Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.
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Capítulo 58
EPOV
Necesito mostrarle, y decirle también, lo increíblemente agradecido que estoy. Pero como las palabras me fallan, comienzo mostrándole. Así que, sin vacilo ni duda, la tomo en brazos y la cargo hacia mi cuarto.
Hay demasiadas inseguridades dando vuelta en mi cabeza, y no creo por un segundo que valgo la pena, pero si ella quiere intentarlo, iré incondicionalmente. Porque ella vale la pena. Eso ya lo sé. Jamás me arrepentiré de ella.
Después de dejarla sobre mi cama, gateo sobre ella, dejando besos en mi camino.
—Gracias —mascullo contra su estómago. No es suficiente, por lo que levanto la tela, necesitando sentir su piel—. Por comprenderme. —Es evidente que ella lo hace.
Ella me ve.
—Edward —susurra.
Me estremezco, me cierno, beso.
Entonces, su top es descartado... seguido por su sostén negro. Dios, ella es sexy.
Mis manos se mueven lenta y suavemente sobre su piel; su estómago, suave y tonificado, sus pechos; suaves y llenos. Todo sobre ella es suave y mujer. Ella es pequeña y flexible pero veo fuerza y ferocidad.
Mis propias necesidades son secundarias.
—Eres exquisita —mascullo, incapaz de cubrir el deseo en mi voz. Pero si pudiera ocultarlo, no lo haría. Ya no me escondo de esta mujer.
Encontrando su mirada intensa, le pregunto silenciosamente mientras deslizo mis dedos por debajo de la tela de sus shorts . Ella asiente solo una vez pero rápidamente. Ella desea esto. Me va a llevar un tiempo comprender eso.
Y sus shorts de satén se van, dejándome con una expresión de asombro por un segundo o siete.
—¿Sin bragas? —pregunto roncamente.
Mi polla palpita.
Su sonrisa es coqueta.
—Ups, me olvidé.
Bella Swan será mi muerte.
Ella está húmeda, tan jodidamente húmeda, y mi dedo está allí, trazando el largo de su coño desnudo. Ella gime, estoy volviéndome loco. Por lo que libero mi polla de mis pantalones. La acaricio fuerte pero lentamente, al mismo ritmo que acaricio su entrada húmeda.
—Más —gime, arqueando su espalda—. Por favor... necesito más.
Diablos.
Cada sonido que emite, todos me hacen querer devorarla.
Aún arrodillado entre sus piernas abiertas, desciendo sobre su perfecto cuerpo. Cerca, cerca, susurro en su oído:
—Dime lo que quieres, nena.
Se lo daré en un instante. Estoy bajo su hechizo.
Deslizo dos dedos dentro de ella, mi pulgar sobre su clítoris, mi boca en su cuello.
Ella no responde pero siento su necesidad de más, más fuerte, y brusco.
La beso por todos lados. No puedo detenerme.
Sus manos se encuentran sobre mí, bajando mis pantalones. Capto la indirecta y me quito la camiseta. No estoy seguro, creo que a ella le gusta lo que está... observando. Demonios, estoy expuesto. Pero por alguna razón me hace sentir incluso más deseado. Es nuevo para mí.
Comienzo de nuevo. Besando.
Ella merece ser adorada, y lo hago.
Me siento sobre mis talones, levanto su pierna. Mierda, tan suave.
Sus pies son pequeños y los beso.
—¿Cómo está tu tobillo? —mascullo. Ni siquiera sé cuál pie se lastimó.
Cuando ella no contesta, la miro, su sonrisa está llena de travesura.
—No hay nada malo con él —susurra. Sus ojos brillan—. Una chica tiene que hacer lo que una chica tiene que hacer.
Ella no se cayó en la ducha.
No puedo creerlo.
Su franqueza... estoy maravillado. Ella quería algo y fue a por ello. Lo que quería era... a mí.
A mí.
Al diablo los pies.
Cubro su cuerpo con el mío en un instante, es hora de devorar.
Mi boca es brusca y demandante, mi lengua masajea la suya, mis manos se entierran en la piel de sus caderas. Soy rígido, ella suave. Aún así, ella es la valiente.
Su excitación cubre mi erección.
—¡Edward! —jadea en mi boca.
La manera en que se arquea, la manera en que su cuerpo se mueve contra el mío, la manera en que ella muestra lo que quiere... Mierda. Sí. También necesito. A ti, Bella. Soy tuyo.
Y me doy cuenta. Ella no lo quiere lento o dulce. Ella es no solo para la comodidad. Ella es salvaje y apasionada. Jodidamente salvaje.
—Ahora —Te necesito ahora—. Bella.
—Siiiiií —sisea mientras muerdo su labio. De nuevo se arquea contra mí, necesitando estás más y más cerca.
Su coño está húmedo y caliente, mi polla está allí, presiono y empujo, mis ojos cerrados.
Mierda.
Con una embestida, la lleno.
Gruño fuertemente, es sensacional. Mi mente no está llena de pensamientos confusos como la última vez. Esta vez, sé que es más. Mucho más. Y se lo doy. Ella devuelve. Piernas enredadas, manos acariciando y sosteniendo. La follo. Pero siento todo. No es mecánico o vacío. Estamos en todas partes.
—Bella —gimo, su coño es apretado y resbaladizo a mi alrededor. Me muevo más y más rápido—. Mierda, nena. —Cielos. Mis ojos giran hacia atrás. Estoy consumido en ella.
Mi mano izquierda le da placer. Círculos lentos, frotando y acariciando, presionando, dedos húmedos. No puedo quitarle los ojos de encima. Y finalmente puedo leerla. O quizás antes también podía, pero... estaba negado. Quizás me negaba a creer. Pero lo veo ahora.
Empujo más fuerte y más profundo. No demasiado rápido pero desesperado.
—¡Oh, mierda, Edward! —chilla ella.
Su rostro me hace sentir eufórico.
Frente contra frente.
Alientos calientes, estamos jadeando juntos.
La follo más fuerte, soltando todas las restricciones.
Todo donde quiero porque ella también lo quiere. Su cuerpo lo demuestra. Le doy y tomo, ella da y acepta. Así es como tiene que ser. Carajo. Tensándose, ella se encuentra cerca.
Mi cuerpo me advierte, también estoy cerca.
Mierda, el placer es alucinante.
Y ella se contrae.
—Suéltate, hermosa —susurro sin aliento. El filtro verbal se fue—. Vamos, nena. Vente sobre mi polla.
Sus ojos se abre de inmediato, lujuria, deseo, su boca se abre, ella se tensa, en todas partes.
Grito silencioso.
La siento contraerse a mi alrededor.
No puedo contenerme. Contengo la respiración, mis ojos ruedan hacia atrás.
Sin una advertencia, mi orgasmo toma el poder, y embisto mi polla profundamente en ella mientras me derramo en su apretado coño.
Todo dentro de mí se suelta.
Estoy exhausto cuando vuelvo a la realidad. Jadeando y listo para caer.
El hecho de que Bella esté igual de agotada es satisfactorio por si solo, y la sonrisa relajada que me da me calma. La satisfice.
Diablos, realmente tengo inseguridades en las que debo trabajar.
Por alguna razón, creo que Bella está dispuesta a ayudar.
