Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.

Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.


Thank you fanficsR4nerds for giving me the chance to share your story in another language!


Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.


Día 14: 26 de marzo de 2020

Bella

18:39 PDT

Los Ángeles, California

—¿Me estás jodiendo?

Es la quinta vez que me pregunta eso tan solo en esta hora. Pongo los ojos en blanco.

—Si no te vas a tomar en serio mi ambición de vida —resoplo.

Pone los ojos en blanco.

—Bella, creí que tu ambición de vida sería más como ver el Gran Cañón o algo así. No demostrar que los tigres de Tasmania no están extintos.

Lo miro enojada.

—¿Qué? ¿Entonces mi ambición de vida no es lo suficientemente buena para ti?

Se jala el cabello.

—Tasmania es pequeño —enfatiza—. ¿No crees que habrían notado algún tigre caminando por ahí?

Bufo.

—Los de Tasmania son buenos para guardar secretos —señalo. Se ve como si quisiera ahorcarme. De hecho, es muy sexy.

—Jodidamente increíble —murmura. No creo que lo diga de buena manera. Le pego en la pierna.

—¿En serio crees que ver una grieta en la tierra es más impresionante que demostrar que el gobierno se equivoca al demostrar que algo no se extinguió? —exijo saber.

—Bella, ni siquiera sé dónde carajos empezar con esa oración. —Se jala el cabello con ambos puños. Está alocado alrededor de su cabeza y me hace querer besarlo. ¿Es demasiado pronto para saltarle encima otra vez? Han pasado horas desde que tuvimos sexo. Eso es tiempo suficiente de espera, ¿cierto?

—Bien, ¿entonces cuál es tu ambición de vida? —pregunto, cruzando los brazos sobre mi pecho de forma terca. Sus ojos caen a mis tetas y luego a mi coño de forma muy rápida antes de moverse a través de la habitación para mirar a ningún lado en particular. No puede dejar de comerme con la mirada. Me encanta. Siendo justos, yo tampoco puedo dejar de comerlo con la mirada.

—No es demostrar que alguien se equivoca —murmura. Ruedo tanto los ojos que casi me duelen. Cuando lo vuelvo a ver, me está mirando la cara otra vez y sonríe—. Quiero inspirar a la siguiente generación para que se interesen por la historia —dice suavemente.

Lo miro. Es tan jodidamente noble que es casi irritante.

—¿Eso es todo? —pregunto secamente. Es su turno de poner los ojos en blanco.

—Sí, claro —murmura, y comprendo demasiado tarde que pude haberlo decepcionado con mi respuesta. Frunzo el ceño y desdoblo las piernas, me muevo sobre la cama y me subo a su regazo. Alza la vista a mí con sorpresa cuando le rodeo la cintura con las piernas. Sus piernas están dobladas debajo de mí y no puedo evitar notar lo bien que encajamos juntos.

Mis manos se posan en su esternón, toqueteando su fuerte pecho.

—Es tan noble que es molesto —susurro. Las comisuras de su boca se alzan ligeramente y le dedico una sonrisa apenada—. Y yo soy una cabrona que no puede imaginar vivir con tanta nobleza.

Sus manos suben para rodearme y aterrizan sobre mi culo, justo donde esperaba que lo hicieran.

Me aprieta gentilmente.

—El mundo necesita que la gente cuestione constantemente lo que tomamos por garantizado. Sin eso, algunos de los descubrimientos científicos más significativos nunca se habrían realizado —dice con suavidad. Es algo sorprendentemente amable por decir y no sé qué hacer con las palabras dulces. Me llenan de calidez, pero también me ponen muy incómoda.

—Sí, bueno —balbuceo. Puedo ver sus labios alzándose en una sonrisa y bufo—. Solo lo dices porque sabes que tengo razón.

Afortunadamente se ríe y justo así dejamos atrás la intensidad del momento. Me siento aliviada. Es divertido, pero no tiene caso ponernos muy intensos. Al menos, no así de rápido.

—Cuéntame de tu tatuaje —susurro, mis dedos bajan por su costado. Sonríe un poco.

—Es una brújula —murmura—. Está inspirada en los vikingos, aunque la autenticidad es cuestionable —se ríe entre dientes—. Se supone que me guía hacia mi destino.

Mis ojos se encuentran con los suyos, me siento cálida y ansiosa en su mirada.

—Es mucha presión para ponerla en un poco de tinta —murmuro. Sonríe.

—Tal vez me haga otra cosa, algo que transmita un mensaje más simple.

Sonrío y me quito la camiseta con tanta rapidez que lo tomo por sorpresa. Estoy desnuda en su regazo y él lo nota por completo.

—¿Como este? —pregunto, señalando el tatuaje entre mis pechos. Edward se ríe y no puede evitar agacharse para besarlo. Mis manos le rodean el cuello y la cabeza, sosteniéndolo contra mí.

—Exacto —murmura sobre mi piel.