Le pasarán cosas... O le cosarán pasas... Aún no lo he decidido, Dcromeror
_ Sí, Ronald. Por millonésima vez… estoy perfectamente, no me pasa nada en absoluto. _ Bufó Hermione.
Empezaba a odiar pasar tanto tiempo con los Gryffindors… La ataban a su alter ego… a su otra yo. Había sido fácil mientras estaba con Pansy y con su madre dejar esa versión de sí misma muerta y enterrada. Pero no era tan simple el resto del tiempo.
Negar que durante aquellos cuatro años se había sentido feliz sería una sucia mentira. Sus primeros meses en Hogwarts habían sido horribles… hasta que Harry y Ron la habían salvado de aquel troll gigante se había sentido terriblemente sola.
Y era cierto que de ser ella misma, habría tenido a Pansy y probablemente a los otros Slytherin… si es que acudía a aquel colegio para empezar. Pero no podía evitar pensar que sí que se había sentido bien cuando era la chica simple de Londres.
Sus emociones no habían desaparecido de la noche a la mañana aunque hubiera una perspectiva más amplia. Los primeros años de su vida sí que habían sido una patraña. Pero no así lo que había vivido con Ron y Harry. Pensó en ello y emitió un largo suspiro.
_ Quiero decir que… valoro tu preocupación. Pero, en serio, estoy bien. _ Dijo, con un tono más calmado. _ Si me pasara algo os lo diría, ¿No crees?
_ Entonces… ¿Por qué estás pasando tanto tiempo con Parkinson? El año pasado te detestaba y ahora parece que te siga a todas partes.
_ La gente cambia, Ron. Te sorprendería cuánto. _ Hermione sonrió. _ Resulta que Pansy se ha dado cuenta de que hacer todo lo que le decía Malfoy no era bueno para ella.
_ Nadie con dos dedos de frente debería seguir sus consejos. _ Puntualizó Harry.
_ Exactamente, Harry entiende de lo que hablo. _ Extendió la sonrisa. _ Pansy estaba buscando alguien nuevo con quien pasar el tiempo. Alguien más inteligente, más sana… ya sabes… alguien como yo.
_ La verdad, no creo que valga tu tiempo, Hermione. _ Suspiró Ron. _ Pero tú eres bastante más lista que yo, así que no voy a meterme.
Hermione sonrió inconscientemente y le pasó la mano sobre los hombros al pelirrojo. Había estado profundamente enamorada de aquel chico. Eso no desaparecía de la noche a la mañana.
_ Preocúpate menos de mis amistades y más de tus estudios, Ronald. No querrás suspender los TIMOS. _ Le dijo, en voz baja.
_ Tienes razón, no te pasa nada… eres igual de pesada que siempre. _ Sonrió.
Hermione estaba hecha un lío. Incapaz de decidir cómo se sentía, qué pensaba en realidad… El dilema de la identidad la estaba asaltando. ¿Seguía portándose como la Hermione de los últimos años tan sólo para mantener la tapadera o realmente le gustaba ser esa persona?
¿Cuánto de esa persona era suyo y cuánto parte del ministerio? Sabía que una persona se formaba por sus vivencias… y las que había vivido eran prácticamente opuestas a las de sus falsos recuerdos, y eso formaba dos personas muy distintas.
Había sido fácil sentirse embriagada por su verdadera vida, por los oscuros caprichos que nunca se le habían negado, con la posibilidad de olvidarse de la moral autoimpuesta y dejar que las tinieblas que se ocultaban en el interior de su persona vagaran a sus anchas sin limitarse.
Pero al mismo tiempo, su lado más racional, más cercano a la Hermione que había creído ser aquellos años que a la que había resultado ser en realidad, le decía que ese desenfreno, esa sed de sangre… no era felicidad, sólo era hedonismo. Y ella quería ser feliz.
Hermione no lograba conciliar a las dos partes. Sólo podía contar con alguien para equilibrarla. Pansy estaba esperándola en uno de los pasillos. ¿Cuánto tiempo llevaría allí? Era sábado, por lo que no tenían que acudir a clases. Hermione tenía el impulso de ir a la biblioteca a estudiar. Pero esa era una obsesión que estaba intentando controlar.
_ Ya pensaba que ibas a pasarte la mañana con tus mejores amigos. _ Suspiró Pansy. _ Es irónico que ayer parecieras tan celosa.
_ ¿Disculpa?
_ ¿Crees que no me doy cuenta de que aún saltan chispas entre Weasley y tú? Llevo años deseando que dejes de mirarle como lo haces.
_ Pansy, no puedo borrar cuatro años de mi vida de la noche a la mañana. El resto era falso, pero eso no.
_ Hermione… yo no te pido que te olvides de todo… _ Emitió un largo suspiro. _ Pero tu padre sí lo hará. Él no va a permitir que tengas una amistad con Harry Potter…
_ Es un poco tarde para ejercer como padre ahora. ¿No crees?
_ Lo que yo crea no importa, Herms. Sólo te digo que te centres, porque no hay una realidad en la que tu padre vaya a permitir que Potter siga con vida.
_ Entonces lo mataré… _ Respondió Hermione, sombría.
_ ¿A tu padre o a Potter?
_ La verdad, no lo sé. Ya lo decidiré.
_ Hermione, insisto. Esto no es un juego.
_ Lo sé perfectamente, Pansy. _ Suspiró. _ Sólo estoy pensando en voz alta… ¿Y tú? ¿Cuál es tu papel en este asunto?
_ Yo estoy de tu parte. _ Sonrió Pansy. _ Hasta el final, ya lo sabes.
_ Es difícil encontrar gente tan leal… No sé si me lo merezco.
Pansy le sonrió, poniendo los brazos alrededor de su cintura, mirándola a los ojos con ternura.
_ Hermione… sin ti mi vida sería oscura y solitaria… Por supuesto que lo daría todo por ti, porque todo lo que tengo… ya es tuyo.
_ Eres toda una poeta… _ Hermione se acercó, dejando sus labios a apenas unos centímetros. _ Al final va a resultar que sí que estás enamorada, Pansy.
_ Quizá… _ Reconoció. _ Nunca me he enamorado de otra persona con la que pueda comparar.
_ Y yo que pensaba que tú y Draco…
_ Deja de insistir en eso. _ Pansy Sonaba dolida. _ ¿Cómo iba a sentirme atraída por Draco habiéndote visto a ti?
Hermione recortó la distancia que separaba sus labios de los ajenos y besó a Pansy lentamente, sin prisas, disfrutando del momento. No había tenido muchas ocasiones para besar a nadie, pero decididamente podía apuntar a Pansy como su favorita en aquel momento.
_ ¿Qué te apetece hacer? _ Preguntó Pansy, mirándola a los ojos.
_ Dime… ¿Te gustaría ver la cámara de los secretos?
A Pansy se le iluminó la mirada y asintió, sin pensárselo dos veces. Siguió a la castaña por los pasillos, de camino al lavabo del segundo piso. Hermione se sentía extraña, recordando lo que le había sucedido años atrás, cuando la cámara había sido abierta.
La cámara de sus secretos era su legado, pues ella era, sin lugar a dudas, la más joven de la estirpe de Salazar Slytherin. Si realmente era así… ¿Por qué el basilisco la había visto como otra sangre sucia más a la que eliminar? Podía entender que el recuerdo de su padre adolescente no la reconociera… Pero… ¿Qué había del propio basilisco? ¿La serpiente de Slytherin no la había reconocido?
Quizá su padre sí lo había hecho y su petrificación había estado planificada, a diferencia del resto que habían sido accidentales. No podía saberlo, ni siquiera el Voldemort actual podría contestarle a esa pregunta… y el recuerdo ya no existía.
Apartando esos pensamientos, se acercó al lavabo, agradeciendo que Myrtle estuviera de paseo en lugar de allí, molestando y causando que los lavabos se volviesen locos como tantos otros.
Pansy tan sólo escuchó un sonido silbante salir de los labios de Hermione, totalmente incapaz de entender nada. Le gustaba ver a Hermione hablando pársel, porque aumentaba el aura de peligro que la envolvía.
Ambas se dejaron caer por la tubería. Era la primera vez para las dos, por lo que no terminaban de saber a qué atenerse. Cuando cayeron al fondo, Hermione dejó escapar una risotada. Pansy tuvo que sujetarse para controlar una arcada, a ella el viaje no parecía haberla divertido tanto como a la castaña.
_ Algo me dice que no te mueres de ganas de repetir, Pansyta. _ susurró Hermione, dejando escapar una risita.
_ La verdad es que cuando dijiste que vendríamos a la cámara de los secretos no esperaba un viaje así. _ Pansy parecía haber perdido las ganas de vomitar, pero decididamente se la veía bastante mareada.
_ Si quieres podemos volver. _ Susurró Hermione, con gesto preocupado.
_ No antes de ver al basilisco. _ Bufó Pansy. _ No me he venido hasta aquí para quedarme a las puertas y no tener nada interesante que contar.
_ Está bien pero… no lo toques. _ Le dijo Hermione. _ Si el veneno te llega a la sangre… kaput.
_ En realidad, casi me da pena el basilisco. _ Susurró Pansy.
_ Bueno, le atravesaron el cráneo con una espada, no debió ser agradable.
_ No me refiero a eso. _ Pansy bufó. _ Hablo de su vida.
_ ¿Su vida?
_ Piénsalo. Mata con la mirada, es extremadamente venenoso… es colosal. No creo que sea una criatura muy sociable. Debió sentirse muy solo todos aquellos años aquí encerrado esperando.
_ No me había parado a pensarlo. _ Respondió Hermione, con un leve asentimiento. _ Es una criatura asombrosa pero… demasiado peligrosa para tener amigos. Eso puedo entenderlo muy bien.
_ Bueno, tú me tienes a mí. _ dijo Pansy, mirándola.
_ Y doy gracias por ello. _ Susurró, adentrándose en la cámara. _ Pero con el resto no era tan fácil. Soy la hija de dos magos tenebrosos temidos por todos. La gente siempre anda con pies de plomo conmigo. Por eso me gusta tanto hablar contigo… porque tú no me tienes miedo.
_ Harry y Ron tampoco. _ suspiró Pansy.
_ Pero quizá me lo tuvieran si supieran la verdad. Soy la hija del asesino de los padres de Harry… la imagen de las pesadillas infantiles de Ron. _ Suspiró, negando con la cabeza. _ No suena como una buena perspectiva para mantener una amistad.
_ Tú también tienes tela cuando te enfadan. _ Bromeó Pansy. _ Si no, que se lo digan a Draco.
_ No sé por qué, pero sospecho que anoche no durmió bien. _ Hermione se mordió el labio, sonriendo. _ Gracias por impedir que lo matara. Tienes razón, me habría arrepentido mucho después. Será un poco idiota, pero si mato a un Malfoy tendré problemas, sea o no la hija de Voldemort.
_ Sé que estás rabiosa por estos años, pero Draco no es mal chico. Verás que después te alegra tenerle cerca.
_ ¿Para que me adule en falso y me abandone a la primera de cambio como hizo su padre con el mío?
_ Supongo que yo no puedo convencerte de que vale la pena contar con él, ¿No?
_ Pansy, puedes convencerme de muchas cosas, pero no de que Draco es una buena adición a mi círculo de amigos. _ Hermione sonrió. _ Deberíamos dejar de hablar de él… y hablar sobre nosotras.
Hermione salió particularmente contenta de la cámara de los secretos. Se sentía más cerca de Pansy y de sí misma. Estaba viéndose desde fuera, como una tercera persona, y eso no le gustaba en lo más mínimo. Se sentía como un extraterrestre, incapaz de entender la persona que era en realidad con tantas ideas contrarias y confusas botando en su interior.
Lamentó despedirse de la morena, pero sus salas comunes estaban en puntos opuestos del castillo. Sintió el impulso de besarla, y no se contuvo. Una de las pocas cosas que parecía tener claras era que le gustaba besar a Pansy. Sus labios sabían muy bien.
La castaña se reunió con su madre en su despacho antes de dirigirse a la sala común. No entendía por qué la había hecho llamar. Sintió un extraño escalofrío al ver que al entrar, una chica de Hufflepuff visiblemente confusa, estaba saliendo. Tropezó con ella y se la veía visiblemente mareada, con la mirada perdida.
_ Oh, cielo… _ Elizabeth se estaba limpiando los labios cuando su hija entró en la habitación.
Dejó la servilleta sobre la mesa, teñida de un vivo color carmesí. Hermione notó un estremecimiento en todo su cuerpo al notar el ferroso olor que desprendía.
_ ¡Qué maleducado por mi parte no ofrecerte venir a comer! _ Suspiró la mujer. _ Bien, hija mía. Ya va siendo hora de que nos pongamos en marcha.
_ ¿En marcha? _ Preguntó.
_ Sí… tienes un destino que cumplir, Hermione… ¿No lo recuerdas?
Hermione comenzó a notar la familiar sensación de la sangre cálida cayendo por su nariz… estaba recordando algo nuevo.
