Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.
Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.
Thank you fanficsR4nerds for giving me the chance to share your story in another language!
Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.
Día 14: 26 de marzo de 2020
Bella
11:43 PDT
Los Ángeles, California
Acabo de salir de la ducha y estoy buscando una pantalonera limpia en mi armario cuando mi teléfono grazna.
Alzo la vista sorprendida, dejo caer mi toalla y camino hacia mi cama para agarrar mi teléfono. Ha pasado un tiempo desde la última vez que supe algo de mi misterioso Traficante de Patos.
El mensaje es una foto con un mensaje en la parte de abajo.
Traficante de Patos: Hay un pato guapo afuera.
Miro la foto, la comprensión llega lentamente a mí. El pato está en mi carro; el ángulo de la foto es del segundo piso de la casa.
Me estoy moviendo antes de comprender lo que estoy haciendo, salgo apresurada de mi habitación, completamente desnuda, y abro de golpe la puerta de Edward. Él alza la vista hacia mí y su sonrisita se convierte en una expresión boquiabierta cuando ve que estoy desnuda.
—¿Eres mi Traficante de Patos? —exijo saber, enseñándole mi celular.
—Jesucristo —gime, se para con rapidez y cruza la habitación. Estira la mano detrás de mí para cerrar la puerta y pongo mis manos en su pecho para hacerlo concentrarse en mí.
—¿Cómo? —exijo saber.
Sus manos están sobre mí, suben y bajan por mis caderas y costados, rozan debajo de mis pechos. Mi excitación es instantánea, pero estoy decidida a mantenerme enfocada.
—Dios, hueles bien —gime, su nariz baja para rozar sobre mi garganta.
Le empujo el pecho y tropieza un paso hacia atrás.
—¡No te distraigas!
Sonríe y es una sonrisita sexy y traviesa que me hace apretar el coño.
—Sí, soy tu Traficante de Patos —dice lentamente, sube las manos para jalarse ligeramente el cabello en la base del cuello—. No pretendía empezarte a enviar mierdas sobre patos. Entré un poco en pánico, pero luego tú te lo tomaste bien y… —se detiene, encogiéndose de hombros. Puedo ver que sus ojos están batallando por permanecer en mi cara en lugar de bajar a mi pecho. Aspiro profundamente a través de la nariz. Eso me hace alzar el pecho y veo sus ojos caer otra vez.
Mis pezones se endurecen bajo su mirada.
—Estás loco —digo, agitando la cabeza. Alza la vista otra vez a mi cara y antes de que pueda abrir la boca para decir algo más aviento mi celular al piso y lo tacleo.
Caemos sobre el colchón, rebotamos al aterrizar.
Sus manos encuentran de inmediato mi culo mientras nuestros labios colisionan. Estoy tan excitada por este hombre sexy y raro que apenas puedo pensar.
Sus manos me amasan, sus largos dedos casi logran alcanzar mi coño desde donde están envueltos a mi alrededor. Retrocedo hacia sus caricias, desesperada por más.
Necesito probarlo.
Mis labios dejan los suyos y dejo un camino de mordidas y lamidas desde su garganta y bajo por su cuerpo. Está temblando debajo de mí y sus manos se meten en mi cabello cuando llego a sus caderas. Me tomo unos momentos, mordisqueando y lamiendo hasta que se está removiendo debajo de mí.
Sin más preámbulos, le quito la pantalonera y su polla salta a la libertad. Es una polla hermosa, aunque inherentemente las pollas tienen un aspecto un tanto raro para mí. Aun así, saber lo que esta polla puede hacerme provoca que todo mi cuerpo se estremezca con anticipación. Lo agarro cerca de la base, mis ojos suben por su cuerpo hasta que tengo contacto visual con él. Me está viendo con una mirada fascinada en su rostro y sonrío una vez antes de tomarlo en mi boca. No empiezo lento, ni fácil, lo meto por completo hasta que golpea la parte trasera de mi garganta y está maldiciendo muchísimo, sus dedos están enredados en mis rizos mojados.
Dios, me encanta verlo así, completamente a mi merced. Me da tanto poder y eso me entusiasma, carajo.
Lo trabajo bien, mi lengua trabaja al doble hasta que puedo notar que está a punto de correrse. Lo suelto con un sonido de pop y antes de que pueda protestar, agarro otro condón y se lo pongo antes de sentarme y hundirme sobre él.
Ambos nos quedamos quietos durante un segundo; mi cuerpo se sumerge en un placer tan dulce que necesito de un minuto para componerme.
Disfruto mucho del sexo, pero nunca, ni una sola vez, se ha sentido tan bien como se ha sentido con Edward. Me pregunto si es porque en realidad me gusta como persona además de su polla mágica que parece golpearme de la manera exacta cada vez que estamos juntos.
Me arqueo hacia atrás, apoyo mis manos en sus muslos cuando empiezo a rebotar sobre él. Me está viendo con esos ojos jodidamente hipnóticos y gimo, mi coño se aprieta cuando puedo sentir que su mirada cae a él.
—¿Qué otras mierdas raras sabes? —jadeo.
—¿Q-Qué? —pregunta, sus manos suben a mis caderas para aplastarme sobre él con más fuerza. Gruño, dejando caer la cabeza hacia atrás.
—¡Cuéntame más mierdas raras! —le ordeno.
Las caderas de Edward se mueven como un puto martillo neumático y estoy tan jodidamente cerca de correrme solo con la penetración, algo que nunca me ha pasado antes de él.
—Uh… A-Alfred Hitchock le temía a los huevos —tartamudea—. Hay una medusa con un trasero que desaparece. —Está luchando en busca de datos, puedo notarlo. Resopla y sacude la cabeza—. El músculo más fuerte del cuerpo humano es la lengua.
—¡Carajo! —grito, derrumbándome sobre él. Mi orgasmo es tan fuerte que todo mi cuerpo se tensa y puedo sentirlo punzando cuando se corre también. Colapso sobre su pecho, mi cuerpo tiembla y sufre espasmos cuando empiezo a calmarme—. ¿Trasero que desaparece? —pregunto cuando al fin puedo respirar.
Edward suelta una carcajada cansada debajo de mí.
