Disclaimer: Esta historia no me pertenece, los personajes son de Stephenie Meyer y la autora es fanficsR4nerds, yo sólo traduzco sus maravillosas palabras.
Disclaimer: This story doesn't belong to me, the characters are property of Stephenie Meyer and the author is fanficsR4nerds, I'm just translating her amazing words.
Thank you fanficsR4nerds for giving me the chance to share your story in another language!
Gracias a Yani por ser mi beta en esta historia.
Día 113: 4 de julio de 2020
Bella
11:43 PDT
Los Ángeles, California
—Los chicos deberían regresar pronto —dice Alice, poniendo un tazón de papas frente a mí. Bufo, pero me pongo a trabajar picándolas para la ensalada de papa. El confinamiento sigue muy en efecto, pero hemos decidido no permitir que nos detenga. Vamos a hacer toda una parrillada el día de hoy. De alguna manera Rose se las arregló para adquirir una pequeña alberca plegable que no será muy emocionante, pero que es lo suficientemente espaciosa para que los seis nos sentemos adentro y nos tomemos una cerveza. Planeamos beber, asar y ver qué fuegos artificiales podemos tronar esta noche en el patio, aunque nos amenazaron de muerte si le prendemos fuego al jardín.
Hemos estado preparando todo toda la mañana y a pesar de que es molesto y que es mucho trabajo, se siente bien tener una especie de propósito otra vez, al menos por un día.
La puerta principal se abre de golpe, empujando aire caliente por toda la casa, y alzo la vista de la mesa del comedor donde actualmente me encuentro hundida hasta los codos en papas. Los chicos entran cargando cartones de cerveza igual que perros calientes y tres sandías, una de las cuales es exclusivamente para mí.
Soy una zorra en lo que a sandía en verano se refiere.
Los chicos dejan todo directamente en la cocina y puedo escuchar a Alice y Rose dándoles indicaciones. Unos minutos después, Edward viene hacia el comedor.
—Hola —dice, inclinándose para besarme.
—Hola, ¿qué tal les fue en la tienda?
Sonríe.
—Fue entretenido. Luché contra al menos cuatro familias por tu sandía.
Me río y estiro la mano para apretarle el culo.
—Mmm, recuérdame que te agradezca por eso más tarde.
Se agacha para besarme otra vez y antes de poder meternos demasiado en el asunto, él se aparta.
—¿Necesitas ayuda? —pregunta. Miro la mesa.
—No, ya casi termino aquí. ¿Ya pusieron la alberca?
Edward asiente.
—Ya la están llenando. Voy a cambiarme y luego los ayudaré.
Me besa una vez más antes de subir a la habitación que estamos compartiendo. Ha sido más fácil de lo esperado compartir ese espacio con él. Me gusta tenerlo tan disponible y la mayoría de las noches me quedo dormida riéndome con él. Ha sido una rara especie de pijamada con un tipo que rápidamente se está convirtiendo en mi mejor amigo.
Por supuesto, el sexo constante también es agradable.
Aunque no siempre ha sido perfecto, considerando las circunstancias que nos unieron, puedo decir que de verdad estoy sorprendida con cómo se ha desarrollado todo.
Estoy tan perdida en mis pensamientos sobre Edward que me voy a las nubes por unos momentos, regreso al presente cuando lo escucho bajar las escaleras. Entra al comedor usando sus shorts y una camiseta blanca con un enorme pato en ella. Sonrío, pero luego leo su camiseta y me doblo de la risa. En palabras rojas y azules está escrito "Mira ese culazo" rodeando un pato con las nalgas más enormes que he visto en mi vida. Me estoy riendo con tanta fuerza que ni siquiera puedo erguirme y Edward tiene que acercarse a mí, se está riendo mientras yo me parto de la risa.
—Mi Traficante de Patos —digo entre resuellos, agarro su cadera cuando me vuelvo a doblar de la risa. Se ríe y me levanta de la silla. Me pone sobre la orilla de la mesa, hace a un lado la comida y se para entre mis piernas.
—¿Sí te gustó? —pregunta con una sonrisita en su tonta y hermosa cara.
—Dios, me encanta. Me encanta ver a mi Traficante de Patos en su uniforme.
Edward y yo nos partimos de la risa, y la ensalada de papa tarda un rato en quedar lista.
