Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.
Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.
Thank you fanficsR4nerds for giving me the chance to share your story in another language!
Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.
Día 6: 18 de marzo de 2020
Bella
15:01 PDT
Los Ángeles, California
Me duele todo. He pagado caro por lo que bebí e incluso una larga ducha caliente no puede restaurarme por completo. Cuando estoy limpia, me hago bolita en mi cama, envuelta en una toalla y nada más. Ni siquiera me molesto en cepillarme el cabello al volver a dormir.
Me despierto otra vez cuando ya está oscuro afuera. Me siento ligeramente mejor, aunque ahora me estoy congelando.
Me levanto de la cama, me pongo una pantalonera y una camiseta vieja. Dejo de lado el sostén. En realidad no tiene caso; no es como si alguien fuera a verme.
Me arden los ojos, así que agarro mis lentes al salir de mi habitación en busca de comida.
Todos están abajo viendo Netflix. Gruño al pasar junto a ellos. Emmett, sabiamente, no dice nada. Probablemente sigue enfurruñado porque hace rato arranqué todos los cables de la pared. No es mi culpa que todos sus juegos cayeran al piso en el proceso.
En la cocina, encuentro una caja de macarrones con queso. Pongo a hervir una olla de agua mientras me asomo en el refrigerador. Encuentro salchicha, la corto y se la echo para que no falte nada. Normalmente intentaría ponerle algo saludable, como un brócoli, pero esta noche no encuentro las ganas.
Preparo rápidamente mi comida. El rechinido húmedo de los macarrones con queso me hace reír como una jodida niña de doce años.
Cuando agarro el tazón más grande que puedo encontrar, regreso a la sala. Todos me miran mientras me acomodo en el sillón con mi tazón para mezclar.
—¿Qué? —reclamo, metiéndome una cucharada en la boca.
—Bella, en serio. —Alice suspira—. Ha pasado una semana del confinamiento.
Le pongo los ojos en blanco. Ella es la que me ha conocido desde hace más tiempo; debería saber mejor que esperar algo más de mí.
—Creemos haber descifrado de qué estabas divagando anoche —dice Rose, cruzando las piernas. La miro—. Aunque, hablando de eso, ¿quién es tu traficante de patos?
Sonrío con la cuchara en la boca.
—No sé. Un tipo que me envía mensajes de patos.
Todos me están mirando.
—¿Un tipo? —pregunta Alice.
Asiento.
—No sé quién es.
Emmett frunce el ceño.
—¿Y cómo sabes que es un tipo?
—¿Qué chica enviaría una foto al azar de un pato y luego no lo explicaría? En definitiva es un chico.
Todos se ven desconcertados, aunque al pensarlo un poco más, Jasper se ve un poco divertido. Rose sacude la cabeza, aclarándose la garganta.
—Bien, de acuerdo. Dejando de lado al traficante de patos, estabas divagando unas cosas muy interesantes anoche. —Me mira, y asiento, tomando otro bocado de mi comida—. No hablaré por todos —dice, mirando alrededor de la sala—. Pero estoy aquí con todos ustedes durante todo el tiempo que dure esta pandemia. No me importa cuánto tiempo sea; los elijo a ustedes.
Es un discurso muy sentimental viniendo de Rose, y todos la miramos. Emmett está sonriendo en grande, le está rodeando los hombros con su brazo.
—Yo también —acepta rápidamente, besándole la mejilla. Veo la forma en que ella sonríe cuando piensa que él no la ve.
—Igual por mí —gorjea Alice.
—Estoy aquí para quedarme —acepta Jasper.
Todos me miran. Sonrío y me meto otro bocado a la boca.
—Si creen que pueden lidiar con todo ese tiempo ininterrumpido en compañía de mi loco culo, entonces qué demonios. Yo también le entro.
