dcromeror, siempre es un gusto tenerte en los reviews. Espero que te guste este episodio.
Muchas gracias por los ánimos, guest. Siempre que tenga alguna idea suelta habrá alguna historia... Y ahora tengo espacio para escribir.
Hermione estaba convencida de que había revisado todos los libros que pudieran incluir a cualquier bruja mínimamente relevante de los últimos ciento cincuenta años. Pansy se carcajeó cuando se lo comentó, y Hermione la miró severamente. No le gustaba nada que la tomaran por tonta.
_ Herms, te has quedado bastante corta… _ Le dijo Pansy, con una sonrisa cómplice. _ A tu madre le gusta mucho ocultar su edad… pero lo cierto es que es mucho más mayor. La encontrarás aquí.
Pansy dejó en sus manos un que hizo que se estremeciera. El título era particularmente llamativo, casi sensacionalista.
Grandes magos y brujas tenebrosos de la historia.
Hermione se mordió el labio, tensa, y revisó la contraportada.
Desde Grindelwald hasta aquel-que-no-debe-ser-nombrado. Descubre las historias de aquellos que se hundieron en las tinieblas y perdieron su vida, su cordura o incluso su alma en su búsqueda de poder.
_ No parece muy didáctico. ¿No debería estar esto en la sección prohibida?
_ Lo estaba. _ Ratificó Pansy. _ Pero tengo permiso.
_ ¿Quién te lo ha dado?
_ Tu madre, claro. _ Pansy se encogió de hombros, como si fuera obvio.
_ ¿Te ha dicho también en qué libro tengo que buscar? _ Bufó Hermione.
_ No, ella no sabe por qué se lo he pedido. Pero no se lo negaría a la mejor amiga de su bebita.
_ No me llames así. _ Hermione le clavó la mirada.
_ Así te llama ella… a veces. Pero capto el mensaje. ¿Ves a alguien interesante?
_ Sí, a mucha gente. Seguro que mi madre es Morgana o… _ Estaba pasando las páginas y se quedó congelada observando una imagen del libro, junto con un nombre.
El cuadro le devolvía la mirada sin pestañear, y Hermione sintió esta vez un fuerte estremecimiento que le envolvió todo el cuerpo. Se debatió en la silla y Pansy tuvo que sujetarla hasta que se quedó rígida como una estatua.
Su expresión se torció en una sonrisa que habría horrorizado a los conocidos de Hermione. Muy distinta a la sonrisa vivaracha y feliz de la castaña era una mueca sombría y malevolente. Los ojos humedecidos, mirando el vacío y en apariencia presos de un extraño placer.
Hermione estaba recordando, y su cuerpo estaba reaccionando de manera primaria a los estímulos de las imágenes que estaban golpeando su cerebro. Imágenes que normalmente la horrorizarían… estaban provocando impulsos totalmente opuestos en su mente.
Había visto cosas que traumatizarían a mucha gente. Había visto a su madre cortar a gente en trozos, abrir a personas en canal. Recordaba ella misma usar un cuchillo para cortar los dedos a alguien que le rogaba que no lo hiciera, y ella hacía oídos sordos.
Recordó con enfermizo deleite haber bebido la sangre aún caliente de una mujer después de haberle atravesado el estómago y de que brotase como un géiser. Uno tras otro, recuerdos sádicos y viscerales llenaban su mente, la desbordaban.
Hermione estaba babeando mientras aquellos recuerdos la golpeaban uno detrás de otro. Mientras recordaba la extraña forma en que su madre le había mostrado su amor… cómo la había convertido en una asesina a su imagen y semejanza desde el mismo momento de su nacimiento.
La sensación fue terrorífica, pero embriagadora y excitante a partes iguales. Toda una siniestra vida que salía a la luz. Habían sido demasiadas cosas de golpe, y Hermione había estado a punto de no soportarlo. Parpadeó repetidas veces, visiblemente desorientada.
_ ¿Herms? ¿Estás bien? _ Preguntaba Pansy, delante de ella.
Hermione no respondió de inmediato. Lo primero que hizo fue llevarse los dedos bajo el puente de la nariz, notando el sangrado que había provocado la visión. Se manchó los dedos y se los llevó a los labios, saboreando el líquido carmesí.
_ Herms…
Hermione se acordó de que la morena estaba allí. La miró con otros ojos. Pansy tragó saliva, congelada cuando notó que Hermione la tomaba del rostro con ambas manos. Pansy abrió mucho los ojos cuando Hermione la arrojó sobre la mesa y empezó a besarla con una intensidad desbocada.
Al principio se asustó, porque sintió que Hermione realmente tenía intención de arrancarle los labios debido a la ferocidad con la que se le había lanzado encima. Además, le sujetaba las manos, dejándola totalmente inmovilizada.
Cuando superó el miedo inicial, Pansy entrecerró los ojos y respondió al beso. Hermione tardó tanto rato en soltarla que había estado a punto de perder la respiración. Pansy se quedó mirando aquellos brillantes ojos castaños, confusa y emocionada a partes iguales.
_ ¿A qué ha venido eso? _ Le preguntó.
_ No es la primera vez que te beso. _ Respondió Hermione.
_ Pero sí es la primera vez que me besas… así. _ Reconoció la morena.
_ Bueno… antes eran jugueteos infantiles. _ Susurró la castaña. _ Ahora es otra cosa.
_ Me alegra ver que ya recuerdas… _ Suspiró Pansy. _ Empezaba a pensar que iba a pasarme otro año mirándote desde lejos.
_ Vaya… sí que estás enamorada. _ Susurró Pansy.
_ Yo… Quería recuperar a mi amiga. _ Dijo Pansy, roja como un tomate.
_ Pansy… yo no soy mi padre… y tú no eres Bellatrix Lestrange… _ La tomó del mentón. _ Yo no pienso jugar contigo.
_ ¿Lestrange? ¿Qué tiene que ver ella con..? _ Hermione se rió.
_ Nada, no le des importancia. _ Sonrió, cerrando el libro que le había dado tantísimas respuestas. _ Lo importante es que ya sé quién soy.
Pansy sonrió de oreja a oreja y estrechó a Hermione entre sus brazos, sollozando. Le resultaba difícil explicar hasta qué punto la echaba de menos. Habían sido íntimas toda la vida, y que se la arrancasen de aquella forma había dejado un vacío que parecía que, finalmente, iba a llenarse de nuevo.
_ ¿Y qué quieres hacer? _ Le preguntó, mirándola a los ojos.
_ Quiero vengarme… _ Dijo, con una sonrisa cínica.
_ ¿De quién? ¿Del ministerio? ¿De Dumbledore? ¿De Harry Potter?
_ ¿Y que esta vez sí me metan en la cárcel? No, no estoy hablando de ninguno de ellos.
Hermione anduvo por los pasillos. Todo su lenguaje corporal era diferente. Era más altiva, más segura de sí misma. Desprendía un aura de confianza terrible que la hacía parecer otra persona completamente distinta.
La prefecta de Gryffindor, a su paso, asustaba a unos chicos que ya le tenían cierto respeto de antes. A Hermione le complacía ver que la evitaban, que la temían. Era un sentimiento que inconscientemente había echado de menos.
_ Hermione, sólo te pido que recuerdes que hasta principios de verano yo era la única que sabía quién eras de verdad.
Hermione la ignoró y se encaró directamente hacia Draco Malfoy, que estaba, como de costumbre, acompañado de sus dos amigotes de toda la vida. Cuando Goyle la vio, se estremeció.
_ ¡Hermione! _ Draco dio un bote al verla.
_ Oh… ahora soy Hermione… ¿Dónde quedó lo de "asquerosa sangre sucia" que me llamabas tan alegremente?
Draco era un cobarde. Hermione lo sabía… y adoraba ese temor… era un alimento para su ego, para sus oscuros caprichos. Lo deseaba, casi lo necesitaba.
_ Yo no sabía nada. Nunca me contaron que…
_ Tampoco tendrías que disculparte, en realidad es cierto… mi abuelo es un muggle… Vamos, Draco… llámame sangre sucia. Sé que lo estás deseando.
_ No…
Hermione sacó su varita y se la colocó sobre la nuez. Draco trató de contener el aliento, notando cómo se le clavaba cada vez que tragaba saliva.
_ Llámame sangre sucia o te mato ahora mismo, Draco.
Unos meses antes, Draco se habría tomado aquello como una amenaza vacía. Lo más terrible que podría haberle hecho Hermione entonces, como ya había hecho antes, era romperle la nariz. Pero después de saber la verdad sobre ella, y de ver ese brillo maléfico en su mirada, estaba aterrado.
_ San...gre su...sucia… _ Tartamudeó Draco, con un hilo de voz.
_ ¿Qué has dicho, Draco? No te oigo si susurras. Repítelo, y esta vez bien alto… que te oigan todos. _ Dijo, extendiendo la sonrisa.
_ ¡Sangre Sucia! ¡Eres una asquerosa sangre sucia! _ Le gritó Draco, con lágrimas en los ojos. _ ¡Ya está, ya lo he dicho! ¿Satisfecha?
Hermione negó con la cabeza.
_ Pero qué cosas más feas me dices, Draco. _ Suspiró, agitando la varita.
Por un momento, Pansy pensó que realmente iba a matarlo, llegó a esperar el fogonazo de luz verde que acompañaría a la maldición asesina. Pero no ocurrió. En su lugar, Draco se dejó caer al suelo, aquejado de un dolor terrible. Aquella probablemente fuese la experiencia más dolorosa que había vivido en su vida.
_ ¡Basta! _ Gritó Pansy, interponiéndose entre Draco y Hermione. _ Ya te has divertido… ¿No sabes que con ese hechizo puedes matarlo o volverlo loco?
_ Tampoco perderíamos gran cosa… _ Suspiró Hermione. _ ¿Qué pasa, tu noviete te importa más que yo?
_ ¿De eso se trata, Hermione? ¿Estás celosa?
_ Contesta a la pregunta, Pansy. _ Respondió Hermione.
_ Pues claro que no. _ Bufó. _ Tú eres la persona que más me importa, Hermione. ¿Crees que habría hecho por otra persona lo que he hecho por ti?
_ Tengo dudas… _ Hermione sonrió. _ ¿Por qué te interpones?
_ Porque no quiero que mates a mis otros amigos, Hermione… Y tú no quieres hacerlo en un arrebato. Sabes que no es buena idea.
_ Draco… le debes la vida a Pansy… más vale que sepas compensarla por ello. _ Hermione bajó la varita. _ A partir de ahora empezamos de cero… y yo estoy al mando, ¿Está claro?
_ Está claro… _ Bufó Malfoy, tratando de levantarse. _ Pero no vuelvas a hacer eso, por favor.
_ Gracias. _ susurró Pansy, con la cabeza baja.
Cuando giraron la esquina, Hermione le cogió la mano y Pansy se sonrojó, Hermione la atrajo hacia sí y la miró a los ojos.
_ Gracias a ti… por ayudarme a controlarme… Es extraño, ¿Sabes? Pensé que me sentiría mejor… pero no es así. _ Suspiró largamente. _ Creo que estos años me han hecho desarrollar conciencia.
_ Suena terrible. _ Suspiró Pansy, en apariencia muy seria.
_ Sobre todo para Draco… Le va a tocar seguir con su vida patética. Antes le hubiera hecho papilla… la idea aún me apetece un poco.
_ Entiendo que estés frustrada porque llevas mucho sin ser tú, pero no tienes que sobrecompensarlo. _ Pansy acarició los dedos de su mano. _ Eres tú la que dijo que no quería acabar en Azkaban.
_ ¿Qué haría yo sin ti, Pansy? _ Le besó la mejilla. _ Te veré luego.
_ Contaré los minutos, Herms. _ Pansy le guiñó un ojo.
La profesora Baker se encontraba en su despacho, observando los terrenos del colegio a través de uno de los grandes ventanales. Estaba mirando a los alumnos como se mira una caja de bombones, eligiendo cuál tenía la mejor pinta. Sabía que no podía tomarse ese refrigerio, pero no estaba mal que se dedicase a sí misma aquellas indulgencias, pensaba para sí misma.
Su fino oído captó cómo la puerta de su despacho se abría sin llamar. Iba a girarse para reprender al desaprensivo que se hubiera atrevido a invadir su espacio sin permiso, cuando se percató de que se trataba de Hermione. Sonrió de oreja a oreja y la miró a los ojos.
_ ¿En qué puedo ayudarte, querida mía? _ Le dedicó su mejor sonrisa.
_ He descubierto quién eres. _ Le dijo, con tono acusador. _ Sé que eres una asesina. Un monstruo que satisface su hambre de caos sobre víctimas inocentes.
_ ¿Ah sí? ¿Y de dónde has sacado esa idea? _ Elizabeth sonrió.
_ Te he visto. Eres la mayor asesina en serie de la historia. _ Apretó los puños. _ Tanto que hasta los muggles saben de tu existencia. ¿No es cierto, condesa Bathory?
_ Oh vaya, me has descubierto. Ahora podrías poner al tanto a todos de mis miles y miles de crímenes. De que soy una asesina despiadada y sin corazón. ¿Vas a hacerlo?
_ No. _ Respondió Hermione.
_ ¿Y por qué no?
_ Porque tú me educaste para que fuera exactamente igual que tú… sería una hipócrita si lo hiciera.
Elizabeth sonrió, una sonrisa genuinamente feliz, y extendió los brazos. Hermione corrió en su dirección y la estrujó con ganas.
_ Te he echado tanto de menos, mi pequeña… _ susurró la mayor. _ Hay tanto que podemos hacer juntas...
