Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.

Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.


Thank you fanficsR4nerds for giving me the chance to share your story in another language!


Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.


Día 12: 24 de marzo de 2020

Jasper

21:02 PDT

Los Ángeles, California

—Incomible —declara Bella, gimiendo. Aleja su tazón de sí, y es entonces cuando sabemos que la comida debe saber muy mal.

Alice baja la vista a su tazón de forma ansiosa. Todos estamos sentados otra vez en el segundo piso, intentando incluir a Edward, pero incluso él se ve como si prefiriera que no lo hubiéramos hecho.

Esta noche fue el turno de Alice de cocinar, y aunque Emmett estaba ayudándole, intentaron hacer chili con frijoles crudos. Ninguno de nosotros ha tenido que cocinar antes con frijoles crudos, y al parecer el intento no tuvo éxito.

Bella, nuestra inquilina menos quisquillosa en la casa, no quiere tocar su tazón, y de inmediato Rose suelta el suyo, negando con la cabeza.

Alice me mira con desesperación. La amo, así que haré esto por ella.

Tomando una cucharada de chili, la miro y le ofrezco una sonrisa débil antes de meterme la cuchara a la boca. Todos los ojos están en mí, y en cuanto el chili toca mi lengua, sé que Bella tiene razón.

Los frijoles están crujientes, y a pesar del exceso de líquido en el chili de alguna manera tienen textura polvorosa. Intento masticar, pero es asqueroso.

Luego empieza a arder.

Soy de Texas, y puedo lidiar con una gran cantidad de fuego en mi boca, pero es como si Alice hubiera vertido lava sobre esto. Me arde toda la boca y cada inhalación extiende el fuego hasta que me estoy ahogando.

—¡Carajo! —dice Alice, parándose de un salto cuando ve que casi muero. Todos se ríen mientras yo me pongo de pie y corro al baño para escupir el bocado en la taza. Meto toda mi cabeza debajo de la llave, bebiendo agua como un maldito animal. Alice está revoloteando cerca de mí y todos en el pasillo están doblados de la risa.

—Carajo, carajo, carajo, ¡Jas! ¡Lo siento mucho!

Cuando siento que al fin un poco del fuego ha menguado, cierro el agua y me seco la cara. Me giro hacia Ali, que me está viendo con ojos como platos.

—Querida, te amo. Pero prométeme que nunca más volverás a hacer chili.