Finalmente el hitokiri despierta.
Disclaimer: Rurouni Kenshin pertenece a Nobuhiro Watsuki, la canción Bells of Santa Fe es de Halsey; la intención es tomar la letra de la canción como los pensamientos de Kenshin, la versión instrumental incluso queda mejor.
Capítulo 9
El camino hacia la perdición...
1864, Abril.
…
Don't call me by my name
All of this is temporary
Watch as I slip away for your sake
All of this is temporary
…
Aquella noche parecía estar dominada por espectros, pensó Kenshin. Se retorcían cual ramas de árboles secos y se estiraban como gatos; desparramándose por el suelo, apuntando hacia el camino que le esperaba… Casi como una advertencia: "Esto es lo que te espera" decían. Él sabía, por supuesto. El camino al infierno estaba construido por buenas intenciones, después de todo. Y su intención era buena… El medio, sin embargo, era de lo más condenable.
No importaba igualmente. Había tomado su decisión.
-Duerme bien Kaoru dono -pidió en un susurro. -Nadie se atreverá a hacerte daño otra vez, me aseguraré de eso. -Juró.
La ahora sacerdotisa apenas y se removió al ser depositada con cuidado sobre el lecho de reposo. Aquella cama acolchada hecha de almohadones y de telas finas, designada para su comunión con un Kami(dios) que no haría presencia esa noche ni ninguna otra. El samurai que ahora se despedía de ella, se había asegurado de ello.
"Nadie la tocará", se había prometido.
Kenshin miró una última vez la figura dormida de la miko de ojos azules. Las marcas de las lágrimas todavía resaltaban en sus mejillas, su piel lucía aún más blanca de lo normal, su semblante seguía dominado por la angustia y la tristeza. Se veía exhausta y etérea. Hermosa y tristemente lejana.
Las sombras volvieron a estirarse. En su mente podía escuchar el chillido de los demonios clamando por sangre. Mientras más bebía su imagen, más crecía la ira en su pecho. La misma que había nacido días atrás bajo el calor de las llamas que casi habían devorado el santuario.
…
Well, maybe I could hold you in the dark
You won't even notice me depart
Secondhand thread in a secondhand bed
With a second man's head
Leavin' through the door without a word
You won't even notice, little bird
Better off dead, so I reckon I'm headed to Hell instead
…
Podría haberla besado entonces, pero no se atrevería a cometer tal ofensa. Ella le odiaría si supiera… No. No sería capaz de odiarle… Eso sería si acaso una gentileza para él, que sabía no merecía. Y ese era el problema. Si ella supiera, se odiaría a sí misma…
Sufriría por él.
Apretando las manos en puño, endureciendo el semblante y congelando su corazón, el samurai se obligó a partir del lado de su compañera, en ese atrio iluminado por la luz de la luna, el mismo que rechazaba para entregarse de lleno a los espectros que moraban en las sombras. Éstos brincaron abalanzándose sobre su presa, regocijándose en sus gritos cargados de emoción. Kenshin los sentía tirando de él, devorando el calor de la sangre en sus venas.
Se entregó por completo tras un forzado suspiro, para cuando volvió a abrir sus ojos, las líneas del iris se habían endurecido en un filoso dorado.
Yumi ya lo esperaba afuera.
-Buen trabajo Himura kun -le dijo ésta al verlo.
Del lado del samurai hubo solo silencio.
Yumi se estremeció con terror puro dominándole las venas. El hombre delante de ella era peligroso. Ofreció entonces la misiva que Katsura había enviado para él, Kenshin la tomó y al instante extendió el pergamino para leerla. Asintió una sola vez, para sí mismo.
La castaña se volvió a estremecer, esta vez el temor era por él.
-¿Estás Seguro? -presionó.
Kenshin apenas y la escuchó. Se había sacudido cualquier atisbo de culpa o duda desde antes de abandonar el atrio, obligándose a no mirar a sus espaldas -donde Kaoru residía-, su espada vibraba de ansias de matar y eso sería justamente lo que haría. La noche al menos, estaba en acuerdo con su plan.
El aullido del aire parecía cargar los enfurecidos lamentos de los sacrificios de días atrás. Los inocentes que habían derramado su sangre lloraban con la misma ira que él sentía. De eso estaba seguro.
Él tenía el deber de llevar acabo la venganza.
-Aségurate de que ella permanezca sin saber de mi partida. -Dijo el pelirrojo en su lugar, devolvió la carta a la mujer y se encaminó hacia la ciudad.
Yumi le dedicó una última y larga mirada. Ella era tan culpable por la sangre a derramar aquella noche como el mismo asesino que había nacido. Ella, al igual que sus dos difuntas compañeras, era tan responsable de la creación de ese oni(demonio) como los monstruos que habían arrancado vidas durante el incendio.
-Lo lamento, Himura kun.
El aire levantó las flores secas en remolinos pequeños, como si le reprochara. De nada servía llorar, se dijo, al tiempo en que era incapaz de contener las lágrimas y el ardor en su pecho.
…
So don't wait for me, don't wait for me, wait-ah
It's not a happy ending
Don't wait for me, don't wait for me, wait-ah
It's not a happy ending
…
Las sombras crecían bajo la luz de la luna que había comenzado a teñirse de rojo, su silueta ahuecada se volvía intermitente entre las nubes. Kenshin avanzó a paso lento, permitiendo a los espectros el seguir devorando algo más que su alma. Su propia cordura bailaba en un precario precipicio.
Tenía tiempo de sobra, de eso se había asegurado el líder del recién nombrado grupo revolucionario Ishin Shishi, un nombre apropiado se dijo el muchacho de apariencia de oni (demonio). Después de todo, estarían trayendo justicia desde el Cielo.
Era el último hilo al que se aferraba su alma. Se había asegurado de que cada una de sus presas fueran lo suficientemente culpables para abrir las puertas del mismísimo infierno. Ése había sido el acuerdo con Katsura dono, se recordó.
Tal como le había prometido dos días atrás, el grupo de dirigentes había sido minuciosamente estudiado, con certeras evidencias de su responsabilidad tras el ataque al santuario. Y todos y cada uno de ellos estarían reunidos ésa noche en una de las principales posadas de la ciudad.
Las sombras a su alrededor se enredaron en sus pies… Era la emboscada perfecta para un asesino.
Jesus needed a three-day weekend
To sort out all his bullshit, figurе out the treason
I've been sеarching for a fortified defense
Four to five reasons
But Jesus, you've got better lips than Judas
I could keep your bed warm, otherwise, I'm useless
I don't really mean it 'cause who the fuck would choose this?
Alcanzó la posada cuando los espectros estaban por llegarle al cuello. Había un hombre esperando bajo la sombre de sauce de tronco chueco. Otro asesino, se dijo Kenshin. El limpiador que se encargaría de borrar las huellas tras su paso. Una pequeña indulgencia para un hitokiri(asesino) que mataba por vez primera.
Era también un posible reemplazo, en caso de que él se hubiese arrepentido de hacer acto de presencia. El último recordatorio de que todavía podría dar marcha atrás si así lo deseaba. Mas la indulgencia se parecía más a una burla que otra cosa. Una ofensa para la ira que aún le denominaba y que amenazaba con masticarlo entero si no la liberaba a través del filo de su katana.
Ya había meditado demasiado lo que debía hacer y si uno y lo otro era correcto o no, o si merecía de menos una justificación.
Su intención era buena, se repitió.
El recuerdo de Kaoru bañada en lágrima y consumida por la pena, fue suficiente para quemar cualquier remanente de duda e iluminar con mayor fuerza su determinación de asesino. Dedicó una mirada significativa a la sombra bajo el sauce y entró en el camino al infierno.
Well, maybe I could hold you in the dark
You won't even notice me depart
Secondhand thread in a secondhand bed
With a second man's head
Leavin' through the door without a word
You won't even notice, little bird
Better off dead, so I reckon I'm headed to Hell instead
"Peligroso", todo él destilaba peligro; no era un hombre sino un demonio. La espada en sus manos, era ahora una extensión de sí mismo, la katana pareció despertar en una especie de éxtasis. Un canto de guerra reverberaba en la sangre en sus venas. Su ira comenzó a desbordarse como una fuente incansable. Las sombras brillaban en un negro escarlata combinando con la luna que al fin se mostraba completa y destellante.
So don't wait for me, don't wait for me, wait-ah
It's not a happy ending
Don't wait for me, don't wait for me, wait-ah
It's not a happy ending
Don't wait for me, don't wait for me, wait-ah
It's not a happy ending
Don't wait for me, don't wait for me, wait-ah
El samurai llegó a la posada; afuera esperaba la dueña del lugar la cual sostenía una lámpara en sus manos -la luz amarillenta era un pálido contraste con el filo peligroso de los ojos del hitokiri-, la mujer lo miró y asintió una vez, antes de darse la vuelta y concederle el acceso.
Las manos del pelirrojo volvieron a salir del resguardo de su gi, su postura cambió a la de un depredador. Las voces de los espectros se habían convertido en gritos y gruñidos desesperados. De pronto respirar se había convertido en una acción complicada.
-Hasta el último de ellos es culpable -aseguró la mujer por delante de él, el rencor latente en todas y cada una de sus palabras. No era importante, él ya sabía esto. -Sólo esta noche, han tomado a dos de mis doncellas.
El oni arrugó el gesto con renovada molestia. Un trozo de madera más para hacer crecer aún más el avivado fuego en su centro.
-Confío en que no hay nadie más dentro -advirtió Kenshin, su voz dos barítonos por debajo de su tono normal de voz.
Finalmente la mujer le miró. Su rostro era un poema de rabia y tristeza; las puertas de su alma inyectadas en sangre y el nudo de su dolor en su pecho, evidente en el temblor de sus labios. Sin duda, las doncellas que había mencionado no seguían con vida.
All of this is temporary
All of this is temporary
All of this is temporary
All of this is temporary
-Nadie que merezca ser salvado -aseguró ella, deteniéndose a la entrada de la antesala principal -has lo que desees, pero asegúrate de que sufran.
La mujer partió entonces, dejándolo solo frente a la recámara. Las siluetas de los hombres se podían ver a través de las puertas del fusuma. Sus voces cargadas de sake y sus risas exageradas denotaban el tipo de hombres que eran. Estaban celebrando mientras las vidas que habían apagado, seguían causando dolor en los que habían quedado atrás.
Kenshin apretó las manos en puño, apretó también la quijada hasta que los dientes le rechinaron.
"Si no hubiera sido por ellos", se dijo internamente. "Si no hubiera sido por ellos… Kaoru dono".
El dolor de la pena que cargaba se mezclaba con la ira de su frustración y la rabia hacia su destino. El amatista y el dorado peleaban en su centro. ¡Había estado tan cerca de saborear la palabra felicidad…!
"Ella habría podido elegir diferente", presionó, apretando los ojos por un instante; no se podía permitir un error en ese punto.
"Baka deshi, sólo deseabas que te eligiera a ti." -Sonó la voz de su maestro en su cabeza.
Kenshin se mordió el labio hasta sangrar, no podía permitirse confesar ahí.
Tras un breve instante, finalmente hubo silencio en su mente.
Cuando volvió a abrir los ojos, no quedaba ni una sola fibra de púrpura en ellos.
Dio el primer paso y éste reverberó con un fuerte eco.
…
Dark, you won't even notice me depart
Secondhand thread in a second man's bed
With a second man's head
…
Alcanzó el fusuma y, sin más preámbulos, abrió ambas puertas en un fluido movimiento, revelando su presencia como el mismo demonio frente a sus presas.
Las exclamaciones de los hombres no se hicieron esperar, mas el samurai había sido más rápido. La katana había sido desenvainada antes de que pudiesen siquiera ponerse de pie.
Rojo. Todo lo que Kenshin podía ver era rojo. Enfermo de ira y desesperanza, dejó caer el filo de su espada contra todo quien se pusiera en frente. A intervalos recordaba el dolor de su compañera y se aferró a aquella imagen; dejando que la oscuridad le reclamara con cada vida que apagaba.
Estaba de pie sobre el suelo de madera del dojo del santuario, agitando su espada en el aire con el fluido movimiento de la técnica del Cielo. Una a una las velas se fueron consumiendo.
...
All of this is temporary
All of this is temporary
All of this is—
…
Por fuera, en los pasillos paralelos a la sala de banquetes, sólo se veían las sombras que corrían y saltaban al ser atravesadas. La sangre salpicaba las paredes de tela entre gritos ahogados, mientras de vez en vez algunas figuras humanas golpeaban contra éstas, desparramándose después sin vida sobre el suelo de madera.
La dueña de la posada, en compañía de las pocas doncellas que quedaban, miraban con deleite las vidas de los hombres consumirse a metros de distancia. Había el asomo de enloquecidas sonrisas en los labios de cada una de ellas.
Sólo el suave desliz de las ropas del hitokiri al moverse, se pudo escuchar una vez la masacre concluyó.
...
El hitokiri se irguió cual gato, su mirada dorada lucía satisfecha. Sacudió la sangre de su katana, decidiéndose después a limpiarla sobre las ropas de uno de los caídos con cierta pereza. Luego, satisfecho con la hoja limpia -tras examinarla bajo la luz de la luna que se escurría por las puertas abiertas de la sala-, volvió a envainarla.
Respiró profundamente durante un largo instante. El retumbar de su corazón todavía se extendía hasta sus oídos. Las manos, ahí donde las ocultaba, todavía le temblaban.
"No queda tiempo. Tienes que irte", se recriminó.
Entonces se dio la vuelta, metió sus manos de nueva cuenta en su gi y salió sin mirar atrás.
Diecisiete hombres muertos del Shogunato quedaron detrás de él.
"Sé el Kami que Kaoru necesita." Le había dicho Yumi.
Y esa noche, como todo un dios furioso, había hecho justicia sobre quienes se atrevieron a lastimar a su protegida.
Dos semanas atrás.
Kaoru abrió los ojos de golpe, el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. Temblaba de frío y miedo. Se irguió en cuanto su respiración se hubo calmado.
-¿Qué fue eso? -se cuestionó en voz alta.
Afuera todavía estaba oscuro. Igual que siempre no podía recordar lo que había visto, pero diferente a otras veces, estaba segura de que tenía que ver con Kenshin; el lazo que los unía parecía haberse tensado de golpe, amenazando con romperse.
-Kenshin -susurró su nombre en la oscuridad. Luego, una determinación se instaló en su mente.
Contrario a lo que debía y aún a pesar de la voz que le rogaba se detuviera, Kaoru tomó tinta y papel y escribió a su compañero una plegaria a reunirse con ella al atardecer dos días contando desde ese día. Egoístamente convencida de que la ansiedad que la dominaba se debía a su próxima separación, la cual sería definitiva.
De camino a la choza de Hiko, Kaoru recordó la visión de la muerte de Akira. Sin saber exactamente por qué su siguiente pensamiento conectó con la imagen de Kenshin. Un escalofrío le recorrió el cuerpo ante la conexión que hizo su mente, pero...
"No", se dijo. "No puede ser cierto." Trató de convencerse.
Tal vez, pensó, tal vez si ambos se conocen... Tal vez si se conocían, podía evitar una tragedia, se dijo. Kenshin sería un buen compañero de Akira, ambos se mantendrían el uno al otro lejos del campo de batalla, aún a pesar de tener ideologías diferentes, si se hacían amigos, pensó...
Lo decidió entonces. La siguiente semana, y si Kenshin accedía a la petición de su carta, los presentaría.
Un año después, sin embargo, lamentaría aquel encuentro.
A/N: Una vez más si quieren ver el diseño de personajes de este fic, pueden buscarme como naru_astalina en instagram.
