Ni Marvel ni High School DxD son de mi propiedad, pertenecen a sus respectivos autores.
Yo hago esto sin ánimo de lucro, solo para pasar el rato.
Este fic contiene/contendrá violencia, palabrotas, posible lemon más o menos fuerte y demás cosas. Leedlo bajo vuestra responsabilidad, que yo ya lo he puesto en categoría M.
—comentarios.
—"pensamientos".
—*hablando por teléfono, comunicador, etc.*
—(J.A.R.V.I.S.)
—+F.R.I.D.A.Y. +
—[Ddraig, Albion, etc.]
Capítulo 52:
NUEVO MUNDO — PARTE 03
Aquel viernes dieciocho de mayo del año dos mil doce no sería fácilmente olvidado para nadie. El mismo día que finalizó el debate de la ONU no eran precisamente pocos los que ya esperaban una sentencia contra Issei Hyoudou-Stark, algunos incluso clamando la pena de muerte, pero claro, olvidaban que aquel debate se había llevado a cabo para obtener respuestas y entender qué tanto había cambiado el mundo en apenas dos semanas y cómo enfrentar a lo que estaba por venir.
Con todo lo revelado en el debate, la opinión de la gente había cambiado. No demasiado, por supuesto, pues aún seguía siendo una amplia mayoría de los habitantes del planeta quienes pedían castigo ejemplar para el Stark, pero sí que habían cambiado algo. Los Héroes, por ejemplo, ahora habían ganado más adeptos, pero los que ya desconfiaban antes de ellos ahora lo hacían con más fuerza. Por muy pico de oro que tuviera Cao Cao, había algo que no terminaba de convencerles.
Los Vengadores seguían con los activos al alza, excluyendo a Issei, por supuesto. Incluso Bruce Banner, o más bien Hulk, empezaba a ganar mucha empatía entre la gente a pesar de su historial. Los héroes sobrenaturales de Nueva York no dejaban de escalar puestos en la opinión popular, sobre todo al saber sobre la existencia de la iniciativa impulsada por Issei, aunque se mantenían expectantes por saber qué podrían ofrecer.
La Iglesia, así como los miembros de la ex Alianza, eran todo lo contrario. Si bien las Iglesias Cristianas habían logrado más o menos defenderse en el debate, la desconfianza y molestia de la gente, tanto creyentes como no creyentes, seguía siendo muy grande. El propio número de creyentes (de prácticamente todas las religiones) en todo el mundo seguía disminuyendo exponencialmente, pero aquellos de fe más férrea se mantenían fieles a pesar de todo.
Esto último ayudó que aquellos pertenecientes a las altas esferas de las Iglesias, o que tuvieran relación con estas, como era el caso de la familia Shidou, empezaron a notar menos presión sobre ellos, incluso gente que salía en su defensa. Era bastante probable que en poco tiempo pudieran volver a sus antiguas vidas.
En cuanto a Issei, debido a la amenaza sobre su vida, siguió residiendo en la Torre Stark, próximamente Torre de los Vengadores, ayudando a su padre con el rediseño y las nuevas funciones del edificio mientras esperaba impaciente a que hablasen sobre el próximo juicio… lo cual llegó el lunes siguiente, veintiuno de mayo.
—Vale, de acuerdo. Sí, vamos hablando.
Tom observó a Issei suspirar mientras tiraba el móvil sobre el sillón, dándole igual si rebotaba y caía al suelo.
—¿Siguen las cosas tensas con Irina? —curioseó el artista—. Pensaba que iba mejor.
—Y yo, pero me ha dejado las cosas claras: me ha recordado que aún no me ha perdonado y que sólo hablará conmigo para cosas relacionadas con la iniciativa y cosas triviales.
—Cualquiera diría otra cosa.
—Es una chica amable y educada... y que me «debía una». Hasta yo creí que la cosa iba mejor.
—Ese es el único motivo por el cual no te dio la paliza de tu vida, ¿verdad?
—Eso y que estuvo a punto de caer durante nuestro… desencuentro.
—Ise —llamó Happy mientras entraba en la sala siendo seguido por Tony y Pepper—, ya ha salido algo sobre los juicios.
Happy le pasó el periódico perteneciente al The Daily Bugle. Tom se puso a su lado mientras leían la portada. Aquel mismo día se había firmado el tratado que creaba y otorgaba poderes a la corte especial para juzgar a Issei Hyoudou-Stark, así como la noticia de que comienzan los preparativos para el próximo juicio, el cual daría inicio el uno de agosto en la Haya.
—Núremberg 2.0. Lo sabía —masculló Issei luego de leer la noticia al completo.
—¿Acaso te esperabas otra cosa? —cuestionó Pepper mientras se sentaba en el sillón, retirando el teléfono móvil.
—No, para nada. Pero Núremberg no trae buenos recuerdos. ¿Y todas las irregularidades e ilegalidades cometidas? Con las ganas que me tienen ya veremos si no es peor.
—Dudo que pueda llegar a ser tan escandaloso —dijo Tom mientras leía la noticia—. Este juicio será multitudinario. Todos estarán al pendiente de todo lo que se dice y hace. Cualquier irregularidad o ilegalidad será cuestionada por todo el mundo, y lo que menos deben hacer es hacer que la gente se vuelva en su contra, que te apoyen por dichas cosas. No digo que vaya a ser fácil. Demonios, nunca he visto a alguien tenerlo tan negro. Pero sí puedo asegurarte que será mucho más justo que en Núremberg.
—Dios te oiga —bufó Issei mientras se cruzaba de brazos.
—Está muerto, ¿recuerdas? En todo caso que Miguel me oiga, aunque no creo que te vaya a echar una mano, ¿sabes? —dijo con una sonrisa socarrona.
—Punto para ti.
—Lo importante ahora es que ya sabemos que habrá uno, donde se celebrará y cuándo. Ahora solo nos falta conocer los cargos y podremos empezar a contratar abogados y pensar las posibles estrategias —dijo Tony mientras se acariciaba la barbilla.
—Me sorprende verte tan serio con esto teniendo en cuenta lo de hace dos años —comentó Happy un poco sorprendido por las palabras de su amigo y jefe.
—Lo de hace dos años fue un paripé en el cual podíamos permitirnos hacer un show. Hacer eso ahora sería contraproducente y no queremos que se planteen seriamente lo de meterlo en la cárcel teniendo en cuenta que de inicio esa opción está casi descartada.
—¿Tan seguro estás? —cuestionó Pepper.
—Si me equivoco admitiré públicamente eso.
Los ojos y boca de Pepper se abrieron notablemente, sorprendida al saber que Tony estaba dispuesto a apostar uno de sus mayores secretos.
—Vale, te creo.
—Hey, hey, ahora todos queremos saber —dijo Issei animado al saber que Tony guardaba un suculento secreto desconocido para él.
—Tú mejor no provoques —le advirtió Pepper, entrecerrando los ojos.
—Vale, vale. ¿Y cuánto creéis que tarden en decir los casos?
—Una o dos semanas. Hay poco más de dos meses hasta el inicio del juicio y tienen que prepararlo todo a conciencia. No creo que tarden demasiado.
—Esperemos. ¿Y sobre lo que va a hacer la ONU ahora?
—Quizás tarden lo mismo, quizás. Llevan reunidos todo el fin de semana. No han descansado ni un día. Llegar a un acuerdo sobre cómo afrontar el nuevo mundo no es algo sencillo.
—Ahí te doy la razón. Esperemos que no opten por una locura.
—¿Temes una guerra o un exterminio? —preguntó Tony.
—Ambas.
—Es normal, pero dudo que lo lleven a cabo… pero eso no evitaría actos inhumanos, al menos por parte de organizaciones, empresas o individuos aislados.
—Ese es mi temor.
—Nuestro —corrigió Tom—. Y por favor, dime que no te culpas de esto.
—No, por supuesto que no —negó Issei—. Sé de qué tengo culpa, tranquilo.
—Eso me tranquiliza. ¿Y qué tal los abogados?
—No puedo negar que sorprende saber cuántos están dispuestos a ser contratados para mi defensa, pero quiero esperar a conocer los cargos.
—Bien pensado.
—Oye, y dejando apartado este tema porque no vamos a sacar nada más hasta que lleguen los cargos, o la decisión de la ONU, ¿qué tal va todo con la iniciativa? —curioseó Tony.
—Pues ni bien ni mal, la verdad. Como era de esperarse, los ángeles, las Iglesias y los demonios no están muy contentos por haber ocultado sobre la iniciativa, y menos que lo revelase durante el debate.
—Pero fue la mejor estrategia que podíamos llevar a cabo.
—Lo sé. Haber informado habría puesto trabas o algo peor. En fin, a pesar de la presión, todo sigue adelante. Ningún gobierno va a intentar detener la iniciativa, aunque sí llevarse tajada. Pero no creo que puedan meter mano en esto.
—¿Hablas de gobiernos humanos o…? —preguntó Pepper.
—Principalmente sobrenaturales y principalmente los demonios, que son los que más negocios tenían en el planeta. Cao Cao les ha hundido al revelar dichos negocios y a las personas implicadas en los mismos.
—Sí. La purga política fue bastante gorda —dijo Happy luego de recordar todos los altos cargos en casi todos los gobiernos del mundo que habían dimitido al tener negocios, principalmente con los demonios, fueran estos «malos» o no.
—Al menos no me juzgan a mí de esto —suspiró Issei mientras se rascaba la nuca—. Los Héroes… Ellos también la lían y salen de rositas.
—Con ellos pasa algo muy raro, lo sé —dijo Pepper—. A pesar de que la opinión pública está bastante a su favor, los gobiernos no dudan de ellos, ni uno solo. Por mucho que seas la cabeza de turco… hay algo que me escama.
—Por ahora solo podemos hacer conjeturas y espiar sin que se den cuenta —expuso Tony—. Quizás se lo comente a Fury. Él siempre ha sido desconfiado con ellos.
—Por probar no perdemos nada, ¿no?
Dicho esto, Issei y Tony se marcharon para hablar con los miembros de la iniciativa y continuar con la puesta en marcha.
—¿Nada aún de Kuroka?
—Nada de nada.
—Esto es extraño. Vale que no es la primera vez que desaparece por su cuenta, pero no sé… Hay algo que no me gusta.
—Cuando lo hacía no avisaba en ningún momento hasta volver.
—Lo sé, pero con todo lo que está pasando desde que metida de pata…
Issei se detuvo de pronto. Tom le observó.
—No lo había pensado así.
—Lo siento. Ya bastantes problemas tienes.
—No. Kuroka es una amiga… o así la considero, y me preocupa.
—¿Tienes preferencias? ¿Es por el sexo? —interrogó burlón, pero Issei le respondió con una dura mirada—. Que era broma, hombre. Pero no sé, quitando a Marilyn y a mí mismo… bueno, y algún que otro, nunca te has preocupado tanto por tus amistades.
—Nunca tuve grandes amistades, ya lo sabes. Dos o tres a lo mucho.
—Touché.
—A ver, no me malinterpretes. Considero a bastante gente amiga y obviamente me preocupo por su estado, pero mejores amigos… me sobran dedos de una sola mano para contarlo.
—Lo sé. En serio, tenemos que comprarle un móvil o algo.
—Tom…
—Ya, ya. La hemos buscado sin éxito y no puedes ir pidiendo ayuda así porque sí porque sigue siendo una de las criminales más buscadas por los demonios, sin olvidar la situación de todo el mundo. Venga, vamos a la reunión, que ya bastante deprimido estás como para pensar en esto… por ahora.
XXXXX
Una semana después de haber finalizado aquella conferencia, el día veinticinco de mayo, la ONU decidió que se optaría por el diálogo y la existencia pacífica con los sobrenaturales que hubiera en el planeta con el Tratado de Coexistencia, o al menos eso se acordó hasta que los intereses de cada nación terminasen por corromper aquel delicado equilibro entre el orden y el caos, como sospechaba todo el mundo.
Dado que los Vengadores eran una creación de S.H.I.E.L.D., la ONU no pudo tomar el mando del equipo, pero eran considerados la primera línea de defensa del planeta para las grandes amenazas. En cambio, los Héroes fueron considerados como colaboradores de la organización, para desgracia, malestar y burla de muchos.
XXXXX
Cuando la conferencia finalizó oficialmente con la respuesta a la nueva situación mundial, Cao Cao volvió a la nueva base secreta de los Héroes luego de la destrucción de la anterior por el ataque de la ex Alianza. Todos los miembros del grupo, ahora convertida en organización con todas las de la ley, esperaban ansiosos las palabras de su líder. En la que era el auditorio de la base, Cao Cao habló para todos sus compañeros y subordinados, estando los miembros más importantes en el altillo.
—Gracias por estar todos aquí presentes. Sé que tenéis cosas que hacer, pero como comprenderéis, lo que hay que hablar ahora es mucho más importante. Habréis visto y escuchado atentamente la conferencia de la ONU, ¿no es así? Bien. Pues a partir de ahora, la Facción de Héroes pasará a llamarse la Organización de Héroes como muestra de compromiso para nuestro nuevo papel en el mundo.
—Nosotros no entendemos esto, jefe. ¿Ahora se supone que somos los sabuesos de la ONU? —reclamó uno de los presentes.
—Por supuesto que no —negó el usuario de la Lanza—. Somos colaboradores. No debemos poner a nuestros congéneres en nuestra contra. Con esta colaboración nos mostramos dispuestos a ayudar para mantener el mundo seguro de un modo distinto a los Vengadores. Por decirlo de otra manera: seríamos los héroes de la calle.
—Pero aun así… Esto es caer bajo. Ya no podremos actuar como queramos. Nos restringe mucho.
—Para nuestros planes es necesario. Por ahora, y hasta nuevo aviso, actuaremos como tal para con la ONU y los países del mundo. Quedará prohibido ir contra cualquier sobrenatural, o colaborador humano, sin pruebas —Aquella orden causó gran disgusto entre sus compañeros, pero ninguno se quejó—. Tranquilos. Cuando ellos hagan su movimiento, nosotros haremos el nuestro.
—¿Y cuándo será eso?
—Más pronto de lo que pensáis. Con lo ocurrido recientemente, los planes se acelerarán.
—¿Fecha aproximada?
Cao Cao se encogió de hombros.
—Un año, quizás dos años o puede que cinco. A saber.
—¡¿Dos años?! ¡¿Vamos a tener que actuar dos años?!
Cao Cao no borró su sonrisa pese a las quejas de sus compañeros y subordinados.
—¿Alguno tiene algo que decir al respecto?
Fue una pregunta con un tono tranquilo, relajado, pero detrás de dichas palabras había una amenaza. Todos callaron, mirando aterrados a Cao Cao. El líder de todos ellos, apoyó la mano en su cadera, con la otra mano sosteniendo la Lanza Sagrada. Nadie dijo nada, se mantuvieron callados, como si les hubieran cosido la boca. Cao Cao no era su líder por poseer la Longinus más poderosa, había muchas otras cualidades, y con aquellas simples palabras y su postura les hizo recordar una de ellas.
—Ninguna. Si tú crees que esto es lo mejor…, entonces adelante —dijo Jeanne con una sonrisa.
—Cierto. Ahora tenemos una manera mucho más rápida y amplia de extender nuestra influencia. Seguro que en eso no había caído casi nadie. No por nada eres el líder, Cao Cao —felicitó Heracles con orgullo.
Los demás altos cargos de los Héroes asintieron, siendo imitados por los subordinados. Cao Cao asintió complacido. Sus planes seguían avanzando.
XXXXX
El fin de semana pasó sin pena ni gloria. Issei y los miembros de la iniciativa estuvieron todo el tiempo exponiendo ideas para sacar la iniciativa, que ahora había pasado a ser una futura empresa, adelante. Rias e Issei compartieron también una charla sobre la investigación del caso Kuroka, pero con los últimos eventos la Gremory no había podido lograr ningún avance, aunque la luz al final del túnel no estaba lejana.
Cuando llegó el lunes, cerca del mediodía, todas las cadenas del mundo mostraron a una mujer de mediana edad en las puertas del Palacio de la Paz, en La Haya. Frente a ella tenía un folio en el cual estaban anotados los cargos por los que Issei sería juzgado dentro de dos meses. Comenzó hablando sobre la corte y los poderes, así como anunció los nombres de los posibles jueces y fiscales, siguiendo con otros temas hasta llegar a lo que todo el mundo estaba esperando: los cargos contra Issei Hyoudou-Stark.
—*… y los cargos son los siguientes*.
«Primer cargo: las Iglesias Cristianas contra Issei Hyoudou-Stark por el derrumbe del sistema de apoyo global religioso y de la ONU, por difamación, daño de imagen y ataques indirectos a la población, instituciones y dependientes de las iglesias u otras organizaciones religiosas.».
«Segundo cargo: por poner en riesgo la seguridad global por acciones como parte de los Vengadores y otras cometidas de manera independiente».
Los presentes no pudieron evitar mirarse con asombro por aquel cargo. No le veían sentido alguno.
«Tercer cargo: por crímenes de Lesa Humanidad contra la población civil vulnerable».
«Cuarto cargo: por crímenes de guerra por ocasionar daño a civiles (colapso de organizaciones humanitarias y demases) más allá de las necesidades meramente militares que la situación indicaba. Además, por actos dentro de la categoría de humillación».
La mujer dejó de leer, levantando la mirada del papel.
—*Como ya se informó, el juicio comenzará el día uno de agosto en el edificio que tengo detrás. Eso es todo*.
La retransmisión se cortó pocos segundos después cuando los periodistas comprobaron que no podrían sacar más información sobre los cargos. Tom procedió a apagar la televisión, mirando a Issei y Tony con ojo analítico.
—No sé vosotros, pero de los cuatro cargos el más difícil de echar para atrás es el segundo.
—¿Por qué lo dices? —preguntó Happy.
—¿Acaso no es obvio? ¿Cómo puede ir contra él por defender Nueva York de un ataque alienígena, y más teniendo en cuenta de que fue uno de los primeros en ir a luchar? Y qué demonios, tendrían que juzgar también al resto del elenco, pero si os habéis fijado, sólo él va a ser juzgado por eso. Y lo mismo pasa con las acciones independientes. Qué casualidad que en estos dos últimos años ni un solo país haya ido contra él por luchar contra el terrorismo, el narcotráfico, señores de la guerra o por ayudar en desastres naturales. Ah, sin olvidarnos de Tony, por supuesto. Tampoco vas a ser juzgado.
—Lo que dices suena bien y tiene lógica, pero estas cosas siempre es mejor consultarlas a un experto —puntualizó Tony—. Es hora de entrevistar a esa larga lista de abogados, ¿no os parece?
—Tenemos dos meses. ¿Tanta prisa hay? —cuestionó Happy.
—Iremos con el tiempo muy justo —contestó Pepper—. No solo se irá un tiempo valioso en la contratación de abogados, sino que también tendremos un tiempo muy justo para intentar que los jueces retiren uno o más cargos. Con suerte el segundo. Luego hay que pensar en la estrategia para los cargos que no logren ser rechazados. También hay que preparar a posibles testigos por nuestra parte…
Durante unos cuantos minutos, Pepper estuvo evaluando la situación, exponiendo los puntos de preparación para el próximo juicio, dejando sorprendidos a los varones presentes. Si bien sabían que Pepper era una mujer más que eficiente en casi todo lo que se le pusiera delante, sorprendía que supiera tanto sobre aquel tema.
—No sabía que estudiaste derecho —comentó Tony cuando la fémina terminó—. Si lo llego a saber te hubiera contratado a ti. Es más, podríamos contratarte.
—Mis conocimientos son más bien superficiales —dijo Pepper con una leve sonrisa—. No poseo conocimientos suficientes para hacer de abogada.
—¿Y cuándo aprendiste todo eso? —curioseó Issei.
—Digamos que la sombra de ser juzgado siempre ha sobrevolado a Tony.
—Vale, sí, te entiendo. No necesitas explicar más.
XXXXX
Issei suspiró mientras observaba los Grandes Lagos. Hacía una semana que se habían puesto con la tarea de contratar abogados para el juicio. Habían llegado a la conclusión de que necesitaría mínimo cinco abogados teniendo en cuenta qué tan duro sería el juicio de La Haya. Todo ese trabajo le estaba dando un dolor de cabeza mayor a cualquier otro que hubiera tenido antes. Eran cientos, sino miles, los que querían trabajar para él, pues no solo los más ambiciosos y famosos de los Estados Unidos querían aquel juicio, sino de prácticamente todo el mundo. Hasta abogados de su país natal llegaban en masa.
Si bien era cierto que la mayoría quería la fama que daría el propio juicio, Issei se asombró al comprobar que muchos eran los que querían defenderle de corazón. Obviamente querían esa fama, pero también lo hacían porque en verdad querían defenderle de los cargos. Si bien no ocultaban su molestia y descontento por cómo hizo lo que hizo, eso no quería decir que estuvieran en su contra.
—¿Seguro que es imposible viajar al pasado?
—[Yo nunca he podido, y tampoco he conocido a nadie que pudiera hacerlo de manera natural. Y es obvio que no tienes acceso a la Gema del Tiempo, pero, aun así, las consecuencias podrían ser inimaginables]
—Eso me imaginaba. Mierda…
—[Y lo que te queda, compañero. Y lo que te queda]
—No animas.
—[¿Quieres que te anime? Puedes estar fuera de la torre sin que te estén intentando acribillar a balazos]
—… Gracioso.
—[Lo sé. Pero no sé qué decirte, socio. Al menos nada que no se haya dicho ya]
—Pues yo sí que tengo algo que decirte —dijo una voz conocida a su espalda.
Issei volteó, sorprendido por dicha presencia. Detrás suyo, sin siquiera haberla oído llegar, se encontraba cierta agente de S.H.I.E.L.D.
—¿Marilyn? —preguntó sorprendido mientras se ponía en pie.
La agente saludó con una amplia sonrisa.
—Hola Ise. ¿Cómo estás?
—Eso debería preguntártelo yo a ti —contestó al tiempo que ambos compartían un abrazo—. ¿Tom sabe…?
—No, aún no. En verdad esto es una breve pausa que tengo en el trabajo.
—¿Dónde has estado?
—En Tahití.
—¿Tahití? ¿Qué tenías que hacer allí?
—Es un proyecto. Ya sabes: Top Secret —guiñándole un ojo, la agente se apoyó en la barandilla de madera, dando la espalda a los grandes lagos, mirando a su viejo amigo con gesto serio—. Quiero hablar contigo y me temo que no tengo demasiado tiempo. Como he dicho, esto es una pausa, un breve descanso.
Extrañado, Issei se quedó frente a ella, mirándola curioso.
—Bueno…, han sido unas semanas muy duras, ¿eh? —preguntó de manera retórica la agente—. La has liado muy gorda. Lo sabes, ¿no?
Issei rodó los ojos.
—Ya me lo han dejado más que claro. Lo tengo bien presente.
—¿Te molesta?
—¿El qué? ¿Qué me repitan una y otra vez la cagada que he provocado? Luego de tres semanas sí, molesta.
—Y lo que te queda —suspirando largamente, Marilyn apoyó las manos en la barandilla—. Siempre has sido un buen hombre, ¿sabes? Es algo en lo que todos hemos coincidido desde que te conocimos. Pero desde que todo esto comenzó, ya sabes, desde Iron Man, has ido adquiriendo una personalidad que no termina de agradarnos —Issei alzó una ceja—. No me mires así, es la verdad. Desde que a Tony se le ocurrió crear la armadura Iron Man, y sobre todo desde que tú obtuviste la tuya a través de la Boosted Gear, empezaste a volverte más arrogante, engreído, prepotente…
—Yo no creo que…
Issei se detuvo de golpe. De primeras, no parecía que Mari hubiera cambiado el gesto o la postura, pero luego de tantos años de amistad, Issei era capaz de reconocer cuándo estaba cabreada o llevaba ese camino. Sus ojos se habían entornado ligeramente, y eso no era nada bueno.
—Eeeh… Lo lamento. Por favor, continúa.
Marilyn se tomó unos segundos, largos y angustiosos para Issei, para continuar.
—Como decía, fuiste desarrollando una personalidad que no nos agradaba, pero pasaba una cosa: Tom siempre ha sido como tu brújula moral, desde que os conocisteis. Él siempre estaba para aconsejarte y guiarte, pero nunca imponiendo nada. Iris, en cambio, era justo lo contrario. Era la que mantenía tus pies sobre el suelo y la que no dejaba que te desviaras del buen camino. Desgraciadamente nos dejó hace casi dos años. Allí cambiaste, y mucho. Luego empezaste a viajar con Tom y ocurrió todo eso relacionado con lo sobrenatural, terminando en la Batalla de Nueva York. No fue hasta entonces que vimos qué tanto te había afectado, cambiado, los acontecimientos de estos últimos años. Ya, ya. Sé que esto te lo habrán dicho muchas veces, pero yo soy yo, no ellos —se apresuró a cortarle al ver que estaba por abrir la boca—. Como decía, en un gesto de arrogancia, prepotencia y resentimiento, revelaste la muerte del dios abrahámico de una manera más que insultante. Todo lo que has hecho durante toda tu vida se ha visto empañado por el caos que has provocado. Tom no estaba cerca para verlo e intentar aconsejarte, e Iris tampoco para pararte los pies de una, y parece ser que tu padre no te conoce tan bien como siempre dice.
—Ya lo sé, ya lo sé —murmuró Issei luego de suspirar—. Desearía no haberlo hecho de aquella manera, pero lo hecho, hecho está, ¿vale? Ya estoy pagando las consecuencias, e incluso intento arreglarlo todo
—Solo estás pagando parte de ellas.
—¿Qué pasa? ¿Ahora también me van a echar de los Vengadores? —preguntó con sarcasmo
—Cerca estás de ello.
Issei bufó como respuesta.
—Escúchame: a pesar de que Fury entiende lo que te llevó a revelar aquello, no comparte que lo hicieras así, pero a pesar de todo, él te defiende.
—Vaya, que agradable.
—No te equivoques, Ise —Mari curvó su espalda hacia delante—. El único motivo por el cual no te sacan de Los Vengadores es porque eres un arma de destrucción masiva y la actitud que has mostrado no da pie a que te dejen libre como un pajarito en la naturaleza.
—No soy una maldita arma —se defendió molesto.
—Lo eres desde que decidiste jugar al superhéroe con la Boosted Gear. Las Longinus son capaces de destruir el mundo, y si su usuario es como esos cabrones que velan nada más que por sí mismos, entonces son eso, te guste o no.
—Yo no velo solo por mí —siguió defendiéndose, aunque cada vez más molesto, casi furioso.
—¿En serio?
Issei abrió la boca, incrédulo.
—¿En serio tú me lo estás preguntando?
—No sé. Yo solo hablo de lo que he visto. Sí, es cierto que siempre has trabajado por crear tecnología que ayude a la gente y sí, durante este tiempo has ayudado a intentar mejorar el mundo con tus «actos heroicos». Pero dime, si es verdad que supuestamente eres un verdadero superhéroe: ¿por qué actuaste como actuaste durante los eventos sobrenaturales que os envolvieron a Tom y a ti? ¿Por qué revelaste la muerte de Dios de aquella manera?
—Todos cometemos equivocaciones. ¡Soy humano, joder!
—Respóndeme a esta pregunta, Ise: ¿cuál era tu verdadero objetivo tras todas esas acciones? ¿En verdad lo hacías por amor a la humanidad? ¿Lo hiciste porque era lo correcto, lo que debía hacerse?
Issei abrió la boca, pero no emitió ni una sola palabra.
—Puede que eso es lo que creas, pero yo creo que lo hiciste para ser recordado, simple y llanamente. No creabas toda esa tecnología para ayudar solo de manera filántropa, sino porque querías ser famoso, que tu nombre y tus actos quedaran guardados siempre en los libros como «Issei Hyoudou-Stark, el salvador de la humanidad» porque siempre eras «el hijo de Tony Stark», no «Issei Hyoudou-Stark». Te convertiste en el Sekiryuutei por envidia hacia tu padre, el gran Iron Man. A pesar de todas tus aportaciones, tu nombre era pequeño al lado del nombre Industrias Stark, sólo el nombre de Tony Stark estaba acompañando a Iron Man, era su nombre y el de la empresa el que aparecía en los periódicos y las noticias cuando alguno de tus inventos salía al mercado y triunfaba o cuando se hablaba de los actos heroicos de Iron Man, y eso te molestaba. Pero obtuviste el Balance Breaker, obtuviste tu propio nombre y retaste al mundo con tu declaración luego de la Expo. Todo bien…, hasta que Iris murió. Dime, ¿qué pasó luego de aquello? Empezaste a actuar por conveniencia en vez de hacerlo porque es lo correcto. Lo que le pasó a Irina, que los demonios de Kuoh casi murieran a manos de Kokabiel… Todo ello es prueba de lo que digo. Y luego, en vez de pensar qué era lo mejor para el mundo y el momento, decidiste declarar que Dios estaba muerto y mofarte de sus creyentes haciéndolo de aquella manera.
Issei se había quedado blanco, congelado. Irina había sido dura, Pepper igual, pero ninguna de las dos le había dicho aquellas cosas, ninguna le había abofeteado con aquella fuerza. Marilyn suspiró, cambiando su gesto a uno más afable.
—Eres un buen hombre, Ise. A pesar de todo lo que he dicho, he observado también que tienes un buen corazón. Lo he visto durante años. He visto cómo ayudabas a la gente sin esperar nada a cambio, pero siempre han sido en los pequeños actos. Para los grandes es lo que he dicho. El mundo te observa, te juzga, quiere tu cabeza, eso ya lo sabes. Pero también hay gente que aún tiene fe en ti a pesar de lo que has hecho. Tony, Pepper, Happy, Tom, yo… Incluso Fury. Puedes ser realmente un superhéroe, Ise, pero antes tienes que darte cuenta de las cosas que hacías y qué te llevaba a hacerlas. Para todo debes actuar de la misma manera que lo haces con los pequeños actos cotidianos de la vida. Haz las cosas no por reconocimiento, no por obligación (aunque sea auto impuesta). Hazlas porque es lo correcto, lo que está bien. Sigue creando tecnología no para ser reconocido o recordado, sino para ayudar al mundo. Sé un superhéroe para ayudar a las personas, no para que te pongan en un pedestal. Sé el hombre que eras antes de Iron Man, del Sekiryuutei, de aquel momento en que empezaste a sentir envidia por tu padre y la empresa, antes de ese momento donde te exigiste a ti mismo salir de aquella supuesta sombra que no dejaba que te diera la luz. Solo así podrás reparar los errores que has cometido y volver a la senda correcta. Puede que así, y con tiempo, la gente te admire por ser un buen hombre y no por otra cosa.
Issei se quedó de pie, tapándose la cara con las manos. Marilyn sonrió levemente, levantándose de su asiento para envolver al Stark entre sus brazos.
—Sé qué harás lo correcto. Sé qué harás que nos sintamos orgullosos de ti como nunca antes. Tenemos fe en ti, hermanito.
Cuando Issei se calmó, ambos se separaron, mirándose a los ojos.
—Gracias —agradeció Issei con un susurro.
—Nada. Pero, si quieres, sé quién puede ayudarte. Es un psicólogo de S.H.I.E.L.D. Ha ayudado a muchos agentes, incluso a mí. Puedo hablar con él, si te parece bien.
—¿No sería raro?
—Para nada. Es más, me parece que es necesario. Nadie cercano a ti es psicólogo ni entiende las mentes tan bien como ella. Pueden haberte hablado, intentado ayudar, pero esto es demasiado profundo, está demasiado arraigado. Ese profesional es la mejor solución, y es más que discreto. Ni siquiera tendrías que ir al Triskelion o el Helicarrier.
Issei observó a su vieja amiga dubitativo, pero al final suspiró, asintiendo.
—Sí… Me parece bien.
Marilyn respondió con una amplia sonrisa.
XXXXX
Dos días habían pasado desde que Issei se encontrase con Marilyn junto a los Grandes Lagos. La agente había acordado hablar con el psicólogo, y solo el Director Fury tendría constancia de ese hecho. Es más, Fury estaba más que de acuerdo. Dado que tenía la agenda llena durante una semana, ambos quedaron en ir a visitarlo luego de siete días. Cuando Issei se lo comentó a Tom y compañía, todos estuvieron muy de acuerdo en cuanto a aquella decisión. Bueno, todos no. Tony era un tanto escéptico con respecto a los psicólogos. No es que tuviera nada contra ellos ni les llamase loqueros, pero él pensaba que quizás habría una manera mejor que dejarse dinero por una hora hablando con alguien.
En cuanto al tema de los abogados, habían logrado descartar a un gran número, todos ellos abogados que, si bien eran competentes, no estaban al nivel exigido para algo como el ahora conocido como El Juicio más importante de la historia. Sí, mucha originalidad no hubo, pero el nombre era más que adecuado teniendo en cuenta sus precedentes y lo que el futuro le deparaba al mundo.
Respecto a la iniciativa de Issei y los sobrenaturales, esta iba avanzando lenta pero imparable. La idea era ponerla en marcha como muy tarde a principios del mes de julio para que empezase a verse el efecto de la misma durante el juicio, pues aquello podía ser un plus a favor de Issei.
Y hablando del susodicho, era ya de noche cuando acababa de guardar su teléfono demoníaco al tiempo que ingresaba en una de las salas de la torre. Estiró su cuello mientras observaba a Tom, quien llevaba una bandeja en una mano mientras caminaba hacia un sillón. Vio también que en frente de dicho sillón había una mesa con un tablero de ajedrez (cuyas piezas estaban ya colocadas) y otro sillón.
—¿Tienes hambre? He preparado sándwiches —dijo Tom mientras se sentaba en uno de los sillones, dejando la bandeja al lado del tablero.
—¿Y el tablero? —preguntó curioso al tiempo que señalaba el tablero de ajedrez.
—Bueno, he pensado que podría ser interesante jugar una partida mientras cenamos, ¿no crees?
—Pues no es mal plan, aunque tenía pensado sentarme y escuchar algo de música —admitió mientras se sentaba en el otro sillón.
—¿Reunión dura?
—Las he tenido peores.
—¿Los gobiernos siguen intentando meter mano?
—Si —asintió con una mueca—. Primero fueron las propias Casas, pero luego se subieron al carro el resto. Y el Cielo intenta poner condiciones a sus ascendidos.
—¿Qué pasa con la Iglesia?
—Han perdido poder sobre ellos. Si no fuera porque los mismos son los que mantienen el contacto…
—¿Tanto se ha torcido la relación entre el Cielo y las Iglesias? —preguntó Tom sorprendido para después devorar medio sándwich.
—Bastante, sobre todo luego del debate en la ONU. Ya de por sí antes habían tenido cierta tensión, pero ahora hay fractura.
—¿Puede sobrevivir uno sin el otro?
—Lo veo difícil, pero ya bastante tengo con lo mío.
Tom alzó las manos en señal de paz. Lo que menos quería era comenzar una discusión.
—¿Y Grígori?
—Son los que más dispuestos están. Tener a Tobio y su grupo como enlace es bueno.
—¿Azazel?
—Hay tensión entre nosotros, pero no me guarda rencor.
—Al final resulta ser el más majo de todos.
—Se define como un visionario y alguien de segundas oportunidades. Es más, llegó a decirme: «Yo también he hecho grandes cagadas, algunas como la tuya, pero me dieron una segunda oportunidad para enmendar mis errores. Aún a día de hoy he cometido algunos, y por eso mismo sé cómo te sientes y cuánto quieres arreglarlo. Tienes mi apoyo, pero con una condición: la próxima vez piénsatelo mejor antes de revelar algo importante».
—¿No te echa la culpa de lo ocurrido con la Alianza?
—No más de lo merecido. Al menos no me culpa a mí, únicamente, por ello. Y parece que los Maous y Miguel tampoco, aunque eso no significa que no estén molestos conmigo. El propio Azazel dice que sería injusto, pues ellos también han cometido errores y, por tanto, tienen parte de culpa.
—Algo es algo. Bueno, no hablemos más de ello. Empiezo yo.
—¿Y por qué tú las blancas?
—¿Acaso eres racista? ¿Odias ser las negras? —preguntó burlón el artista.
—Soy japonés.
—Pero no afroamericano.
Con una risa divertida, ambos comenzaron la partida
XXXXX
Mientras tanto, en una especie de cárcel muy aislado del resto del mundo, más específicamente en un par de separadas por una gruesa pared, pero contiguas, dos sujetos en lamentable estado observaban a su alrededor. Esposados de manos y pies, con gargantillas en sus respectivos cuellos, pensaban y pensaban en el modo de salir de aquella maldita prisión. Uno de ellos apretaba los dientes e intentaba liberarse de sus ataduras, así como gritar, pero el bozal que llevaba le hacía imposible emitir algún sonido, sus esposas le resultaba imposible de romper y la gargantilla que llevaba le impedía usar sus poderes. Estaba a merced de cualquiera, incluso de un bebé. Pero todo ello no evitaba que escuchara un sonido demasiado familiar desde hacía… ¿cuánto? ¿Dos semanas, tres, dos meses? Era imposible saberlo.
Fuera el que fuera realmente el tiempo, le parecía una eternidad, una eternidad que llevaban ambos allí dentro, enjaulados, sufriendo de hambre, sed y miles de torturas, pero sin llegar nunca al punto de matarles o herirles de gravedad. Desgraciadamente para él, la persona que estaba en la otra celda era una mujer, su compañera y querida amiga, aunque jamás admitiría en voz alta aquello. Él había sufrido palizas, transgresiones y grandes torturas, pero actualmente lo que ella estaba sufriendo era peor por el simple hecho de lo que le hacían: un acto repugnable, abominable, aborrecible…, de las peores cosas que se le podían hacer a una persona.
Ese sonido lo escuchaba mínimo una o dos veces al día y nada podía hacer para impedirlo, ni él ni ella. Su amiga no solo sufría violaciones diarias, sino que también era torturada de la misma forma que él, solo que ella era una belleza que levantaba la lujuria de los hombres de aquella base, o al menos los que no tenían escrúpulos para llevar a cabo un acto como aquel. Él no había tenido la suerte de haber evitado aquel horrible destino. No solo había sido violado de varias maneras, sino que mientras lo hacían se reían y burlaban al comentarlo. El dolor de solo recordarlo era indescriptible.
Lo único positivo que podía sacar de todo aquello era que, a pesar de las constantes violaciones, ni él ni su amiga y compañera habían emitido ni un solo sonido de placer que pudiera satisfacer e incentivar a sus captores. No hablaban, no respondían. No podía detenerles, pero no les darían el gusto de oírles gritar ya fuera de dolor o placer, aunque dudaba de lo segundo. Sus cuerpos reaccionan al estímulo, y era lo mejor para evitar más dolor o heridas internas, pero eso no significaba que fuera agradable.
—Aaah… Aaah… Bueno, pues otro día más. Espero que hayas disfrutado —Luego de que los gemidos terminaran, el odioso sujeto que había tenido la «suerte» de disfrutar con ella, se subió los pantalones, saliendo de la celda—. Descansa, que dentro de pocas horas te toca un trío. ¡Ja, ja, ja!
Cuando el sujeto pasó por su celda, ambos se miraron. El humano sonreía arrogante, aún más cuando el sujeto le devolvió una mirada asesina. Abandonando aquel lugar entre carcajadas, el prisionero golpeó suavemente los barrotes de la puerta. Aquel era el único modo de contactar con su compañera. Esta no respondió, pero no le metió prisa. Un par de minutos después la fémina respondió, pero un mensaje extraño:
—«Paciencia, he pedido ayuda».
—«¿Cómo?»
—«Ese imbécil estaba tan centrado que ni se ha dado cuenta de que he usado su móvil para enviar un mensaje».
—«Estamos a muchos metros bajo tierra. No llegará ninguna señal al destinatario».
—«Lo hará, confía en mí».
El sujeto tardó en responder. No había perdido la esperanza de salir de allí, de hacerles pagar a todos esos desgraciados por todo lo que les habían hecho, sin olvidar su principal motivo de venganza.
—«¿A quién has enviado el mensaje? ¿A alguno de los dos?»
—«Ya conoces su situación actual. Ellos no pueden ayudarnos ahora mismo. He avisado al único que en verdad me ha hecho sentir placer en estas últimas semanas».
El sujeto se rio, aunque nada pudo escucharse por el bozal en su boca. Su amiga era increíble. A pesar de estar sufriendo lo innombrable, su orgullo y voluntad seguían intactos, incluso al punto de poderse reír de aquello.
—«¿Crees en serio que vendrá?»
—«Lo hará».
—«¿Cómo estás tan segura?»
—«Confía en mí. Solo te pido eso».
—«Está bien. Espero que funcione».
—«Lo hará. Estoy segura».
XXXXX
La partida estaba ya muy avanzada, casi al final (con la más que segura victoria de Tom), cuando, de repente, el móvil vibró y emitió un sonido de mensaje. Sin mirar agarró su teléfono, desbloqueándolo sin mirar, manteniendo la mirada en el tablero de ajedrez. Movió una ficha, satisfecho con su jugada, intentando evitar la derrota, incluso darle la vuelta a la partida. Levantó la mirada para mirar a Tom, quien lucía muy concentrado. Entonces sí pudo mirar el teléfono. Era un mensaje muy breve: una localización muy específica, pues hasta indicaba la profundidad respecto al suelo. También estaba escrito un nombre y las palabras: usa la esfera, SOS-nya. El móvil no era conocido. Debía ser uno de esos para usar o tirar.
—Jaque mate —anunció Tom mientras se reclinaba en su asiento, cruzado de brazos, con una sonrisa arrogante.
—¡Espera, ¿qué?! —gritó Issei sin poder creérselo.
Clavó su mirada en el tablero. En verdad Tom le había hecho un jaque mate en toda regla. Mirase por donde mirase no había manera de evitarlo. ¿Cómo era posible que no hubiera visto aquello?
—Por muy listo que seas, el ajedrez no es lo tuyo. La estrategia nunca lo ha sido. No por nada te hemos dado palizas en todos los juegos estrategas.
—Oooh cállate —gruñó molesto por su derrota, volviendo a centrar su mirada en el móvil.
—¿Y quién ha sido? ¿Publicidad? —interrogó el artista mientras colocaba las piezas en su lugar correspondiente.
—En verdad es solo unas coordenadas. Incluso marca la profundidad.
—¿Hay aplicaciones así?
—Las hay.
—¿Y para qué quieres saber la profundidad?
—Pues para lo mismo que quieres conocer la altura. Si alguien se ha perdido, conocer la altura o profundidad puede ser vital.
—Aaah. ¿Y dónde está esa localización?
—Estoy en ello. A ver… ¿Kosovo?
—… ¿Eso es?
Issei miró a Tom con una sonrisa burlona.
—¿No decías que se te daba bien la geografía, no como al estadounidense medio?
—Tampoco conozco la localización ni los nombres de todos los países del mundo —se defendió—. ¿Y bien?
—Europa del este. Pero más concretamente una zona montañosa del sureste. Pero no lo entiendo… no hay nada, solo montañas.
—¿Qué haces? —curioseó al verle fruncir el ceño y teclear con rapidez.
—Buscando a ver si hay alguna galería oficializada. Quizás haya cuevas y… No, nada.
—¿Algún aventurero que se ha quedado atrapado?
—¿Y por qué a mí? ¿Cómo sabe mi…? ¡Oh mierda! —exclamó mientras se incorporaba de un salto, golpeándose con la mesa.
A Tom le hizo gracia ver cómo se hacía un ovillo en el suelo por el impacto directo de la madera con el nervio de la rodilla.
—¿Oh mierda qué? No me dejes en ascuas.
—Kuroka… —murmuró entre quejidos de dolor—. Se trata de Kuroka…
Tom abrió los ojos, incorporándose lentamente, yendo hasta él para coger el móvil, revisando el mensaje.
—Joder hermano. En serio no se te ha pasado por la cabeza que solo conocemos a una persona que tenga nya como coletilla y sabe sobre esa esfera, ¿eh? —le recriminó, importándole poco que aún se retorciera de dolor—. Es ella, fijo que es ella. ¡Deja de quejarte y mueve el culo!
—Tom… que te jodan.
—Madre mía, esta juventud —murmuró mientras negaba con la cabeza—. Voy a por la dichosa esfera mágica. Haz el favor de ponerte en pie.
Mientras Issei intentaba recuperarse del doloroso golpe en el nervio, Tom fue en busca de la esfera. Para él no era un secreto saber dónde estaba guardada, por lo que una vez la tuvo en su mano volvió a la sala, encontrándose con Issei ya en pie, apoyándose en el sillón, aún blanco por el dolor.
—Toma —lanzó la esfera—. Si te ha pedido ayuda es porque está en problemas. Será mejor que vayas con la armadura puesta.
—Lo tenía en cuenta —gruñó mientras se alejaba del sillón, envolviéndose en la armadura.
Tenía esa esfera desde la navidad del año pasado, casi seis meses. La había investigado junto con Ddraig, logrando saber cómo funcionaba para poder ir a donde gustase, aunque nunca la había usado para largos traslados. Dado que había querido replicarla, había tenido sumo cuidado con ella. Le faltaba poco, casi la tenía. Pero dejando a un lado ese tema, Issei dijo las coordenadas que le habían enviado y la esfera se activó. Todas las armas se activaron, preparado para lo que pudiera encontrarse al otro lado. En unos pocos segundos todo a su alrededor cambió. Ya no estaba en la sala de la torre, sino en una especie de celda de roca. La luz era muy poca, tenue. Solo entraba luz desde el pasillo al cual daba acceso la puerta metálica con barrotes. Por suerte la HUD del casco pudo analizar el lugar sin problema, permitiendo a Issei que sus ojos se adaptasen a aquella falta de luz. Fue entonces cuando vio una figura en una esquina, una que, a pesar de su lamentable estado y ropas raídas, pudo reconocer.
—¿Kuroka? —preguntó sorprendido al ver a la nekomata en tan lamentable estado—. ¿Pero qué…?
Kuroka se llevó la mano a la altura de su boca, haciendo el gesto de silencio. La youkai estaba casi desnuda. Debido a ello pudo ver el cuerpo gravemente desnutrido, lleno de suciedad, cicatrices, partes inflamadas por golpes, hematomas y moratones. Le dolió verla en aquel estado tan lamentable, por no olvidar las esposas que llevaba en muñecas y tobillos y una gargantilla.
—F.R.I.D.A.Y., análisis de este lugar —ordenó mientras inspeccionaba su alrededor.
—+Ahora mismo —El análisis le llevó unos pocos segundos—: cámaras situadas en todos los pasillos. Subterráneo de tres plantas. Actualmente situado en la zona de celdas. Tres presencias detectadas, contado con la youkai, en este piso. Su presencia parece pasar inadvertida, por ahora+.
—Perfecto. Bien, voy a sacarte de aquí —dijo a Kuroka mientras se arrodillaba a su lado, sosteniendo la esfera para volver a casa.
Súbitamente Kuroka negó con la cabeza, quitándole la herramienta mágica. A pesar de su estado, parecía guardar bastantes fuerzas como para reaccionar tan rápido. Issei la miró extrañado, pero ella solo señalaba a la pared.
—¿Hay algo ahí al lado? —La youkai asintió—. ¿Un compañero tuyo? —Nuevamente asintió—. De acuerdo —Se acercó a la pared y habló en voz baja—. No sé qué amigo de Kuroka está ahí al lado, pero será mejor que te alejes, voy a destruir la pared.
Esperó unos segundos y colocó la mano en la pared. La energía se acumuló, liberándose a través de parte de dicha pared, la cual se fragmentó en muchos pedazos que cayeron al suelo, creando un boquete lo suficientemente grande como para permitir a Issei atravesar dicho agujero sin problema.
—¡¿Qué demonios estáis haciendo ahora, malditas bestias?! —gritó una voz desconocida.
Issei apretó los labios, colocándose en la esquina más oscura de la celda. Entonces vio entrar a un hombre de mediana edad. Antes de que pudiera gritar o avisar a alguien, Issei lo noqueó con un certero golpe en el cuello.
—F.R.I.D.A.Y.
—No parece haber movimiento en los pisos superiores.
—Bien, pero no me fio.
Dirigiéndose hacia el boquete, el Hyoudou se sorprendió al ver a Bikou. El descendiente de Sun Wukong lucía tan desnutrido como Kuroka, pero sus heridas parecían más severas.
—¿Puedes levantarte? —preguntó mientras se colocaba a su lado.
Issei pudo ver un brillo de orgullo en los ojos. Tambaleándose, con las piernas temblando, Bikou logró ponerse en pie. Apoyado en la pared se acercó hasta el hueco, pasando a la celda de Kuroka. Estaba seguro que, de haber podido, habría escuchado un lamento al ver a su amiga.
—Hora de irnos.
Estuvo a punto de dar la dirección de su hogar, pero ambos youkais le detuvieron. Frunció el ceño, observando cómo se señalaban las gargantillas.
—¿Localizador? —preguntó desconfiado, recibiendo un asentimiento con la cabeza como respuesta—. Ya veo. Bien, conozco un lugar.
Ahora sí, Issei activó la herramienta, desapareciendo de aquel lugar, así como llegó.
XXXXX
En cierto lugar de Canadá, Issei apareció junto a los dos youkais. Se trataba de una calle trasera que daba a un hospital. Rápidamente llamó a su padre.
—Papá, necesito que vengas de urgencia a mi localización. Y tráete el escáner, hay algo que analizar, una gargantilla —pidió, cortando a Tony cuando este estaba por hablar—. Las preguntas luego. Es urgente.
Tony tardó varios segundos en hablar, sorprendido por el apremio.
—*De acuerdo. No tardaré*.
La visera del casco se levantó, permitiéndole ver a ambos youkais con sus propios ojos. Bikou miraba a su alrededor con gran desconfianza mientras que Kuroka se sentó en el suelo, agotada. Ahora que estaban en un lugar seguro, en principio, procedió a quitarles los bozales, los cuales ellos mismos no podían quitarse por el movimiento limitado de sus brazos.
—Gracias —murmuró Bikou con esfuerzo.
Su voz se notaba ronca y débil.
—¿Cuánto tiempo…? —preguntó Issei mientras le quitaba el bozal a Kuroka, pero Bikou le cortó.
—No lo sabemos. ¿Semanas? ¿Meses? ¿...Hace cuánto de Nueva York?
—Casi un mes.
—Pues todo ese tiempo.
—Joder. ¿Cómo lograste avisarme? —le preguntó a Kuroka.
—Logré coger el móvil de un idiota. Estaba tan centrado en lo suyo que no se dio cuenta de nada. Incluso podría haber grabado un vídeo y el muy cretino no se habría enterado —explicó con una sonrisa burlona, pero su voz denotaba un profundo asco y desprecio por aquella persona.
—¿Tan centrado…?
—Eso no importa ahora —cortó la nekomata con dureza, dejando de sonreír, desviando la mirada.
Issei asintió, prefiriendo no tocar más ese tema. Cogió entonces las esposas y aplicó fuerza, pero estas resistieron.
—Puede doler —advirtió al saber que tendría que aplicar más fuerza.
—Adelante.
El permiso de Kuroka fue suficiente. Aplicó más fuerza en sus manos, sintiéndose mal al ver la mueca de dolor de la nekomata. Aun así, logró romper las esposas para alivio de Kuroka.
—Son muy duras. Estas no son normales. Nadie podría romperlas —dijo luego de ver cuánta fuerza tenía que hacer para hacerlas añicos.
—Están diseñadas para la fisiología youkai —explicó Bikou con voz débil—. Un simple humano no tendría la más mínima oportunidad de librarse de ellas. Y nosotros tampoco, sobre todo al debilitarnos día tras día.
—Pues habrá que ser un poco bruscos entonces —siseó mientras se preparaba para romper las demás—. Aguantad, por favor.
Si tuviera más control sobre el poder del Boosted Gear, podría aplicar energía para destruirlas desde dentro como había hecho con la pared, pero no tenía confianza. Podría reventar las extremidades de uno de los dos. Demasiado riesgo.
Kuroka apretó los dientes, pero no emitió ninguna queja cuando Issei destruyó las esposas de los tobillos con simple fuerza bruta de la armadura, aunque le costó bastante. Sin duda alguna, sus captores (sospechaba que los Héroes) habían encontrado la manera de retener a los sobrenaturales. Cuando ambos fueron liberados sintió una fuerte arcada, pues había estado a punto de vomitar al ver las horribles secuelas que ambos tenían en muñecas y tobillos. Entonces procedió a intentar quitarles las gargantillas, pero Bikou le detuvo.
—No… Si lo haces y fallas…, nos dejará inconscientes…
—¿Dices que os puede dejar inconscientes?
Bikou asintió.
—Están diseñadas…, para evitar que la gente…, use sus poderes…, aunque sean hechiceros…, o usuarios de Sacred Gear... Además…, libera una descarga…, lo suficientemente potente…, como para dejarnos…, inconscientes… Ese aparato…, analiza a su portador…, para evitar una descarga…, mortal…
Issei parpadeó, sorprendido. Aquella era una tecnología bastante impresionante.
—Los Héroes tienen tecnología sorprendente.
—Desde luego —admitió Bikou con asco.
—Quizás luego podamos volver y…
Pero sus palabras fueron interrumpidas cuando la esfera estalló en mil pedazos. Si no hubiera tenido la armadura, posiblemente se hubiera quedado sin mano, o su destrucción le habría dejado un buen hueco. Dicha explosión provocó que los tres dieran un brinco.
—¿Qué coño…? —gruñó Issei—. Nunca antes ha explotado.
—¿Quién te la dio? —preguntó Kuroka con los ojos afilados.
—… Cao Cao…
—Eres estúpido —acusó Bikou—. ¡Ellos la han destruido! ¡¿Acaso no pensaste en quitarle el botón de autodestrucción?!
Issei miró mal a Bikou, pero no respondió. En verdad no había pensado que la esfera pudiera autodestruirse, o que la pudieran destruir a distancia.
—Bien, movámonos —apremió deshaciéndose de la armadura—. El hospital está muy cerca y dudo que incluso ellos se atrevan a hacer algo en un lugar como este. Vamos a necesitar que ocultéis vuestra condición de youkais. ¡No me mires así Kuroka! ¡Solo hazlo!
Ayudando a ambos a incorporarse, sujetando a cada uno con un brazo, el trío salió hasta alcanzar la puerta trasera del hospital. Cuando los trabajadores les vieron llegar rápidamente se pusieron manos a la obra, llevándose a los dos youkais. Por suerte no parecieron reconocerle.
—F.R.I.D.A.Y., ya sabes qué hacer. Avísame de cualquier anomalía.
—+Entendido+.
Alejándose de la entrada, Issei se ocultó en unos árboles, observando el hospital, atento a cualquier aviso de la IA. No pasó mucho tiempo hasta que Tony apareció con la armadura, aterrizando a un par de metros de él.
—¿Te quieres construir una casa-árbol? —cuestionó burlón.
—Estoy vigilando, pero ahora que somos puedo ingresar. Espera a que te avise y entras por la ventana, ¿de acuerdo? No quiero que llamemos la atención.
—¿Y a ti no te reconocerán?
—Por suerte no destaco, aunque sea la persona más odiada del mundo ahora mismo.
Bajó del árbol y fue hasta el hospital, donde preguntó por ambos youkais. Dado que aún les estaban revisando, esperó afuera, no muy lejos de la entrada, pero sí lo suficiente para no estar en el lugar de tránsito. En todo momento se mantenía atento a cualquier cosa sospechosa. F.R.I.D.A.Y., y ahora también J.A.R.V.I.S., revisaban las cámaras del hospital y sus cercanías. Sí, las habían hackeado y puede que no fuera ético, pero por intentar mantenerles a salvo merecía la pena.
El sueño comenzó a ganar la guerra cuando alguien salió para avisarle de que ya habían terminado de revisar a los dos youkais, aunque nadie de aquel hospital sabía lo que eran realmente. Volvió a entrar al hospital con la enfermera, quien lo guio hasta una sala donde solo estaban los dos youkais, aunque había camas para cuatro personas más—. ¿Cómo están? —interrogó a la médica.
—Sufren una desnutrición grave, pero no severa. También parece que han sufrido torturas. Tienen varios huesos rotos, así como ligamentos, varias fisuras y desgarros. El hombre ha perdido un testículo de una manera bastante horrible y ambos han estado sufriendo violaciones continuas —Issei cerró los ojos, apretando los puños, mientras soltaba numerosos insultos—. Sus rectos han sufrido desgarros graves. Deberán mantenerse bajo vigilancia durante un par de días. ¿Tienen familia?
—Uno de ellos, la otra es una amiga.
—De acuerdo.
Antes de marcharse le dijo que había algo raro en los mismos, susurrándoselo al oído como si el propio Issei no supiera la verdad. Issei abrió la ventana justo después de que la mujer se fuera. Tony ingresó unos pocos segundos después. Cuando ambos se acercaron a los dos youkais, Tony observó la gargantilla. Luego de analizarlas con el escáner se las quitaron sin problema alguno. Issei cogió una de ellas, entrecerrando los ojos.
—¿Qué te pasa por la cabeza? —preguntó Tony luego de escuchar todo lo que Issei sabía sobre las mismas.
—Estas gargantillas…, podría usar una (obviamente no una de estas) por si en algún momento vuelvo a despertar la Juggernaut Drive.
—¿Para qué te deje KO?
—Básicamente. Además, si en verdad pueden evitar el uso voluntario de un Sacred Gear o poderes psíquicos…
—Veo por donde vas. Esto es algo con lo que habría que tener cuidado.
—Ya lo suponía.
Entonces pudieron ver cómo Kuroka abría los ojos.
—Tú debes de ser Kuroka. Un placer conocerte al fin. Issei nos ha hablado mucho de ti.
El susodicho miró a su padre de reojo, alzando una ceja.
—Espero que hayan sido palabras bonitas —bromeó la nekomata.
—Básicamente sí. Oh, el otro bello durmiente también ha despertado.
La atención de los tres se centró en Bikou, que gruñía molesto.
—No me gustan las agujas —dijo luego de tallarse los ojos. Llevó su mano a su cuello, abriendo los ojos con sorpresa cuando no notó la gargantilla—. ¿Pero qué…?
—¿Buscas esto? —preguntó Tony alzando una—. No son muy de mi estilo. El sadomasoquismo no está entre mis preferencias —bromeó.
—¿Cómo...?
—No deberías de subestimarnos —fue la respuesta de Tony, el cual se cruzó de brazos.
—Escuchadme, sé que estáis hechos mierda y que queréis descansar, pero antes tenemos que hablar —dijo Issei con seriedad—. ¿Quiénes os capturaron?
—Los Héroes.
—¿Cómo estáis tan seguros?
—¿No nos crees? ¡Hasta tú lo has creído! ¡Tú mismo les has nombrado! —acusó Bikou con el dedo, maldiciendo cuando un dolor asfixiante le golpeó la tráquea con fuerza.
—Sólo sé cuál es la situación actual en el mundo y si voy a ir contra ellos necesito pruebas irrefutables.
—Créeme cuando te digo que estamos seguros —contestó Kuroka con un tono más relajado—. Fuimos a Nueva York, pero no pudimos actuar por todas las cámaras que había, y más luego de ver los refuerzos que llegaron, incluyendo youkais de la Reina. Por desgracia, en medio de aquel enfrentamiento, los chitauri nos rodearon y los Héroes aprovecharon para capturarnos mientras los eliminaban.
—¿Quieres que testifiquemos? —preguntó Bikou con sarcasmo.
—No, y menos sin pruebas. Vuestra palabra no tendrá fuerza contra ellos, y menos ahora que son colaboradores de la ONU.
—No fastidies. Pse, estúpidos humanos.
—¿Y qué tal si vas a esa zona de nuevo? —apuntó Tony.
—F.R.I.D.A.Y. me ha avisado de una explosión que ha incendiado y derruido la zona. No queda nada. Parece que la han reducido a polvo. Dudo que haya quedado algo que usar. Pero esto da pie a que investiguemos. Son muchos los que no terminan de fiarse de Cao Cao y compañía.
—Fury.
—Exacto.
—¿Y qué hacemos ahora? —volvió a preguntar la nekomata.
—Vosotros dos debéis descansar y recuperaros. Bikou, ¿quieres que avise a Sun Wukong?
—¡Sí! ¡Cierto! ¡Tenía que hacer eso! Gracias, pero yo mismo lo haré.
Issei y Tony se miraron de reojo. En verdad esperaban que Bikou le hubiera mandado a la mierda o algo parecido ante tal propuesta, pero verle tan manso les hacía ver que tan afectado estaba por lo ocurrido.
—Raro es que no protestes.
—Tenemos que avisar a todos. Esos hijos de puta lograron sonsacarnos mucha información, información perjudicial para nuestros mundos originales y también para Arthur y Le Fay.
—¿A qué te refieres?
—Tenían métodos para sonsacar la verdad…
—¿Suero de la verdad? ¿En serio existe?
—No solo con el suero se puede —gruñó molesto por la interrupción—. La cuestión es que ahora saben demasiado. Necesito ver a mi antepasado para que de la alarma, y también tengo que hablar con los Pendragón.
—De acuerdo —Issei sacó su teléfono móvil, tecleando en él unos minutos—. Vale, ya está. Tu antepasado no tardará en llegar.
—¿Ese viejo Rey Mono tiene móvil? —cuestionó Bikou impactado.
—No, pero tengo el contacto de alguien que tiene contacto con él.
Durante varios minutos continuaron hablando sobre el tiempo que los youkais estuvieron como prisioneros, recopilando toda la información que fuera de utilidad, aunque no era demasiada: solo les era de utilidad el rostro de sus captores. Cuando comprobaron que nada más serviría, los dos Stark les pusieron al día de los eventos en la Tierra. Decir que ambos youkais se sorprendieron por lo que hizo Issei sería quedarse demasiado cortos.
—Parece que no eres tan genio como dicen-nya —dijo Kuroka de manera burlona.
—Hasta dos idiotas como nosotros sabemos que no podemos ir gritando esas cosas a los cuatro vientos. Eso te hace un idiota más idiota que nosotros —continuó Bikou, ambos estallando en carcajadas, las cuales tuvieron que detener al instante por los dolores que les provocaban.
—… ¿Y dices que esta chica es la que te mantiene con vida? —le susurró Tony a Issei—. No es por nada, pero…
—Calla, anda.
De pronto por la puerta ingresó un mono de pelaje dorado con una sotana de monje, una cara arrugada y arrugada y piel negra, con cuentas de oración alrededor de su cuello y una diadema dorada alrededor de su frente. Bikou tragó saliva al reconocerle.
—Esta generación… Eres muy problemático, Bikou —dijo el mono con tono duro.
Tony parpadeó sorprendido al verle hablar.
—¿Te suena algo sobre el Rey Mono? —le susurró Issei—. Pues es este.
—Y yo que pensaba que se había escapado de algún zoo cercano.
—Azazel me ha dicho que tienes algo importante de qué informar a los youkais. Venga, vámonos. Ya terminarás de curarte después de recibir el castigo por tus actos.
El rostro de Bikou se puso blanco, pero no rebatió. Entonces el Rey Mono miró a Kuroka.
—¿Vienes? —Pero Kuroka negó con la cabeza—. De acuerdo —miró entonces a ambos humanos—. Gracias por haberlos traído hasta aquí. Pero ahora no ocupamos nosotros.
Tony fue a decir algo, pero Issei le dio un codazo. Bikou logró ponerse en pie, yendo hasta el Rey Mono. Ambos se acercaron a la ventana, y fue entonces que el Rey Mono le agarró por la pierna, dando un salto que le permitió alejarse a una distancia más que sorprendente mientras Bikou gritaba. Era casi como ver a Hulk saltando.
—¿Y qué harás tú? —pregunto Tony a Kuroka.
—Supongo que volveré a ser una gata callejera —contestó la nekomata con un ligero encogimiento de hombros—. Lo llevo haciendo toda mi vida y no me ha ido mal.
—Kuroka, puedes quedarte con nosotros, si quieres.
La propuesta de Issei sorprendió a Tony. Después de todo, no era en su casa de Kuoh donde estaba residiendo actualmente, sino en la torre. La nekoshou asintió, agradecida por la oferta.
—Acepto tu oferta. Gracias.
Tony miró a ambos con una ceja levantada. Por un momento pensó que era una decisión por beneficio mutuo: ella tenía un lugar donde estar protegida y tranquila y él podría seguir con su curación; pero no lograba estar del todo seguro.
—¿Los youkais no te aceptarían?
Ante la pregunta de Tony, Kuroka negó lentamente.
—Si voy con ellos y los demonios lo descubren, podría tensar mucho su relación.
—¿Y la nuestra con ellos? —bromeó el magnate.
Kuroka sonrió levemente de manera sarcástica.
—Sé que Sekiryuutei-chin y la princesa Gremory están investigando mi caso para lograr que me declaren inocente —Issei la miró sorprendido—. No te sorprendas. No eres tan bueno como te crees.
—… Tengo que mejorar. Oye ¿por qué me has avisado a mí? —cuestionó—. Lo más lógico hubiera sido avisar a los Pendragón.
—¿Acaso no has visto las noticias? —preguntó Kuroka—. Que los Héroes desvelasen que Arthur se unió a ellos, pero luego les dio de lado por Vali, «el belicista bisnieto de Lucifer que a punto estuvo de ayudar en el inicio de una nueva Gran Guerra sobrenatural» —hizo un gesto con los dedos al tiempo que hablaba con desprecio de los Héroes— no ha ayudado a la imagen de los Pendragón. Después de todo es la segunda familia más poderosa e importante de Gran Bretaña. Además, su padre está muy enfermo, por lo que Arthur tiene que cumplir con su papel como heredero. Y no podía avisar sólo a Le Fay si no era con él.
—Parece que le tengas poca confianza.
—Le confiaríamos nuestra vida, pero no la pondría en primera línea.
—¿Y a mí sí?
Kuroka sonrió levemente.
—Sabía que podrías hacerlo. Además, tenías la esfera.
Issei se cruzó de brazos, negando con la cabeza, aunque una leve sonrisa surgió en su rostro.
—Pues entonces será mejor irnos ya.
—¿Y cómo piensas hacerlo? —preguntó Tony con gesto serio, aunque su tono era divertido—. ¿Piensas alquilar un coche o la llevarás volando? —Issei abrió la boca para responder, pero ni una palabra salió de su boca—. Lo que pensaba.
Bueeeno, pues otro capítulo más para el arco. Quiero comentar que hace poco publiqué un «nuevo» fic llamado: La historia de Issei Hyoudou-Stark: ¿Qué pasaría si…? Y sí, es lo que pensáis: es como el What if…? del UCM, pero centrado en este crossover. Espero que, en caso de leerlo, os guste.
Ahora los comentarios:
Tenzalucard123
Le pasa por bocazas, ¿no crees?
omega9028
Todo está pensado para el futuro. No diré nada.
Y lo que le queda al pobre.
Alejandro Sandoval Ahumada
Hey, tranquilo viejo. Solo es un fic ja, ja, ja. Pero sí, es así como le consideran, y con razón. Todo eso se irá desarrollando en los próximos capítulos, y espero estar a la altura. Lo de Nueva York… Decir que ni siquiera llegó a afectar la ciudad de New York sería erróneo. Recuerda las escenas de la película, pero multiplicadas. Nueva York no llegó al nivel de Londres durante la SGM de milagro.
Respecto a Irina… Si soy sincero no era la imagen que pensaba que estaba dando. Como bien se ha comentado en este capítulo, quería que se viera como un alto el fuego. No se han reconciliado, pero sabemos que Irina es una gran mujer, que apuesta por ser amable y perdonar. Sí, es cierto que ha sufrido mucho por la revelación, pero también ha visto el arrepentimiento de Issei y cómo quiere arreglar las cosas (como la iniciativa), y ella quiere participar en ello. No es que estén reconciliados, sino que más bien es eso, un alto el fuego por el bien de ayudar al mundo con la iniciativa.
CCSakuraforever
Pues ya verás lo que se viene. Va a estar entretenido.
Goku SSJ DIOS SSJ3
Cao Cao aquí es como el Cao Cao original, no el que hicieron luego perder con el ojo de Medusa y en adelante ja, ja, ja.
Eso está tan lejano que no lo he pensado tan a fondo.
Tampoco lo he pensado a fondo. Piensa que estamos en 2012 y todo eso es a partir de 2016.
Me remito a lo dicho arriba.
Pd: ¿alguien ha entendido lo de Tahití?
Sin más que decir, me despido.
¡Nos leemos!
