Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.
Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.
Thank you fanficsR4nerds for giving me the chance to share your story in another language!
Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.
Día 9: 21 de marzo de 2020
Emmett
15:23 PDT
Los Ángeles, California
—¿Qué estás haciendo?
Alzo la vista hacia Rose, sobresaltado. No la escuché venir.
—Uh, nada —digo, niego con la cabeza e intento tapar la pantalla. Ella me alza una ceja y de inmediato dejo caer las manos. Es demasiado pronto para decirle esto, pero tiene dominada esa mirada de mamá. Si alguna vez tenemos hijos… carajo, olvídenlo. No quiero que me dé una paliza por esos pensamientos.
Le enseño mi laptop y veo que le tiemblan los labios.
—Eso no es para mí, ¿cierto?
Desde que Bella arrancó mi Xbox de la pared, haciéndome perder efectivamente todo el progreso que llevaba, he estado planeando mi venganza. Miro mi carrito de Amazon y sonrío, girándome de nuevo hacia Rose.
—Nop —le prometo. Asiente, sentándose junto a mí en el sofá.
—Bien. Entonces diviértete.
La amo, carajo. ¿Por qué no puedo decírselo ya? Sé que es demasiado pronto o como sea, pero en las primeras horas de conocer a Rose supe que era especial. No tardé casi nada de tiempo en comprender que ella me poseía completamente.
La miro, desearía tener las pelotas para decirle cómo me siento.
Pero luego ella me mira, y puedo leerla tan bien que ya lo sé, a pesar de que le importo, no está lista para escucharlo. Así que en vez de eso me inclino para besarla.
Huele a pan, que es algo raro, pero me gusta. La suaviza de una manera que nunca he visto en ella.
—Hueles bien —susurro, acariciando su cuello con mi nariz. Ella resopla una suave carcajada.
—Estoy segura de que huelo horrible. He estado horneando. —Eso me sorprende y me aparto de ella, siento curiosidad. Me mira, sus ojos están un poco cautelosos—. ¿Qué? —reclama.
—¿Horneando? —pregunto. Entorna los ojos y puedo notar que se está poniendo a la defensiva. Me inclino hacia ella, inhalando profundamente—. Dios, ahora entiendo por qué hueles tan jodidamente delicioso.
Suelta una carcajada mientras la mordisqueo. Me empuja ligeramente.
—Idiota —dice, sonriendo. Yo le sonrío a ella. Me ama; sé que sí, a su manera. Me contendré de decírselo, solo para evitar que sienta presión, pero un día pronto sabrá que ella es la indicada para mí. Me aseguraré de eso.
