Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.
Link del blog: https (dos puntos) / / caranofiction (punto) wordpress (punto) com
Capítulo 63
—Una hamburguesa, sin pepinillos —digo, colocando el plato frente a Kate—. Y una Coca, hielo extra.
Llega Diego entonces, y después de intercambiar un asentimiento en saludo, me siento frente a Kate de nuevo. Es hora de un descanso de cinco minutos.
—Gracias, papá.
—No hay problema. —Suspiro y cierro los ojos por un momento. Cinco minutos. Sí, eso me dará un buen descanso. Claro—. Despiértame en cinco —bromeo, pasando una mano por mi rostro.
—Qué gracioso —dice ella—. Pero no me he olvidado, ¿sabes? Dijiste que me guardara esa idea sobre los pasteles, y ¿adivina qué? La guardé.
Diablos.
Colocando mi codo derecho sobre la mesa, descanso mi mentón en mi palma.
—No creo que esa sea una buena idea, cariño. —Suspiro suavemente, esperando que ella lo entienda. Mi mano libre se acerca y cubre la suya—. No que no esté agradecido, porque lo estoy. Pero no quiero que te preocupes, ¿está bien?
Ella se enfurece.
—Pero sí me preocupo, papá. Y no hablo sobre trabajar como un jodido niño en China. —Arqueo una ceja en advertencia—. Está bien —bufa—. No estoy hablando sobre trabajar como un pobre niño en China. ¿Mejor?
Estoy demasiado exhausto como para discutir.
Kate no para.
—Simplemente no veo lo malo en hornear un jodido... un pastel cada cierto tiempo. Quizás los fines de semana. Y puedes venderlos con café o lo que sea. Así como lo haces con los pasteles y las galletas que ordenas. No nos traerá millones, pero puede que traiga unos dólares extra, ¿sabes?
Respiraciones profundas. No me gusta. La idea de que... No. Simplemente... no.
Ella entrecierra sus ojos.
—¿Esto es por orgullo masculino? —Mis cejas se elevan—. Sí, he escuchado todo sobre ello. Puede que sea joven, pero no soy estúpida. Solo déjame ayudar, por Dios santo.
—Tienes una hija inteligente, Edward. —Y bienvenida al espectáculo, Bree. Diablos, ella salió de la nada—. Puedes pensar en maneras de agradecer a tu hija por ser tan considerada mientras llevas tu trasero a tu oficina, porque tienes a Emmett al teléfono para ti.
Bree y Kate chocan las cinco, y comienzo a preguntarme quién es el jefe aquí.
—Esta conversación no ha terminado —le digo a Kate. Entonces me dirijo a la oficina, rezando que Emmett tenga buenas noticias.
