Disclaimer: ay, llevó tanto tiempo sin estrenar historias que no sé cómo hacer esto. Bueno, allá vamos... Mi situación financiera sigue siendo bastante precaria, mi horario laboral es un asco y ninguna eurodiputada va a hacer ningún comentario a lo largo del fic. Todo esto lleva a que no soy JKR, es ella la que tiene el mérito de haber creado todos estos personajes... y de haber malcriado a algunos de ellos también.
Hola, hola. Feliz 2009 y todas esas cosas...
Sí, nuevo año, nuevo fic. Me gustaría decir nuevo capítulo de fic antiguo pero eso se me ha complicado un poquito... Así que he decidido publicar esta colección de historias sueltas sobre las chicas de Slytherin.
Bueno, colección... de momento sólo son dos. ¡Pero el segundo es bien largo!
Ya os daré bastante la lata en las notas del final, así que sólo una pequeña aclaración: la primera y la segunda no están ordenadas cronológicamente. Es decir, esta primera escena estaría situada en el quinto libro mientras que la segunda es del cuarto.
Sin más, disfrutad de la historia.
Palabras: 3.538.
Bad girls go to Slytherin 1.
Sabores.
Sophie Ropers no sabría precisar exactamente cómo empezó aquella ridícula discusión, sólo sabía que tenía que alejar a sus amigas del centro de Hogsmeade antes de que Hogwarts entero comprendiera que la banda de Slytherin no estaba tan unida como ellos pensaban.
-¿Y si vamos a tomar un granizado? –propuso la castaña sangre limpia tratando de calmar los ánimos.
-No es tiempo para granizados, estúpida. Nos resfriaremos –desdeñó Pansy con su habitual tono de princesa consentida.
-Los resfriados se cogen por culpa de virus, no por beber cosas frías –replicó Tracey Davis con tono sereno aunque cortante.
-Sí, ya bueno. Eso decís los Muggles... Seguro que te lo contó tu madre la Sangre Sucia –contestó la morena con un exasperante tono de superioridad.
-En realidad, me lo explicó Snape –el tono de Tracey fue tan jovial, que Sophie supo lo que diría a continuación-. Fue cuando nos pilló a Draco y a mi dándonos el lote en el lago...
Por supuesto, eso no era cierto. A Tracey no le gustaba Draco, puesto que los rubios no eran su tipo para nada y el joven Malfoy se hubiera castrado así mismo con una tenaza de escroguto antes que vincularse sexualmente a una mestiza.
Ante una puñalada como esa, Pansy podía reaccionar de dos maneras. La primera, y más habitual, era que, sin abandonar su actitud despreciativa, asegurara que Draco jamás se liaría con una mestiza como ella.
Sin embargo, aquel día la morena optó por una vía un poco más radical: dejó escapar una especie de siseo antes de intentar lanzarse a la yugular de su compañera. Y lo hubiera conseguido si Millicent no la hubiera parado.
En cuestión de fuerza física, ninguna fémina podía compararse con Millicent. Era alta, con hombros anchos de estibador de muelles y brazos bastante musculosos que le proporcionaban una asombrosa fuerza.
Pansy la consideraba algo así como su mejor compañía entre las chicas, ya que a su lado la menuda morena se sentía femenina, frágil y delicada.
Sólo había una cosa en la que la autoproclamada líder de las serpientes envidiaba a Millicent: su larga melena negra. Principalmente, porque el pelo de Pansy era tan fino que se quebraba con facilidad, por lo que no podía llevarlo largo por muchas pociones que usara para tratar de remediarlo. Sin embargo, el de Millicent era fuerte, sano, sedoso y caería en una fabulosa cascada de rizos si ella no se empeñara en amarrarlo en una gruesa trenza.
Era como si creyera que su tosca apariencia le quitaba el derecho a presumir de su melena... Y, estando Pansy de por medio, fijo que eso era exactamente lo que creía.
Por su parte, Sophie se situó al lado de Tracey y le indicó que lo más sensato sería que dejara de buscar a Pansy con el tema de Draco.
La mestiza de pelo caoba rodó los ojos con aburrimiento: mentar las actividades sexuales de Draco con todas las Sangre Pura de la escuela (excepto Pansy) era una navaja tan afilada que no renunciaría a ella hasta que se deshiciera en óxido.
-Pansy, tienes pinta de estar sedienta. Creo que debemos hacer lo que sugirió Sophie e ir a tomar un granizado. Yo te invito –esta vez Pansy no pudo negarse. Y no sólo porque la morena no supiera renunciar a las cosas gratis, sino porque jamás habría podido rechazar una invitación de Daphne Greengrass.
La mayoría de las personas pensaban que Pansy era la líder de la banda de Slytherin. ¡Estúpidas! Pansy, tenía la clase de personalidad que la hacía ser siempre el centro de atención, estar siempre en el centro de los focos. Sin embargo, carecía de la astucia y grado de enrevesamiento necesario como para ser la abeja reina por excelencia.
Por no mencionar su falta de diplomacia.
Curiosamente, esas eran las cualidades que definían a Daphne. De hecho, la rubia era la quintaesencia de lo que buscaba Salazar Slytherin cuando fundó la casa de las serpientes (o lo que la leyenda decía que buscaba): astucia, misterio, cierto desdén por las normas, tan diplomática que podría mandar a alguien al infierno con tal cortesía que resultaría grosero rechazar el viaje, inventiva, determinación...
La única "lacra" entre las cualidades de Daphne era que en vez de hablar Pársel, era aficionada a un lenguaje más raro y complejo todavía: el de las matemáticas. ¿Aficionada? Más bien las adoraba, pero no las matemáticas que se daban en la escuela de Hogwarts, esa simple Aritmancia, no.
Daphne amaba las matemáticas de los Muggles. Las de las raíces cuadradas, los logaritmos y las ecuaciones cúbicas. La rubia decía que resolver dichos ejercicios la relajaba. Incluso se había comprado una calculadora de esas científicas que podían llegar a resolver integrales simples...
Aparte de eso, manipular a Pansy era su otro hobby preferido. Y lo hacía tan maravillosamente bien que la morena de pelo corto estaba convencida de ser la hembra alfa de Slytherin. Bueno, ella y el resto de la escuela.
-¿No te molesta? –le había preguntado Terrence Higs en una ocasión.
-¿Por qué desengañar a los crédulos? –Daphne se encogió de hombros con aparente desinterés. Sólo cuando el jugador de Quidditch alzó una ceja, la rubia esbozó una sonrisa juguetona-. Es divertido ser el poder en la sombra. La titiritera que maneja los hilos.
Pero aparte de eso, las notas de Daphne no eran especialmente brillantes. No porque fuera estúpida, sino porque un Slytherin que se preciara jamás desperdiciaría sus energías en cosas que no le resultaran interesantes o placenteras. O beneficiosas a largo plazo.
Cualquiera señalaría que unas buenas notas podrían hacer que uno gozara del beneficio de un futuro brillante, pero cuando eres la heredera de una de las mayores fortunas del mundo (y no sólo del mágico) tu futuro no lo cambian las calificaciones de un examen. Ni de dos.
En cuanto a su relación con Pansy, la rubia era la única de su curso a la que la princesa de Slytherin consideraba su igual. Después de todo, ambas eran Sangre Limpia adineradas y podían expresarse con mayor sensibilidad que sus compañeras menos favorecidas económica o genéticamente.
Sin embargo, no la gustaba mucho que la vieran junto a ella, ya que la resplandeciente belleza de Daphne no era el complemento ideal para la de Pansy, puesto que la eclipsaba. Aunque, a favor de la rubia, ella solía mantenerse en segundo plano... desde donde podía manejar más sutilmente los hilos.
Sophie Ropers también era de Sangre Limpia, pero una Sangre Limpia de segunda fila. Para empezar, porque había algún esqueleto de mestizo en su armario pero la más importante razón en ese caso era el hecho de que Sophie fuese la única Slytherin que jamás podría meterse con la falta de dinero de los Weasley, puesto que ella era más pobre que ellos.
El padre de Sophie, Salomon, fue el dueño de una de las prósperas fábricas textiles de la zona de Barnsley... hasta que la industria de la zona empezó a quebrar y la familia se fue directa a la bancarrota. Tanto es así que a duras penas consiguieron reunir el dinero para que su hija fuera debidamente equipada a Hogwarts.
Entiéndase por "bien equipada" a "con una selección de túnicas de última moda que le provocaba envidia a la misma Pansy". Por supuesto, Salma Ropers, antigua reina de la belleza de Beauxbatons, no permitiría que su hija fuese a la escuela vestida con ropa de segunda mano. Los libros sí podían ser prestados, las túnicas jamás.
Por supuesto, si pusieron tanto interés en que su hija estudiase en una buena escuela fue porque en ella habían puesto sus esperanzas de salir de la ruina. No gracias a la educación que iba a recibir allí, sino a los jóvenes herederos a los que ella podría echar el lazo.
Pero para su desgracia, Sophie no daba el perfil de una cazadora-de-hombres. Era insegura, tímida con los chicos y no especialmente guapa. Oh, sí, resultaba mona con su pelo castaño, sus ojos oscuros y su cutis de porcelana, pero era una belleza anodina, de esa que debe ir siempre muy puesta para atraer la atención.
Por eso su madre asumió personalmente la hercúlea tarea de que su hija estuviese siempre radiante. Bueno, personalmente... En realidad, contrató una elfina experta en peluquería y estética para que se ocupara de que Sophie estuviese radiante las veinticuatro horas del día.
Sin embargo, Sophie sólo le prestaba atención a dos cosas, las más importantes de su aspecto: su pelo y la depilación.
En el caso del primero, porque para su desgracia su cabello se parecía mucho al de Hermione Granger. Era fosco y siempre estaba encrespándose, así que para que Pansy no las comparara, todas las mañanas se levantaba dos horas antes que sus compañeras a fin de que su elfina la dejara el pelo liso y brillante y quitara cualquier rastro de vello nacido durante la noche.
Lo de la depilación, podría parecer una simple cuestión de higiene, pero en el mundo de los magos y brujas de sangre pura era, como todo, una cuestión de estatus.
Se decía que las Brujas de la Antigüedad no tenían más pelo en el cuerpo que el cabello, las pestañas y el vello de las cejas y que fue al mezclarse con Muggles, cuando empezaron a padecer sus deficiencias vellosas.
Sophie siempre pensó que eso era una leyenda estúpida, hasta que llegó a Hogwarts y comprobó de primera mano que ni Pansy ni Daphne tenían vello mientras que Tracey y Millicent (sobre todo la segunda) sí.
Fue entonces, cuando depilarse se convirtió en obsesión. Una que estaba dejando ciega a su pobre elfina, que lo pasaba fatal tratando de localizar el finísimo y rubísimo vello de Sophie.
Una que hacía mucha gracia a Tracey Davis.
Para ella, todas aquellas tradiciones eran algo completamente nuevo ya que se había criado en el mundo Muggle debido a sus padres. O mejor dicho, a su madre.
Ella era una Sangre Sucia que había cometido el estúpido error de enamorarse de un Sangre Limpia casado y, no contenta con ello, se había quedado embarazada de él. Por supuesto, a él ni se le había pasado por la cabeza reconocer a Tracey, ya no hablemos de dejar a su mujer...
Por la casa de Slytherin, corrían los más variopintos rumores sobre la identidad del padre de Tracey. Pansy tenía la teoría de que su compañera mestiza era la hermana bastarda de Roger Davies...
-Después de todo, sus apellidos se parecen mucho. Davies... Davis... –solía decir la morena.
Aunque Tracey, señalaba que era el apellido de soltera de su madre. El resto, era pura coincidencia. Después de todo, el suyo era un apellido muy común... Aún así, a ninguna serpiente le pasaba desapercibida la rabia con la que su compañera miraba al Capitán del equipo de Ravenclaw.
El caso es que nadie entendía como el Sombrero Seleccionador había colocado a una bruja bastarda, mestiza y con más conocimientos del mundo Muggle que del mágico en la purista, clasista y antimuggle Slytherin. Es decir, hasta que la oía hablar.
Tracey, con su pelo caoba y su manía de vestirse en vaqueros cuando iban a Hogsmeade, podía parecer una de "los otros", pero hablaba y se comportaba como una auténtica Slytherin.
Era manipuladora, retorcida, astuta, inteligente y no tenía el menor problema en servirse de todas sus armas con tal de lograr sus objetivos. Aunque durante sus primeros años, Tracey ocultó esas cualidades y se limitó a ser una sombra que reía todas las bromas de Pansy.
De hecho, aún lo seguía haciendo pero sólo cuando las bromas tenían realmente gracia. Si no las tenían, si no eran más que crueldad gratuita, Tracey no tenía el menor problema en debatirlo con Pansy. Es decir, cambiando "debatirlo" por "usar cualquier excusa para intercambiar insultos relacionados con sus mutuos estados de sangre".
Y eso era precisamente lo que había pasado momentos antes: la panda de chicas de Slytherin se había cruzado con Cho Chang que iba de parejita con Harry Potter y Pansy no se había resistido a comentarle a la oriental que sus gustos caían en picado.
Y Tracey había saltado como un boggart al abrir la puerta de un armario.
-¿Pero por qué te molesta tanto que me haya metido con ellos? –saltó de pronto Pansy, mientras esperaban que el camarero les sirviera sus granizados.
-Porque te has pasado. La pobre de Chang lo ha pasado muy mal... No está bien que uses el nombre del pobre Diggory en vano. Es de muy mal gusto... –razonó la bruja mestiza.
-Sí, sí. Ya, ya –cortó Daphne tratando de introducir una nota de humor con la que disipar cualquier rastro de tensión que pudiera quedar mientras repartía los granizados entre sus amigas-. Lo que pasa es que te gusta Potter y te ha sentado mal que Pansy se metiera con tu amorcito.
-Vale, lo admito. Le amo locamente. –Afortunadamente, Tracey era de las que pillaban las cosas al vuelo y sus enfados no duraban mucho tiempo-. ¿Y sabéis por qué? Porque... "I NEED A HERO I'M HOLDING OUT FOR A HERO 'TIL THE END OF THE NIGHT".
-Tracey, cielo, ya te he dicho mil veces que me da igual que seas una mestiza de origen bastardo pero no soporto que cantes. Perdón. No soporto que berrees. ¡Así que no lo hagas! –ordenó Sophie que casi se había tirado por encima su granizado del susto que le dio su amiga.
-Nunca queréis que haga nada divertido –Tracey agarró su vaso y sorbió fuertemente por la pajita.
Pansy arrugó la nariz ante el gesto tan poco elegante. Sin embargo, cuando habló con su tono más conspirador, no fue para referirse a eso.
-Pues yo creo que tienes probabilidades con Potter: sólo tendrás que resaltar esos reflejos rojizos que tienes en el pelo para que su complejo de Edipo le arroje a tus pies.
-Te lo has tomado realmente bien –Tracey observó a la morena con suspicacia-. ¿Qué crees que vas a sacar tú de ello?
-¿Bromeas? ¡Vería a la casa Gryffindor en pleno y a los Weasley en particular penando porque su Niño de Oro se ha pillado por una serpiente! Aunque en tu caso, Tracey, tu eres más una culebrilla que una serpiente.
-Estás tan obsesionada con los Weasley que a veces pienso que realmente amas a uno de ellos y no a Draco –cuando todas sus compañeras la miraron, Sophie comprendió que había hablado en voz alta-. Esto... Pansy, no he querido decir eso. ¡Ha sido el granizado! Lo he bebido muy deprisa, se me ha subido al cerebro y he dicho algo que ni de lejos pienso...
-Una soberana estupidez –completó Pansy.
-Exacto –convino la castaña.
Aunque cuando la autoproclamada líder de las chicas de Slytherin bajo la vista para deleitarse con su granizado, las otras serpientes intercambiaron unas miradas que venían a decir que no veían esa idea tan descabellada.
-¿Qué tal si nos sentamos aquí? Es el sitio favorito de Pansy –Daphne señaló uno de los más coquetos rincones de Hogsmeade: un mirador desde el que se disfrutaba de una magnifica vista de todo Hogwarts rodeado de rosales, con un hechizo de calefacción permanente incluido.
La verdad es que Pansy odiaba ese lugar en concreto, pero Daphne siempre alababa su buen gusto al escogerlo de tal manera que no podía admitirlo. Por supuesto, en realidad era a la rubia a quien le encantaba ese sitio.
Todas tomaron posiciones en sus lugares habituales, para disfrutar de sus granizados. Pansy en el centro del banco, el lugar de honor, Daphne a su derecha y Millicent a su izquierda. Sophie, en el apoyabrazos del lado de Daphne y Tracey en una roca en el suelo.
Sophie le lanzó una mirada de preocupación a su mejor amiga, como siempre que se sentaban allí, pero Tracey sonrió y se ejecutó un hechizo que hacía las veces de gafas de sol.
El banco estaba a la sombra, pero su roca estaba al sol y a la serpiente mestiza le encantaba estar morena. Todo lo contrario que sus compañeras, que sabían que un cutis blanco y de porcelana era lo único bien visto por la sociedad mágica.
-Se me acaba de ocurrir una cosa... –Millicent empezó a hablar con expresión dubitativa.
-Ay, Merlín –suspiraron sus amigas. La verdad es que las bebidas frías provocaban que la robusta morena se pusiera filosófica.
Viendo que ninguna de ellas la interrumpía, Millicent se animó a exponer su nueva idea inspirada por su granizado.
-¿Sabéis esa chorrada qué les suelta Dumbledore a Pansy y Tracey cada vez que se pelean?
Las aludidas rodaron los ojos. Desde que Tracey había empezado a enfrentarse a la morena, Snape parecía haber descubierto algún sádico placer en enviarlas al despacho del Director para que este les explicara que pese a sus dispares orígenes ambas eran iguales.
Ambas estaban de acuerdo en que preferirían que su Jefe de Casa las Cruciara. Ninguna entendía porqué las charlas de Dumbledore no estaban incluidas en el catálogo de Torturas.
-Pues bien, se me ha ocurrido que ahora entiendo lo que quiere deciros –prosiguió Millicent obviando los gestos de las otras dos-. Las personas somos en realidad como los granizados: da igual que seamos Muggle, Sangre Sucias, Mestizos o Sangre Pura porque en el fondo, todos somos agua, hielo y saborizante.
-Qué profundo, Milli –a nadie, ni siquiera a la morena, se le escapó el sarcasmo de Tracey.
Pese a que ambas eran Mestizas, no se llevaban bien, principalmente por la manía que tenía Millicent de ocultar dicho origen.
-Pero los mejores son los de menta –observó Daphne después de unos momentos de silencio.
-¡No digas estupideces! –exclamó Pansy con tono ofendido-. Los mejores son los de ciruela...
-¿Por qué? Porque Draco sabe a ella... –bufó Tracey con tono irónico-. Si ya decía yo que tenía exceso de hormonas femeninas y por eso no tiene vello en la cara...
-Tracey, que Draco no tenga barba no tiene que ver con un exceso de estrógenos de esos. Es porque tiene dieciséis años... –opinó Sophie sensatamente-. Pero en cualquier caso, los mejores son los de Té verde.
-¿Sabes qué acabas de sonar como tu madre? –Se burló Pansy, molesta porque la llevara la contraria-. No sé como te puede gustar el té. Es tan amargo...
-¿Ciruela verde? Te gustan tanto los dulces que vas a terminar con unas caderas más anchas que las de Millicent –contraatacó la Slytherin castaña.
-Hola. ¿Os habéis vuelto locas? –Interrumpió Tracey-. Está claro que la manzana Grannie Smith es la mejor. Porque son ácidas. Sexy. Pecado Original. Adán y Eva... ¿Os suenan?
-No –replicaron todas las Sangre Pura con tono tajante.
Millicent también asintió, pero a destiempo porque estaba rebañando su granizado.
Y porque se olvidó de que tenía que fingir que no sabía quiénes eran Adán y Eva.
-¿Y tu Millicent? ¿Qué opinas? –preguntó Pansy de forma retórica, ya que la robusta morena apoyaría a la más menuda en todo momento.
-Ciruela verde, claro –confirmó Millicent.
-¿Y de qué sabor era el que te estabas tomando tú? No era color ciruela –interrogó astutamente Daphne, poco dispuesta a dar su brazo a torcer.
-De pistacho –admitió la joven, bajando la mirada.
-Entonces, ¿ese es tu sabor favorito? –prosiguió la rubia, tan implacable en su interrogatorio como el más experimentado de los aurores.
-Sí, supongo.
-¿Supones o lo es? –insistió Tracey.
-Lo es –confirmó la morena.
-¿Y si es tu sabor favorito es porque piensas que es el mejor, no?
-¿Por qué no la dejas en paz? –intervino Pansy, molesta porque estaban a punto de arrebatarle su "triunfo".
-¿Por qué no la dejas pensar por sí misma?
Pansy rodó los ojos, como si pensara que su rubia compañera acababa de pedirle bombones de chocolate con menta al sauce boxeador.
Entre tanto, y con un susurro entrecortado, Millicent confesó que el pistacho era su sabor favorito en el mundo entero.
Para esos momentos, Tracey y Pansy ya estaban en pie y dispuestas a reanudar el enfrentamiento que las obligó ir a tomar un granizado para aliviar la tensión. ¿Y todo por qué? Porque a Millicent se le había ocurrido reflexionar, no era tan raro que la pobre no quisiera hacerlo muy a menudo, viendo los caos que era capaz de organizar.
Era una suerte que Daphne estuviese allí para controlar la situación:
-Bueno, una cosa está clara: aunque, como dijo Millicent, todos somos agua, hielo y saborizante... Los que llevan el colorante verde son los mejores –y la rubia alzó su vaso, de un color muy parecido al del emblema de Slytherin, con una sonrisa conciliadora-. ¿Por el verde?
Tracey y Pansy intercambiaron miradas de "¿te das cuenta de que nos está manipulando?", pero ambas eran demasiado pragmáticas como para arriesgarse a sufrir una derrota cuando podían obtener un honroso empate.
-¡Por el verde! –brindaron ambas mientras Sophie y Millicent se unían al brindis con una sonrisa de alivio.
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Aclaraciones.
Principalmente son aclaraciones sobre personajes, ya que estoy segura que de las cinco chicas que aparecen, a un buen número de personas sólo les van a sonar dos: Millicent y Pansy.
Lo de Pansy es muy curioso, efectivamente sobre ella hay bastante cannon, pero casi todo es referente a sus apariciones estelares en la escuela puteando el trío de oro. Nada sobre sus padres, excepto que son Sangre Pura, se presupone que ricos e influyentes. ¿No debería haber más información sobre la princesa de Slytherin?
En cuanto a Millicent, es la segunda de la que más información hay, sin embargo, no está confirmado su estatus de sangre. Según una entrevista que JK concedió a la BBC, podría ser mestiza... Pienso jugar bastante con esa ambigüedad.
En cuanto a Daphne, lo único cannon es que es la futura cuñada de Draco Malfoy. ¿Probabilidades de ser la verdadera abeja reina de Slytherin? Nos llevan vendiendo que los Slytherin son gente astuta, fría y calculadora mientras que según JK, Pansy es "estúpida, sin personalidad y obsesionada con las cosas superficiales".
¿Os sigue casando Pansy en el papel de líder después de leer eso? Sólo en el caso de que el resto de las chicas fueran todavía más descerebradas que ella. Me niego a creer que en una casa en la que se presume de astucia no haya una sola mujer inteligente y me niego a creer también que al menos una no haya coincidido en el curso de Harry.
Y me gusta creer que esa chica dejaría a Pansy disfrutar de su falso liderazgo mientras ella mueve los hilos desde las sombras. Y me gusta que esa chica sea Daphne porque es la única que podría estar en superioridad de condiciones respecto a Pansy.
En cuanto a Tracey Davis, nunca ha tenido aparición en los libros, pero su nombre figura en una lista que JK mostró en el documental "Harry Potter and me". Lo curioso es que unos dicen que su apellido es Davies (diccionario. Org) y otros Davis (lexicon).
Curioso porque en caso de que fuera Davies, su apellido coincidiría con el de Roger Davies. ¿La hermanita pequeña cuya envidia la mandó a Slytherin? Demasiado simple. He preferido jugar más con ello.
Por último, Sophie Ropers... Ella ha salido de un artículo de Diana Summers para el Lexicon (http : / /www .hp-lexicon .org / essays /essay – secrets –of-the-classlist .html). Forma parte del grupo de alumnos del mismo año de Harry de los que sólo se sabe el apellido (Ropers) y la primera sílaba de su nombre (So).
Os recomiendo que leáis el artículo. Hay alguna cosa en la que no coincido y no se considera Cannon, pero aún así vienen otras que pueden resultar bastante útiles a la hora de montar un fic con personajes de los que hay poca información.
Y eso es todo, porque como me alargue más, mis notas serán más largas que el fic.
Disfrutad del segundo capi.
Carla Grey.
Orgullosa Lupina. MOS. Hermana de Mya, Paula & Maru Malfoy. Tía de Azi Black & Mai. Paciente de Serenity. Hija política de Veronika. Emperatriz consorte de Alonning. Ahijada del hada madrina Noriko. Prima de Miss Molko e Inna. Miembro de las 15 de Mey. Amiga por correspondencia de una miembro de LODF. Pariente de Anvy Snape. Casi pariente de Libertad, la amiga de Mafalda. Chica del espejo de lujuria de Dreaming. Hermana Escorpio de Moony Lunática. Musa de Mika_Granger. Ganadora de dos premios anuales de HA. Luz al final del túnel de Deathkisse. Creadora del amor platónico de Liesl Von Kaulitz. Alumna de la Casa de Ravenclaw en HA. Autora de la versión de Sirius favorita de Elarhy, Fd-Potter y Karen Black.
Y tardona sin remedio.
