Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.

Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.


Thank you fanficsR4nerds for giving me the chance to share your story in another language!


Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.


Día 9: 21 de marzo de 2020

Bella

9:12 PDT

Los Ángeles, California

Bien, Bella. No seas un patán, no seas un patán.

Dejo la taza de café afuera de la puerta de Edward. Espero que no lo tome con leche ni azúcar porque no agarré nada de eso. Respiro profundamente, luego toco su puerta y retrocedo al otro lado del pasillo. Ni siquiera sé si ya estará despierto. Mierda, ¿qué hora es en Escocia justo ahora?

Abre su puerta antes de que pueda entrar en pánico y correr. Se me atora la respiración en la garganta. Lleva el torso desnudo, está usando una pantalonera que cuelga deliciosamente bajo en sus estrechas caderas. Mis ojos caen de inmediato al caminito de vello que lleva hacia debajo de su pantalón, y se me seca la boca.

—Hola —dice, su voz suena baja y ronca. Mis pezones se endurecen de inmediato, y mis ojos suben de golpe a su cara. Lucho para contener mi sonrojo, aunque es inútil.

—Hola —digo, me acerco mi taza de café a la cara para intentar bloquear un poco del rojo que estoy segura que se está extendiendo por mi cuello y cara—. No sé si te gusta el café, pero si no te lo sirves temprano por aquí, no te tocará nada en absoluto. —Asiento hacia la taza a sus pies. Baja la vista, sorprendido.

—Oh, carajo, sí, me encantaría un poco de café —divaga, agachándose para recoger la taza. Su cabello es un desastre. Quiero empeorarlo.

Mis manos sufren un espasmo alrededor de mi taza.

Se endereza y está lo suficiente de lado para poder ver un remolino oscuro en su costado. ¡Jódanme! ¡Está tatuado!

Tengo que salir de aquí. Necesito retroceder. Le da un trago a su café, sus ojos se cierran. Estoy hipnotizada viendo como se mueve su garganta.

—Maldición, es bueno tener café bueno otra vez —suspira, abre los ojos y estos aterrizan en mí. Los suyos son del color verde más perfecto que he visto en mi vida. Ni siquiera sabía que los ojos podían ser así de verdes.

—Genial, te veré luego —digo, girándome en mi sitio. Empiezo a dirigirme hacia mi habitación cuando él me llama.

—Oye, Bella.

Me estremezco cuando dice mi nombre y me giro para verlo, alzando una ceja. Está recargado en el marco de la puerta, se ve más sexy de lo que cualquiera tiene el puto derecho de verse tan temprano por la mañana.

—Gracias. —Extiende la taza haciendo un pequeño saludo. Asiento y luego una sonrisa perversa cruza su cara—. Lindos shorts.

Bajo la vista, intento recordar cuáles shorts estoy usando. Son ajustados, bien, son de plano bóxeres de mujer, y de repente lo entiendo. Dame pizza y nalguéame el trasero.

Debería sentirme avergonzada, pero la verdad él se ve tan excitado que solo sonrío, girándome lentamente para asegurarme de que tenga una vista larga y completa de mi culo antes de cerrar mi puerta de una patada.