Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.
Link del blog: https (dos puntos) / / caranofiction (punto) wordpress (punto) com
Capítulo 79
—Porque temo que te sientas excluida... —digo. Y no soy el único preocupado. Tú también te preocupas. Constantemente. Me lo has dicho, por ejemplo, que odias ver tan poco a Kate. Durante el verano funcionó bien, porque Kate estaba contigo y con Sophie muy a menudo, pero...
—No me siento excluida, papá —masculla—. Lo prometo. Quizás lo hacía antes, cuando Soph y mamá seguían en Texas, y tú trabajabas mucho...
Beso su mano, recordando esas semanas.
—Lo siento —susurro, acercándola a mí. No sé cuántas veces me he disculpado, o cuántas veces Kate me ha dicho que deje de disculparme, pero como padre no es fácil soltar algo así.
—Pero ahora es mejor —dice suavemente mientras beso su frente—. Solo fue el tiempo en el medio. El tiempo antes de solucionar todo, ¿sabes? Habrá más tiempo ahora que todos vivimos juntos.
Sonrío contra su cabello.
—¿Cómo te volviste tan inteligente?
—No seré cursi ni diré que lo saqué de ti. —Ella resopla juguetonamente—. Creo que es una combinación. Mamá, desde que llegó a mi vida... La Nana, por los genes que compartimos, y... la tía Rose, por supuesto.
—Qué bueno que te amo, pequeña. —Me río.
Ella me sonríe.
—Está bien. Eres inteligente también.
Suspirando realmente dramático, tomo la pequeña caja que dejé debajo de la almohada de Kate temprano.
—¿Sabes? —Levanté el regalo—. Pensarás que soy la persona más inteligente después de esto.
Sus ojos se iluminan.
—¿Me compraste un regalo? —Entonces frunce el ceño—. Pero, ¿podemos realmente darnos el lu...?
—Eso de ahí —dijo abruptamente, poniéndome serio—. Para con eso, Kate. Juro por Dios... —Inhalo profundo, calmando mi trasero irritado—. No quiero escuchar ni una sola cosa sobre dinero de tu parte, ¿quedó claro?
—¡Está bien! —gruñe con frustración—. Solo estoy preocupada, ¿de acuerdo?
—No lo estés —le digo simplemente, levantando el regalo para ella de nuevo—. Confía en mí, por favor.
Por el rabillo de mi ojo, te veo, cariño.
—Acepta el regalo como la niña que eres —digo y beso su sien.
—Deja de llamarme niña así —masculla. Pero veo la sonrisa cuando toma la pequeña caja—. En algunas culturas, estoy lista para el matrimonio...
—No en el americano —toso. A la mierda las otras culturas.
Te escucho entonces. Una suave risita.
Kate la escucha también, y pronto te nos unes, tomando asiento del otro lado de Kate.
Detrás de Kate, enlazamos nuestros dedos entre sí antes de regresar nuestra atención a una niña que ahora luce un poco asombrada.
Porque ha abierto su regalo.
—Oh, por... ¿Papá?
—¿Hmm? —Sonrío.
—Me... Me... —Me mira. Luego a ti. Entonces de nuevo a mí—. ¿Me estás dando un iPod?
—Bueno, sé lo mucho que te encanta escuchar música fuerte, y eso será difícil ahora que compartes el espacio con tu hermana —mascullo—. Supuse que necesitarías esto.
—Y yo tengo esto para ti —comentas tú suavemente, presentándole un regalo ligeramente más grande—. Va con el regalo de tu papá.
Con una enorme sonrisa, ella rompe el envoltorio.
Y estás sonriendo, Bella. Me encanta eso.
—¡Oh, estos son tan geniales! —jadea Kate, sosteniendo sus nuevos auriculares.
Son muy rosas... diría yo. Pero... Kate es muy femenina. iPod rosa, auriculares rosas.
—Gracias, mamá —susurra ella antes de envolverte en sus brazos. Empujo a un lado mi mujer interior, porque ella es una perra llorona. Pero cada vez que la escucho llamarte mamá... Sí, eso lo hace.
—De nada, cielo —mascullas tú.
Entonces... finalmente, carajo... es mi turno de un abrazo.
—Muchas gracias, papá. —Beso su mejilla—. Te amo.
—También te amo, cariño —respondo suavemente—. Y recuerda de lo que hablamos, ¿sí?
Ella me suelta, sonriendo.
—Está bien. Seguiré siendo niña por un tiempo más.
—Oh, gracias a Dios. —Suspiro en alivio.
