Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.
Link del blog: https (dos puntos) / / caranofiction (punto) wordpress (punto) com
Capítulo 81
Durante un largo tiempo, jamás pensé que estaríamos aquí. Juntos. Compartiendo un cuarto, una cama.
Tú no escuchas las palabras que susurro contra tu vientre, pero aún así las sabes. Sabes que prometo al pequeño ángel que siempre estaré allí, que siempre me aseguraré de que estemos juntos. Lo sabes, cariño, porque tú me prometes a mí y a las chicas lo mismo todos los días.
—Edward —gimoteas suavemente, arqueándote hacia mí mientras cubro tu cuerpo con el mío. Envuelvo tu pezón con mis labios, gimiendo al sentirte y saborearte. Jodidamente adictiva, jodidamente hermosa, jodidamente mía.
Mientras mi boca y mi lengua provocan a tus pechos sensibles, deslizo dos dedos dentro de ti. Ya estás húmeda y lista para mí, nena. No puedo esperar a tenerte, y lo sabes. Dios, cómo lo sabes. Suelto un pequeño gruñido cuando estiras una mano y deslizas tu pulgar sobre la cabeza de mi polla. Te necesito, espero que lo sepas. Espero que sepas que tengo que tomarte esta noche. Espero que quieras lo mismo. Pero no hay razón para preguntármelo, porque ya lo sé.
—No iré lento, nena —susurro con una voz llena de necesidad. Necesidad de finalmente tenerte en una cama, de finalmente tener todo de ti, de... de aclamar. No me disculparé por ello tampoco. Sabes cómo soy, ¿o no? Y sé que puedes conmigo.
—Por favor, Edward —gimes.
Después de introducir mis dedos dentro de ti una vez más, los quito para saborearte.
Esa vista siempre te hace sonrojar.
—Te quiero de costado, Bella —ordeno en voz baja.
Cuando me encuentro posicionado detrás de ti, levanto tu pierna ligeramente. Tú la sostienes allí, y cubro mi erección con tu excitación, provocando al otro por un momento. Pero no estamos de humor para provocar, ¿o sí?
—Ahora —susurras, presionando tu delicioso trasero contra mi abdomen, y es mi turno de obedecerte con gusto. Me alineo, y con un rápido movimiento, lleno tu coño.
—Dios —digo entre dientes. Me envuelves tan jodidamente caliente, tan jodidamente húmeda...—. Me quedaré dentro de ti, nena —jadeo... solo medio bromeando—. Carajo, amo tu coño...
Gimes y echas tu cabeza hacia atrás, dándome acceso para besar y saborear tu cuello y garganta. Lo cual hago mientras comienzo a moverme dentro de ti. Adentro y afuera, duro, profundo, y lento. Lento para saborear, duro porque tienes la misma necesidad de más, y... profundo porque no puedo obtener lo suficiente. Nos movemos juntos, y bajo la mirada hacia dónde estamos unidos, seguro de que jamás he estado así de excitado antes. Tenerte aquí, gimiendo y retorciéndote... embarazada con nuestro bebé, y mierda, la manera en que luces. Mi mano se mueve hacia tu estómago, ya puedo sentir la tensión en mi abdomen.
Casi me vengo cuando mueves tus caderas justo cuando llego a tu zona más profunda.
—Bella —gimo, embistiendo más fuerte. Dejando caer mi frente sobre tu hombro, me concentro en sentir. Mi mano se dirige a tu coño, y froto tu clítoris entre dos dedos. Las embestidas se vuelve más fuertes, y ambos aceleramos nuestros movimientos—. Oh, mierda. —Es un gemido que se me escapa, porque te veo, Bella. Te veo mientras tomas tus exquisitas tetas, y pellizcas tus pezones, mientras te tocas. Mi boca se hace agua y comienzo a succionar tu cuello. No puedo apartar mis ojos de ti.
—Cerca —susurras, estirándote para enredar mi cabello entre tus dedos—. Oh, sí... —Salgo lentamente antes de volver a entrar rápidamente, enterrándome hasta el fondo. Comienzo a volverme loco. Ahora solo necesito que hagas lo mismo, así que intensifico mis esfuerzos—. Mierda, Edward. —Allí vamos. Vamos, nena.
—Suelta, Bella —gruño. Adentro, afuera, escucho lo húmeda que estás mientras entro... salgo... entro...—. Vente para mí.
Cierro los ojos con fuerza... Mi respiración sale en jadeos contra tu piel. Cerca. Hago presión sobre tu clítoris, y siento mi cuerpo tensarse. Afortunadamente, te contraes a mi alrededor, señalando tu culminación. Nos dejamos ir, y me aprietas tan jodidamente fuerte que siento que estoy convulsionando cuando llega mi orgasmo. Tus gemidos y mis gruñidos es todo lo que escucho mientras me vengo en uno... dos... tres... cuatro chorros.
Mierda. Mierda. Mierda. Mierda.
Casi estoy temblando cuando me dejo caer sobre mi almohada. Hace que me salga de ti, y hago una mueca cuando tu gimoteas. Carajo, sigo jadeando.
—Ven aquí, nena —susurro.
Tarareas cuando apoyas tu cabeza sobre mi pecho.
Así es cómo se supone que sea.
Disfruto de la familiaridad de tus dedos haciendo círculos en mi pecho.
Pero sigue siendo nuevo, porque compartimos una casa ahora. Ya no nos escondemos.
—Te amo —susurro, colocando mi mano sobre tu vientre de nuevo. Esa panza es un jodido imán, ¿sabes?—. Eres tan hermosa...
Sonríes perezosamente, inclinando tu cabeza para un beso que estoy feliz de darte.
—Mmm, también te amo —suspiras suavemente.
Calculo que en una semana ya está terminada esta historia. Gracias por leer :)
