Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.
Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.
Thank you fanficsR4nerds for giving me the chance to share your story in another language!
Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.
Día 19: 1 de abril de 2020
Emmett
6:23 PDT
Los Ángeles, California
Rose me ve cuando regreso a nuestra habitación.
—¿Qué carajos estás haciendo? —gime, mirando la hora en su teléfono.
—Lo siento, nena. ¿Te desperté?
Se talla los ojos con una mano, frunciendo el ceño.
—¿Por qué estás despierto tan temprano?
Me encojo un poco.
—Tenía unas cosas que hacer.
Rose alza una ceja y tengo que morderme la mejilla para no confesarme ante ella. En vez de eso, me quito la camiseta y me meto a la cama. Me mira de reojo por un minuto antes de moverse para acurrucarse conmigo. Sonrío, acercándola más a mi pecho.
Carajo, la amo.
Cada vez es más y más difícil no decirlo. Sé que ella tenía miedo de nosotros viviendo juntos tan rápidamente, y después de que Edward terminó la cuarentena, medio esperaba tener que compartir habitación con él, pero hasta ahora Rose no ha mencionado nada de volver a tener cada quien su espacio. Me pregunto si es algo que debería mencionar.
Lucho conmigo mismo por un momento, en conflicto sobre la mejor manera de mencionarlo, cuando Rose me golpetea ligeramente el pecho.
—Oye —murmura. Bajo la vista a ella.
—¿Sí?
Puedo sentirla tragar sobre mi pecho.
—Me alegra que estés aquí.
El corazón me da vueltas en el pecho.
—¿En la cama? —pregunto, no estoy seguro de qué tan literal interpretarla. Vuelve a golpetear con gentileza mi pecho y siento sus labios moverse en una sonrisa.
—Sí. En la cama, en esta habitación, en esta casa, en mi vida. —Hace una pausa, alzando la vista hacia mí. Sus ojos azules están tan brillantes y abiertos con su vulnerabilidad; me roba el aliento—. Sé que fui una perra sobre todo este asunto, pero me alegra que estés aquí conmigo.
Ahora es el momento. Tengo que decirle lo que siento; está justo ahí, en la punta de mi lengua.
Abro la boca, pero Rose habla de nuevo, tiene los ojos pegados a sus dedos mientras traza figuras sobre mis abdominales.
—Esto va mucho más rápido de lo que alguna vez habría elegido, pero es menos aterrador contigo —susurra.
Se me atoran las palabras en la garganta. No está lista. Sigue intentando llegar a un acuerdo con que estemos saliendo; si le digo que la amo, se alterará. Creo que ella siente algo cercano a eso por mí, pero no quiero presionarla.
Así que en vez de decir las palabras que quieren salir con tanta desesperación, aprieto mi brazo a su alrededor, agachándome para dejar un beso sobre su cabeza.
—No elegiría estar en ninguna otra parte —le digo con honestidad. Alza la vista hacia mí y lo veo en sus ojos; un amor tierno y aterrado. Está ahí, y tal vez todavía no pueda decirlo, pero yo puedo verlo, y por ahora eso es suficiente.
