Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.

Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.


Thank you fanficsR4nerds for giving me the chance to share your story in another language!


Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.


Día 8: 21 de marzo de 2020

Alice

10:46 PDT

Los Ángeles, California

—Dime cómo te fue ayer —digo, sentada afuera de la puerta de Edward. Estoy a unos pies de distancia usando un cubrebocas mientras él está sentado adentro de su habitación, también usando cubrebocas. Le acababa de aventar un mazo de cartas y ambos estamos sentados con las piernas cruzadas, jugando solitario.

—Fue jodidamente raro —dice, jalándose el cabello—. Escalofriante. No esperaba que fuera tan psicológicamente… no sé, ¿jodido?

Asiento con comprensión.

—¿Qué hay de la escuela? ¿Ya decidieron qué es lo que van a hacer?

Suspira.

—Son un jodido desastre. Mi consejero apenas tenía sus mierdas controladas antes de la pandemia. Ahora está trabajando desde casa y tuvo que llamarme desde su teléfono de casa porque todavía no tiene wifi. —Se detiene y me dedica una mirada mientras lo veo boquiabierta—. Tardará unas semanas en tener wifi. Así que hasta entonces estamos haciendo revisiones por teléfono. —Sacude la cabeza—. No atendió las últimas tres.

—Carajo —siseo, volteando unas cartas—. Es una locura. Creí que nosotros lo teníamos mal, pero… —me detengo, mirándolo. Se encoge de hombros, se ve frustrado.

—Es lo que es.

Edward ha estado esforzándose muchísimo para llegar a este punto, y sé lo mucho que este año en Escocia se suponía que significaba para él. Me siento decepcionada por él de que tuviera que terminar así.

—¿Podrás hacer todo desde aquí?

Me ve y se encoge de hombros.

—Debería poder, pero quién sabe.

Asiento.

—Pues todos seguimos siendo estudiantes aquí, así que avísame si necesitas nuestra biblioteca. Ya se nos ocurrirá algo.

Asiente agradecido.

—Oye, Ali.

Alzo la vista hacia él. Los ojos de Edward se mueven sobre mi hombro y frunzo el ceño, volteando detrás de mí. La puerta de Bella está cerrada, lo cual no es tan inusual para ella. Lo miro otra vez. Está frunciéndole el ceño a las cartas que tiene frente a él.

—No la dejes que te moleste —digo, girándome hacia mis cartas—. La quiero, pero puede ser toda una perra. Asegúrate de defenderte con ella.

Gruñe, concentrándose otra vez en sus cartas.