Hola a todos,

¿Y MISIÓN (Salvar a): LUNA? Aguanten, que a veces la inspiración es el principal motor y ahora no tengo tanta. Pero mientras, les dejo un pequeño aperitivo. No es lo que muchos podrían esperar, pero se puede leer.

NOTA 1: Todas las fursonas le pertenecen a cada una de sus creadoras, obtuve su permiso para usarlas en este cuento. Pueden buscarlas en FurAffinity para obtener una referencia visual de cómo lucen

Shide [Sheten]

Naru

Satine [netsune-servin]

Purplethink (esta si es mia) [angelpfurry]

NOTA 2: Esta es una fusión entre My Little Pony y furry. Si no te gusta esta combinación, puedes no leer este cuento y buscar otros enfocados solamente al universo de My Little Pony

NOTA 3: la imagen de la portada fue creada por Viejillox.


PARTE 1: Nuestro Primer Encuentro Celestial

"¿Qué carajos estoy haciendo aquí?". Una parte de Satine aún era recia a continuar con esto. Sentada en la parte trasera de un auto, rumbo a un lugar desconocido, con la promesa de vivir un momento increíble y de saldar una deuda para una de sus mejores amigas: Shide.

Una noche con luces artificiales y humedad en la calle como el remanente de un aguacero previo. Calles en un movimiento perpetuo, repletas de maravillas, tristezas y peligros. ¿Qué estaba buscando Satine en las calles? No estaba sola, en el vehículo había tres animales más, absortos en sus propias inseguridades y expectativas sobre el destino final.

Satine, Shide, Naru y Purplethink; fursonas tan diferentes entre sí, pero compartiendo la emoción por su próxima aventura. El conductor, un chofer solicitado por una aplicación de teléfono móvil, silencioso ante el rumbo y las claras intenciones del cuarteto. Tenía experiencia en las calles de la ciudad, sabía de la reputación del lugar solicitado como destino por ellos.

Satine miraba hacia la ventana, luego volteaba a ver a su amiga loba, tenía la misma expresión de expectativa que ella. Al extremo del asiento trasero estaba la otra amiga de Shide, una gata siamesa llamada Naru. Satine apenas la conoció esta tarde. Había algo atrayente en ella, al menos así lo sentía Satine.

Luego, en el asiento del copiloto, estaba Purplethink, un dragón raro y 'amigo eventual', pero vital en el artificio de esta aventura.

"Si esto resulta en un desastre, juro por todos los cielos que mato al desgraciado".

Era una noche especial, la loba Shide cumplía un año más, era imperativo celebrarle como se le debía a una amiga tan encantadora, en especial después del cumpleaños anterior, un fiasco miserable donde Shide pasó uno de los peores días de su vida. Si el anterior cumpleaños la irrelevancia y la decepción opacaron la celebración, el siguiente sería uno que jamás olvidaría.

Con el objetivo de compensarla, Satine tuvo la suerte de combinar dos elementos para hacer posible el plan para esta noche.

El primero de ellos, fue la aparición de una serie de televisión.

Yeguas de colores, viviendo aventuras en un mundo mágico. Se combaten a villanos extravagantes y se cantan cursis temas musicales. Por increíble que parezca, el programa tuvo un éxito abrumador, sus actrices se transformaron en íconos de la noche a la mañana y sus personajes se volvieron referencia obligada en la cultura popular.

Récords de audiencia, productos basados en la serie que se vendían como espuma, un nuevo fandom en crecimiento exponencial y fanáticos dispuestos a llegar lo más lejos posible por sentir una conexión más fuerte con las personajes. Shide y Satine se volvieron fans de inmediato, aunque lo que captó más su atención fue una personaje secundaria con una chispa excepcional que enamoró a más de un seguidor.

Hermoso pelaje blanco como la nube más agraciada del cielo, figura estilizada y femenina con una sensualidad tan única y especial que hasta las mejores modelos y actrices matarían por tener. Un maravilloso cuerpo de curvas bien definidas y pronunciadas. No importaba si el personaje no existía, si detrás de la magia de la televisión había una actriz con maquillaje, alas y cuerno falsos; una vez visto el personaje, te obsesionabas. Se llamaba Celestia y era una princesa con un gran porte monárquico, sin embargo, bajo toda esa autoridad se escondía un carácter maternal y comprensivo. Su edad milenaria requería una actriz madura y con una gran belleza aun por explotar. Una combinación única en el tiempo justo, el público general la amó mientras los pervertidos del fandom dejaron volar su imaginación. Satine se enamoró de ella, pero Shide saltaba de locura al verla. Admitió en cuantiosas ocasiones sentir fascinación y atracción sexual por ella. Un amor con un personaje ficticio, bastante común en los tiempos actuales.

Entonces, Purplethink apareció con un par de trucos bajo las alas.

Un dragón macho, poseedor de escamas moradas oscuras. Como cualquier dragón, siempre sobrestimando su belleza, aunque realmente no la tenga. Los dragones son creaturas increíbles… y extrañas, muchas veces perversas. Se dice en el mundo que no hay un solo dragón sin un solo fetiche o filia. Aunque sus gustos reservados sean un tanto aterradores, eso no quiere decir que no sean agradables o bonachones. El caso de Purplethink es peculiar; su hocico largo y lleno de colmillos formaban una sonrisa siniestra que ahuyentaba a todos a su alrededor. Satine lo conocía suficiente, a pesar de su rostro feroz distaba de ser un dragón temible, de todas maneras, era un dragón raro.

A Purplethink le encantaba la misma serie, tampoco se avergonzaba en admitir sus deseos lujuriosos con los personajes. A diferencia del resto de las fursonas que lo acompañaban, él ya tenía experiencia en adentrarse en los territorios donde el placer sexual podía ser solicitado a cambio de billetes. Un par de años surfeando en el bajo mundo de las hembras y machos capitalizando su cuerpo donde obtuvo grandes experiencias. Con un programa de TV en hocico de todos y pervertidos buscando saciar sus fetiches, era obvio que ese mercado iba a sacarle provecho tarde o temprano.

Purplethink se enteró de un club de striptease donde frecuentemente hacían noches con temáticas especiales, generalmente basados en personajes famosos. El lugar estaba en una zona poco atractiva, pero una vez dentro, el ambiente cambiaba para bien. Purplethink frecuentaba ese lugar porque si una chica te gustaba demasiado podías pedirle una atención más íntima por una suma de dinero. Cuando Purplethink se enteró de la 'Noche Celestial' donde todas las chicas tendrían el atuendo de Celestia, no pudo cerrar el hocico. Satine lo escuchó y con el cumpleaños de Shide a la vuelta de la esquina no se podía dar el lujo de perder la oportunidad.

El auto se detuvo, por fin llegaron a su destino.

La noche era fría, en especial para esta calle mundana y simple. Satine pudo respirar tranquila, los alrededores no parecían tan horrendos como creía.

Había un edificio diferente al resto; tenía un enorme letrero repleto de luces fluorescentes y letras hechas de bombillas incandescentes, "EL OASIS PERDIDO", nombre tan encantador como genérico. En sus paredes había posters de los próximos eventos especiales, uno de los anuncios confirmaba la razón de su viaje, se le nombró convenientemente como "Noche Celestial".

–Aún no terminamos en bolsas negras, ya es un avance. –Satine, a veces solía ser graciosamente fastidiosa con sus comentarios.

–Muy bien, síganme. Tengan a la mano sus identificaciones y la cuota de admisión. Como todas ustedes son guapas, no tendrán problemas para dejarlas pasar. –Dijo Purplethink, dándose el gusto de sentirse más culto que las demás.

–Entonces seguramente tu si has tenido muchos problemas. –Satine le contestó, un poco cansada de la condescendencia del dragón.

–¡Bah! A mí me conocen. –El comentario no le hizo gracia.

No era para menos, las tres acompañantes de Purplethink eran tres hermosas, jóvenes y encantadores hembras. Shide, por ejemplo, era una loba con un extraordinario pelaje gris, poseedora de una larga cabellera negra con luces rosadas en las puntas. Fuera de su belleza lobuna, con mirada depredadoramente penetrante y orejas puntiagudas (la oreja derecha con un arete), sus características propias más resaltables eran su enorme cola (tal vez demasiado larga y ladina para alguien de su especie) y su pecho abultado de un delicado pelaje blanco.

Satine; una de las mejores amigas de Shide, compartían más que la especie como su cola tan larga y afelpada, podrían criticarlas de exageradas, pero ellas amaban sus colas bien cuidadas y afelpadas. Aunque por su complexión grácil, si la mirabas desde la perspectiva trasera fácilmente podrías confundirla con una zorra. De hocico esbelto y de orejas encantadoramente largas, su rostro con su mirada alegre en un par de ojos rosas demostraba una personalidad aventurera y muy pasional. Una hermosa loba de tonalidades café distribuidos en una armonía interesante. Le gustaba presumir su pecho abultado de pelaje y sus manchas café claro tan pequeñas como puntos de color que tenía en la espalda baja.

Y Naru, una amiga de Shide nueva para el grupo. Una gata siamesa, con una sensualidad y porte que solo los felinos son capaces de poseer y explotar con soberbia. Los gatos son conocidos por tener rostros reveladores; para Naru, sus enormes ojos verde pistache y su hocico corto con sus bigotes largos siempre exponían su sentir sin ningún tipo de filtro, por eso cuando Naru y Satine se vieron por vez primera la cánida percibió una emoción reciproca, una intención por conocerse y estar cerca. Las gatas siamesas casi siempre compartían el mismo patrón, un pelaje café pálido en la mayor parte de su cuerpo, matizándose en sus extremidades y hocico.

A las tres les gustaba tener un largo cabello, y la más llamativa era Satine con un singular toque rosado. Cualquiera alegaría a una posible artificialidad excéntrica, aunque el color de sus almohadillas en manos y patas desafiaban los rumores. Purplethink no podía competir con eso, al menos él podía presumir sus alas.

Los cuatro lograron pasar sin problemas. Cualquier intención de abortar la aventura se volvía cada vez más difícil.

–Muy bien. Seguimos todos aquí. Necesito que me presten atención. Aunque todas las chicas estén sabrosas no podrán comerse a algunas. –Purplethink, les decía mientras caminaban por el enorme pasillo y la música electrónica aumentaba su volumen.

–¿Entonces no podré obtener a la Celestia que quiera? ¡Que timo! –Semejante información sería mejor minutos antes, antes de pagar la cuota. —Satine volvió a quejarse.

–¡Ash! Yo solo les aviso para que no se metan en problemas. No hay pierde. Solo pueden pedirles los servicios más deliciosos a las que tengan un collar o gargantilla negra. Todas las demás podrán estar deliciosas, pero no se tocan.

–Me da curiosidad tu forma de referirte a ellas. –Naru no pudo ocultar un poco su incomodidad por este dragón, ahora podía entender por qué casi no tenía amigos.

–Solo estoy feliz por lo que veré, además, este es un lugar con libertad, déjenme expresar al menos una vez en mi vida. ¿Están listos?

El final del pasillo era marcado por un par de enormes puertas que Purplethink abrió con energía.

Todos, al cruzar las puertas, se encontraron con un enorme salón con una oscuridad tolerable debido a las luces de azul fluorescente que dominaban el lugar y el ruido muchas veces intrusivo de la música que se originaba en el otro extremo del salón. No eran los únicos, mucha clientela ya había llegado y todos estaban aquí con el mismo propósito. A simple vista provocaría cierta decepción, era como cualquier club para adultos sin nada más que ofrecer, emulando su misma decadencia. Pero ningún animal quería irse, en este lugar había algo muy especial por lo que valía la pena abrir bien los ojos y dejar abierto el hocico por el asombro.

Un escenario repleto de locura se postraba frente a ellos; música, baile, plataformas de colores vivos y tubos metálicos incrustados en sus respectivos centros. Chicas hermosas bailaban con técnica y sensualidad abrazante ante una multitud de machos y hembras que les ofrecían billetes con la esperanza de atraerlas y poder tocarlas, aunque sea un poco. A estas bailarinas les gustaba torturar el deseo de los clientes; lentamente se desprendían de su ropa y la arrojaban entre una multitud que se comportaba igual que perros callejeros clamando por un poco de alimento.

Ninguno de estos cuatro animales era inocente, todos tenían sus locuras pasadas. Ver un espectáculo de Pole Dance, aunque hermoso no era la sorpresa de sus vidas. Sin embargo, sus deseos por ser partícipes de esta locura de deseo y éxtasis aumentaron de repente y les hizo mojar su ropa interior porque las bailarinas, las meseras y el resto de las chicas estaban vestidas como una de sus personajes favoritas en una situación ideal para una imagen erótica de primer nivel, por esta noche, todas ellas eran Celestia.

Algunas solamente tenían el cuerno colocado con una diadema y sus alas de unicel o un simple cartón coloreado de blanco amarrado mediocremente a sus cuerpos, pero la mayoría si se lo tomaba en serio; pintándose el pelaje de blanco, portando una peluca de su melena multicolor o tiñendo incluso su cabello y cola, vistiendo con gran detalle los atuendos basados en el show de la querida personaje. Era difícil de creer, era como si todas las versiones de Celestia de distintos universos congeniaran esta noche para traer una de las mejores fantasías eróticas a este lugar. Por si no fuera suficiente, la lencería provocadora y el maquillaje sensual lo volvían mil veces más irresistible.

Celestia, la gobernante de todo el reino según el programa de TV, de edad milenaria y de belleza madura, en este lugar se transformaba en más especies y tomaba diferentes proporciones de cuerpos; esbeltas o rellenas, pequeñas o enormes, carnívoras y herbívoras. Si el paraíso existía podría semejarse a esto.

–Necesito un trago. –Shide dejó de respirar por un momento, el pelaje de su cuerpo se empapó de su propio sudor.

–Te sigo. –Naru fue detrás de ella. Satine le devolvió la mirada al dragón que estaba más preocupado mirando e imaginando despierto todas las posibilidades.

–Si no fueras tan lascivo con tu mirada, me caerías mejor. –Satine lo golpeó suavemente el hombro para obligarlo a reaccionar.

–¿Y qué opinas?

–Nada mal, Realmente… nada mal. Ojalá el dinero nos alcance. –Satine se alejó del dragón, necesitaba también del alcohol para mantenerse tranquila en un lugar como este.

–¡Ja! ¡Novatos! –Purplethink, el único macho del grupo y por lo tanto más impaciente por conseguir algo. Si por él fuera, se abalanzaría a la Celestia más cercana para copular como una animal salvaje y furioso. Paciencia, le convenía esperar.

No se sabía el número exacto de Celestias que abundaban en el club, podría afirmarse que había suficientes para entretener a casi la mitad de los clientes. Aunque con el tema de las gargantillas negras, las posibilidades de un encuentro intimo con ellas se reducía, por eso era necesario escoger correctamente y con velocidad o podrías quedar relegado. Las más solicitadas siempre eran las bailarinas expertas con el tubo, pero eran las más caras.

Shide, Satine y Naru pidieron cervezas frías, una venada con su cosplay de Celestia fue la que se la trajo. Delgada, con su cola corta en forma de pincel corto, vestida con un gran vestido blanco bien escotado y que resaltaba sus caderas. Cariñosa, con su gargantilla negra, al momento de darle la bebida a Shide, la venada le acarició el hombro con suavidad, lo que erizó el pelaje de Shide y la hizo endurecer sus ocho pezones.

–¿Qué dices, Shide? ¿Te gusta lo que vez? –Naru, estaba tan feliz al ver a Shide como niño en una dulcería infinita, la loba no podía ocultar su felicidad, casi se bebió toda la botella de golpe. Shide no pudo contestar, solamente se río de manera tonta.

–Creo que se le antojó la venada. –Satine sonrió, estaba feliz por Shide y complacida por ella misma. Este era sin duda, el cumpleaños que jamás olvidará y uno de los más relevantes en su vida.

–No sé si esté lista para escoger, no he visto a todas las Celestias. Purplethink, ¿solo hay chicas?

–Creo que sí, digamos que este evento solo cuenta con hembras. O tendríamos que preguntar, a veces hay femboys o machos muy atractivos. –Purplethink miraba al horizonte, buscaba a su Celestia perfecta.

–Sería raro encontrar una Celestia macho o como femboy.

–Puedes conseguir lo que sea con la cantidad correcta de dinero.

–Pues la venada… aunque suene cliché de comic porno… ya sabes, una venada con una loba, pero si me gustó, no me molestaría estar con ella por un tiempo. Aunque el lugar es grande… no vaya a ser que… –Shide no pudo terminar su frase, sus ojos captaron algo que destruyó la oportunidad de la venada de conseguir a su primer cliente e hipnotizó a Shide a un nivel enfermizo.

No solo a Shide le doblegaron la voluntad y le envenenaron la mente con una obsesión, Purplethink también pudo verlo, era algo tan increíble que ni siquiera en 1,000 años se podría encontrar una oportunidad similar.

Una Celestia; una yegua con un hermoso y brillante pelaje blanco, vistiendo un traje de conejito de un contrastante negro para enaltecer más su figura anormalmente colosal y perfecta. Una caracterización al detalle; la cola y la melena perfectamente coloreadas de todas las tonalidades que la personaje realmente tenía, en sus muslos tenía el tatuaje de sol tan característico, avergonzando a otras Celestias en su mediocre personalización. Su cuerno realmente parecía incrustado a su frente, sus ojos eran del mismo color magenta grisáceo que la actriz original, portaba un par de enormes alas hechas completamente de plumas. Una hermosa yegua, una Celestia perfecta, que se movía con soberbia, eclipsando a todas las demás Celestias.

Pero eso no era lo mejor, lo más resaltable de ella y del por qué Shide y Purplethink se quedaron como bobos fue por su figura y tamaño. Un peso pesado, una chica plus size como dirían algunos. Con la grasa puesta en los lugares correctos, formando en ella una figura altamente voluptuosa. Muslos gruesos, una gran panza como una almohada, caderas anchas con un masivo y bien formado trasero redondeado que era lo suficientemente grande como para acaparar fácilmente dos asientos en el autobús, apenas si las medias oscuras que vestía soportaban tanta presión. Y un par de senos espectacularmente grandes que difícilmente lograban mantenerse dentro de su traje ajustado de conejito.

Una belleza única, una diosa a la voluptuosidad. Sonriente, mostrando sus carnosos y deseables labios de un intenso rosa. Verla moverse era un gran espectáculo, como sus enormes tetas querían destrozar el escote con cada paso dado. Ni hablar de su trasero, como temblaba como un terremoto perpetuo en su cuerpo al caminar. Algunos la tacharían de ridícula, otros la considerarían desagradable, tales facciones tan marcadas y prominentes en su cuerpo no las considerarían naturales, los justicieros de la alimentación saludable condenarían su grasa bien distribuida. No importaba, para los admiradores de las chicas grandes, verla era una afirmación de las maravillas del universo.

–La quiero. –Dijeron Shide y Purplethink al mismo tiempo.

–Wow… impresionante. –Satine también quedó impresionada, la belleza fuera del estándar de aquella yegua era más que interesante.

–¿Cuánto tengo permitido gastar en mi cumpleaños? –Expresó impaciente Shide, era como una loba flaca que estaba ansiosa por tomar lo que fuera de un banquete que se veía a lo lejos. Las patas le temblaban, la saliva se desbordaba de su hocico.

–1,000 pesos... –Satine hizo cuentas mentales, considerando que ella tampoco estaría aquí solamente para ver.

–Te podría dar un poco más para completar, solo por ser tu cumpleaños. –Dijo Naru, sonriente.

–¿A dónde vas, Purplethink? ¡Esa es de Shide! –Para la mala suerte de Purplethink quien ya estaba a punto de adelantarse sin mencionarle a nadie sus planes, Satine lo sorprendió y le tomó su enorme cola de lagartija escurridiza.

–Maldita sea…

–No seas desgraciado, deja que Shide tenga la oportunidad. –Dijo Naru, con firmeza.

–Está bien… pero que sea rápido. –Purplethink volvió a sentarse, se conformó con presionar sus garras a la superficie de la mesa con mucha fuerza.

–¡Muchas gracias! –Shide, tan emocionada como nerviosa, tragó un poco de saliva, se olfateó a sí misma por si hubiera un olor desagradable y se dispuso a caminar rumbo a la Celestia más perfecta de todas.

Ella era tímida, jamás se imaginó solicitar un servicio como este a una desconocida. Seguramente, si llegara a este lugar sola, no pasaría de una cerveza, no sería capaz de llegar a algo con cualquier chica. Pero al ver esa yegua, el deseo se apoderó de ella, y sabía que si rechazaba esta oportunidad se arrepentiría el resto del año.

–Hola… buenas noches, señorita. –Shide intentaba reprimir su temor para no parecer una tonta, la enorme yegua la ignoraba porque la música tan alta, además, el tamaño y la voz tan suave de Shide la invisibilizan. Shide se llenó de pánico, intentó hablar con más fuerza sin resultados. Respiró hondo, peinó con sus garras su peludo pecho y luego le dio pequeñas palmaditas a la espalda de la yegua. Un gran calor emanaba de su blanco y fino pelaje. La yegua se volteó y miró hacia abajo.

Se topó con una loba muy bonita y con una apariencia frágil, seguramente joven y sin experiencia en este tipo de clubs por su actitud retraída. La mirada de la yegua demostraba fortaleza, una personalidad fuerte, era intimidante, Shide intentaba no parecer una cachorra perdida ante ella.

–¿Sí? ¿Qué necesitas, dulzura? –No importa que tan locos, patéticos o raros sean los clientes potenciales, si tenían dinero serían bienvenidos, por eso desde el principio se les trataba bien.

–Este…. Yo… quiero… usted. –A Shide le faltaba aire, tal vez ir con ella sola no fue una buena idea, no lo pensó en su momento. La yegua suspiró, lidiar con clientes tímidas y primerizas le pasaba más seguido de lo esperado.

–¿Quieres pasar un momento conmigo? ¿No es cierto, primor? –Su voz es sensual, inspiraba confianza, casi tan parecida como la voz de la Celestia real. Shide optó por no hablar, sólo asintió con la cabeza.

–Está bien, pequeña cachorrita. Una hora por $2,000 pesos, dos horas por $3,000. Básicamente te acepto todo: besos, caricias, squirt, sadomasoquismo… o cosas más específicas.

Un corazón ilusionado, sus bragas mojadas se volvieron incómodas y la respiración de la loba decayó, signo de su decepción. Un precio tan alto, sobrepasaba por mucho su presupuesto. Sus orejas cayeron, igual su cola.

–Pero… es mi cumpleaños. –Tal vez un poco de lastima ayudaría, accedería al corazón de la enorme yegua y se compadecería de ella.

–Lo siento lobita, pero recuerda que esto es negocio. Supongo que será para la próxima. –No había razón para continuar con la conversación, la yegua continuó con su camino, alejándose con una loba decepcionada.

Con la cola entre las patas, Shide regresó a la mesa donde sus amigas esperaban impacientes el chisme. Purplethink es el más interesado.

–¿Qué paso? ¿Cuánto cobra? –Purplethink habló primero, su egoísmo se notó bastante.

–2,000… Carajo.

–Maldita sea. –Purplethink apretó los dientes, esa yegua se cotizaba caro. No podrá tener el privilegio de estar a solas con ella.

–Anímate Shide, puedes conseguir aún a la venada. –Satine intenta subirle el ánimo a Shide sin mucho éxito.

Su emoción y buena convivencia se murieron por unos instantes. Las cuentas volvieron a formularse, el precio era demasiado alto, incluso con la cooperación de Naru y Satine. Cuando una de las chicas estaba planteándose la idea de sacrificar su noche con Celestia para dársela a Shide, Purplethink alzó la mano con una gran idea.

–Oigan, ustedes cooperen para que Shide pueda alcanzar los 1,500. Yo también tengo esa cantidad, podemos proponerle que pueda aceptarnos a los dos por una hora, tal vez así tengamos una oportunidad.

–¿Estás seguro? –Shide no se convencía. La idea de poder estar desnuda con la gran Celestia era tentadora a morir, pero, por otro lado, compartir un momento íntimo con el dragón que, aunque lo consideraba su amigo, no conocía tan bien y no estaba en sus planes tenerlo como recuerdo en el regalo tan peculiar de cumpleaños.

–Es solo una sugerencia. No debe ser la única Celestia con gran trasero y tetas enormes. Es raro, jamás la había visto, debe ser nueva en el club. Yo preferiría compartirla contigo a que otros desconocidos la tengan primero.

Shide miraba a la inmensa belleza pasar entre las mesas, como les sonreía a otros clientes que también se cautivaban con su figura, otros machos y hembras idiotas que posiblemente tendrían el dinero suficiente para tener un momento mágico, mientras que ella se limitaría a aguantarse.

–Está bien. –Shide aceptó, a pesar de las incomodidades del potencial trío. Purplethink se levantó de la silla y se lanzó en dirección a la enorme yegua, con la intención de apartarla antes que todos. Shide les encargó las pertenencias a sus amigas y fue tras Purplethink.

–¿Por qué no se me ocurrió esta idea a mí? Yo también quería con esa Celestia. –Dijo Satine, luego se echó a reír.

La desesperación de Purplethink se notaba en sus ojos lujuriosos y en su carrera frenética hacia la Celestia perfecta, casi colisionó con algunas meseras y clientes, y no le importó verse descortés. Su objetivo era claro. Cuando por fin llegó hasta ella, intentó calmarse y no parecer desesperado.

–Buenas noches, señorita.

–Buenas noches, dragón morado… ¿En qué puedo ayudarle? –La sonrisa de la yegua era increíble, no era para menos, amaba ser admirada, amaba su trabajo. Había alguien que apenas llegó y se colocó detrás de Purplethink, era Shide quien mantenía una actitud temerosa, la idea de volver a ser rechazada la agobiaba.

–Verá, mi amiga que está detrás de mí y yo queremos pasar tiempo con usted. No sé si sea posible, yo espero que sí. –Purplethink, manteniendo la serenidad, con una intención conciliadora. La ventaja de los dragones era que sus escamas duras los volvían realmente hábiles para ocultar sus emociones, por dentro Purplethink sentía a su estómago comerse a sí mismo de los nervios. Ver directamente a los ojos de aquella yegua era difícil, su personalidad era potente. Por si no fuera suficiente, Purplethink era un dragón alto y la yegua lo superaba en estatura.

–¿Cuánto estarían dispuestos a pagar?

–Pues, por los dos… le ofrezco $3,000 pesos por una hora. Se puede extender el tiempo si tiene una cuenta bancaría, no sería mucho, al menos media hora más.

–Ok, me gusta… Solo porque tú me inspiras confianza y es el cumpleaños de esta pequeña y adorable loba. Estás muy guapa, tienes suerte. Ven con tu mami Celestia, voy a cuidar muy bien de ti.

Celestia extendió sus brazos y con el rostro le hizo una señal clara para que Shide se aproximara. Ella la obedeció con timidez. Cuando estaba lo suficientemente cerca y con la intención de acelerar el proceso, la tomó del brazo y la acercó de golpe a su voluptuoso cuerpo, Shide recibió un abrazo cargado de fuerza y mucha sensualidad. A la loba se le fue el aire, una parte de ella murió en ese momento para renacer en una plena sensación de placer y alegría, su hocico pudo postrarse más allá del escote de la yegua y descansó en el volumen de tan sorprendentes glándulas mamarias, su nariz fría se picó con el suave pelaje del pecho envuelto en tanto perfume y colorante blanco. Apenas era el inicio de una fantasía y el cuerpo de Shide intentaba con desesperación aguantar la emoción y el placer de su cuerpo. Ella, con una reacción automática respondió con un abrazo, sus brazos se extendieron para intentar rodear el cuerpo de la yegua, ni siquiera llegó a medio camino. Era como abrazar a un peluche gigante y eso le encantó.

–Muy bien, pequeños animales, vengan conmigo. Estaremos en un lugar más privado, ahí completaremos los negocios y vivirán una gran experiencia. Espero que tengan la energía suficiente para mí.

Los potenciales clientes, otros competidores de Shide y Purplethink, los miraban con envidia y furia, un par de minutos más y serían ellos quienes obtendrían la primera oportunidad con la Celestia más extraordinaria de todas.

Pasaron una puerta al fondo del salón, el volumen de la música se suavizó y toda la bulla se dejó atrás. Comenzaron a subir unas escaleras que llevaban al nivel superior, ahí estarían las habitaciones para todos los encuentros privados. Celestia tomó la delantera a propósito, con la principal intención de atolondrarlos y volverlos adictos al movimiento de su enorme trasero junto con sus piernas, envueltas en esas mayas oscuras, sobre-expandidas por la cantidad de carne y grasa.

Shide y Purplethink las miraban sin parpadear, como si de gatos hambrientos persiguiendo una luz brillante se tratase. La voluptuosidad en su cuerpo, el deseo transformado en una necesidad vital que solo podía saciarse al tocar más allá de la vestimenta de la gran yegua blanca. Ella sabía de su poder al poseer un cuerpo tan voluptuoso que salía del promedio, que desafiaba los límites de la realidad para transformarse en los deseos exagerados de algún dibujante. Así era su cuerpo y le encantaba sacar provecho de él. Podría obligar al dragón a eyacular en sus pantalones ahora a mismo, sin mucho esfuerzo podría obligar a Shide desbordarse para que sus piernas se convirtieran en una cascada. Hay una idea que le encantaba hacer, solamente para asegurar la paga y volver a sus clientes recurrentes. Se detuvo en medio camino y se inclinó, colocando sus manos en algún escalón y elevando su trasero posterior como si se ofreciera en ese momento.

Purplethink tropezó por la impresión y en su intento por no caer aceleró el paso, extendió sus alas y con sus manos buscó apoyarse en lo que estaba más cercano. Sus escamosas manos se postraron sobre el enorme trasero de la yegua, la presión ejercida pareció hundir sus palmas en aquellos monumentos a erotismo femenino, alterando su forma. Purplethink no pudo creerlo, esa forma inclinada mostraba el verdadero poder de la voluptuosidad, el verdadero tamaño de ese trasero era más espectacular de lo que se hubiera imaginado; tan ardiente, suave y colosal. Fantasías irreales, deseos enfermizos y un sinfín de fantasías aparecieron en la mente de Purplethink, se imagina estando cerca de ese trasero para siempre.

–Tranquilos, pequeños, aún no llegamos a los espacios privados. –Celestia reía.

Por fin llegaron al piso siguiente; un gran pasillo los esperaba con habitaciones ocultas entre puertas o cortinas corredizas que llegaban hasta el suelo. El lugar por sí mismo era algo desmoralizador, la alfombra del pasillo era vieja y sucia, la tapicería en las paredes estaba en mal estado y los colores palidecían como las hojas de un libro antiguo. Algunas bombillas parpadeaban como una muestra de sus últimos vestigios de vida. Si no fuera por la promesa de sexo, Purplethink y Shide ya se hubieran ido. Al menos había vigilancia, algunos animales grandes estaban pendientes haciendo guardia, por si algún cliente se quería pasar de listo o cuyos placeres representaban un peligro para las hembras.

Por fin llegaron a la "oficina de trabajo" de la gran yegua, su habitación era significativamente mejor que la miseria de los pasillos: una gran cama blanca en forma de corazón se encontraba en el centro, como adornos había luces de colores sujetas a las paredes, cortinas rojas de encajes en las esquinas y algunas plantas para mantener el lugar fresco. Lo que le sorprendió a Shide era el gran espejeo incrustado en alguna de las paredes. Esta habitación si tenía su propio baño, era una ventaja de contratar a las prostitutas caras.

–Muy bien, pequeños animalitos. ¿Quieren pagar de una vez o cuando terminemos?

Shide y Purplethink se miraron, se hicieron unas cuantas señas para llegar a un acuerdo.

–Pues… le pagaremos una parte ahora u cuando terminemos, dependiendo del tiempo le haré una transferencia. –Dijo Purplethink.

–Me parece perfecto.

Billetes, una cantidad considerable se juntó en las garras de Purplethink quien se los entregó a la hembra. Después de una rápida revisión, colocó el dinero el cajón de un mueble cercano.

Esta Celestia se acostó de lado en la gran cama en forma de corazón, sonriente y con la cabeza apoyada en una de sus manos. Shide y Purplethink estaban por cumplir una gran fantasía, ni siquiera su mentes estaban seguras de estar en la realidad.

–Muy bien, vengan aquí, es tiempo de la diversión.


Esperen la segunda parte muy pronto.