Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi

Advertencia: Lemon


.

HOMBRE MÍO

.

No puedo creer que estoy aquí con él. No sé qué me ocurre, pero hoy lo quiero para mí. El deseo se eleva en mi cuerpo como si de un virus expansivo se tratara.

No lo había notado, pero es demasiado atractivo, esos preciosos y enormes ojos azules, su cabello castaño y su increíble cuerpo me están enloqueciendo.

Llegó de visita o al menos eso dijo. En el fondo quiero creer que vino solo por mí. Aunque me pregunto ¿cómo logró hallar mi casa si cuando me reencontré con él en aquel bosque, se olvidó de mí en minutos? No lo sé y ahora tampoco me importa.

Desde que lo vi parado a las puertas del dojo, despertó en mí a la mujer de sangre caliente que se mantenía en un constante letargo, resguardada de los idiotas insensibles, más bien, de ese idiota insensible.

A mis diecinueve años no había sentido esa atracción carnal con nadie, bueno, con mi prometido sí, pero es pasajero. A Ranma lo miro, lo admiro, me dan ganas de tocarlo, de besarlo y me imagino su cuerpo sobre el mío, pero todo deseo o sensación se desvanece cuando pienso que hasta en momentos así de íntimos, me ofenderá con los dolorosos apelativos con los que juzga mi aspecto. La burbuja siempre se rompe y controlo a la perfección cualquier resquicio de anhelo que sienta por él.

Con Shinnosuke es distinto.

Se presentó poco cambiado, su vestimenta era distinta, más informal. No era la del guardabosques que conocí en Ryugenzawa, era solo un chico de mi edad enfundado en pantalones oscuros y camisa de manga larga. Seguía teniendo la cinta blanca alrededor de su cabeza y su pequeña coleta se mantenía ahí. Pero lo que me generó un agradable escalofrío y erizó mi piel fue la expresión de su rostro. Sus hermosos ojos me miraron con decisión, su mirada penetrante llegó hasta mi corazón y lo hizo latir alocadamente, y cuando habló, su voz me hipnotizó como las sirenas a los marinos. Se había convertido en un hombre demasiado atractivo, un adonis olvidadizo.

Pasamos juntos todo el día, obviamente con la familia cerca. Nuestra especialidad siempre ha sido tratar a los invitados como se merecen. Le ofrecimos hospedaje, comida y compañía.

Durante la cena me di cuenta que me miraba mucho, algo me decía que me recordaba a la perfección, o más bien recordaba nuestro encuentro al desnudo en el bosque de las criaturas gigantes. Lo descubrí varias veces mirando mi escote y mis piernas. Admito que cuando lo noté, hice todo lo posible por levantarme con la excusa de buscar condimentos olvidados, para que me mirara y me hiciera sentir deseada como nadie lo había hecho nunca.

No, ni siquiera Ranma era capaz de mirarme así y cuando creía que lo hacía, simplemente lo negaba y me hacía saber que jamás sentiría atracción por "una marimacho con pecho plano, torpe y nada femenina".

Menos mal que ahora ese bobo no está en casa, se marchó a entrenar con los chicos y el maestro Hapossai; así no tendré que soportar sus escenas de celos para enseguida, aguantar sus ofensas.

Hoy quiero sentirme linda, atractiva, deseada, sentir que a alguien le importa, que a alguien le gusto como mujer, pero sobre todo quiero que ese alguien me repita esas frases de amor que me dedicó en Ryugenzawa y que en su momento rechacé, hoy quiero escucharlas muchas veces porque mi corazón lo necesita.

Hace una hora que todos se fueron a dormir, algo me dice que esta noche será distinta para mí. Me he duchado y me he colocado en el cuerpo mi crema corporal favorita. No me he puesto la pijama, solo me he colocado una de mis diminutas faldas y una blusa ligera de finos tirantes.

La decisión es mía y ya la tengo. Lo que aún no he resuelto es el lugar ¿mi habitación o la de Ranma donde él está ahora? No creo ser capaz de hacerlo en la recámara de mi prometido, porque a pesar de todo, aún siento amor por ese tonto y no pienso profanar su espacio.

Estoy demasiado nerviosa, la Akane de dieciséis años jamás se hubiera atrevido a hacer lo que la de hoy hará.

Salgo de mi habitación y me dirijo a la de Ranma. Toco despacio para evitar hacer mucho ruido y provocar que alguien se despierte.

Nadie responde, ¿estará dormido? De ser así, no me quedará más remedio que volver a mi cama y fingir que mi mano es él.

Con temor abro lentamente la puerta...

Cuando logro entrar, de manera intempestiva siento que me acorrala en la pared más cercana. El movimiento me sorprende y me excita al mismo tiempo, siento su respiración cerca de mi cuello. Mantiene sus manos en la pared a cada lado de mi cabeza.

-Te estaba esperando- dice con esa voz ronca que recién descubrí, me hace temblar.

-Shin... Shinnosuke...

-No he dejado de pensar en ti en todo el día Akane- siento que se pega más a mí.

- ¿Sabes por qué vine a Nerima? - yo niego con la cabeza como respuesta.

-Me enteré que tu prometido no estaba y quise venir a verte. Te he extrañado tanto- sus manos bajan de la pared y se aferran a mi cintura.

-Shinnosuke esto... esto no está bien- digo sintiéndome estúpida, porque esto es precisamente lo que deseo, lo que vine a buscar.

- ¿Por qué no? Sé que lo quieres Akane, estuviste provocándome todo el día y el que vinieras hasta aquí a altas horas de la noche lo confirma...

Siento su respiración cerca de mi cuello, me está calentando demasiado, pero es tan caballeroso que no me toca más allá, ni me besa porque está esperando mi autorización.

-Hueles delicioso- olfatea mi cuello y siento mi cuerpo vibrar. Mis bragas comienzan a humedecerse lentamente.

-Shinnosuke yo...

- ¿Temes que tu prometido se entere?

Asiento, a pesar de que deseo esto, sé que me sentiré como una desgraciada después.

-No lo sabrá, mañana es probable que yo lo olvide así que solo lo sabrás tú.

Comienza a darme cortos besos en el cuello. Yo giro la cabeza dándole más acceso. Al diablo con la contención, soy una mujer y también tengo necesidades. Ahora mismo necesito estar con un hombre, conocer las mieles del contacto físico en su estado más puro.

Obligo a Shinnosuke a mirarme, nuestras respiraciones se agitan, y como forma de autorización de mi parte me lanzo a besarlo. No sé si lo hago bien porque nunca he besado a nadie, pero él me corresponde y también me devora. Me aferro a su cuello y profundizamos nuestro beso.

Como cualquier novata, me pongo más nerviosa porque no sé qué sigue ahora, solo me dejo llevar. En algún momento, Shinnosuke me incita a abrir los labios y al hacerlo, siento su cálida y húmeda lengua buscar la mía.

El aire se me acaba después de varios minutos y me separo de él agitada, jadeante y excitada. Quiero más. Él me acaricia los muslos al mismo tiempo que vuelve a besar mi cuello. Yo lo abrazo ahora de la espalda y recién soy consciente de que no lleva nada más que unos diminutos boxers.

Acaricio su musculosa espalda y la siento completamente lisa, ya no tiene las enormes cicatrices de las heridas que sufrió cuando me salvó la vida.

Siento una de sus manos subir y acariciar suavemente uno de mis pechos. Gimo cuando lo siento ahí. A esa parte de mi cuerpo le tengo cierto temor, temor de no cumplir las expectativas, ese miedo infundado por las crueles palabras de quien será mi futuro esposo.

Me tenso y Shinnosuke se da cuenta.

-Eres hermosa Akane- dice mientras sigue tocando mis pechos, ahora con sus dos manos. Para él no soy fea, no soy gorda y no tengo el pecho plano. Sus palabras y sus besos me alivian y me permiten dejar la inseguridad a un lado. Sé lo que significo para él, y eso es suficiente para mí, si ese bobo no me valora, Shinnosuke lo hará porque para él lo soy todo.

Sus manos intentan subirme la blusa y recuerdo que ese no es el lugar.

-Es... espera Shinno, aquí no- él me observa desconcertado, su mirada oscura provoca chispas en mi interior. Tomo su mano y lo conduzco hacia afuera. Necesitamos llegar a mi habitación lo más pronto posible y debemos hacerlo en silencio.

Cuando al fin cruzamos la puerta que sostiene al patito con mi nombre grabado, siento que estoy en mis dominios, mi espacio. Aquí sí puedo ser yo.

Se acerca a besarme mientras nos dirigimos a mi cama. Cuando mis pantorrillas chocan contra el colchón se separa de mí y me deja caer suavemente, me permite ponerme cómoda y enseguida se coloca sobre mí. Por instinto abro las piernas para que se acomode mejor y estemos más cerca.

De nuevo me besa y acaricia mi cuerpo con veneración, sus rugosas manos hacen que el contacto sea más intenso. Siento su miembro duro chocar contra mi zona más sensible. Mi braga está demasiada mojada y mis caderas se mueven solas buscando su contacto.

-Te deseo tanto Akane- dice mientras me quita la blusa y la avienta a un lado.

-Yo también te deseo Shinno, ¡ah! - Gimo sonoramente cuando siento su boca besar mis pechos. Mi cuerpo se estremece, sus labios atrapan uno de mis sensibles pezones. Succiona con ardor como si se tratara de un dulce demasiado delicioso o un alimento vital.

Estoy perdida en las sensaciones, mis manos no dejan de tocarlo por donde pasan. Acaricio parte de su espalda y me aferro a su cabeza para evitar que se aleje y deje sin atención a mis montes. Cuando ha chupado lo suficiente comienza a bajar sus besos por mi vientre, siento que lame cerca de mi ombligo y se detiene en la frontera que ha creado mi falda.

Desde abajo me mira con esos penetrantes ojos que me excitan tanto. Busca mi permiso para retirar la prenda. Asiento ligeramente y él comienza a bajarme la falda.

Cuando quedo libre de ella siento nerviosismo, solo dos prendas nos separan de nuestras calientes y húmedas pieles. Shinnosuke comienza a depositar besos desde mis tobillos hasta llegar a mis muslos. Me incita a abrir las piernas y yo temo por un momento. Al ver mi negativa vuelve a subir sus besos hasta llegar de nuevo a mis pechos; Se entretiene unos segundos en ellos y sube a mi cuello nuevamente.

-Si no quieres, podemos parar- dice en mi oído con su ronca voz.

-Si quiero, pero me da miedo... yo nunca...- él abre los ojos sorprendido. Seguramente esperaba que teniendo a mi prometido viviendo bajo el mismo techo, hubiera intimidado ya con él y tuviera vasta experiencia en las relaciones carnales.

- ¿Lo quieres Akane?- siento su pregunta como una súplica.

Asiento con la cabeza.

Para muchos lo ideal es hacerlo por primera vez con el hombre que amas, pero el hombre que amo no está aquí y con él jamás he logrado nada. Si ni siquiera me ha besado, mucho menos aspiraré a que me toque como lo ha hecho Shinnosuke porque es un grandísimo cobarde, esta es la única oportunidad que tengo para sentirme amada, para sentirme mujer, porque una vez que Shinnosuke se marche deberé conformarme nuevamente con un hombre inmaduro al que no le provoca nada mi cercanía ni mi cuerpo.

Shinnosuke toma ambos lados de mi braga y la desliza con delicadeza por mis piernas. Me quedo quieta, totalmente desnuda y a la expectativa de lo que sigue. Él sonríe y me recorre completamente con la mirada. Siento mis mejillas arder.

-Eres perfecta Akane

No me muevo, me da vergüenza lo que está ocurriendo. Shinnosuke parece comprender mi temor y para ayudarme a sentirme segura lo veo erguirse y bajarse el bóxer. Al igual que yo, queda totalmente expuesto ante mí, la diferencia es que yo no me atrevo a mirar. Volteo la cabeza para no verlo. Escucho una ligera risa.

-Mírame... mírame Akane, por favor- dice al mismo tiempo que toma mi mejilla y me gira la cabeza para mirarnos. Sus ojos son demasiado atrayentes, no puedo evitar verlo también. Su fuerte torso esculpido a la perfección y repleto de sangre burbujeante me altera, su abdomen cuadriculado es perfecto.

Por fin me atrevo y miro su entrepierna. Los colores de mi rostro se elevan y no puedo evitar sentir nuevamente temor. No es la primera vez que veo a un hombre desnudo, a Ranma lo he mirado sin ninguna prenda encima, pero no en el estado en el que está Shinnosuke. Mi imaginación vuela preguntándome si así es de viril y poderoso se verá mi prometido cuando alcance el nivel de ardor que tiene ahora mi amante.

Shinnosuke se inclina buscando mis labios para besarme con la pasión que lleva conteniendo todo el día. Me besa nuevamente en el cuello, mi lugar más sensible, me susurra palabras sensuales y retoma sus caricias. Me está seduciendo.

Poco a poco me dejo llevar y accedo a abrir las piernas para que se acomode nuevamente entre ellas. Su dureza me crispa los nervios y me tensa cuando entra en contacto con mi caliente humedad. Ya no puedo más, lo necesito. Mi instinto manda la señal que me una a él de manera imperativa y pronta.

Mi corazón está muy acelerado, por el miedo, la expectativa y la excitación. Me mira fijamente y alcanzo a percibir que toma con una mano su miembro para dirigirlo a mi cuerpo y consumar el contacto. Siento la presión cuando se adentra poco a poco. Me aferro con fuerza a él y en un movimiento que no alcanzo a notar, me penetra totalmente.

El dolor es inmenso, pero la sensación de invasión es tan extraña que siento que al primer movimiento me partiré en dos. Shinnosuke se queda quieto esperando mi reacción.

-Te amo Akane, por favor, di que me amas, aunque sea mentira.

Siento que no puedo, no puedo decirle eso porque estaría traicionando más a Ranma. Sé que no está bien lo que está ocurriendo entre Shinnosuke y yo, pero el cuerpo es un arma traicionera y cuando decide atacar no hay poder humano que lo detenga.

Al no obtener respuesta Shinno se mueve lentamente provocando que lo sienta en toda su magnitud. No puedo evitar soltar un gemido desesperado. Sus movimientos suaves no paran y no soy consciente de que gimo con más ímpetu.

Ya no siento dolor, solo siento el increíble roce entre nuestras pieles. Mis pechos se mueven al compás de nuestras caderas y ya no me importa soltar pequeños gritos. Me aferro a él con fuerza, mis piernas lo aprisionan fuertemente para que no me deje de profanar. Siento que las penetraciones son demasiado profundas. Mi intimidad está cada vez más empapada y el calor comienza a acumularse en mi vientre.

Por dentro siento que él se pone cada vez más duro y palpitante. Mi interior también comienza a palpitar. Desesperada grito cuando la onda expansiva de placer me golpea de mi vientre a todo mi cuerpo. Tiemblo y siento que Shinnosuke explota también incrementando mi humedad al mezclarla con la suya.

Él se deja caer sobre mí respirando sonoramente. Estamos exhaustos y jadeantes. Cierro los ojos y siento que sale de mí. Percibo al instante sus protectores brazos envolviéndome. Yo me dejo querer y me recuesto en su pecho.

-No sabes cuanto te amo Akane.

¿Qué demonios?

Esa no es la voz de Shinnosuke sino la de…

¡RANMA!

Intento abrir los ojos, pero no veo nada. Es como si de repente la oscuridad total se hubiera apoderado de la habitación.

-¿Ranma? -pregunto con temor

-Akane...- escucho una voz lejana

-Akane

-Ya es hora

-¡Akane!

-¡AKANE!

Un grito me sobresalta...

Estoy en mi habitación, ya es de día. ¿Qué ocurrió?

-Vaya hermanita, casi no despiertas. Estuve a punto de pedirle a Ranma que te despertara con agua fría como le haces a él- Nabiki suelta una risa mientras veo claramente que se mofa de mi estado de confusión.

Veo mi cama, estoy sola. Con mi pijama puesta...

¿Un sueño? ¿Solo fue un sueño?

-¿Te gustó el libro Akane?-dice y yo dirijo mi vista al escritorio donde está el libro que menciona, abierto justo en esa página.

-Por tu estado, me parece que sí te gustó. Tranquila que a nadie le diré que estabas soñando profundamente con mi cuñadito y que por alguna "extraña" razón te ha hecho despertar sonrojada, jadeando y seguramente húmeda.

-¡Cállate Nabiki! Ni si quiera estaba soñando con ese idiota.

-Sí claro, esos sonidos que hacías y el grito con su nombre dicen lo contrario, pero tranquila que por una módica cantidad de 3000 yens nadie se enterará.

-¡Basta! No pienso caer en tus juegos- replico molesta, más bien frustrada.

-Como quieras, pero deberías ayudar a Ranma a que se espabile o terminarás como la protagonista del libro- dice mientras sale de mi habitación.

Tomo el libro entre mis manos y lo contemplo.

"Hombre mío"

Lo que me faltaba, comportarme como la chica del relato quien mantiene un noviazgo aburrido y que sus deseos carnales la superan cuando conoce a otro hombre. Como es de esperarse, terminan enredándose en una relación de puro sexo sin que despierte en ellos algún sentimiento. Justo tuve que dejar la lectura ahí, donde se relata su primer encuentro.

Si Nabiki supiera que en mi sueño en realidad no estaba contemplado Ranma para nada.

Sacudo la cabeza para sacar esas imágenes de mi mente. Yo no quiero eso. Para mi infortunio estoy completamente enamorada de ese bobo y creo que realmente no sería capaz de hacer realidad mi sueño ¿o sí?

¿Qué pasaría si hiciera lo que hice en mi sueño, pero con mi prometido? ¿Se comportaría como lo hizo Shinnosuke ?, ¿Me diría que soy hermosa y vibraría al tocarme? De solo pensarlo la piel se me eriza y mi imaginación vuela.

Será mejor olvidarlo y comenzar el día como siempre. Con ese idiota no llegaré a nada nunca.

.


Ahora estoy muy cabreada, tanto que no quiero ver a ese mujeriego. Lanzo golpes y patadas al aire, imaginando lo que tengo enfrente de mí. De solo recordar lo que pasó, me estremezco nuevamente de furia.

¿Era necesario gritar enfrente de Shampoo y Ukyo que soy la peor cocinera del mundo? Cualquiera confunde sal con azúcar, se ven iguales. Solo quería tener un detalle con él, además la receta del pastel de vainilla se veía tan fácil que no imaginé que sería un desastre como siempre. Me esforcé tanto en hacerlo la noche anterior y estaba segura que saldría bien.

Pero la tonta soy yo, no debí dárselo a probar enfrente de esas arpías. Pero es que me enfadó tanto que estuvieran pegadas a él como garrapatas y encima ofreciéndole sus ridículos postres "perfectos". Sé lo que querían, ya no se conforman con acosarlo u obligarlo a probar sus platillos, buscaban contacto. Creen que no me doy cuenta, pero no soy estúpida, vi claramente cómo Shampoo rozaba sus pechos con el torso de él cuando lo abrazó y su "amiguita" con carita de mustia le acarició el abdomen para "convencerlo" a probar su comida.

¡Las detesto! ¡Tontas arrastradas!

¡Que se quede con esas bobas si eso quiere!

-Si sigues dando esas patadas tan fuertes y lentas terminarás con las rodillas doloridas y se te enchuecarán más- su potente voz resuena a mi espalda. Me sobresalto y lo veo parado en el marco de la puerta del dojo con las manos en los bolsillos como si nada hubiera pasado.

-¿Qué quieres? ¿Terminaste de coquetear con tus prometidas?

Camina hacia donde estoy y antes de llegar, me avienta la botella de agua que había dejado previamente en el suelo. La atrapo en el aire y rápidamente la abro y bebo desesperada, la sed me consume.

-¿Estás celosa? Yo no tengo la culpa de que me persigan, no las llamé.

-¿Quién está celosa idiota?- Estoy a punto de lanzarle el resto de agua de mi botella, pero algo me lo impide.

El muy clínico comienza a desabotonar su camisa frente a mí y eso me frena. Miro tortuosamente cómo se deshace de la prenda y queda desnudo del torso. Su poderoso pecho me hipnotiza y solo puedo contemplar su cuadriculado abdomen y su atrayente piel tostada.

-¿Entrenamos?- dice con tanta seguridad que me pone nerviosa.

-¿Tú y yo?- Lanzo una risa nerviosa y siento que mis mejillas se ponen rojas.

-Pues claro, una marimacho como tú necesita un buen maestro para aprender lo básico- lo fulmino con la mirada y tengo ganas de mandarlo a volar. El muy imbécil siempre tiene que hacerme enojar.

-No gracias, ya terminé por hoy. Por qué no mejor vas a buscar un Shampoo o a Ukyo y les enseñas cómo ser un idiota. Además, yo solo entreno con Ryoga, él sí sabe ayudarme y además me trata bien- recojo mis cosas y lo enfrento. Tiene el ceño fruncido, está claramente enojado. También sé cómo hacerlo enfadar, a este juego podemos jugar los dos.

Estoy a punto de salir del dojo cuando su voz me detiene.

-Tienes razón, ellas son más hábiles y más fuertes. Además, con ellas sí podría recrearme la vista porque sí son bonitas y femeninas.

Sus palabras me duelen, no por el tono venenoso con el que las dice, sino porque estoy comenzando a creer que en verdad son lo que piensa. Ya no somos unos adolescentes y el tiempo ha cambiado nuestro físico. Él se ha convertido en el hombre más irresistible de toda Nerima, todas mueren por él, se ha vuelto más alto, más musculoso y su rostro tiene enmarcados esos rasgos hermosos que exudan masculinidad por donde lo mires. Para mi desgracia, sus prometidas también han cambiado, Shampoo se ha vuelto más sensual y atrevida, sus curvas se han acentuado de una forma imposible de ignorar y Ukyo es cada vez más femenina y sexy. Yo ignoro si he cambiado algo, el espejo me muestra a la misma Akane de siempre, además él sigue teniendo la misma opinión de mí, que soy fea, poco femenina, nada atractiva, con el pecho plano, los muslos grandes y pasada de peso, seguramente tampoco nota cambio alguno en mí. Eso no es lo que me afecta, sino que ha comenzado a reconocer abiertamente que ellas son más bonitas, cariñosas y habilidosas, de esas bobas sí tiene una buena opinión, pero de mí solo guarda adjetivos despectivos.

Sin querer mis ojos se llenan de lágrimas, pero no voy a derramarlas delante de él. Si tan solo Shinnosuke estuviera aquí, él sabría subirme la autoestima. Con él me siento bonita, al menos así lo sentí en mi sueño.

Shinnosuke... ojalá el imbécil de Ranma fuera como él.

No puedo permitir que me afecte lo que ha dicho, sé que está enfadado y su mejor arma es golpear mi inseguridad, debo demostrarle que no me importa lo que diga, aunque por dentro me sienta morir, y solo puedo hacerlo de una manera ... responder de la forma que él no espera.

-Sí, "tus" prometidas son hermosas, deberías cuidarlas, no vaya a ser que algún valiente te las quite. Cocinan tan bien y son tan femeninas que cualquier día de estos alguien podría arrebatártelas.

-Ja, nadie puede vencerme en combate así que no creo que nadie pueda "quitármelas"- su voz enronquecida solo me deja ver lo furioso que está, pero no tanto como yo, odio que hable de esas mujeres con tanta posesividad como si de verdad fueran suyas ¿qué no se supone que no le interesan? Maldito mujeriego.

-Para lograrlo no es necesario que te enfrentes en combate con nadie Ranma, basta con no ser un cobarde, ser amable y tratar bien a una chica para que se fije en otro. Bueno, al menos así fue como empezó a interesarme a alguien. Por eso te aconsejo que no descuides mucho a tus "preciosas prometidas"- salgo lo más rápido que puedo del dojo, no quiero verlo más, necesito encerrarme en mi habitación y llorar mi desdicha y mi frustración, pero antes de llegar a la puerta de la casa se aparece frente a mí con el rostro encolerizado y me corta el paso.

- ¿Ah sí? ¿Te ha empezado a interesar "alguien"? ¿Y se puede saber quién es el incauto que se fijó en una chica con el pecho plano y poco agraciada? - Sigue sin camisa y eso multiplica mis nervios. Mi corazón está latiendo demasiado rápido y no puedo quitar la vista de su cuerpo, sin embargo, la acidez de sus palabras es suficiente para sacar a flote todo mi orgullo y rebatirle.

-Ya lo conoces...

-No me digas que Ryoga- ríe con burla -Déjame adivinar, te dijo que tu comida es deliciosa y ya por eso dices que te interesa. No seas boba.

-No es Ryoga.

-¿Kuno? O no, seguro es Gosunkugui- comienza a reír a carcajadas y eso me enfada más.

-¡No!, ¡Shinnosuke!...

Detiene sus burlas de golpe y me mira con asombro. Ahora es mi turno de sonreír.

-Shinnosuke es el chico más lindo que he conocido, me ha dicho que me ama, es tierno y nunca me insulta. Además, que está hecho una hermosura de hombre. Iré a visitarlo este fin de semana- sonrío con suficiencia esperando su respuesta.

Ranma se queda callado, está furioso, su rostro se ve más irritado, sus cejas fruncidas, su respiración acelerada, sus ojos dilatados y su mandíbula apretada lo demuestran. Sé que no le agrada Shinno y sé que le dan celos cada vez que hablo de él o recuerdo lo que ocurrió en Ryugenzawa, es algo que no puede negar. He aprendido a conocerlo y sé cuando llega a su límite. Este juego infantil en el que nos envolvemos me está cansando. Lo peor es que ninguno está dispuesto a bajar la guardia, si él me molesta yo también, y si él se comporta yo también.

Este círculo vicioso ya no es divertido y no creo que sea capaz de seguir sosteniéndolo. Estoy loca por él y enamorada hasta los huesos, quiero que me corresponda, que seamos una pareja de prometidos normal. Ya no quiero más insultos y ofensas, no quiero cobardía, quiero vivir una relación como se debe. He comenzado a creer que si él no da el primer paso lo haré yo, pero ahora mismo no sé cómo y justo en este momento solo quiero darle la paliza de su vida por burlarse de mí, por menospreciar mis esfuerzos, pero sobre todo por compararme con "ellas".

-Pues que te vaya bien, ojalá y se acuerde de la tonta que casi lo mata- sale corriendo hacia el dojo y lo veo encerrarse ahí. No pasan ni cinco minutos cuando lo escucho gritar y lanzar golpes y patadas al aire.

Suspiro

¿Qué estoy haciendo? Si quiero que Ranma se comporte como deseo, debo cambiar de táctica. Claro que no es como si fuera a practicar un método para enamorarlo, claro que no, solo deseo minimizar el ambiente hostil que se ha formado entre ambos y si es posible que llevemos una convivencia más tolerable.

.


Después de ducharme, salgo de mi habitación lista para la cena. Todo el rato he pensado en lo que ocurrió con Ranma y aunque sigo enfadada con él, también me embarga la tristeza ¿tan difícil es hablar de lo que sentimos? Sí, es muy difícil. A mí me aterra abrirle mi corazón y que él utilice mis sentimientos como una nueva arma en mi contra para burlarse de mí.

Lo más sano para los dos es dejarnos en paz y evitar hablar, por lo menos esta noche. Las parejas normales hablan de sus problemas y las resuelven juntos, nosotros no podemos ni entablar una conversación sin que él comience a molestarme y por ende yo reaccione iniciando la pelea.

Suspiro, será una cena incómoda. Solo espero que nadie me moleste o haga comentarios al respecto cuando se percaten de nuestro mutismo.

Llego al comedor, veo los platos servidos y noto sorpresivamente que nadie ha llegado.

-Akane, ¿me ayudas a traer lo que falta?

-Claro Kasumi.

Vamos a la cocina y cargo con algunos platos de vegetales y algunos condimentos. Al regresar sigue vacía la mesa. Observo los platos y veo que el del maestro tiene más tallarines que los otros y extrañamente se ven más apetitosos y brillantes. Como una niña traviesa, intercambio su plato con el mío. Al menos por una vez quiero jugársela al viejo, aunque no creo que se dé cuenta.

Nabiki es la primera en aparecer, después Kasumi llama a los demás y poco a poco van llegando y ocupando sus lugares. El último en aparecer es mi prometido. Sigue enojado y como supuse, no me habla ni me mira. La cena termina en tan absoluta tranquilidad que hasta parece que caerá un meteoro, se derrumbará la casa, o estallará una bomba, es la típica calma que precede a alguna catástrofe.

-¿Qué raro? Sabe igual- volteamos a mirar al maestro que al parecer pensó en voz alta.

-¿Pasa algo maestro? - pregunta papá

-¿No le gustó la cena? - cuestiona Kasumi con su típica e imborrable sonrisa.

-Me siento igual, será mejor hacer una prueba... ¡Akane mi amor, ven a mis brazos!

Se me avienta y antes de que pueda golpearlo, Ranma lo ha mandado a volar muy lejos. Lo miro y él rehúye mi mirada, se voltea y sigue bebiendo su té como si nada.

-¿Y ahora qué le pasa al maestro?- cuestiona Nabiki igual de desconcertada que todos.

-Seguro nada bueno- responde el tío Genma sin prestar atención a la situación y concentrándose más en seguir comiendo.

-Bueno, me retiro. Gracias por la cena, voy a mi habitación- me marcho sin mirar a Ranma que seguro tiene su mirada puesta en mí, puedo sentirla. No sé por qué, pero siento un extraño escalofrío en mi cuerpo, necesito descansar, ha sido un día agotador.

Al entrar a mi habitación veo el libro que me prestó Nabiki abierto en la página en la que dejé de leerlo la noche anterior. Me ruborizo y recuerdo qué fue lo último que leí en esas hojas. Creo que mejor se lo devuelvo a mi hermana y le digo que no me gustó. Ese libro fue el culpable del sueño que tuve y no quiero que se vuelva a repetir.

Me acerco despacio como si el libro fuera a atacarme. No puedo evitar leer algunas líneas ...

"Mi amado no sospecha nada, sé que estuvo mal lo que hice, pero mi cuerpo clama atención y él no quiere dármela. Siento que necesito otra piel, la de ese hombre que me hizo vibrar con sus caricias y tengo la imperiosa necesidad de verlo de nuevo..."

Sí, lo mejor será que se lo devuelva a Nabiki.

"Hoy lo vi otra vez y es increíble la conexión que tenemos. Me siento tan atraída a él y lo único que pienso cuando estoy a su lado es saciar esta necesidad de su cuerpo. Sé que amo a mi novio y también sé que mi nuevo amante no siente nada por mí más que deseo. No puedo seguir así, pero tampoco quiero dejar de verlo, él me da lo que me niega mi chico y hasta que éste no se decida, no dejaré a este hombre..."

Lo pienso un poco, no falta mucho para que termine de leerlo. Creo que cumpliré con el deber de cualquier amante de la lectura, lo terminaré y luego se lo regresaré a su dueña, enfatizándole que no me gustó. Pero primero me cambiaré de ropa.

.


No sé por qué, pero siento que me he perdido algunos minutos de mi vida. Mi habitación está en completa oscuridad cuando yo recuerdo que estaba encendida la luz porque estaba leyendo el libro de Nabiki. ¿Me habré dormido y despertado sin darme cuenta? Veo el libro en el suelo y no entiendo qué hace ahí.

Sí, ese libro, recuerdo el final y la piel se me eriza. Una sensación de calor comienza a embargarme. ¿Qué me pasa? Hay algo en mí que controla mis pensamientos o ¿estaré soñando? Tengo unas ganas incontrolables de ver a Ranma que me asustan.

Me levanto de mi cama y soy consciente de mi indumentaria. Blusa ligera de finos tirantes y un diminuto short de tela semitransparente demasiado corto, lo que uso normalmente cuando hace un poco de calor. ¿Yo me puse esto? Muy similar a lo que usaba en mi sueño con Shinnosuke.

Salgo de mi habitación y veo que la casa está en completa oscuridad. Mis pasos me dirigen hacia la recámara de mi prometido, igual que en mi sueño, pero la sensación es distinta, apremiante y no siento que vaya a hacer algo indebido como en mi fantasía. Me planto en la puerta y debato en lo que haré. Mi cerebro me indica regresar a la cama y dormir, pero mi corazón me ordena quedarme ahí, entrar... verlo.

Cierro los ojos y mi mente está inundada de él. Veo su poderoso pecho, me recreo en sus fuertes brazos, su abdomen esculpido por los más rigurosos entrenamientos y sus preciosos ojos azules. Recuerdo su endemoniada sonrisa que hace que mis piernas tiemblen, su exquisito aroma masculino y su voz, esa voz que me conduce a la locura. Siento que mi sangre eleva su temperatura y me quema el cuerpo, estoy ardiendo... por él. Mi corazón comienza a latir desbocado. Necesito entrar, aunque sea solo para observarlo dormir.

Abro los ojos y soy consciente de que no es correcto lo que pretendo hacer, pero mi deseo por él ahora es lo que me está dominando. ¿De verdad haré lo mismo que Shampoo y me colaré a su habitación sin su permiso?

¡No!

Yo solo lo miraré dormir y saldré como si nunca hubiera estado ahí. No soy como ella.

Abro lentamente la puerta y me adentro a la habitación, observo su futón...

¿Qué rayos?...

¿Vacío?

¿Dónde se habrá metido ese idiota?

-¿Necesitas algo?- Su ronca voz a mi espalda me sobresalta. Me giro y lo veo parado a la entrada. Solo lleva puestos sus boxers amarillos.

-Yo... yo...

Me mira fijamente y siento mi sangre bullir nuevamente. Creo que estoy soñando porque me doy cuenta que me recorre con la vista y se ruboriza.

-¿Te... te sientes mal?- desvía su mirada, está avergonzado por verme así. Como si no me hubiera visto antes con menos ropa que la que traigo ahora.

-Yo…- pienso rápidamente en algo que me saque de este bochornoso encuentro- yo… tuve una pesadilla.

- ¿Una pesadilla?

-Sí

- ¿Y qué haces aquí?

-Vine porque tengo miedo -miento, no puedo decirle que quiero tocarlo y besarlo… ¡no! No es eso. Solo quiero su compañía, nada más.

- ¡Ah!- se queda callado sin saber qué decir o hacer.

Su timidez me enternece y me hace amarlo más. El escalofrío vuelve y ahora mis pensamientos se concentran en tener contacto físico con él ¿qué me pasa? Normalmente no soy atrevida, pero ahora siento valentía, como si algo me impulsara a cumplir con mis más oscuros deseos.

-Ranma ¿puedo quedarme aquí? Por favor, abre los ojos sorprendido y miro cómo le ganan los nervios.

- ¿A... aquí?

Asiento con la cabeza. No se me escapará, esta noche obtendré un abrazo o un beso de este tonto que amo.

-Sí, al menos hasta que se me pase el miedo. No quiero estar sola.

Nos miramos y veo la confusión en sus ojos, después me recorre nuevamente de arriba a abajo. ¿Será que le gusta lo que ve? Por un momento, siento que se infla mi ego femenino y que soy capaz de atraerlo a mí. Quiero ponerlo nervioso hasta que acepte acompañarme. Necesito sentir que logro algún efecto en él.

Me acerco y le susurro de la manera más inocente que puedo un lastimero "por favor".

Lo veo suspirar profundamente aún bastante nervioso. Asiente con la cabeza y se acerca a su futón. Se sienta y me invita a acercarme con una seña. Acepto su muda invitación y me dirijo al futón. Me recuesto y veo que él permanece sentado dándome la espalda. ¿No pensará quedarse así toda la noche verdad?

-Ranma, ¿no te vas a acostar? Necesitas descansar

-¿Te sientes bien Akane?- pregunta girándose desconcertado.

-Sí... bueno, ya te dije que tengo miedo y no quiero estar sola. Pero tampoco quiero importunar tu descanso. Recuéstate que cuando menos te des cuenta ya me habré ido-necesito que confíe. Con este hombre es tan difícil conseguir un acercamiento.

Lo veo indeciso, hasta que por fin lo consigo. Se recuesta, pero se voltea dándome la espalda. Yo me quedo boca arriba con la vista al techo. No puedo evitar mirarlo y contemplar su poderosa y musculada espalda, es tan grande que me dan ganas de acariciarlo. Él no se mueve, se mantiene así.

¿Y ahora?

Pasamos un buen rato en esta posición, sé que no duerme y que lo estoy incomodando. Se me ocurre algo, espero ser convincente.

Espero unos minutos y comienzo a gritar con los ojos cerrados.

-¡Akane! ¡Akane despierta! ¡Estás soñando!

Abro los ojos y lo veo casi encima de mí tratando de hacerme despertar de mi supuesta nueva pesadilla.

-¡Ranma!– me lanzo a sus brazos y lo aprieto fuerte, ambos quedamos sentados. -Tuve tanto miedo.

-Tranquila, solo fue una pesadilla.

-Ranma, no me sueltes, tengo mucho miedo y no creo que pueda dormir otra vez- intento llorar de miedo, pero no lo consigo. Al menos mi voz asustadiza sí me salió.

Siento que me aferra a su cuerpo y para mí es una victoria. Mi corazón grita un ¡hurra! por conseguir un abrazo suyo. Mi rostro está pegado a su pecho y siento la calidez de su piel, su exquisito aroma y puedo percibir el latir de su corazón, me está enloqueciendo y no se da cuenta. Después de unos minutos en esta posición, decido pasar al siguiente movimiento.

Alzo mi rostro y busco en la oscuridad sus orbes, nos miramos fijamente. El escalofrío nuevamente se hace presente y lo único que quiero ahora es probar sus labios, los tengo tan cerca que solo es cuestión de moverme unos milímetros más. Su mirada es penetrante y veo ennegrecer el azul de sus preciosos ojos.

Definitivamente debo estar loca por lo que haré, pero no puedo resistirlo más. Siento esa misma sensación que me envolvió aquella vez que nos encerramos en el armario y donde igualmente terminamos abrazados porque tuve miedo, solo que ahora el deseo de besarlo es exponencialmente más apremiante. Me acerco lentamente a él, lo veo nervioso y desconcertado. Cierro los ojos y me dejo llevar por mis instintos.

Lo beso.

Apenas es un toque. Él se queda quieto, no se mueve. No mueve la boca ni yo tampoco. Solo mantenemos nuestros labios pegados. Ninguno hace nada.

Me separo ligeramente y no sé qué pensar. Creí que así conseguiría más de él, que nuestro primer beso sería memorable e inolvidable. Pero a cambio, solo veo al guerrero más fuerte de Japón con los ojos abiertos por la sorpresa y más tieso que una estatua de hielo.

Igual que cuando lo besó Shampoo, está totalmente paralizado. No quiero pensar en ella, pero estoy segura que si estuviera en mi lugar, no desaprovecharía la oportunidad. Nuevamente la inseguridad viene a mí. Recordar a esa atrevida es suficiente para reavivar mi enojo de todo lo que pasó en el día. Pongo mis manos en su pecho y lo empujo ligeramente, pero él no me suelta. Está tan perplejo que seguro ni se ha dado cuenta que me tiene bien sujeta a su cuerpo.

Suspiro, esto es una estupidez. Jamás debí venir. Me siento decepcionada de mí, de él, de mi inútil intento de seducción, creo que es mejor desistir con esta funesta relación obligada. Desde que lo conozco cuento con los dedos de una sola mano los "logros" que hemos tenido en el ámbito romántico. No puedo aspirar a más con él, es hora de retirarme por completo, dejar que elija entre sus hermosas prometidas y que decida el ritmo que quiere llevar con su futuro compromiso. El único consuelo que me queda es saber que, por lo menos hoy, conseguí lo que quería, un abrazo y un insípido beso. Es momento de salir de aquí.

Lo empujo más y consigo por fin alejarme de él. Hago el intento de ponerme de pie, pero me toma del brazo impidiéndome levantarme.

-¿Te… te vas?– su voz es ronca y temblorosa, es un manojo de nervios.

-Sí, tú necesitas descansar y ya te he molestado mucho- me muevo para que me suelte.

-No… no me molesta, pero ¿Qué hay de tus pesadillas? ¿No dijiste que no querías estar sola?

-Ah, eso. No te preocupes que no estaré sola, P-chan me acompañará y así no sentiré miedo- miento, no he visto a mi cerdito en semanas. Me levanto y camino hacia la puerta sin voltear a verlo, pero antes de llegar al marco se planta frente a mí como suele hacerlo, impidiéndome el escape.

-Si tanto quieres la compañía de ese cerdo entonces ¿para qué demonios viniste aquí?– ahora está cabreado nuevamente y no sé por qué. ¿le habrá enojado que lo besé sin su permiso como lo han hecho otros?

-¿Qué te pasa ahora Ranma?

-¡¿Qué te pasa a ti?! Vienes de madrugada, te metes a mi habitación, me pides que no te deje sola, me besas y luego pretendes huir como una delincuente, y encima de todo me dices que vas a pasar la noche con ese estúpido cerdo ¿a qué juegas?– este hombre tiene el don de sacarme de mis casillas en segundos.

-Pues si tanto te molestó que te besara, jamás lo volveré a hacer, créeme. Me imagino que te borré el recuerdo de tu linda Shampoo ¿cierto? pero tranquilo que cualquiera de estas noches podrás dejar que te vuelva a besar y olvidas lo que pasó esta noche.

-¡¿Quién demonios está hablando de Shampoo?!

-Quítate- intento moverlo, pero es imposible hacer a un lado a esta masa de músculos.

- ¿Tan desesperada estás por ir con ese infeliz que no eres capaz de terminar lo que empezaste?, ¡Eres una cobarde!- ahora sí tocó esa fibra sensible, se atreve el imbécil a juzgarme cuando él es peor. Estoy a punto de mandarlo a volar por idiota.

-Mira quien lo dice, el que no es capaz de responder un beso como se debe…

-¡Me tomaste desprevenido!

-Eres un imbécil Ranma, te detesto ¡muévete!- intento quitarlo nuevamente, pero es imposible. Se mantiene firme frente a la puerta. Lo empujo y no consigo nada, frustrada comienzo a golpearle el pecho. Quiero largarme de aquí.

En un inesperado movimiento, me toma ambas muñecas con sus fuertes manos.

-Eso, ¡huye!… huye que es lo único que sabes hacer, cobarde…

Detesto que me llame así, me hace sentir débil y estúpida.

-¡Cállate idiota! No quiero estar cerca de un imbécil como tú que no es capaz de tratar bien a una chica y que además es un pervertido.

- ¿A quién llamas pervertido, marimacho?

-¿Ves a otro aquí?

Cómo demonios terminamos discutiendo, no podemos tener una conversación normal si no termina con una pelea.

Tira de mis manos y me acerca a su cuerpo, haciendo que nuestros pechos se peguen. Me sujeta fuerte de la cintura y yo comienzo a ponerme nerviosa. Este tipo de contacto no es nuevo, siempre me abraza así cuando me rescata, pero en esos momentos impera la adrenalina de la supervivencia, ahora es distinto porque no estoy en peligro y él conscientemente me ha aferrado a su cuerpo para intimidarme.

-¡Suéltame Ranma!

-Pues si eso crees, te voy a demostrar qué tan pervertido puedo ser- dice ignorando por completo mis gritos.

Me tenso y él también, lo siento en mi cuerpo. Su respiración se ha agitado y siento la fricción de su duro torso contra mis sensibles pechos. Está igual de nervioso que yo, pero estoy segura que ahora lo domina el orgullo. Mi enojo está mutando nuevamente a esa sensación de deseo, nunca me había tomado así con dobles intenciones como ahora.

-No te atrevas…

-Demuéstrame que no eres una cobarde- me reta. Mi corazón quiere salirse de mi pecho. Estoy muy nerviosa, muy enfadada y muy excitada. Mi cuerpo reclama su atención y mi mente comienza a jugarme malas pasadas.

Ni siquiera me doy cuenta en qué momento me levanta del suelo para llevarme de vuelta a su futón. Siento la suavidad en mi espalda y su peso sobre mí. Un terrible calor comienza a recorrerme entera. Este hombre me vuelve loca, lo siento dominante y a punto de descontrolarse y eso me excita como una maldita enferma sexual. Su mirada es distinta a la que siempre me dedica, ahora es oscura, anhelante y deseosa. Nuestras respiraciones chocan, su rostro está demasiado cerca del mío.

Sé que está jugando con fuego, pero también sé que no puede llegar más allá. Siempre hace lo mismo, cuando está a punto de suceder algo entre los dos, se acobarda en el último momento y la atmósfera se rompe. Recordar eso me enfada más, ¿por qué demonios es tan indeciso y lento?

-No eres capaz de hacerlo Ranma, admítelo.

-¿Eso crees? – sonríe de lado y yo siento que mi piel se eriza. No puede, es Ranma, no tiene las suficientes agallas.

-No lo creo, lo sé, siempre te acobardas en el último momento.

Se acerca más a mí, sus labios quedan a centímetros de los míos.

-Te voy a demostrar que esta vez no; tú lo has querido, viniste a provocarme, ahora atente a las consecuencias.

Estoy a punto de replicarle con otra provocación y el bobo lo hace…

¡Me besa!

Siento sobre mis labios los suyos presionándolos. Estoy estupefacta, tengo los ojos abiertos. Jamás me imaginé que se atrevería.

Poco a poco deja de presionar, pero se dirige a mi labio inferior. Da leves toques repetitivos. Yo no puedo seguir ignorándolo, al fin se ha cumplido uno de mis grandes sueños: que Ranma me bese por su voluntad.

Cierro los ojos y comienzo a mover mis labios, tratando de imitar sus movimientos. Ambos somos demasiado torpes, ni siquiera sé si lo estamos haciendo bien, no tengo idea si así se debe besar a alguien, pero se siente exquisito. No soy consciente del tiempo, solo sé que no quiero dejar de sentirlo.

De un momento a otro, se separa, pero aún está demasiado cerca de mi rostro. Puedo aspirar su respiración. Nos miramos y a pesar de la oscuridad, creo ver sus mejillas sonrojadas. Ahora tengo a otro enemigo, mi cuerpo. No quiero dejarlo así, quiero más. Necesito más besos.

Sus ojos se centran en los míos y no sé si lo que me expresan es lo mismo que yo quiero. No deseo errar de nuevo, pero estoy segura que no habrá otra oportunidad como esta nunca más, debo aprovecharla al máximo, al diablo lo que ocurra después o lo que los demás piensen. No me importan sus prometidas, sus inseguridades y las mías y tampoco me importa si nuestra familia nos descubre. Necesito probar nuevamente sus labios y disfrutar de sus besos.

Coloco mis brazos alrededor de su cuello y estoy dispuesta a arriesgarlo todo por él. Lo amo tanto que ahora no soy capaz de razonar nada, solo de sentir. Lo atraigo a mí y lo beso otra vez. Practicamos esta nueva técnica, siento el sabor de sus labios, su aliento mentolado y su respiración cálida. Él arremete contra mi boca y se mueve más voraz que la primera vez. Repite lo mismo que yo, pero con más fogosidad.

Sé lo que está haciendo, me está retando y provocando para saber quién besa mejor o quién doblega al otro. Entonces que así sea. Ahora ya no es un beso, es una batalla. Si quiere pelea, pelea tendrá. No sé cuánto tiempo pasa, pero siento su lengua acariciar mis labios y tratando de abrirme la boca para invadirme. ¿Desde cuándo sabe hacer esto? ¿Y si lo ha practicado con alguna de sus prometidas? Una extraña mezcla entre enojo y placer comienza a invadirme.

Logra introducirse en mi boca y no puedo evitar soltar un jadeo al sentir su húmeda lengua acariciando la mía. Nos devoramos sin pensar en nada más. Sabe tan delicioso que no quiero dejar de disfrutarlo. Pronto el oxígeno se vuelve insuficiente y es cuando rompo nuestro beso, aspirando de golpe el aire y mezclándolo con un tentador gemido.

Él no se detiene, me besa en las mejillas, pasa por mi barbilla y llega a mi cuello. Gimo sin poder evitarlo al sentir sus besos ahí y sin darme cuenta giro la cabeza dándole más acceso a mi piel. Una de sus manos que hasta el momento estaba quieta sobre el futón, comienza a acariciarme. Se pasea sobre una de mis piernas rozándome despacio. Lo siento temblar, inseguro de tocarme y esa es mi culpa, porque siempre lo golpeo por atrevido cuando sé que no lo hace a propósito. Ahora quiero lo contrario, deseo que me toque y no sienta temor de hacerlo.

Lo incito, desenredo mis brazos de su cuello y lo abrazo por la espalda. Comienzo a acariciarlo despacio y comprendo su temor, yo también tengo miedo de hacer algo mal, que me rechace por atreverme a tocarlo.

De repente detiene sus besos, pero no se aleja. Se mantiene así, puedo sentir su respiración agitada en mi cuello. ¿Se habrá arrepentido? El miedo de no ser capaz de atraerlo de esta forma comienza a envolverme. Seguramente no le despierto este tipo de interés y estará apenado pensando en la mejor forma de rechazarme sin herir…

-¿Estás segura de esto Akane?– su voz ronca irrumpe mis negativos pensamientos.

-No soy una cobarde Ranma- me mira un tanto desconcertado por mi respuesta.

-¿Estás haciendo esto solo por lo que dije?

- Si no lo quisiera, hace mucho que te habría golpeado por pervertido. Y si no lo he hecho es claro el por qué ¿no crees?– le sonrío y me atrevo a poner mis manos sobre sus duros pectorales acariciándolo suavemente. Él me devuelve una sonrisa torcida y ahora sé que he despertado al verdadero pervertido que habita en su interior y eso me estimula más.

-Entonces…- su mano recorre mi pierna lascivamente. -¿Prometes que no me golpearás haga lo que haga?– introduce su mano debajo de mi ligera camiseta y acaricia mi vientre.

-Por esta noche no, pero no te aseguro que mañana no te dé una buena paliza.

-Habrá valido la pena- me besa nuevamente y al instante mete su lengua invadiendo mi boca y poseyéndola con ardor. Ese movimiento me calienta nuevamente.

No pasan ni cinco segundos cuando siento su enorme mano encima de uno de mis pechos. No puedo evitar gemir entre sus labios, esto es mejor que mis sueños. Con su tacto me doy cuenta que no llevo sujetador. Me toca por encima de la ropa, y estoy tan excitada que mis pezones sobresalen llamativamente. Él se da cuenta y me los pellizca suavemente. Ese roce me hace romper el beso para gemir sonoramente.

-Shhhhh, no hagas ruido- susurra bajito mientras sigue tocándome.

-Ranma…

Gimo cuando siento que sus labios recorren mi cuello y el inicio de mi escote. Mi cuerpo tiene la temperatura demasiado elevada y comienzo a ser consciente de la humedad de mi interior, mis bragas se mojan poco a poco. Yo me aferro nuevamente a su espalda y también lo acaricio con más seguridad.

Ranma baja un tirante de mi blusa y besa mi hombro. Lo baja demasiado que descubre por completo uno de mis pechos. Al instante me tenso, él parece no darse cuenta y sigue besando mi recién descubierta piel. Tapo mi boca con una mano cuando siento sus labios sobre mi pezón. Su lengua comienza a lamerme y sin perder más tiempo, me chupa y me succiona totalmente embebido. Quiero gritar de emoción, pero el estímulo es tanto que no podré callar mis gemidos. Ahora me siento feliz, él no rechaza esta parte de mí, no se ha burlado, no me ha criticado, ni ha demostrado aversión. Solo ruego porque no se percate de los defectos de mi cuerpo y me los haga saber con dolorosas ofensas.

Cuando se siente saciado de mi inflamado monte, repite el mismo movimiento con mi otro tirante. Yo me limito a tocar su cabeza y seguir su movimiento. Prueba alternadamente mis pechos, primero uno y luego el otro. ¡Dios! Esto es delicioso. Estoy demasiado excitada y ahora siento que ha llegado mi turno, yo también quiero probarlo.

Con un rápido movimiento lo empujo, lo tumbo en el futón y me coloco a ahorcadas sobre él. Me mira sorprendido, y más vale que tenga las suficientes energías para soportar los embates de mi pervertida interior. Tengo la blusa por debajo de los pechos y él solo me los está mirando. Para sorprenderlo más, me la quito y la lanzo sin pensar. Me recorre con la vista y comienzo a sentir el efecto de mi atrevimiento endurecerse debajo de mi entrepierna.

Me lanzo a besarlo sin pensar, nuestros pechos quedan pegados completamente, siento la calidez de su cuerpo y lo rígido de sus pectorales. Me toma de las caderas y me las aprieta. Conforme el beso se vuelve más demandante, siento sus manos apretar mi trasero. Nuevamente gimo y rompo nuestro contacto. Decido devolverle el favor y comienzo a besarlo desde la mejilla, la masculina quijada y el fuerte cuello.

La piel de Ranma es deliciosa, tan caliente, tan dulce. Su olor a perfume me vuelve loca. No puedo parar, devoro su cuello y dejo una estela de besos y lamidas por sus hombros y su pecho. Cuando llego a sus pectorales decido torturarlo de la misma manera que él lo hizo conmigo. Beso sus pezones, los lamo y los succiono de la misma forma como él lo hizo. Mientras disfruto de su cuerpo, lo miro. Tiene los ojos completamente cerrados y la boca entreabierta. Me siento poderosa, mi hermoso prometido está totalmente entregado a mí, al fin. Siento que me inunda una felicidad insuperable. ¡ES MÍO!, ¡RANMA SAOTOME ES SOLO MÍO! Y hoy lo reclamaré como tal.

Bajo mis besos a su abdomen y me hago de su cuadriculado vientre. A estas alturas, siento que explotaré de excitación. Jamás había sentido este nivel de fogosidad, ni siquiera en mi sueño con Shinnosuke. Ranma me provoca mucho más. Estoy tan cerca de su erección, pero mi límite es este, por ahora, mis besos llegan hasta el inicio de su bóxer. No me atrevo a ir más allá, todavía siento temor de mi inexperiencia.

Lo siento tensarse cuando por accidente rozo mis pechos con su elevado miembro. Suelta un sensual gruñido y sin darme cuenta, vuelve a recostarme y colocarse encima. Arremete contra mis labios y nuestras lenguas de nuevo inician una lucha para ver quién es el mejor. Con Ranma todo es competencia y reto y eso me encanta.

Me acaricia por completo, sus atrevidas manos vagan por todos los rincones de mi cuerpo. Llega el punto en que las caricias y besos son insuficientes, mi interior comienza a hacerse notar más y me envía una señal imperante de que necesita atención. Siento mis bragas empaparse demasiado.

-Akane…

Susurra y sé que me está pidiendo permiso para despojarme de mi diminuto short. No sé cómo logramos entendernos con palabras vagas, miradas o simplemente con lenguaje corporal. Como respuesta lo beso de nuevo y él lo entiende porque al instante siento sus manos tomando mi ropa y comenzando a bajarla. Se deshace de mi short y se da tiempo de tocar mis piernas por completo.

Estoy tan prendada de él, que me dejo hacer. En este instante estoy a su merced, lo que quiera hacerme lo aceptaré gustosa. Coloca sus pulgares en las orillas de mis bragas y comienza a quitarlas. Me despoja de toda vestimenta y ahora estoy completamente desnuda y rendida ante él.

Él se hinca para mirarme y yo por instinto flexiono y cierro las piernas. La valentía se va y ahora me inunda la vergüenza. Siento mi cara arder y solo puedo mirarlo desde mi posición. Me recorre entera y detiene su mirada en mis tensas y cerradas piernas. Jamás nadie me ha mirado tan íntimamente, ni siquiera yo me he atrevido a mirarme ahí con tanto detalle.

Quisiera saber qué piensa en este momento, no sé si se ha dado cuenta que estoy muerta de pena, pero creo que no. Veo cómo se baja los boxers lentamente, mi vista se mantiene en sus manos y en su movimiento. Ahora la vergüenza es doble, pero la curiosidad me gana. Lo miro…

Ranma es "grande", no puedo compararlo con nadie, pero lo que mis ojos me muestran es que es "grande". Mi corazón late tan desbocado que creo que en cualquier momento saldrá de mi pecho. No puedo dejar de admirarlo, su poderosa virilidad es como él, atrayente e impactante. Subo mi vista y veo su estúpida sonrisa ególatra, debe estar regodeándose de su físico y por dejarme como una boba. Tonto vanidoso.

Toca mis rodillas con la clara intención de separar mis piernas. Sé que no puedo negarme, no después de que yo me lo he comido con los ojos primero. Con cuidado, me dejo, pero desvío mi vista. No quiero ver su rostro cuando me mire ahí, mi pudor no me lo permite. Pasan unos tortuosos minutos y él no se mueve, me está recorriendo entera y los nervios aumentan a tal grado que la sensación se vuelve física, me mojo más de excitación y expectativa y creo que mi rostro estallará por la vergüenza.

- ¡Dios! – lo escucho gruñir. Me abre un poco más las piernas y lo siento acomodarse encima de mí.

-Akane, eres her… hermosa.

-Ranma…

La emoción me embarga, jamás creí que me hiciera un cumplido sin que antes hayamos peleado y que esa fuera su manera de disculparse.

-Si no estás segura, podemos… podemos parar- ha vuelto el niño temeroso, por un instante el hombre con una seguridad apabullante se ha esfumado y en su lugar dejó a este adolescente tímido. No soy buena con las palabras, todavía me cuesta hablar de lo que quiero, pero puedo hacérselo saber de otra forma.

Tomo su rostro y lo beso como respuesta a sus dudas. Él me devuelve el beso y nos envolvemos nuevamente en un ambiente de desenfrenada pasión. Nos tocamos, nos probamos y nos sentimos más conectados. Hay algo entre nosotros que nos une y ahora lo siento más. Ranma se mueve y siento su miembro rozar mi intimidad. Me excita y al mismo tiempo me atemoriza. Dolerá, dolerá mucho, pero amo a este hombre y por él lo soportaré porque también estoy deseosa de sentirlo poseerme.

Él reacomoda nuestros cuerpos, no sin antes acariciarme completamente una vez más…

El momento ha llegado…

Siento el roce entre él y yo. Mi piel se eriza y yo me siento caliente, desesperada y con los nervios crispados. No pasan ni dos segundos cuando comienzo a sentirlo dentro. Ranma comienza a penetrarme muy despacio. Es inevitable, el dolor me alcanza y me tenso más.

-Relájate por favor, no quiero hacerte daño- su petición me asusta más. Ambos sabemos que me hará daño o al menos yo sentiré dolor y por sus dimensiones, sospecho que mucho.

-Bésame Ranma, por favor- mi tono suplicante, se me antoja ridículo. Otra estaría gritando que la atravesara de una vez, pero yo no puedo. Esto es nuevo para mí y nadie me explicó cómo sería o cómo debía reaccionar.

Ranma me besa y yo lo abrazo fuerte por la espalda. Nos devoramos hasta que de un tirón siento el dolor intenso, él me penetra de un solo movimiento y se lleva consigo mi pureza. Grito sin poder evitarlo, me siento invadida. Cierro los ojos con fuerza para soportar la sensación. Él me colma, al fin lo tengo dentro de mí, al hombre por el que todas mueren, al que todas quieren hechizar, al que todas le coquetean, al que todas desean… ese hombre está aquí conmigo preso en mi interior, es mío. Ninguna zorra podrá arrebatármelo, ni aunque sean las mejores cocineras, tengan los pechos más grandes o sean unas verdaderas bellezas. ¡Ninguna!, él me pertenece.

No sé cuánto tiempo pasa mientras estamos quietos. Él respira profundamente, soy consciente que se está conteniendo. Cuando siento que el dolor va pasando, muevo las caderas para incitarlo. Al instante reacciona y vuelve a besarme mientras sale y entra en mí lentamente, probando si el dolor se ha ido.

El vaivén es delicioso, lo siento endurecerse más conforme nos movemos. Mi excitación se reaviva con mayor potencia. Ranma toca fibras muy sensibles en mi interior y cada vez me siento más húmeda.

Comienzo a gemir fuerte cuando él acelera sus movimientos. Me penetra con fuerza, me embiste sin piedad y yo me siento derretir en sus brazos. Por instinto abro más las piernas y las enredo con más fuerza a sus caderas, siento las estocadas más profundas. Me aferro más a él y le entierro mis uñas en la espalda cuando lo siento golpear mi interior con más potencia.

¡Oh por Dios!

Esto es demasiado delicioso, no creo soportar mucho más.

Ranma toma mis manos y las coloca a cada lado de mi cabeza. Entrelaza nuestros dedos y se acerca más mí. Es consciente del movimiento hipnótico de mis pechos y baja a besarlos nuevamente. Durante todo el rato, les ha dedicado demasiada atención y parece que cuando los besa, se olvida por completo de todo lo demás, eso me hace recordar algo…

-Con que… ¡ah!, planos ¿no?... ¡ah!- sus embestidas aceleran

-Planos… pero deliciosos- jadea y vuelve a su tarea de atender mis pechos. Siento como sus besos se vuelven intensos, al tiempo que sus penetraciones se vuelven rudas. Una ligera succión, que seguro me dejará marca, me sorprende. No aguanto más, esto me supera. Comienzo a sentir cómo nace de mi vientre un extraño calor que me recorre entera. Mi interior comienza a palpitar involuntariamente, aprieto nuestras manos entrelazadas y me dejo ir. Estallo en un poderoso orgasmo que me hace temblar sin control, grito y él me calla con un beso.

Me pierdo por un momento en ese estado de plenitud y placer, mientras él arremete un poco más hasta que lo siento palpitar dentro de mí y suelta un sexy gruñido. Se derrama en mi interior y siento la calidez de su desfogue inundarme.

Se deja caer a un lado de mí, respiramos agitados y cansados, pero completamente satisfechos. Sale de mí y se recuesta en el futón llevándome consigo. Quedo recostada sobre su pecho agitado. Esta ha sido la experiencia más maravillosa que he vivido. Él levanta mi barbilla y me da un tierno beso que me endulza el alma.

-Te amo Akane…

Mi corazón se detiene un momento.

¿Escuché bien?

Lo miro sorprendida, sus ojos no me mienten, me miran con tanto cariño que todo mi ser vibra. Me sonríe de lado, tan imponentemente bello que no puedo creer que es el mismo hombre que me insulta todos los días.

-Ranma…

No puedo evitarlo, mis ojos se llenan de lágrimas. Siento que he tocado el cielo. Muero por este hombre, me vuelve completamente loca. Ahora sí me tiene a sus pies.

Lo abrazo fuerte y lloro sobre su pecho, lloro de felicidad. Él ha cumplido todos mis sueños esta noche, me ha besado, me ha hecho el amor y me ha dicho que me ama. Estoy lista para morir.

-Pero, no… no llores

-Lloro porque yo también te amo Ranma- entierro mi rostro en su pecho nuevamente.

-Akane…- sin pensar lo beso con el rostro mojado en lágrimas, quiero que sienta lo que me provoca, necesito que entienda que él es mi razón de vida y que por él soy capaz de dar la vida una y mil veces.

Creo ver lágrimas también en él, pero no estoy segura. Me abraza fuerte hasta que logramos calmarnos. Así en silencio somos capaces de comprender que nuestros corazones laten al mismo ritmo.

No somos conscientes del tiempo, sino hasta que nuestros cuerpos tibios comienzan a resentir el fresco de la noche. Ranma toma una sábana y nos cubre con ella. Estoy feliz, muy feliz. Mi hombre me corresponde, ¡me corresponde!

-Entonces ¿puedo olvidarme de la paliza? Porque si no también yo te castigaré por pervertida- dice con tono juguetón.

-Idiota, no puedes golpearme, tú mismo lo has dicho.

-No pensaba castigarte con golpes, al menos no por el exterior de tu cuerpo- lo miro y sonríe de lado, lo dije, desperté al pervertido y eso me fascina.

-Bobo

Me siento plena con mi amor a mi lado y sabiendo que siente lo mismo que yo. Nos llenamos de besos y caricias sin dobles intenciones, al menos de mi parte. Me acomodo entre sus brazos y solo me dejo hacer sintiendo sus caricias en mi desnuda espalda, sus mimos comienzan a adormecerme. No me doy cuenta cuando el sueño me vence.

.


Siento una molesta luz sobre mi rostro. Poco a poco voy abriendo mis ojos. Me siento en mi cama y soy consciente que ya amaneció. Tardo unos minutos en recobrar la noción del espacio.

Abro los ojos sorprendida.

Pero, qué demonios… estoy, estoy…

¡Estoy en mi habitación!

No, no, no, no

Reviso mi cama, evidentemente estoy sola. Bajo mi vista y me reviso, tengo puesta la misma blusa y el mismo diminuto short. Parecen intactos. Analizo mi habitación, no hay nada raro, giro a ver el escritorio y veo el libro de Nabiki encima. Ese estúpido libro, lo volvió a hacer….

¿Un sueño?

¿De nuevo fue un sueño?

No, no puede ser, yo lo sentí demasiado real. Me levanto y trato de buscarle explicación a lo que ocurrió. O más bien a lo que no ocurrió.

Siento mis ojos llenarse de lágrimas, ¿deberé resignarme a vivir de sueños y fantasías? Será que solo en mi subconsciente seré feliz.

Me invade una gran melancolía.

Este sueño me hizo tan feliz y ahora me siento tan desdichada. Todo fue producto de mis frustrados deseos. Está claro que jamás avanzará mi relación con Ranma, creo que es mejor darme por vencida. Nunca conseguiré nada de él, en realidad no siente nada por mí. Solo el Ranma de mis sueños me ama, pero el real me detesta por fea, por mala cocinera y por pésima para todo.

Descargo mi frustración con llanto. Lloro todo lo que puedo. Cuando consigo calmarme, me decido a quitarme esa desazón con una ducha. Sí, eso me ayudará.

Me dirijo al baño, dispuesta a borrar de mi mente ese sueño. Fue más real que el de Shinnosuke. Siento doloridas mis piernas, Ranma tenía razón, por practicar mal en el dojo resentí mis músculos. Me sumerjo en el agua tibia y siento un gran alivio, mi cuerpo necesitaba este baño.

Después de asearme calmadamente, envuelvo mi cuerpo en una toalla que apenas me cubre y deja al descubierto casi toda la piel de mis piernas. Me acerco al espejo para ver mi destruido semblante. Como era de esperarse, la imagen me devuelve a una perdedora en el amor, una tonta que solo vive de fantasías que nunca…

Espera…

¿Qué rayos?

Miro bien.

Bajo un poco la toalla a la altura de mis pechos y veo una marca roja muy tenue. Mi corazón comienza a acelerarse, en mi sueño Ranma me besó fuerte ahí…

No, no, no… debo estar volviéndome loca. Escucho voces afuera y me quedo petrificada, trato de encontrarle una explicación a lo que estoy mirando. El sonido de la plática llega claro a mis oídos.

-Nabiki entonces dices que el maestro le puso algo a sus tallarines

-Sí Kasumi, lo encontré llorando en su habitación y me lo contó. Me dijo que compró un polvo llamado "deseo lujurioso" y quiso probarlo.

- ¿Y qué hace ese polvo?

-Pues según el maestro, despierta el deseo lujurioso más profundo del corazón. Quien lo pruebe, busca hacer realidad su deseo carnal más fuerte. Por lo que leí en el sobre, es 100% confiable, o sea que es seguro que la persona logra su cometido.

- ¿Y se siente mal porque no cumplió su deseo?

-No tiene por qué si él de por sí es un libidinoso

La conversación de mis hermanas se va apagando conforme se alejan de donde estoy.

¿Deseo lujurioso?

Si eso es verdad, entonces significa que Ranma y yo… nosotros… porque yo comí los tallarines del maestro con esos polvos.

No, debe ser un mal chiste.

Necesito aire, salgo del baño temerosa de que alguien descubra lo que me está pasando. No doy ni cinco pasos cuando lo veo salir de su habitación.

Ranma camina hacia donde estoy. No puedo evitar recordar mi sueño con él, mi corazón se encoje y la vergüenza comienza a ahogarme. Siento la cara arder. No me atrevo a mirarlo. Intento pasar de largo, pero él me jala y me acorrala en la pared.

-No pude dejarte conmigo como realmente deseaba, ya sabes, luego no nos dejarán en paz- susurra en mi oído. -Antes que amaneciera te regresé a tu habitación para que nadie sospechara.

Baja la mirada y se percata que solo llevo una toalla. Debo estar más roja que la camisa que suele usar. Me dedica una lasciva mirada y me sonríe coqueto.

Creo que morí y ahora estoy en el cielo donde todo lo que he anhelado se ha vuelto realidad.

- ¿Se repetirá hoy otra vez?- como una tonta asiento. Me tiene hechizada por completo, el maldito efecto Saotome me alcanzó y no pude hacer nada para evitarlo.

-Estaré esperando a que llegue la noche- dice y sin ceremonias me besa.

Esto me lo confirma, la sensación es la misma.

¡No fue un sueño!

¡DIOS!, ¡NO FUE UN SUEÑO!

-Te amo boba- sonríe y me contagia su felicidad.

-Yo también idiota.

- Alguien viene, te espero en el dojo. No lleves sujetador, te va mejor- dice guiñándome un ojo y me libera empujándome suavemente por la espalda incitándome a andar. Apenas he dado unos pasos, cuando siento que me da una sonora nalgada. Me giro a reclamarle y lo veo entrar corriendo al baño. Sonrío, ya me las cobraré.

Llego a mi habitación lo más rápido que puedo y me encierro. Me mantengo quieta detrás de la puerta y después me tiro a la cama riendo y tapando mis gritos de felicidad con una almohada. Este es el inicio de mi sueño, veo el libro de Nabiki y ahora ya no lo detesto. Lo abrazo y le agradezco en silencio que me haya despertado el deseo. Me gustaría agradecerle también al maestro por su inesperada ayuda, pero esas felicitaciones mejor me las guardo, es tan libidinoso que seguro intentará sobrepasarse conmigo.

Lo dije anoche y lo reafirmo ahora plenamente consciente que es cierto: Ranma es mío, es solo mío, es mi hombre, mi prometido, mi anhelo, mi deseo y mi amor… mi único amor.

.


NOTAS DE LA AUTORA

¡Hola queridos lectores!

Si llegaste hasta aquí, te agradezco infinitamente tu tiempo.

Sobre la historia, debo confesar que originalmente terminaba cuando Akane despertaba de su sueño con Shinno. Pero, aún no me siento preparada para escribir fics de otras parejas que no sean Ranma y Akane, por eso tuvo que intervenir nuestro querido trenzudo. Si Akane se "cenó" a Shinno (al menos en su subconsciente), era justo que también a Ranma, con la diferencia que con él sí fue real.

Me costó demasiado escribir este fic, no solo por la extensión, sino que plasmar la primera relación íntima de estos dos ha sido un gran reto. Seguramente no quedó perfecto, obviamente, no soy escritora profesional. Solo intento plasmar lo que llega a mi mente. Si tengo suerte de que te haya gustado, te doy infinitas gracias.

Te invito a seguirme en Instagram y Facebook, donde publico imágenes y fanarts (no tan bien hechos, pero sí con mucho amor). Puedes buscarme como Cano_Dark en ambas. De este fic, hice especialmente unos fanarts, razón por la que me retrasé un poco en publicarlo.

Nuevamente agradezco a todos los que se tomen el tiempo de leer mis historias y sobre todo a aquellas personas que me han regalado sus comentarios, los valoro mucho.

No los molesto más...

Nos leemos pronto :3