Esta es una historia alterna escrita solo para entretenimiento, basado en el anime de Kyoto Misuki. Las situaciones y actitudes de los personajes son producto de mi imaginación y autoría.

Un Compromiso

Capítulo I.

En Nueva York, los actores principales de la compañía Straford ensayaban la obra de teatro "Romeo y Julieta", para el inicio de su temporada en los días siguientes. Todos estaban presionados por el gran estreno, pero el actor principal se sentía particularmente nervioso. Su novia iría hasta allá a verlo. Por esa razón, Terry Grandchester quería que su Romeo fuera perfecto.

La actriz que interpretaba a Julieta, Susana Marlowe, también se sentía nerviosa. Hacía unos días, le había confesado a Terry que lo amaba profundamente. Había luchado contra ese amor, pero la realidad era que desde que lo vio, cayó enamorada, y al tratar con él, en los largos ensayos, su amor no había hecho nada más que crecer y crecer. Interpretar a Julieta le dio valor para confesarle sus sentimientos, pero tal como lo esperaba, él la había rechazado. Sabía que él tenía novia, que incluso vendría a la obra, y que no tenía ninguna esperanza de quedarse con él.

Candy. Ya alguna vez la vio y trató de alejarlos, sin éxito. Una pequeña voz en su ser le decía que no perdiera la esperanza, que ella no le era indiferente a Terry. Pero esa voz, la parte más enamorada, disminuía con la voz de la sensatez. Su único consuelo era demostrarle su amor, aunque fuera tras el disfraz de Julieta Capuleto.

Era el turno del ensayo de una escena de Romeo. Terry caminó al centro del escenario para decir sus líneas.

-Disculpen, pero ¿podríamos ensayar mi escena con Susana? Es que ya es muy tarde y quisiera irme pronto para visitar a mi madre en el hospital. – pidió la actriz que interpretaba a la nodriza de Julieta.

Robert miró a Terry, pero él accedió. Asintieron con la cabeza, de cualquier manera, seguirían ensayando por un largo rato más. Susana vio que aceptaron y caminó al escenario para hacer su escena.

Terry la miraba ensayar. Se sentía culpable por haberla rechazado, pero no quería pensar en eso. Quería concentrarse en ser el mejor Romeo posible. Pensó que Susana era la Julieta perfecta, ella era en verdad una gran actriz. Sonrió, así era justo como había imaginado a Julieta siempre. De repente, Terry miró arriba de Susana. Una luz, arriba del escenario y justo encima de la cabeza de Susana, se movió peligrosamente. Y, en ese instante, la luz cayó.

-¡SUSANA! – gritó Terry.

Él era el más cercano a donde estaba Susana, así que corrió hacia ella y la empujó. Ni siquiera tuvo tiempo de pensarlo, solo lo hizo. Susana cayó muy cerca de Terry, pero él la había salvado. La luz había caído encima de la pierna de Terry. Susana corrió hacia él, igual que el resto de la compañía teatral. Susana tomó su cara entre sus brazos.

-¡Terry! ¡Terry! ¡Reacciona, por favor! – gritaba Susana. -¡Hagan algo! ¡Hay que llevarlo al hospital! – gritó mirando a los presentes. Los hombres trataban de quitar la pesada luz de la pierna de Terry.

Susana pensó en cómo Terry, su gran amor, la había salvado. Rogaba y rezaba por la vida de Terry, sabía que, sin él, ella no podría vivir, se moriría de amor.

Chicago

Albert caminaba por el departamento de un lado a otro. Ya casi llegaría Candy a casa. Se sentó en el comedor para tranquilizarse.

-No puedo decírselo. Sería demasiado egoísta de mi parte. – dijo Albert, analizando por milésima vez sus emociones.

¿Cuántas noches pasó en vela preguntándose si en verdad amaba a Candy? ¿Cuántos minutos de esas noches intentó convencerse de que, no estaba bien, que no debía amarla como la amaba y que debería conformarse solo con su amistad? Había demasiados puntos en contra. No sabía si podría ofrecerle algo y lo más importante, Candy amaba a otro. Un actor, el hijo de un duque, un rebelde que vivía en el corazón de Candy desde hacía ya mucho tiempo. Él estaba seguro del amor sincero que Candy le profesaba a Terry, lo veía en la emoción en su rostro, cuando hablaba de él.

Además, según Candy, Terry y él eran amigos. Se rascó la cabeza, cansado y derrotado. Sabía que tenía muchas razones para ocultar sus sentimientos hacia Candy, pero la que más le importaba y pesaba en él era el conocimiento absoluto de que Candy no le correspondía. Y lo que más quería, por encima de cualquier cosa, era que esa enfermera rubia y de corazón gigante, fuera feliz. Si su felicidad era Terry, él no podría ser un obstáculo jamás. Se aferró a la esperanza de recuperar la memoria y que eso le trajera algún consuelo. El sonido de la puerta lo sacó de sus pensamientos. La muchacha de sus sueños, Candy, acababa de entrar.

-Ya llegué a casa, Albert. – dijo, caminando a abrazarlo. Albert nunca se sentía mejor como con Candy entre sus brazos.

Continuará…

¡Hola! Después de iniciar esta historia en el 2014, finalmente regresé para editarla y terminarla. A veces no puedo creer que han pasado 6 años desde que empecé esta pequeña historia, pero no quiero dejarla inconclusa y quiero mejorarla en el camino. Muchas gracias por sus reviews a lo largo de estos 6 años, siempre han sido muy bien recibidos en mi corazón y un gran apoyo para continuar la historia. Cualquier comentario o sugerencia, déjenme un review!