Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.
Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.
Thank you fanficsR4nerds for giving me the chance to share your story in another language!
Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.
Día 13: 25 de marzo de 2020
Bella
2:34 PDT
Los Ángeles, California
Debería estar dormida. Debería estar inconsciente, soñando con una gran cantidad de cosas deliciosas —Edward en particular—, pero no lo estoy. En vez de eso, estoy investigando de forma obsesiva este jodido virus.
Algunos sitios me dicen que después de cuatro días sin síntomas, probablemente estamos del otro lado. Otros advierten que puede tardar hasta once días.
Nada de lo que hay es consistente y me está volviendo loca.
Escucho la cisterna de la taza, luego agua corriendo, y me congelo. Está despierto. Por supuesto, sigue lidiando con el jet lag, así que usualmente está despierto en medio de la noche. Es un conocimiento del que frecuentemente me aprovecho.
Cierro mi laptop y la lanzo a mi cama mientras respiro profundamente. Luego, antes de poder retractarme de mi decisión, me bajo de la cama y cruzo la habitación para abrir mi puerta. Él está de regreso en su habitación y cruzo el pasillo exhalando temblorosamente. Vacilo durante solo un segundo antes de tocar en su puerta. Espero haber sido lo suficientemente silenciosa para que nadie más me oiga al otro lado del pasillo.
Se escucha un ligero movimiento antes de que se abra la puerta. No retrocedo, y ahora estamos al alcance de la mano el uno del otro. Nunca he estado así de cerca de él, e incluso en la oscuridad él es imponente.
Tiene los ojos como platos.
—¿Qué sucede? —pregunta, su mirada se mueve al final del pasillo.
Niego con la cabeza, tengo la garganta cerrada.
—Ya no me importa ni un carajo.
Sus ojos se encuentran con los míos y sabe qué es lo que estoy diciendo.
—¿Estás segura?
Avanzo un paso hacia él a modo de respuesta, cruzando los límites de su habitación. No retrocede, sus ojos están fijos en mí.
—El internet dice que probablemente no estás enfermo después de cuatro días sin síntomas —digo suavemente—. ¿Y qué demonios tengo que hacer que no pueda retrasarse por catorce días?
Edward vacila solo por un segundo y luego ambos nos estamos moviendo, colisionando en el corto espacio dentro de su habitación. Sus grandes manos me rodean y queman sobre el delgado algodón de mi camiseta. Cierro la puerta de una patada detrás de mí, y luego él me está presionando ahí mientras su boca devora la mía. Sabe levemente a menta debido a la pasta de dientes, y su profundo y delicioso aroma, miel y luz de sol, arde a través de mí.
Quiero devorarlo.
Su largo cuerpo me empuja contra su puerta, sus manos bajan por mis brazos para capturar mis dedos. Una de sus piernas se mueve, metiéndose entre las mías, empujando contra mí. Gimoteo en su boca, mis caderas se empujan contra él mientras sube mis manos sobre mi cabeza, deteniéndome. Me está volviendo jodidamente loca.
Sostiene mis manos con una de las suyas mientras que la otra baja, pasando sobre mi cuerpo. Aparto mi boca de la suya, jadeo en profundas respiraciones mientras él chupa a lo largo de mi mandíbula y por mi cuello. La incipiente barba raspa mi piel, dejando un cosquilleo ardiente en su camino. Mi cuerpo se arquea lejos de la puerta, mis pechos sobresalen, desesperados por sus caricias. Sus labios encuentran mis clavículas, las chupa ligeramente mientras que su mano libre se mete por debajo de mi camiseta.
Mi cuerpo se sobresalta cuando su cálida mano roza sobre mi estómago, acariciando más y más alto.
—¿Tienes idea de lo difícil que ha sido mantenerme lejos de ti? —exige saber, su voz suena baja y ronca. Gimo cuando las puntas de sus dedos rozan la parte inferior de mis pechos—. ¿Lo jodidamente duro que me he puesto al verte pavonearte por la casa usando esa puta ropa ligera? —Su mano sube, pelliza uno de mis pezones y grito, mis piernas se aprietan a su alrededor.
—Carajo, lo sé —jadeo—. Puedo sentirte mirándome el culo.
Gruñe, y el sonido es profundo y reverbera a través de los dos. Es uno de los sonidos más sexys que he escuchado y ambos podemos sentir lo mojada que me pone. Se restriega contra mí mientras yo me meneo debajo de él, mis manos agarran el aire, intentando aferrarse a él.
—Carajo —gruñe—. Súbete a la puta cama.
Me suelta y casi colapso, mis piernas tiemblan debajo de mí. Alzo la vista hacia él, me está mirando con sus oscuros ojos encapuchados. Me remojo los labios, y me aparto de la puerta. Me mira mientras me tomo mi dulce tiempo para cruzar la habitación. En cuanto paso junto a él, una aguda nalgada que me causa escozor aterriza sobre mi culo y jadeo. Me giro para verlo.
—Ya —espeta, sus ojos arden con una intensidad que puedo sentir en mis huesos. Gimo al subirme a la cama, añadiéndole una sacudida extra a mis caderas.
Puedo sentir sus ojos en mi culo otra vez.
Me inclino, asegurándome de agitar mi culo para él mientras gateo sobre el colchón de tamaño matrimonial. Definitivamente es un hombre de culos.
Lo escucho moverse, y antes de poder siquiera voltear a verlo, me está nalgueando otra vez, haciéndome gemir. Arqueo la espalda y todo mi cuerpo se presiona contra él. Sus manos se deslizan por mi espalda, agarrando un mechón de mi cabello. Me jala la cabeza hacia atrás mientras su cuerpo cubre el mío.
—¿Te gusta brusco, nena?
La corriente eléctrica chasqueando entre nosotros se hace más brillante, punzando en mi piel con necesidad.
—Carajo, sí —gimo, moliendo mis caderas con las suyas. Sisea en mi oreja, mordiéndome el lóbulo. Calma la mordida con su lengua mientras que su mano se mete debajo de mi camiseta para masajear y pellizcar mis pezones hasta que están lo suficientemente duros para cortar cristal.
Soy un cable de alta tensión, una fibra sensible siendo presionada más y más alto hasta que el placer es casi doloroso.
De golpe, Edward me suelta y gimoteo, casi colapso sobre la cama. Volteo hacia atrás para verlo sacarse la camiseta por la cabeza.
—Desnúdate.
