Y continué esto que creo ya no soltaré hasta que lo termine.
La Chica del Parque
- Amor y Culpa -
-Así es como te llamas, ¿no?, Lincoln.-
El chico escudriñaba los verdes ojos de su acompañante. -Si, es solo que...me sonaste vagamente...familiar.-
-Me imagino que si.-
-¿Cómo supiste mi nombre?-
-Lo escuché de uno de tus amigos.-
El chico la vio un momento, luego sacudió la cabeza, -bueno, no importa. Lo que importa más bien es, eso que...dijiste...eso...bueno...eso...es verdad. Me gustas mucho.- Y sonrió con nostalgia.
La chica bajó la mirada, dobló los guantes de seda y los metió en la cajita. Suspiró.
-Tu estás enamorado de un vestido. De un perfume. De maquillaje. Realmente no me conoces, Lincoln. Si tu supieras quien soy, creo que incluso me detestarías.-
-¿Qué te detestaría? ¿Yo?-
-Si. Mira, yo no soy una dama como tu crees. Hago mucho deporte, sudo, me dejo las calcetas sucias. Así soy, este atuendo solo me lo pongo para venir al parque en realidad.
-Entiendo eso, pero, no soy un ingenuo; sé que no siempre vestirás así, y era obvio que haces deporte por como detuviste el balón el otro día. Además de que lo hubiera detenido yo mismo de no ser porque tenía los ojos puestos en ti.
Ella sonrió. -No desaprovechas oportunidad. ¿Cómo es que no tienes novia?
Lincoln perdió la sonrisa, -no lo sé. Todas terminan siendo mis amigas. Buenas amigas; incluso tú, toda esta charla que me estas dando es por que me vas a rechazar, ¿o me equivoco?
Lynn Jr. realmente se sentía mal. En un desafortunado evento al azar, terminó siendo uno de los desamores de su hermano. Él estaba allí, viéndole ya con la mirada afectada, esperando las palabras finales.
-Yo no voy a quedarme mucho tiempo, Lincoln. Me voy a ir de la ciudad pronto, así que nada de esto tiene caso.
-Y yo podría discutirte eso. Podría decirte que el tiempo que te quedes me gustaría conocerte, que igual están las redes sociales, y las apps, pero no creo que cambies de opinión.
-Lincoln, mira...-
El chico se puso de pie, se limpió un par de traicioneras lagrimas que aún no caían, y dijo con pesar -yo...solo quiere decirte que me gustas mucho realmente. Que si considero estar...enamorado de ti. Por lo menos tuve la oportunidad de hablar contigo un poco más.
Lincoln dio la vuelta y procedió a retirarse. De lejos sus amigos no perdían contacto.
-¡Huy! Se me hace que lo batearon.- Dijo Liam. -Pobre.-
-Parece que si.- Secundó Stella. -Se ve triste.
-Esa fue una ganancia fácil.- Expresó Rusty cobrándole a Liam.
-Esperen, ¡la chica se ha puesto de pie!-
-¡¿QUE?!- Exclamaron juntos.
De vuelta en aquella banca cercana a la zona mas densa de árboles del parque, Lincoln se había detenido por petición de la chica.
-Mira, niño...si quieres podemos platicar las veces que venga. No van a ser muchas por que me estoy por ir como ya te había dicho. Y es un hecho, no una excusa, de verdad. De verdad no hay nada malo contigo.
Lincoln la vio, el viento movía un poco su vestido de holanes.
-¿De verdad no te importa?
-En lo absoluto.- Y le sonrió.
De lejos, los chicos vieron como aquella pareja, después de intercambiar unas palabras, se dirigieron al puesto de helados.
-Vaya, parece que lo logró.- Dijo Clyde.
-Dinero fácil.- Dijo Liam cobrándole a Rusty quien refunfuñaba.
-Bueno, por lo menos ya va a quitar la cara de muerto que traía.- Aseguró Stella. Se le podía notar un dejo de acidez en el tono.
Los chicos regresaron de comprar el helado y se sentaron en la banca.
-¿Tienes 10 hermanas? ¡WooW!, yo soy hija única.- Mintió Lynn comiendo su dulce calmadamente y marcando un poco más sus suaves movimientos.
-Bueno, y a todo esto, ¿Cómo te llamas?-
Si, Lynn, ¿Cómo te llamas?
La mente de la chica se volvió un remolino, todo había salido mal. Podía haber roto el corazón de su hermano, pero lo que no soportó fue que él se sintiera un fracasado. Lincoln no se merecía eso y ella le daría algo de compañía unos días. Además de esa forma, podría seguir llegando al parque con su vestido sin problemas.
Pero no había pensado en un nombre.
-¿Hola?- Preguntó Lincoln a ver pasmada a su acompañante.
-Me llamó...Va-Valentina Rossi- Y rezó para que Lincoln no recordara los nombres de los dos últimos campeones goleadores de la Liga de soccer MLS.
-¡Pero que mierda hice!- Pensaba Lynn mientras caminaba de un punto a otro del área de duchas. -Debí dejar que se fuera y ahora lo voy a ver todas las tardes. Genial Lynn, eres un genio.- expresó tirando de sus cabellos- ¿Por qué todo tenía que acabar así, maldición?-
Simplemente no había podido dejar ir a su hermano así de afectado. Lo conocía y sabía que el ser rechazado de esa forma no solo le traería unos días de malestar. Lincoln se iba a culpar a si mismo ya que esta sería la tercera vez, y temía que le afectara en su autoestima. Y ella sería parcialmente culpable. En dos segundos decidió que no podría vivir con eso.
Ahora el plan era pasar algunas tardes agradables y luego...
-Luego que, Lynn. ¿Colgaremos el vestido?-
Suspiró.
Todo se había complicado.
-Ni su número, ni redes sociales; simplemente me dijo que ella era una chica que no usaba muchos medios.
-Es curioso, digamos que ya no es por gusto si no porque es necesario, ¿cómo dices que se llama?
-Valentina Rossi.
-No, ni rastro de alguien con ese nombre en Facebook, ni en Twitter, ni en ningún lado. En verdad lo siento, Lincoln.
-No hay de que, Stella. Por lo menos la veré por las tardes. Aprovecharé el tiempo que tenga por que dice que se va a ir.
-Eso de que se va a ir me suena a excusa, pero bueno.- Stella suspiró.- Link, sé que quieres convivir con ella lo más que puedas, pero, ten en cuenta que primero que nada, ella no aceptó que sean más que amigos y dos...
- Espera un momento, por favor, tocan la puerta.
Lincoln se levantó de su cama, abrió y allí estaba Lynn con su bata de dormir y un vaso con agua.
-Te hablo luego, Stella, tengo una extraña visita.-
-Ok, Linky.- Y la llamada terminó.
-¿Qué pasó, Lynn?- Preguntó, pero la otra le miraba con cara fastidiada sin decir nada, de pronto, le tomó un sorbo a su vaso y le lanzó a su hermano una buena bañada en spray a la cara.
-¡Pero que...! ¡¿A eso viniste?!- Dijo limpiándose la cara con algo de apuro. Lynn, por su parte, pasó al cuarto de su hermano y se sentó en la cama.
-No, vine a preguntarte como te fue.- le tomó un trago a su vaso.-El remojón es por haberme dicho "puerca" el otro día.
-Bien, estamos a mano.-respondió Lincoln molesto.- Me fue mas o menos. Me dijo que no pero también que podríamos vernos en la tarde mientras esté en la ciudad.
-Ya veo. Bueno, algo es algo, campeón.- Lynn, volvió a tomar de su vaso. – Si quieres una sugerencia, deja de estar tras esa niña que además se va a ir. Deberías intentar algo, no sé, ¿con Stella? Siento que se verían bien juntos y supe que te gustaba.
-Si, pero ella nos dejó claro que solo seremos amigos. Igual que Ronnie, Cristina y ahora esta chica, Valentina.- El semblante del chico cambio. – ¿Sabes? Yo...ya no quiero hablar de esto, Lynn. Gracias por tu apoyo, de verdad. Ya veré que hago mañana.
Lynn hizo una mueca, se acabó el agua de un golpe y luego abrazó a su hermano.
-No estes triste, bro. Las cosas mejorarán. - Le dijo con sentimiento.
-La verdad, igual creo que tienes razón,-dijo Lincoln- debería dejar de lastimarme y de una vez dejar de verla. De todas maneras, es igual de nueva cuenta y otra vez, un sueño muerto.- Lincoln se descansó en el pecho de Lynn un poco. La chica se recostó en la cama con su hermano abrazado, con los ojos cerrados.
-Gracias por escucharme, Lynn.- Dijo con voz afectada.
Maldición, ¡maldición!
La siguiente tarde, Lincoln no fue al parque por cuestiones de labores de escuela. Lynn tampoco había podido ir por un partido de beisbol.
La siguiente Lincoln si fue, pero Valentina no se presentó. Será por que "Valentina" estaba en un partido de básquet.
La tercera tarde, por fin coincidieron. Lincoln estaba sentado en una de las mesas de concreto junto con sus amigos.
Rusty fue el primero en ver a la joven del vestido elaborado, y sombrilla caminar rumbo a su banca. Codeó a Lincoln.
-Oye, creo que hoy si vino tu novia.-
Stella, al escucharlo, le dio un potente golpe en el hombro mirándolo con furia.
-Yo...lo siento, Lincoln, no quise hacerte sentir mal.- Se disculpó Rusty con sinceridad (y dolor).
-Si, no importa, chicos. He decidido no verla más.-
-¿En serio? Parecía que se llevaban bien.- Dijo Zach.
-Pues...si, pero ya saben lo que me dijo y también eso de que se va.-
-¿Entonces no pretendes ir a saludarla?- Pregunto Stella visiblemente sorprendida.
-No.- Dijo Lincoln sin levantar a vista de una hoja en donde estuvo garabateando algunos dibujos.
-Lincoln.- Dijo Clyde- Te entiendo y tienes razón, pero creo que deberías decírselo. No ir así nada más, no es algo que tu harías comúnmente.
-Además, sería grosero.- Agregó Liam.
El chico suspiró. -Bien, iré a decírselo.- Se levantó son voltear a ver a ninguno. Su expresión era de molestia.
Desde la banca, Valentina se dio cuenta que Lincoln se dirigía hacía ella, jugó un poco con sus dedos, pero se mantuvo serena.
-Hola, Lincoln.- Le dijo cuando él se detuvo frente a ella.
-Hola, Valentina.- Contestó sin tomar asiento.
-Por cierto, gracias por los guantes, me quedaron perfectos.- Dijo ella y levantó una mano, mostrando el dorso con elegancia. Él sonrió algo tristemente.
-Que bueno que te quedaron, se te ven muy bien.-
Ella se puso seria. -¿Pasa algo?- Preguntó. Sin embargo, el chico no respondía, parecía querer decir algo, pero simplemente no hablaba.
-Por favor, siéntate, vamos a platicar, ¿bien?- Le dijo ella con suavidad y Lincoln suspiró. Caminó y se sentó a su lado.
Apenas él tomó asiento, ella le agarró la mano.
Desde la mesa de concreto del parque, los chicos no perdían detalle. Clyde incluso había sacado su celular (que era el que mejor cámara y zoom tenía de los cinco) y espiaban sin pena ni vergüenza.
-Le...tomó...la...mano, chamos.- dijo Clyde.
-Se ven bastante románticos así hablando uno enfrente del otro, Lincoln dirá lo que quiera pero esto parece un cortejo a todas luces.- Dijo Liam.
-Tómales una foto.- Dijo Stella y Clyde presionó el botón de captura.
De regreso en la banca.
-Lincoln, sé que te dije que en breve me iré, y quizá sonó como un rechazo. Mira, no quisiera que lo tomaras así. Es solo que...esto ya me ha pasado antes y no quisiera que se repitiera.
-Valentina...
-Déjame terminar.-Dijo ella y le puso una mano en la boca.- Quiero hacer bonitos recuerdos contigo aunque sean unos pocos días. Eres el único amigo que tengo. Si tú quieres...
Maldita sea...como me metí en esto...
...si tu quieres, podríamos ser como novios hasta el día en que me vaya.
Dos horas antes, frente al espejo del baño de las duchas.
-Muy bien Lynn, solo serán unos días, unas pocas horas y no ocurrirá nada raro. Es solo que Lincoln no crea que falló de nuevo y menos por mi culpa.
Tú puedes, chica.- Dijo y chocó el puño con su reflejo.
Lincoln y Valentina, después de platicar, se habían levantado para comprar el helado de rigor y no regresaron a la banca. Habían decidido continuar la charla mientras recorrían los alrededores del parque.
-Entonces, tienes 10 hermanas.-
-Y si.-
-¿Y tienes una favorita?
-Para nada. Las amo a todas por igual.-
-Mmm, siempre hay una que quieren un poco más, mmm...déjame adivinar, la que dices que toca rock.-
-Ja, ja, ja...eeh...no.
Ya no estaban a la vista del grupo, quienes habían asumido que la pareja había quedado en buenos términos.
Se habían dispersado un poco en sus propias tareas.
-Clyde, me pasas la foto que les tomaste, por fa.- Comentó Stella.
-Ya te la envíe a tu celular, checa Telegram.-
La chica abrió la app y allí expandió la imagen. Con un poco de amargura descubrió que la pareja se veía bastante bien.
Estaban los dos, tomados de la mano en aquella banca, mirándose de frente.
Suspiró un poco, luego se le ocurrió una idea (nacida muy sinceramente en la necesidad de llamar la atención de su amigo de alguna forma): publicaría en Facebook la imagen y solo lo pondría a él en privacidad. Así podía creer que la foto era pública y todos podían verla, por lo menos un momento.
-Je, je, je, una pequeña maldad.- Murmuró.
Colocó la foto para publicar en la aplicación, seleccionó privacidad, y después, por default el programa sugirió etiquetar personas que identificó en la foto.
Stella se detuvo cuando vio el nombre debajo de Valentina Rossi.
Acepto sugerencias para avanzar este fic.
Tengo algunas ideas pero vuelan dispersas como las hojas sueltas de un viejo archivero en medio de un huracán.
Stella ya hizo lo suyo.
Saludos desde el fondo de una botella de vino vacía y vieja. Desde la caja de unos zapatos que se han roto ya y desde el fondo de una cisterna que lleva 60 años marinando agua que nadie usa.
Lobo Hibiky
