Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.
Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.
Thank you fanficsR4nerds for giving me the chance to share your story in another language!
Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.
Día 12: 24 de marzo de 2020
Bella
15:44 PDT
Los Ángeles, California
—¿Tus padres?
Alzo la vista hacia él desde mi tablero de Adivina Quién. Cuando fuimos a la tienda encontré uno en versión The Office, y para mi inmenso alivio, Edward se rio en cuanto lo saqué. Hemos estado aquí sentados jugando durante horas. Ha sido sorprendentemente divertido, y es agradable darme cuenta que además de ser increíblemente sexy, también es jodidamente gracioso e interesante.
—Divorciados —le digo—. Papá está en Washington. Es policía —me detengo, alzando la vista hacia él. Tiene las cejas ligeramente levantadas—. Lo último que supe es que mamá está en Florida, cazando a su siguiente sugar daddy, estoy segura.
Pongo los ojos en blanco y Edward suelta una carcajada de sorpresa.
—¿Hermanos?
Niego con la cabeza.
—Nop, hija única. —Lo miro—. ¿Es gerente o gerente interino?
Edward sonríe.
—Síp.
Frunzo el ceño y miro mi tablero. En realidad, eso no me ayuda mucho. Bajo unas cuantas fichas, pero todavía hay demasiadas opciones.
—¿Exnovias? —pregunto, mirándolo. Me detengo, ladeo la cabeza y me muerdo el labio—. ¿O novios?
Edward suelta otra carcajada de sorpresa.
—Lamento decepcionarte, pero solo unas cuantas exnovias. Ninguna de ellas es muy interesante en lo que a la historia respecta. —Sus ojos bajan a su tablero y aprovecho la oportunidad para mirarlo. Es atractivo casi de forma irritante, e incluso más en persona. Sus pestañas son largas, oscuras y abanican sobre sus mejillas definidas, y cuando está pensando, saca le lengua para jugar con su labio inferior. Me distrae muchísimo.
—¿Alguna vez ha tenido sexo en la oficina? —pregunta Edward, sus brillantes ojos verde helecho me atrapan con la guardia baja.
Trago con pesadez, y durante un momento me siento demasiado aturdida para procesar su pregunta. Cuando al fin lo entiendo, parpadeo y bajo la vista a mi tablero.
—Oh, um —hago una pausa, siento la garganta cerrada, se me acelera el corazón. Miro mi tablero, intentando recordar lo que sea de estos personajes—. Sí —grazno, alzando la vista hacia él. Me sonríe presumido. No es una pregunta muy eficaz. Cualquiera que haya visto el programa sabe que básicamente todos los personajes han tenido sexo ahí en algún momento. Siento que lo preguntó por una única razón.
De pronto, siento que estamos a cuarenta grados aquí y me aparto el cabello del cuello, deseando tener una liga. Los ojos de Edward se mueven a mi garganta y una descarga pasa a través de mí, profunda y deseosa.
Un gemido sin aliento se desliza entre mis labios. Es un sonido que me horrorizaría si alguien más lo escuchara, pero puedo ver que lo está excitando. Se remueve, sus ojos se tensan ligeramente cuando se encuentran con los míos. Me estoy mordiendo el labio, y entre más me excito, más fuerte muerden mis dientes sobre mi piel. Es casi doloroso.
Los ojos de Edward se mueven a mi boca y su propia lengua sale, moviéndose sobre sus labios. Sé que quiere saborearme tanto como yo quiero saborearlo a él.
Estoy a punto de ceder, de gatear a través de este espacio entre nosotros y tirarme sobre él cuando un ruidoso grito rompe el momento. Edward y yo miramos hacia las ventanas, pero estamos cerca de la parte frontal de la casa.
—¡Hijo de puta! —Puedo escuchar a Emmett gritar. Frunzo el ceño, me pongo de pie y corro por el pasillo, entrando a la habitación de Alice y Jasper para mirar por la ventana. Todos están en el patio y parece que están haciendo yoga, pero obviamente Emmett ha exagerado. Todos parecen estarse riendo, así que no creo que esté herido, y sonrío, exhalando temblorosamente.
Cuando regreso a nuestro juego, lo hago con la mente ligeramente más despejada y una determinación más fuerte de comportarme.
