Ni Marvel ni High School DxD son de mi propiedad, pertenecen a sus respectivos autores.
Yo hago esto sin ánimo de lucro, solo para pasar el rato.
Este fic contiene/contendrá violencia, palabrotas, posible lemon más o menos fuerte y demás cosas. Leedlo bajo vuestra responsabilidad, que yo ya lo he puesto en categoría M.
—comentarios.
—"pensamientos".
—*hablando por teléfono, comunicador, etc.*
—(J.A.R.V.I.S.)
—+F.R.I.D.A.Y. +
—[Ddraig, Albion, etc.]
Capítulo 56:
NUEVO MUNDO — PARTE 07
Cuando Issei entró a la Torre, F.R.I.D.A.Y. le avisó de un último avance con respecto a uno de los proyectos de su departamento, lo cual le alegró el día. La sesión en el desierto le había nublado el despejado día, pero ahora podría olvidar todo aquello y centrarse en algo más agradable. Desde que varios de sus trabajadores presentasen la dimisión por todo ocurrido con la revelación, el tiempo de entrega también se había retrasado, lo cual no era bueno teniendo en cuenta la difícil situación de la empresa. En los últimos días comenzaba a recuperarse del batacazo sufrido por su culpa. Si bien muchos proveedores habían decidido no relacionarse con la empresa, otros tantos sí estaban dispuestos a financiarlos. Después de todo, ¿qué pesaba más que el dinero? Industrias Stark seguía siendo la empresa líder en tecnología, y los inventos del departamento de Issei eran también muy cotizados. Saber que ahora uno de ellos al fin había logrado un gran avance era algo que le supuso una gran alegría.
Con presteza subió hasta la planta dedicada a su departamento. Podría haber ido a la sede en Los Ángeles, pero aún eran muchos los que intentaría volarle la cabeza aún con armadura. No, es más, llevarla provocaba un aumento de las ganas de dispararle. No supo cuánto tiempo estuvo allí, pues cuando Tom entró, en el exterior ya estaba cercana la noche.
—¿Hace cuánto has vuelto? —preguntó molesto el artista.
—Pues… La verdad es que no tengo ni idea —admitió Issei avergonzado—. Es que me han avisado de…
—Ya, ya. Un proyecto que ha avanzado —Issei le miró sorprendido—. No me mires así. ¿No ves que te conozco? —negando con la cabeza se acercó, colocándose a su lado—. Buenas noticias, ¿no?
—Bastante, sí. Este es un proyecto primordial en mi departamento. Sacarlo al mercado proporcionará grandes beneficios, y no solo a la empresa.
—Ya… ¿Y la gente lo comprará? —cuestionó no muy seguro del éxito del producto.
—Nuestros socios sí, la gente… Bueno, las hay más baratas, ciertamente, pero en relación calidad-precio…
—Sabes que no me refiero a eso—le cortó. Issei se encogió de hombros—. ¿Y qué tal la sesión?
—No ha sido agradable. Me ha llevado hasta el lugar del accidente y ha decidido hacer un recorrido por mis sentimientos con respecto a mis padres, el momento del incidente y mi adopción.
—¿Tan malo ha sido?
—Para mí sí, pero es lo que toca, ¿no? —encogiéndose de hombros, Issei restó importancia—. ¿Y qué tal todo por aquí?
—Bueno, tu padre, Happy y Pepper están en un viaje a Canadá.
—Cierto. Me había olvidado de ello.
—Se nota. En cuanto a Kuroka… La sesión de hoy ha sido muy tensa. Me temo que la sentencia de Kuroka no va a ser buena.
El cambio de tema pareció llamar la atención total de Issei. Tan centrado estaba en la tarea y en intentar olvidar las sensaciones de la terapia que se había olvidado por completo del juicio de Kuroka. Minimizó los hologramas, volteando para encarar por completo a su amigo.
—¿Qué ha pasado?
—Lo que supongo que ya te imaginabas: Kuroka mató a su amo y no puede usar la legítima defensa. Fue un acto de venganza.
—Pero se iba a llevar a su hermana a pesar del trato que tenían. Iba a hacerle lo mismo que a ella.
—Lo sé, lo sé. Parece ser que esa es la única baza que puede jugar a su favor ahora mismo.
Issei bufó, fastidiado. Ya esperaba que el juicio fuera cuesta arriba, pero no esperaba que aquella fuera su única baza.
—Puta mierda…
—¿Verdad? La defensa ha jugado bien, aunque nosotros también. Al final todo se centra en que fue un acto de venganza, no de legítima defensa. Eso y el hecho de que un siervo mató a su amo. Ya sabemos que las leyes demoníacas no dan muchos derechos a los siervos. Incluso por aquella época tenían aún menos.
—¿Y cuál será su última defensa?
—Que su antiguo amo rompió el trato que hizo con Kuroka para poder convertirla en su sierva, que ella defendió y evitó que su hermana fuera sometida a torturas con tal de obtener un súper demonio, y que las leyes ignorarían las denuncias de Kuroka dado que era un reencarnado contra un noble pura sangre. De esta última hay demasiados antecedentes como para que lo desestimen o digan que le hubieran hecho caso. Ni aunque les hubiera contado sobre ese proyecto la habrían creído. Era su palabra contra la de un pura sangre, un noble.
—Mierda de justicia.
—En verdad, la nuestra no se diferencia mucho —puntualizó Tom, haciendo mención a casos similares al de la yōkai—. Rias me ha explicado que a lo máximo que pueden aspirar es al exilio, aunque bueno, era una de las opciones que se comentó cuando se lo consultaron a Kuroka. Y bueno, ella ha vivido muy bien fuera de territorio demoníaco, ¿no? Me parece que estará contenta con esa sentencia. Después de todo, el infierno nunca fue su hogar, ¿no?
—Puede. ¿Y dónde está ahora?
Tom se encogió de hombros.
—Ya la conoces. Habrá salido de la Torre y estará paseando por la ciudad, relajándose, pensando en la sentencia. La verás más tarde.
Issei asintió, volviendo a centrarse en el proyecto de la empresa. Tom se apartó de la mesa, yendo dirección a la puerta. Y tal y como Tom dijo, Issei volvió a ver a Kuroka bien entrada la noche. El Stark estaba durmiendo plácidamente, hasta que notó un bulto en la cama, uno que aparecía de pronto. De pronto unos brazos le rodearon, abrazándolo por la espalda.
—Tom ya me ha contado —musitó, intentando darse la vuelta, aunque Kuroka no se lo permitió.
—Quédate así —murmuró la yōkai.
Issei asintió. Luego de varios segundos se atrevió a preguntar.
—¿Asustada? —Kuroka asintió con la cabeza—. Eso es normal. ¿Qué es lo que te da miedo exactamente?
—Mi hermana…
—Es sierva de Rias. No pueden hacerle nada.
—... Que poco conoces a los demonios… Tú solo has visto la parte más amable, pero yo sé de lo que son capaces por orgullo y venganza…
—¿Crees que puedan ir tras ella?
—Hay muchas formas de hacer daño, de hundir a alguien. Deberías saberlo bien.
Issei hizo una mueca. Ahí tenía toda la razón del mundo.
—Estoy seguro de que Rias ya sabe eso. Además, la Casa Naberius está hundida, con todo su poder e influencia perdidos por todo lo que le pasó y lo que ahora se ha demostrado.
—Por eso mismo —El tono de la nekomata se volvió venenoso—. Gremory ha ayudado en que el poco poder e influencia que le quedaba a esa Casa se pierda. Ya no les importará hacer lo que sea con tal de vengarse, ahora también de ella. No importará que su hermano sea un Rey Demonio.
—Entiendo.
Issei no supo qué decir en ese momento. En verdad había visto varias caras de los demonios, pero no la peor de ellas. No era lo mismo conocer una historia que haberla vivido. Y si Kuroka tenía razón, en verdad podría pasar algo, algo contra Rias y su séquito, principalmente Koneko.
—Hubiera sido mejor si no os hubiese hecho caso —musitó Kuroka, abrazándose más fuerte.
El humano no supo qué decir. Simplemente cogió su mano, estrechándola con cuidado. Ese mismo gesto lo había hecho Iris con él incontables veces, y era algo muy tranquilizado a pesar de su simpleza. Con aquel gesto, volvió a cerrar los ojos.
XXXXX
La tensión se palpaba en el ambiente. Aquel día, veintiocho de junio, iba a ocurrir un hecho histórico en la sociedad demoníaca abrahámica. En este importante día, se anunciaría la sentencia del juicio donde se juzgaba a una famosa criminal de los demonios por el crimen de asesinar a su antiguo amo. En otras circunstancias, aquel juicio no habría durado ni una sola sesión, pero teniendo en cuenta la actual situación demoníaca, el desarrollo no fue tan unilateral.
Kuroka no había hablado con los abogados aquella mañana. No hacía falta. Todo lo que se podía haber dicho ya se dijo. ¿Hablar por hablar? Nadie deseaba eso. Ni siquiera desearían suerte. Esta vez Rias movió algunos hilos para, disimuladamente, poder llamar a Issei y así ambos humanos pudieran escuchar la sentencia.
Tom caminaba de un lado para otro mientras observaba de reojo el inactivo sello demoníaco. Issei y Kuroka estaban terminando la sesión. En verdad les envidiaba, era una buena manera de quitarse el estrés, por no olvidar que la terapia ayudaba a Issei a no acercarse a la muerte… aunque costó. Tuvo que pasar casi una semana para reiniciarla, algo normal por las circunstancias, pero a fin de cuentas vino bien para ambos.
Cuando escuchó unos pasos volteó para verles. Ambos se veían relajados, o al menos todo lo relajados posible teniendo en cuenta las circunstancias.
—¿Ya estáis mejor? —interrogó jocoso, intentando disimular su nerviosismo.
—Mejor que tú, desde luego-nya —dijo Kuroka burlona—. Tienes el ki alterado-nya.
—Lo sé. Dios… parece que me estuvieran juzgando a mí. Ups, lo siento.
Tom sonrió avergonzado al ver a Kuroka con gesto molesto, masajeándose la sien. A veces olvidaba que no podía usar la palabra Dios o algo relacionado con la Biblia o cualquier cosa sagrada con ella delante.
—Parece que está por empezar —advirtió Issei al ver el sello iluminarse.
Kuroka asintió y se sentó en la silla. No mucho después Issei recibió una llamada de Rias, pero ya sabía lo que tenía que hacer: silenciar el micrófono. Observaron de reojo a la nekomata, pero esta se mantenía tranquila. Pareció intercambiar saludos, pero poco más.
Lo primero que escucharon fue el anuncio de la presencia del juez y un breve discurso. Siguió un par de últimas charlas, el anunció de los cargos, los argumentos de la defensa y la acusación, etc.
Finalmente, el juez se dispuso a anunciar la sentencia luego de haber repasado. Issei y Tom escucharon atentamente el móvil, expectantes, mientras miraban a Kuroka.
—*Bien. Luego de una semana de juicio y de estudiar en profundidad los argumentos de ambas partes, procedo a dictar sentencia—Todos contuvieron el aliento—: se declara culpable de asesinato a la señorita Kuroka —La defensa estalló en júbilo, incluyendo a la mayoría de los presentes. Issei y Tom miraron a Kuroka, quien sonreía con una mezcla de tristeza, ira e ironía—. ¡Orden, orden! ¡No he terminado! —exclamó el juez molesto mientras golpeaba la mesa con el mazo, haciendo callar a todos los presentes—. Como decía, se ha declarado culpable a la señorita Kuroka por el asesinato de su antiguo amo, pero —Aquel pero no gustó nada a la defensa ni al hijo del anterior amo de la yōkai—, teniendo en cuenta las condiciones de aquel acto, se declara que el castigo de la señorita Kuroka es el exilio del territorio demoníaco abrahámico bajo pena de muerte —La incredulidad estaba plasmada en los rostros de la defensa y el actual jefe de la Casa Naberius, y las protestas no tardaron en resonar—. ¡Orden, orden, o les acuso a todos de desacato! Bien, así está mejor. Como decía, la acusada queda exiliada y en caso de pisar nuestro territorio, podrá ser ejecutada. Aclaro que nuestro territorio no incluye los que teníamos en la Tierra, como podría ser Kuoh, antiguo territorio administrado por los Belial, Gremory y Sitri*.
Ambos humanos pudieron observar a Rias suspirar… ¿de alivio? Sí, dirían que era de alivio. Desviaron la mirada hacia Kuroka, quien alzaba una ceja. Seguramente debía estar un poco sorprendida porque la sentencia no hubiera sido la cárcel o la muerte.
—*¡¿Cómo osa dejar que salga impune, sin castigo?! —exclamó el actual líder de la Casa Naberius—. ¡Mató a mi padre, a un líder de los Pilares! ¡Esto es una vergüenza! *
Muchos otros apoyaron sus palabras, por lo que el juez tuvo que pedir la intervención de las fuerzas de seguridad. Ante su presencia y la mirada amenazante del juez, todos volvieron a calmarse.
—*He tenido muy en cuenta ese dato, señor Naberius, así como el resto. Usted bien sabe, todos los demonios saben, que si hay un contrato, un acuerdo, ya sea verbal o escrito, ambas partes tienen el deber de cumplirlo. En este caso, su padre lo incumplió al intentar realizar esos experimentos en la hermana de la señorita Kuroka. Eso invalida el contrato, y todos sabemos que si una de las dos partes incumple el contrato, se pueden tomar represalias —el líder del Clan estuvo a punto de protestar nuevamente, pero un par de soldados hicieron ruido como advertencia, la última—. El segundo argumento es el trato hacia la sierva. Si bien es cierto que en nuestra sociedad permitimos ciertas cosas con respecto a las relaciones amo-siervo, lo que pasó la señorita Kuroka fue más que suficiente para que actuase en defensa de su hermana. Recordemos nuevamente que en el contrato entre su padre y la señorita Kuroka se especificaba que su hermana, la señorita Shirone, actualmente llamada Koneko Toujou, quedaba totalmente fuera de aquel proyecto. Debía ser cuidada, no debía recibir daño alguno, ya fuera físico o psicológico, y aun así lo incumplió. Estos dos argumentos son los que me han hecho dictar esta sentencia. La señorita Kuroka, si bien actuó en venganza, también actuó en defensa de su hermana. El incumplimiento del contrato, y teniendo en cuenta que sus súplicas habrían caído en saco roto, les guste admitirlo o no, avalan su actuar. Por ese motivo la sentencia es el exilio bajo pena de muerte. Se levanta la sesión*.
Con un último golpe de mazo, el juez se levantó y abandonó la sala. Kuroka estaba estática, ahora sí, impresionada e incrédula. Issei y Tom podían escuchar mucho barullo, pero sus ojos pudieron captar varias manos apareciendo alrededor de Kuroka. Suponían que debían ser los abogados felicitándose y felicitándola a ella. Habían logrado su objetivo, después de todo. No podían aspirar a que la declarasen inocente, pero sí al exilio bajo pena de muerte.
Kuroka asintió un par de veces, volteó para mirar a alguien y poco después el sello se desactivó. Para la nekomata, la sala del juzgado había desaparecido. Volvía a estar en la sala con los dos humanos. Tom parecía muy contento, quizás demasiado para su gusto. Issei, en cambio, se le notaba menos eufórico, quizás no queriendo parecer demasiado alegre al no saber cómo reaccionaría la yōkai.
—Esto ha salido bien, ¿no? —Se aventuró a preguntar Tom—. Al final no ha ido mal la cosa, ¿no os parece? Vale que no puedas volver a pisar el infierno sin que te vuelen la cabeza, pero al menos ya no serás perseguida fuera de él.
—Yo no estoy tan segura —dijo Kuroka cruzándose de brazos—. Él, y muchos otros, no están nada contentos con la sentencia. Seguramente mandarán sicarios a por mí.
—Pues a menos que quieran entrar en conflicto con nosotros, no creo que vaya a pasar nada, ¿no? Digo, no creo que se atrevan a enviar a nadie, o venir ellos mismos, aquí para matarte, ¿no? Digo, sería ir contra los Vengadores —La yōkai se encogió de hombros—. Hija, intenta ser más positiva. Vale, ese tipo seguramente intentará algo, pero oye, como he dicho, ahora no estás en busca y captura.
—Consuelo de pocos.
—Ains… En serio, a veces tan divertida y otras tan… Bah, paso de discutir. Sigo creyendo que esto es una victoria. ¿Pequeña? Puede, pero victoria, al fin y al cabo.
—Lo importante es lo que piense Koneko ahora —intervino Issei—. Ella ha seguido muy de cerca el juicio, pero no sé si estaría dispuesta a intentar contactar contigo.
—Uy sí. Seguro que está entusiasmada por volver a verme —dijo Kuroka con una sonrisa sarcástica—. Aunque hice lo que hice por lo que lo hice, la abandoné.
—La dejaste en un lugar seguro.
—Ella no lo verá igual.
—Hasta que no hables con ella no lo sabrás. Piensa lo que quieras, pero hasta que no habléis no sabréis si podréis retomar vuestra relación.
Kuroka observó a ambos hombres, sonriendo levemente.
—Sois demasiado optimistas-nya.
—Yo soy así por naturaleza —dijo Tom con una amplia sonrisa—. Y este tiene que aprender a serlo o el mundo se le caerá encima algún día.
Issei entrecerró los ojos. De pronto, el teléfono demoníaco sonó. Rias quería realizar una video llamada. Tom se colocó a su lado, pero Kuroka se quedó en su asiento.
—¿Sí?
—*Hola chicos —saludó animada la Gremory—. Al final ha salido mejor de lo esperado*.
—Debo decir que me ha sorprendido el juez. Le esperaba más…
—*Lo sé, pero tenía que ser imparcial. En parte siento lástima por toda la presión que ha tenido que aguantar*.
—Es lo que toca —dijo Tom.
—*Así es. Aun así, temo que el marqués Naberius juegue sucio ahora que se ha dictado sentencia*.
—Sí, por aquí pensamos igual. ¿Alguna idea?
—*Lo mantendrán vigilado, a él y a otros*.
—Algo es algo.
—¿Koneko? —preguntó Issei.
Rias suspiró, entendiendo por dónde iba.
—*No sabe qué pensar. Pero ahora… Quizás esté dispuesta ahora. Ya avisaré cuando ella tome una decisión*.
Issei y Tom miraron disimuladamente sobre sus hombros, observando a Kuroka, que no apartaba su mirada de ellos.
—Sería de agradecer. Después de todo, aún tenéis prohibido abandonar vuestros hogares, ¿no?
—*Me temo que sí. Es muuuy aburrido. Por mucho que adore mi hogar, quiero salir de aquí, volver a la Tierra, a Kuoh*.
Ambos sonrieron ante el mohín que hizo la heredera.
—Quién sabe. Quizás dentro de poco.
—*Eso espero chicos, eso espero. Oh, me temo que debo dejaros. Me reclaman. Os avisaré cuando Koneko tome una decisión*.
—De acuerdo. Gracias.
—Nos vemos pronto.
Con la llamada finalizada, Issei se cruzó de brazos. Organizar el posible encuentro entre ambas iba a ser bastante complicado.
XXXXX
Issei no pudo evitar bostezar. Eran las malditas cinco de la mañana y estaba esperando a las afueras del Triskelion. En aquellos momentos se estaba acordando de toda la familia de Mark. Ya bastante poco había descansado. En las últimas dos semanas había tenido mucho follón. Los problemas no hacían más que acumularse y lo último que necesitaba era un madrugón como aquel.
Se apoyó en la barandilla del puente, esperando alguna señal del equipo que tenía que ir a recogerlo mientras divagaba sobre dónde podría estar aquella otra base que para llegar a ella implicaba estar despierto a aquella hora. El sonido de unas ruedas lo sacó de sus pensamientos y al voltearse pudo ver un coche que salía del interior del recinto.
El vehículo se detuvo frente a él y pudo ver que un joven se bajaba del asiento del copiloto.
—Issei, ¿verdad? —era uno de los miembros del equipo de aquella mujer, Gabrielle. Cómo era que se llamaba, no lo recordaba. Sin darle más vuelta asintió a la pregunta—. Disculpa el retraso, estábamos con los preparativos.
—Ya era hora.
—Sube por favor —le pidió cortésmente a lo que el Stark asintió para encaminarse al vehículo—. Sara, arranca —ordenó el susodicho mientras volvía a subirse.
Mientras tanto, Issei pudo ver cómo la puerta de los asientos traseros se abría sola para descubrir que dentro no iba a estar solo. Estaba la otra mujer, Cassandra.
—Hola —saludó cortésmente, pero cómo era de esperar ella siguió con la vista fija en sus cosas.
La puerta se cerró para rápidamente el vehículo arrancar.
—Hemos dejado un abrigo a tu lado, dónde vamos hace frío —le indicó el ayudante de Gabrielle.
—Pero si estamos en pleno verano.
—Hazme caso —le indicó la conductora—. Cuando tus huevos estén a dos doritos de volverse pelotas de golf lo agradecerás. La última vez casi me quedo como una Barbie.
—¿A qué te refieres?
—Sin coño.
—Sara, céntrate en conducir —le dijo el otro.
—¿Y Mark? Pensé que vendría con nosotros —comentó Issei al no ver al psicólogo.
—Vamos de camino a recogerle.
—¿Y ella? —no pudo evitar preguntar ante la presencia de Cassandra.
—Órdenes de S.H.I.E.L.D., quieren que una de sus agentes esté en todo momento presente.
—¿Eres algo así como inteligencia secreta? Tienes pinta de ello… ¿conoces a Romanoff?
Pudo ver cómo ella reaccionaba, levantaba la vista de su libro y le hacía una señal para que guardara silencio.
—Déjalo —le dijo Sara—. No es mucho de hablar.
Después de aquello el coche siguió en silencio hasta que se detuvo en una de las calles de la ciudad, acto seguido la puerta se abrió y frente a él estaba Mark.
—Oh, veo que sigues despierto.
—Estoy haciendo mi mayor esfuerzo para ello.
—Va a ser un viaje largo, vas a acabar cayendo.
—¿A dónde vamos?
Mark iba a decir algo, pero un carraspeo por parte de Cassandra lo detuvo, el psicólogo no pudo hacer otra cosa que encogerse de hombros para sentarse al lado de Issei. Ambos quedando frente a la agente.
—¿Te importa? —le señaló su teléfono—. Tengo que gestionar algunas cosas.
—Adelante.
Mark asintió para ponerse a lo suyo, pero a los pocos minutos habló.
—Puedes hablar, ¿sabes?, no estamos en terapia.
Pero Issei negó con la cabeza. El vehículo se detuvo pasado un tiempo.
—Podéis bajar —indicó el asesor de Gabrielle.
Todos se desabrocharon los cinturones para comenzar a bajar del vehículo, en el exterior Issei se dio cuenta de que estaban en un aeródromo y frente a ellos había otro quinjet.
—¿Vamos a volar otra vez?
—Me temo que sí.
—Cuando Marilyn vea la factura a S.H.I.E.L.D. lo va a flipar —no pudo evitar decir el Stark.
—Nadie dijo que hacer terapia fuese barato.
—¡Chaval! —lo llamó la conductora—. ¿Esto qué está aquí es tuyo?
—¿Qué cosa?
Al darse la vuelta sintió como un picotazo en su cuerpo, un impacto que lo tumbó al suelo, su cuerpo se agitaba debido a la electricidad que lo sacudía.
—¡Vaya si tiene aguante! —pudo escuchar como decía Sara.
Entonces en su campo de visión apareció Cassandra, pero lo que captó su atención fue el brazalete que llevaba en su muñeca. Ya lo había visto antes. Era la mordedura de la viuda. Y sin darle tiempo a decir algo más le asestó otro disparó que lo dejó finalmente inconsciente.
XXXXX
Issei despertó de un sobresalto, Miró para todos lados angustiado hasta que se topó con Mark frente a él, quién se adelantó y señaló a otro punto de la nave, a Cassandra.
—Lo siento yogurín —se disculpó ella sin sentirlo en realidad—. Es protocolo.
—¿Qué clase de persona pone un protocolo así? —gruñó mientras se acariciaba la zona de la «mordedura».
—Gabrielle —afirmó Mark.
—Nadie puede saber nada de esta instalación, ni siquiera los altos mandos de S.H.I.E.L.D. —respondió Mark—. Es una cosa entre Gabrielle y Furia.
—Voy a tener que hablar con Fury seriamente —siseó molesto mientras revisaba los bolsillos.
Le habían quitado el móvil y todo aparato electrónico.
—Esto es un favor de los gordos y como tal debíamos acatar sus exigencias.
—O sea qué me vais a volver a noquear para salir.
—Me temo que sí —le respondió ella—. Aunque esta vez te dejaré contar hasta tres.
—Mira que graciosa la niña —dijo Issei con sarcasmo.
—Issei —le llamó Mark—. Si quieres seguir adelante no hay más remedio, deberás ceder te guste o no.
—¿Y si no?
—Pues tendremos que dar media vuelta. Te recuerdo que estaba en el contrato: debías aceptar mis procedimos te gustasen o no.
El Stark, después de un tiempo, no pudo hacer otra cosa que refunfuñar.
—Esto es peor que lo de Tom.
—Bienvenido al barco —le dijo Cassandra mientras iba hasta la puerta del hangar.
Para el Stark no pasó desapercibido la indumentaria que llevaba ella, un traje demasiado particular. Entrecerró los ojos al reconocer la vestimenta.
—¿Por qué vistes como…?
—¿La Viuda Negra?
—Sí… No me jodas. No me digas que…
—La señorita Dimitrescu fue entrenada por la propia agente Romanoff —El holograma de Gabrielle había aparecido en medio del espacio—. Dada la necesidad de contar con un personal acorde al tipo de trabajo que desempeñamos me pareció lo más propio la libre circulación de conocimientos.
—Te lo dije —reafirmó Mark—. Cosas entre Gabrielle y Furia.
Issei chasqueó la lengua, metiendo sus manos en los bolsillos.
—"¿Por qué no me echaste una mano?"
—[Lo pensé, pero como que no me dio la gana. Además, fue divertido ver cómo te retorcías por la descarga]
—"¿Y si me hubieran matado?"
—[¿Crees que lo hubiera permitido? No me tomes por tonto, niño]
El humano entrecerró los ojos, molesto ahora también con el dragón.
—¿Se puede saber qué demonios hacéis aquí? —quiso saber mirando al holograma de Gabrielle.
—Pronto lo verá por sus propios ojos, señor Hyoudou–Stark. Mientras tanto les esperaré en la base. Bienvenidos al Dominio.
A la vez que el holograma desaparecía la compuerta se abría, dejando pasar una gélida brisa que caló hasta sus huesos. Issei enarcó una ceja al ver el exterior: donde se suponía que estaba la base, su cuello se dobló todo lo que pudo al ver el «cielo».
—Si esto no te sorprende lo hará lo demás, seguro —le dijo Mark mientras le daba unas palmaditas en la espalda.
Estaban en el exterior, pero a la vez no. Ante sus ojos se extendía una enorme superficie de hielo que cubría por completo alguna especie de caverna donde se hallaba la base. El Dominio no era como las otras bases de S.H.I.E.L.D. que había visto. Situada sobre el precipicio de la caverna, la estructura en forma de aguja hecha completamente de acero flotaba en el espacio sin ningún tipo de arnés o soporte.
—No me explicaréis aún nada, ¿verdad?
—Lo sabrás cuando llegues —Fue el turno de Cassandra—. Subid —les ordenó.
Cassandra encendió el vehículo para comenzar a descender ladera abajo.
—La base está en el interior de un glaciar —le dijo Mark—. Por eso lo del abrigo y que necesitábamos salir con bastante tiempo.
—"¿Ddraig?"
—[Norte]
—"Bien". Sigo sin entender que es todo esto.
—¿Acaso pensabas que las empresas de tu padre eran las únicas que tenían tecnología punta?
—Depende del campo. ¿De qué está hecha? —preguntó a medida que se iban acercando a la aguja.
—No es mi campo, pero hasta donde tengo entendido no se consiguen por estos lares.
—Extraterrestre, ¿eh?
Issei no dijo nada más, simplemente siguió observando la estructura que ahora, con mayor claridad, estaba compuesta por un acero que casi parecía blanco. El equipo llegó al borde del precipicio. Issei seguía observando todo con mucho detalle, intentando comprender la física detrás de toda aquella infraestructura. Al bajar del vehículo se acercaron hasta una especie de mirador. Al ver que el Stark no decía nada, sino que le miraba fijamente, Mark miró a la «recepcionista».
—Cassandra —le pidió Mark.
La agente asintió para acercarse a un punto de la superficie completamente plana para, ante su presencia, activarse y del suelo emerger algún tipo de pedestal que proyectó una luz. El joven pudo ver como la agente tecleaba una serie de cosas sobre la luz. Acto seguido del suelo emergieron dos estructuras del suelo con forma de arco que se posicionaron frente a ellos. Una serie de descargas eléctricas comenzaron a conectar ambas estructuras hasta que de pronto se formó un vórtice en medio de estas.
— "¿Un portal? ¿Tienen tele transportadores? Esto sí que es inesperado".
—[¿Te sorprende que S.H.I.E.L.D. oculte este tipo de cosas?]
—"¿Que tengan contacto con alienígenas? Pues la verdad es que no. Pero que tengan una tecnología como esta… Pues un poco. ¿Es normal que exista esta tecnología?"
—[Muy pocos tenían acceso a algo semejante, pero existe]
—"Lo que se podría hacer con esto…"
—Adelante, tú primero, cruza el portal.
Issei miró a Mark con una ceja alzada.
—¿A qué viene esa cara? ¿El genio de la tecnología no eres tú? ¡Ale! Que hoy es noche de pelis con mis hijos y me gustaría llegar a tiempo.
Sin más, Cassandra empujó al joven para así todos atravesar el portal. Fue un fogonazo, tan rápido como vino se fue y cuando se quiso dar cuenta ahora estaba en medio de una gran sala, con altos techos. Todo construido en aquel pulido y fino acero.
—Bienvenidos —la voz de Gabrielle resonó en la sala.
Estaba parada frente a ellos, flanqueada por sus dos marionetas particulares.
—"¿Te suena de algo?"
—[Ahora mismo no, pero te comentaré si lo hago]
—¿Alguien me va a decir dónde estamos? ¿Seguimos siquiera en la Tierra?
—Es confidencial —le dijo el que era su asesor.
—No te preocupes Tae, está bien —lo tranquilizó Gabrielle—. Si eres tan amable de acompañarme.
—¿Yo también? —le preguntó Mark—. Ya el cuento me lo conozco.
—¿Quieres que venga? —le preguntó ella al Stark.
Issei se encogió de hombros. Estaba solo en un sitio que no conocía, en un lugar que no sabía cuál era y si algo pasaba pensaba llevarse a Mark con él.
—Seguidme, el resto seguid con lo vuestro. Nos veremos pronto.
Todos acataron las órdenes para desaparecer por diferentes corredores.
—Seguidme —pidió Gabrielle.
Los tres caminaron en silencio hasta la pared que tenían al frente, donde nada más detectar su presencia un pasadizo se abrió dejando a la vista una pequeña sala cerrada. Los tres pasaron a la vez que la compuerta se cerraba. Issei miró de un lado a otro sin saber qué esperar, hasta que de pronto escuchó los ruidos mecánicos y sobre ellos el techo se abrió y comenzaron a subir. Un ascensor compuesto por una única plancha de cristal transparente los subió por un túnel hasta que finalmente llegaron a su destino. El Stark se sorprendió al sentir el aire fresco mover sus cabellos.
La plataforma los había llevada a otra especie de mirador, esta vez mostrándoles el interior de la estructura. Era completamente hueca por dentro, de forma hexagonal con estructuras en forma de anillos que se prolongaba unos cuantos metros al interior de la base y de los que se proyectaba algún tipo de radiación azul. Una cosa llamó su atención y era el gran símbolo de una estrella alada impresa en cada una de las paredes.
—¿Alguna vez Furia te llegó a hablar de Carol Danvers? —Issei negó—. Fue la primera humana expuesta a la energía del Teseracto, capaz de asimilar su poder y por ende obtener habilidades sobrehumanas.
—¿Pudo sobrevivir a la energía del Teseracto? —Gabrielle asintió—. Eso es impresionante.
—Verás, el incidente de Nueva York, como te podrás imaginar, no fue la primera vez que la Tierra tuvo contacto con los alienígenas, ni tampoco con Thor o cualquiera que te puedas imaginar —Issei sonrió ladinamente—. Fue antes incluso que tú nacieras… creo. Por aquella época Furia no era la persona que es hoy, pero conoció a esta persona y ambos formaron equipo para detener una de las primeras grandes invasiones alienígenas a la Tierra. ¿Qué querían? A día de hoy seguimos sin saberlo con exactitud, pero aquel episodio nos demostró que no estábamos solos y que era necesario poner en marcha un plan. Se podría decir que ella fue la primera Vengadora, la iniciativa surgió por ella, por lo que os podrías considerar algo así como su descendía.
—¿Cuándo ocurrió?
—Principios de los noventa.
—¿Y sigue viva?
—Así es.
Issei asintió.
—¿Y dónde está?
—En algún punto del universo que desconocemos —Issei alzó una ceja, confundido—. Los poderes concedidos por Teseracto son complicados de entender. Simplemente quédate con que a día de hoy sigue por ahí fuera.
—¿Qué hace?
—Lo que hace un Vengador, ¿no?
—¿Y este sitio? ¿Qué es exactamente? ¿Un templo en honor a su figura? —preguntó con sarcasmo.
—Yo no lo llamaría, así como tal. Es cierto que gracias a ella hemos logrado cosas y por tanto le hemos rendido cierto homenaje, pero el objetivo del Dominio es muy distinto.
—¿Cuál es entonces?
—Un arca.
—... ¿Un arca?
—[Esto se pone emocionante]
—Ya sé que la religión no es lo tuyo, pero quizás sea la palabra más adecuada para definirlo. El incidente nos demostró que no estábamos solos, pero el mundo todavía no estaba preparado para exponer la gran verdad. Una pena que ocurriera de aquella forma con lo de Nueva York. Y que no solo era necesario un plan de contingencia en el caso de un posible ataque futuro, sino también de preservación y comunicación.
«No me malinterpretes, tenemos a los héroes más grandes de la Tierra, pero son solo eso, los héroes más grandes de la Tierra. Nuestra posición en el universo es peligrosa, no somos una gran potencia y estamos a años luz de muchas otras civilizaciones. Con la ayuda de Danvers se creó el proyecto Dominio: utilizamos maquinaria alienígena de los mundos con lo que ella había entablado contacto para crear algo así como una gran biblioteca con el objetivo de preservar no solo todo el conocimiento alguna vez alcanzado por el ser humano, sino toda vida de nuestro planeta. Somos el almacén más grande jamás creado con muestras de material genético de toda la vida de nuestro hogar, incluso con embriones vivos».
—¿Y comunicación?
—Los grandes imperios no se construyen por su maquinaria de guerra o sus riquezas, sino por las alianzas que son capaces de perpetuar con otras naciones. Danvers fue la llave que dio pie a poder comunicarnos con otras razas alienígenas, crear lazos con los que lograr expandirnos y obtener recursos y conocimientos que nos ayudarán a avanzar. No mantendremos mucho el contacto a día de hoy, pero sus actos nos han ayudado no solo a entablar alianzas con alguna que otra raza alienígena, sino conocer cuáles son una amenaza y cuáles no lo son. Verás, lo de Nueva York nos pilló a todos por sorpresa, no constaba en nuestra base de datos. Tampoco somos perfectos ni lo pretendemos. Pero a día de hoy tenemos buena amistad con varias civilizaciones más allá de las estrellas que cooperan con nosotros y nos hacen llegar información de los grandes movimientos que ocurren por encima de nuestras cabezas. Tenemos que estar atentos para estar preparados.
—¿Y algo relevante de esos movimientos?
—Puede que sí, puede que no. Por el momento no has demostrado utilizar con cabeza la información que suele ser determinista.
—Depende por donde se mire.
—Por esa razón voté en tu contra.
—¿En mi contra? —preguntó confuso.
—Casi echas por tierra el trabajo de toda una vida. Créeme, ha llegado a oídos de nuestras alianzas lo que un niño con ínfulas de dios hizo y han puesto en duda muchos aspectos de nuestro trabajo.
Issei se cruzó de brazos, sonriendo socarronamente.
—¿Y qué sentido tiene tenerme aquí cuando sabéis que no me gusta ocultar esta clase de secretos?
—¿Y qué sentido tiene llamarte Vengador entonces?
—No sabía que los Vengadores tuvieran que ir guardando secretos. Pensaba que estábamos más para frenar ataques alienígenas y esas cosas.
—Protegéis a la Tierra. ¿No es así? Proteger es una palabra con muchas caras, no solo enfrentarse a alienígenas. Por esto mismo voté en tu contra. No eres capaz de entenderlo.
—¿Y entonces qué te ha hecho cambiar de parecer?
—Él —señaló con simplicidad a Mark—. Deberías agradecerle más de lo que piensas, se ha jugado el pescuezo por ti. Si es capaz de demostrarnos que hay algo salvable en ti… quien sabe, quizás podamos echarte una mano el día del juicio.
Issei levantó una ceja con curiosidad. ¿Ayudarle en el juicio? ¿Pensaban mover hilos?
—Aun así, nos cobraremos un pequeño favor a cambio de tu visita.
—Estas cosas deberíais consultarlas antes de pedir nada a cambio. Y si me niego supongo que me echaréis de aquí e intentaréis que olvide todo esto, además de terminar mis sesiones con Mark.
—En efecto.
—Issei —habló Mark—. Es necesario, recuerda.
El superhéroe rodó los ojos, pero se encogió de hombros. Entonces Gabrielle volvió a tomar la palabra.
—Aunque en cierto modo debe resultar ofensivo dirigirse al recipiente y olvidar la otra parte que posee una consciencia y voz propia.
—[Vaya, pero si al fin alguien nota mi presencia] —dijo Ddraig con sarcasmo.
Issei sacó las manos de los bolsillos, cruzándose de brazos, dejando a la vista la gema verde.
—Tenemos ciertos agujeros dentro de la historia de nuestro planeta que hasta la fecha no hemos podido rellenar. Consideramos que tú podrías aportarnos información de utilidad que nos ayudaría a rellenar esas lagunas, por lo que ¿podemos contar con tu colaboración, Ddraig?
—[Yaaa… Bueno, depende de cómo me pilles. No es que sea muy colaborativo]
Issei succionó sus labios en un intento de aguantar la risa. Pero Gabrielle no mostró ninguna reacción o respuesta a su mofa, simplemente continuó.
—Consistiría en mostrarte nuestra línea temporal y tú explicarnos cuál es el puente que une los espacios vacíos. ¿Te parece bien?
—[Ya veremos] —dijo con un tono de voz que no dejaba mucho margen a una respuesta afirmativa.
—Pensaba que serías más colaborativo.
—Se nota que no habéis tratado con dragones —dijo Issei con una ligera sonrisa—. Cuando no quieren hablar debes rendirte. No dirán nada, y es mejor no enojarles. Lo sé por experiencia.
—¿No puedes hacer que hable? —cuestionó Mark.
—Como he dicho: si no quiere hablar no dirá una palabra. Yo nada puedo hacer. Lo siento.
—Pues como te dije, me temo que si no contamos con una respuesta afirmativa hasta aquí hemos llegado. Mark puedes acompañar al señor Stark al vehículo, ya Cassandra se ocupará del resto. Ha sido un placer vernos… —indicó con tranquilidad—. Mark, otra cosa, espero tu carta de renuncia mañana a primera hora.
Mark asintió para dirigirse hacia Issei. Stark parecía molesto con la última frase de la mujer.
—Acompáñame —le dijo con neutralidad.
—Espera un momento —dijo el Stark deteniéndole—. ¿Esto es en serio? —cuestionó a Gabrielle.
—¿Tiene pinta de estar bromeando? —le respondió Mark.
—No será la primera persona con cara de póker que bromee sin cambiar la cara.
—Issei, ¿acaso sigues sin verlo? No estamos en un juego.
—Se supone que la terapia y las condiciones es conmigo. ¿Qué culpa tengo yo o tú de que este —se señaló la mano izquierda— no quiera hablar?
—Déjalo, me gustaría llegar a mi casa para poder despedirme de mis hijos. Así que, si no te importa, ¿podemos darnos prisa?
Issei entrecerró los ojos, mirándole fijamente.
—¿Despedirte? ¿Es que se van de viaje?
—Me voy yo, y para cuando vuelva a lo mejor ya no están.
Aquello no le dio buena espina al Stark. Miró de reojo a Gabrielle, pero esta mantenía el mismo rostro que siempre. No pudo evitar sonreír de manera socarrona.
—Hay que joderse. Y me dicen a mi…
—¿Qué te pasa ahora? —cuestionó Mark ya obstinado.
—No sé. ¿A ti qué te parece?
—Si eres tan amable de iluminarme.
—Antes contéstame: ¿qué tanto te has jugado y por qué te vas a despedir de ellos? —interrogó con los ojos entrecerrados.
—Ferguson solo responde ante mí —le dijo Gabrielle, hablando ella por él—. Nosotros y S.H.I.E.L.D. somos independientes el uno del otro.
Pero Issei hizo oídos sordos a la mujer, manteniendo en todo momento el contacto visual con Mark, pero este suspiró.
—Lo que te ha dicho ella es cierto: nosotros somos independientes de S.H.I.E.L.D.
—No es lo que he preguntado.
—¿Puede acabar primero, Tony Stark? —El silencio de Issei fue su respuesta afirmativa—. Como decía, somos independientes. Nuestra relación con vosotros es la justa y necesaria, Gabrielle no quería que nos entrometiéramos más de la cuenta con el problema, es decir, tú, porque el proyecto podría peligrar. Yo insistí y acabé obteniendo el visto bueno, pero con una condición: si la terapia fallaba, renunciaría a mí puesto actual y me encargaría de las misiones diplomáticas. Es decir, estar años luz de mi familia indefinidamente. ¿Ahora entiendes por qué me he jugado el cuello por ti?
—Que yo sepa, la terapia no ha fallado. La terapia era conmigo, no con él, y él mismo ya avisó que hablaría si gustaba cuando tú le pediste que guardara silencio. ¿Dónde ha fallado?
—Mira, déjalo. No tengo la cabeza ahora para esto. Muévete.
Expulsando el aire por su nariz mientras cerraba los ojos, Issei se dio la vuelta mientras murmuraba algo. Mark pudo ver cómo la gema volvía a aparecer y parpadeaba, señal de que el dragón estaba hablando con su actual portador. Si no recordaba mal, ambos podían hablar mentalmente, pero en todo momento, tanto si era mental como si no, la gema brillaba.
—¿Ahora qué? —preguntó Mark cansado.
—Cosas nuestras. ¿Nos vamos o no? —respondió Issei secamente.
Sin responder, el terapeuta siguió andando hasta el ascensor para comenzar con el descenso que los llevó hasta el salón principal, donde para su sorpresa no solo les estaba esperando Cassandra, sino otros dos rostros conocidos.
—Vaya. Hablando del rey de Roma, por la puerta asoma.
Fury le miró fijamente con su único ojo. El Director de S.H.I.E.L.D. se mantenía tan serio, calmado y sereno como siempre. Natasha asintió con la cabeza.
—Buenos días —saludó la Vengadora—. Espero que hayas tenido un viaje agradable.
—Que te den con un táser en la espalda no es plato de buen gusto.
El Stark intercaló miradas entre Natasha y Fury.
—¿Qué? —cuestionó el Director—. Son sus normas.
—Que la próxima no respondo. Se lo comento.
—Dudo que haya una próxima vez —le dijo Cassandra.
—Nunca digas nunca, ¿no? La vida da muchas vueltas —respondió sin mirarla, aún con la mirada clavada en Fury—. ¿Podemos hablar un momento antes de irme?
El Director de S.H.I.E.L.D. asintió, comenzando a caminar, alejándose del grupo. Issei le siguió hasta que ambos estuvieron lo suficientemente lejos como para no ser escuchados.
—Saben que no sirve de nada, ¿verdad? —cuestionó Cassandra—. Gabrielle lo escucha todo.
—Eso no importa ahora —dijo la Viuda Negra—. Agentes, aquí tenéis los informes —le tendió unos documentos a Mark y Cassandra—. Esperamos que sirvan para el Proyecto Atlas.
Antes de comenzar a hablar, Issei miró al grupo y luego al resto de la estancia.
—Ddraig, ¿te importa?
—[Ahora mismo]
Fury observó con tranquilidad como una especie de escudo esférico color rojo les envolvía. Los otros miraron sorprendidos aquello, pues cuando la esfera terminó de envolverlos no podían ver absolutamente nada. Mark miró un tanto preocupado a Natasha, pero la agente permanecía tranquila a pesar de ya no poder ver ni a Issei ni a Fury.
—¿No estás preocupada?
—Para nada.
—¿Cómo?
Natasha sonrió, guiñándole el ojo.
—Mientras el yogurín no vuele esto por los aires me basta y me sobra —comentó Cassandra mientras observaba los documentos.
—Pero ahora ya no sabemos qué pasa ahí dentro —continuó Mark.
—Es con el Director Fury con quien habla. Todo estará bien —dijo Natasha mientras cruzaba sus manos tras su espalda.
—Prefiero no enterarme de nada a ver a Gabrielle cabreada.
—Ahí te doy la razón —afirmó el terapeuta.
Mientras tanto, en el interior de la barrera.
—No por nada, pero no me fio de este lugar —explicó Issei.
—Eso lo entiendo. ¿Para qué no nos oigan?
—Es mucho más que simplemente una barrera para insonorizar. Mi nivel respecto a la magia aún es demasiado pobre, pero el suyo no.
—Bien. Hablemos pues.
—Primero de todo: ¿desde cuándo lleva esto en marcha? Vale que me han hablado de una tal Carol en los noventa y que está perdida por el universo, pero me gustaría una mejor explicación y que eres, por decirlo así, fundador o cofundador de este lugar. ¿Y por qué S.H.I.E.L.D. no sabe nada, por qué está al margen? ¿Y cómo demonios es que la tía esa… Cassandra creo recordar, es agente de S.H.I.E.L.D. pero trabaja como recepcionista y sabe además de esto? No me digas que es gemela de la otra.
—Te responderé por partes:
«En la década de los noventa tuvimos el primer contacto moderno con una raza alienígena, los skrull. Yo aún no era director de S.H.I.E.L.D. Creímos que se trataban de enemigos ya que podían infiltrarse sin problemas. Son cambia formas. Danvers nos ayudó a enfrentarles, hasta que supimos que no eran enemigos. Esta especie ha estado en guerra con otra, los kree, durante mucho tiempo, llegando al punto de la casi extinción. Al final les ayudamos y ahora somos aliados. La señorita Danvers, su amiga, la por entonces capitana, María Rambeau, y el líder de los skrull, el general Talos, decidieron crear una alianza para enfrentar cualquier amenaza, principalmente los kree, que querían tomar represalias por la destrucción de dos de sus naves, a manos de la Capitana Marvel. Yo tenía, y tengo, mi trabajo en S.H.I.E.L.D., por lo que no formo parte, de manera oficial, del Dominio, pero trabajo con ellos: S.H.I.E.L.D. el planeta y Dominio el espacio».
«En cuanto al motivo por el cual S.H.I.E.L.D. no sabe nada es por lo que te acabo de explicar. Cuando los skrull se infiltraron pude comprobar que no podía fiarme de nadie, salvo de una sola persona —Issei supuso que hablaba de Coulson—. Dado que las altas esferas, por aquel entonces, eran bastante hostiles contra los alienígenas, preferí mantener todo esto en secreto. Algunos merecen ser guardados y otros pueden ser contados con cierto cuidado —Aquello era una reprimenda—. La capitana Rambeau se convirtió en la directora del Dominio, pero era solo la imagen, pues son los tres fundadores los que realmente mandan en todo el Dominio. Actualmente la señorita Gabrielle sustituye a la señora Rambeau, aunque debido a sus capacidades, Talos y Danvers decidieron centrarse más en sus tareas y dejarle esto a ella».
—De oligarquía a dictadura —comentó Issei con humor—. ¿Jubilación? —Fury asintió a la pregunta referida a Rambeau—. ¿Y usted tiene a alguien que le sustituya en el futuro?
La mirada imperturbable de Fury fue contestación suficiente. Issei asintió, cruzando sus manos tras su espalda.
—¿A usted le parece bien que Gabrielle sea la Directora?
—Puede que la señorita Aplin no sea una persona con la que se haga fácil simpatizar, pero es muy buena en lo suyo. Desde que asumió el mando, este proyecto se ha potenciado. Lo que empezó siendo una forma de preservar nuestro legado es ahora una gran alianza intergaláctica. Danvers es nuestra carta de presentación, pero ella es la que se encarga de tejer los lazos. A lo mejor no te parece llamativo, pero el resto de civilizaciones no son muy diferentes a las nuestras y ella está consiguiendo unir distintos mundos.
—¿Qué la hace tan especial?
—Sinceramente, no lo sé. Danvers nunca me lo reveló. Yo he hecho mis propias suposiciones.
—¿Puedo saber cuáles son?
—Su lealtad no es hacia nadie, ni a S.H.I.E.L.D., ni a ningún país o política. Es exclusivamente hacia nuestro planeta. Eso la convierte en una jugadora innata. Después de tener que vérselas con diferentes razas alienígenas, los asuntos de la Tierra no son nada para ella.
—Supongo que porque ya está usted, como director de S.H.I.E.L.D. Asuntos en los que está metida… ¿cierto? Mark dijo que básicamente «tiene al mundo cogido por los huevos».
—No sé hasta dónde llega su alcance, pero no dudaría de las palabras del señor Ferguson. Después de todo, un proyecto como este hace que tengas varios frentes abiertos y necesites de poder para sacarlo adelante. Por eso es la persona ideal: tiene los objetivos muy claros, ambiciosa, prácticamente es anónima y cuenta con un carácter férreo.
—Nada que no haya podido comprobar ya.
—A veces pienso que cuando se fue la cambiaron y trajeron a un robot.
—¿Cómo que irse?
—Danvers necesitaba comprobar que era la persona ideal para sustentar el Dominio. Hace ya varios años se la llevó en sus misiones y se ve que lo que vio le gustó, porque nada más regresar asumió el mando y ya lo demás es historia.
—Vale, eso ahora genera más preguntas que respuestas, pero algo me dice que nunca las sabré. ¿Qué pasa entonces con la gemela malvada? ¿Dónde entra ella en todo esto?
—Bueno —Furia suspiró—. Por dónde empiezo… No son familia, pero a la vez sí lo son por así decirlo.
—Otra vez, más dudas que respuestas… No me dirás que son clones, ¿verdad?
—No conozco los detalles. Danvers se la llevó y cuando regresó eran Gabrielle y Cassandra.
—Es un clon entonces.
—No lo son, hicimos los análisis una vez. Son casi como si fueran mellizas.
—¿Yin Yang entonces?
—[No sería la primera vez que me encuentro con alguien separado de esa manera]
—... No fastidies…
—No lo sabemos. Esa parte sigue siendo desconocida para nosotros. Pero la cosa está en que el proyecto ya tenía al cerebro, faltaba músculo ahora.
—¿Por eso hicisteis a Cassandra agente de S.H.I.E.L.D.?
—No, eso vino después. Esa chica tenía unas cualidades innatas, por eso se decidió que la agente Romanoff la entrenara. Si podíamos contar con alguien con las capacidades de la Viuda Negra, ¿por qué desperdiciarlo?
—Dos por el precio de una, ya veo.
—Llegamos a un acuerdo a posterior, Cassandra debe su lealtad a este proyecto, pero la convertimos en agente de S.H.I.E.L.D. para no solo tener ayuda extra, sino también para tener otro contacto con el Dominio. Gabrielle a veces desaparece por largos periodos.
—¿Y por qué recepcionista en la consulta?
—Se siente cómoda ahí, su círculo son esas personas y poco más. Además, es bueno tener seguridad dado las cosas que se llevan a cabo en esa consulta. Cómo te he dicho, prácticamente es otra Viuda.
Issei asintió con una mueca. Eso lo entendía perfectamente.
—¿Solo Natasha conoce este lugar? ¿Ningún otro como puede ser, quién se yo, el Capi?
—Me reservaré esa información.
Issei sonrió ladinamente, imaginando de quién se trataba, pues suponía que mínimo era cierta persona: la mano derecha de Fury… a falta del ojo de Fury. Pobre Phill.
—Lo mejor es tenerla de nuestro lado. No es que vaya a devolvértela de no hacerlo. Como te dije, los asuntos de la Tierra le traen sin cuidado. Pero si necesitamos que nos echen un cable de fuera, ella está allí.
—Pero tú eres Nick Fury, eres el Director de S.H.I.E.L.D., una de las personas con más poder sobre la faz de la Tierra. Y de repente viene esta tía con aires de grandeza a la que hay que tratar casi como si fuera una diosa.
Fury inspiró profundamente.
—Hyoudou, hijo, ya, a estas alturas de la película, deberías saber que el mundo es más complejo de lo que parece —No lo dijo con tono despectivo—. Yo no soy eterno, soy humano, igual que todos los que estamos aquí, y ya tengo una edad, y por tanto una experiencia. De nada sirve ser la persona más poderosa sobre la faz de la Tierra, como dices tú, sin nadie que continúe tus pasos. He entregado mi vida al bien de este planeta, a luchar por lo que justo, a dejar un futuro para todos. Pero más importante que mi visión ha sido el volcarme en las personas adecuadas.
—¿Qué quiere decir? —curioseó con una ceja alzada.
—No me considero un santo. Tengo más sombras que luces, pero sí algo creo que he hecho bien es transmitir unos conocimientos que van más allá de lo teórico. Enseñar a las futuras generaciones a valerse por sí mismas.
—Ahora resulta que ella es su discípula.
—No lo considero así. Para mí un discípulo es alguien que repite los pasos de su maestro. Yo simplemente he dado una parte de mi a personas independientes, individuales, que muchas veces no estarán de acuerdo conmigo. Estas pueden tomar lo que les he dado y decidir cómo utilizarlo. Pero al final no voy a ser eterno, soy mortal, como casi la gran mayoría, y para mí es un gran alivio el saber que el día de mañana habrá personas que tomarán mi lugar. Podrán hacerlo mejor o peor, sus métodos no serán como los míos, pero sé que lucharán por lo mismo.
—Y ella es una de esas personas.
—En efecto, y orgullosamente puedo decir que la alumna ya ha superado al maestro.
Issei se rascó la cabeza, viéndose un tanto sorprendido.
—Me sigue costando creer que Nick Fury haya dejado un asunto como este a otra persona.
—Si bien tengo mucha experiencia en tratar con alienígenas, tengo demasiadas cosas de las que ocuparme. Delegar a alguien de confianza no es una mala elección.
—Trato con alienígenas… —murmuró Issei para sí—. Hay mucho más que contar, pero no creo que me diga nada, ¿no?
—Creo que he sido demasiado generoso contigo.
Issei no pudo evitar mostrarse algo vulnerable frente a Fury, gesto que no pasó desapercibido para el espía, aunque no comentó nada.
—¿Por qué eres tan abierto conmigo? Todo esto solo lo saben otras dos personas ajenas a este lugar. ¿Por qué yo?
—Cuando supe sobre quién eras en realidad, a quién portabas, y observando también tu progreso, creí que tendría a alguien en quien delegar el trato con las criaturas sobrenaturales que pueblan nuestro mundo y aquellas fuera de la Tierra, pero también relacionadas por la religión. Con los miembros de la Alianza no tuvimos suerte por todo lo que pasó —Issei supo que Fury había incluido la gota que derramó el vaso para la Alianza, la revelación, aunque no le culpaba de todo lo demás—. Aun así, tú y los futuros líderes de los tres bandos y los yōkais de Japón, estáis sentando una base para nuevas relaciones, esperemos que amistosas. No negaré que me decepcionaste mucho con tu actuación. Ingenuamente creí que estabas preparado. Un grave error. Tienes más de tu padre adoptivo de lo que te imaginas, pero también creo que puedes cambiar a mejor y ser lo que esperamos de ti.
Issei abrió los ojos, sorprendido por aquellas palabras. ¿Qué significaba eso de que tenía de Tony mucho más de lo que esperaba? ¿Y ser quien esperaban que fuera? Él quería ser él, no lo que quieran los demás.
—[Te falta madurar mucho, compañero]
—Es por eso que elegimos al señor Ferguson, para que des un paso adelante.
—¿No fue Marilyn?
La falta de respuesta de Fury, así como su serena mirada, fue suficiente respuesta para Issei. El Hyoudou suspiró, volviendo a pasar su mano por la cabellera.
—Yo quiero que Mark siga siendo mi psicólogo, pero su jefa ha cortado por lo sano. ¿Qué puedo hacer yo? ¿No puedes hacer algo?
—El señor Ferguson no está bajo el manto de S.H.I.E.L.D., como bien has dicho. Si bien ha tratado a varios de nuestros agentes, no soy quién para decirle que te siga tratando o no.
—¿Y ya está? ¿Esto se acaba así, sin más?
—Quizás deberías mostrar un poco de humildad, ¿sabes? —Issei alzó una ceja—. Este lugar es de los más secretos del mundo. Es más, me atrevería a decir que no hay lugar más secreto que este, y a ti te han permitido venir. Hasta tú deberías entender que todo esto debe mantenerse en secreto por los peligros que pueden haber. Esto es por la supervivencia de la vida de nuestro planeta en caso de desastre, no desenmascarar un engaño milenario.
Issei se cruzó de brazos.
—Eso lo entiendo, y ya me he mostrado dispuesto, pero él es él, no yo.
—Por lo que tengo entendido, no es cosa del ser que habita dentro de ti, no es ese el motivo por el cual estabas a punto de marcharte —Issei estuvo a punto de hablar, pero Fury le cortó—. Él no entraba dentro de las condiciones para todo esto, esto todos lo sabemos, pero su negativa a cooperar con ellos no es lo que ha provocado que ahora estés aquí, hablando conmigo, rodeados por esta barrera. Como he dicho, sé humilde. Si la convences, entonces quizás puedas seguir con tu terapia con el señor Ferguson.
Haciendo una nueva mueca, Issei suspiró y asintió. Cuando al fin terminaron de hablar, Ddraig hizo desaparecer el capullo mágico, mostrando a ambos al resto de los presentes. Caminando hacia el trío, Natasha miró a su jefe y su compañero Vengador, imaginando lo que habrían estado hablando durante tanto tiempo.
—¿Y bien? —preguntó la Viuda.
Fury miró de reojo a Issei y este hizo una mueca.
—¿Seguro que nos oirá? —Fury no respondió a la pregunta de Issei, lo que hizo suspirar al japonés—. Vale, de acuerdo —miró a Mark directamente—. Mira, yo puedo prometer hacer todo lo posible por cumplir tus condiciones para con la terapia, siempre y cuando no vaya en contra de mi moral y ética. Tampoco diré nada de este lugar. Este… es un secreto que merece la pena guardar. Pero no puedo prometer que Ddraig hable. No puedo obligarle, ni quiero hacerlo.
—Bien, estupendo, pero no es a mí al que se lo tienes que decir chaval.
—Ella nos ha escuchado —dijo mirando a Fury con los ojos entrecerrados—. Lo ha hecho, ¿verdad?
—Díselo a la cara. De ella depende que sigamos con esto, te lo dije: yo solo respondo ante ella.
Las palabras de Mark provocaron que el Stark hiciera una mueca y mandara una promesa a Fury solo con los ojos, pero el Director ni se inmutó.
—Está bien… Vamos a verla.
—Seguidme —ordenó Cassandra.
Mirando nuevamente de reojo a Fury, Issei se despidió de Natasha. Conforme les veía alejarse, la pelirroja se colocó junto a su jefe.
—Te has divertido —aseguró la Vengadora con una sonrisa.
—Un poco —respondió Fury sin cambiar su cara de póker.
Mientras tanto, el trío tomó un corredor distinto, hasta llegar al final donde ante su presencia se abrió un nuevo portal. El tele transporte esta vez los llevó a otro punto de las instalaciones. Sobre un suelo de cristal podían ver la gran cámara que habían visitado. Dentro de aquella estancia estaba Gabrielle, hablando con diversos alienígenas. Al notar su presencia terminó con la reunión.
—Podéis volver al trabajo —les dijo para dirigirse a sus invitados—. ¿A qué debo el honor de esta visita? Pensaba que el señor Stark estaba de regreso a Washington.
Mark miró a Issei, expectante. El Stark hizo una mueca, mirando fijamente a Gabrielle.
—Mira, no puedo prometer que Ddraig vaya a cooperar en ningún momento. No puedo. Pero sí puedo prometer que pondré de mi parte, que haré todo lo posible siempre y cuando no vaya en contra de mis principios. Y tampoco diré nada de este lugar. Este secreto seguirá siéndolo, al menos por mi parte.
—Gracias por tus palabras, pero yo no doy segundas oportunidades. Cassandra, acompáñalo a la salida, Mark, quédate, hablaremos de tu nuevo ascenso.
Issei se quedó parado, con una ceja alzada, incrédulo ante lo que acababa de escuchar.
—"Será hija de…"
—[Casi, casi. Te ha faltado la guinda del pastel]
—"¿Qué demonios me ha faltado?"
El humano hizo una mueca al escuchar la estridente risa del mitológico ser.
—[Oh vamos, no puedes hablar en serio. De verdad, a veces pienso que eres más un idiota que un genio]
—¿Tengo que echarlo yo? —preguntó Gabrielle al ver que nadie movía un dedo.
—"¿Qué?"
—[Recuerda tu charla con Fury, por favor]
—Issei, no compliques las cosas, vamos —le pidió Mark.
—"¿Mi charla con Fury?"
—[Sí, esa misma. Venga, han sido hace dos minutos]
Gabrielle suspiró.
—"Mi charla con Fury… Mi charla con Fury… Mi… Seré gilipollas".
—[¡Bingo!]
Chasqueó los dedos y un portal se abrió bajo los pies del japonés, pero antes de caer por este, los propulsores de sus pies aparecieron, evitando que cayera, sorprendiéndole.
—¡Joder Ddraig! —exclamó sobresaltado.
—[Ya me lo agradecerás]
—¿Tengo que llamar a seguridad? —preguntó cruzándose de brazos.
—¡Issei se acabó! —Mark tiró de su brazo—. Esto te parecerá un juego, pero me estás jodiendo la vida ahora mismo y no voy a renunciar más a mi familia por ti. Por lo que esto se acabó, rompo el contrato. Ahora largo —un nuevo portal se abrió frente a ellos—. Por favor, crúzalo
—[Que divertidos sois los humanos. Es como una de esas series de humor en la que no paras de reírte] —Esta vez todos escucharon la voz del dragón—. [En serio, me río mucho con vosotros, pero creo que ya es hora de ponerse serios y dejar tanto teatro]
Haciendo desaparecer las botas, Issei volvió a pisar suelo firme, mirando seriamente a Gabrielle.
—¿Y bien? —cuestionó ella—. ¿Debo meter a Furia en esto también?
—Quiero que Mark me siga tratando, que siga siendo mi psicólogo. Hemos avanzado bastante y creo que hay bastante confianza entre ambos para tratar esto.
—Y a mí me gustaría perderte de vista y aquí estamos —le respondió ella con naturalidad.
—El sentimiento es mutuo, y creo que podríamos acabar rápido con esto si le dejas seguir tratándome.
—No. Ahora, si me disculpas, tengo asuntos más importantes que gestionar con cierta prácticamente de la hechicería a la que no quiero hacer esperar.
Issei apretó los dientes mientras miraba a Gabrielle darse la vuelta.
—[Venga niño, sé que puedes hacerlo]
—¡Espera! Por favor, no castigues a Mark por mi culpa. No le obligues a marcharse. Haré lo que quieras, pero no le alejes de su familia... Eso es demasiado doloroso.
La susodicha se detuvo y de espaldas a él dijo:
—Eso haberlo pensado antes de venir a mi casa y querer mearte en ella. Los actos tienen consecuencias, a ver si comenzamos a espabilar.
Y sin dar pie a más respuestas ingresó en un portal para así desaparecer.
Issei se quedó de pie, totalmente quieto, mirando sin gesto en su rostro el lugar por donde había desaparecido Gabrielle. Cassandra aprovechó para abrir otro portal bajo los pies de Issei, pero esta vez nada le impidió que lo atravesara. Lo último que vieron fue la gema verde brillar.
El japonés cayó en el frío suelo, para levantarse con cierta parsimonia. Frente a él estaba la aeronave. Se giró para ver la fortaleza a lo lejos. Entonces pudo escuchar el sonido de otro portal, por el cual emergió Cassandra.
—¿Y Mark? —ella negó con la cabeza.
—Es mejor así. Ahora mismo eres la persona que menos desea ver.
El Stark asintió. Sin decir más, comenzó a caminar hacia la salida, si no recordaba mal el recorrido.
—Ya va chico, conoces el protocolo.
Issei chasqueó la lengua, molesto, pero no hizo ningún movimiento para evitar que le dieran la descarga. Cassandra nuevamente vio la gema verde brillar. ¿Qué estaría hablando con el dragón?
—¿Quieres contar hasta tres?
—Dale de una vez.
—Bien.
Y sin más le disparó, dejándolo fuera de combate.
XXXXX
Abrió los ojos con molestia. El sol de la tarde le daba directamente en los ojos a pesar del cristal tintado del vehículo. Con un gruñido de molestia observó el exterior. Estaba en Nueva York, no muy lejos de la Torre. Observó el interior del coche. Solo había una persona, el conductor, y no era un rostro conocido. Sin decir nada, esperó a que llegaran a la entrada de la Torre. Cuando aquello pasó, salió del coche sin despedirse. Mientras ingresaba en el vestíbulo escuchó el motor rugir, sonido que indicaba que se estaba alejando.
Reflejando molestia y enfado en su rostro, llegó a uno de los ascensores, subiendo hasta la planta del gimnasio. Necesitaba sacar toda la mala leche que tenía encima. Cuando la puerta del ascensor se abrió comprobó aliviado que el lugar estaba vacío. Fue hasta el vestuario para cambiarse, yendo directamente al saco de boxeo. Primero calentó, luego usó el saco a todo lo que daba. De pronto escuchó la puerta del ascensor abrirse y de dicho aparato de transporte vertical surgió su mejor amigo.
—Te veo molesto. ¿Algo ha ido mal? —curioseó Tom mientras se acercaba.
Issei golpeó con fuerza la bolsa de boxeo, respirando agitadamente.
—Se ha acabado —dijo mientras se daba la vuelta para coger la botella de agua.
—¿Acabado? ¿Pues qué ha pasado?
Tom se apoyó en el ring mientras observaba a Issei con curiosidad en su rostro. Issei procedió a contarle, quitando algún detalle como el arca. Tom no dijo nada, sino que se mantuvo en silencio todo el tiempo. Para cuando Issei finalizó, el artista se permitió hablar.
—Vaya, eso ha sido sorpresivo. ¿Y tú cómo estás? Además de molesto, obviamente.
—Siento que todo esto ha sido una maldita pérdida de tiempo.
—¿El qué exactamente: la terapia o el viaje?
—Ambas cosas.
—¿Tú crees? —Issei giró su cuello para mirarle. Frunció su ceño—. No me mires así. Quieras o no, algo ha servido. Te mostraste humilde, ¿no? Vale, quizás tarde, quizás no tanto, pero oye, has tenido un avance en estas tres sesiones. ¿Que te falta mucho? Obvio que sí, pero oye, cualquier pequeño avance es algo. Lo que tienes que tener claro es que tienes que pensar un poco antes de actuar. Ya van dos. Intenta que no haya una tercera, ¿vale?
—¿Piensas igual que ellos?
—Te lo dije luego de la entrevista y te lo he repetido varias veces, pero no soy psicólogo —Bufando, Issei volvió al saco de boxeo—. ¿Y qué piensas hacer ahora?
—Seguir con lo mío.
—¿No buscarás otro psicólogo?
—Paso del tema.
—No sé si… Vuelvo a decir que esto te ha venido bien, no deberías dejarlo. Que oye, buscar otro y volver a empezar puede ser un fastidio, pero…
—Ahora mismo solo quiero centrarme en lo mío —le cortó de manera tajante—. Ya tengo bastante con elegir a un administrador, organizar la reunión entre Kuroka y Koneko, la Legión, el juicio y todo lo demás. No quiero pensar en psicólogos ni terapias.
Tom asintió, no queriendo presionar. Demasiado le conocía como para saber que cuando se ponía así lo mejor era darle espacio hasta que se tranquilizase.
—[Yo solo digo que aquí hay demasiado teatro, tanto que aburre] —escuchó Tom en su cabeza.
—"¿Tú crees?" —curioseó el artista.
—[No es que lo crea, es que lo es]
—"¿Qué opinas?"
—[¿En serio quieres saber?]
—"Claro".
Ddraig le contó su opinión, una que Tom no compartía, pero nada nuevo bajo el sol. El dragón siempre había tenido un punto de vista muy distinto al que podía tener cualquiera de ellos. A veces coincidían, pero en casos como aquel resultaba imposible. Pero bueno, menos mal que era un alma encerrada en ese Artefacto y que Issei no coincidía con muchas de las opiniones del mitológico ser. Luego de que Ddraig le expusiera su opinión, Tom se quedó a cuadros. Entender, o intentar entender, a aquel ser ancestral era un dolor de cabeza. Soltando un suspiro, el artista decidió dejarle solo. Tenía que hablar con Marilyn.
Bueno, pues otro más.
Ale, el juicio de Kuroka ya está. Dije que iba a ser algo por encima, ¿no? Pues ya está. La verdad es que me ha costado bastante llegar al punto del exilio bajo pena de muerte, pero bueno, me he tomado libertades ja, ja, ja. Ahora el siguiente paso es esa reunión de hermanas.
Y respecto al otro tema… ¿alguien se esperaba lo de la nave, el arca y el Dominio? Lo dudo, la verdad ja, ja, ja. En honor a la verdad, esta idea fue obra de mi amigo and112, pero la suya era algo bastante más pequeña. A mí, que no me gusta dejarme cosas de por medio, me entró ganas de ampliarlo un poco más. ¿El Dominio será importante a futuro? Pues no sabría decir, pero es algo que tengo ahí por si lo quiero explotar. Lo importante es lo de Carol Danvers, alias Capitana Marvel, Talos y los skrull, y las Rambeau (madre e hija).
Sí, es posible que la terapia haya acabado (¿seré el único que le ha cogido tirria a Gabrielle? Ja, ja, ja. Habrá que esperar para saber, pero tengo la sensación de que más de uno estará deseando que así sea, ¿o me equivoco?
Ahora los comentarios:
Tenzalucard123
Otros las tienen mucho peor, ¿no? Ojo, no le quito dureza, solo lo comento ja, ja, ja.
Zitfeng
Sigue estando, pero ella necesitaba un tiempo para «recuperarse». No lo pasó nada bien durante bastante.
omega9028
Tranquilidad, por favor. Todo llegará a su debido tiempo. Que estas cosas parece que no, pero son importantes.
Sin más que decir, me despido.
¡Nos leemos!
