Hola a todes! Les cuento que este es mi PRIMER fic. Después de miles de años de leer ff's al fin me atreví a escribir uno, espero que lo disfruten tanto como yo he disfrutando escribiéndolo :)
Gracias a mi querida amiga Andi por ayudarme con las ideas y las correcciones 3
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Love, Clavito
PRÓLOGO
20 Enero, 2000
El paisaje era desolador, las tiendas y casas se encontraban en ruinas, las calles resquebrajadas y una nube de humo y polvo amenazaba con llevarse todo el oxígeno del ambiente. Las calles del Callejón Diagon, una vez abarrotadas de gente con sonrisas en sus rostros mientras paseaban, estudiantes ávidamente buscando sus materiales para su retorno a Hogwarts, parejas y familias sentadas en la Heladería Florean Fortescue y amigos pasando el tiempo en el Caldero Chorreante se encontraba totalmente destruido, demostrando una vez más aquella paz corrompida por una guerra que no parecía querer llegar a su fin.
Luna posó sus ojos sobre Ollivanders, o lo que quedaba de ella, recordando con un nudo en la garganta el momento en que compró su primera varita, cómo su padre la miró con orgullo una vez que fue elegida por ella. Su padre, arrebatado de su lado y asesinado por Mortífagos, sólo por ser fiel a sus principios y reportear las verdades del período oscuro por el que pasaba el mundo mágico.
Enfócate, Luna, estás en una misión importante
La verdad era que desde el instante en que se apareció junto a Neville y posó sus ojos azules en el infierno que parecía el callejón Diagon, se arrepintió profundamente de ofrecerse para llevar a cabo ese trabajo. El cual, igual que muchas veces anteriores, consistía en buscar sobrevivientes en un océano de cadáveres que, dispersos por las aceras, eran la última gota al vaso de desesperación que se respiraba en el lugar.
—Merlín, Luna, esto fue una masacre… Tenemos que encontrar a los demás cuanto antes, quizás será mejor que nos dispersemos— murmuró Neville intentando recobrar la compostura.
—No, no nos separemos, nunca sabemos si queda algún Mortífago escondido en alguna esquina o dentro de alguna de las tiendas, busquemos juntos, tienen que estar en algún lado.
Sin embargo, la rubia estaba casi segura de que no quedaba nadie con vida en el lugar.
Caminando con cautela pausaron a ver lo que alguna vez fue Flourish & Blotts, los libros tirados por doquier, dos personas desconocidas yacían inmóviles y Luna tuvo que apartar la mirada rápidamente después de visualizar la cara de horror que prevaleció en sus rostros al ser asesinados. A lo lejos, en una esquina, identificó los rizos color arena que pertenecían a Lavender Brown bajo los restos del techo de Sortilegios Weasley, con una opresión en el pecho corrió desesperada hasta el lugar, con Neville a su lado, sólo para quedarse estática frente al cuerpo sin vida mientras Neville intentaba sacarla del pedazo de infraestructura que había aplastado su cuerpo hasta el pecho.
—No, no, no, no… Lav, responde, ¡Lavender!— gritaba Neville —Ennervate, Ennervate… ¡Ennervate!
Sin palabras y con lágrimas que amenazaban con salir, Luna posó su mano en el hombro de Neville, y cuando éste se dio vuelta a mirarla, ella sacudió la cabeza. Otro más, la guerra se había llevado a otra compañera ¿Hasta cuándo seguirían contando las muertes? ¿Cuánta crueldad y sed de poder puede haber en un ser para destruir tantas vidas sin pestañear? Neville levitó el pedazo de infraestructura y se echó al hombro el cuerpo de Lavender para, como con tantos otros, enterrarla con dignidad.
—Encontremos a Justin y Ginny y salgamos de acá, no puedo más Neville, llevamos dos años en esto y estoy llegando a mi límite, la esperanza puede llegar hasta cierto punto y estoy a un paso de perderla—. Atrás había quedado la niña soñadora y despreocupada que la rubia había sido en sus años escolares, los horrores de la guerra habían corrompido su espíritu, y su rostro había adquirido una dureza y tristeza que sólo se profundizaba más en momentos como este. Lo cierto es que las risas eran escasas en estos días, Voldemort y sus seguidores se encargaban personalmente de ello.
Varita en mano, ambos jóvenes comenzaron a caminar, con Lavender a cuestas, por todos los rincones tocados por la batalla que se había desatado horas atrás. No había rastro de Ginny o Justin, el siempre alegre y esperanzado Justin Finch-Fletchey, con un espíritu incorruptible, una convicción que costaba igualar, y es que al ser hijo de muggles, esta lucha era sumamente personal. Ginny, por otro lado, tenía una personalidad que hacía juego con su cabello, el fuego en su interior irradiaba energía y calor a cualquiera que se atravesaba en su camino, su fortaleza y predisposición a luchar sólo se igualaba con la de Hermione, y juntas eran una fuerza de la naturaleza que pocas veces había visto.
Se sentía egoísta y no quería admitirlo, ni a sí misma ni en voz alta, pero las ganas de encontrar a la pelirroja eran infinitamente mayores a las de encontrar a Justin. Ginny fue su primera amiga, su sostén en momentos de tristeza, su fuente de esperanza cuando todo parecía derrumbarse a su alrededor; en el campamento de Resistencia Sur, ella representaba la fortaleza, Luna trabajaba en la estrategia, Harry era un líder nato e irradiaba esperanza, y Neville se había entrenado en medimagia y principalmente se preocupaba de los heridos, pero era un luchador como todos los demás.
Los demás miembros se habían convertido en grandes amigos y hermanos, junto a Michael Corner, Terry Boot, Padma Patil, Lavender y Justin hacían un equipo increíble, y el sólo hecho de saber que habían perdido a una, y quizás dos compañeros más iba a ser un golpe duro al alma de la Resistencia.
Neville caminaba a paso apresurado cargando el cuerpo de su compañera, sin reparar en que podría levitarla y su mirada consternada buscaba sin descanso a la pelirroja y al moreno; el chico torpe y asustadizo ya no existía, murió dos años atrás en la batalla de Hogwarts y, con varios centímetro más de estatura y destapada determinación se había convertido en un hombre valiente y con mucha más confianza en sí mismo, sin nunca perder la bondad y lealtad que lo caracterizaba. De pronto, el chico se detuvo abruptamente y Luna, caminando detrás de él chocó y perdió el equilibrio, cayendo sentada sobre la acera.
—Neville, qué…
—Arriba, en el techo del Apotecario. Luna ¡Es él! — Posando a Lavender cuidadosamente en el suelo junto a Luna, corrió y entre los escombros subió hasta llegar al cuerpo que estaba a la vista.
—Oh no, tanta sangre…— Dijo la rubia en un suspiro, e ingenuamente cruzó los dedos para que la sangre que cubría la mayor parte de su cuerpo no fuera suya. Poco probable.
En lo que parecieron horas, pero probablemente fueron unos treinta segundos, Neville se arrodilló frente al cuerpo y lo dio vuelta, comenzó a revisar las heridas e intentando encontrar pulso. En lo que pareció un milagro, exclamó
—¡Hay pulso! está vivo, Lu, ayúdame a bajarlo, tenemos que estabilizarlo antes de llevarlo de vuelta al campamento.
En un destello, se encontraban sacando bandas del botiquín que siempre llevaban en sus túnicas, junto al traslador de emergencia que los llevaría de vuelta en caso de necesitar una retirada. Los encantamientos sanadores intentaban parar la hemorragia que amenazaba con desangrar a Justin. Por los esporádicos espasmos que poseía, parecía haber sido víctima de la maldición Cruciatus y varios hechizos cortantes. El proceso debe haber llevado por lo menos una hora, pero finalmente lograron estabilizarlo, y aunque aún inconsciente, podrían llevarlo de vuelta vía traslador, aparecerse en ese estado no era opción viable.
Con un Wingardium Leviosa, Luna levitó a su compañero mientras Neville recogía a Lavender con delicadeza, como si se fuera a romper en cualquier minuto.
—Neville, Ginny…
—Lo sé, la encontraremos, rendirnos no es una alternativa
Retomaron rumbo, y Luna, evitando los escombros y los cadáveres, seguía mirando a todos lados con aún más angustia pensando en su amiga, su posible paradero y estado. De pronto, una mano agarró su tobillo y, tropezando, gritó con fuerza.
Con una mezcla de miedo y desconcierto, se dio vuelta para ver un cuerpo en el suelo, un ligeramente familiar cabello rubio que, a pesar de estar cubierto de tierra era casi blanco, tenía su mano firmemente agarrada de su tobillo izquierdo.
—Espera, Nev— Se agachó al lado de la persona, y con fuerza lo dio vuelta para encontrarse con unos ojos grises que no había visto hace muchos años, su rostro cubierto con una mezcla de tierra y sangre, y la respiración entrecortada. Oh, no.
Draco Malfoy yacía acostado en una esquina, su apariencia aristocrática inexistente, al igual que su permanente sonrisa burlesca y su mirada de superioridad. Estaba hecho un desastre, y Luna, en su infinita compasión y sin importar que lo más posible es que fuera del bando enemigo, lo miró a los ojos.
—Draco Malfoy— murmuró simplemente.
—Escucha… no…intent-té deten…— su respiración era superficial, como si el aire no le llegara a los pulmones y su voz era apenas audible —eran muchos, n-no pude… ayuda, Weaselette… sec-secues…—y cayó inconsciente.
—¿Weaselette? Qué…—pero las palabras no salieron de su boca, abrió los ojos, comprendiendo, y miró a Neville — ¡Ginny! ¡Neville, Ginny fue secuestrada! Malfoy, Malfoy… por Merlín, Draco, ¿Dónde?
Pero el rubio estaba desfallecido.
—Tenemos que llevarlo al campamento, no podemos dejarlo acá, está en muy mal estado…
—Luna, Malfoy es un Mortífago, no podemos llevarlo, pondríamos en peligro a todo el campamento y la Resistencia—dijo Neville
—Es un ser humano, podemos curarlo y tenerlo prisionero, pero no lo voy a dejar acá hacia una muerte segura— Luna hablaba tan rápidamente que sus palabras eran casi inentendibles.
—Pero…
—¡Neville Longbottom! No estoy preguntando, lo llevaremos, además…— suspiró —Si Ginny realmente está secuestrada puede darnos información.
Con resignación, Neville asintió y Luna lo levitó junto a Justin, sacó el traslador de su túnica y lo activó. Con fuerza, fueron succionados por el objeto y desaparecieron del lugar.
