Buenas noches a todos. Aquí les traigo un capitulo que he disfrutado muchísimo escribiéndolo. Espero que les guste y como siempre espero sus comentarios y opiniones.

Robb XV.

Los días se desarrollaban con lentitud. Sin duda alguna Robb se sentía ansioso: sabía que Kevan Lannister y los Tyrell que aun quedaban en libertad habían conseguido congregar a los supervivientes del ejército realista y se dirigían a la ciudad. Robb necesitaba que llegasen para acabar con la guerra.

Dudaba que alguien en el ejército enemigo deseara una nueva batalla o asaltar las murallas de la ciudad que se encontraban defendidas por decenas de miles de hombres. Sin embargo estaba seguro que los Lannister y los Tyrell no se rendirían fácilmente. Robb lo estaba preparando todo para demostrar a sus enemigos que estaba dispuesto a todo con tal de acabar con la guerra.

Deseaba regresar a Invernalia, habia mucho que hacer: buscar a sus hermanas, llorar a los caídos, reconstruir el Norte, acabar con los Hijos del Hierro, establecer su reino de manera definitiva, encontrar una reina…

Ninguna de esas cosas podría hacerse hasta que el Trono de Hierro le reconociera como el Rey en el Norte y Rey del Tridente y para ello tenía que firmar la paz. Habia conseguido una victoria decisiva en el Ojo de Dioses, ahora era el momento de cobrar su premio.

Los habitantes de Desembarco del Rey eran vigilados por los hombres de Dorne que bajo el príncipe Oberyn habían asumido las funciones de los capas doradas, cuyo grueso de fuerzas se encontraba en las mazmorras; el resto de su ejército se dividía entre las murallas y la Fortaleza Roja, dejando el control del puerto en manos de la flota Manderly que fondeaba en la Bahía del Aguasnegras. La situación estaba estable y mientras los soldados se preparaban para una posible batalla, los maestres que acompañaban al ejército junto con un grupo de hombres de Invernalia habían recorrido el castillo para requisar todas las armas, vituallas, animales y objetos de valor para incluirlos en el botín de la guerra. Robb necesitaría todos los recursos para poner en pie su reino.

Mientras los días pasaban entre consejos de guerra y reuniones, el Joven Lobo pasaba sus noches en la más absoluta soledad, siendo vigilado por tres hombres de Invernalia y por Viento Gris, quien nunca se separaba de su lado.

Habían pasado cuatro días desde que el Huargo se alzaba en las almenas de la Fortaleza Roja cuando Robb recibió una visita al amparo de la noche. Era Margaery Tyrell.

Lady Tyrell vestía un vestido verde, con las rosas doradas de su estandarte estampadas. Robb pensaba que era la mujer más hermosa que habia visto en su vida. Una joven con unos ojos penetrantes que sin duda podría hacer que los hombres hicieran todo lo que ella quisiera. Ya habia estado casada en dos ocasiones y si Robb hubiera perdido la batalla contra Tywin Lannister, seguramente ya estaría casada por tercera vez.

-Lady Margaery. A que debo vuestra visita.

La joven se inclino, mostrando su escote, Robb intento desviar la mirada, pero no era fácil.

-Solo deseaba una audiencia con el rey. Me gustaría hablar con vos.

Robb se sentó en su silla y sirvió dos copas de vino, ofreciendo una a su visita. El Rey en el Norte sabia a que habia venido esta joven. No era tonto. Robb sabía que todos los presentes en la Fortaleza Roja, incluso sus propios hombres, asi como la mayoría de señores que supieran de su victoria en la batalla y su conquista de la ciudad, pensaban que el Joven Lobo podría tomar el trono. Podría alegar derecho de conquista y sentarse en el Trono de Hierro. Pero Robb no tenia ningún interés en gobernar los Siete Reinos, únicamente ambicionaba el Norte y el Tridente, tierras y pueblos por los que habia luchado y sangrado. No tenía pensado ascender al trono de un país, cuando la mayoría de este se habia levantado en armas contra él. Sin embargo nadie conocía las intenciones del rey y muchos intentaban aprovecharse o sacar partido. Los Tyrell sin duda asi lo intentarían y habían enviado a su mejor arma.

-y bien ¿Por qué queréis una audiencia conmigo?

Robb esperaba que la joven se ande por las ramas pero no fue asi.

-¿tomareis el Trono?, sin duda no soy la primera en preguntarlo, pues no es raro que la gente piense que vos, el Joven Lobo ocupéis el Trono de Hierro, no después de esta guerra.

Robb sonrió. Directa, al grano, le gustaba.

-Si tomara el Trono de Hierro, cual sería la postura del Dominio. Apoyasteis a Renly, luego a Joffrey y después a Tommen. Sin duda seriáis la reina si yo hubiera sido derrotado.

Margaery Tyrell sonrió, una sonrisa cautivadora, hermosa.

-cierto, mi familia solo busca sobrevivir en este mundo complejo y caótico.

Robb negó.

-vuestra familia no busca sobrevivir, vuestra familia quiere poder.

-y que familia no busca ser rica y poderosa. Acaso los Stark no unificaron el Norte para ser los Reyes en el Norte para tener más fuerza y poder.

Robb sonrió irónico. Era increíble lo poco que se conocía de su tierra en el Sur.

-cierto, conseguimos poder unificando el Norte, pero lo hicimos por necesidad. Cuando llega el invierno debemos estar juntos. Fue nuestra unión lo que impidió a los Ándalos conquistar el Norte. Nuestra unión permitió que el Norte sobreviviera a los crudos inviernos con los que tenemos que convivir.

-cierto, vuestra unión os salvo de los Ándalos y del Invierno, pero no de los Dragones.

Chica lista, pensó Robb, lista y audaz.

-nuestra unión no evito perder la independencia de nuestro pueblo, pero no fuimos abrasados en nuestros castillos, ni en un campo de batalla ni en las arenas del desierto, como sí ocurrió en Harrenhal, en el Campo de Fuego o en Dorne.

-siempre encontré fascinante la historia de los Stark.

-estoy seguro mi lady. Volviendo a vuestra pregunta que debería hacer si decido tomar el Trono de Hierro.

Margaery tomo un poco de vino y le miro a los ojos. Esperaba que su resistencia ante esa mirada aguantase el tiempo suficiente.

-si yo fuera vos, tomaría la corona: los hombres del Valle os juraran lealtad, al igual que ya han hecho los de las Tierras de la Corona y las Tierras de Tormenta; Dorne os seguirá por haberles dado la justicia que siempre exigían, los Lannister deberán inclinarse o esconderse en Roca Casterly y respecto a los Hijos del Hierro, podríais tomar las islas y acabar con los Greyjoy.

No era un mal plan, se dijo Robb a sí mismo.

-sin embargo no mencionáis a los Tyrell o al Dominio. ¿Qué haríais vos y vuestra familia?

-con las condiciones adecuadas os seriamos leales. Apoyamos a los Targaryen en la rebelión de Robert y aun asi servimos lealmente a los Baratheon.

-según tengo entendido, sentís aprecio por Tommen. ¿Qué debería hacer con él?

-es un buen niño, no es culpable de los crímenes de su familia. Le podríais perdonar la vida y enviarlo al Muro o a la Ciudadela para que sea un maestre. Podríais ofrecer ese perdón como un perdón excepcional por vuestras nupcias o vuestra coronación.

-¿Nupcias?

-todo rey necesita una reina que le de herederos. Tengo entendido que los Frey rompieron vuestro acuerdo, asi que necesitareis una reina que os ayude a gobernar.

-y seguro que vos sois la indicada.

Robb sonreía, quizás habia sido demasiado directo, pero tenía que acabar esta conversación. Su instinto le hacía desear besar sus labios, su cuello…

-es elección del rey quien sea elegida como su reina. Para mi sería un honor ser la esposa del gran Robb Stark.

-¿Gran Robb Stark?

La joven Tyrell sonrió. Esa sonrisa una vez más…

-claro que sí. Pensadlo. Sois un joven que se levanto en armas contra un rey por arrestar a su familia, proclamado rey por sus hombres, carismático, invicto en batalla, conquistador de ciudades y castillos, el vencedor del temible Tywin Lannister. El hombre que salvo a los Stark de la desaparición…

Suficiente, pensó Robb. Los halagos eran una cosa, pero su sonrisa, la forma en la que hablaba y la forma en la que ella lo miraba le estaban turbando. Si seguía asi podría perder su resistencia y quizás acabaría aceptando aquello que no se iba a permitir.

-os lo agradezco mi lady. Y agradezco vuestra sinceridad y vuestros consejos, pero ahora debo pensar.

Ella se levanto y se inclino ante él. Robb la acompaño hasta la puerta y en ese momento quedaron frente a frente, con sus cuerpos separados por una distancia mínima que el deseo parecía acortar.

-seriáis un gran rey Robb Stark. La gente os amaría, los señores y plebeyos por igual. Podríais reconstruir Poniente. Ademas que alternativa hay. No podéis simplemente volver a Invernalia y sentaros en vuestro trono mientras el Sur arde en el caos y la guerra civil. Muchos ambicionan poder, recordadlo.

-lo tengo muy presente mi señora, y os aseguro que tengo una idea para evitar que eso ocurra.

-estoy segura de ello mi rey. Buenas noches Rey Robb. Ha sido un placer hablar con vos, espero que podamos repetirlo.

En ese momento Robb dudo.

-por supuesto mi señora, encontraremos esa ocasión.

La joven Tyrell salió y Robb se dirigió hacia la ventana. La ciudad dormía pacíficamente. Por un instante, al igual que le habia ocurrido al ver el trono, Robb se imagino que ocurriría si tomase la corona. Seria todo tan fácil como Margaery se lo habia explicado. La duda comenzó a penetrar en la mente de Robb pero en ese momento un cuerno sonó en la lejanía y Robb vio unas antorchas a las afueras de la ciudad.

El ejercito realista habia llegado y ese acontecimiento hizo que Robb volviera a la realidad, el no quería tener el Trono de Hierro, esa silla horrible habia demostrado que solo causaba problemas y no daba el poder que la gente le presuponía. Su ejército le daba poder, su gente le daba poder, el amor de su pueblo la daba poder y no iba a desperdiciarlo por contentar a ningún señor, caballero, ni dama, por muy bella y sensual pudiera parecer. Sin duda Robb sería feliz con Margaery Tyrell como esposa, pero ni siquiera ella compensaba los riesgos que suponía tomar el trono. Su familia, el Norte y el Tridente habían sufrido demasiado. Era el deber de Robb para con su pueblo asegurar su bienestar y eso haría.

Horas después…

Se encontraba en el salón del consejo privado, Robb estaba sentado en un trono improvisado, su espada, Hielo desenvainada, aun le dolía la pierna, sino estaría de pie para recibir al mensajero del ejército realista. Sus abanderados se expandían por la sala, mientras que el mensajero entraba, escoltado por dos dornienses.

-Alteza, este es Ser Adam Marbrand, viene del ejército enemigo a parlamentar.

Robb asintió, estaba sorprendido. Esperaba un caballero del Dominio como enviado, al fin y al cabo el ejército realista, o lo que quedaba de él, estaba compuesto sobre todo por tropas leales a Altojardin. No esperaba que un vasallo de Roca Casterly fuera el mensajero.

-Y bien. ¿Qué tiene que decir Ser Kevan Lannister?

-Ser Kevan y Lord Tarly, quienes lideran nuestras huestes, solicitan una reunión para acabar con esta guerra de una vez por todas.

-me alegro, siempre fue mi deseo acabar con esta guerra y lo intente una vez con diplomacia. Sin embargo Cersei Lannister y su padre me lo impidieron. Ahora que una esta prisionera y el otro muerto espero que me vaya mejor.

El caballero del Oeste asintió.

-proponemos el claro entre la Puerta del Rey y nuestro campamento para la reunión. Podríamos montar una carpa para que las partes negocien. Ser Kevan propone que os acompañen tres señores y os escolten una docena de hombres como escolta, el llevara la misma escolta y estará acompañado por tres consejeros.

Robb negó con la cabeza.

-Ser Kevan y sus hombres vendrán aquí. Ya es hora de que se respete a la Casa Stark y a sus aliados. Dígale a Ser Kevan que ya no somos iguales. Y si dudan o temen por su vida, asegúrele a su comandante que yo mismo con mi honor respondo por su seguridad.

-mi señor, habéis dicho que queréis la paz, y empezáis imponiendo el lugar de la reunión.

-¡Alteza!-rugió el Gran Jon- Recordad que habláis con un rey, no con un crio del Sur como vos.

-disculpad, alteza, por favor. Sería mejor si hay buena sintonía entre ambas partes.

-Esto es una guerra, y vamos a ponerle fin, pero dado que yo he tomado la ciudad y a vuestro niño-rey y vos y vuestros señores desean recuperar a ambos, al menos deberán aceptar el lugar que yo propongo. Id con Ser Kevan y decidle que mañana al medio día le espero aquí, en la Fortaleza Roja.

El caballero salió y los señores comenzaron a murmurar. Mientras Robb solo podía pensar: "Cada vez estoy más cerca…"

Al día siguiente…

Robb se encontraba en el salón del consejo privado, pero a diferencia del día anterior, únicamente habia una mesa, con seis sillas. Robb habia elegido a Ser Brynden y a Lord Howland Reed como acompañantes. Otros podrían haber estado presentes, incluso todos sus señores podrían haber sido testigos de las negociaciones, pero prefirió apartar a los señores más impetuosos e impulsivos y ser acompañado por los más tranquilos y racionales. Habia mucho odio con los Lannister y aunque Robb odiaba hasta la medula a los Señores de Roca Casterly y sus familiares, debía pensar como rey.

Su espada se hallaba junto a su silla, dejando claro que esta era aun una situación de guerra; su corona descansaba en su cabeza, y mientras esperaban, Robb se rasco la barba, le habia crecido mucho, sin duda tendría que afeitarse algún día. Un pensamiento simple antes de la reunión que pondría fin a dos años de guerra.

En ese momento las puertas se abrieron y Ser Kevan Lannister, Lord Randyll Tarly y Ser Garlan Tyrell entraron en la sala. Desarmados y sin escolta. Ni siquiera habría hombres de Robb en la sala mientras hablaban, aunque no esperaba que los tres hombres con los que se reuniría fueran tan tontos como para intentar algo cuando se encontraban rodeados por miles de hombres que los matarían sin dudarlo.

-bienvenidos mis señores. Tomen asiento. Deseo acabar con este asunto cuanto antes.

Los tres tomaron asiento y fue Ser Kevan el primero en hablar.

-Rey Robb, os comunico que he sido nombrado Lord Protector del Reino y tutor de mi sobrino nieto por el consejo de señores de nuestro ejército.

-me alegro Ser Kevan, he oído que sois razonable y eso es lo que necesito- Robb miro al joven Tyrell a su izquierda- Ser Garlan, como muestra de buena fe, quiero aseguraros que cuando acabe la reunión, sin importar su desarrollo y resultado, podréis tener unos momentos con vuestra familia.

El joven asintió y parecía sinceramente agradecido. Entonces Ser Kevan tomo la palabra.

-alteza, hemos venido para negociar las condiciones de la paz. Esta guerra ha durado demasiado y sin duda ya ha habido demasiados muertos.

Robb asintió.

-si, ha durado demasiado y he perdido a buenos hombres, pero creo que os equivocáis mi señor, esto no es una negociación.

-acaso nos habéis hecho venir para descabezar nuestro ejército, le dijisteis a nuestro enviado que podríamos reunirnos a negociar y que garantizabais nuestra seguridad. Nunca imagine que un Stark actuaria…

-¿como lo hubiera hecho vuestro hermano?

El caballero quedo en silencio. Sin duda confundido y enfadado por el insulto a su difunto hermano. Pero Robb tenía que dejar claro que no eran iguales, el tenia el poder ahora.

-Ser Kevan me tengo por un hombre de honor, os di mi palabra de que podríais salir de la ciudad sin problema y asi será. Pero no os equivoquéis, esto no es una negociación. Es una reunión en la que yo os diré cuales serán las condiciones que debéis cumplir para que firme la paz, os devuelva esta ciudad y acabe con esta guerra. Mis condiciones son las únicas que hay, y no son negociables.

Lord Tarly, con un tono demasiado brusco tomo la palabra.

-no os sintáis tan seguro muchacho, aun tenemos miles de hombres, suficientes para tomar la ciudad. Ser Kevan os ofrece la paz para evitar más muertes, no porque hayáis ganado la guerra.

Robb sonrió.

-jajajajaj, no me hagáis reír mi señor. Sé que apenas tenéis 30.000 hombres y dudo que muchos hombres acudan si los llamáis. Ya destruí, en campo abierto, un ejército de cien mil hombres y ahora cuento con el apoyo de una muralla fuerte, catapultas y una flota que me abastecerá. Si me atacáis destruiré vuestro ejército. No os equivoquéis Lord Tarly, habéis perdido la guerra y ahora debéis afrontar las consecuencias.

El Señor de Colina Cuerno parecía listo para responder pero Ser Kevan alzo la mano.

-¿Cuáles serian esas condiciones?-pregunto el nuevo Lord Protector.

Robb les entrego un documento que habia redactado con ayuda del Pez Negro y de Howland Reed.

-en primer lugar, el Trono de Hierro, las Casas Baratheon, Lannister y Tyrell reconocerán y respetaran la independencia del Reino del Norte y del Tridente, me reconocerán como Rey y a mis descendientes como legítimos herederos. Desde ahora hasta el fin de los tiempos somos un reino libre e independiente.

Los presentes asintieron. Seguro que sabían que esto era algo inevitable.

-Las fronteras se mantendrán en su mayoría, a excepción de un territorio que será anexionado a mi reino. He sabido que la Casa Lefford se ha extinguido; en condiciones normales serian la Corona y la Casa Lannister quienes establecerían un nuevo señor; sin embargo el Colmillo Dorado y todas las posesiones que pertenecieron a los Lefford serán integrados a mi reino.

Kevan Lannister lo miro atónito.

-El Colmillo Dorado siempre ha pertenecido a las Tierras del Oeste y es nuestra principal defensa contra los ribereños…

-cierto, pero ahora será la principal defensa occidental de mi reino. Ya os lo advertí Ser Kevan, no hay negociación posible.

El caballero se mantuvo en silencio. Robb asintió. Con el Colmillo Dorado en su poder su flanco occidental estaría mucho más seguro y ademas sus minas le proporcionarían riquezas que servirían para defender y fortalecer su reino.

-en segundo lugar: Los Seis Reinos me entregaran una indemnización de 5 millones de Dragones de Oro en compensación por los brutales crímenes cometidos por la corona o por quienes la representaban. Eso servirá para sanar las heridas de mi pueblo, heridas infringidas por los ejércitos realistas durante los dos últimos años. Ademas las Casa Lannister y Tyrell me entregaran 10 rehenes que vivirán en el Norte o el Tridente. Si son rehenes jóvenes vivirán como escuderos y damas de compañía de mi casa.

Esta vez fue Ser Garlan quien asintió.

-en tercer lugar: estoy dispuesto a reconocer a Tommen Baratheon como legitimo Rey de los Seis Reinos y poseedor del Trono de Hierro, sin embargo deberá perdonar a aquellos que me han jurado lealtad y que lucharon por mí, a pesar de que no formen parte de mi reino. es decir, los señores de las Tierras de la Corona y las Tierras de Tormenta, y por supuesto Oberyn Martell, quien no debe ser culpado pues solo cumplía con la justicia que esta corte le negó durante veinte años. Estos señores mantendrán sus títulos, tierras y posesiones y no se efectuaran contra ellos represión alguna.

Robb observaba a sus consejeros quienes asentían, mientras Lannister, Tyrell y Tarly estaban en completo silencio.

-en cuarto lugar: estoy dispuesto a liberar a todos los prisioneros nobles, incluido el Rey Tommen, la reina Cersei y los Tyrell; asi como a liberar la ciudad; previo pago de 5 millones de dragones de oro adicionales. Ademas tengo miles de hombres prisioneros, para los que podemos acordar un precio de rescate estándar. Si los señores desean liberar a los hombres que murieron y sangraron por ellos lo permitiré. En cambio si no desean gastar su oro, serán enviados al Muro, donde hacen falta muchos hombres jóvenes.

-respecto a las relaciones entre ambos reinos, mantendremos la misma moneda, e intentaremos que el comercio vuelva a resurgir. Ademas si el Rey Tommen se disculpa públicamente y admite que la muerte de Eddard Stark fue un vil asesinato, yo juro solemnemente que si existiera alguna amenaza para el común del continente, el Reino del Norte y el Tridente acudiría en ayuda y apoyo de los Seis Reinos. Como iguales ambos reinos defenderíamos Poniente.

-si aceptan mis condiciones redactaremos un tratado que especifique todos los puntos que aquí he presentado. En el momento en el que se me entreguen las reparaciones de guerra, el dinero de los rescates y en el momento en el que el Colmillo Dorado sea entregado a mis fuerzas, firmaremos el tratado y el Rey Tommen podrá volver a reinar y yo regresare al Norte, esperando que el Sur no me haga regresar en pie de guerra nunca más. Detestaría tener que desatar mis ejércitos sobre el Sur por alguna ambición mal llevada o algún rencor. Esta paz es justa. Aquí tenéis el mapa de la nueva división de Poniente.

En ese momento Kevan Lannister se levanto.

-alteza, os lo pido encarecidamente. Si tensáis tanto la cuerda, la guerra se reanudara, no solo nos pedís cantidades ingentes de dinero, sino que imponéis unas condiciones humillantes. Jamás será aceptado por la corona. No sabéis lo que hacéis…

-¡Basta!

Robb se levanto. Estaba enfadado, pero sabía que ocurriría esto. Habia llegado el momento de mostrar cuan implacable podía ser el Rey en el Norte.

-parece que no lo entendéis Ser Kevan. Si no aceptáis todos los puntos del tratado no habrá paz. La guerra continuara y os aseguro que seré implacable. Si no aceptáis mis condiciones, lo primero que hare será ejecutar a todos y cada uno de los prisioneros que tengo, desde el Rey hasta el caballero más humilde. Luego expulsare a los ciudadanos de Desembarco del Rey de sus casas, y arrasare esta ciudad, destruiré el Trono de Hierro y hará que derriben la Fortaleza Roja. Si no aceptáis en menos de un día, tanto vuestro rey como su ciudad desaparecerán. ¿Qué haréis entonces?, sin un rey que os una los señores abandonaran vuestro ejército, que se desintegrara, mientras que el mío avanzara: primero arrasare el Dominio, tomare Altojardin y hare lo mismo con ese castillo que lo que hice en Pyke; luego iré al Oeste y tomare Roca Casterly, la saqueare y matare a todos y cada uno de los Lannister, asolare vuestras tierras y borrare cualquier rastro de vuestra familia de la faz de la tierra. Luego negociare con los principales señores que hayan sobrevivido y una vez tenga la paz que me negáis ahora, regresare al Norte, y viviré mis últimos días en paz.

La reacción de Robb, junto a un sonoro gruñido de Viento Gris parecía haber enmudecido a los presentes, incluidos a Reed y el Pez Negro.

-habrá paz de una manera u otra, paz bajo mis términos. Si aceptáis ahora, mantendríais posición y algo de poder. Si no, hare con vuestra familia lo mismo que Tywin Lannister hizo con los Reyne. Mi paciencia tiene un límite y vuestra casa lo cruzo hace tiempo.

Robb se volvió a sentar en su silla, la tensión reinaba en el ambiente y parecía que nadie se atrevía a hablar.

-bien, Ser Kevan, regresad a vuestro campamento. Pensadlo y tenéis hasta la medianoche para darme una respuesta. Si para entonces no habéis respondido entenderé que rechazáis el tratado y la guerra se reanudara y os juro que cumpliré todas y cada una de mis promesas.

Los señores se levantaron y se marcharon, aunque antes Robb habia indicado al joven Tyrell que podría visitar a su familia. El Joven Lobo se quedo a solas con sus consejeros.

-Alteza, sabéis que os aprecio y que compartía vuestros planes para la paz, pero si se niegan haríais todo aquello que habéis prometido hacer.

Las palabras de Ser Brynden a buen seguro estaban en la mente de Reed.

-el Norte se mantuvo unido durante 8.000 años por que los Reyes en el Norte eran duros como la tierra que gobernaban, implacables. No me sentiría cómodo cumpliendo mis promesas, pero si para conseguir la paz, una paz justa y beneficiosa para con mi pueblo, estoy dispuesto a hacer cualquier cosa. Ya he hecho cosas terribles antes y si las tengo que repetir por mi reino lo hare.

Entonces Robb se levanto y salió de la sala, aunque antes de alejarse oyó a Lord Reed.

-el rey lleva el Norte mucho más dentro de lo que su padre lo tuvo nunca…

Robb continúo andando hasta llegar a sus habitaciones. Allí paso las horas. Mientras el cielo se oscurecía se preguntaba si tendría la sangre fría necesaria para decapitar al joven Tommen. Pero cada vez que ese pensamiento llegaba a su mente, Robb decidía dejar de pensar en ello. Debía ser fuerte, debía ser implacable. No permitiría que dañaran a su pueblo, a su familia, impunemente.

La medianoche se acercaba y Robb no habia conseguido conciliar el sueño. Entonces el Pequeño Jon entro en su habitación.

-alteza, Ser Kevan Lannister ha entrado en la ciudad, viene a daros la respuesta a vuestras condiciones.

Robb se puso en marcha, se puso su corona rápidamente y su espada, Hielo, atada a la espalda. Viento Gris a su lado. El Huargo era uno con Robb, no solo era su fiel compañero, sino que algunos lo veían como el fiel reflejo de la fiereza del Joven Lobo. Robb sabía que eso era bueno. A veces uno también debía ser temido y no solo amado.

Robb llego al Salón del Trono y allí se encontró con Ser Kevan. Todos los señores de su ejército parecían estar presentes. Todos expectantes ante las palabras del recién nombrado Lord Protector.

-Rey Robb Stark, los Seis Reinos, el Trono de Hierro y de las Casa Baratheon, Lannister y Tyrell aceptan todas y cada una de vuestras condiciones. Queremos la paz y que esta guerra termine cuanto antes.

En un momento Robb no supo que responder, pero entonces extendió su mano y la estrecho con Kevan Lannister.

-Soy un hombre de palabra. Si cumplís mis condiciones, habrá paz.

Ser Kevan se inclino y se aparto mientras Robb subía los escalones que llevaban al Trono de Hierro. Entonces desenvaino Hielo y la alzo.

-¡VICTORIA!

Un rugido recorrió el Salón del Trono mientras todos los señores y soldados presentes celebraban el final de la guerra.

¡REY ROBB! ¡REY ROBB! ¡REY ROBB!

Mientras sus hombres le vitoreaban, el Joven Lobo sonrió, pero el corazón aun no estaba pleno de felicidad. Su familia no estaba aun reunida, pero él se encargaría de encontrar a sus hermanas. Habia vencido en la guerra. Era el último de los Cinco Reyes que se habían alzado. El Norte y el Tridente eran libres y ahora él era su Rey. Habia vencido, contra todos los pronósticos, contra todas las expectativas, a todos y cada uno de sus rivales.

Robb se sintió poderoso, pero a la vez temeroso. Sería suficiente, el poder y la riqueza que habia acumulado para mantener a salvo a su familia, a su pueblo…

Negó en su interior. No permitiría pensamientos derrotistas. Acababa de ganar la guerra e iba a celebrarlo y cuando su familia se reuniría en Invernalia volverían a ser felices. Se lo prometió a su padre tras su muerte y el cumplía sus promesas.

Bueno pues la Guerra de los Cinco Reyes ha acabado. Cierto, queda firmar el tratado, pero la guerra en si ha acabado. Espero que les haya gustado y que hayan disfrutado con la lectura.