Disclaimer: los personajes de Twilight son propiedad de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es RMacaroni, yo solo traduzco con su permiso.


Disclaimer: The following story is not mine, it belongs to RMacaroni. I'm only translating with her permission. ¡Gracias, Ronnie, te adoro!


Capítulo 6

La Mañana Siguiente

El brazo de Edward se encuentra alrededor de mi cintura cuando abro los ojos, su rostro acurrucado en mi cuello.

Mientras el sol comienza a asomarse por las ventanas traseras del cámper, soy capaz de apreciar mejor sus rasgos. Su cabello dorado por el sol. La barba incipiente en su mandíbula. Las pecas en sus hombros. Cómo el cabello de sus antebrazos lucen casi decolorados por el sol contra su piel dorada.

También aprecio otros rasgos no visuales, como el calor que emana de su cuerpo junto al mío. O el aleteo que provoca en mi estómago cuando él se acerca a mí. Sus movimientos son casi instintivos, como si buscara mi calor tanto como yo ansío el suyo.

Incluso en sus sueños, él luce hermoso. Pacífico y tranquilo.

Este es el Edward que quiero conocer. No solo el borracho gruñón del bar. El que lucía tan roto. Hecho añicos sin esperanza de poderse reparar.

Sin embargo, sé que él está allí también—oscuridad y luz, noche y día.

El sol que brilla a través de la ventana hace que otro hecho llame mi atención. Si este fuera una noche de aventura, entonces sería momento de mi paseo de la vergüenza. Y aunque nada ocurrió entre nosotros, aún así tengo que irme.

—Oye —susurro suavemente, tocando su hombro—. Tengo que irme.

Un sonido incomprensible que se parece mucho a un gemido sale de él, mientras que su brazo se afianza alrededor de mi cintura. Su aliento caliente y acelerado en mi cuello me hace desear abrazarlo solo un poco más. Pero Rose se preocupará si no aparezco antes que ella despierte, y tenemos que encontrarnos con el profesor McCarty y el equipo de investigación en la playa temprano en la mañana.

Mi tiempo ha acabado.

Con un suspiro, me desenredo de los brazos de Edward y salgo de la cama, mirándolo una vez más antes de salir de su furgoneta. Él acerca mi almohada a su pecho e inhala profundo antes de suavemente volver a roncar.

El cielo color lila iluminado por el amanecer casi me deja sin aliento mientras salgo hacia la mañana. Despertarse con esta belleza me haría querer vivir en una furgoneta junto a la playa también.

Y no solo lo digo por el amanecer.

Con el sol brillando, la bajada luce mucho más fácil, y antes de poder echar un vistazo por encima de mi hombro y tener otro debate interno sobre quedarme solo por cinco minutos más, me pongo en marcha.

~BW~

Las cortinas opacas de nuestra cabaña la dejan en completa oscuridad a pesar de que el sol ya esté afuera. Entro de puntitas de pie, pasando rápidamente por el baño, antes de dirigirme a la cama, esperando no desesperar a Rose tan temprano en la mañana.

Desafortunadamente, mi colchón no es tan silencioso como esperaba, y cuando subo a la cama, Rose se sienta abruptamente.

—¡¿Bella?! —Ella suena sorprendida y ligeramente aterrada, pero cuando me ve, se relaja.

—Soy yo —susurro, esperando que ella vuelva a dormir. En cambio, ella jala del cordón de metal de la lámpara de la mesa de noche y se sobresalta ante la luz.

—¿Qué hora es? —Se frota los ojos con una mano mientras con la otra toma el reloj alarma de la mesa de noche. Sus ojos se agrandan ante el seis en rojo en este—. Oh, zorra, no pensé que realmente lo harías. ¿Cómo fue?

—¡Fue un sueño! —digo en broma, y ella se ríe, abandonando su cama y subiéndose sobre la mía.

—Cuéntame todo.

—Él es... —pauso, porque ¿cómo describes un tipo así?

—¿Es alto?

Asiento.

—¿Está bronceado?

Vuelvo a asentir.

—¿Es local?

—Creo que vive aquí, pero es estadounidense.

—Mmm... —Rose tararea con decepción—. Y bien, ¿cómo fue? ¿Fue bueno? ¿Tú...? ¿Él...? —Menea sus cejas en mi dirección, pero mi rostro debe traicionarme porque entonces frunce el ceño—. ¿Se besaron? ¿Al menos hubo unas buenas caricias? ¿Fricción? ¿Algo? ¿Cualquier cosa?

Sus preguntas me hacen resoplar y ella me da una mirada.

—Espero no haya habido nada de eso.

—Hablamos... —E incluso eso es una exageración. Decido suprimir el hecho de que él se encontraba completamente intoxicado.

—¿Acaso no te he enseñado nada? —Rose gruñe, poniéndose de pie.

—Él me mostró su furgoneta. —La miro con falsa modestia desde mi cama.

—Por favor, dime que eso es pene en Costa Rica.

Mi cuerpo se sacude de la risa, y ella me lanza una almohada.

—No puedo creer que me despertaras por eso. —Vuelve a su cama y jala del cordón de metal de nuevo, dejando la habitación a oscuras—. Te encontraré un tipo hoy. —Rueda hasta quedar de espaldas a mí—. Uno que no viva en una puta furgoneta.

Dormimos por otra hora antes de que nuestra alarma suene. Nos preparamos rápidamente y nos encontramos con el Prof. McCarty en el comedor del centro, que solo está a una corta caminata desde nuestra cabaña. Hay un desayuno continental servido, y apilamos nuestros platos y entonces nos sentamos para repasar los planes para el día.

Se supone que debemos reunirnos con el equipo de investigación y el ecologista local salvador de tortugas, Jacob Black. Él es conocido en la ciudad, y nos mostrará la zona protegida de la playa hoy, donde las tortugas colocan sus huevos.

—Bien, no se preocupen, chicas, pero recibí una llamada de Jacob temprano esta mañana. —Emmett une sus manos sobre la mesa, una expresión seria en su rostro—. Aparentemente, habían unos carteles colgados en la playa esta mañana... con amenazas contra los grupos ecologistas.

—¿Amenazas? ¿De quién? —pregunto antes de morder un bocado de mi tostada.

—¿Cazadores de huevos? —Rose pregunta a mi lado, y Emmett le asiente.

A pesar de que es ilegal tomar los huevos de tortugas de la playa, las creencias locales sobre las propiedades afrodisíacas de los huevos crean un mercado negro para la venta, y en consecuencia, el robo de huevos de sus nidos.

—¿Qué tipo de amenazas? —pregunto, repentinamente nerviosa al darme cuenta que cuando caminé por la playa a las tempranas horas de la mañana, no habían habido carteles. La idea de que podría haberme topado con estos cazadores hace que mi cuerpo se estremezca de miedo.

—Él no entró en detalles, y los carteles han sido quitados ya. Pero solo quería hacerles saber a las dos. En caso de que escuchen algo.

Rose y yo intercambiamos miradas antes de que Emmett prosiga.

—Hablaré con el director de la reserva sobre ampliar nuestras medidas de seguridad para la parte nocturna de tu proyecto, Rose.

Mientras que mi proyecto apunta a estudiar el efecto de la ingestión de microplásticos en las tortugas de mar, el proyecto de Rose es considerablemente más sofisticado. Ella está diseñando un huevos de tortugas impresos en 3D para utilizarlos como cebo que contengan rastreadores de GPS para así poder seguir el camino de los huevos robados por los cazadores. Porque, bueno, ella es una jodida genia con experiencia en ingeniería.

Una gran parte de su proyecto involucra esperar a que las tortugas dejen sus huevos por la noche, así los rastreadores impresos en 3D puedan ser implantados en los nidos.

—Mi punto principal es —continúa el profesor McCarty—, que no quiero que alguna de las dos estén en la playa durante la noche, ni juntas o solas. Estos tipos son peligrosos, ¿de acuerdo? Solo digamos que los huevos de tortuga no son lo único que contrabandean.

Pienso en la advertencia de Edward de anoche sobre el tráfico de personas y se me hiela la sangre.

El Prof. McCarty debe presentir mi miedo porque su expresión se suaviza.

—Me refiero a drogas, y cosas así. No quise asustarlas. Jacob de hecho piensa que no hay peligro, y él es el experto, así que... —Vuelve a mirar a Rose entonces—. Solo quiero que las dos tengan cuidado, ¿de acuerdo?

—De acuerdo —decimos al unísono.

—Sin duda* no quiero que nada malo les pase. —Cuando una sonrisa se asoma por los labios de él, Rose se ríe y yo simplemente pongo los ojos en blanco. Los juegos de palabras sobre la playa han sido muchos desde que aterrizamos.

~BW~

Cuando llegamos a la playa, poco después de desayunar, ya se encuentran varias personas allí. Rose me presenta a algunos de los investigadores y voluntarios que ella conoció anoche, mientras que el profesor McCarty se dirige hacia los tres hombres en la orilla.

El hombre en el medio, al quien el Prof. McCarty estrecha su mano primero, es enorme, casi tan grande como Emmett. Alto y musculoso. Piel oscura y cabello largo, lacio y negro que llega a la mitad de su espalda.

—¿Ves? Eso es a lo que me refiero —dice Rose a mi lado, y me encojo.

—¿Ese es? —susurro, acercándome a ella.

—Jacob Black.

—Vaya... —Aunque el tipo es claramente atractivo, él no hace que mi estómago se agite o que mi corazón se acelere.

—¿Cierto? —Rose menea sus cejas en mi dirección sugerentemente.

—No lo sé. Él es demasiado grande. —Me encojo de hombros, jugando con mis dedos.

—Dijo ninguna mujer jamás. —Rose se mofa a mi lado, y me pregunto si ella no aprobaría a Edward. Aunque él es musculoso y alto, él no es... corpulento... él simplemente es... perfecto.

Emmett está hablando animadamente con el grupo, y debe mencionarnos, ya que de repente todos miran en nuestra dirección. Jacob nos sonríe amigablemente, su mirada encontrándose con la mía por un breve segundo, mientras que los otros dos simplemente observan a Rose, estudiándola de arriba abajo.

Instantáneamente siento escalofríos de esos dos tipos, pero el momento pasa rápidamente, mientras Emmett y Jacob se despiden de ellos y caminan hacia nosotros.

Las presentaciones son cortas y de inmediato nos abocamos al trabajo y Jacob nos muestra la playa. Es claro que la conservación de estas playas es su pasión. Su vida.

Es pasado el mediodía cuando nos movemos hacia la parte pública de la playa. Rose y yo tenemos planes para quedarnos allí por un rato, ya que es domingo y técnicamente no tenemos que trabajar.

Rose ha empacado un bolso con toallas de playa, loción bronceadora para ella, protector solar para mí, mi libro, su revista, y nuestras botellas de agua.

Nos ubicamos en la sombra de una palmera mientras que Jacob y Emmett continúa su conversación detrás nuestro.

Me siento sobre mi toalla, de piernas cruzadas, en mis shorts de jean y el top tejido que Rose eligió para mí. Cuando levanto la mirada, ella ya se ha quitado sus prendas, revelando su bikini roja, y ha movido su toalla de la sombra hacia el sol.

Ella coloca su cabello en un rodete desordenado mientras yo la miro boquiabierta a ella y a sus pechos apenas cubiertos con la escasa tela roja. Bajando sus lentes de sol por su nariz, me observa.

—¿Qué?

—Nada... —Le sonrío tímidamente—. Luces como una reina fabulosa y feroz.

—Cállate. —Se acomoda las tiras de su bikini en su cadera, pero la sonrisa en su rostro sutilmente se esfuma al mirar con decepción detrás de mí.

Cuando miro por encima de mi hombro, apenas logro ver al Prof. McCarty, que ya no se encuentra junto a Jacob, mientras marcha en dirección a las cabañas.

Raro.

Rose se estira sobre su toalla con un bufido, y me doy cuenta que quizás ella también esté en una misión.

Mientras ella lee en silencio su revista, observo la playa, notando que estamos cerca del área donde Edward se metió anoche. Me pregunto dónde está él, pero mayormente me pregunto cómo está. Mis ojos estudian el borde del acantilado, sobre la colina, pero no veo su furgoneta desde donde me encuentro.

Cuando Jacob viene a sentarse a mi lado, Rose pone una cara inapropiada pero no se mete. Charlamos por un rato, hasta que lo veo —al chico del bar, Seth— caminando hacia nosotros. A su lado hay una mujer bronceada y delgada, con cabello negro, lacio, y largo hasta los hombros, con la parte inferior de una bikini y un sostén deportivo. Cada uno con una tabla de surf debajo de su brazo, se dirigen hacia nosotros.

La chica acelera su paso al vernos, bajando su tabla y dejándose caer junto a Jacob. Ella se presenta como Leah y besa a Jake en los labios, llamándolo "amor". Le sonrío engreídamente a Rose, contenta de que Jacob esté en una relación así ella no se hace ideas.

Seth se sienta con entusiasmo frente a mí, tratando de comenzar una conversación amigable, y me río cuando Rose me articula «Absolutamente no».

Resulta ser que Seth y Leah son hermanos, y pronto, su madre, Sue, también se nos une, cargando un plato de los bocados más deliciosos que he comido en mi vida: empanadas.

—Seth, ¿es Edward quien se encuentra allí? —pregunta Sue, y me espabilo ante la mera mención de su nombre, mis ojos inmediatamente lo buscan en el agua—. ¿Irías a ver si tiene hambre?

—¡Ma, acabo de sentarme aquí!

—Solo ve y hazle señas o algo.

Seth se para de la arena con un gruñido pero obedece de todas formas.

—Me preocupo por él —continúa Sue—. Completamente solo en esa furgoneta. ¿Qué come?

La cabeza de Rose se levanta de la toalla ante la mención de una furgoneta, y entonces mira en mi dirección, levantando sus gafas sobre su cabeza y observándome con sus cejas elevadas en una pregunta silenciosa.

Mis ojos se mueven entre ella y la figura de Seth, caminando hacia la orilla hasta que vuelve. Edward, tabla de surf debajo de su brazo, sigue a Seth por detrás.

Se para frente a nosotros, jadeando y bronceado y hermoso, con agua cayendo de su cabello en sus hombros.

Rose lo estudia de arriba abajo, luego vuelve a mí. "Estás arruinada", me articula y luego me da la señal de OK con sus dedos.

Sue le lleva el plato con las empanadas restantes a Edward, y cuando Seth intenta tomar una, Sue golpea su mano.

—No-oh —dice—. Estas son para Edward. —Entonces, lo manda a buscar bebidas.

Edward le sonríe dulcemente a Sue y procede a devorar la empanada en dos bocados. Entonces, toma una segunda, como si no hubiera comido en todo el día.

Gracias, Sue. —Su pronunciación es perfecta, con solo una pizca de acento estadounidense.

Después de terminar una tercera, se deja caer sobre la arena frente a mí con un jadeo.

Él desliza su pulgar sobre las esquinas de sus labios y entonces lame los resto de la delicia de este, mirándome fijo.

Debajo del sol, sus ojos son brillosos y verdes, claros como el agua, casi del color del mar detrás de él. A pesar de lucir cansado, sus ojos están llenos de vida, y aunque aún hay una pizca de tristeza en ellos, no lucen para nada a como eran ayer.

Debo estar observando. Puede que esté baboseándome. Oh, Dios, espero no estar babeando.

Afortunadamente, Rose se aclara la garganta junto a nosotros, rompiendo el encanto y soltando el agarre que sus ojos tienen sobre los mí.

Él le sonríe rápidamente, apenas mirándola, antes de traer de vuelta sus ojos a mí.

—Hola... —Su voz es suave, su tono bajo, mientras entrecierra los ojos.

—Hola —digo débilmente, odiando que no pueda quitarme a la Vieja Bella y deseando que la valiente Nueva Bella saliera a jugar.

—¿Están de vacaciones?

Ahora soy yo la que entrecierra los ojos en su dirección. ¿Está bromeando? ¿O realmente estaba prestando tan poca atención anoche? Sé que estaba ebrio, pero ¿él no recordaría nuestra conversación?

—No. —Pongo los ojos en blanco—. Por investigación.

—¿Tortugas? —Agita una mano en dirección a Jacob, como si esa fuera la única conexión.

—Síp —respondo con enojo, sintiéndome sofocada y frustrada. Frustrada con él por no recordar. Frustrada conmigo misma por darle más importancia a anoche de lo que realmente fue.

—Oh, genial —dice, mirando al cielo con ojos entrecerrados—. ¿De dónde eres?

—¿Lo dices en serio?

—Eh... —Se ríe secamente, mirándome con una expresión vacía—. ¿Sí?

—¿Forks? ¿Washington? —Me guardo el dato sobre la población para mí misma esta vez.

—Oh, jamás escuché de él. —Se ríe suavemente por la nariz, como si esto sea jodidamente gracioso.

Por lo que me río secamente ahora, y por impulso, me quito el top, revelando mi bikini azul marino y mi dije de tortuga que cae sobre mi pecho.

¿Quizás él recuerde eso?

Pierdo la esperanza cuando noto que él ni siquiera tiene el collar de tabla de surf puesto.

Busco el bolso, echándole un vistazo a Rose que me mira de manera inquisitiva. Sé que en su cabeza, ella está dándose cuenta de todo. Coloco protector solar en mi mano y luego furiosamente lo froto sobre mi rostro, antes de colocar un poco sobre mis hombros, resoplando y jadeando mientras esperando que él se dé cuenta de algo. Lo que sea. Pero él simplemente observa con incomodidad entre Rose y yo, el silencio tenso.

Es obvio ahora que él realmente no recuerda nuestra conversación. O las tortugas. Él no recuerda de dónde soy y lo que hago aquí. Así que me pongo de pie apresuradamente y me dirijo hacia el agua.

No me detengo —incluso cuando Rose me llama— hasta que el agua salpica debajo de mis pies. Respiro profundo para calmarme, tratando de descifrar cómo él se ha metido debajo de mi piel tan rápido. Supongo que duele que no haya dejado una impresión en él en absoluto.

Estoy por quitarme los shorts y meterme al agua, cuando lo escucho detrás de mí.

—Oye...

Cuando volteo, él está bajando su tabla, a unos metros de donde me encuentro, y entonces se para frente a mí. Mi tonto cerebro me miente y piensa que quizás él estaba bromeando y viene a disculparse.

—¿Fue algo que dije? —Su sonrisa es juguetona, y extiende una mano en mi dirección—. Soy Edward Cullen. No creo que nos hayamos conocido, pero parecías bastante molesta conmigo allí atrás. —Una risita tímida se escapa de su boca al señalar con su pulgar hacia el lugar donde estábamos sentados antes.

Me doy cuenta que él no solo no recuerda nuestra conversación, sino que no me recuerda en absoluto.

—Soy Bella. —Estrecho su mano con un suspiro derrotado—. Swan.

Debato si decirle que ya nos hemos conocido en realidad. Que pasé la noche en su cama mientras él dormía a mi lado. Pero me detengo, en un esfuerzo por no hacer esto más incómodo de lo que ya es y con esperanza de que pueda salirme de esta situación con una pizca de dignidad.

—Es un placer conocerte, Bella. —Él sigue estrechando mi mano, haciendo que mi delgado brazo se serpentee. Cejas alzadas. Sonrisa tonta. Ojos alegres.

No puedo evitar la risa que se escapa de mi boca, y bajo la mirada con vergüenza cuando él suelta mi mano.

—Y bien... —Se sigue parado frente a mí. Un dedo rasca la piel debajo de sus costillas donde se encuentran tres lunares marrones—. ¿Hice algo para ofenderte? Porque si lo hice, lo siento.

—No hiciste nada para ofenderme. —Además de desinflar mi ego. Siento mi enojo esfumarse mientras lo miro a los ojos y él me da otra sonrisa amigable.

—¿Fue la manera en que devoré esas empanadas? Prometo que tengo modales, ¡pero estaba hambriento! Y no tengo autocontrol cuando se trata de las empanadas de Sue.

Mi risa es genuina y estoy agradecida de no resoplar.

—Está bien... —Sacudo la cabeza, colocando mis manos en mis caderas, sintiendo ese aleteo en mi estómago y necesitando darme algo qué hacer.

—De acuerdo. —Toma aire profundo, al parecer aliviado—. De acuerdo —vuelve a decir. Sus ojos permanecen en mi rostro y puedo sentir mis mejillas arder—. Te faltó un lugar. —Señala mi nariz, y ambos nos movemos a ella al mismo tiempo. Mis dedos chocan con los suyos, mientras que su pulgar se frota sobre mi nariz, esparciendo el protector solar restante allí.

Dejo caer mi mano mientras sus dedos siguen en mi rostro. Su pulgar frota el largo de mi nariz una última vez mientras que sus dedos rozan mi mandíbula, terminando en mi mentón. El momento se siente demasiado íntimo, como si ambos hemos sido tomados por sorpresa. Él sacude la cabeza, dejando caer su mano enseguida, y da un paso hacia atrás y lejos de mí.

—Yo... —Se aclara la garganta, pasando una mano por su cabello, y lo que pasa por sus ojos me recuerda al hombre que conocí anoche, el que está roto—. Tengo que irme.

Con eso, él se da la vuelta, toma su tabla, y se va. Sus brazos tensos. Sus hombros arriba. Su cabeza agachada.

De nuevo, estoy de pie en la playa sola, observando su espalda mientras se aleja de mí, dejándome confundida y añorando. Solo que esta vez, no lo sigo.


*Cuando dice Emmett "Sin duda no quiero que nada malo les pase", hace un juego de palabras con la palabra homónima "shore" (orilla) en vez de "sure"(seguro, claro). En español, no existe tal relación :)


¿Qué tal? Al parecer Edward no la recuerda, y ¿acaso no fue demasiado tierno la manera en que se preocupó de que ella estuviera molesta con él? Imposible enojarse.

¡Buen comienzo de semana! 🌊🐢