MI HOMBRE IDEAL
Buenas noches de nuevo damas y caballeros, ¿Algo nuevo que contar? Pues yo sí porque ahora me presento con un nuevo fic recién salido del horno.
Que como lo pueden apreciar gracias al Sumary, estará enfocado en una de las chicas (no integrantes de la familia de locos) más famosas y queridas de la serie:
¡STELLA! (los amantes del personaje comienzan a gritar, a chiflar y aplaudir de la emoción) y no estará sola, porque estará junto con el odioso imbécil de Chandler y el pendejo papanatas de Clyde (de inmediato las exclamaciones de entusiasmo son reemplazadas por quejas de molestia y arrojan comida podrida acompañadas de abucheos)
¡YA, YA, YA! Si se preguntan el porqué de eso, es por un muy buen motivo que con gusto mostraré en este cuento (Una mira láser se posa en mi frente) eh… creo que mejor inicio cuanto antes, ¿No?
Así que como he dicho antes, lo digo de nuevo: The Loud House no es mío, es de Nickelodeon y… ¡OH MIERDA! (me agacho justo para evitar un disparo) ¡¿Qué no me pueden tener algo de paciencia?! (más disparos a mi alrededor es toda la respuesta que necesito saber)
Tarareaba una linda canción mientras lavaba los platos en los que mi esposo, hijo y yo habíamos desayunado, y una vez limpiados los guardé en la alacena y me dispuse a arreglarme mirando en mi armario cada una de mis prendas rascándome el mentón pensando cuál escoger.
Decidí usar esta vez un elegante conjunto color Beig que mi madre me regaló hace unos años, junto con un lindo bolso café que mi siempre considerado marido me dio el año pasado y unos tacones negros que hacen parecer aún más alta de lo que ya soy.
-¿Ya estás listo para ir a la secundaria, Gerald?- le pregunté a mi hijo una vez que me hallaba ante un espejo de la sala de nuestra casa arreglándome los últimos detalles.
-Sí, mamá. Solo estoy hablando un momento con Larry para ver a qué hora vamos al cine- vi de reojo como él charlaba de lo más entusiasmado con su mejor amigo por el celular -bien, bien. Entonces te espero más tarde allá y escoger que película vemos- al colgar soltó un suspiro ensoñador llevándose ambas manos al pecho parpadeando un par de veces.
-¿Muchos planes para hoy, hijo?- siempre me dio risa como él siempre se pone cuando tiene la oportunidad de pasar un tiempo a solas con Larry.
-Por supuesto, mamá, por supuesto…- sin cambiar de expresión, se alejó un par de pasos.
-¿Listos para irnos?- nos preguntó su padre y mi marido terminando de arreglarse sus también elegantes prendas de color azul mientras bajaba las escaleras.
-Solo faltabas tú, Clyde- fui hasta él para ayudarle a acomodarse la corbata -ahora sí, podemos irnos- iba a retirarme, pero noté que se nuestro hijo se había quedado quieto ante una ventana viendo a la lejanía todavía teniendo ese semblante de ilusión -Gerald…- tuve que agravar mi voz para dejase de soñar despierto y se moviese pidiendo perdón.
(…)
-Ya sabes, Gerald. Te cuidas, le prestas atención a lo que digan los profesores, no te metas en problemas ni nada de eso. ¿Entendido, hijo?- le dijo Clyde una vez que lo dejamos en la secundaria de Royal Woods.
-Como siempre, papá- muy alegre, se colgó a su espalda su mochila para dirigirse al interior del instituto entonando una canción casi igual a la que yo interpreté antes.
Clyde en vez de poner en marcha nuestro automóvil, permaneció quieto por unos segundos no despegando su vista de nuestro hijo hasta que ingresó a la secundaria, a salvo y sin ningún problema, para así suspirar aliviado y prender motores para irnos.
Sin dudas hay cosas que los hijos aprenden, o heredan, de sus padres y que sin darse cuenta la expresan. Ya sea cuando uno aún sigue siendo joven lo hace sin querer o lo aplican como persona adulta; es algo que se ejemplifica a la perfección con mi marido e hijo en varios aspectos je, je, je.
Por nuestra parte, ya habíamos llegado a la escuela primaria en donde mi marido ejerce su profesión como director y yo como su secretaria asistiéndolo en todo lo que haga falta para evitar que el instituto se desplome por el montón de niños revoltosos que alberga. Trabajo complicado, pero que es más fácil de realizar si se cuenta con la ayuda de la persona que uno más en la vida.
¿O qué creyeron? ¿Qué sería la típica ama de casa que se queda en ésta mientras su hombre se las arregla solo en su oficio? Eso no va conmigo.
-Muy bien, Stella. Ahora necesito que le entregues a los profesores estos formularios para que los repartan a sus alumnos- me entregó varias fotocopias y prosiguió a revisar algunas cosas en su escritorio -¿Qué pasa con los alumnos de Quinto Grado? Con estas calificaciones no lograran pasar a la secundaria.
Solté una risita ante eso, porque me recuerda esa etapa de transición por la que ambos y nuestros viejos amigos de La Formación Serpiente pasamos cuando dejamos atrás el Quinto Grado e ingresamos al Sexto teniendo que afrontar diversos desafíos, en especial él y su mejor amigo, Lincoln Loud.
¿En serio tantos años han pasado desde ese entonces?
-No seas así de aguafiestas, Vilma. Verás que nos vamos a divertir mucho. Mi abuela me dio mucha plata en mi cumpleaños y sé de una tienda de dulces en dónde la podemos gastar toda juntos- cuando pasé por unos casilleros vi a un chico y chica charlando.
-No sé, Stuart. Sabes que no tengo mucha tolerancia al azúcar y eso podría enfermarme mucho- la niña no estaba muy de acuerdo con su oferta y claramente se podía apreciar lo incómoda que se hallaba al estar hablando con él.
-¿Dejas que una tontería como esa te prive de uno de los mayores placeres que unos niños como nosotros pueden tener en la vida?- pero ese joven le insistió y le tomó una mano.
No podía simplemente hacerme la de la vista gorda ante eso.
-Oigan ustedes dos, ¿No se supone que deberían estar ya en clases?- al hablarles con todo autoritario hice que el chico se sobresaltara asustado y la chica aprovechó para irse a paso veloz.
-¡Mire lo que causó!- tuvo el descaro de reclamarme, pero solo tuve que fruncir el ceño para que no se atreviera a decir alguna tontería y sonrió nervioso para retirarse rápidamente también.
Estos niños de hoy… ya ni siquiera esperan a la secundaria para hacer mañas de ese estilo. ¿Qué les enseñan sus padres?
Admito que intervenir de este modo en ese tipo de interacciones entre los estudiantes es algo que va más allá de lo que mi puesto en la escuela me permite, pero si veo a una chica que es instigada por un chico a hacer algo que no le gusta y que puede incluso traerle graves problemas en el futuro, me resulta casi imposible no meter la mano al fuego.
Porque justamente estuve en esa misma posición en mis años de juventud… que casi se vio completamente arruinada por un joven que creía que me amaba pero que en realidad solo me veía como el máximo premio por ganar y que por poco me hizo descarrilar.
Chandler… si no fuese porque le dije NO en el momento justo, puede que haya sido el hombre con el que me haya tenido que casar a la fuerza, si es que él no me dejaba tirada como basura luego de conseguir de mí lo que tanto deseaba.
Si dependiera de mí, les impartiría a todas las chicas del colegio las valiosas enseñanzas que ese turbio capítulo en mi historia me enseñó, pero ese tipo de cosas es algo que una debe aprender por sí misma al crecer.
Así que después de entregar los formularios, con mucho gusto explicaré lo que me pasó…
Tenía ya 15 años, la edad en la que tanto chicas como chicos pasan por los "milagrosos y bellos cambios que trae la pubertad" y naturalmente yo no era la excepción a la regla y como a cualquier otra empezó a crecer en mí un gran interés por los miembros del sexo opuesto.
-Podrán ser unos bastos, pero no se puede negar que los jugadores de futbol son del tipo de hombres más varoniles que hay- dijo Cristina soltando un suspiro de… ¡pues de quinceañera!
Hablaba con mis amigas sobre los tipos de hombres que nos gustaban.
-Ay, Cristina. Tú siempre dejas que un par de músculos te quiten el aliento- al decirle esto causé que las demás nos riéramos de ella.
-¿A sí? Entonces dinos el tipo de hombres que te quitan el aliento a ti, Stella. No vas decir que es alguien como Lincoln o los otros tontos con los que siempre te juntas, ¿O sí?- su contraataque bastó para que las risas se detuvieran y las demás me vieran fijamente.
-Bu-bueno, yo… este…- balbuceé no sabiendo que decir en mi defensa.
No me malentiendan, yo apreciaba mucho a Lincoln, Clyde, Liam, Rusty y Zach desde comencé a juntarme con ellos a los 11 años viviendo miles de aventuras locas. Pero digamos que… ninguno de ellos era precisamente de mi gusto, o al menos, no en un interés romántico y solo los veía como mis mejores amigos masculinos, casi como hermanos.
-¿Qué pasa, Stella? ¿Acaso Cristina tiene razón y alguno de esos 5 zopencos te tiene embobada?- inquirió Cookie arqueando una ceja y sonriendo burlonamente.
-No son unos zopencos- contradije algo molesta de que los insultase así -y no. Ninguno de ellos me hace soltar babas como los futbolistas a Cristina. Si quisiera tener a un hombre, desearía que fuese atento, considerado, amable, que escuchara lo que le tuviera que decir, que me comprendiera y respetara mis decisiones y no me intentara obligar hacer algo que no quiero- empecé a divagar al decir las cosas que yo consideraría debe tener el arquetipo del hombre perfecto para mí.
-Wau… ¿Quién hubiera pensado que serías tan exigente, Stella? ¿No quieres también uno que haga los quehaceres de la casa mientras estás en el Spa?- bromeó ahora Jordan.
-Pues yo intento ver más allá de lo físico y no solamente lo superficial como ciertas personitas- hice que Cristina arrugara la nariz molesta ante mi obvia indirecta -¿De qué sirve tener a un hombre de lo más apuesto si es un completo tarado?- quise explicar mi punto.
-Pero es que en serio exiges mucho, Stella. Debes ser algo más realista con tus expectativas- me dijo Paige y tomó de su bebida ignorando la mala mirada que le dirigí.
Aunque pensándolo mejor, ¿Si estaré pidiendo mucho?
Esa pregunta me persiguió durante un tiempo y que tomara consciencia de que en verdad tenía expectativas muy, pero muy altas. ¿En dónde hallaría a un chico con todas las características que mencioné? No es como si la respuesta me fuera a caer de repente del Cielo.
¿O sí? Porque una vez creí ilusamente que la respuesta a mis peticiones llegó y del modo menos esperado…
Creo que fue un mes luego de esa charla con mis amigas. Yo debía buscar en mi casillero unas cosas importantes para la siguiente clase.
-Vaya, vaya. ¿Pero qué tenemos aquí?- me sobresalté cuando me hablaron a mi espalda. Al girarme vi a ese par de grandotes buscapleitos llamados Hawk y Hank que desde chicos siempre les ha gustado molestarme a mí, a mis amigos y demás jóvenes.
-La única hembra en esa manada de pendejos. ¿Qué haces por aquí sola, muñeca? ¿Te cansaste de estar siempre rodeada de puros perdedores?- si esperaban que me riese por cómo se burlaban de Clyde y de los demás, bastante equivocados estaban.
-No tengo tiempo para tonterías- no quise gastar más saliva en lo que ellos fueran a decirme y quise seguir mi camino.
-Un momento, preciosa- pero Hank me tomó bruscamente de la muñeca derecha -luego de clases pensábamos ir a colarnos en el cine para adultos. ¿Qué dices? ¿No quieres unírtenos? Para que veas en lo que algún te convertirás.
Abrí enormemente los ojos al oír semejantes palabras, pero de inmediato fruncí el entrecejo furiosa como pocas veces lo he estado en mi vida hasta ese momento.
-¡QUÍTAME TUS INMUNDAS MANOS DE ENCIMA, IDIOTA!- liberé mi muñeca de un jalón y traté de asestarle una bofetada con mi otra mano, pero su compinche también me la sujetó.
-Mientras más bravas sean ahora, más arrechas serán al crecer- les iba a volver a gritar, pero me taparon la boca apegándome a unos casilleros.
Traté de liberarme, pero ellos eran mucho más fuertes que yo y no me podía liberar de sus inmundas garras y menos gritar para pedir ayuda, sin importar cuánto me agitaba.
-Mira ese lindo cuello. Todo pulcro y limpio, ¿Lo bautizamos, Hank?- Hawk acarició con perversión mi cuello dispuesto a darme un inmundo besucón.
-"¡NI SE LES OCURRE, IMBECILES!"- es lo que traté de expresar, pero no podía articular palabra alguna, solo puros balbuceos inentendibles viendo como uno de esos dos desgraciados acercaba su asquerosa boca a mi piel.
¡¿QUÉ MÁS PODÍA HACER?! ¡¿Rebajarme a llorar como una nenita?! ¡ESO JAMÁS!
-¡OIGAN USTEDES DOS!- pero se detuvieron y miraron en la dirección de la que provino este grito.
-"¿Chandler?"- bastante asombrada quedé de ver como él se nos acercó viendo con ira a este par de infelices.
-¡Quítenles sus inmundas manos de encima!- les exigió con una mirada de furia que no recuerdo haber visto nunca antes de su parte.
-¿Y si no qué? ¿Vas a obligarnos, enano?- Hank se tronó los nudillos dispuesto a molerlo a golpes.
Extrañamente, Chandler no se intimidó de ningún modo y se limitó a sonreír de medio lado.
-Yo no, pero… tal vez mi papá dueño de la empresa en la que el tuyo trabaja tenga mucho que decir si descubre que el hijo de uno de sus miles de empleados me agrede de algún modo. Así que no te extrañes qué de la noche a la mañana, tú y toda tu familia terminan viviendo en la calle.
Tan solo le bastó con decirle esto para hacer que se pusiese pálido como una hoja de papel y quedase tieso como si hubiera sido picado por un insecto venenoso que lo dejo paralizado.
-Hawk… mejor larguémonos. Esta futura gata en celo no vale la pena- tomó del brazo a su cómplice para que me soltara y se retirasen.
Unos completos cobardes es lo que son, porque ante un problema que no pueden resolver a base de fuerza bruta, huyen con el rabo entre las patas.
-¿Estás bien, Stella?- Chandler me vio de arriba abajo, supongo que para corroborar que esos estúpidos no me hayan lastimado.
-Sí, lo estaré- sobé mis muñecas por lo adoloridas que las tenía y también mi cuello -este… muchas… gracias por salvarme, Chandler.
Nunca pensé que algún día debería darle las gracias a él y menos por haber hecho algo bueno por mí. Por lo general era un odioso de primera categoría que se cree un Pan de Dios solo porque sus padres son de un alto estatus económico, presumiendo cada vez que tenía la oportunidad lo "superior" que era al resto de los alumnos; razón por la que mis amigos y yo lo detestábamos y más aún cuando él trataba de molestarnos de alguna manera.
¿Por qué entonces vino a mi rescate?
-¿No quieres ir a decirle a la directora lo que esos idiotas te iban a hacer?- parpadee un par de veces aún más impresionada de que quisiera denunciarlos.
-Eh… no, no. No valen la pena- dije procesando apenas lo que hizo por mí -¿Qué haces por acá?- una parte de mí sentía que era demasiada casualidad que estuviera en el lugar y momento correctos.
-Iba a juntarme con una chica de último grado en la parte trasera de la escuela- bramé porque eso es algo muy propio de su forma de ser -hasta que vi a ese par de idiotas molestándote.
¿Realmente fue capaz de poner sus asuntos personales en segundo plano para venir a mi rescate? Bastante halagada quedé por tal gesto viniendo de su parte.
-Eh… ah… gracias de nuevo, Chandler. En serio… te lo agradezco mucho- rasqué mi brazo derecho algo apenada y desviando la mirada.
Siempre lo vi como el rey de los antipáticos, que al ver que no es tan malo como mis amigos y yo lo retratábamos desde que éramos unos niños, hizo que me sintiese mal por juzgarlo negativamente a todo momento.
-De nada. Bueno, mejor me sigo moviendo antes de que esa chica se desespere y crea que la dejé plantada. Te veo luego, Stella- chequeándome el ojo, se retiró con toda calma y manteniendo las manos metidas en los bolsillos de su pantalón.
Me quedé quiera en mi lugar viéndolo alejarse no sabiendo que más decir o pensar. ¿Realmente me ayudó o es que acaso tiene un gemelo secreto que es mucho más simpático que él?
Esta última suposición no sonaría tan disparatada en realidad.
Más tarde a la hora del almuerzo le conté a mis amigos lo que pasó. También no pudieron creer que Chandler me salvara de las pezuñas de esos dos idiotas, incluso Zach propuso la loca teoría de se volvió un agente en cubierto del gobierno encargado de espiarnos y que por eso vino a mi recate, para ganarse mi confianza y averiguar todo lo que pueda de nosotros.
Una total tontería, pero algo menos demencial que el hecho de que me haya ayudado por el deseo de ayudar y no porque tuviera otros planes entre manos.
Cosa que debí sospechar desde un inicio…
-Oye, Stella- cuando me disponía a dirigirme al auto de mi madre que siempre me recoge cada vez que las clases finalizan, fui tomada por sorpresa nuevamente, pero esta vez por Chandler que se hallaba apoyado en un árbol con la típica pose de "chico cool"
-¿Chandler? ¿Pasa algo?- lo miré confundida porque ahora no estaba metida en algún tipo de problema y no había motivo alguno por el que quisiera hablarme.
-Nada, nada. Solo asegurarme de que ese par de idiotas no te vinieran a molestar a la hora de la salida y ver si seguías bien- enarqué la ceja izquierda volviendo a impresionarme por sus palabras.
¿Por qué? ¿Por qué lo seguía haciendo? ¿Por qué de repente tiene esa actitud tan altruista? ¿Era solo así conmigo o por fin comenzó a madurar y dejar de ser un mocoso estúpido e impertinente?
-Pues… descuida, yo estoy muy bien- no sabía si darle las gracias por tercera vez.
-Me alegra oír eso- cuando se me acercó por algún motivo se rascó la nuca apenado mientras desviaba la mirada -oye… este… esa chica de la que te hablé resulta que se hartó de haberme esperado y se fue no queriendo saber nada de mí. Quería pedirle que viniera conmigo al circo que vino la semana pasada, pero como ya no disponible… me preguntaba si, ¿Querías ir conmigo ahí este sábado?
¡BAH, DEBÍ SUPONER QUE HABÍA GATO ENCERRADO! Tanta cortesía y amabilidad hacia mí debían ser porque quería algo de mi parte.
En otros tiempos le hubiera dado la espalda y exigido que no me molestara… pero no, no le podía dar la patada así como así, no después de lo que hizo por mí.
Estaba en deuda con él, y por si fuera poco, hice que perdiera su "junta" con otra chica; cosa que me hacía sentir un poco mal.
¿Qué le diría entonces? Le diría: "no, gracias. Tengo mejores cosas que hacer que perder el tiempo contigo" o le digo: "¡claro, mi noble y apuesto salvador! Hagamos lo que tú quieras"
Como detestaba estar metida en situaciones moralistas de este tipo, que sin importar la decisión que tome, me podría a llegar a sentir mal; sentido común chocando contra el sentimiento de deuda.
Por lo que para que ambos quedáramos bien parados, y no tuviera algún deje de arrepentimiento más adelante, le dije:
-Claro que sí. Es lo mínimo que puedo hacer por ti después de lo que pasó con ese par de idiotas- lentamente una enorme sonrisa se manifestó en su cara -pero te lo advierto. Intenta hacer una tontería conmigo y vas a llegar siempre tarde a tus reuniones con chicas detrás de la escuela- debía dejarle en claro que a pesar de lo que hizo por mí, no significaba que caería rendida a sus pies ni nada parecido.
-Descuida. Te trataré como una reina, confía en mí- volviéndome a chequear el ojo, se despidió y se fue por su parte chiflando una canción.
-Espero no arrepentirme de esto…- suspiré temiendo que haya dejado entrar al lobo a mi corral.
(…)
Increíblemente, no me fue tan mal como creí, en verdad, sí que me divertí bastante en el circo junto con Chandler. Tanto por las tonterías que hacían los payasos y demás miembros del elenco, como por las cosas que él también hacía y decía.
En otros escenarios me hubiese resultado de lo más repelente como presumía de las cosas que hace y que según él nadie más podía hacer, pero el modo en como las expresaba, daban más risa que cualquier otra cosa.
Nunca pensé alguien como él me lograra sacar risas genuinas, hasta el momento, solo mis amigos habían conseguido hacerme reír tan hilarantemente.
-Ay, Chandler… ¿Quién hubiera pensado que serías tan gracioso?- le dije una vez que estuve ante la puerta de mi casa.
-¿Qué puedo decir? Tengo mis momentos- fanfarroneó haciendo un chasquido con los dedos de ambas manos. Estuve por decirle otra cosa, pero su celular sonó -¿Sí? ¿Qué ya debo volver? Pero papá… está bien, está bien. Ya regreso.
-Lo siento, Stella. Mi papá me dijo que ya debo regresar a casa y siempre se comporta como un ogro cuando me demoro aunque sea por un minuto. ¿No te molesta que me vaya de repente?
Volvió a dejarme sin palabras. Hasta donde sabía, creía que era un hijito de mami y papi que podía hacer lo que quería y que estos no sabían cómo disciplinarlo y por eso era como era. En poco tiempo vi facetas de su personalidad que seguramente nadie más en la secundaria conocía.
-Descuida, Chandler, te entiendo. Muchas gracias por la cita.
-No, gracias a ti por darme el placer de estar junto a una chica tan bella. Hasta la próxima- sin darme tiempo para decirle otra cosa, se retiró a paso veloz.
-"Ya quiero contarle a los chicos sobre esto"- dije para mis adentros riendo al imaginarme las reacciones que tendrían mis amigos.
(…)
-¡No te la puedo creer!- exclamó Rusty una vez que les conté lo sucedido.
-¿Te aseguraste de que no tuviese cámaras ocultas o algo parecido?- preguntó Zach precavido.
-Híjole… ¿Realmente saliste con Chandler y no con otro muy parecido a él?- hablo ahora Liam.
-Sí, yo tampoco lo podía creer. Realmente parecía otra persona. Es como si... como si al fin se diera cuenta de que el mundo no gira en torno a él y pusiera los pies en la Tierra- no supe el por qué me apené al decir esto, tal vez porque mi percepción de él estaba cambiando.
-Pues espero que por su bien sea así. No dejes que una simple cita te haga olvidar todo lo que él ha hecho desde que lo conocemos- me recomendó Lincoln no muy feliz de que hablase así de bien de Chandler.
¿Cómo culparlo? Si desde antes de que yo me hiciera amigo de él y de los otros 4, ya tenían fuertes roses y desacuerdos con Chandler siendo prácticamente enemigos mortales que no se pueden ver ni en pintura. Si contase las veces en las que ambos han expresado abiertamente sus diferencias, nunca terminaría.
-Descuiden. No tienen de que preocuparse. Ni que de la noche a la mañana fuese a caer rendida a sus pies o algo parecido- les afirmé.
-Bueno, solo recuerda que siempre podrás contar con nosotros para lo que sea, y si él trata de hacerte algo inapropiado, no dudes en decírnoslo- me afirmó Clyde tomándome la mano derecha para transmitirme confianza.
Le sonreí por esa acción. Siempre tan considerado, pendiente del bienestar de los más cercanos a él y que no hicieran algo que los pusiera en alguna clase de peligro, pensando 2 veces las cosas antes de tomar alguna decisión y siendo la voz de la razón ante situaciones moralmente complicadas.
¿Cómo es que en esos momentos no me daba cuenta de que él tenía algunas de las cualidades que yo más valoraba de un hombre? ¡Ah claro! Era porque en esos tiempos todavía seguía perdidamente enamorado de Lori, la hermana mayor de Lincoln, y tanto yo como los demás dábamos por hecho que solo tendría ojos para ella y para nadie más.
Retomando mi asunto con Chandler, parecía que nada más iba a ocurrir entre ambos, pero al ver más facetas de su forma de ser junto con genuinas muestras de amabilidad, me resultó… ¿Qué palabra usar para no decir "atrayente"? Me comenzó a resultar más "interesante" y en mi interior se formaba una gran curiosidad por ver más de su genuina manera de ser y cada vez que me pedía ir a algún lado, más fácilmente accedía sin poner mucha objeción o excusa.
Llegando incluso aceptar hacer cosas que se suponía no debía hacer expandiendo mis horizontes…
-¿Ir a esa fiesta de disfraces que organizó Carol Pingrey para Halloween? No sé… ¿No somos demasiado jóvenes para ir a ese tipo de fiestas?- dije cuando me invitó a ir.
-Descuida, no hay nada de qué preocuparse. Si lo que te molesta es que ahí hallan patanes con más alcohol que sangre en las venas, entonces solo debemos mantener la distancia y problema resuelto- insistió él sonriendo con toda seguridad.
Aunque por dentro seguía indecisa por lo incorrecto que eso era, ese gesto y el modo en cómo se ha comportado últimamente me dieron la confianza suficiente para acceder.
Decidí ir disfrazada de Gamora, de los Guardianes de la Galaxia. Al estar pintada de verde y poseer una altura superior a la de cualquier otra quinceañera pude pasar de ser percibida en la fiesta, y curiosamente, él se disfrazó de Star Lord no siendo reconocido por los demás gracias a su máscara.
Las hermanas mayores de Lincoln también asistieron y creo que él, disfrazado de Spiderman, asistió con Clyde que se vistió de Falcon y lo último que vi de su parte fue que se encerró en un cuarto a solas con una chica disfrazada de ninja y no vi que hayan salido, por lo que supuse tuvo "una buena cosecha"
Como lo prometió, Chandler me mantuvo lejos de los chicos mayores que se ahogaban en alcohol y pudimos bailar al compás de la potente música del lugar. Admitía que me estaba divirtiendo como nunca lo había hecho hasta ese instante, sintiendo que no tenía barreras o limitación alguna y que casi podía volar en cualquier momento hasta las nubes.
No lo negaré, este tipo de cosas que viví a su lado hicieron que de a poco empezara a desarrollar fuertes emociones hacia él. Aún recuerdo la charla que tuve con mis amigos sobre no bajar la guardia, pero es que en serio él casi era como uno de esos gallardos príncipes de las películas de Disney cuya mayor felicidad era la propia felicidad de sus princesas por las que estén dispuestos a ir hasta el fin del mundo.
Pero lo que hizo para que mi corazón terminase por derretirse por él, fue un gesto de lo más noble no dirigido a mí, sino a quién se suponía debía ser su más acérrimo enemigo…
-Discúlpame un momento, Chandler- le pedí que dejara de contarme otra de sus divertidas anécdotas porque mi celular estaba sonando y vi que se trataba del único pelinegro de mi grupo de amigos -hola, Clyde. ¿Cómo estás?
-"Yo muy bien, Stella"- extraño me pareció el tono decaído con el que me habló -"escucha, Stella…algo muy grave le pasó a la familia de Lincoln"- abrí enormemente los ojos al escuchar esto.
-¿Stella?- Chandler se preocupó por el repentino cambio en mi expresión.
-¿Le pasó algo a Lincoln?- el corazón comenzó a latirme con fuerza al temer lo peor.
-"No, no. Él está bien"- suspiré aliviada -"el… el problema es que… es que su abuelo murió de un infarto y… bueno, creo que ya debes imaginar lo mal que está ahora mismo"
-¿Qué su abuelo murió? Oh no…- bastante mal me puse al pensar lo mucho que él y su familia deben estar ahora mismo.
-"Así es. Los demás chicos y yo pensábamos en ir al funeral a apoyarlo y te llamé para preguntarte si también podías asistir"
-Claro que iré. Él necesita de todo el apoyo posible- luego de unos minutos más de charla, colgué expulsando un gemido de pesar.
-¿Le pasó algo a Larry?- preguntó Chandler usando ese apodo con el que siempre llama a Lincoln.
-Lincoln- corregí molesta de que le dijera así -es que… su abuelo acaba de morir- corrí hacia atrás un mechón de pelo negro que cayó sobre mi ojo derecho.
-¿Qué murió el abuelo de Larry?- él arqueó una ceja con gran asombro -cielos…- desvió la mirada rascándose la parte trasera del cuello, parecía realmente sentirse mal por lo que le pasó.
Eso me lo corroboró porque cuando fuimos al funeral del Señor Albert, hizo algo que mis amigos y yo jamás esperamos de parte suya.
-Oye Lar… Lincoln- se le aproximó después de que recibiese el Sentido Pésame por parte de los muchachos que lo vieron confundidos por su presencia en ese lugar -yo… quería decirte que lamento mucho lo que le pasó a tu abuelo. En verdad lo siento, no me imagino lo difícil que es perder a alguien a quién querías mucho.
Todos nos vimos impresionados por tal declaración. Jamás esperamos tal gesto de su parte e incluso creímos que solo haría alguna de sus muy pesadas jugarretas, pero se vio tan sincero al momento de decir esas palabras, que no nos cupo dudas de que en verdad se sintió mal por Lincoln.
Y si alguien es capaz de sentir compasión y lástima por una persona a quién siempre vio como uno de sus peores enemigos, es porque realmente en el fondo es un ser de noble corazón.
-Este… gra-gracias, Chandler- fue lo único que mi único amigo de pelo blanco pudo decirle luego de pasarse una mano por los ojos para secarse las lágrimas.
Tal gesto tan increíblemente amable de su parte terminó por hacerme creer que él era el genuino hombre de mis sueños porque demostró tener todas las cualidades que yo más atesoraba de uno, incluso más.
Por lo que no dudé en decirle SÍ cuando tiempos después, al tener ya 16 años, me pidió ser su novia oficial…
-Bien por ti, Stella. Tú sí que sabes escogerlos- fue como me felicitó Jordan cuando les conté a mis amigas que ahora era su pareja.
-¿Qué pasó con eso que nos dijiste esa vez sobre: quiero que el hombre de mis sueños sea atento, considerado, me sepa escuchar y demás cursilerías?- Cristina no se contuvo en reprocharme eso.
-Es que ustedes no lo conocen tan bien como yo. Si supiesen la clase de persona que en verdad es, arderían de la envidia- no iba a permitir que comenzaran a hablar mal de Chandler.
-Me pregunto cómo reaccionaron Lincoln y tus demás amigos cuando se los dijiste- Cookie empezó a reír al imaginarse eso.
-Pues un poco más exagerados que ustedes, eso se los puedo asegurar- también carcajeé al recordar las expresiones que ellos 5 pusieron cuando se los dije; fueron medio "pintorescas"
Todo parecía ir como viento en popa. Ya tenía a mi lado al que creí era el indicado para mí, aquel hombre que me respetara como persona y me aceptara tal y como soy nunca forzándome a hacer algo que no quisiera hacer y con el que incluso algún día podría formar mi propia familia.
Hasta que el gato salió de la bolsa y toda la fachada se vino abajo…
Luego de superar un difícil examen que definiría si pasábamos o no al último grado de secundaria, era hora de celebrar a lo grande dentro de una pizzería a la que asistimos todos. Chandler y yo después de participar en varios de los juegos tontos que se llevaron a cabo, decidimos divertirnos por nuestra parte yendo a un miradero de autos dentro de uno que su papá le regaló como premio por lograr pasar el año.
-Haberme partido la cabeza estudiando estas últimas semanas valió la pena, ¿Verdad, Stella?- presumió su bello obsequio equipado con todos los lujos y comodidades que podían caberle a una camioneta 4x4.
-Claro que sí- muy a gusto me hallaba tanto dentro de este "elegante carruaje" como en compañía suya -espero que sigamos así el año que viene y cuándo también vayamos a la universidad.
-Stella, te aseguro que a dónde tú vayas yo estaré contigo siempre- no podía evitar formar corazoncitos con mis ojos cada vez que él me dedicaba palabras tan lindas como esas.
-Chandler…- tomé su mano derecha no teniendo modo de disimular lo enternecida que quedé.
-Stella…- me tomó la otra mano.
Las palabras sobraban e instintivamente acercamos nuestros rostros para darnos un beso. Ya nos habíamos dado varios besos antes, pero ese era uno especial, cargado de grandes emociones y sentimientos que desde hace mucho queríamos expresarlos y que ya no podía contener por más tiempo.
Pero él quería llevar las cosas a niveles muchos más altos.
No me di cuenta cuando él se subió encima de mí posicionándose entre mis piernas para que nos acariciásemos sin reserva alguna recorriendo cada rincón del cuerpo del otro con nuestras manos que quemaban como sopletes y sin dejar de besarnos con pasión.
Tanto me dejaba dominar por la lujuria, que no opuse resistencia alguna cuando él me comenzó a quitar la blusa y después el sostén pera acariciarme los pechos primero con suavidad y luego con más fuerza sacándome un fuerte gemido de gozo.
Pero cuando metió un mano por debajo de mi falta para sobarme mi zona íntima, reaccioné y abrí los ojos de par en par.
Esto no era correcto… ¡No podía hacer esto! Aunque estuviera más que dispuesta a entregármele así a quién consideraba el amor de mi vida, no lo podía hacer, al menos, no en ese momento cuando aún era estudiante de 16 años, una menor de edad, y en el peor de los casos, podría quedar embarazada arruinando mi futuro.
-No, Chandler, espera…- quise apartarlo al tomarlo de los hombros -no… no puedo hacer esto.
-Claro que sí, Stella. Solo déjate llevar…- hizo caso omiso a mi petición y trató de quitarme ahora los pantys mientras me lamía el cuello.
-Chandler, no. No puedo hacerlo- intente quitármelo de encima, pero él solo se apegó bruscamente a mi cuerpo aprisionándome contra el asiento.
-No, no puedo hacerlo, Chandler- por más fuerza que yo ejercía para apartarlo, él se volvía más tosco al aplicar sus caricias que ya dejaron de serme de lo más satisfactorias
Llegando al punto de que iniciamos a forcejear. Le imploraba que se detuviera, pero continuaba insistiendo sin entender razones ya ni siquiera tratando de convencerme de palabras a que accediera, sino que intentaba tomarme por la fuerza actuando como un animal en celo.
Cuando me comenzó a acariciar con enorme bastedad mi retaguardia, se pasó de la raya.
-¡QUE ME DEJES, CHANDLER!- muy furiosa, le asesté una bofetada tan fuerte que me lo quité de encima devolviéndolo al asiento del conductor.
-¡¿PERO QUÉ TE PASA, STELLA?!- tuvo el descaro de quejarse y se sobó su cachete izquierdo.
-¡ESO TE IBA A PREGUNTAR! Te pedí de mil formas que no quiero hacer esto, ¡Y TÚ INSISTÍAS!- comencé a acomodarme la ropa.
-¡ARRGG!- ofuscado, golpeó el volante -increíble que después de todo lo que hemos pasado, de todo lo que yo he hecho por ti, ¡Me pagues de esta manera!
¿Es que acaso él esperaba que a modo de retribución por las cosas que me ha otorgado desde que comenzamos salir yo lo complaciera sexualmente sin objeción alguna? ¡ESO NO ES LO QUE HARÍA ALGUIEN QUE EN VERDAD DICE AMAR A OTRA PERSONA!
-Pues entonces lo lamento mucho, Chandler. ¡Pero no puedes obligarme a hacer algo que realmente no quiero hacer! Y mucho menos algo que podría cambiar radicalmente mi futuro.
La expresión que puso ante mi explicación no fue ni de arrepentimiento o reflexión como hubiera esperado de su parte, sino de enorme fastidio, enojo y desmedida frustración.
-De haber sabido que saldrías así de puritana al crecer, mejor le hubiera pedido a Hank y Hawk que molestaran a Jordan en esa ocasión. Ella si sabría cómo recompensarme luego de…- tan molesto estuvo que no se percató de lo que me decía hasta que fue muy tarde y cerró abruptamente la boca al notar mi expresión.
¿Oí bien? ¿Qué él le había pedido a ese par de imbéciles que me acosaran en esa ocasión? ¿Para así quedar bien ante mí, siendo mi salvador?
Ahora lo entiendo… ¡LO ENTENDÍ TODO! Me di cuenta en ese instante de cuáles eran sus verdaderas intenciones conmigo y lo que yo era para él. Todos esos bellos momentos que viví a su lado y que tanto significaron para mí solo fueron para enamorarme, no, ¡Para engatusarme y yo cayese totalmente rendida a sus pies como el máximo trofeo a conseguir!
¡Y CAÍ COMO UNA COMPLETA IMBÉCIL!
-Tú…- temblé de la ira soltando amargas lágrimas.
-¡No, no, no! ¡No es lo que tú crees, Stella! Lo-lo que quise decir es que…- ese jodido estúpido tuvo el descaro de tratar de explicarse.
-¡MALDITO IDIOTA!- le cacheteé ahora la mejilla derecha -¡NO QUIERO QUE ME VUELVAS A HABLAR NUNCA MÁS EN TU VIDA!- tomé mis cosas para irme.
-¡NO, STELLA, ESPERA…!- sujetó mi muñeca, pero me liberé de un jalón -¡Está bien, vete! Ni siquiera sé por qué me tomé tantas molestias en esforzarme por hacer que terminaras completamente enamorada de mí cuándo me resulta mucho más fácil y económico contratar a cualquier otra ramera de calle para que cumpla mis caprichos sin poner tantos problemas.
Esas palabras finales de su parte fueron el último clavo del ataúd que contenía el fuerte apreció que le tuve por un año entero y me fui corriendo en la oscuridad de la noche con el corazón totalmente destrozado.
Lo peor era que seguramente en otras escuelas muchas chicas pasaron por eso mismo y no se dieron cuenta de las verdaderas intenciones de sus "príncipes encantadores" hasta que fue demasiado tarde e incluso se volverían el hazmerreír de entre sus compañeros que la atormentarían de todas las formas posibles.
Pero a diferencia de la mayoría, yo si contaba con genuinos amigos varones que no se iban a quedar cruzados de brazos una vez que la verdad salió a la luz…
-¡TÚ, MALDITO HIJO DE PUTA!- gritó un encolerizado Lincoln para tirársele encima a Chandler y molerse a golpes mutuamente mientras rodaban por el piso de la escuela.
-¡TE ADVERTIRMOS QUE SI LASTIMABAS A STELLA TE IBAS A ARREPENTIR!- Liam lo tomó del cuello lo azotó de cara contra unos casilleros.
Ellos dos junto con Rusty y Zach se encargaban de darle su bien merecida paliza y a sus compinches que intentaban defenderlo. Clyde mientras tanto se encargaba de consolarme, Jordan y mis otras amigas comenzaron a abuchearlo deseándole lo peor motivando a los demás alumnos para que también lo repudiasen al exponerlo, como la inmunda rata de alcantarilla que es.
Luego de eso, los tres pelirrojos y al albino que pelearon por mi honor fueron llamados a la oficina de la directora para recibir un duro castigo y mis amigas, por petición mía, fueron a apoyarlos para que no les dieran una dura reprimenda quedando solamente Clyde a mi lado aun tratando de reconfortarme.
-¿Ya estás mejor, Stella?- preguntó luego de que tomase del café que me compró.
-No… no lo estoy, Clyde. Yo… realmente lo amaba, creí que él en serio me quería y estaba dispuesta a seguir con lo nuestro aún luego de la secundaria… y solo me engañó para un acostón, como un premio en la línea de meta luego de una larga y difícil carrera- yo era incapaz de contener mis lágrimas.
-Es un desalmado… te engañó a ti y al resto de nosotros haciéndonos creer que estaba cambiando para bien cuando en verdad estaba empeorando al llegar a tales extremos. Sin dudas fue un lobo disfrazado de oveja…- frunció el ceño claramente furioso.
Había que admitir que a pesar de tener también unas fuertes ganas de partirle la cara a Chandler como lo hicieron los otros, tenía la suficiente paciencia y templanza para saber cómo controlarse y no llegar a esos niveles barbáricos.
-No sé qué voy hacer ahora… no creo que… que pueda volver a amar a otro hombre luego de lo que él me hizo- dejé que unas de mis lágrimas cayeran sobre el café.
-No digas eso, Stella- como lo hizo en esa ocasión, me tomó la mano para transferirme confianza -tienes todavía mucha vida por delante y estoy totalmente seguro que hallarás a un hombre que realmente te ame como te lo mereces sin tener intenciones ocultas. También recuerda que tienes a Lincoln, a mí y a los muchachos para apoyarte en lo que necesites; nunca lo olvides.
-Sí… muchas gracias, Clyde- sus palabras reconfortantes tuvieron el suficiente poder para hacerme sonreír genuinamente.
Gracias a él fue que recuperé mi Fe tanto en los hombres como en el resto del mundo.
Fue con gestos de ese estilo los que lograron que poco a poco la fatal herida que Chandler dejó en mi alma se curase y que mi corazón empezara latir nuevamente, solo que ahora, por él.
Ya sé, ya sé. Sé perfectamente que el hecho de que me haya enamorado del hombre que más pendiente estuvo de mi recuperación emocional apoyándome en diversas ocasiones puede sonar muy trillado y cliché, pero es la verdad, porque como dije antes, él siempre poseyó los requisitos que más me apreciaba y solo cuándo recibía ese tipo de tratos de su parte fue que lo noté.
Cuando la mayor de las hermanas de Lincoln contrajo matrimonio (En dónde él casi suelta la infame frase de: ¡Yo me opongo! Llorando a caudales) quise devolverle el favor y ser su apoyo moral para que sus ánimos no se hundieran consiguiendo de a poco que también desarrollase sentimientos por mí.
Aun cuando algunos de mis métodos para alegrarlo no fueron de lo más "efectivos" por no decir de lo más infructíferos…
-Toma, Clyde. Unos tamales que yo misma hice- cuando teníamos ya 17 años, seguía bastante mal después de la boda de Lori, así que decidí prepararle una sabrosa comida oriunda de mi tierra origen en las filipinas para alzarle los ánimos.
O al menos, se suponía que debía ser deliciosa.
-Oh… muchas gracias, Stella- con todo gusto los tomó para comérselos -están… bien… ricos- quedé confundida por su expresión, porque con cada mordida que daba, era como si masticase vidrio -sí… muy… sa-sabrosos…- estaba poniéndose verde.
-¿Clyde?- puse una mano en su espalda.
-Yo… eh… ¡DISCÚLPAME UN MOMENTO!- se llevó ambas manos a la boca una vez que sus mejillas se hincharon y corrió al baño.
-¿Qué pasó? ¿No le gustó lo que le preparé?- bastante triste me sentí por eso, hasta que le di una mordida a uno de los tamales y comprendí lo que realmente pasó -oh Dios…- con enorme dificultad lo pude tragar apenas controlándome para no ir casi volando al baño también.
Y aun pese a lo enfermo que quedó por culpa de eso, jamás se quejó o me reclamó, como lo haría un verdadero caballero, también poseyendo otras cualidades que me eran de los más cautivantes siempre siendo sincero y nunca teniendo ocultas intenciones conmigo.
Lo que nos trae a nuestra actual situación. Felizmente casados desde los 20 años (Gracias a cierto desliz que no voy a mencionar) él siendo el director de la escuela en la que nos conocimos, yo su secretaria y con un hijo que ya casi es todo un hombre adulto al que bautizamos Gerald en honor a mi padre.
Hubieran visto como los dos papás de él se pusieron en nuestra boda… en serio expulsaban cataratas de sus ojos al ver como su hijito daba tal paso importante en su vida. ¿Será que Clyde actuará así cuándo el nuestro también de ese paso reafirmando lo que dije sobre que aplicamos sin darnos cuenta aquello que nuestras figuras paternas nos enseñan o heredan?
Y hablando de nuestro hijo, en caso de que no lo hayan notado, Gerald pues… digamos que tiene gustos no muy convencionales desde el punto de vista de muchas personas y qué por enormes giros del destino, están dirigidos hacia el hijo mayor de mi viejo amigo Lincoln, curiosamente, teniendo el nombre Larry siendo amigos desde que eran unos niños chiquitos.
No es algo que me moleste en verdad ni mucho menos, es solo que… me cierta pena. Dudo que Larry le corresponda si algún día llega a confesársele, y tomando en cuenta que puede llegar a ser tan sensible como Clyde lo fue a su edad, necesitará de una tonelada de pañuelos para sus lágrimas iguales a las que requirió mi marido durante la boda de Lori (no exagero, fue literal)
Parece que Clyde no se ha dado cuenta de sus preferencias, solo yo gracias a mis casi infalibles instintos maternales. Solo espero que cuando el momento de la verdad llegue, tanto él como yo sepamos como aconsejarlo si ocurre el peor de los casos.
-… y listo, este fue el último examen- suspiró mi marido una vez que terminó de revisar las evaluaciones y se quitó las gafas para frotarse los ojos.
Siempre tan trabajador, nunca deteniéndose hasta terminar su deber aún por más que este le haga sudar… una idea vino a mi mente para hacerle sentir mejor.
-Clyde…- susurré sensualmente luego de ponerle seguro a la puerta de su oficina -Gerald dijo que iba a salir con Larry más tarde, eso significa que tendremos toda la casa sola para nosotros dos, así que…- propuse sentándome en su regazo y acariciándole el cabello.
-Stella…- por un instante se apenó, pero me devolvió la sonrisa coqueta al abrazarme una cintura -nada mejor que eso luego de un duro día de trabajo, ¿No?
Sin más que decir, nos besamos con pasión encendiendo motores para expresar nuestro amor una vez que lleguemos a nuestro hogar, en donde espero estar por siempre, tanto aquí como en la siguiente vida, al lado de…
MI HOMBRE IDEAL…
Primer y único capítulo de esta historia completado el 05/07/2021.
Y esto fue todo por el día de hoy, señoras y señores. Espero que les gustase este fic sobre Stella, el desgraciado de Chandler y el torpe bobalicón de Clyde.
Que duro debe ser para cualquier chica ver que el chico que tanto ama en realidad solo quiso enamorarla para darse un revolcón y nada más. ¿Cuántas jovencitas no han pasado por algo así?
Al menos Stella supo decirle NO en el momento correcto al imbécil de Chandler antes de que ocurriese algo grave, y como ella dice, no todas tienen su misma suerte y terminan haciendo algo de lo que se arrepentirán más adelante.
Un importante mensaje que desde hace mucho he querido mostrar.
En cuanto a la parte en la que se enamora del cuatro ojos… sí, fue medio trillado y no le di la profundidad que se merecía, pero es que si lo hacía este One-Shot me habría salido más grande y no quería buscarle la quinta pata al gato.
Si se lo preguntan, sí. Esta historia es parte de mi pequeño universo conformado por mi primer fic de la serie "La Siguiente Generación" del cuál ya le he hecho Spin Off enfocados en las chicas Loud (Lynn, Lola, Lana, Lisa y Lucy) y en los amigos de Lincoln (Rusty, Liam y este de Stella) por lo que solo me faltarían las otras 5 chicas Loud y los demás miembros de la Formación Serpiente.
Así que ya saben, cuando pueda haré historia de ellos-as, y una última cosa, dentro de poco haré una historia especial, ¿De qué será? Cuando la termine se los haré saber claro está ;D
