Con esto one, cerramos esta secuencia también. Es obvia secuela directa de Panti-monium III

NOTA: Esto está narrado en versos, como al estilo de los cuentos del Grinch.

Esto es:

Panti-monium

- Final -


Lynn Jr. llegó a su casa acalorada. Venía de una larga jornada en donde se sentía tremendamente ruborizada. Su corazón golpeteaba.

"No miento, tu hueles muy bien, Lynn" "Muy bien…" … "Muy bien…"… "Muy bien…"… "Muy bien…"

Y al recordar la dulce escena, la cara le ardía. ¡De Clyde si era grande su osadía! Y la castaña con pena se retorcía.

Desde la sala, Lori le veía.

-¿Estás bien?- Preguntó la rubia.

-Si.- Respondió Lynn, sonriente.

De pronto de la cocina, Rita Loud apareció. Llevaba un cesto lleno de ropa y a Lynn se dirigió.

-Hola, Lynn, que bueno que llegas. Necesito que saques la basura, esta semana es la tuya.-

-¡Oh! es verdad, en este momento la sacó, madre querida.-

-Vaya que estas de buen humor. Rara vez respondes sin un gruñido a esa labor.-

-Ha sido un día lindo.- Dijo la castaña caminando hacía las bolsas de basura.

-Qué bueno, aprovecharé entonces.- Dijo su madre.- Para comentarte sobre tu suspensorio.-

Y el susto de Lynn fue notorio.

-¿Que tiene mi suspensorio?- Dijo con la bolsa de basura a cuestas.

-Bueno, por si no lo notaste, lo lavé el martes que de jugar soccer llegaste. Lo metí con la ropa de Leni y Lori que en ese momento lavaba. Estaba muy mugroso, todo se le notaba.-

Y el corazón de la Loud se comprimió de pronto cual archivo Zip. La bolsa de basura resbaló de su espalda.

-¿Estás diciendo, que mi suspensorio limpio estaba?- El ojo izquierdo, Lynn, sintió le rebotaba.

-Estaba muy percudido, corazón, ibas a agarrar una infección.-

-Entonces…estaba limpio y…y todo fue mentira…el aroma de Leni o Lori, es al que él aspira…-

-¿De qué hablas, Lynn?- Preguntó su madre.

-Yo…de..ya de nada…-

Y con la cabeza baja, Lynn Loud salió y la basura colocó debajo del árbol, donde el camión pasaba. Con tristeza pensó si a ella ese camión igual se la llevaría. Pues su olor, nada de especial tenía.

La mañana era fresca, y la camada corría apresurada. A la escuela había que llegar, el día apenas comenzaba.

Sin embargo, Lynn Jr., no compartía alegría. Con su mochila en la espalda, sentía que algo le dolía.

-De haber sabido que acabaría así, mejor, ni hubiera hecho nada.- Pateó una piedra, enojada.

Le dolía más que otra cosa, el haber creído que, de alguna manera, ella olía lindo, y ver la cara de un chico de su aroma embelesado; pero ahora que sabía que todo era forzado, sentía, sinceramente, el corazón decepcionado.

Por tanto, con tristeza y frustración, esperó al McBride en el pasillo, el cual, de lejos la vio, y sin vacilo, a ella se dirigió.

Quedaron nuevamente frente a frente, que ya esos encuentros eran frecuentes. Clyde notó de su amiga la cara, y de inmediato, se preocupó.

-¿Pasa algo, Lynn Jr.?-

Aquella solo la nariz frunció.

-Supongo que quieres esto.- Dijo Clyde apresurado, y en una bolsita plástica, la prenda le mostró.

-La guardé aquí, no por que huela mal, sino porque no te gusta que lo agarre del centro, además es algo delicado, debe estar resguardado.-

Lynn extendió la mano lentamente y la prenda tomó, la miró un momento y en su bolsillo colocó.

-¿Te parece que olía lindo?- Preguntó sin muchas ganas.-Claro que olía lindo.-Sola se contestó.- ¿Sabes por qué te gustó tanto, McBride?-

El chico nuevamente, no sabía que pasaba, pero sus experiencias pasadas, ya maña le habían dado.

-Porque es verdad, hueles rico.-

-Y sí. Pero porque está lavado con el shampoo de mis hermanas.-

-Yo supuse que estaba lavado.-

-¿Y por qué no me dijiste? Yo estaba de mensa pensando que me oliste. -

-¡Es que sí te olí! Cuando en el callejón me emboscaste y rudamente me trataste, te pegaste a mi varias veces. Pudo sentir el aroma de tus piernas, de tus brazos, de tus hombros y tu cuello. Luego me pusiste el suspensorio, e inhale de entre tus dedos. Allí se impregno de tu sudor. Todo ese aroma, la verdad, me impactó.-

Y el color a la niña Loud, de golpe se le subió.

Las orejas le ardían, vapor en la cabeza sentía, del cuello se sofocaba ¡los ojos le quemaban!

-¡Eres un idiota!- Le gritó sin miramiento, y un tremendo golpe le estampó en el cuerpo.

Clyde pegaba de brincos tallándose con fuerza el brazo.

-¡Aprende a aceptar un cumplido sin dejarme herido! ¡Carajo!-

La castaña no le prestó atención. Solo se le acercó y del cuello de la camiseta lo pescó.

-¿Es verdad lo que dices?-Le dijo cara a cara, la distancia entre ambos era sumamente escaza.

-Ya te dije que sí, ¿qué más quieres de mí?-

Lynn Jr. estaba toda roja, sus pecas parecían puntitos de ceniza, sobre esa plancha ardiente de su cara.

Levantó el rostro y expuso el delgado cuello. Clyde sintió que se le paraba ello (el corazón, mal pensados).

-Hu-huéleme y-y di-dime si te agrada…quiero dar esta charla por terminada…-

Y McBride, tembloroso, acercó su nariz a dos centímetros de la joven piel, inhaló una vez, inhaló dos veces.

Sintió ese rico olor a pasas y nueces.

-Sinceramente. - Le dijo.- Hueles a jabón. Me gusta más tu aroma cuando es por las tardes, cuando ya has mandado un jonrón. Como ese día a la salida, cuando me emboscaste.-

-De-de-de…¡explícate McBride!-

Y el chico le soltó de planta:

-¡Es tu sudor, el que me encanta!-

Y como un eco el grito reverberó por los pasillos. Sonaron campanas, redobles, se abrieron los pestillos.

Clyde abrió los ojos poco a poco, "estaré en el hospital, si no me equivoco"

De su vista borrosa, de frente vio, una Lynn Jr., que le sonrió.

"Eres un idiota" Le dijo suavemente y con perlitas en los ojos, de su pecho revolucionado, no pudo resistir más. La joven Loud Lynn Jr, pequeña linda tomboy, le volvió a pegar al nigga, que suerte que tenía hoy.

Pero no fue un puñetazo, ni patada, ni agresión. Lo que le pegó fue un dulce beso, nacido del corazón.

Y ahora cada partido, de beisbol, soccer o básquet, el porrista más a la vista, es el pequeño fetichista.

Que lo primero que hace, es abrazar a su deportista, gane o pierda la felicita, mientras Lynn solo sonríe; pues ella sabe ahora, que fue gracias a su sudor, que dejo de ser la única que no conocía el amor.


Sinceramente, me encantó. Lo disfruté mucho.

Saludos a todos y espero que este final, haya sido de su agrado.

*Una reverencia de sombrero*

Lobo Hibiky