Disclaimer: Los personajes de Naruto no son míos, son propiedad de Kishimoto. La historia tampoco me pertenece, es de Catriana y fue beteada por geekgir7.
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Los ojos de Hyūga Neji se abrieron con sorpresa cuando un kunai se estrelló contra la mesa de conferencias; sobresaltando a todos en la habitación. Los dos hombres que habían estado discutiendo se detuvieron, palideciendo cuando vieron la mano rasgar el mapa del pueblo.
—Hayashi, Maeda —la voz de Uchiha Sasuke era un gruñido bajo y lentamente los miró a los dos con los ojos entrecerrados—. Dos años. Ustedes dos se han estado quejando de esto durante dos años.
Neji trató con todas sus fuerzas de no sufrir un ataque al corazón en la escena frente a él. «Oh, dioses, Hinata-sama, ¿de verdad tenías que visitar a Sakura hoy? Realmente estoy tratando de no convertirme en alcohólico, realmente lo estoy intentando, pero...»
Los dos hombres empezaron a balbucear, alejándose del Uchiha obviamente inestable. Lentamente, se puso de pie y dejó escapar un pequeño suspiro. Sus ojos brillaron carmesí por un momento antes de controlar sus emociones.
—Tienen una hora —señaló el mapa—. Es estúpido que hayan pasado dos años y que solo la mitad de ustedes se hayan establecido en sus distritos. Me voy a ir, pero voy a regresar. Si ustedes idiotas no han resuelto esto para entonces, elegiré por ustedes —entrecerró más los ojos—. Y no les gustará lo que hare.
Cuando el Hyūga finalmente siguió al Otokage a su oficina, Sasuke se estaba paseando por la habitación como un animal enjaulado, obviamente se sentía muy molesto por algo. Consideró brevemente llamar a Naruto; si alguien podía calmar al Uchiha era el Uzumaki. Pero, ¿por qué estaba tan fastidiado? Comprendía la frustración de Sasuke con respecto a los clanes, él estaba igualmente frustrado. ¿Pero recurrir a las amenazas y la violencia? Eso ya no era algo que hiciera a menudo. Hinata lo mantenía en paz la mayor parte del tiempo y durante los últimos dos años, desde el establecimiento de la aldea, el Uchiha había estado tranquilo... Era casi normal.
—Si has venido a molestarme —Sasuke había dejado de caminar y lo miraba con el ceño fruncido—. Ahórratelo. No quiero oírlo.
—En realidad —con un pequeño suspiro, se acercó y colocó la carpeta en la mesa del Otokage—. Me preguntaba qué pasaba. No es frecuente que te enojes tanto y Hinata-sama no está aquí —inclinó levemente la cabeza—. ¿Ocurre algo?
El Uchiha mantuvo una silenciosa guerra consigo mismo, sin saber si quería decirle a Neji la verdad o no. Después de un momento, miró hacia otro lado, infeliz.
—Hinata está enferma.
—¿Qué? —esto era una novedad para él. La última vez que había visto a su prima, que había sido ayer, ella parecía estar bien—. ¿Estás seguro? Parecía estar bien ayer...
—Yo no inventaría algo como esto —casi le gruñó a Neji y el hombre de ojos pálidos decidió que tendría que empezar a expresarse con más cuidado. Cuando se trataba de Hinata, nadie sabía que tan mal reaccionaría el Uchiha.
—¿Es por eso que ha ido al hospital? —había sentido curiosidad; Hinata nunca se había perdido una reunión, así que Neji estaba un poco preocupado, pero ella parecía estar bien y él había pensado que era algo rutinario.
—Si —Sasuke seguía luciendo muy irritable—. Ella nunca se enferma.
El leve miedo en su voz hizo que Neji se sobresaltara, parpadeando como una lechuza.
—Estoy seguro de que es algo simple, Uchiha —se abstuvo de ir y tocar el hombro del hombre. Sasuke no solo no lo apreciaría, sino que también había un cincuenta por ciento de posibilidades de que reaccionara violentamente—. ¿Cuáles son sus síntomas?
—¿Qué? —frunció el ceño al Hyūga, confundido. Probablemente ni siquiera había estado escuchando—. Ella esta... —agitó una mano en el aire con desdén y comenzó a caminar de nuevo—. Ha estado vomitando mucho; siempre está cansada y ha estado... De mal humor últimamente.
Neji supo de inmediato cuál era el problema y hubiera sonreído si no fuera por el hecho de que Sasuke no lo tomaría bien. El Hyūga se sorprendió de que él no lo descubriera todavía.
—Creo que ella estará bien, Uchiha.
Sasuke se detuvo y se volvió hacia él.
—Sabes lo que está mal con ella.
Levantó las manos en un gesto pacificador.
—Tengo una idea, pero esto es algo que Hinata-sama querrá decirte ella misma. Sobre todo, por su… Mal humor como dices —no pudo ocultar la pequeña sonrisa que emergió ante la mirada de Sasuke—. Ella se enojará conmigo si te lo digo y bueno... Me aseguro de no molestar a las mujeres cercanas a mí. Mi vida se vuelve miserable cuando lo hago.
Sasuke abrió la boca para decir algo más cuando los dos hombres se volvieron abruptamente hacia la puerta ante el chakra familiar. Inmediatamente, el Uchiha se dirigió a la puerta con expresión sombría. Algo andaba mal con su esposa, Neji sabía lo que era, pero no se lo decía y él… Necesitaba respuestas. Necesitaba saber si ella estaba bien.
Estaba siendo irracional y lo sabía. Si Neji no estaba preocupado, obviamente no era nada que amenazara su vida, pero verla tan enferma y no poder hacer nada al respecto además de brindarle consuelo, era angustiante. El Uchiha sabía por qué estaba reaccionando tan intensamente, pero no podía evitarlo. Hinata era todo lo que tenía, lo único que significaba algo en su vida.
Por primera vez desde que tenía siete años, era feliz. Haber tenido eso durante casi tres años era magnifico y no había forma de que pudiera dejarlo ir, no tenía deseos de hacerlo.
Una mano estaba sobre el pomo de la puerta cuando él la abrió. Sus miradas se encontraron, su esposa lo miraba con curiosidad. Además de verse bastante pálida, parecía estar bien. Estaba exagerando, sabía que estaba dramatizando todo, pero había una razón por la que los miedos eran irracionales. Lentamente, extendió la mano y sus dedos rozaron su mandíbula.
—¿Qué dijo Sakura? —intentó con todas sus fuerzas de que su voz sonara suave en lugar de exigente—. ¿Estás bien?
Hubo una pequeña tos y Neji se movió hacia la salida.
—Bueno, creo que esa es mi señal para retirarme...
La confusión llenó a Sasuke cuando Hinata le lanzó a su primo una mirada preocupada, retorciéndose las manos.
—E-en realidad Neji-niisan... ¿P-podrías quedarte? Um, ¿sólo por unos minutos?
Los ojos blancos pasaron del Uchiha a Hinata, vacilantes. Luego suspiró y Sasuke tuvo la clara impresión de que Hinata le había pedido que se quedara porque su presencia le era reconfortante. Tuvo que luchar contra una oleada de celos; ¿por qué Hinata necesitaba depender de alguien más para su consuelo cuando lo tenía a él?
Sabiendo que no podía pensar de esa manera, se movió hacia un lado para dejar entrar a Hinata. No era el marido perfecto, ni mucho menos, pero al menos lo intentaba. Por otra parte, había muy pocas cosas que no haría por su esposa; el pueblo que dirigía era una clara prueba de ello.
Cerrando la puerta, Sasuke los miró mientras el silencio se instalaba en la habitación. Después de aproximadamente un minuto, el Uchiha comenzó a irritarse mucho. No era conocido por tener una paciencia infinita y esto para su tranquilidad, era algo que necesitaba saber.
Los ojos oscuros se entrecerraron.
—Hinata —ella saltó levemente y miró hacia abajo, lejos de él, se veía extremadamente nerviosa. Esto hizo que su mente corriera rápidamente al imaginar diferentes cosas que podrían estar mal con ella; ninguna era positiva y su ansiedad aumentó.
—Hinata-sama —la voz de Neji era suave mientras acortaba la distancia, poniendo una mano en su hombro. Una vez más, Sasuke tuvo que luchar contra los celos cuando el Hyūga inclinó la cabeza, susurrándole algo al oído. Asintiendo, miró tímidamente a su marido y él trató con todas sus fuerzas de mantener su expresión indiferente.
—Yo... —se mordió el labio, mirando a Neji, quien le dio una leve, pero genuina sonrisa. Cuando ella volvió a mirarlo. Sasuke notó como sus manos volaron repentinamente a su estómago—. Estoy embarazada.
La mente de Sasuke se quedó completamente en blanco. Tanto Neji como Hinata comenzaron a verse incómodos cuando todo lo que hizo fue mirarla por un largo rato.
—Oh —eso fue lo que finalmente se le ocurrió decir.
La mandíbula de Hinata prácticamente cayó al suelo ante su respuesta. Sus ojos oscuros, que habían estado brillando con agitación y un poco de miedo, ahora estaban completamente desprovistos de emoción. Hinata echó una mirada a su primo, que parecía tan sorprendido y confundido como ella.
¿Eso era todo? ¿Eso era todo lo que tenía que decir? Había estado angustiada por lo que le iba a decir y había estado terriblemente preocupada por la reacción de Sasuke. No era como si fuera una sorpresa, habían acordado que ella dejaría de tomar anticonceptivos y si pasaba, sucedería. Así que había sido algo planeado. Bueno, más o menos.
A pesar de que él había dicho que quería tener hijos, en secreto Hinata estaba preocupada. Ella leyó sobre cómo los hombres se ponían celosos o se molestaban porque sus esposas le prestaban más atención al bebé que a ellos y su esposo era un hombre extremadamente celoso y posesivo. Sasuke había estado calmado, pero la Hyūga no se había perdido la mirada que le había dado a Neji hace unos minutos.
Su falta de reacción era preocupante. ¿Se enfadaría ahora que finalmente había llegado el momento? ¿La evitaría? Y su mayor temor, ¿amaría al bebé, considerando lo obsesionado que estaba con ella? Ninguna de estas preocupaciones había surgido hasta que Sakura realmente confirmó su situación, de hecho, tenía casi ocho semanas de embarazo. Ahora que la realidad la había golpeado, estaba nerviosa y asustada.
—Neji —Sasuke miró al primo de su esposa. Con la mirada aún suave, tomó la mano de Hinata—. Dile a mi asistente que cancele todas mis reuniones del día. ¿Pueden tú y Anko encargarse del resto?
El Hyūga sonrió, caminando hacia la salida.
—Sabes que a Anko le encanta cuando la dejas hacerse cargo. Nosotros lo manejaremos —su sonrisa hacia su prima fue tranquilizadora y Hinata contuvo las ganas de llorar. Sasuke no estaba enojado. Aturdido, tal vez, pero no enojado.
Su mano apretó la de ella y cuando Neji se fue, la volteo hacia él. Hinata podía sentir su pulgar rozando su muñeca, tenía los ojos enfocados en ella.
—Estas embarazada —no fue una pregunta, pero Hinata asintió de todos modos—. ¿De cuánto?
Ella trató de agachar la cabeza, pero él no se lo permitió, obligándola a mantener los ojos en él.
—O-ocho semanas.
—Hn —él todavía no mostraba ninguna emoción, pero ella supuso que estaba tratando de digerir la noticia. Su toque era reconfortante, porque significaba que había notado su malestar y no quería que ella se sintiera de esa manera—. ¿Es demasiado pronto para saber el género? —ella asintió—. Bien, no me digas si te enteras.
—¿Hum? —la declaración la confundió—. Realmente, ¿por qué?
Sacudió la cabeza.
—No me lo digas —se negó a dar más detalles, por lo que ella lo dejó.
Aunque ya sabía la respuesta, decidió probar las aguas.
—¿Así que no estás... Molesto?
El alivio la llenó cuando pareció confundido.
—¿Por qué estaría molesto? Ambos estuvimos de acuerdo en que estábamos bien con tener hijos —se encogió de hombros—. Era sólo cuestión de tiempo.
El alivio se desvaneció ante su tono. No solo se veía indiferente, no estaba preocupado. Era como si le hubiera hablado sobre el clima o de una reunión. Honestamente, a Sasuke no le importaba que estuviera embarazada y no estaba segura de cómo sentirse al respecto.
Ella había esperado que él estuviera molesto, nervioso o celoso. Un lado más positivo había esperado que se hubiera sentido eufórico, ya que eso significaba que finalmente iba a reconstruir su clan. La total indiferencia había sido lo último que imaginó.
Las lágrimas le picaron los ojos, pero parpadeó. Ya no la miraba mientras caminaba hacia su escritorio, por lo que sus manos se movieron hacia su todavía plano estómago y su expresión se volvió abatida. Sabía que eran las hormonas las que hablaban porque sabía sin lugar a dudas que amaba a Sasuke más que a nada, pero por un breve momento deseó no haber quedado embarazada.
¿Amaría siquiera a su hijo? Le dolía no saber la respuesta.
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En el momento en que Hinata le dijo que estaba embarazada, la mente de Sasuke se había tomado unas vacaciones y mentalmente estaba flotando en un limbo, sin saber cómo sentirse o actuar. Por el momento, no sentía nada, aunque ella le había contado la noticia, no le parecía cierto.
Además de las continuas náuseas matutinas y otras cosas de mujer embarazada, nada en Hinata había cambiado. Realmente nada. No parecía embarazada, por lo que le resultaba difícil darse cuenta de que estaba embarazada. La única vez que pensaba en eso era cuando Hinata hacia o decía algo debido a su falta de reacción o emoción con respecto al tema. Por alguna razón, ella se estaba deprimiendo y él no podía imaginar por qué. Solo podía adivinar que era una cosa del "embarazo".
—Sasuke-kun. ¡Sasuke-kun!
—¿Qué? —espetó, mirando a Sakura que tenía las manos en las caderas y el ceño fruncido. También estaba embarazada, aunque estaba más avanzada que Hinata, mucho más avanzada. Hinata debía dar a luz a fines de agosto o principios de septiembre, mientras que a Sakura le quedaban tal vez unos pocos meses más. Ya tenían un niño de dos años llamado Kenkai y se suponía que este nuevo bebe sería una niña.
Pero eso realmente tenía poco que ver con la pregunta que rondaba en su cabeza.
—¿Por qué estás en mi oficina?
Obviamente, ella se estaba volviendo cada vez más como Tsunade, porque parecía como si quisiera arrojarle su escritorio.
—Hinata-chan tiene una cita para un ultrasonido hoy.
Una ceja oscura se crispó. ¿Cómo en el infierno ese era su problema?
—¿Y me estás diciendo algo que ya sé porque...?
La mujer le lanzo una mirada asesina. Si alguien le hubiera preguntado hace años si pensaba que Sakura alguna vez lo miraría sin amor y adoración, se habría reído, no con humor, si no como si hubiera escuchado algo ridículo. Cómo cambian los tiempos.
—¿Por qué no vas?
Él la miró confundido.
—¿Se supone que debo ir? —Hinata nunca lo había mencionado, así que pensó que era una cosa de chicas o algo así. De todos modos, había estado actuando bastante evasiva con él y, aunque le molestaba, no estaba realmente seguro de qué podía hacer al respecto.
—¡Por supuesto que debes ir, Sasuke-kun! ¡Eres su esposo y el padre! Se supone que debes darle apoyo y estar a su lado.
Sasuke estaba empezando a irritarse porque el tono de Sakura implicaba que él no quería participar del embarazo. Ignoró la muy extraña sensación que se apoderó de él ante su título de "padre".
—Ella no me dijo que se suponía que debía estar allí, ¿cómo iba a saberlo?
Los ojos verdes lo miraron y él se erizó por lo exasperada que se veía. ¿Se suponía que ahora era psíquico? Si Hinata hubiera querido que él fuera por medio de algún tipo de telepatía y por eso no le que preguntó, entonces definitivamente fracaso. Era poderoso y bastante asombroso, si es que lo decía él mismo, pero la telepatía estaba más allá de él.
—No puedo creerte, Sasuke-kun. ¿Siquiera te importa que Hinata-chan esté embarazada? Porque ella piensa que no y el estrés no es bueno para el bebé.
La irritación se desvaneció y fue reemplazada con confusión. ¿Por qué pensaría ella que a él no le importaba? Le costaba creer que ella estuviera embarazada, pero le importaba el hecho de que lo estuviera. ¿Era por eso que estaba siendo tan esquiva y retraída? Ella podría haberle preguntado, no era como si él se hubiera enojado.
En lugar de responder, se puso de pie y se quitó la túnica de kage. De todos modos, odiaba usar la maldita cosa. No iba a discutir con Sakura por un problema de él y su esposa. Obviamente, Hinata había querido que él asistiera a esas citas con la doctora y había hecho una extraña cosa femenina que las mujeres hacían cuando querían confundir a su pareja.
Si esperaba que él fuera sensible o algo parecido, obviamente se casó con él por las razones equivocadas. Era tan sensible como Naruto inteligente; simplemente no era una realidad. Sakura lo hizo sonar como si debería haber sido algo obvio que él estuviera allí y simplemente...
«Las mujeres son tan confusas.»
Debería haberse mantenido firme en no involucrarse nunca con una mujer.
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Odiaba los hospitales. Los odiaba. Sasuke se sentó y miró a su esposa, quien sonrió temblorosamente mientras estaba acostada en la cama. Él tomó su mano, aunque su expresión permaneció neutra. Con Sakura en la habitación, no podía hablar con su esposa sobre su extraño comportamiento con respecto a estas nuevas habilidades que parecía querer que tuviera, pero lo haría cuando la mujer de cabello rosa se fuera.
—Está bien, Hinata-chan, ¿cómo te sientes? —levantando la parte superior de la bata de hospital, Sakura comenzó a poner una especie de gel en el estómago de Hinata. Su esposa se retorció un poco, pero no se quejó.
—Estoy bien —los ojos blancos parpadearon hacia él con cautela y se sintió un poco herido porque Sakura tenía razón, ella había pensado que a él no le importaba. Se había sorprendido mucho al verlo cuando entró; lo que significa que Sakura había actuado por su cuenta, porque aparentemente estaba harta de que Hinata estuviera molesta.
¿Por qué siempre confiaba en otras personas y no en él? ¿Cómo se suponía que iba a saber que había un problema si ella no decía nada? Cualquiera que fuesen las "señales" que se suponía que debía estar viendo, obviamente no las notaba, así que ¿por qué simplemente no se lo decía? Él nunca la lastimaría, la amaba demasiado para siquiera contemplar tal acción, así que ¿por qué no confiaba en él?
—¿Sasuke? —su mano se deslizó de la de él y parpadeó cuando él movió la cabeza lejos de su toque. Afortunadamente, Sakura no lo vio o habría hecho un gran alboroto; pero se sintió confundido y en conflicto por la expresión de dolor y confusión de Hinata. Eso no sucedía a menudo. Ahora se preguntaba seriamente si ella lo necesitaba tanto como él la necesitaba. Tenía familia y amigos, todo lo que él tenía era a ella y aparentemente Hinata pensaba que era un bastardo frío e indiferente.
—Aquí vamos... —Sakura sonaba distraída mientras miraba la máquina y luego comenzó a mover un extraño aparato sobre el estómago de Hinata; extendiendo más la sustancia pegajosa—. A ustedes les va a encantar esto; pude conseguir unas máquinas nuevas que muestran una imagen en 3D del bebé...
Cuando vio las imágenes, el dolor y los leves sentimientos de traición de Sasuke se desvanecieron rápidamente. No podía hacer nada más que mirar al bebé dentro del cuerpo de su esposa. Algo caliente y duro se asentó en su pecho mientras miraba a la criatura, un hijo de ellos, su hijo. Fue solo entonces que la realidad lo golpeó.
«Voy a ser padre.»
Todas las emociones que probablemente debería haber sentido hace unos meses lo golpearon en el estómago y no fue hasta que Hinata agarró su muñeca que recordó que necesitaba respirar. Sin embargo, no la miró porque no podía apartar los ojos del monitor. No debería haber sido posible, pero ahí estaba, una prueba innegable de que él, Uchiha Sasuke, se convertiría en padre. Era una idea tan absurda que ni siquiera podía encontrarla divertida.
El pánico lo atravesó cuando la magnitud de lo que estaba sucediendo realmente lo sacudió. Esa vida, la vida que había ayudado a crear, dependería completamente de él en tan solo unos meses. Eventualmente, el bebé se convertiría en un niño que podría hablar y querría pasar tiempo con él porque él sería padre de ese niño.
¿Se parecería el bebé a él o a Hinata? ¿Tendría ojos negros o blancos? ¿Podría amar al niño? ¿Lo amaría el niño a él? No era... Exactamente una buena persona y le agradaba a muy poca gente. Cuando descubriera la verdad, ¿lo condenaría como los demás? ¿Se avergonzaría de ser su hijo?
¿Sería siquiera un buen padre? Su propio progenitor prácticamente lo había ignorado cuando era niño y el amor no era algo que Sasuke pudiera comprender por completo. Amaba a Hinata, pero se sentía más como una obsesión y por ella no sentía el mismo tipo de amor que se sentía por un miembro de la familia.
—¿Sasuke-kun?
No se había dado cuenta de que estaba de pie hasta que escuchó la voz de Sakura. Miró a su esposa, cuyos ojos estaban muy abiertos por la sorpresa y preocupación. Sin embargo, después de un momento, su expresión se convirtió en una cálida sonrisa. Sabiendo que ella lo entendía, decidió dejar que se encargara de explicarle a Sakura por qué de repente huía de la habitación.
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«Realmente no me lo había tomado en serio». El Otokage se dio cuenta mientras se sentaba en su patio trasero, mirando a la nada. Ahora entendía por qué Hinata había pensado que a él no le importaba; porque en cierto modo él realmente no le había puesto atención. La situación no le había parecido real, por lo que no se había involucrado emocionalmente.
Ahora que se enfrentaba a la realidad de la situación, no podía dejar de sentir cosas. Quería ir a buscar a Hinata, pero no estaba completamente seguro de lo que haría o diría. Supuso que debería disculparse, pero el Uchiha rara vez lo hacía a menos que estuviera siendo sarcástico. Ella no estaba molesta, afortunadamente, pero todavía se sentía bastante herida y en conflicto.
—Ahí estas —se volvió cuando Hinata se acercó y se sentó a su lado, estaba vestida con una sencilla yukata gris oscuro. Se sentaron allí en silencio antes de que ella finalmente se acercara más a él, apoyándose en su cuerpo. Envolviendo un brazo alrededor de sus hombros, trató de averiguar qué quería hacer o decir, pero se quedó en blanco.
—No es que no me importara —fue lo que finalmente le vino a la mente y ella se estremeció, agachando la cabeza. Una pequeña mano se deslizó por su pecho y cerró los ojos ante lo bien que ella siempre lo hacía sentir.
—Yo... Lo sé. Sasuke, lo siento mucho, debería haberlo sabido... Quiero decir, con todo lo que ha sucedido contigo, debería haberlo hecho...
—Está bien —pero realmente no estaba bien y ambos lo sabían. No era normal; no era un "chico normal". Socialmente, estaba muy atrofiado. Las cosas normales que un hombre "promedio" sabría hacer, no eran cosas que él pudiera comprender por la forma en que había sido su vida. Durante un año había mantenido una apariencia de normalidad con su equipo genin, pero luego se fue y realmente nunca antes había interactuado con personas en un nivel tan cercano.
Sasuke siempre se había sentido ajeno a todo, hasta que su locura lo consumió y tres años con Hinata no fueron suficientes. Justo cuando pensó que finalmente había aprendido a tener una relación real, se dio cuenta de que todavía no sabía nada.
Ociosamente, observó cómo su esposa se movía, tomando su mano entre las de ella. Suavemente, la colocó sobre su estómago y él se puso rígido, sintiéndose un poco cauteloso y con pánico. Los cálidos ojos perlados lo miraron y ella sonrió.
—Te amo, Sasuke.
Por un momento se quedó sin habla. Era extraño, ¿por qué ahora podía ver y saber exactamente lo que ella estaba sintiendo?
Él no sonrió ni respondió, pero la atrajo hacia sí, envolviendo su brazo alrededor de ella mientras sus labios se movían sobre los de ella en un acalorado beso. La mano en su estómago no se movió.
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—¡Oh! —su esposa, que ahora estaba embarazada de casi siete meses, dio un salto y se llevó una mano al estómago mientras yacía en la cama.
El Otokage acababa de regresar de un largo día de trabajo, Hinata había estado en algunas reuniones. Por supuesto, debía supervisar la asignación de misiones y otras cosas, se quedaba en la torre hasta altas horas de la noche. Deseaba poder estar más cerca de ella y del bebé, pero la aldea no iba a funcionar sola.
—¿Qué ocurre? —se estaba secando el cabello después de haberse dado una muy necesaria ducha. El libro que Hinata había estado sosteniendo ahora estaba a su lado y se veía un poco incómoda.
—Ah... El bebé... —le dedicó una sonrisa nerviosa—. El bebé está pateando.
—¿Se mueve allí? —se sintió un poco avergonzado y molesto cuando ella se rio tontamente ante la pregunta; ¿cómo diablos se suponía que iba a saber esas cosas?
—¿Te... Gustaría sentirlo?
«Realmente no». La idea de eso lo angustió porque en realidad, había algo vivo retorciéndose allí y ella quería que él lo sintiera. Era incómodo. Por supuesto, se fijó en la mirada que le dio su esposa, esa linda mirada llena de emoción y amor y se obligó a no parecer reacio mientras se deslizaba en la cama. Su mano se cernió torpemente sobre su estómago.
Riendo de nuevo, Hinata tomó su mano y la movió a un lugar específico sobre su estómago mientras se levantaba la camisa. Al principio, no pasó nada, luego lo sintió. Era como si algo estuviera presionando contra su piel, tratando de salir. Alarmado, Sasuke se apartó, mirando con los ojos muy abiertos mientras juraba que vio una diminuta mano allí. «Carajo».
Cuando se levantó y prácticamente salió disparado de la habitación como si un alienígena fuera a salir del su estómago de su esposa para atacarlo. Ignoró la risa de Hinata porque maldita sea, eso no era natural y realmente necesitaba alejarse de ella. No se suponía que los bebes debían retorcerse allí y hasta que se calmara, se negaba a volver a la habitación.
Al día siguiente, cuando Naruto se enteró, se burló tanto de Sasuke que el Uchiha realmente lo atacó y trató de matarlo. Estaba bastante disgustado con la risa de Hinata y Naruto ante la situación.
Y lo llamaban a él insensible.
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—...Naruto.
Dioses, no podía creer que estuviera haciendo esto. Realmente no lo iba a hacer. Su orgullo como hombre se estaba yendo oficialmente por el caño y si no fuera por el hecho de que Hinata y el bebé estaban involucrados, él no se molestaría en ir.
—¿Eh? Oh, ¿qué quieres, bastardo? —el futuro Hokage sostenía a su hija, Akina, mientras intentaba hacer algún tipo de movimiento sobrehumano en un intento de realizar múltiples tareas. El pequeño bulto estaba tan rojo como su cabello y lloraba profusamente.
«Quizás fue una mala idea». En realidad, sabía que era una mala idea... Pero no había nadie más con quien pudiera hablar, aunque aparentemente, Tenten estaba embarazada de su primer hijo. Así que Neji no contaba, necesitaba a alguien con experiencia.
—Yo... Necesito... —apretó los dientes y los puños—. Un... Consejo —dijo la palabra tan baja que Naruto casi no la había captado.
Como si sintiera la conmoción de su padre, Akina dejó de llorar mientras Naruto se quedaba estupefacto, asimilando las palabras del Otokage. Después de un momento, una gran sonrisa ilumino los rasgos del rubio y le dio a su amigo una mirada maliciosa.
—¿Qué fue eso, bastardo? —se llevó una mano a la oreja—. No entendí. ¿Necesitaba algo?
«Te odio.»
—...Sí —las cosas que hacía por su familia.
Familia... En realidad, la palabra le dio una sensación cálida. No había pensado que eso fuera posible, hasta ahora.
—Bueno, no puedo ayudarte si no sé qué necesitas. Ten —Sasuke de repente estaba sosteniendo a una pelirroja que se retorcía cuando Naruto comenzó a buscar algo. El Uchiha la sostuvo torpemente, sintiéndose muy incómodo.
«Supongo... Será mejor que me acostumbre». Pronto estaría cargando a su propio hijo. La idea lo puso muy nervioso.
—¡Entiendo! —siguió hurgando y luego el rubio regresó, tomando gentilmente a su bebé que estaba parpadeando hacia Sasuke—. Gracias. A ella le gusta que la carguen y Ken está en sus "terribles dos" y esas cosas. Gracias a los dioses, Sakura llevó al niño al trabajo con ella.
Metiendo sus manos en los bolsillos, Sasuke miró hacia otro lado.
—Si, lo que sea.
Abrió la boca como si fuera a decir algo en un intento de burlarse del Uchiha, pero se lo pensó mejor. El hombre estaba claramente estresado por muchas, muchas razones. Honestamente, Naruto estaba extremadamente feliz por Sasuke, porque estaba viviendo la vida que Itachi quería para él. Este era su segundo comienzo, su nueva familia. Si bien Sasuke no iba a hacerlo en Konoha, no significaba que no pudieran verse o que sus hijos no crecieran juntos. Si Sasuke tuviera un niño, sería interesante ver cómo se llevarían el bebé Uchiha y Kenkai.
«Quizás sean como nosotros». El pensamiento le hizo reír.
—¿Qué es tan gracioso?
—Nada —todavía sonriendo, se acercó y dejó a Akina en una pequeña cuna en la sala de estar. Este solo sería su hogar durante los próximos tres años, pero estaba bien, Sasuke los había puesto allí. O tal vez había sido Hinata. Probablemente fue Hinata—. ¿Quieres comer? ¿Beber algo?
—No —el Uchiha comenzó a irritarse y Naruto resistió el impulso de poner los ojos en blanco. El tipo estaba muy tenso.
—¿Y bien? —esto era como jugar a las adivinanzas y la paciencia de Naruto era incluso más pequeña que la de Sasuke—. Vamos, ¿qué quieres?
Un incómodo silencio llenó la habitación mientras el Uchiha se movía rígidamente.
—Quiero... —hizo un ruido irritado y frunció el ceño.
Parecía que iba a tener que jugar a las adivinanzas. Sasuke tenía demasiado orgullo.
—¿Te preocupa dejarlo caer?
Lo miró parpadeando.
—¿Qué? —sacudió la cabeza, volviendo a su expresión incómoda—. No... Bueno, sí, pero no es eso. Y no sabemos el género, podríamos tener una niña.
Naruto parecía pensativo.
—¿Quieres apostar? —sonrió—. Solo una apuesta amistosa. Si gano, podremos comer en tu casa durante una semana.
—Diablos no —dijo sin dudarlo—. Te veo lo suficiente durante el día y Hinata no cocinará. Y antes de que abras la boca para pronunciar las palabras, estoy seguro de que no cocinaré para ti.
—Aw, no eres divertido —encogiéndose de hombros, el rubio lo intentó de nuevo—. Está bien, entonces no es que tengas miedo de dejarlo caer... O a ella —puso los ojos en blanco—. ¿Preocupado por el parto? Uh... ¿Lidiar con Hinata en trabajo de parto?
Sacudiendo la cabeza, le dio a Sasuke una mirada comprensiva.
—Puedo decirte ahora, crees que conoces a tu esposa, pero verás un lado completamente diferente de ella una vez que el dolor se vuelva lo suficientemente fuerte. En realidad... Apesta —Frunció el ceño—. Quiero decir, amas a tu esposa y quieres ser papá, pero luego la ves así y te preguntas si valió la pena.
El Uchiha no estaba seguro de si eso le gustaba o lo preocupaba más, pero eso no era sobre lo que quería consejo.
Naruto, siendo un individuo un tanto demasiado perceptivo, se dio cuenta.
—¿Oye? ¿Estás bien? —tarareando, sus ojos se entrecerraron mientras trataba de averiguar por qué Sasuke podría estar seriamente preocupado. Trató de pensar en las cosas más comunes en las que pensaban los nuevos padres y eligió la que tenía más sentido—. ¿Te preocupa ser un padre de mierda?
«Bingo». Sasuke no respondió, pero no tuvo que hacerlo; la postura tensa y el ligero cambio en sus ojos fue suficiente. Debería haberlo adivinado de inmediato, el Uchiha tenía muchas inseguridades que no solía mostrar, pero definitivamente estaban ahí.
El rubio sabía que Sasuke probablemente no iba a decir mucho más, así que decidió continuar.
—Bueno, quiero decir... Si fuera fácil, habría un manual de instrucciones o algo así —Naruto se encogió de hombros—. Hay un montón de libros por ahí, pero para ser honesto, es algo diferente para cada padre porque es tu hijo y ellos son su propia persona y tú eres tu propia persona, ¿sabes? —no hubo respuesta, pero sabía que Sasuke estaba escuchando.
—De todos modos, Hinata va a estar súper cansada, así deberás ayudarla y cuidar al niño por tu cuenta hasta que ella realmente pueda moverse. Cambiar pañales es una mierda, pero ella lo hará, así que puedes hacerlo también.
—Uh... Habla con tu hijo. Sé que suena estúpido porque es un bebé, pero en serio, leí en alguna parte que esas cosas ayudan. No es esa mierda que las mamás y las abuelas hacen con el bebé, si no que conversaciones de corazón a corazón —se rio cuando Sasuke arqueó una ceja—. Quiero decir... Solo haz cosas con él. Recuerdo que dijiste que tu padre nunca te prestaba atención o lo que sea por que prefería a Itachi. Así que solo... Haz de todo con tu hijo, cosas que quisiste que tu papá hiciera contigo. Esta bien. Al menos, creo que eso ayudara.
Obviamente, a Sasuke le importaba; de lo contrario, no habría buscado al rubio. Realmente era reconfortante ver a su amigo así. Aunque nunca había perdido la esperanza en el vengador caído, incluso él había tenido dudas sobre si su antiguo compañero de equipo encontraría o no la verdadera felicidad. Sasuke era emocional y socialmente retrasado, pero Naruto sabía que el Uchiha sería un gran padre. Demonios, prácticamente adoraba el suelo por el que caminaba Hinata; los dioses ayuden al pobre bastardo si tenía una niña.
—¿Algo más? —no le creía, pero no se sorprendió cuando Sasuke negó con la cabeza.
—No —suspiró, dándole la espalda a su anfitrión—. Gracias —dijo genuinamente, haciendo que el rubio sonriera ampliamente.
—¡No hay problema! Oye…
Ambos hombres se volvieron cuando sintieron el chakra del primo de Hinata viniendo rápidamente hacia ellos. Compartiendo una mirada confusa con el Uchiha, Naruto se acercó y abrió la puerta justo cuando Neji aterrizaba. Su expresión era sombría. El alivio fue realmente visible cuando vio al Uchiha.
—Estás aquí. Te he estado buscando. A Hinata-sama ha entrado en trabajo de parto y ahora está en el hospital. Parece que tu hijo quiere llegar un poco antes de lo planeado.
Por un momento, el Uchiha solo miró a Neji como si no pudiera creer lo que le decía. El color desapareció de su rostro antes de parpadear y negar con la cabeza; saliendo del estupor en el que había estado.
—¡Iré por Akina! —Naruto entró corriendo a la casa mientras Sasuke salía, su expresión era su habitual máscara en blanco.
—Vamos.
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El mundo se movió un borrón para Sasuke en el momento en que entró al hospital. Lo guiaron por el lugar y de hecho permitió que la gente lo tocara porque, estaba demasiado distraído como para que le importara. Si alguien le preguntaba algo, Neji tenía que responder porque su mente estaba concentrada en qué diablos iba a hacer cuando naciera el bebé.
Para su incredulidad, se sintió bastante desamparado y perdido. ¿Le estaba pasando esto... Realmente estaba sucediendo? Sentía que esta era la vida de otra persona, porque volver a tener una familia era simplemente... Surrealista. El hecho de que él realmente hubiera ayudado a crear una vida todavía era algo con lo que estaba luchando, simplemente... No lo creía posible.
Esto no debería estar sucediendo, sin embargo, estaba pasando. No hace mucho, su vida había sido pura venganza. Ese objetivo se había torcido, deformado y retorcido al conocer la verdad sobre Itachi, pero de todos modos había sido vivido para la venganza. Hace unos años, si él y Hinata se hubieran conocido en diferentes circunstancias, probablemente habría intentado matarla. No lo hubiera pensado dos veces. Ahora estaba casado con ella y cuando naciera el bebé sería el comienzo de su familia.
Familia. Una madre, un padre, un hijo... Salvo que ahora él era el adulto. No tenía idea de cómo se iba a sentir cuando mirara a su hijo por primera vez.
«Nuestro hijo. Mi hijo. Voy a ser padre. Aniki, esto era lo que querías, ¿verdad? tu deberías estar aquí. Deberíamos haber estado haciendo esto juntos. Deberías haber tenido una familia». Su hermano definitivamente se lo había merecido más que él. Probablemente también hubiera hecho un mejor trabajo. Itachi siempre había sido perfecto. Seguramente no habría estado allí parado como un idiota tratando con emociones con las que ya debería haber lidiado meses atrás.
Alguien tocó su brazo y luego todo a su alrededor se movió una vez más mientras él permanecía como un espectador silencioso. No fue hasta que escuchó a su esposa gritar que se despabilo. Sus ojos oscuros observaron lo que le rodeaba; estaba fuera de la sala de partos. Cuando miró el reloj, se sorprendió al darse cuenta de que en realidad habían pasado doce horas. ¿Qué había estado haciendo? No podía recordar nada.
Cuando escuchó a Hinata gritar de nuevo, todos los pensamientos que no la involucraban, volaron por la ventana. Ella estaba sufriendo; no iba a quedarse atrás y esperar.
Armándose de valor, entró.
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Su esposa estaba jadeando, con el rostro enrojecido y el cuerpo cubierto de sudor. Tenía el cabello enmarañado y se veía increíblemente cansada. Nunca la había visto tan agotada. Le apartó el cabello del rostro. Su expresión seguía en blanco, pero sus ojos brillaban con emoción.
Naruto tenía razón; ver a su esposa pasar por algo así era terrible; no quería volver a verla así nunca más. Él le había tomado la mano y maldita sea, su agarre había sido fuerte; todavía le dolía la mano. Había tratado de darle palabras de aliento, siguiendo las lecciones que les había dado la partera. Su esposa mostro su agradecimiento de forma extraña, condenándolo al infierno y gritándole cosas.
Ella había sido la que había querido tener hijos, ¿por qué él era el malo?
Hinata había podido sostener brevemente al recién nacido antes de que se lo llevaran para que lo limpiaran, el padre negó la oferta de abrazarlo. A su hijo. Cómo esas palabras podrían aplicarse a él, estaba más allá de su comprensión.
No dijo mucho mientras la limpiaban y la llevaban a su habitación. Aunque había estado en silencio, también se había negado a apartarse de su lado. Las enfermeras les dijeron a los nuevos padres que pronto traerían al bebé.
—Hey —ella soltó una risa cansada y se inclinó hacia su toque mientras él le pasaba la mano desde la frente hasta la mejilla. Hinata parecía genuinamente feliz y eso era un poco confuso. O tal vez no; había estado más que preparada para la llegada del bebé desde hace meses.
—Yo... Debo lucir realmente horrible en este momento —su sonrisa era cansada y triste mientras cerraba los ojos.
—Te ves... —su pulgar rozó su mejilla— cansada —ella se rio débilmente y su sonrisa de respuesta fue tenue—. No te ves horrible —estaba siendo completamente honesto—. Te ves como siempre.
—¿Cómo me veo siempre?
—Hermosa.
Estaba un poco confundido cuando ella rompió a llorar. Solo había dicho la verdad; no había nada que la hiciera parecer "fea" u "horrible". Tal vez solo se estaba sintiendo emocional. Lo que era comprensible, ya que acababa de dar a luz a su hijo.
—¿Cómo deberíamos llamarlo, Sasuke? —la pregunta lo sacó de sus pensamientos y se movió para tomar su mano, luciendo pensativo. Ni siquiera había visto al bebé, no en detalle. Lo que había visto había sido extraño para él, una cosa roja envuelta en una manta, Hinata había mirado a esa cosa como si fuera lo más hermoso que jamás había visto.
—¿Tenemos que decidir de inmediato? —ella negó con la cabeza y él se encogió de hombros en respuesta—. ¿Tienes algún nombre en mente?
—U-um... Algunos. Nada realmente especial...
Sasuke resistió la tentación de poner los ojos en blanco. Incluso ahora estaba actuando con humildad. Mujer rara.
—¡Aquí está él! —una de las enfermeras entró con una cuna y con una sonrisa en el rostro—. Haruno-san dice que vendrá pronto para ver cómo están.
—Gracias —dijo Hinata en voz baja y la enfermera sonrió cálidamente.
—Es una ternura —se río la enfermera—. Ya puedo decir que va a tener a todas las chicas detrás de él, es tan lindo.
«—Realmente espero que no —Sasuke pensó con amargura. Rezó para que su hijo se salvara de la brigada de fangirls.»
Curioso, se movió para mirar dentro de la cuna mientras la enfermera atendía a Hinata, asegurándose de que estuviera cómoda y revisando sus signos vitales.
Habían vestido al niño con un enterito azul. Y ahora estaba tranquilo. Tenía los ojos oscuros entrecerrados y estaban observando su entorno. Finalmente, la pequeña cosa trató de mirarlo. Tenía la cabeza llena de cabello oscuro y sus mejillas estaban teñidas de rojo; pero el resto de su piel era pálida.
Lentamente, casi con miedo, el nuevo padre levantó la mano y rozó la suave piel con los dedos. El bebé hizo algún tipo de ruido antes de que su pequeña mano se extendiera para agarrar la suya. Años más tarde, todavía sería incapaz de clasificar la emoción que sintió ante el pequeño gesto, al ver a su hijo por primera vez.
—¿Te gustaría abrazarlo? —la enfermera le sonreía cálidamente y Sasuke dio un paso atrás, dudando. Comprendiendo, la sonrisa se volvió tranquilizadora—. Te lo prometo, no lo lastimarás mientras lo sostengas bien.
Un poco molesto por ser leído con tanta facilidad, asintió secamente, aunque se sentía muy aprensivo. El bebé era tan pequeño y frágil mientras que él no era delicado y gentil.
Ella lo hizo sentarse en la silla al lado de Hinata y no protestó cuando la enfermera se movió para colocar sus brazos correctamente, como queriendo asegurarse de que no le hiciera nada malo. Luego se acercó, con el bebé envuelto en una manta y gentilmente lo puso en los brazos de Sasuke.
Un ruido suave vino del bulto y Sasuke vio como su hijo bostezaba y parpadeaba, con los ojos un poco más abiertos ahora. Se retorció un poco, pero luego permaneció quieto, su mirada era inquisitiva. Ahora el Uchiha entendía por qué Hinata se veía de esa forma cuando lo había abrazado antes.
Sasuke no tenía idea de cuánto tiempo estuvo allí, sosteniendo al curioso recién nacido en sus brazos. Finalmente, los diminutos ojos del bebé se cerraron mientras soltaba algunos bostezos más antes de quedarse dormido. Era consciente de que su esposa lo estaba observando, pero no podía dejar de mirar a su hijo. Realmente no podía describir lo que estaba sintiendo en ese momento, solo que era algo que nunca pensó que pudiera sentir.
Amaba a Hinata. Y haciéndole honor a su nombre, ella había iluminado su oscuro y desolado mundo. Un faro de luz brillante al que no había podido resistirse. Ahora que ya no estaba en las profundidades de las tinieblas, se dio cuenta de que no quería volver allí jamás. ¿Por qué lo haría, cuando tenía dos luces que...
Luz.
Sus dedos rozaron la mejilla del chico.
—Mitsuaki —el nombre le vino y en el momento en que salió de sus labios supo que era perfecto—. Ese será su nombre.
—¿Luz de otoño? —sonaba un poco sorprendida y curiosa, pero su tono no sugería disgusto. En cambio, estaba mirando a su esposo, asimilando la forma en que él sostenía gentilmente a su hijo y la mirada en los ojos de Sasuke mientras su dedo se movía por la mejilla de Mitsuaki. Trató de contener las lágrimas, pero, se derramaron por su rostro, aun así, tenía una sonrisa en sus labios.
—Es un nombre hermoso —se secó las mejillas, pero las lágrimas siguieron saliendo cuando él besó la frente del niño dormido.
—Mitsuaki —el nombre fue susurrado—. Mi hijo —el Uchiha miró a su esposa y le dio una de sus raras y cálidas sonrisas—. Nuestro hijo —luego vaciló, un poco inseguro de sí mismo—. Hinata... —ella lo detuvo, sabiendo lo que iba a decir.
—Lo sé. No tienes que decirlo. Lo sé y él también lo sabrá. Y-y... Él te amará tanto como tú lo amas.
Parpadeando hacia ella por un momento, bajó la mirada.
—Hn.
Había pensado que cuando Hinata aceptó estar con él había sido el momento más feliz de su vida. Todavía lo era, pero este también lo era. Especialmente porque fue su decisión, la decisión de ellos, lo que había llevado al nacimiento de su hijo. Uchiha Mitsuaki.
Y por primera vez, Sasuke se sintió agradecido de que Itachi lo hubiera obligado a regresar a la tierra de los vivos.
FIN
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Notas: ¡Hola! ¿Qué tal? Yyyy… Finalmente llego el día en el que la tan esperada secuela de Un Traidor Marcado sale a la luz. Muchos de ustedes pedían niños en la obra original y aquí esta ese tan esperado bebé. Todavía no me creo que técnicamente pasaron 10 años desde la publicación del primer capítulo y lo único que ronda mi mente es: ¿tan vieja soy? Jajajaj, tal parece que sí lo soy XD se siente extraño, digo, a veces me cuesta creer que aun me guste esta ship, pero luego recuerdo que es el poderosísimo del que estamos hablando SasuHina.
Realmente espero que esta secuela les guste tanto como me gusto a mí. Y por favor recuerden darme sus impresiones y opiniones sobre esta bella secuela.
Y por último, me gustaría hacerle promoción a una pagina de Facebook a la que sigo, se trata de: "SadoHuana Posting" allí siempre están publicando preciosos fanarts SH y además, allí pueden encontrar un dōjinshi que se llama SasuHina Shidden y esta genialísimo. Vayan a la pagina a leerlo, lo recomiendo al 100%
Los adoro, cuídenseme mucho. Besitos.
Naoko Ichigo
