Buenas noches amigos, aquí os traigo un nuevo capitulo de esta apasionante historia.

Como veis es un capitulo con dos PDV. Nos mostraran dos personajes que me encantan escribir y que me resulta muy fácil de imaginar.

Espero que les guste y como siempre espero sus comentarios.

Catelyn VI y Kevan IV.

Catelyn VI.

Desde que vio al ejército partir se sentía insegura. No es que pensara que algo podía ocurrirle a ella personalmente, pero Catelyn Tully tenía miedo, muchísimo miedo, quizás más que nunca.

Estaban tan cerca, Robb estaba tan cerca de la victoria que ella esperaba una macabra maniobra divina para acabar con su hijo, con el único que le quedaba en libertad. Sabía que su hijo habia conseguido grandes victorias, que su ejército le amaba y que tenía un plan, siempre lo tenía; pero Tywin Lannister tenía más de cien mil hombres a su disposición, más del doble de los que tenía su hijo, y seguro que el Señor de Roca Casterly no iba a dejarse vencer, no esta vez. Robb le habia dicho que confiara en el, pero ella aun tenía miedo.

Su hijo habia cambiado, este era un pensamiento que venía a su cabeza cada vez que pensaba en su primogénito. Habia dejado de ser un niño y se habia convertido en un buen hombre, aunque también en un guerrero, un rey por encima de todo, ambicioso, enérgico, audaz pero Catelyn sospechaba que la soberbia se habia aprovechado de su hijo, quien habia acabado con todos sus enemigos salvo con uno: el León del Oeste. Esperaba que la soberbia no cegara a Robb pues eso podía significar el final de su familia, la muerte de sus hijas y caída de su casa.

Sin embargo la viuda de Ned Stark se obligaba a confiar en su hijo mayor. Debían tener suerte, Robb siempre decía que la suerte no existía, aunque ella sabía que él pensaba de forma distinta, pero cierta manera tenía razón, la suerte se consigue.

Los pocos días que pasaron entre la partida del ejército y la llegada del mensajero con noticias se le hicieron eternos. No sabía qué hacer. Habría querido regresar con su padre, a Aguasdulces, pero deseaba estar cerca de Robb, cerca de su familia. Paseaba por el castillo, subía a las almenas intentando ver algo, consolaba a los heridos que no habían podido marchar a la batalla y sobre todo esperaba, como siempre habia hecho: siendo niña esperaba a su padre, siendo joven espero a Brandon Stark, siendo una mujer casada espero a su amado Ned y ahora siendo madre y viuda esperaba a su hijo.

Entonces un mensajero llego al galope. En la lejanía se veían columnas de humo, sin duda producto de la batalla, quizás de las catapultas de Robb que habia acostumbrado a usarlas para diezmar a los enemigos en el campo de batalla.

El mensajero entro en el salón principal de Harrenhal y se dirigió a la mesa principal, donde Catelyn aguardaba junto con Kyle Condon, el hombre que habia sido encargado de custodiar el castillo y sobre todo a la madre del rey por si la batalla iba en contra de los intereses Stark.

El mensajero estaba lleno de barro y traía una carta en la mano. Era un hombre de Invernalia, lo reconoció por el estandarte que portaba en su peto.

-decidme soldado, ¿Qué noticias traéis de mi hijo?

El soldado sonrió. Todos los presentes estaban expectantes.

-Mi señora, vuestro hijo lo ha conseguido. El ejército realista ha sido derrotado, prácticamente destruido o eso parece. Decenas de miles de hombres que luchaban por el bastardo sureño han muerto junto al Ojo de Dioses.

Catelyn tardo unos segundos en procesar la información. Cuando consiguió salir del trance vio a todos los hombres presentes vitorear y rugir coreando el nombre de su hijo.

-¿y mi hijo? ¿Está sano y salvo?

El hombre torció el gesto y Catelyn comenzó a temerse lo peor. Serian acaso los dioses tan crueles como para arrebatarle la vida a Robb después de haber conseguido la mayor victoria de la guerra.

-El Rey está herido mi señora, pero no parece nada grave, al menos no lo parecía cuando me dio una carta para vos y otra para Kyle Condon.

El enviado entrego ambas cartas y espero mientras las leía. Catelyn, con los dedos temblorosos rompió el lacre y empezó a leer.

"Madre, lo he conseguido. Mi ejército ha obtenido una victoria decisiva, los Lannister han sufrido grandes bajas: más de cuarenta mil muertos y casi cinco mil prisioneros. Ademas la mayoría de señores de las Tierras de la Corona y de las Trieras de Tormenta me han jurado lealtad y se han unido a mi ejército. Mañana marchare sobre Desembarco del Rey.

Sabemos que Randyll Tarly, Garlan Tyrell, Ser Kevan Lannister y el Matarreyes han escapado, aunque Jaime Lannister perdió su mano derecha en batalla. Seguramente intenten reunir un nuevo ejército con los supervivientes, pero nada importa. La victoria final es nuestra, nadie se atreverá a enfrentarse a mí después de hoy, pues no queda nadie que pueda dirigirlos, ya que Tywin Lannister ha muerto. El propio Príncipe Oberyn le decapito con Hielo, la espada de Padre, que era portada por el Matarreyes.

Ademas hemos capturado a muchos señores y caballeros, destaca sobre todo Lord Tyrell, por lo que los hombres del Dominio se lo pensaran mucho antes de atacarme.

He enviado a Lord Blackwood y Lord Flint con los heridos y la mayoría de prisioneros.

Tomare Desembarco del Rey y me hare con la victoria en esta guerra de una vez por todas. Pronto volverás a ver a Sansa y a Arya. Te lo prometo.

Robb Stark. Señor de Invernalia, Rey en el Norte y Rey del Tridente"

Catelyn releyó la carta un par de veces. Su hijo no mencionaba nada de su herida, seguramente no querría preocuparle, pero lo que más le sorprendió fueron las noticias sobre la captura de Lord Tyrell, el número de bajas enemigas y sobre todo la muerte de Tywin Lannister. Esta vez Catelyn creía a su hijo. Sin Tywin para dirigirlos los Lannister se rendirían, pero algo le inquieto. Los señores de las Tierras de la Corona y de las Tierras de Tormenta habían jurado lealtad a su hijo. Acaso Robb habia decidido tomar el Trono de Hierro. Catelyn entendía la ambición de su hijo, y quizás la necesidad, pues aunque vencieran en la guerra, un sur caótico podría ser catastrófico para el Norte y el Tridente.

Esperaba que Robb volviera pronto, pero al menos el corazón de Catelyn se tranquilizo, o mejor dicho se relajo, únicamente tenía que esperar unas semanas y sus hijos volverían a estar con ella.

Lo único que le preocupaba eran los planes de Robb para el futuro de Poniente. Su hijo se habia convertido en el hombre más poderoso del continente y ahora debía decidir qué ocurriría.

Kevan IV.

La noticia de la caída de la capital en apenas un día se expandió por el campamento rápidamente. Cuando Jaime se entero insistió en tomar los jinetes que tenía el ejército para marchar sobre Desembarco del Rey y liberar la ciudad, pero tanto Kevan como Lord Tarly se negaron.

No dar un paso en falso si quería recuperar la ciudad. Ademas los hombres del Dominio estaban muy reticentes a atacar a Robb Stark pues no sabían que podría hacer el norteño con los Tyrell que tenia prisionero. Kevan también temía que le ocurriría a Cersei y a Tommen. Sabía que si Joffrey estuviera vivo, seguramente su cabeza ya estaría separada de su cuerpo y a decir verdad no hubiera podido culpar al Rey en el Norte por hacerlo. Joffrey fue un loco que inicio esta guerra, pero ahora su hermano pequeño, el inocente Tommen, posiblemente la persona más amable que conocía, estaba en un peligro mortal.

Mientras se dirigía a la tienda de mando, Kevan pensó en la situación. Sabían que los señores de las Tierras de la Corona y sobre todo los señores leales a los Baratheon de Bastión de Tormentas, habían jurado lealtad al Joven Lobo. Eso unido al hecho de que Oberyn Martell lucho bajo el estandarte de Invernalia en la batalla parecía indicar que Robb Stark podría ambicionar el Trono de Hierro.

A decir verdad, salvo el ejercito que ahora dirigía, no habia nada ni nadie que impidiera a Robb Stark tomar el trono y lo que más asustaba a Kevan era que la mayoría de las regiones lo aceptarían, salvo obviamente el Oeste y las Islas del Hierro. El Valle seguro apoyaría a Stark, el Joven Lobo era hijo de Ned Stark quien fue pupilo de Jon Arryn antes de la rebelión y aunque Baelish habia asegurado que el Valle juraría lealtad a Joffrey y después a Tommen, Kevan dudaba de las intenciones de Meñique, ya que se movía por poder y ahora quien lo poseía era el Rey Robb; los norteños, dornienses y ribereños habían luchado por Stark; los hombres de las Tierras de la Corona y las Tierras de Tormenta se habían rendido y seguro preferían a un honorable y carismático Stark que al hijo de Cersei y nieto de Tywin; por su lado los hombres del Dominio aceptarían que el norteño tomase el trono si liberaba a los Tyrell, incluso podrían conseguir un matrimonio entre Robb Stark y Margaery Tyrell.

La idea de Stark en el Trono de Hierro le daba escalofríos, no podía dejar de pensar pero tuvo que aclarar sus pensamientos cuando entro en la tienda de mando, que únicamente estaba ocupada por tres hombres ademas de Kevan: Garlan Tyrell, Randyll Tarly y Jaime Lannister.

Cuando los cuatro estuvieron sentados, Jaime fue el primero en hablar.

-Bien, deberíamos haber marchado ayer por la noche cuando recibimos la noticia, ya hemos perdido mucho tiempo, pero no podemos dejar a nuestro rey cautivo por ese salvaje y su ejército de salvajes.

Kevan oyó la voz de Jaime, pero también sonaba al orgullo de Tywin y a la ansiedad de Cersei.

Fue Tarly quien respondió.

-os recuerdo Ser Jaime que ese salvaje y su ejército han aniquilado al nuestro, matado a vuestro padre y capturado a mi señor feudal. Ademas no intentéis dar órdenes, pues recordad que fue vuestro abandono de la caballería del Dominio lo que impidió que el plan de Lord Tywin funcionara.

-quería proteger a vuestro padre.

-y que bien le habéis protegido ¿verdad?-respondió Tarly con su habitual tono brusco.

Kevan sabía que si no fuera porque los Tyrell estaban prisioneros de los norteños, Randyll Tarly ya habría dirigido el ejército contra los muros de la ciudad.

-Debemos pensar que hacer. Somos 30.000 hombres, ciertos que una cuarta parte somos caballería pesada, pero no creo que estemos en condiciones de atacar la ciudad. ¿Quizás podríamos marchar sobre Aguasdulces y obligar al Joven Lobo a regresar al castillo?

La sugerencia de Ser Garlan era interesante, pero tenía un punto débil importante, que rápidamente fue expresado por el Señor de Colina Cuerno.

-Ser Garlan, dudo que saliera bien, necesitaríamos dejar hombres cerca de la capital para retomarla cuando los Stark marchen sobre Aguasdulces, y en estas situaciones no aconsejo dividir las fuerzas. ¿Qué opináis Ser Kevan?

Tres pares de ojos miraron a Kevan, esperando su opinión pues no habia expresado opinión alguna. En el fondo sabio que lo que iba a decir sería sorprendente para los presentes, pero también sabía que era la única solución medianamente razonable.

-Creo que debemos marchar sobre la ciudad… y negociar la rendición con Robb Stark.

Garlan y Tarly quedaron callados mientras Jaime puso los ojos en blanco, claramente sorprendido.

-acaso quieres que nos rindamos, no lo haremos. No podemos negociar, mi padre no lo hizo al comienzo de la guerra, no lo haremos nosotros ahora. Si nos rendimos el chico exigirá que sea una rendición incondicional, eso supondría el fin de los Siete Reinos.

-cierto-asintió Kevan- el fin de esta guerra supondrá el fin de Poniente tal y como lo hemos conocido, pero que opciones tenemos. Prácticamente todas las regiones de Poniente salvo el Valle o bien están con el Joven Lobo o bien han sido derrotadas o sufrido pérdidas a sus manos. No tenemos más aliados, tampoco podemos contratar compañías mercenarias de Essos pues tardarían meses y eso solo fortalecería la posición de Stark en el sur. Ademas tiene a la familia real como rehén y a los Tyrell. Si le atacamos podría cortarles la cabeza. Pero si negociamos podríamos llegar a un acuerdo que nos permita sobrevivir, recuperar nuestras fuerzas y estar listos para reunificar el reino dentro de unos años.

-lo que dice Ser Kevan tiene mucha lógica, pero al igual que nosotros nos reforzaríamos, también Stark reuniría más tropas, más recursos. Y los hombres del Sur temen enfrentarse a Robb Stark, muchos de nuestros soldados dicen que es el elegido de los Antiguos Dioses.

La opinión de Lord Tarly a favor del acuerdo era esencial para Kevan, pero decía la verdad sobre Stark, su reputación y sus posibles planes. Sin embargo ningún acuerdo era perfecto y en estas circunstancias…

-cierto Lord Tarly, pero incluso los hombres como Robb Stark mueren. Llegara el día en el que el Rey en el Norte se reúna con los Dioses. Esta paz no la haremos con vistas a ir a la guerra el año que viene. El reino necesita paz. Deberemos reunificar el reino bajo el gobierno del Rey Tommen y la reina Margaery.

Kevan deslizo la idea de que a pesar de toda la alianza matrimonial con los Tyrell se mantuviera, pues sin ellos no habría reinos del sur que pudieran recuperar el Tridente y el Norte en un futuro.

-Si conseguimos un buen acuerdo, mi hermana y el rey podrían reunificar el sur y quizás en unos años podríamos recuperar los territorios perdidos. –alego Ser Garlan, dando la confirmación que Kevan deseaba.

Entonces Jaime alzo la voz.

-pero si hacemos esto el chico se quedara con el Norte, con el Tridente, seguirá siendo el Rey en el Norte y en Poniente solo hay lugar para el Rey de los Siete Reinos.

Kevan suspiro, su sobrino tenía razón, era doloroso, pero habia que hacer sacrificios. Tywin lo haría si estuviera en su lugar.

-lo sé sobrino, pero me temo que hagamos lo que hagamos, Robb Stark será Rey en el Norte y Rey del Tridente. Mejor sería que lo fuera con un acuerdo firmado entre dos partes que no a consecuencia de una rendición incondicional.

Tyrell y Tarly asintieron y entonces Kevan volvió a hablar.

-bien, entonces mañana marcharemos a Desembarco con todo nuestro ejército. Asi mostraremos que aun no estamos acabados. Cuando lleguemos enviaremos un mensaje solicitando negociar el fin de la guerra. Esperemos que Robb Stark y sus hombres deseen volver a casa y consigamos un acuerdo razonable. Aunque habrá que hacer muchas concesiones y debemos estar listos.

Uno por uno, los presentes asintieron, aunque fue Jaime el último en hacerlo, pero el primero en salir de la tienda. Estaba enfadado, muy enfadado, no solo por la situación, sino por su orgullo herido, por la derrota, por la pérdida de su mano, por todo en general. Pero sobre todo estaba preocupado.

Kevan también lo estaba pero confiaba en que Stark mostrara algo del carácter de su padre y fuera justo. Robb Stark a sus ojos habia superado a Lord Eddard, tanto en habilidades de combate, como comandante y gobernante. No le habia temblado el pulso a la hora de arrasar castillos, ciudades o aldeas, pero esperaba que al saberse vencedor el Joven Lobo deseara poner fin a la guerra y marchar de nuevo a su hogar.

Eso era lo único que le quedaba a Kevan Lannister: la esperanza de que su enemigo se comportara en la victoria mucho mejor de lo que se hubiera comportado su difunto hermano.