Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.
Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.
Thank you fanficsR4nerds for giving me the chance to share your story in another language!
Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.
Día 5: 17 de marzo de 2020
Edward
22:12 GMT
Aberdeen, Escocia
—Amigo, ¿qué harás esta noche?
Es lo primero que me pregunta Jared cuando abro la puerta de mi departamento. Lo invito a pasar con un encogimiento.
—Nada, ¿por qué?
Me mira enojado.
—Amigo, ¡es el día de San Patricio! —Jared es americano como yo. Es un poco patán, pero hay una regla no hablada de que apoyas a tus paisanos cuando estás en el extranjero.
—No creo que celebren esa mierda —digo, lo miro mientras me dirijo a la cocina. Estoy a mitad de preparar nachos. Los universitarios mantienen horarios irregulares, especialmente cuando no tenemos ningún lugar a donde ir.
—Pues al carajo con eso —dice, dejándose caer en mi sofá. Lo miro—. Ven a la taberna conmigo. Nos emborracharemos, nos la pasaremos bien.
Considero la oferta. He estado saliendo mucho a beber últimamente, pero en serio, ¿qué más puedo hacer ahora?
—De acuerdo, déjame terminar esto —digo, señalando el horno. Jared se sienta y sus ojos se mueven hacia el horno.
—¿Qué es?
—Nachos.
Gime.
—Carajo, extraño la buena comida, hombre. —Le sonrío. Jared es de Nuevo México y se queja constantemente de la falta de comida mexicana apropiada.
—Esto no es auténtico —le advierto. Le quita importancia con un gesto.
—Huele mejor que cualquiera de las mierdas de aquí; yo sí le entro.
Asiento y saco la bandeja del horno. Solo es queso derretido sobre totopos. Tengo un poco de carne dorada que está sazonada sobre la estufa y se la echo encima antes de vaciar la crema y la salsa sobre la bandeja. Lo llevo a la pequeña mesa de centro frente a Jared, luego regreso a la encimera por unas servilletas antes de sentarme al otro lado del sofá. Empezamos a comer, está delicioso y sabe a casa.
Miro mi teléfono cuando vibra, y tengo que detenerme físicamente de lanzarme sobre él. Mis mensajes para Bella han resultado bien, aunque entré en pánico cuando envié ese estúpido primer mensaje sobre pollas de patos. Sin embargo, extrañamente a ella le interesó, y desde entonces se refiere a mí como su Traficante de Patos. No le he dicho mi nombre, y no sé si debería preocuparme lo dispuesta que está a mensajearse con un completo desconocido. Toco la pantalla y veo que es un mensaje de mi mamá. Exhalo un aliento y me giro de regreso hacia los nachos.
—Entonces —dice Jared entre un bocado de totopos—, ¿te vas a quedar aquí?
Lo miro y me encojo de hombros.
—Ese es el plan —comento. Él asiente—. ¿Tú?
—Hombre, no tengo nada a qué regresar. —Sacude la cabeza, su rostro se ve amargo. Jared se titulará de un programa de negocios internacionales a propósito. No quiere regresar a Estados Unidos. Dejó eso en claro desde el primer día.
—Sí —digo en voz baja. Sin embargo, yo sí tengo algo a qué regresar. Cuando me mudé a Escocia mi intención era quedarme en Europa al menos hasta concluir mi doctorado. Había planeado estar aquí por al menos los próximos cinco años.
Ahora ni siquiera estoy seguro de si estaré aquí al final del mes. Miro otra vez mi teléfono cuando me golpea ese pensamiento. Justo ahora se siente imposible predecir incluso la siguiente hora de mi vida, mucho menos todo un mes. ¿Quién podía saber qué era lo que me esperaba?
