Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es RMacaroni, yo solo traduzco con su permiso.
Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to RMacaroni. I'm only translating with her permission. ¡Gracias, Ronnie, te adoro!
Capítulo 3
El Solsticio de Verano
EPOV
Han sido unas noches brutales.
La expectativa de lo que se avecina se impone en mi mente, poniéndome inquieto, haciéndome querer arrastrarme fuera de mi piel.
El verano trae cambio en esta parte del mundo. Los turistas de vacaciones llenan mi santuario. Los científicos y los conservacionistas de tortugas se añaden a la mezcla. Es un pequeño precio que debo pagar por vivir en este lugar remoto. Un intercambio por la soledad que se me permite los otros nueve meses del año.
Pero la multitud de recién llegados de todas clases sociales no son lo que me tiene con el pulso acelerado. Su presencia es una molestia, claro, pero eso no lo es. Eso no es lo que me tiene tenso.
Porque el solsticio de verano no solo trae a nuevas personas a la playa, también es la fecha en que mi hermana viene de visita.
Y cuando lo hace, sé que mamá y papá también vienen. Ella los arrastra hasta aquí, cada puto año desde que hice de este país mi hogar permanente. Ellos pasan tres días en la playa que me atormenta, en la otra costa, entonces se van, dejando atrás el fantasma de mis errores pasados.
Por supuesto, mi hermana, siempre la optimista, me visita en esta costa antes de irse.
Al menos, ella es la única que viene a visitarme en esta playa. Mamá no soporta verme ya. No la culpo. No lo hice entonces y aún no lo hago ahora. No quisiera tener que verme si fuera ella. Por lo que cuando viene mi hermana durante la última noche de su viaje para decirme la puta decepción que soy para ellos, mi mamá se queda en el hotel con mi papá.
Alice no usa la palabra decepción exactamente. Pero no tiene que hacerlo. Sé lo que soy.
Cada vez que ella viene, espero —sueño desesperadamente— que sea más fácil. Pero de alguna forma no lo es; de alguna manera siempre es peor.
Ella grita, llora. A veces, me golpea.
Me dice todo lo que he escuchado un millón de veces antes, las palabras que se repiten sin un fin en mi cerebro.
Me lleva unos días después de su partida volver a la normalidad. O al menos la normalidad que he creado aquí.
Si sigo mis reglas, soy capaz de encontrar mi paz de nuevo. Soy capaz de alejar todo, enterrarlo profundo, y fingir que estoy bien por otro año.
Me siento en el bar y espero a Alice; las pastillas que tomé temprano, junto con el alcohol que corre por mis venas, comienzan a hacer efecto y nublan mi visión, mi mente, y calman mis nervios.
Mi hermana estará aquí en cualquier momento, y seré capaz de soportarlo, dejarle soltar todo de su pecho, y decir lo que merezco escuchar. Al menos, estaré lo suficientemente entumecido antes de que ella llegue, y no recordaré nada en la mañana.
Es entonces que la veo. La chica. No mi hermana.
Ella se quita los zapatos y actúa aliviada cuando sus pies tocan la arena. Sonrío porque sé exactamente lo que ella siente. Cuando ella mira en dirección al bar, a ninguno en particular, la expresión en su rostro me desconcierta.
Ella toma aire profundo, como si preparándose, y entonces marcha con propósito hacia el bar. Diría por la manera en que sus hombros están hechos hacia atrás y su cabeza está en alto, que se encuentra en una misión.
También luce demasiado joven. Como si quizás esté aquí de vacaciones de la universidad.
Ella es jodidamente hermosa.
Es abordada con entusiasmo y de inmediato por Seth, y sacudo la cabeza hacia el niño. Él es demasiado obvio. Demasiado ansioso.
Me río detrás de mi cerveza; mi plan es ignorarla. Seguir mi regla número uno. No tener vínculos.
Sin embargo, su desafortunada elección de cerveza saca algo de mí, algo desconocido, algo que no he sentido en mucho tiempo. Anhelo. Fascinación. Deseo intenso de interacción.
A pesar de mis reglas, estoy hablando con ella. Riendo... con ella. Sonriéndole.
Sus ojos me atraen, y no puedo apartar la mirada. Son brillantes, incluso en la tenue luz. La manera que la bombilla sobre nosotros brilla sobre su rostro me deja ver una infinidad de colores en ellos. Bordes verdes, más oscuros por afuera, volviéndose más brillantes en el centro. Rayos de marrón, gris, y oro irradiando de sus pupilas.
Sus ojos avellanas dejan mi mente en una confusión entumecedora—un jodido subidón. O quizás es solo el mejunje de drogas y alcohol que fluye por mi sistema.
No importa —no debería importar— que ella sea graciosa. Que sea inteligente. Que perderme en sus ojos suaviza el dolor en mis pensamientos.
Nada de eso importa.
Porque detrás de ella viene mi hermana, y con su presencia, mi dolorosa realidad. Un recuerdo de lo que soy. De lo que hice. O lo que fracasé en hacer, si vamos al caso.
Mi día del Juicio ha llegado.
