Disclaimer: los personajes de Twilight son de Stephenie Meyer. La autora de esta historia es CaraNo. Yo solo traduzco con su permiso.
Link del blog: https (dos puntos) / / caranofiction (punto) wordpress (punto) com
Capítulo 87
~Bella~
—¡El desayuno está listo! —grito.
Sonrío para mí misma mientras sirvo los huevos revueltos, panqueques, y tostadas. Añado unas magdalenas también, porque Emmett no está en casa, lo que quiere decir que él no se encuentra aquí para comerlas. Estoy muy segura de que él también está sonriendo, porque sé lo mucho que le encanta el primer turno con Rose en la cafetería los sábados. Estoy segura que come más de lo que cocina, pero... estamos hablando de Emmett. Al igual que tú, ama la comida.
—¿Necesitas ayuda con Ava, Edward? —añado, abriendo el refrigerador para tomar la leche. Un batido para Sophie también.
—¡No, puedo con ella, mamá! —responde Kate desde la sala.
Otra sonrisa. Dudo que ella sepa lo mucho que amo a esa niña. Puede que solo tenga once años más que ella, pero de alguna manera nos acerca mucho más.
—¿Necesitas ayuda con Sophie entonces? —pregunto.
Lo que escucho a cambio no es una respuesta fuerte o un grito. Sino a ti, parado en la entrada a la cocina como a menudo lo estás cuando cocino. Simplemente lo sé, cariño, incluso sin voltearme.
—No, la tengo justo aquí —mascullas.
La risita de Sophie lo sigue, y giro para verla en tu cadera. Dios, cómo los amo a todos ustedes. Después de todo lo que hemos atravesado, finalmente estamos luchando nuestras batallas juntos. Eres mi héroe, ¿sabes eso?
Y me encanta cómo simplemente podemos estar parados así, sonriendo como tontos.
Las cosas están mejorando, y nos maravillamos ante ello.
—De acuerdo, tengo hambre —dice Kate, entrando a la cocina con Ava en sus brazos.
Me guiñas un ojo, y pronto todos estamos sentados alrededor de la mesa de la cocina.
Kate te tiende a Ava, y preparo un plato para Sophie. Si ella prepara su propio desayuno, no comerá mucho.
Usualmente me mantengo en silencio mientras comemos juntos, porque nunca tuve esto.
Ahora, soy una espectadora feliz.
—Otro batido no, mami —se queja Sophie mientras acerco su silla.
—Soph —susurra Kate, sentándose al otro lado de ella. Ellas intercambian una mirada extraña, y todo lo que sé es que Sophie cambia su puchero por una sonrisa.
Me encojo de hombros y tomo una magdalena para mí misma, y luego volteo hacia ti.
—¿Quieres que la tome? —Señalo a Ava, quien felizmente duerme con su hermoso rostro sobre tu hombro—. Te será más fácil comer si no la tienes acaparándote. —Sonrío.
—Nop, estoy bien —dices suavemente.
Mirando alrededor, me pregunto qué está pasando. Sophie no puede dejar de reír detrás de su mano, Kate intenta esconder una sonrisa —y fracasa— y tú... tienes esta expresión rara, cariño. Algo... reservada. Pero antes de preguntar algo, mi mente registra lo que acabo de ver en la mano de Sophie. O en realidad, alrededor de su muñeca.
Entonces lo veo en Kate también.
—¿Qué es eso? —pregunto curiosamente. Obviamente, es un brazalete. Pero nunca lo he visto antes.
—Oh, ¿esto? —ella responde casualmente, levantando su muñeca—. Papá me lo dio esta mañana. —Estira su mano sobre la mesa, permitiéndome ver más de cerca—. Genial, ¿eh?
Sonrío, inspeccionando el hermoso brazalete con dos dijes. Un tipo de piedra preciosa azul, y por supuesto, la C. Un dije en forma de candado con la letra en el medio de este. C por Cullen.
—Eso es precioso, cielo —mascullo. Y me pregunto por qué estás dando regalos sin hacérmelo saber, Edward. Porque cada vez que quiero darles algo, dices que no. Dices que ya malcrío a nuestras niñas con pasteles y cosas así. Lo que es una mierda, porque Kate y yo horneamos para la cafetería juntas. No tiene nada que ver con malcriar, así que será mejor que tengas una excusa magnifica, Sr. Cullen.
—Ava también tiene una —dices suavemente, levantando su mano de tu pecho.
Lo veo. Es igual, solo que más pequeña. La gema azul y la C de Cullen.
Hermoso pero... eh.
—¡Yo también, mami! —Sophie ríe, y sí, tiene el mismo brazalete.
Aunque...
—Déjame ver —digo, envolviendo mis dedos alrededor de su muñeca. Frunzo el ceño... porque tiene la misma letra. Pero Sophie nunca fue una Cheney. Ella es una Swan. Entonces... ¿por qué hay una C?
—¡Es mi piedra de cumpleaños! —exclama.
Tú y Kate ríen suavemente.
—Quieres decir piedra natal, princesa —mascullas.
Kate también comenta.
—Topacio. En general, supongo, es mi piedra natal. Y el topacio azul es para diciembre. Así que solo elegimos azul para todas nosotras. Lo que es bueno, porque el tema es azul —se ríe.
Estoy confundida.
—Son encantadores —ofrezco, dejando un beso en la mano de Sophie antes de soltarla—. ¿Y cuál es la ocasión? —pregunto, arqueando una ceja en tu dirección.
Luces casual. Por fuera. Pero no olvides que puedo leerte, Edward, porque puedo, y veo que estás nervioso.
—Bueno, estaba comprando algo para ti, y pensé que debía comprarle algo a las chicas también. —Echas un vistazo a Kate por alguna razón, y ella asiente... como si estuviera asegurándote... ¿o quizás tranquilizándote?—. Cierto. Tengo algo con tu piedra natal también.
Sin otra palabra, regresas a Ava con Kate.
Y tomas una pequeña caja del bolsillo de tus pijamas.
C... de Cullen.
Jadeo silenciosamente, cubriendo mi boca con una mano mientras mis ojos observan rápidamente el brazalete de Sophie.
C de Cullen.
Con ojos borrosos, te encuentro de nuevo. Tu sonrisa es suave, tus ojos brillan, y estoy muy segura de lo que está ocurriendo.
—Tres Cullen y dos Swan —dices suavemente—. Por más hermoso que eso suene... hablo por mí mismo y Kate... y Ava —Sonríes tímidamente—, cuando digo que cinco Cullen suena mejor. —Las lágrimas en mis ojos caen por mis mejillas, y sin apartar la mirada de ti, tomo la mano de Sophie. Sé que ambas estamos de acuerdo contigo, Edward—. Así que... sería un honor para nosotros si las dos llevaran nuestro nombre también. Y... sería un honor para mí que te casaras conmigo, cariño.
Me sorbo la nariz y parpadeo para apartar las lágrimas. No hay nada que detenga la sonrisa que está apareciendo en mi rostro.
Y no hay nada que realmente detenga las lágrimas también, especialmente cuando abres la caja... y te pones de rodillas.
Después de soltar la mano de Sophie, volteo en mi asiento para mirarte completamente de frente.
—Isabella Marie Swan, ¿serás mi esposa? —preguntas, apenas un susurro.
Sí.
—Sí —exhalo. Sí—. Sí.
—Oh, gracias a Dios... —¿Acaso había dudas, cielo?—. Vas a ser mi esposa.
Y el anillo, lo deslizas por mi dedo. Es tan hermoso. Oro blanco, y... Me río entre lágrimas como la chica enamorada que soy, porque veo el zafiro. Rodeado de pequeños diamantes, el zafiro... y es mi piedra natal.
—¡Sí! —festeja Sophie—. ¡Mami te ama, papi!
Todos nos reímos roncamente. No es un sonido hermoso, ¿pero a quién le importa?
Y cuando posas besos por todo mi rostro, sé que me has completado. A la mierda el pasado, porque tú eres mi futuro.
—Te amo —mascullo contra tus labios.
—También te amo. —Suspiras con alegría—. No tienes idea de lo feliz que me has hecho.
Podría decir lo mismo.
Dudo que lo sepas, Edward.
No podría haber hecho nada de esto sin ti. Lo mismo va para Sophie, Kate, Rose, Em, incluso Ava. Estamos todos juntos en esto, jugando grandes roles.
—Papi está sonriendo taaaaan grande —se ríe Sophie.
Lo haces, amor. Taaaaan grande... y yo también.
—Oh, mierda. Conozco esa mirada. No lo digas, papá —advierte Kate, y no tengo idea de lo que habla. Pero parece que tú sí, porque tu sonrisa encantadora se vuelve la más tonta—. ¡No lo digas! —Ella se ríe.
—¿Decir qu...?
Me interrumpes.
—Tengo que hacerlo, Kate —te ríes—. ¡Es graciosísimo!
Kate siente mucha gracia, así que la mirada aniquiladora con la que intenta matarte es completamente suave.
Y me miras de nuevo, apenas capaz de contener tu risa.
—Nena —te ríes—. Te voy a Cullenizar.
—¡Agh, papá!
Awww. La foto con el anillo y los brazaletes la pueden encontrar en mi grupo junto con la publicación de actualización :)
