Buenas noches a todos. Ya he vuelto.

En primer lugar, quiero pedir disculpas. Prometi que iba a escribir mas en las vacaciones, pero por diferentes cuestiones personales me ha sido imposible. También he de reconocer que debía ordenar las ideas, por que se perfectamente la dirección que debe tomar la historia pero quiero que encajen todas las piezas.

Hoy les traigo un capitulo ciertamente de transición, en el que no nos muestra a los personajes principales, pero si muestra detalles que espero que les gusten. Intentare actualizar con un capitulo de Robb antes de acabe la semana.

Como siempre, espero que les guste el capitulo y espero sus comentarios.

Muchas gracias.

Davos III.

Le gustaba navegar, se sentía en su elemento. Durante toda su vida habia sido un marino, durante su juventud como un contrabandista y durante los últimos veinte años como un marino honrado, un caballero al servicio de un rey al que habia idolatrado y seguido desde el momento en el que se conocieron.

Sin embargo Stannis habia muerto, su reinado habia terminado antes de empezar y ahora lo único que le quedaba por hacer era salvaguardar a su princesa, o mejor dicho a su reina. A todos los efectos, para los leales a Stannis, para los doscientos que en tres barcos navegaban al Norte, Shireen era la legítima Reina de los Siete Reinos, o quizás debería pensar en Seis Reinos, pues iban al Norte para ser acogidos por un rey.

Después de días de navegación, los barcos se acercaron a Puerto Blanco, hasta que por fin un día el vigía informo del avistamiento de la ciudad de los Manderly.

Davos habia visitado la ciudad en varias ocasiones, pero siempre como contrabandista y ahora veía las cosas de manera diferente y es más, la ciudad estaba diferente: las murallas estaban custodiadas por soldados fuertemente armados, parecían que las defensas estaban muy reforzadas con catapultas, escorpiones, arqueros, etc. Sin embargo lo que más le sorprendió a Davos fue el hecho de la gran cantidad de barcos de guerra con la bandera del tritón de los Manderly y el lobo Huargo de los Stark. Por lo menos habia más de medio centenar de galeras de todos los tamaños.

Davos dio orden de izar una bandera blanca junto al estandarte del ciervo en llamas de los Baratheon de Rocadragon. Necesitaban evitar problemas. Cuando arribaron a puerto descubrió que un pelotón de soldados de los Manderly se encontraba esperando a los recién llegados. Davos fue el primero en bajar, mientras que Rolland Tormenta y sus hombres custodiaban a la princesa. Si algo se torcía seria difícil escapar, pero el Bastardo de Nocturnia daría su vida por la hija de Stannis.

Cuando bajo del barco, escoltado por dos de sus hombres, se dirigió hacia el que parecía el oficial al mando que dio un paso al frente para presentarse.

-en nombre de Lord Wyman Manderly, Señor de Puerto Blanco, leal vasallo del Rey en el Norte, exigimos saber vuestras intenciones en Puerto Blanco.

-Me llamo Lord Davos Seaworth, soy la Mano del Rey Stannis Baratheon y vengo en su nombre para solicitar la hospitalidad de vuestro señor y la protección de vuestro rey para la legítima reina del Trono de Hierro: Shireen Baratheon. Rocadragon ha caído y el Rey Stannis ha muerto, la reina solicita la protección de la Casa Stark en virtud de las buenas relaciones del difunto Lord Eddard y el difunto Robert Baratheon.

El oficial norteño miro a Davos de arriba abajo y tras unos segundos respondió.

-vos y vuestros dos hombres podrán presentar vuestro caso a Lord Manderly. Pero el resto de vuestra gente debe permanecer en los barcos. Os traerán comida y bebida para la espera.

Davos asintió, y tal como lo habían planeado se giro y le hizo una señal a Tormenta, lo habían esperado que antes de desembarcar a la princesa, deberían hablar con Wyman Manderly en privado.

Escoltado por los soldados de los Manderly, Davos monto en caballo hasta el Nuevo Castillo, donde estaba la llamada Corte del Tritón. Mientras se desplazaban, Davos pensaba como tenía que actuar para que todo fuera según sus necesidades. Tenía que conseguir que los norteños acogieran a Shireen, sino la joven princesa, la ultima Baratheon verdadera, podría morir en cualquier momento con unos asesinos pagados por Tywin Lannister.

Finalmente llegaron al castillo y rápidamente fueron pasados al Gran Salón, a buen seguro el oficial norteño habría enviado recado y la llegada de la Mano del Rey Stannis seguramente habia revolucionado el día de Lord Manderly, del cual, Davos esperaba que no le recordara su pasado como contrabandista. No podían tener mala suerte, o al menos eso esperaba.

El salón estaba ricamente decorado y en un extremo se encontraba el trono del tritón, donde Wyman Manderly se encontraba rodeado por varias mujeres y protegido por caballeros perfectamente armados. El mayordomo anuncio la llegada de Davos y todos los ojos se volvieron.

-Lord Davos Seaworth, Mano del Rey Stannis Baratheon, Protector de la Princesa Shireen Baratheon.

Wyman Manderly, quien al parecer era el hombre más grueso de Poniente, por decirlo de alguna manera, parecía un hombre inmenso, pero bonachón, sin un ápice de maldad. Aunque si orgulloso de su linaje y rápidamente toco el tema que Davos esperaba evitar…

-asi que el Caballero de la Cebolla de Stannis Baratheon ha venido al Norte. Y me dicen que venís pidiendo ayuda. Como han cambiado los tiempos, hace poco veníais a mi ciudad a robar mercancías.

Davos alzo la mano izquierda y se la enseño al Señor de Puerto Blanco.

-es cierto mi señor, pero fue Stannis Baratheon quien me castigo por mis crímenes. Y no vengo para pedir ayuda para mi, Lord Manderly, sino vengo, para que vuestro rey de asilo y protección a una niña cuya vida está en grave peligro por la amenaza de los Lannister, los mismos enemigos que Robb Stark está combatiendo en el sur.

Wyman Manderly entorno los ojos y algo le decía a Davos, que este señor era más inteligente de que todos pensaban o de lo que el mismo quería hacer creer. Se rasco su papada.

-la Casa Manderly conoce la virtud de dar refugio a los desamparados, pues una vez lo fuimos y los Siete nos enseñan a ser generosos. Enviare una carta al Rey Robb, y mientras él decide, vuestra princesa y toda vuestra gente tiene la hospitalidad de Puerto Blanco y de la Casa Manderly. Lady Shireen y vos podréis hospedaros en mi castillo y os permito, en honor al rango de la dama, que diez de vuestros hombres la sirvan de guardia, aunque por mi honor os juro que nada le pasara. El resto de vuestros hombres serán acomodados en el puerto y no serán desatendidos…

Davos asentía, habia sido fácil, demasiado fácil o eso pensaba.

-solo pido una cosa, si los Lannister lanzan un ataque quiero que vuestros hombres ayuden a los míos. ¿Estáis de acuerdo?

-por supuesto Lord Manderly. Estoy de acuerdo.

Manderly junto las manos.

-perfecto. Ahora que traigan pan, sal y vino, asi Lord Davos tendrá la protección de los dioses y la mía en esta ciudad. Y que escolten a la princesa al castillo junto a sus hombres. Esta noche tendremos un banquete para honrar a nuestros invitados. Mis cocineros son los mejores del Norte…

Davos no podía negar que sin duda los cocineros eran excelentes. Pero respiraba tranquilo, hasta que la sala ensombreció cuando un mensajero entro y le dio una carta a Lord Manderly, cuyo rostro pasó de la alegría una actitud seria, casi taciturna. Algo habia ocurrido y Davos temía que quizás ir al Norte no hubiera sido una buena idea.