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Advertencias: Universo alternativo. Todos son humanos. Contiene Lemon, lenguaje obsceno, etc
Disclamer: Los personajes perteneces a L.J Smith y a el cana CW
CAPÍTULO 1
Un día después de recibir la noticia que le cambiaría la vida, seguía agazapada en el sillón, abrazada a sus piernas y escondiendo la cabeza entre ellas, lloraba. Lloraba desconsolada porque había perdido a la persona que más quería en el mundo, la que siempre estaba con ella en todos los momentos, la que le aconsejaba, la quería, la apoyaba y cuando era necesario la regañaba. En ese momento una parte de ella se hizo añicos y un dolor intenso le recorrió el pecho. Se sintió rota, las fuerzas la abandonaron y ella se dejó llevar por el dolor que sentía.
-Lo siento mucho, Elena.- Dejó de sollozar al escuchar su voz.
Levantó la cabeza y como pudo se retiró el pelo pegajoso de la cara para poder verle mejor. Era él. Hacía años que no le veía, estaba mucho más guapo que de costumbre, pero la torcida sonrisa que le caracterizaba había abandonado su cara para remplazarla por otra mucho más triste. A Elena no le gustaba esa sonrisa, prefería la de siempre. Al verle, se sintió más rota aún, comprendiendo que no había vuelto por ella, había vuelto por lo que había pasado. Soltó una pequeña lágrima que rodó por su mejilla haciéndose más vistosa entre todas las demás cuando le vio.
Elena se levantó furiosa, se puso frente a él y le miró directamente a los ojos, su mirada estaba impregnada de odio. No quería que él estuviera ahí, ya la había abandonado una vez y ahora que estaba tan débil no quería que la volviera a dejar porque si lo volvía a hacer no iba a ser capaz de levantarse de nuevo
-De verdad que lo siento.- Él intentó acercarse poco a poco con las manos en alto, intentando cogerla por los brazos para poder abrazarla, pero ella se retiró de su alcance y profundizó aún más la mirada de odio hacia él.- Elena… por favor.- le pidió.
Su corazón empezó a latir con más rapidez y en su cabeza debatían un montón de sentimientos encontrados, lo que sintió cuando él se marchó, lo que aún le provocaba después de tanto tiempo, el dolor de que ella se hubiera ido para siempre… Todo ello le producía un profundo ardor en la cabeza. Perdiéndose en la profundidad de sus ojos azules como tantas veces había hecho e incapaz de seguir mirándole de esa forma, abandonó las pocas fuerzas que le quedaban y le abrazó. Le abrazó y él correspondió a su abrazo intensamente, trasmitiéndole sus fuerzas. Ella se dejó llevar e intentando evadirse de toda esa situación recordó una de las primeras veces que se había dejado llevar por sus sentimientos hacia alguien que no debía.
FLASHBACK
-Joder con la niña… ¿Esa es la hermanastra a la que tanto odias?.- Le preguntó Kol. Estaban en la piscina de la mansión, en bañador y tomando el sol. Kol se quitó las gafas y miró a sus dos amigos haciéndoles un gesto con la cabeza hacia ella.
-¿Qué haces aquí?.- Preguntó él alzando la voz en tono cabreado, tras mirarla. Estaba preciosa y aunque fuera su hermana y solo su hermana no quería compartirla con nadie. Ni con sus amigos. Eso nunca.
-Bañarme, también es mi casa ¿Sabes?.- En realidad no le apetecía, pero tras llamar a su mejor amiga y contarle que su hermanastro estaba en bañador mostrando su perfecto cuerpo en la piscina con dos amigos que también estaban tremendos, se armó de valor y tras las insistencias de su amiga se puso el bikini e intentó llamar su atención.
-Claro que si preciosa, cuantos más seamos mejor.- le dijo Kol mirándola de arriba a abajo. Ella le dirigió una sonrisa y tras echar una última mirada a su hermano se quitó los shorts y se quedó en bañador. Los amigos de él silbaron y rieron al verla con tan poca ropa y el enfado de éste aumentó al ver como sus amigos se ponían cachondos con mirarla.
-Si no fueras tan pequeña encanto...- le dijo Ric, otro de los amigos de su hermano. A él ya lo conocía de hacía tiempo.
-Vale ya, joder es mi hermana.- reprendió éste a sus dos amigos, dedicándoles una mirada furiosa. La rabia y celos que sentía por dentro no podía provenir de que intentaran algo con su hermana. Sabía que sentía algo más hacia ella, fuera del ámbito familiar y eso no estaba bien.
-Tranquilo mamá oso…- le contestó Kol.- Has tenido suerte con tu hermana.- Los tres miraron como ella intentando hacerse notar se tiró de cabeza de forma perfecta y tras unos segundos salió del agua en el otro extremo de la piscina. Kol se acercó más a sus amigos y les susurró.- Si fuera mi hermana y la tuviera en la habitación de al lado, iría a arroparla todas las noches.- Ric sonrió de acuerdo con lo que había dicho pero él se levantó de su tumbona y se dirigió a su hermanastra enfadado. La vio en las escaleras con la cabeza hacia atrás mostrando su perfecto cuello disfrutando de el sol. Se acercó a ella y ésta notando su presencia sonrió. Pero él la agarró fuertemente del brazo y tiró de ella hacia arriba para que se levantara y se enfrentara a él
-¿Qué crees que estás haciendo?- Elena decepcionada por su reprimenda le miró a los ojos con chulería
-No sé de qué me estás hablando
-Lárgate de aquí
-También es mi piscina
-Si, pero nosotros llegamos primero
-No te preocupes, no me molestáis.- le dijo con una sonrisilla
-Pero tu a nosotros si
-¿Enserio?.- Ella dirigió la mirada hacia las tumbonas donde descansaban sus dos amigos y les sonrió a ambos. Ellos le correspondieron.- ¿De verdad estás tan seguro?- Se cruzó de brazos y le hizo una mueca con los labios.- ¿Quieres que le preguntemos a ellos si quieren que me quede?- Él todavía más enfadado la agarró del brazo y la atrajo hacia si.
-No hagas que me cabree Elena.- Al escuchar su nombre de su boca le recorrió un escalofrío. Él continuó hablándole entre susurros intentando calmarse.- Nos iremos nosotros, pero no quiero te pasees por la casa cuando mis amigos estén aquí
-¿Y si no qué?
-Te he dicho que no me cabrees.- Le respondió de nuevo, haciendo aspavientos con los ojos. Dirigió su mirada a sus amigos y comenzó a caminar hacia ellos.- Vámonos o llegaremos tarde, ya sabéis como se ponen las chicas.- Ellos asintieron y comenzaron a recoger sus cosas. Una punzada de celos recorrió el cuerpo de Elena.
Respiró profundamente para calmarse y volviendo a armarse de valor caminó hacia ellos para ocupar una de sus tumbonas. Los tres no perdieron detalle de como ella se colocaba las gafas de sol y con gracilidad ocupaba la tumbona que segundos antes lo había echo Kol. Elena cerró los ojos y se relajó contra ella. Se bajó un centímetro la parte de abajo del bikini para que cogiera un poco de color. Sonrió internamente sabiendo que ninguno había perdido detalle de sus movimientos. Kol y Ric miraron su cuerpo con deseo y él a sabiendas de lo que sus amigos estaban pensando sintió como sus puños empezaban a apretarse con fuerza y comenzó a balbucear enfadado.
-Estúpida niña. No estás sola. Tápate ¿quieres?.- Ella abrió los ojos y miró a su hermano y a sus dos amigos con una sonrisa.- Te he dicho que te tapes.- Cogió la toalla que él mismo había usado antes y la puso sobre su cuerpo. Elena se sintió victoriosa por haber logrado la atención su "hermano" y mejor aún de paso también la de sus amigos; ya no podía reprimir lo que sentía cuando la miraba, la chinchaba o pasaba de ella. En su cabeza solo existía él. Le derritió el último gesto que había tenido con ella mostrándose protector.- No tengo tiempo para perder contigo, hay verdaderas mujeres esperándonos. Vámonos.- Y a pesar de sus dos amigos, los tres se dirigieron al interior de la mansión. Dejándola sola.
Elena se sintió estúpida con las últimas palabras de su hermano "¿De verdad parecía una niñata?" Es cierto que ellos tenían cerca de ocho años más que ella, pero se consideraba madura para su edad (Aunque acababa de demostrar todo lo contrario); además le dolía que hubieran quedado con "mujeres" y ella se iba a quedar en esa gran mansión sola. Después de todos los sentimientos que habían pasado por su cabeza antes y después de ir a la piscina y encontrarse con él, fue el primer día que aceptó lo que sentía por su hermano, Damon Salvatore.
FIN FLASHBACK
-Todo saldrá bien Elena, te lo prometo.
En el entierro, Damon no se separó de ella ni un segundo. No dejaba de mirar las reacciones que tenía cuando todos sus familiares y amigos le daban el pésame, ella solo asentía o negaba levemente. Algo dentro de su pecho se quebró cuando la vio agacharse hacia la lápida y con cariño le dio el último adiós. Su padre, el gran Giuseppe Salvatore estaba tan mal como ella y él hacía todo lo posible por mantenerse firme por los tres.
Elena intentaba hacerse la fuerte con todo el mundo pero le faltaba el aire. Agradecía a Damon que hubiera estado a su lado en todo momento, a pesar de que él no dijo nada, sabía que le estaba dando sus fuerzas con cada mirada, además que sabía que Damon era más de hechos que de palabras. Se sentía a salvo a su lado, él siempre había estado cuidando de ella a su manera y sabía que si él estaba ahí todo iba a salir bien, como le había prometido.
Esa misma tarde, Elena un poco más tranquila se dirigió al despacho de su padrastro Giuseppe que la había hecho llamar con urgencia. Tocó suave con los nudillos en la puerta y cuando la invitaron a pasar entró apenada en la sala. Sabía lo que le iba a decir, lo había estado pensando, seguramente le diría que como ella ya no está, no tendría nada que hacer ahí, así que la mandarían a un centro de acogida ya que ella no tenía más familia y cuando dentro de tres semanas cumpliera los dieciocho que se buscara la vida. Respiró profundamente y afrontó su destino, miró directamente a los ojos a Giuseppe y se vio reflejada en ellos, vio que al igual que los de ella, mostraban dolor y angustia.
-¿Sabes Elena?.- comenzó a hablar.- Yo la amaba más que a nada.- Ella no dijo nada y siguió escuchando.- Me hacía tan feliz...- dijo con nostalgia.- Nunca había sentido por nadie lo que sentía cuando estaba a su lado, ni siquiera con la madre de Damon.
-Giuseppe yo…
-No, escúchame Elena. No es justo que la hayas perdido tan pronto, no es justo para nadie.- Ella asintió y se llevó las manos a la cara para que sus lágrimas no salieran de su escondite.
-¿Qué va a pasar conmigo?.- Preguntó con tristeza, sabiendo lo que éste le respondería
-Tu madre era una mujer maravillosa.- se tomó unos segundos y continuó.- Y estaría orgulloso de poder cuidarte, si tu quieres.- Elena levantó la mirada del suelo y con una sonrisa de esperanza le miró
-¿De verdad?
-Es lo que ella querría, además Elena, te quiero como si fueses hija mía.- Elena no pudo contener más las lágrimas y cayeron por sus mejillas. Él le miró con amor y ella le abrazó con fuerza, ambos intentaban remitir el dolor y darse apoyo
-Gracias Giuseppe, yo… no sé que habría echo si…
-No pienses en eso, ahora vas a superar esto y vas a seguir con tu vida. Vas a ser feliz y dentro de unos 30 años Vas a darme muchos nietecitos.- le dijo frunciendo el ceño intentando parecer serio
-¿30?.- preguntó divertida
-Más le vale a ese noviecito tuyo que no sea antes.- Elena sonrió, ya era la segunda vez que lo hacía desde que su madre se fue, la primera cuando recordó la primera vez que afrontó lo que sentía por Damon y la segunda ahora. Para Giuseppe era la primera. Ambos se quedaron un rato más hablando entre ellos.
-¿Has empezado a preparar tu fiesta de cumpleaños?.- le preguntó Giuseppe en una de las conversaciones
-Este año no me apetece hacer fiesta…- le respondió con un deje de tristeza en la voz.
-¿Cómo que no?.- intentó parecer indignado.- ¿Elena Gilbert no va a hacer su mega fiesta este año? Qué horror, yo ya me había comprado mi vestido.- Ambos rieron con ganas.
-No me apetece mucho, además quedan tres semanas y todavía no he empezado…
-Yo te ayudaré.- le contestó
-¿Enserio?.
-Claro, dieciocho no se cumple todos los días, además me encantaría compartir esto contigo
-A mi también.
Elena salió del despacho de su "padre" algo animada, al menos no lo había perdido todo, ella también quería quedarse con Giuseppe ya que le quería como si fuera su padre, había pasado casi 4 años a su lado y es verdad que siempre le consentía como a su niña, se lo daba todo y su madre siempre andaba detrás de él por consentirla tanto. Incluso cuando Damon la cinchaba y ella se chivaba por fastidiarse se ponía de su lado, igual que su madre se ponía del de Damon. Perteneciendo a dos familias distintas eran como si fuese una, todo cambió cuando empezó a sentir cosas que no debía por su hermano y aunque lo intentó no pudo evitarlo. Cada día la sacaba de su casilla cualquier estúpida frase que le decía para picarla, pero eso no era lo peor, si no que cuando salía de su boca sonaba terriblemente sexy y no podía evitar sentirse atraída por él. Más de una vez se intentó auto convencer de que eran las hormonas, que era inevitable no sentirse atraída por un tío así, que seguramente se le pasaría con el tiempo, pero tras varios meses pudo comprobar que eso no era un simple capricho, que lo que sentía por su hermano era real. Cuando él admitió que sentía algo por ella todo fue a peor, él se marchó y lo que más temía Elena se hizo realidad: su familia se había roto para siempre.
Después de que todos esos pensamientos pasasen por su mente recayó en el llanto y aovillada en un rincón su habitación lloró de nuevo. Ahora que Damon por fin había vuelto, su madre ya no estaba. Su familia no existiría nunca más y lo que más miedo le daba era todos esos sentimientos que habían despertado con la llegada de su hermano.
Un leve golpeteo en la puerta la hizo enderezar la cabeza y mirar hacia ella, vio como se entreabría despacio y como una voz, su voz, susurraba en voz baja.
-¿Puedo pasar?.- Ella al verle asintió y miró como se sentaba a su lado con una sonrisa en los labios
-Tienes ese estúpido oso.- dijo aludiendo lo que ella tenía entre sus brazos. Elena volvió a asentir
-¿Qué esperabas?
-Yo lo habría tirado
-Ya…- respondió decepcionada.- pero yo no soy tú, creo que eso quedó claro cuando te fuiste
-No sigas por ahí ¿vale?- tras una pausa siguió.- ese maldito oso me costó treinta dólares
-Fue culpa tuya ¿recuerdas?
-Sólo quería hacerte rabiar.- esbozó su característica sonrisa. Elena le miró a los ojos y se perdió en ellos de nuevo
-Lo conseguiste
-Lo sé…
-¿Valió la pena?
-¿Ehm?
-¿Que si valió la pena?
-No, no me gusta verte triste.- tras unos minutos de silencio en el que cada uno recordó ese día con nostalgia Damon siguió hablando.- ¿Cómo estás?
-Mejor… me voy a quedar a vivir con tu padre
-Lo sé.- se tomó unos segundos y continuó.- yo también.
FLASHBACK
Damon caminaba con rapidez entre las atracciones de la feria, le estaban esperando y llegaba tarde. Tras un largo paseo y ya casi llegando a su destino vio a lo lejos a Elena con un tío mayor que ella, ya los había visto antes juntos y no le gustaba ni un pelo. Decidió acercarse y estropear la cita de su hermana, no por chincharla, si no porque estaba celoso. El inútil del chico tenía una escopeta de corcho en la mano e intentaba tirar hacia algo, pero era demasiado malo.
-Vaya, si es la gerontofila y el pedofílico…- Elena le ignoró pero el chico le miró con respeto. Tras unos segundos volvió a mirar por el objetivo de la escopeta y decidió disparar. Falló.- Uf… que malo eres tío, como tengas esa puntería en todos los sitios, ¿Qué es lo que intentas?
-Aquello.- señaló un osito de peluche blanco que estaba en una de las estanterías. Volvió a intentarlo pero falló
-Déjalo Tyler enserio…- dijo Elena intentando no parecer decepcionada.- No vale la pena.- Él hizo caso omiso y volvió a tirar. Esta vez la botella casi cae, pero no lo hizo. Sus fichas se agotaron y volvió a sacar la cartera para intentarlo de nuevo, sintiendo su orgullo de hombre herido. Damon miraba la escena divertido y como su hermana miraba con deseo aquel peluche. No supo porque pero quiso conseguirlo para ella, para hacerla feliz.
-Guárdate tu dinero si no quieres acabar desplumado.- Damon puso una mano sobre la cartera del chico y la apartó, sacó la suya y sacó un billete.- Deme balas.- le dijo al hombre. Elena fijó su atención en él y se derritió. Damon solo necesitó tres de las cinco balas para tirar las tres botellas. El hombre le miró serio
-Elija.- Él sonrió victorioso y cuando iba a coger el oso blanco lo pensó mejor. No podía dárselo, ella era su hermana, eso estaba mal. Los hermanos se pelean, no se hacen regalos.
-Haber Elena.- le dijo con una sonrisa torcida.- ¿Cuál crees que quedaría mejor en mi habitación?- preguntó con maldad. Ella pensando que sólo lo decía para hacerla rabiar pero que acabaría cogiendo el oso y dándoselo le respondió inocentemente siguiéndole el rollo.
-Ohm pues… yo creo que ese oso blanco tiene que quedar genial…
-Genial.-. respondió éste.- Deme aquel.- El hombre cogió el peluche y se lo entregó a Damon. Era suave y tierno. Se volvió hacia ella esbozando su sonrisa torcida mucho más grande, Ella le miró con una sonrisa, contenta porque su "hermano" hubiera decidido afrontar lo que sentía por ella. En ese momento se olvidó de todo, incluso de Tyler que seguía a su lado observando la escena y se centró en sus hermosos y grandes ojos azules. Damon hizo ademán de dárselo pero luego lo retiró de su alcance- Creo que tienes razón, quedará genial en mi cuarto.
Pasó de ella y con el oso en las manos se dirigió hasta sus amigos, estaba unos metros más allá, los había visto llegar hacía unos segundos. La cara de Elena se descompuso y vio a Damon acercarse a una de las chicas, retirarle un mechón del pelo de la cara y besarla con pasión "para ti" le dijo, entregándole su oso. Tyler se giró hacia el feriante
-¿Tiene más osos como ese?
-Me temo que no chico, ese era el último
Damon regresaba corriendo a la feria después de haber pasado unas horas de fiesta y rezaba porque no la hubieran cerrado todavía. Había estado toda la noche recordando la cara de Elena cuando no le dio el peluche y se sintió mal por haberla echo daño. Llegó hasta el puesto y vio como el mismo hombre que antes le había dado las balas estaba cerrando ya el puesto
-Espere.- le dijo sofocado
-¿Qué quieres?- contestó de mal humor
-He estado aquí antes
-Por aquí pasa mucha gente a lo largo de la noche joven
-Necesito uno de esos osos blancos
-Lo siento no me quedan.- le dijo borde
-Por favor señor, necesito uno
-Te has llevado el último
-¿No decía que no se acordaba de mí?
-Lo siento chico, no me queda ningún oso blanco
-Mire bien, siempre hay un montón de peluches repetidos debe haber uno que…
-He dicho que no
-Le daré diez dólares
-¿Cómo tengo que decirle que no me quedan?
-Veinte, le daré veinte y si quiere le pago aparte la partida
-Vuelve mañana y veré si me queda alguno
-Treinta, es mi última oferta.- El hombre se lo pensó unos segundos pero finalmente fue a buscar al almacén
-Espera aquí un momento.-
Unos minutos después volvió con el mismo oso blanco de antes. Damon le pagó y se marchó. Cuando llegó a casa fue directamente a la habitación de Elena, abrió la puerta despacio y se asomó. Solo había un bulto en la cama respirando pausadamente. Se acercó hasta ella y la miró con cariño. Era tan bella. Si no fuera su hermana, si tan solo no fuera su hermana… le acarició la mejilla y con cuidado depositó el peluche entre sus brazos. Se marchó de allí preguntándose si había sido lo correcto. Decidió que le daba igual, solo por hoy y solo por ella.
Cuando Elena se levantó a la mañana siguiente y vio el oso entre sus brazos sonrió ampliamente. No pasó ni una noche sin durmiera con aquel estúpido oso blanco y Damon lo sabía.
FIN FLASHBACK
Elena se acostó en la cama obligada por Damon, apenas había dormido en dos días. Tenía los ojos completamente rojos e hinchados. Él se quedó con ella después de que le suplicara un poco porque no la dejase sola. Unos minutos después Elena se quedó profundamente dormida entre sus brazos. Después de un par de horas un sonido en la puerta hizo que Damon dejara de leer "Los juegos del hambre" lo único que había podido encontrar entretenido a su alcance y mirara hacia la puerta que se entreabría lentamente
-¿Elena?.- Un chico alto y castaño apareció por la puerta y vio a Damon junto a Elena, sabía que era su hermano pero se sintió molesto. Damon sintió rabia, seguramente sería el novio de su hermana. Se levantó con cuidado y se puso frente a el chico
-¿Cómo está?
-Mejor, me ha costado que intentara dormir…
-Si, es muy cabezota.- No supo porque pero que supiera eso de ella le molestó.- Por cierto, me llamo Stefan
-Yo soy Damon su…
-Su hermano, lo sé
-¿Tan famoso soy?
-Bastante… Oye he hablado con tu padre y ha dejado que me quede con ella esta noche, por no dejarla sola…
-Tu deja la puerta abierta por si acaso.- contestó Damon haciendo aspavientos con los ojos y provocando que Stefan se riera
-Damon…- se quejó Elena con un leve gemido, llamándolo
-Shh.- se arrodilló junto a ella y la cogió de la mano
-No te vayas por favor, no me dejes sola…- le rogó aún con los ojos cerrados
-Tranquila.- acarició su frente apartándole un mechón de ella y siguió.- Stefan se va a quedar contigo… No vas a volver a estar sola
-¿Me lo prometes?
-Te lo prometo.- afirmó penando que iba a ser capaz de cumplir su promesa. Se tomó unos segundos para mirarla detenidamente intentando grabarse esa imagen en la cabeza. Viendo como ella volvía a relajar su respiración. Interrumpiendo la mágica atmósfera que se había creado entre ellos, Stefan se hizo de notar.
-¿Me prestas algo para dormir?.- Damon se puso en pie y sin dejar de mirarla le contestó
-Claro, ahora te lo traigo.- Se giró y se marchó de la habitación dejándolos solos.
Gracias por leer
¡Espero que os haya gustado!
