Disclaimer: Todos los personajes, escenarios y hechizos son creación y le pertenecen a J.K Rowling (o en su defecto a la Warner)
NOTA: no quiero que este fic sea publicado en ningun otro sitio, si yo quiero publicarlo, lo haré yo misma, no necesito que nadie lo haga por mi, muchas gracias.
El Inicio
Hermione se levantó esa mañana de mal humor. La noche anterior había discutido con Harry y Ron, como muchas otras noches, pero ésta vez, ella no quería ceder.
Estaba bastante harta de que Harry y Ron copiaran todos sus apuntes y lograrán hacer todos los trabajos sin ningún esfuerzo de su parte más que traspasar la información necesaria – a veces menos – a un pergamino, mientras ella luchaba contra el sueño, las ganas de charlar y todo para poder tomar los apuntes adecuados de cada materia. Esta vez Ron había exigido los apuntes y ella se había negado a dárselos, alegando el poco esfuerzo que ellos hacían… después de todo, era su último año en el castillo, que ya llevaba la mitad transcurrido y si no ponían de su parte no iban a ser capaz de pasar los Éxtasis, Hermione lo hacía por su bien, aunque ellos no fueran capaces de entenderlo.
Ron se había exaltado y la había insultado sin motivos, y ahora ella no quería verles ni hablarles.
No tenía ánimos para ir a desayunar sola ese día sábado, y como Ginny acostumbraba a levantarse cerca del medio día, decidió salir a caminar a los jardines para no toparse con nadie.
Hermione adoraba el invierno más que ninguna otra época en el año, ya que su sentido racional siempre era el que mandaba, y para ella, la estación más dominable era el invierno, con ponerse ropa abrigadora estaba todo listo.
Al salir, el frío viento dio contra su rostro revolviendo su cabello castaño. Inspiró la fresca brisa, con su olor a pinos y sonrió.
Caminó sin rumbo durante varios minutos, siguiendo la verja del bosque prohibido, para luego detenerse en una zona donde no había límite o división, la verja desaparecía, y los árboles comenzaban a separarse, ahí muy cercano a la puerta de Hogwarts, bastante lejos del castillo.
Se sentó bajo un árbol, mientras sacaba el libro para leer, ese que siempre tenía a mano por si tenía algún momento libre.
El tiempo pasó y Hermione no notó si fueron minutos, horas o segundos, siempre ocurría lo mismo cuando leía.
Un crujir de ramas hizo que su concentración fallara y levantó la vista, miró hacia todos lados, pero no logro ver nada… salvo a un chico parado tras un grueso árbol a un par de metros. Fijó su mirada en él, para descubrir que era Malfoy, mientras una ceja se alzaba en su rostro.
"¿Qué demonios hace ahí?" pensó para sí, pero luego de unos momentos, un tanto alejada vio a Pansy que miraba en todas direcciones, probablemente buscando al Slytherin. Una sonrisa se dibujó en su rostro. Siempre se divertía mucho viendo como Draco rechazaba constantemente a Pansy, no sabría explicar el porque – cosa que la frustraba un poco – pero le encantaba ver escenas así.
Vio como Malfoy comenzaba a acercarse, probablemente sin notar que ella estaba cerca, para alejarse de Parkinson, por lo que hundió la cabeza en el libro con la esperanza de que no la viera.
Draco, mientras caminaba rápidamente desde un pino, hasta un sauce que tenía el tronco más ancho vio a la chica leyendo el libro.
"Maldición" pensó al verla. No le gustaba la idea de que le vieran escapando de una chica, y menos esa sangre sucia… pero es que Pansy era obsesiva, y ya no tenía más excusas para no ir con ella al salón de té de Madame Tudipié en la próxima salida a Hogsmeade, ya que había entendido que ni ser un maldito cabrón, ni rechazarla infinitas veces daba resultado con ella… curiosamente se volvía sorda cuando él la rechazaba.
-¡Draco¿Dónde estas? – es escuchó a lo lejos el grito de Pansy completamente enfadada. Malfoy soltó un gruñido y luego volvió su vista hacia la castaña que seguía de cabeza en su libro. Sus ojos grises se fijaron en los dos Thestral que se movían cerca de ella.
"¿Qué demonios hace ahí?" pensó Draco "¿Por qué no se mueve?"
Se quedó en silencio un rato, esperando que los gritos de Pansy se alejaran antes de marcharse.
De pronto uno de los Thestral arremetió contra el otro chocando con el árbol en el que estaba sentada Hermione. La castaña levantó la vista asustada, buscando que había producido ese gran golpe contra el árbol. Sus ojos chocaron un segundo con los grises del Slytherin, pero ella desvió la mirada, buscando en la nada lo que hacía esos golpes.
Draco miraba sorprendido como el par de Thestral peleaban, sí, según el gigante eran pacíficos, pero… ¿Por qué habrían de creerle?. Decidió que no esperaría a que Pansy se fuera, giró sobre sus talones y comenzó a caminar en dirección opuesta, hasta que de pronto un grito, evidentemente de la sangre sucia, le avisó que la habían golpeado.
Lentamente giró su cabeza para ver horrorizado, aunque no se notara en ninguna facción de su pálido rostro, como los animales pasaban sobre la chica, mientras ella gritaba de dolor. Volvió a girar su cabeza al frente e intentó caminar.
"¿Qué me importa a mi lo que le ocurra a ella?" pensó para tranquilizarse, después de todo una sangre sucia menos, era algo positivo para él. Además, tarde o temprano alguien vendría a ayudarla.
Otro grito.
Miró hacia el frente, y notó lo lejano que parecía el castillo y recordó lo mucho que había andado para escaparse de Pansy, se volteó una vez más y vio como en el rostro de la chica se distinguía sangre y una de sus piernas quedaba en un extraño ángulo, después de ser pisada por uno de los Thestral.
Soltó un par de maldiciones, mientras se volteaba y comenzaba a caminar en dirección a la castaña, y otra tanda de maldiciones más antes de sacar su varita y lanzar un hechizo para espantar al par de caballos alados, que salieron trotando en dirección al bosque.
Se quedó inmóvil un momento, decidiendo aún que haría ahora. Ya había espantado a los animalejos, pero de ahí a ayudar a la sangre sucia… había un gran trecho.
Un nuevo quejido de la chica lo hizo reaccionar. Caminó vacilante hasta quedar a unos pasos de la chica y sin pensarlo las palabras salieron de su boca.
-¿Estas bien? – preguntó el rubio arrastrando las palabras
-¿Te importa? – dijo con esfuerzo Hermione
-No
-Podrías haber hecho algo antes de que esas cosas me pasaran por encima – agregó la chica, mientras Malfoy alzaba una ceja.
-Deberías agradecer que los aleje, en vez de estar reclamando, estúpida… - replicó él con la voz cargada de odio. Nadie vendría a decirle lo que tenía que hacer, menos alguien como ella.
Una rabia poco usual invadió a Malfoy, lanzó una última mirada a la chica ensangrentada y luego se giró.
-No puedes dejarme aquí… - murmuró Hermione, mitad suplica, mitad orden.
-¿Eso crees? – preguntó desafiante el rubio, disfrutando la situación. – Puedo perfectamente dejarte aquí, y probablemente tarden días en encontrarte… ¿crees que me importará? – el chico se encogió de hombros y luego continuó su camino hacia el castillo.
Hermione intentó abrir bien los ojos. No podía creer que le fuera dejar ahí tirada, con una pierna fracturada, y llena de sangre. Millones de palabras mal sonantes y maldiciones varias se le vinieron a la mente, pero sabía que no era el momento.
-Malfoy… ayúdame… - le pidió la chica desperada por los dolores – al menos llama a alguien para que me venga a buscar…
-No tengo porque hacerlo, mugrosa impura… - escupió el chico como veneno.
Hermione se quedó mirando la espalda del chico unos segundos, sorprendida de lo hiriente y poco humano que podía llegar a ser Malfoy… cualquiera la habría ayudado, cualquiera menos él.
Intentó ponerse de pie, pero el dolor era tan fuerte que logró sacarle un grito desgarrador que le puso los pelos de punta al rubio, aunque no lo admitiera.
Hermione intentaba recordar si había leído alguna vez algún hechizo que curara huesos rotos… pero solo había pociones que lograban curarlos.
Se arrimó a un árbol, y valiéndose de él logró ponerse de pie ahogando varios gritos por el intenso dolor que sentía.
Haberse parado había sido una odisea demasiado dolorosa, no quería ni pensar como sería caminar al menos un par de kilómetros así. El fuerte dolor, la sangre cayendo por su rostro y por varias de las heridas que tenía en todo el cuerpo y la fatiga por la falta de desayuno comenzó a pasarle la cuenta.
Los árboles y la hierba comenzaban a mezclarse en líneas difusas, haciendo parecer todo una pintura mojada. Hermione intentó enfocar la vista, pero sentía como todo le daba vueltas y de pronto todo se volvió negro.
Draco escuchó un golpe seco dar contra el piso, se volteó extrañado y vio a la chica tendida en el suelo, inconciente. La miró unos segundos, luego se volteo y siguió caminando, dejándola completamente abandonada, aunque no pudo evitar sentir como un pequeño peso se instalaba en él, no sabría decir en que parte de él, pero molestaba.
Cuando ya se acercaba a las puertas del castillo Pansy llegó corriendo hasta él, sin que lo notara. Se colgó de su brazo dando saltitos felices.
-Draco… reservé en Madame Tudipié para la siguiente salida – dijo sonriéndole con su pálido rostro, mientras sus negros ojos brillaban ilusionados.
-No te dije que quisiera ir… - respondió el chico aburrido.
-Pero ahora tendrás que ir – replicó la chica con una sonrisa malévola. – ahora quiero que me acompañes a…
-Estoy ocupado – le interrumpió Malfoy. – déjame en paz, tengo cosas que hacer– y por enésima vez ese día dio media vuelta y se devolvió lo andado
-¿Te acompaño? – preguntó Pansy, sin que nada quitara la sonrisa de su rostro, ya que el chico no la había rechazado para ir juntos al salón de té… no del todo.
-Yo no te acompañaría cuando te vas a meter con un chico… - le dijo indiferente, sin detenerse. Unos segundos después, demasiados para un cerebro normal, Parkinson gritó un "¡DRACO!" enfadada y luego se volteo para entrar al castillo hecha una fiera, pero eso era algo que traía sin cuidado al chico.
Se detuvo un segundo al ver que Potter y Weasley iban hablando animadamente en dirección al campo de Quidditch, con las escobas al hombro y sin si quiera notar la ausencia, probablemente prolongada, de la impura.
Lanzó otro par de maldiciones a media voz y caminó hacia donde había quedado la chica.
Como pudo suponer, la castaña seguía ahí, exactamente en el mismo lugar de minutos antes.
Se acercó a ella para ver si estaba despierta o no, pero la chica ni se movía ni abría los ojos. Con la punta de su zapato y sin mucha delicadeza la movió enterrando la punta en su cintura.
Un suave quejido le hizo entender que había despertado. Dificultosamente abrió los ojos para encontrarse con los grises del muchacho que le devolvían la mirada. Lanzó un suspiro de decepción al verlo.
-Levántate – dijo Malfoy de pronto.
-Te aseguro que si pudiera no estaría aquí tirada – exclamó la castaña enojada.
-¿Llamo a Potti o a Wezel? – preguntó bromeando.
-No – respondió cortante
-Oh¿es que hay algún problema con ellos? Sí… ya veo¿a caso han discutido los tres amiguitos?
-Déjame en paz. – le espetó - ¿no ves que no estoy de animo para tus estupideces?
Malfoy sintió ganas de patearla en el suelo, pero intentó contenerse y solo tensó los músculos de su mandíbula, dándole un aspecto furioso a su pálido e indiferente rostro. Sintió como sus pies intentaban voltearse otra vez para dejar a la chica tirada ahí, a su suerte. Pero sabía que si había vuelto era porque, por algún extraño motivo, no podía hacer nada tranquilo sabiendo que ella estaba herida y en un lugar poco frecuentado por cualquier persona. Llámenlo conciencia o simplemente que ese día estaba extraño, pero sabía que no importaba cuantas veces se fuera, volvería una y otra vez hasta saber que ya no estaba ahí.
Con un movimiento rápido, Draco pasó uno de sus fuertes brazos por detrás de las rodillas de la chica y el otro por detrás de su cintura y la levantó en el aire.
-¿Qué dem…? – comenzó Hermione, pero al entender que el chico, por extraño que sonara, la ayudaría se quedó en silencio. Malfoy le dio una pequeña sacudida para acercarla hacia él y acomodarla mejor en sus brazos y en ese preciso momento el perfume del chico inundó todo dentro de Hermione. Era un aroma varonil, poderoso, refrescante. La chica tuvo que sacudir la cabeza para salir del "atontamiento" que le había provocado el perfume.
-Hazte un hechizo desilusionador – dijo el rubio muy serio.
-¿Qué? – Preguntó sorprendida – eso aún no lo enseñan, jamás he intentado hacer uno, tal vez resulte mal…
-O lo haces o vuelvo a dejarte en el suelo… - replicó él sin ningún cuidado.
Hermione frunció el ceño y por unos segundos se miraron a los ojos y sostuvieron sus miradas desafiantes, esperando que alguno cediera. Una nueva sacudida por parte de Malfoy hizo entender a la castaña que esta vez era ella quien tenía que ceder, el dolor en su pierna derecha lograba hacerla ver estrellas de colores.
Agitó la varita y murmuró unas palabras, que Draco no logró entender – y tampoco le interesaba hacerlo – luego dio unos golpecitos en su cabello y poco a poco comenzó a tomar los colores de las cosas que estaban tras ella, algo parecido a un camaleón.
-¿Ha quedado bien? – preguntó la chica cuando dejo de sentir el líquido frío recorriendo su cuerpo.
-Mas te vale… si alguien me pregunta algo, te tiro al suelo y me voy…
-Maldito seas – murmuró Hermione por lo bajo, sin importarle demasiado si el slytherin la escuchaba o no.
Draco formó una mueca de desagrado en su rostro, pero luego volvió a su expresión de siempre.
Aunque Hermione se hubiese hecho el encantamiento desilusionador el chico miraba que todo estuviese completamente despejado antes de avanzar.
-¿Tu viste a los Thestral? – preguntó de pronto la castaña.
-Si
-¿Y porque no me dijiste que estaban ahí? – replicó
-¿Por qué habría de hacerlo? No me interesa lo que te pase, Granger – dijo él como si hablaran de colores o de lo lindas que son las nubes.
Hermione sintió como algo se contraía en su estomago y como el odio y la rabia volvían a inundar su interior. Odiaba a Malfoy y odiaba como se expresaba en todo lo que refería a ella.
Se quedaron en completo silencio, él caminaba y paraba de tanto en tanto, tras un árbol, ya dentro del castillo tras una armadura o a la vuelta de un pasillo. La situación era incomoda e irreal para ambos y ella solo rogaba porque el calvario terminara pronto. Odiaba sentir el palpitar pausado de Draco al estar apoyada contra su pecho, y llenarse del delicioso –aunque no lo admitiría jamás – perfume que usaba el chico.
De pronto Draco se detuvo frente a la puerta de la enfermería, con expresión completamente despreocupada miró a cada lado del pasillo.
-Ahora puedes quitarte el hechizo – dijo sin mirar a nada en particular. Hermione asintió y rápidamente tomó su varita y murmuró el contra-hechizo y poco a poco los colores volvieron a su piel y a sus ropas.
-Gracias… - dijo en voz baja la chica, sin atreverse a mirar al rubio, por lo incomodo y vergonzoso que se le hacía la situación.
De pronto, Draco la soltó y cayó con un golpe seco, directo al piso de piedra, ahogando un grito mezcla de sorpresa y dolor.
Y bueno, aquí partimos de nuevo con un nuevo Dramione. Quiero agradecerle a mi amiga Y bueno... aquí está el primer cap. Ya comencé el segundo, así que espero tenerlo listo pronto. Feliz Navidad a todos. Rominitap Moon
Mi pareja favorita, por lo que me alegra mucho escribir sobre ellos otra vez. Ahora pretendo intentar algo distinto, por lo que es un reto completamente para mi.
Este es mi regalo de navidad para ti, por eso lo subo este día.
