cubiertos de mermelada y un café caliente y cargado.

Siéntate Harry.

¿Qué haces levantada a esta hora, Hermione?

Quise consentir a mi pequeño grandulón —Harry inmediatamente se sonrojó.

Oh por Merlín, tú también con lo mismo —se quejó él comiéndose el pan—, mis sentimientos están a salvo, aún no me siento relegado por mi familia.

Eso ya lo sé, pero quizás Severus y tú necesitan convivir un poco más.

¿Cómo?

Bueno desde que nacieron los niños y tú entraste a la Academia, tal parece que no conviven lo suficiente.

Hermione no necesito una salida al parque —le dijo ofendido.

No hablaba de eso, pero sé que años sin tenerlo te lastimó demasiado, y él ahora tiene otras ocupaciones, tus varios compromisos, deberían no sé... salir a... comer.

¿A comer? Les repito, están exagerando.

No, realmente es Severus, él siente que te está haciendo a un lado, ayúdalo Harry.

Hermione ¿realmente crees que él... sienta... ese tipo de cosas?

Soy su esposa, y es insultante que cómo hijo no puedas darte cuenta.

¡Oye! —se quejó herido Harry, aunque comenzaba a pensar que realmente no era todo simples exageraciones de su padre, quizás ella tenía razón y debía hacer algo al respecto.

Harry se encontraba muy emocionado por la noticia que le había dado Remus, ahí estaba en la casa de él con el niño en las piernas mientras él intentaba colocarse una corbata, la ausencia de Dora siempre tendría un lugar sombrío en el corazón de aquel hombre, era la madre de su hijo y la única mujer que lo aceptó por lo que era, ahora se encontraba en una situación demasiado parecida, la enfermera de rehabilitación conocía bien las circunstancias que rodeaban a Remus.
...

No podía olvidar como la había arribado a medio pasillo de San Mungo, algunos cabellos rebeldes se escapaban de su peinado, los pergaminos se escaparon de sus manos y un par se resbalaron de éstas, él se agachó a recogerlas y le sonrió a forma de saludo.

—Creí que... ya te habían dado de alta en las terapias.

—Así es —respondió él incómodo—, tu firmaste el alta, de hecho.

—Es cierto... ¿te sientes mal?

—No.

—¿Puedo ayudarte en algo?

—No, bueno si —corrigió de inmediato, ella se quedó esperando la respuesta, de pronto esa pregunta que planteaba Remus ya no se veía tan fantástica—, ¿podría invitarte a salir?

Sus ojos azules se iluminaron, y por mucho que luchó por disimularlo no lo logró, sonrió y asintió con la cabeza, incapaz de poder articular una palabra.

—Pasa por mí a las ocho.

—Magnifico. —Dijo él caminando hacia atrás.

...

Anny sabía a la perfección de la condición que lo rodeaba, y parecía no importarle tampoco, lo cual hacia las cosas un poco más fáciles, sabía de la existencia de su hijo y parecía agradarle, ya solamente faltaba que le agradara él.

Nunca te noté tan nervioso —le dijo cuándo se vio al espejo por tercera vez.

Yo tampoco.

Deséale suerte a tu papa, Ted.

Mucha suete papito —le dijo sonriendo con toda la cara llena de chocolate.

La necesitaré.

...

Harry llegó esa tarde con Teddy arriba de sus hombros, vio a su padre sentado en la sala en tranquilidad cómo hacía mucho tiempo no tenía, sonrió cuando el niño corrió hacia él y se subió a sus piernas para abrazarlo con fuerza, su hijo bajó la mirada, era un hombre serio, frío y recto, pero tan fácil de amar por los niños y por su familia.

Remus salió y le dije que podía traerlo.

Esta es casa de Teddy también, ¿no fuiste a la Academia hoy?

Acredité todas las materias, tengo dos semanas de vacaciones.

¿Todas? —preguntó con sorpresa, pero con un tono de orgullo en su voz, vio a su hijo asentir y él sonrió—, me alegra.

Debo ser el mejor.

Ya eres el mejor para mí, las notas no son importantes.

No decías eso en Hogwarts —se quejó Harry viéndolo con reproche.

Casos diferentes.

Papá... —le llamó algo inseguro de lo que le había dicho Hermione—, ¿podrías echarle un ojo a esto? —le preguntó mostrándole el temario del siguiente curso.

Su padre tomó con interés el pergamino que le estaba mostrando, en él vio algunas pociones que llevaba años sin realizar, no había necesidad dado el nivel académico que enseñaba en Hogwarts, algunas las había realizado en la guerra o como mortífago cuando era joven.

Vas a aprender mucho Harry.

Muéstrame como se hacen.

Serán dos semanas estar encerrados por horas en el laboratorio.

Prefiero eso, a ser un estúpido cuando comiencen las clases, es... ya cansado luchar bajo tu sombra, todos dicen el hijo de Snape, el hijo de Severus, el hijo... el hijo... —dijo él escapándosele una risa.

No tienes que luchar bajó ninguna sombra, porque llegarás más alto que yo y de una forma más respetable.

Tú lo hiciste de una forma respetable, no hay mago alguno que no te vea con admiración y respeto.

Bueno, tú lo harás sin cometer malas decisiones —le dijo su padre de otra forma las cosas para que pudiera entenderlas.

Las cometeré papá, pero diferentes, y también afrontaré las consecuencias supongo.

Ahí estaré Harry para saberte guiar, no porque estés en la Academia, y seas mayor de edad significa que ya acabe mi labor contigo, esa tarea la llevaré siempre.

Eso es lo que espero, siempre tenerte conmigo pase lo que pase. —Susurró con sinceridad.

Bien, vamos por unos ingredientes, sería el colmo que dijeran que el hijo de Snape no sabe preparar una poción nivel avanzado. —Se burló de él tomando a Teddy en brazos, Harry suspiró, su padre tenía que nivelar esa conversación con sarcasmo—, es momento que vayas aprendiendo tú también —le dijo y el niño sonrió complacido.

Pero yo quiero helado.

Oh, claro que tendrás tu helado —le respondió el pocionista.

...

Hermione se sintió tranquila cuando los vio los siguientes días en el laboratorio, era el lugar ideal para que se pudieran acercar como tanto necesitaban, Harry solía abrirse un poco más en ese sitio y ella se daba una idea del porqué, recordaba su niñez a un lado de su padre en ese lugar, él haciendo pociones de lejos mientras Harry estaba tendido en el piso con aquella caja donde guardaba sus más preciados tesoros, era un lugar en silencio, pero donde la paz reinaba para ambos.

Ahora era lo mismo, sólo que, sin el silencio, Harry le hablaba de sus inseguridades, de sus planes y avances, y Severus se sintió de nuevo importante para la vida de su hijo, confesiones que no le había dicho nadie, debilidades que su padre consideraba tonterías y él mismo las transformaba en armas para verlo crecer y superarse como mago y como hombre.

Ahora entendía que Harry no se había querido alejar de él, no se sentía relegado por nadie, estaba luchando con sus propias debilidades, algo que en un inicio debía hacer solo y por su cuenta, y ahora sin que nadie se lo pidiera estaba ahí con su padre, en el mismo sitio de hace años, siendo un equipo.

Y se sintió mucho mejor cuando notó a su esposo aún más relajado, sin esa preocupación por su hijo mayor, pero se dio cuenta que quería darle un papel importante a Harry, tanto que la obligó a estar presente cuando el abogado le entregó los últimos papeles, mientras eso sucedía Hermione veía con mucho interés las fotografías de un gran condominio, era lujoso, aunque bastante olvidado, cuando terminó de verlas el abogado ya se había ido y su esposo la veía serio.

Es hermosa, aunque se ve olvidada.

Fue una de las propiedades que no me interesaron, para mí esta casa significa todo Hermione, gracias a Harry no perdí el camino.

Lo sé.

¿Qué opinas al respecto entonces?

Que será un regalo perfecto para él, justo cuando él y Ginny comenzaran a formar una familia juntos.

No me has entendido, ¿está bien que lo haga, para ti? Esa propiedad es la Mansión Prince en otras palabras, nuestros hijos tendrán algo más... modesto.

Severus, los niños no tienen ni un año, estoy de acuerdo.

¿Segura? —Hermione rodó los ojos con impaciencia, asintió una vez más y Severus entendió que no debía hacerle esa pregunta de nuevo.

Lo que ambos no se imaginaron fue la negativa de Harry, su hijo fue demasiado claro en lo que quería y esa Mansión no era una de las cosas que deseaba, Severus terminó enfadado y se levantó del sillón para irse al despacho.

Severus, por dios, respeta que no quiere eso.

Lo hace porque piensa que es ajeno a mí, lo adopté cuando era un bebé Hermione, y es momento que lo ponga en su lugar, porque ese crío se está saliendo del camino.

No es así —le dijo Hermione procurando calmarlo, lo veía realmente enfadado, aunque sabía que dentro sólo se mostraba herido, pero su orgullo en ese momento era tan grande que no podía dárselo a saber a Harry— él sabe que figura en el testamento como hijo mayor, y no se ha quejado.

¿Entonces qué queja tiene contra la Mansión?

Criaré a mis hijos en una casa donde yo la considere hogar, y no en un sitio donde mi abuela derramo miles de lágrimas —intervino Harry con algo de temor—, ve a La Hilandera y cría ahí a Clary y a Henry.

¡Claro que no! —le alzó la voz su padre.

Es lo mismo, y si esa Mansión es mía... quiero venderla.

¿Dónde vas a vivir Harry? Parece que soy el más preocupado por esa situación, pronto vas a casarte y di mi palabra, que la señorita Weasley viviría en un sitio cómodo y no pasaría carencia alguna. —Harry comenzó un poco a comprender, él quería hacerle un regalo.

Bueno... yo... quiero vivir aquí.

Hermione y Severus alzaron la ceja al mismo tiempo, después se vieron a los ojos algo confundidos, esperaron que él volviera a tener el valor de volver a hablar, porque de pronto pareció más tímido que nunca.

Este lugar es todo lo que conozco como un hogar, después de perder mis recuerdos no puedo pensar en algo mejor que esto, quiero vender esa Mansión, y quiero comprar la casa de los Peterson.

Severus asintió sin poder contradecir a lo que le había dicho, los Peterson eran una familia que intentaban librarse de su casa después que sus padres murieran, sus hijos querían vender la casa y deshacerse de los recuerdos y el dolor, entendía porque quería comprar una casa cerca de él, misma estructura, y cerca de su familia.

Quiero comenzar en esa casa mis propios recuerdos, muy cerca de los míos.

Muy bien hijo, creo que puedo con eso.

Gracias papá.

Ya que terminaron su penosa discusión absurda como siempre que discuten, ¿pueden ayudarme con la cena? —preguntó Hermione buscando distraerlos, ninguno de los dos respondió, se fueron a la cocina e instintivamente y comenzaron a sacar las cosas de la alacena y de la nevera.

...

A partir de ahí todo fue más sencillo, Harry vendió esa Mansión, no quería que su padre ni él tuvieran nada que ver con un sitio así, después compró aquella casa que tanto le gustaba, quedaba a dos calles de la casa de su padre, frente al parque de juegos, poseía cuatro habitaciones, una sala, una cocina y un comedor de tamaño mediano, en la parte de atrás un jardín con dos árboles frutales y en la parte delantera aquel jardín como todas las casas.

Aquella tarde llevaba a Ginny a conocerla, ella llevaba un vestido holgado con unas botas cafés, y los ojos vendados, sabía que la llevaría a conocer la casa que había comprado para ellos, se mostró emocionada al instante. A un lado de ella caminaba su padrino que no estaba muy de acuerdo en lo que había hecho.

Le quitó la venda y dejó que viera la casa color durazno frente a ella.

Sé que no es tan grande como te lo había prometido, pero la vi... no pude resistirme.

¿Podemos entrar? —preguntó ella con los ojos brillando.

Claro, es tuya Ginny. —Ella se mordió el labio y entró despacio a ver la casa.

Mientras sucedía esto Sirius lo veía con obviedad.

Si tu padre te dio aquella mansión, y posees gran parte de la herencia ¿por qué elegiste esto?

Quiero tener a mi familia en un lugar igual al que crecí.

No me malinterpretes —susurró Sirius—, pero ¿esta casa muggle te facilita las cosas?

Sí, está llena de recuerdos y está a la vez... vacía, para que yo la llene de momentos inolvidables —le respondió subiendo a las escaleras, por donde se había perdido Ginny.

La encontró asomándose por el balcón viendo el atardecer, ella ocultó su llanto y lo abrazó fuerte.

No es una mansión, pero seremos felices.

Me encanta Harry —susurró escondiéndose en su pecho.

Sirius los vio de espaldas y bajó despacio las escaleras, volteó a ambos lados de la calle hasta distinguir donde vivía Snape, caminó con lentitud hasta llegar aquel jardín que Hermione cuidaba con esmero. Tocó despacio y ella le abrió, saludo con la cabeza, entonces vio a Snape en el sillón mientras su hija golpeaba insistentemente su pecho con un juguete.

Debo ir por tu hermano que acaba de despertar —la niña gritó fuerte y Snape se quedó callado de inmediato— de acuerdo, de acuerdo, no iré —cedió para no hacerla llorar.

Snape.

Black —saludó levantándose y sintiéndose débil que lo viera en un momento tan familiar.

Harry me mostró su casa.

Estás un poco perdido, son dos calles arriba.

Lo sé... me explicó lo de la Mansión y todo eso.

¿Y?

Criaste a un niño tu solo —comenzó, Severus alzó la ceja confundido—, y de pronto lo veo convertido en un hombre sencillo, feliz... recto y con sus valores bien definidos, y eso sólo se lo pudiste enseñar tú, James me eligió a mí y... Harry con apenas un año te eligió a ti, gracias por hacer lo que la vida me impidió —le dijo extendiendo su mano, Severus frunció el ceño sin entender, pero correspondió a su gesto estrechando su mano—. Gracias —dijo a modo de mantener la paz—, con permiso Hermione —se despidió con seriedad y se fue.

¿Qué demonios le picó?

Por fin lo entendió —dijo su esposa, la niña comenzó a llorar y Severus la atendió de inmediato—, ¿no crees que la conscientes demasiado?

Claro que no —respondió celoso subiendo las escaleras por el segundo llanto que lo llamaba.

...

Hermione llegó del centro comercial, se había propuesto que llegaría ahí con un vestido para la boda de Harry, un vestido para su hija y los trajes para Henry y Severus. Por fin después de dos años de aquella fiesta de compromiso, decidían casarse y comenzar una vida juntos.

Cuando llegó vio a Severus sentado sobre la alfombra con una taza pequeña color rosa que contenía jugo de manzana, Severus alzó la vista pero cuando vio que eran su esposa y su hijo se relajó y continuó con su hija.

¿Me puedes decir qué fue eso Harry? —le preguntó con aquella mirada acusadora, Hermione había logrado tener en ocasiones ese toque maternal con Harry, así lo llamaba él ya que de otra forma no se explicaba por qué le molestaba verlo a él con la hija de la vecina.

Te juro que no fue nada, ella ya entendió Hermione, creo que sale alguien, sólo me entregó la chaqueta que le presté —dijo él sin tomarle importancia, Hermione volteó a verlo sorprendida, y él se dio cuenta—, no crees historias en tu cabeza, estaba lloviendo y se la ofrecí, porque soy educado y ella lo necesitaba, vamos Hermione mi papá te ha dado tu lugar frente a su mamá.

Y para eso él tuvo que darse cuenta de sus verdaderas intenciones. Esa mujer esperaba meterse en nuestro matrimonio —dijo ella aún con rencor.

Y... restregarle que tienes una familia unida, y el fuerte... vinculo pasional que tienes con mi papá ¿no te basta? —Hermione se sintió avergonzada por un segundo, pero debía fingir lo contrario.

No sé de qué hablas.

De las ventanas abiertas, y mi padre o te deja hacer lo que te viene en gana, o es muy ingenuo.

Es obvia la respuesta ¿No crees? —le dijo ella con cierto cinismo que su amigo supo muy bien respetar.

La dejo hacer lo que se le viene en gana, lo que piense esa vecina me tiene sin cuidado —Intervino su esposo, sin dejarle de prestar atención a sus hijos—, sin embargo recomiendo que mantengas tu distancia con esa niña Harry.

La mantengo, no estoy loco de arriesgar mi relación con Ginny estando a semanas de la boda.

Ten cuidado, aunque le hayas dejado en claro las cosas sigue poniendo ojos cristalinos cada vez que te ve.

Bueno al menos son ojos cristalinos, su madre te ve con ojos de lujuria —se quejó Hermione, y su esposo rodó con los ojos con fastidio, como su estudiante nunca atravesó etapas de celos y ahora que era su esposa perdía la paciencia en cada momento.

Tal vez otro hijo la convenza que no te abandonaré por meterme con ella.

Claro.

Toma el té papi —le decía una insistente niña de rizos negros y mirada tenaz.

Princesa ya fue demasiado té —le respondió, y la niña llenó la taza de nuevo.

Henry se subió a sus hombros mientras agitaba dos autos de carreras.

Hijo vas a caerte, baja —le pidió mientras sostenía la mano de su hija y con la otra la taza de té.

Harry sonrió mientras sacaba las cosas de las bolsas, no podía ir sin pedir la opinión de Hermione, y Hermione aprovechó y compró también lo que necesitaba, no podía dejar de ver a su padre y verse reflejado en sus hermanos.

Cada día que pasa conozco más a Severus, y me imagino más tu vida Harry.

Lo que ves es... justo lo que teníamos Hermione, pero con más de paz, sin... riesgos.

Me alegra vivirlo con ustedes —le sonrió a él de forma más cariñosa.

Henry... por favor.

Harry terminó dejando las compras y tomando la caja de juguetes que descansaba a un lado de las escaleras, ambos niños corrieron hacia él y su padre le sonrió con cariño.

¿Recuerdas esto papá?

Claro, me sorprende que quede en una sola pieza —le dijo éste viendo el juguete que le mostraba.

Hermione sonrió al verlos sumidos en los juegos y los recuerdos, junto con sus hijos. Se fue a la recámara y extendió ahí el vestido de su hija, seguramente Severus gritaría con el color amarillo para Clarissa, ella colgó su vestido violeta en el clóset mientras veía la foto familiar de la última navidad, sonrió cuando se imaginó que el siguiente año la foto se vería aún mejor, pero se desconcentró cuando escuchó a Harry morir de la risa, bajó y vio que su hija hacia estragos en su hermano, Severus no reía, pero si sonreía con sumo cariño al ver la escena, pero su esposa vio que más allá de eso sus ojos brillaban, de pronto él la observó y la llamó para que se sentará a su lado, Hermione se acercó y se puso en medio de sus piernas, él la estrechó con fuerza dándole un beso en su cuello.

Vamos no sigas molesta, ¿sabías que puedes ser increíblemente rencorosa?

Eso es jugar sucio —le dijo al sentir sus caricias.

Puedo jugar aún más sucio —susurró para que sólo ella escuchara, sonrió y por fin olvidó el tema, al menos por esa tarde.

...

Severus no se podía sentir más orgulloso de ver a su hijo ahí, la recepción era justo lo que se esperaba, y nadie podía encargarse de eso mejor que Hermione, su esposa no había parado en toda la noche, había prometido que sería una boda perfecta, y hasta donde iba la noche todo indicaba que así sería.

Su suegra mantenía a los niños entretenidos mientras él intentaba ayudar a su esposa, por primera vez podía mantener una conversación con Black sin salir lastimados, dos o tres sarcasmos no entraban en la categoría de ataque según él. Además siempre existía la presencia de Remus para equilibrar el ambiente, logrando que el ataque no fuera tan grave.

Ahora el licántropo tenía una bella familia, su esposa era cariñosa con Teddy llenando el vacío que había dejado Dora, seguía pasando varios fines de semana con Harry y Ginny, en su casa había una habitación para él junto con muchas de sus pertenencias, las visitas a la casa de los Potter habían disminuido desde que sus padres le habían dado un hermano, James llegaba a la vida de Remus para confirmarle que si había segundas oportunidades.

...

Felicidades —le dijo Draco a Harry dándole un fuerte abrazo.

El recién casado lo estrechó con fuerza con un impedimento entre los dos, y era una rubia niña de un año de edad.

¿Recuerdas cuando decías que sería yo el primero en casarse? —se burló Harry cuando vio a su hija abrazar a Draco con mucha fuerza.

Sí, sí, lo sé. No pude huir... gracias a ti.

No lo hubieras hecho de todos modos —le respondió para eliminarlo de toda culpa— hola Daina —saludó a la mujer de Draco cuando se acercó.

Hola Harry, muchas felicidades.

Gracias.

Invítame a bailar, anda. Marcus puede quedarse con la niña diez minutos.

¿Qué? Estas loca, no Daina, nadie va a cuidar a la niña que para eso estoy yo —le dijo en forma determinante.

Harry rio sin importarle que ellos lo vieran, al inicio parecía querer huir para salvar su libertad a costa de todo, ahora era un padre dedicado y celoso al cuidar de Eva, tal como su padre era con sus hijos, miró a Ginny y en ella vio todo lo que le esperaba por vivir. La tomó de la cintura y sin importarle que estuviera con su familia la invitó a bailar con un solo susurro.

Mi hermano aun no te perdona que el padrino hubiera sido Draco.

Aún tendremos hijos y podrá ser el padrino del cuarto o quinto —Ginny dobló los ojos juzgándolo loco— segundo —dijo él recapacitando, había pensado mucho en eso, pero su hermano de corazón era Draco, ya encontraría la forma de compensar a Ron.

Y ni uno más —dijo ella sonriendo.

¿Sabes? He estado pensando, sobre lo que dijiste la semana pasada de mi trabajo —ella bajó la vista avergonzada, él nunca había cuestionado su trabajo y ahora resultaba que ella si lo hacía con el suyo—, tienes razón, mi trabajo no es propio para... formar una familia.

No dijiste eso la semana pasada —le respondió confundida.

Bueno... mi papá hizo que viera el otro lado de la moneda.

...

—Simplemente se puso como loca cuando le dije que no dejaría el departamento de aurores, me gritó diciendo locuras, como si ese trabajo fuera mi condena a muerte —se quejó Harry en la botica de su padre mientras él firmaba el pago a los empleados.

—Técnicamente lo es.

—¿Qué? El más orgulloso cuando terminé la Academia fuiste tú —le echó en cara a su padre.

—Por supuesto que sí, sentiría orgullo con cualquier cosa que hubieras hecho, pero si piensas formar una familia teniendo un trabajo que pone en riesgo tu vida es natural que llegaras al límite de la paciencia de la señorita Weasley.

—¿Y entonces?

—¿Recuerdas cuando tenías once años y te hablé de Voldemort? —su hijo asintió—, recuerdo que me dabas unas opciones descabelladas, otras bastantes maduras para tu edad, pero recuerdo una... que era una locura, y la que quería tomar en ese momento, dijiste no quiero que mueras papá, vayámonos lejos tu y yo, entonces te dije que era mi trabajo y no podía irme y abandonarlo todo, entonces dijiste que odiabas mi trabajo porque podía morir en él, me preguntaste si acaso mi trabajo era más importante que tú.

Harry se quedó callado, claro que recordaba habérselo dicho, pero ahora esa carta jugaba en contra de él, y aunque le pesara su padre tenía razón, él bajó la mirada.

—¿No dirás nada?

—¿Qué haré sino soy un auror?

—Harry la Academia te produjo orgullo, pero no es un trabajo que te hace propiamente feliz.

—¡Me hace feliz! —dijo él quejándose.

—Por Merlín, miéntete tú, pero no a mí, no es necesario que me sigas demostrando nada —Harry se dejó caer al respaldo, su padre volvía a tener razón—, estaré orgulloso de ti seas auror, herbologo, o limpia escobas.

—¿Qué haré entonces?

—Bueno, piensa en lo que quieres para tu vida Harry, la respuesta no la vas a encontrar en mí otra vez —le dijo firme.

—Papito —saludó la niña entrando con Hermione y Henry de la mano.

—Sé que estás ocupado, y se los dije al menos nueve veces, pero insistieron y...

—Y nada —le dijo serio el pocionista a su esposa—, te he dicho mil veces que ellos son primero Hermione, antes que cualquier cosa, primero ellos.

—Pero Severus...

—Hermione ya hemos hablado de esto —y en esa pequeña discusión que se estaba formando entre ellos, Harry encontró la respuesta.

...

Y entonces ¿qué harás?

Bueno... hay algo que me gustó desde siempre, desde que conocí la magia —le dijo a ella.

¿En serio? —le preguntó emocionada, él asintió y su esposa saltó a sus brazos feliz— Felicidades Harry.

La boda fue lo esperado, Severus estaba sentado mientras cuidaba a sus hijos que estaban dormidos en los portabebés, cuando vio a su hija se dio cuenta que el amarillo no era propiamente horrible en ella, se veía hermosa a más no poder. Intentó zafar su dedo, ya que Henry lo tenía fuertemente sujeto, le pidió dormir y su hijo le hizo prometer que no se iría de ahí, y sujetando su dedo era más efectivo, el pocionista no se quería arriesgar a liberarse y provocar el llanto de su hijo.

Vio como poco a poco se iban despidiendo los invitados. Su hijo se acercó despacio a su padre con las manos en los bolsillos.

Vio al pequeño caminar hacia él sobre la calle, mientras él titubeaba, no debía de volver a ver a ese niño, era el hijo de Lily pero tenía que parar esa locura, ¿qué ganaba con ir a verlo? ¿Qué cambiaría de su vida o la del niño? Sus ojos verdes lo miraban con curiosidad y cierta alegría, casi siempre cargaba algún juguete y por alguna razón, luchaba por conseguir la atención de ese extraño.

La noche fue agotadora, pero maravillosa, gracias por acompañarme papá —le dijo cuando llegó hasta donde estaba él.

Escuchaba casi siempre los gritos histéricos de Petunia, casi siempre porque lo perdía de vista, y él odiaba ver cómo temblaba al oírla, de ver sus ojos cristalinos y cómo la vida le iba arrebatando la alegría poco a poco, como le sucedió a él.

—Regresa a tu casa —le pedía incansablemente cuando notaba que la muggle se acercaba furiosa.

Y llegaba a su casa peor que nunca, sumiéndose en el alcohol y en la desesperación, veía en Harry toda su vida y la impotencia lo invadía al ver que no podía hacer nada por él, nada que cambiara las circunstancias, y en ese dolor encontró la frustración y el deseo por cambiar algo.

Esas cosas no se agradecen hijo —le respondió cuando volvió en sí.

Esa ocasión se agachó hasta su altura e intentó peinar un poco su cabello, sacó su varita y se la mostró, el niño rió cuando la agitó y pequeñas gotas de agua caían de la punta salpicando su cara, entonces Harry tuvo otro tipo de detalle con él. Le extendió su cono de helado de limón.

—No, no quiero —le dijo el pocionista, pero el niño insistió y él no quería quitarle algo que le costó mucho obtener para que Petunia se lo comprara.

—Ten —le decía con su voz infantil.

Toma —le pidió Harry dándole una copa de vino, su padre la tomó de inmediato y Harry sonrió con esa bondad heredada de su madre.

Cuando probó el helado el niño rió mientras seguía jugando con la varita, el helado sabía diferente, ese día no había bebido, ese día el dolor no lo había llevado a verlo, sino el deseo de poder estar cerca de él, Harry aminoraba la culpa, su alegría amortiguaba el dolor.

Te noto distraído —le dijo su hijo.

Sólo recordaba.

¿Cosas buenas?

Cosas buenas —confirmó mientras bebían su copa a la vez, padre e hijo.

CATORCE AÑOS DESPUÉS

Quiero un juego limpio —amenazó a todos los jugadores mientras todos estaban sobre sus escobas.

Hermione suspiró cuando escuchó el silbato que había dado Harry, ahora maestro de Quidditch después de diez años de haberse dedicado como jugador profesional, Clarissa saltó sobre la escoba en forma brusca para atrapar la quaffle, Severus observaba el partido con concentración, y había una mueca en sus labios que no era fácil disimular, le dio un codazo, pero éste ignoró a su esposa rotundamente.

Yo te dije perfectamente que no dejaras que Harry subiera a los niños a la maldita escoba —se quejó ella al ver a Henry perseguir la snitch a gran velocidad.

Nunca se han caído.

Pero Severus, se pueden lastimar.

No tienen siete años Hermione, tienen quince y desde que ellos llegaron Slytherin no ha perdido ni un solo partido, ni siquiera los hijos de Weasley han podido con ellos —dijo con orgullo, haciendo saber que los gemelos de Ronald no eran capaces de superar a sus hijos, ni siquiera en el Quidditch.

Ahora veo ese interés tuyo por regresar a Hogwarts —le dijo en reproche.

No es por la casa, por Merlín Hermione. Era para estar cerca de ellos, como lo estuve de Harry, además no veo porque estas quejándote, ese trabajo en el Ministerio lo odiabas a más no poder, la catedra que te dieron te mantiene más que contenta.

Porque estoy cerca de los niños.

No-son-unos-niños.

Esa respuesta espero cuando Clary empiece a salir con chicos —escupió inconforme.

Hermione se cubrió la boca cuando su hija volvió hacer un movimiento arriesgado, el profesor de Quidditch sonrió con orgullo y por poco saltó de la escoba para felicitarla, vio a Hermione y la manera en que lo estaba viendo y le dio la espalda con cierto temor.

Wow —exclamó la niña pelirroja que veía el partido emocionada—, por favor abuelo, por favor, necesito entrar al equipo.

Tu padre dijo que no Lily.

Pero si él entró en primero, y tú firmaste, ¿podrías firmar tú?

Los ojos de Severus brillaron de maldad, y Hermione cerró los ojos en forma amenazadora, no se atrevería a hacerle eso a su hijo, ¿o sí?, Severus acarició a la niña y susurrándole algo al oído, la niña saltó de alegría y se colocó un sombrero de Gryffindor, un pequeño defecto que Severus no tomaba en cuenta, la adoraba por sobre todas las cosas.

¡Henry! ¡Heny! ¡Henry! —lo vitoreaban cuando lo vieron acercarse con gran velocidad a la snitch.

A lo lejos su hermana vio tal hazaña y voló más rápido hacia los aros y poder obtener diez puntos más, cuando la quaffle tocaba el aro izquierdo, Henry colgaba de una mano mientras con la otra sostenía la snitch.

Ambos hermanos chocaron las manos mientras estaban en las escobas, y Harry aplaudió desde lo alto, orgulloso de ambos.

Slytherin gana —gritó el comentarista.

...

Y con esto la copa... es nuestra —presumió Henry ya con su uniforme.

Lo importante no es ganar la copa Henry —lo reprendió su madre firmemente, ya que vio que la intervención de su esposo jamás llegaría, ya que estaba demasiado orgulloso de ellos como para tomar el papel de padre.

Mamá, claro que es importante.

Clary lo más importante es...

Issa mamá, no me gusta Clary —le dijo la jovencita mientras tomaba algo de fruta.

Ese no es el motivo realmente, sino que "alguien" te dice Issa.

Cállate Henry.

¿Quién es ese alguien? —preguntó serio y más que interesado el pocionista, pero su hija negó con la cabeza guardando la calma, fingiendo que no pasaba nada.

Henry no puede soportar que le pateara en trasero en Defensa papá —argumentó, Severus observó cada uno de sus movimientos, sus gestos, pero su hija era idéntica a él, sabía manipular todo a su favor.

Ya veremos en pociones Issa —respondió su hermano haciendo énfasis en la última palabra.

Bien papi, me voy a clases antes que tengas un poco más de suerte con introducirte en mi mente, te lo ahorraré si es un chico.

Hermione se burló en seguida de su esposo mientras su hija tomaba sus cosas y se iba de las mazmorras, Henry subió los pies a la mesa y procuró ocultar su risa, pero su padre terminó por darle un golpe sobre los pies con un libro.

Averigua quien es, y no subas los pies a la mesa.

Es un Ravenclaw, de eso estoy seguro.

Dije averigua quién es, no en qué casa está. Y Henry por el amor de Dios, ponte la corbata bien, usa ese uniforme como es debido.

Sí papá. —Dijo de inmediato tomando sus cosas.

No es Ravenclaw —dijo Hermione una vez que salieron sus hijos, su esposo se acercó a ella de forma sugerente, a la vez amenazadora—, tú te atreves a verlo en mi mente y te juro que será lo último que veas, te dejaré Snape.

Intento protegerla.

Él la sabe cuidar —le dijo recordando cuando vio a su hija besándose con ese chico detrás de una estantería en la biblioteca—, fue bien educado —le dijo retirándose de ahí, pero Snape no estaba tan seguro.

Se acercó a ella y la alcanzó en la puerta de la recámara, la besó despacio mientras ella intentaba huir para terminar sus deberes con el colegio, pero él arrojó su varita lejos de ella y comenzó a quitar los botones de su túnica, ella lo vio en forma seria y molesta pero los pezones comenzaron a notarse a través de la delgada tela.

Definitivamente tu cuerpo de traiciona.

Tengo deberes qué hacer.

Dile eso a tu cuerpo —siseó él metiendo su mano por debajo del vestido que llevaba, logró hacer espacio entre su ropa interior jugando entre sus pliegues.

No Severus, espera —gimió cuando lo sintió dentro.

Papá tenía una pregunta, ¿Qué autoridad tengo para... —Henry se quedó callado cuando vio aquella escena de lejos, se dio la vuelta y se fue hacia la puerta, chocó de lleno con su hermana y le dio la vuelta a ella para salir de ahí.

Tengo que hablar con mamá.

Mamá está ocupada.

Nunca lo está para mí Henry.

Créeme hermana, ahora está ocupada para el mismísimo ministro —le dijo sin soltarla, ella lo miró interrogante— esta con papá... ocupada... tu sabes... muy ocupada.

¡Por Salazar Henry! —Susurró avergonzada— ¿En serio?

Sus padres salieron serios, pero su hija notó lo desaliñada que estaba su madre, y su padre mantenía una sonrisa burlona sin dejar de ver a su esposa, ahora todo absolutamente todo era bastante evidente.

¿Qué decías Henry?

Nada, no era... nada.

¿Hija me buscabas? —le preguntó su madre.

No mamá, yo... ni siquiera puedo hablar de eso y...

¡Y hay puertas por Salazar! —Por fin dijo su padre perdiendo la paciencia—, se los he repetido un millar de veces, no me pongas esa cara Clarissa.

Bien, buen consejo padre, puertas cerradas —dijo ella subiendo las escaleras para salir de ahí, Severus agrandó los ojos asustado.

Ni se atreva señorita Snape o su casa sufrirá la pérdida de puntos.

Mi casa, su casa profesor —alcanzó a decir orgullosa, su hijo mantenía la vista abajo.

¿Qué haces ahí parado? Cuida hermana. —Le ordenó a su hijo, tendría a medio Slytherin vigilando a esa niña hasta saber la identidad del idiota que quería lastimarla.

¿Pasamos? Y en esta ocasión si cerramos la puerta.

Hermione no puedo —respondió preocupado, su esposa tomó su mano, justo el dedo que había estado dentro de ella y se lo llevó a la boca—, Hermione —gimió tomándola de la cintura y entrando a las mazmorras.

...

La tensión podía respirarse en todo el Gran Comedor, Harry se movía continuamente por debajo de la mesa, su segundo y último hijo estaba frente a él con el sombrero seleccionador, y parecía ya haber durado eternidades, aunque sólo fueran unos segundos. Hermione no perdía de vista a Severus que mantenía sus ojos fijos en aquel niño.

...

Vio a Harry sostenerlo en San Mungo, con la misma admiración que él cuando lo tenía de niño, no se dio cuenta que su padre lo observaba fijamente, después alzó su vista hacia su padre y se lo mostró.

—Felicidades hijo.

—Se llama Severus —le dijo él serio, siempre había creído que lo llamaría James, la presión emocional se lo debía.

—¿Qué te ha hecho tu hijo para que lo castigues de esa forma? —Harry se rió pero le restó importancia al comentario de su padre, le extendió a su hijo y el pocionista lo tomó con cuidado, viéndole fijamente.

—Severus Snape, me gusta. —Le dijo su hijo.

—Si queda en Gryffindor lo desheredo.

—Completamente de acuerdo —dijo Harry serio, pero estaba más ocupado viendo la mirada de su padre, realmente le había gustado que le pusiera su nombre.

...

Slytherin —gritó el sombrero seleccionador, Henry aplaudió fuerte al igual que Clarissa mientras veían al pocionista que sonreía con orgullo y presunción, Harry se vio a través de su hijo y esa herida fue sanando.

Al terminar la selección de las casas Severus se notaba cada vez más relajado, la única que estaba en Gryffindor era Lily como era de esperarse, esa ternura que irradiaba la niña se mezclaba con lo testaruda que podía ser, siempre iba al frente de todos. Pero ver a su nieto en Slytherin fue diferente, ver el orgullo en la mirada de su hijo superó sus emociones.

A lo lejos vio a su hija doblar el pasillo, lo cual lo llevó a la realidad de pronto.

Severus —le llamó su esposa al darse cuenta que había alcanzado a ver a su hija.

Espera un segundo.

¡Severus! —le volvió a llamar siguiéndolo y asustada.

Cuando dio vuelta vio a su hija con un rostro completamente diferente, estaba sonrojada, sonriente y ¡tímida! Su hija no era tímida, ¡por Merlín! no pudo moverse, no pudo replicar, con razón su hijo nunca había dado con el supuesto novio.

La vio oler una rosa y abrazar del cuello al joven que la tenía idiotizada, ya que parecían hablar de algo muy importante y ella sólo respondía en monosílabos. Ahí estaba otro Gryffindor quitándole la voluntad a un Slytherin, tal como Hermione lo había hecho con él.

Te dije que no tenías de nada de lo cual preocuparte.

Silencio —le pidió su esposo,

Vamos... cumple tu palabra y rómpele la cara. —La impotencia llegó a sus venas y a sus puños.

Llegó Henry y alzó las cejas al estilo Snape mientras veía la misma escena, abrió la boca varias veces, pero ningún comentario parecía sensato ante la impaciencia que debía sentir su padre.

Con razón... no supe quién era.

Pensé que tenías un poco de sentido común Henry.

¡Papá como iba a desconfiar de él! —se quejó su hijo.

Bien, dile a Teddy que cuide bien a tu hermana.

¿Yo?

Tuve gemelos, no trillizos, pues claro que tú Henry. —Le dijo dándose la vuelta.

Su esposa siguió sus pasos y buscó calmarlo un poco, pero la impotencia por no poder hacerle pagar a ese joven el error de fijarse en su hija lo estaba matando.

Una Slytherin cayó en las redes de la ternura de un Gryffindor, hasta en eso tenía que parecerse a ti. —Le dijo en burla entrando con él a las mazmorras.

Oh Merlín guarda silencio.

Ella se rió besándolo, siempre había formas de calmarlo...

Nota de la autora: Decidí mantener mis historias en esta plataforma porque es más segura, me he dedicado a revisar algunas de ellas y corregir algunos errores que tenían. Una disculpa por no subir el final de la historia en ambas plataformas, la subo por aquí por si algún lector no leyó el final. Estoy trabajando en las historias que no están terminadas, tengo algunos capítulos hechos pero sinceramente quiero subirlos todos juntos, ya les estaré avisando.

Saludos.